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Número 437-438

Serie XLIII

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Cristóbal Robles: José María de Urquijo e Ybarra

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
documentada sería una buena aportación a la historiografia. Entre
tanto, felicitemos a autores como Romero, cuya obra, aquí rese­
ñada, será para muchos lectores sugestiva e incluso
para algunos
emotiva.
]os~ M.' GASTAN VÁZQUEZ
Cristóbal Robles: JOSÉ MARÍA DE URQIDJO
EYBARRAC•)
Extraño libro este de Cristóbal Robles. Del que uno no queda
satisfecho:
Constantemente nos hace pensar
en José María Javierre. Y es
completamente distinto del clérigo aragonés aclimatado en Sevi­
lla. Pero algo tendrán en común para que, al leer al uno, nos
venga a la mente el otro. Javierre·suele saber muy
poco de sus
biografiados. Y como hay
que llenar páginas, se va por los
cerros
de Úbeda, se pierde en mil divagaciones y disgresiones,
las más de las veces sin venir a cuento y que suelen demostrar
que si no sabe del personaje tampoco de su entorno. Robles
también sabe poco de Urquijo pero, en cambio, sabe muchísimo
del ambiente que le rodea. Incluso demasiado. Y el biografiado
se pierde
en el bosque. En un bosque de demasiados árboles.
Si en su libro Insurrección o legalidad. Los católicos y la Restau­
ración (Madrid, 1988)
habfa dejado ya constancia de sus mis
que notables saberes sobre la época, en esta ocasión se pasa. _y
el lector, abrumado por tanto dato, la mayoria de los cuales no
_tienen nada que ver con el señor Urquijo, repetidos, redundan­
tes, muchas veces sin dar el año de los ·mismos, con lo que obli­
ga a estar continuamente haciendo cálculos,
termina con una
sensación de fastidio.
(') CSIC, Madrid, 1997, 692 págs.
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Los libros de Javierre, eh general flojísimos de contenido,
suelen estar escritos con
fácil pluma. Instruyen poco pero, al
menos, se leen con fluidez. Este es mazacote y tiene tal cantidad
de erratas gramaticales, de concordancias
verdaderamente viz­
caínas, que el lector se siente irritado por la falta de educación
hacia él
de que alguien no se hubiera tomado el más mínimo tra­
bajo de corrección .de pruebas.
Es dificil hoy encontrar un libro
más desaseado en ese sentido.
Y, ¿quién fue José María de Urquijo? Pues parece que un cató­
lico ejemplar y
de notabilísimo peso en la Iglesia de la época. El
Papa le recibía con frecuencia, la jerarquía contaba con él para
todo, si algún obispo se le enfrentaba, pues, verdes las tenía,
pero, como decimos, parece. Parece deducirse de lo que al pare­
cer dice Robles. Quien tanto sabe de la época, y de ello no queda
la más mínima duda tras la lectura del libro, ignora cómo sella­
maba el padre de su biografiado. Que lomismo es Adolfo Nicasio
que Nicasio Adolfo (págs. 29,
30, 39).
Desconocemos
por qué su Ospín de Urquijo se transformó
en sus hijos y nietos en simplemente Urquijo. Ni sabemos exac­
tamente cuántos hijos
tuvo José María porque aunque el autor
asegura que fueron siete, si los contamos salen ocho (págs.
41-42).
Debía ser una de las primeras fortunas de Bilbao pero se
da por hecho. Y la siderurgia y la minería eran la base de su
riqueza. Pero apenas está apuntado. Da la. impresión de que
fue un empresario socialmente ejemplar y fiel seguidor de las
doctrinas de León XIII pero tampoco encontramos mayores
precisiones.
Obra suya, parece, fue La Gaceta del Norte, aun­
que apenas encontramos nada de lo que fue aquel periódico ni
de lo que en él supuso la personalidad de José María Urquijo.
De inclinaciones bizcaitarras e integristas, parece.
Porque tam­
poco ello. está desarrollado. Y en sus últimos días se apartó
abiertamente del nacionalismo
lo que desató los odios de éste.
Su actuación, al parecer decisiva, ~n la aparición de El. Debate,
apenas está apuntada. Ciertamente son muy abundantes los
textos citados
de aquel periódico. Pero ello responde más a
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una "biografía" del diario que a la de quien fue su clueño. Y
tampoco tanta cita nos permite conocer lo que supuso tan
importante publicación sino solamente la respuesta del perió­
dico ante diversos momentos políticos de u,nos días. cargados
de acontecimientos.
Estamos, por tanto, ante un libro, ciertamente de interés pero
de engañoso título. No vamos a decir que nada de José Maria de
Urquijo.
No. Pero poquísimo. Debería haberse llamado "Política
y Religión en los últimos años de la Restauración y en la Segunda
República". O algo parecido. Y nos deja
con ganas de saber más,
mucho más, sobre quien fue
un extraordinario católico, entrega,
do a Dios y al mejor servicio de la Iglesia.
Su asesinato en San Sebastián, junto· a Víctor Pradera, otra
figura prócer si bien con algunas divergencias con Urquijo, tuvo
no poco de venganza nacionalista, aunque no fueran éstos quie­
nes se mancharan
las manos de sangre.
FRANCISCO JOSÉ fERNÁNDEZ DE LA C!GOI'ÍA
Gregario Sánchez Doncel: LA VERDAD HISTÓRICA
DEL ISLAM DE AYER Y DE HOY~'
El libro goza de amplio calado y altos vuelos. El terna es apa­
sionante
y de una máxima actualidad. Es un libro informativo y
crítico, que si no es neutral, es por querer analizar los hechos en
plenitud. Sus contenidos pertenecen a la ciencia histórica y al
periodismo, a la divulgación teológica, a la crítica según el dere­
cho natural,
y a la pastoral católica.
En este libro,
el doctor Sánchez Doncel reúne las cuali­
dades del pulcro histqriador, del serio investigador del islam
e) Madrid, 2004, 494 págs., 172 x 240 mm. 20 euros. Pedidos al Aptdo.
Correos n.º 2009, 03013 Alicante.
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