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Número 195-196

Serie XX

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La cultura

LA CULTURA
La cultura, clave de los secretos más profundos de la vida de
los pueblos

y unificadora de su
exiatencia.
«La cultura es la vida del espíritu; es ~ clave que permite el
"acceso a [os seer eros má¡¡ profoodos y más celosamente guardados
n de la vida de 1os pueblos; es la ·expresión fundamental y unifica­
" dota de tSU existencia, pues en la· cultura se encuentrtm tas rique­
" zas, ;10 diria casi inefables, d,e las cum;icciones reUgiosas, de la
"historia, del pa;rimonio /iteri,,ir,
y ar#s#co, del subslrato emo/ó­
" giro, de las ac#tudes y de la ''forma me,,üs" de lo, pueblos. En
"resumen, deCPT 'tcu/,t11nl' es expireJar en una sol,a p'tJ/,alwa la iden­
"tidad nacionaJ que cr>mfftfll'je el alma de esos pueblo, ;; quP w­
" brewve " pesar de las {!()1'(Íicú,nes adversm, /.as dificultades de
"todo géne,ro, tos cataclismos históricos o naturales1 permaneciendo
"una y comp,,&l',lda a través de /r,s siglr>s. En función de su cultura,
"de su vid" espiritual, catla pueb/r,
se distingue de otro, est,,,,,lo
"llamado por otra parte a completar/o, ofreciéndole la aport<>eión
"específica que le es necesaria. ,,
»... si la Clt/.tura es la expresión por excelencia de la vida espi­
"rituaJ
de los pueblos, j,,más debe .estar sep..,ada de todos los de­
"más problemas de la existend,, h-, la paz, la /ibe,-tad, la de­
" fema, el hambre, .el empleo, etc. La solución de estos problemas
"depende de
la manera correcta de comprender y situar los prt>ble­
,, mm de la 1/ida espirituaJ, que condidana mí todos los demás y
"es condicionada por ellos.
»IA cuJtura, entendida en este sentido amplio; garantiza el cr-p­
,, cimiemo de los pueblos ;; preserva ./u integridad. Si se ·ol.vúk, esto,
"aaen las barreras que salvag,,,,,,lan la id-idad :,
la verdade,a ri­
,, queza d.e
los pueblos. ,,
» ... se puede decir que la cultura es el fundamento de la vida
"de
los

pueblos,
la raíz de su identidad profunda, el sr,porte de su
"supervivencia
y de su independencia.»
JUAN PABLO Il: Alocución al Cuerpo Di­
plomático acreditado ante la Santa Sede en Fin de
Año 1980, L'Osservatore Romano. Edi­
ción semanal en lengua
española, año

XIII,
núin. 4 (630), domingo 25 de enero de 1981.
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Fundaci\363n Speiro

La cultura, el hombre y el bien oomún.
«La cultura es k, expresi6n · del hombre, es la cmfirmación de la
"hu,rum;daá. El hombre la crea y, mediame ella, el hombre se crea
JJ a sí nzi.smo. Se orea a sí 11Us7no · con el esfllef'Zo interior del ·espi·
"ritu, del pem(#fZiento, de la volunttltl, del corazfJn. 'Y1 al 11U-sm "tiempo, crea la cultura en comunión con los otros. La cul-tura es
"la expresión ·del crirmmicnr, del p,msar junios y del colabor"' jun-­
"tás
de lás hombres. Nace dél servicio a/, bii:n ~ómún 'Y se cotwie-rte
"en bien esencial de las comunidades hU11UIIUIS,
»La
cultura es, sobre .todo-1 un bien común de la nación.»
JUAN PABLO 11: Alocución a los jóvenes en
Gniemo (Polonia), el 3 de junio de 1979,
L'OS8ervatore Romano. Edición semanal en
lengua española, año XI, núm. 23 (545), do­
mingo 10 de junio
de 1979.
La verdadera cultura o "cultura animi".
«La verdadera cultura es l" humanización, mientras que la no­
n cultU1'a y las falsas culturas son deshumanizadortU. PQr · eso mismo
"en la efección de la cultura el hambre c<>m,promete su destino. ,,
»La humanización, es decir, el desarrollo del hombre, se efectúa
"en todos
los campos de la realidad en la que el hombrfl está situado
"y se sitúa: ·en su eipiritualidttd y co-rpor-eidnd, en el univ.eno, en
"k, sociedad humana y divina. Se trata de un des,.,.,ollo armónico,
"en
el cual U>dos

