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Número 481-482

Serie XLVIII

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Glosas Complutenses (XI)


 

29-09-2009

DANI JARQUE

¡Qué revuelo! ¡El sábado 8 de agosto había muerto de repente en Italia nuestro futbolista capitán del Español que andaba por allí con su equipo.

Y el día siguiente, lo mismo. Con su traslado a España; la espontánea afluencia de la gente en Cornellá; las copiosas páginas de la prensa diaria.

Pero ¡qué comentarios! El impacto del hecho, imprevisto para tanto admirador. A los 26 años de edad. La ya frustrada profesionalidad, los honores públicos a la persona; el vacío del se acabó Jarque. Y se le despide.

¿Pero se acabó Jarque? Y de su posterior situación ¿qué? ¿En eso nadie piensa, ni de eso habla? Pues vaya cerebros de cartón piedra: se les ha olvidado lo principal.

Que sí: que mucha gente vive como si no supiera que la situación definitiva es la que empieza entonces, totalmente inmutable después para bien o para mal, como es totalmente elegible antes, aquí, ahora, y que es lo único que nos interesa garantizar a lo largo de nuestra existencia, y con medios eficaces que tiene siempre para ello con seguridad todo el mundo, si quiere echar mano de ellos.

Y de Dani entonces ¿qué? Pues oremos por él, por si ha podido arreglar suficientemente su suerte eterna a última hora. Lo que sabemos nos hace temblar. Nos dicen que acababa de hablar por teléfono con su compañera sentimental, la cual va a tener un niño y está ya en el séptimo mes de gestación.

Oremos, pues. Y aprendamos ahora la lección, que por mucho que la sepamos vemos que no es fácil para un gran gentío. Pero después es tarde, se haya o no pensado mucho en ello antes.

Los lamentos entonces por haber tomado a broma la vida, son... de broma.

 

13-10-2009

¿POR QUÉ EL MARTES 13?

La historia de tales aprensiones supersticiosas no aparecen tan claras.

El 13. Es creíble el recuerdo de la última Cena del Señor, con trece comensales, tristes todos; y allí uno de ellos, precisamente el Iscariote. Cundió por un mundo suficientemente cristiano el horror al trece; si bien fue el viernes, y no el martes, tal vez por razón afín, el día de la semana repelente a los anglosajones.

La culpa del 13 la tiene el 12. ¿No será acertado pensar con algunos que el señorón que es de siempre el 12 es el culpable de lo sin derecho alguno en que queda el 13 en nuestra vida social?

Porque el excelentísimo 12, además del discipulado de Cristo, era el conocido número de vueltas que de siempre sabían los antiguos que daba la luna en un año alrededor de la tierra, y las doce constelaciones consiguientes del zodíaco; y el de las doce Tablas del Derecho romano; y el de las doce puertas de la ciudad eterna del Apocalipsis; y el de las tribus de Israel; y el de la edad de Cristo al separarse de sus padres en Jerusalén. Esto, para añadir, aunque puede que no sepamos por qué, que el reloj tiene doce horas y los huevos los compremos por docenas.

¿Y el 13 mientras tanto qué? La verdad es que al lado del 12 su posición resulta bastante poco brillante. Si yo fuera el número 13 me daría corte, como dicen, y me preguntaría a mí mismo con cara de equis qué pintaba yo ahí.

¿Por qué, entonces, es el martes el día esquivado en España? Vaya usted a ver. Se recuerda sobre todo a Marte, dios romano de la guerra, las derrotas y las calamidades y siniestros; aunque tenemos claro que no son necesariamente los martes en nuestra vida los días luctuosos, aunque sea martes el día que no nos cortemos el pelo o las uñas, o sea viernes el día semanal en que las compañías aéreas adviertan un notable descenso en la demanda de su pasaje.

En todo caso, clarísimo le resulta al que esto escribe lo bien que lo pasa con el recuerdo afectuoso semanal de sus Amigos de la Ciudad Católica, y de las reuniones, físicas o digitales, vividas con ellos estos años. ¡¡¡Y eso, aun tratándose de un martes trece!!! COMO HOY.

 

27-09-2009

EL ESLABÓN ENTRE EL SIMIO Y EL HOMBRE

¡Si por desgracia la cosa ya está sabida de siempre!

¿No hay acaso seres que apenas usen su inteligencia de hombre más que para satisfacer apetencias de gorila? ¿Acaso no existen de siempre inagotablemente seres de estos?

