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Número 437-438

Serie XLIII

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Sebastián Randle: Castellani

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Sebastián. Randle: CASTELLANI e·>
¡Vaya cura! ¡Vaya libro! Tras novecientas páginas de lectura,
interrumpida
con enfado y recuperada con ansia, enorme decep­
ción. ¿Cómo se
puede terminar esto? ¿Dónde hay más para cono­
cer mejor a Castellani? ¿Qué pasó después?
Sebastián Randle no sabemos si es mejor historiador qlle
escritor o lo contrario. Con un estilo moderno, desgarrado, argen­
tinista hace a
un tiempo literatura e historia y consigue un esplén­
dido resultado. Cierto
que el personaje se lo facilitó pues el tam­
bié_n era, a la vez, historia, literatura, religión, personalidad y, más
que nada, sobre todo, insoporta!Íilidad. Porque el P. Castellani,
hay que decirlo, era insoportable.
Los jesuitas argentinos de su tiempo eran buenecitos, tran­
quilitos, aborregaditos ... Y aun así, quedaban bien. Estaban por
encima de la media, eran apreciados y reconocidos, vivían feli­
ces en esa alta burgu.esfa clerical, de respetos mutuos, alaban­
zas mutuas. y satisfacciones mutuas. Hasta que les llegó el P.
Castellani. Convencido de que para seguir a Jesús no había que
ser buenecito, aborregadito y tranquilito. Y
que tampoco se podía
hacerlo desde la cómoda tranquilidad burg\lesa. Desde ese esta­
blishmenlde reconocimientos y alabanzas reciprocas.
Pero, sobre
todo,
no s_e le podía seguir desde la tontunez. No que el tonto no
pudiera alcanzar el reino de los cielos. Castellani siempre vivió
en el mundo y c'onoda sobradamerite a sus habitantes. Claro que
en el corazón de Dios cabía el tonto. Vaya corazón más vacío si
no cupieran en él. Lo que le sublevaba es que el tonto fuera el
dirigente. Porque,
qué triste porvenir el de los dirigidos. Llevados
.no a Dios sino a lo que el tonto, por ignorancia o comodidad, o
por ambas cosas, creía que era Dios. O le interesaba decir que
era Dios.
(*) Vórtice, Buenos Aire.,;, 2003, 899 págs.
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Fácilmente se comprende el conflicto que se creaba en la
Compañía de Jesús cuando llegaba a ella un P. Castellani. Inte­
ligencia privilegiada, pluma brillantísima, carácter dificil, inclina­
do a meterse ·en cualquier charco, que suscitaba entusiastas adhe­
siones foráneas y no· pocas reticencias internas, de las que la
envidia
no era ajena en estas. últimas.
En el libro que comentamos, muchas cuestiones están apenas
apuntadas. Y a veces
en no pocas páginas. Porque respecto a
Castellani todas
son pocas. Él desborda cuantas se le dediquen.
S\I influjo en la política y de la política· en él, sus trabajos litera­
rios que abarcan t.antos temas, sus amigos, tantos, sus enemigos,
tantos, su estilo, sus versos, su castellanidad ... Randle sugiere a
veces, explica otras ... Y yo creo
que enfada siempre. Porque el
lector querría más.
Yo le comprendo. Novecientas páginas. Ya
la empresa editorialmente era locura. Y serian necesarias más.
Muchas más.
La culpa no la tiene el biógrafo. La tiene el bio­
grafiado:
Pue Castellani un jesuita atípico. O, tal vez, demasiado típico
para lo que quizá fuera entonces
una ya atipicidad jesuítica. Y
ciertaII?-ente un golondrino en la provincia jesuítica argentina. Del
libro quedan muy mal el provincial y asistente Travi y el general
Janssens. Creemos que Castellani les superó ampliamente. A
Travi porque le desbordaba
en todo. Y al P. General porque
nunca llegó a entenderle. No era fácil entender a Castellani
y
menos cuando las informa~iones venían contaminadas por su
persona de confianza, el P. Asistente, absolutamente desquiciado
por las "desobediencias" y, sobre todo, por la personalidad de
Castellani.
El relato de la salida de la Compañía de Jesús de Castellani
se lee como una novela de intriga: Hasta la fuga del jesuita reclui­
do
en Manresa. Y aquí una leve ;ipostilla a Randle. No eran tan
malos sus superiores.
Es que Castellani les desquiciaba. Y cuan­
do alguien pierde el "quicio" sus decisiones
pueden ser injustas
y faltas de caridad.
Después de la lectura
de la obra yo me atrevería a pedir a
Sebastián Randle, después
de felicitarle por tan espléndido libro,
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que .nos ofreciera otro con lo que falta de éste. Aunque nos teme"
mos que ello de nuevo rebasaría las novecientas- páginas y nos
haría_ reclaniar un tercero y un cuarto con más precisiones. Que
si están tan bien escritos como éste se leerán con sumo gusto y
notable aprovechamiento.
FRANc¡sco Jost FERNÁNDEZ DE LA C!Gol Milagros y Femando Lloréns Casani : HÉROES
O TRAIDORES. TERUEL, LA VERDAD
SE
ABRE CAMINOCº>
El lector se encuentra ante una impresionante narración del
sitio y heroica defensa
de Terne! por los nacionales en la última
guerra de España.
El libro es impresionante por varios motivos.
Me refiero al dramatismo propio de esta gran tragedia y al he­
roísmo
.de sus protagonistas, a la controvertida rendición de esta
ciudad
-su recuperación por los nacionales exige otro libro-'-, a
la acción trepidante que recorre estas páginas, al valor .testimo­
nial del libro, a la ansiedad
que la forma y contenido de éste pro­
vocan
en el lector, o bien a los objetivos de los autores al embar­
carse
en tan dificil investigación.
Este libro está formalm_ente 1nuy bien escrito. La narración
es detalladísima. Y el lector queda inmerso en una _acción plena
de valores humanos y patrióticos llenos de heroísmo, y hasta
experimenta
la tensión, las esperanzas y angustias de los defen­
sores de
Teruel. En fin, el estilo es directo y subjetivo, ya que
parte de las vivencias de los propios defensores, lo cual, unido
al trepidante tema, hace que de alguna manera el lector reviva
los hechos con la óptica y experiencia directa de quienes
los
sufrieron.
(*) Ed. lloréns,. 2005, 432 págs., _160 x 225 mm., 34 euros.
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