Aunque no los llamamos gorilombres o hombrengutanes, que sería lo correcto, apenas podemos en la vida dedicarnos a tare a más deseable que cambiarlos en sujetos que aspiran habitualmente a una vida que se rija libremente por criterios humanodivinos, como seres verdaderamente racionales, como perfectos hombres. Una ESPAÑA de sueño.

Dios nos conceda ese cambio.

 

3/11/2009

LA CRISIS VERDADERA

Persuadámonos: llamamos crisis nuestra a la económica: mayúsculo despiste.

Otros le echan la culpa al Gobierno: pretenden dar con la verdad, buscando una causa más sutil: despistados también, se cansaron demasiado pronto de pensar.

Porque ¿QUIÉN es el AUTOR en nuestra sociedad de la economía, y de la política, y de todo lo malo y de todo lo bueno, y de todo lo que hacemos, y de que decidamos no hacer nada de lo que dejamos por hacer?

Es en el fallo moral que detectamos en el protagonista de todo eso, que es EL HOMBRE, donde con el cardenal Cañizares y otros muchos analistas reconocemos que subyacen los efectos que luego lamentamos.

“Existe una visión de la economía donde predomina el lucro por encima de otras consideraciones, el interés particular sobre el bien común, la libertad absoluta en los negocios sobre la justicia... Se recluyen o mandan a la esfera de lo privado los aspectos que se refieren a la dimensión trascendente de la vida, la presencia y valoración principal del misterio, la realidad de Dios en suma, como si esto no afectase al hombre, al hombre en sociedad, a las relaciones humanas, o las relaciones con el mundo y la misma economía” (Cañizares).

Total: que hasta que no logremos formar acertadamente al HOMBRE con una EDUCACIÓN eficiente, no lograremos reírnos de las crisis. Porque nuestra crisis no es ante todo económica, ni política,...sino HUMANA. ¿Habrá acaso objetivo más urgente e importante si pretendemos de veras afrontar una acción social propia de este nombre?

Se admiten razones en contrario.

 

10-11-2009

¡ESOS ORDENADORES!

Llamamos aquí grandes obras informadoras a toda obra que ponga a nuestro alcance un extenso saber de cualquier materia, enciclopédicas con mucha frecuencia, en las cuales faltara un positivo y acertado criterio que valorara claramente ideas y prácticas según normas y principios católicos indiscutibles.

Vimos hace más de medio siglo cómo a un chico de diez años prohibían sus padres, pensamos que con acierto, su gran distracción de hojear libremente y con interés uno u otro tomo del Espasa.

¿Qué harían hoy esos padres si su hijo intentara distraerse sin control alguno de ellos con un ordenador?

¿Y no es eso frecuentísimo?

 

17-11-2009

PENSAR EN SÍ MISMO MÁS QUE EN LOS DEMÁS

Con estas palabras ha censurado José Antonio Vera en La Razón a los que siendo de un partido político determinado, votan a la hora de la verdad contra lo tenido en el partido por conveniente, debido a que piensan más en sí que en el partido.

Pues claro: la eterna canción: los intereses privados, que tantas veces en la vida nos hacen traición, cuantas ahogamos los gritos de nuestro deber incómodo, y nos emperramos tras la invencible, preciosa, pero detestable manzana prohibida.

Y con dolorosísima asiduidad somos católicos del “n – 1”, “católicos... pero menos”. El chantaje, intencionadamente tal, o surgido espontáneamente ante las circunstancias de la vida.

Lo del gigante Ignacio de Loyola: que enseña al hombre como nadie a hacer de sí lo que le dé la gana porque es lo que Dios quiere, y a burlarse de toda otra sugerencia en contrario. Afecciones desordenadas las llama él desde el mismísimo título en que maldice tan abominable protagonismo: Ejercicios espirituales para vencer a sí mismo y ordenar su vida, sin determinarse por afección alguna que desordenada sea.

He ahí la más importante y básica educación: adiestrar a los hombres a cumplir con su deber; a ser buenos. No sería así un sueño el mundo que ambicionamos en lugar de esta vida tan disparatada.

 

24-09-2009

AMPLIA TRANSFORMACIÓN DEL MUNDO CREADO

Sabemos que Dios creó; que sólo Dios puede crear; y que sólo Dios puede deshacer, dejando entonces de existir lo que ya existía.

Pero nosotros, que ni conocemos todo lo que creó, podemos deshacer y hacer con las cosas creadas, y en ellas, transformaciones, haciendo que existan o dejen de existir ciertas realidades que afectan a las cosas creadas por Dios.

Así, al trasladar una cosa a otro sitio, deshago la realidad local que tenía, cambiándola con otra que no existía, que yo hago pero que no la creo, y es sólo una transformación de la cosa que ya existía creada. O al cambiar el agua en los gases que la integran, o éstos en el agua...O...

Dios, pues, decidió incluir en su maravilloso orden creador la existencia de un gran desorden, creando cosas muy imperfectas, incompletas y desordenadas, contando, desde el Génesis, con el trabajo posterior del hombre para ulterior perfección del mundo... y del hombre... y de sus cualidades religiosas, espirituales, sanitarias, culturales, económicas...individuales y colectivas. ¿No es esa entonces la vocación de todo hombre... y la nuestra? ¿Con la consiguiente responsabilidad de lo bueno o malo, que hacemos u omitimos, en nuestro gobierno del mundo?

 

01-11-2009

SALVAGUARDAR LA CREACIÓN

Se daría cuenta Adán enseguida de que no hay seres racionales y libres sin un comportamiento moral que valorar como bueno o malo según los actos que ejecutare, y que calificamos de acuerdo con un criterio moral preadmitido. Y esta moralidad mayor o menor de nuestros actos la tenemos como el supremo valor de ellos: el más importante y estimable valor del hombre es QUE ÉL SEA BUENO.

Y ¡a vivir! teniendo por suprema norma eso indispensable que llamamos SER BUENO, según se lo mostrara a Adán su buen criterio en la situación concreta de su entorno, o según se lo comunicara expresamente la divina Voluntad del Creador.

Nuestros deberes concretos: No cabe duda de que, en general, desde entonces, ese buen comportamiento lleva consigo una razonable apropiación, reparto, conservación, mejoramiento y no destrucción de de la obra creadora de Dios.

Salvaguardar la Creación: Y en este no destruir la Creación preocupan ahora al hombre de un modo urgente, ciertas especies animales y vegetales cuya pervivencia está en peligro, el cambio climático patente en el mundo, la progresiva contaminación del ambiente, la invasión del ruido originado por ciertas industrias...y desde la audaz manipulación de los astros del firmamento, a antojadiza conservación interesada de ciertos toros de lidia...

Para ello se hacen presupuestos en asociaciones públicas o privadas, y se celebran desde reuniones poco más que familiares a llamativas asambleas internacionales, aun con intervenciones de autoridades de la Iglesia, y del mismo Papa.

Interesa, pues, este aspecto moral de la convivencia cósmica; y considerar la invitación a esa salvaguarda y nuestra responsabilidad en su caso.

 

15-12-2009

LA DISCREPANCIA TAMBIÉN SE BASA EN LA LEALTAD

Ha dicho la ministra Mª Teresa Fernández de la Vega que la relación del gobierno con la Iglesia se debe basar en la lealtad. Tiene razón: igual que todo trato humano. Y a veces, el trato entre criminales, también.

Pero ha añadido que la lealtad no es incompatible con la discrepancia; es decir, que puede haber una discrepancia cualquiera sin que esa discrepancia destruya la lealtad. Y aquí sí que hay problema, y gordo. Porque la discrepancia puede estar precisamente en dejar o no dejar de ser leal, al faltar o no faltar a compromisos graves adquiridos al hacerse católico. En esa discrepancia podría haber una reprobable deslealtad. Y así no habría relación posible de Iglesia y gobierno.

 

22-12-2009

¡¡¡VERBO!!!

Pocas palabras usamos en nuestro idioma como ahora aquí esta palabra, para significar con ella nada menos que la realidad apenas designable con palabras: la única e infinita Divinidad.

Y la oportunidad de nuestra actitud a ningún creyente puede parecerle extraña: el protagonismo divino de los hechos que vivimos estos días aleja de nuestra mente cualesquiera otras vicisitudes que aun en agosto perderían su temperatura.

Dios nos conserve siempre, por más que peligre, el sentido auténtico, gigantesco que vivimos, de la Navidad.

Y el mismo entrañable título de estas líneas, titular también de nuestra publicación periódica desde hace ya casi medio siglo, depare a todos los reunidos alrededor de nuestro VERBO la emulación menos lejana que fuere posible de ese testimonio de la verdad que Él mismo dijo que le traía a habitar entre nosotros.