los
sectores de
los
que forma p~e el ser hombre,
"se enlazan unos con otros: la cultura no se refiere ni únicamente al
"espÍt'itu ni úni-crmientp al .cue-rpo, y tttrwpaco úmcamente a "' in­
,, dividualidad, m a ¡., sociabilidad o unfve,rsalidad. La reducción
"ad unum da lugar siempre a culturas deshutrumi.zadoras, en las cua­
"les el hombre
es espiritualizado •o es materializado, es disodado o
"es
despersonalizado. La cultura debe ctdtivar al hombre y a cada
"hombre en la extensión de urz. humanismo integral-y pleno en el
"cual todo el hombre y todos los hombres s-0n promovidos en la
"plenitud de cada dimensión humana. La cultura tiene c= fin
"esencial promover el ser del hombre y proporcionarle los bienes
"necesarios para
el desarrollo de ,,, ser individual y social. ,,
»Todas las diversas formas de promoción cultural radican en la
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Fundaci\363n Speiro

"culnrra anitni, según la expreJión-,.·de Cicerón: la cultura de· pensar
"y de amar, por la cual el hombre se elefld. a su suprema dignitl,ad,
'!que es la del pensamiento, y se exterioriza en su más sublime dona­
,, ci6n, que es la del amor.
»La ,auténtica cultura animi ps cultura de libertad, que emana de
"la, profundidade, del espíritu; de la claridad del pemamienl<> y
"del generoso deúnterés del amor. Fuera de la libertad nu puede ha­
,, be, cultura. La verdadera cultúra de un pueblo, su pkma humani­
,, zad6n, no
se pueden des(lfJ'rollar en un régim,pn de coerción:
""La cultura --dice la Constitución conciliar Gaudium· et spes, 59-
,, por dimanar inmediatamente de la naturaleza racional y social del
"hombre, tiene siempre necesidad de una
justa libertad para des­
'.'.arrollarse y
de una legítima auton-0mía en el obrar según sus pro­
,, pios ,principioI".
»La cultura no debe sufrir ninguna coerción por parte del po­
" der, sea político o económico, sino ser ay~ pw el uno y por
"el <>tro en toda.r las formas de iniciatwa pública y privada c01'-
1! formes con el -verdadero 'humanismo, con la tradkión y con el es­
" piritu auténtico de cada pueblo.
»La cultura que nace libre debp,, además, difundirse en un ré­
,, gimen de libertad. El hombre culto tiene el deber de propo,,e, su
"cultura, pero no· puede imponerla,
La imposición contradice a la
"eultura! porque cont-r,adice a ese proseso
de libre asimilación pe1'­
,, sonal por parte del pensamiento y del amor que es peculiar de la
'1 CJJltura_ del espíritu.
Una cultura impuesta no solamente contrasta
"con
la libertad del
hombre,
sino que obstaculiza

el
proceso forma­
"tivo
de

la
propia C#ltura, la cual, en su complejidad, desde la

cien­
" cia hasta la forma de vestir.re, nacé de la colaboración de. torJ.os los
"hombres.
»La cultura, cultivo del hombre en toda.r ,,,, facultades y e"­
" presiones, no es solamente promoción del pe,ntdrmiento o de la
"acción, sino es
también formación ·de la conciencio. A causa de la
"educación nnfierfecta o ntila de la conciencia, pl puro conocmikm­
"to puede dar origen a un humanismo orgu/lr,so puramente terres­
"tre;
la acción y el placer pueden originar ,eudoculturas de una pro­
" ductivúlad incontrolada, en beneficio del póder/Q
?M&iona/ o del
"consumismo ;privado, que tienen como consecuencia funestos pe­
"Ugros_
de guerra y gravísimas crisis económicas.
»La promoci6n del conocimiento es indispemable, pero es in­
" suficiente cuando no

va
acompañada por la cultura moral.
>>La cultura animi debe promover ¡,,_,,,,,e la instrucci6n y la
"educaci6n, debe instrui<' al hombre en el co,wcimi-o de /.a rea­
"lidad, pero
al mismo tiempo educarlo para ,.,. hombre en la tota-
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Fundaci\363n Speiro

"Udttd de su ser y de sus relacrones. Ahora bien, pi hombre oo pue­
,, de ser p/.,.,,,,,.nle lo que es, no p1111de realizar tokthneme su hu-­
"manidaá, si no me la transcendencia de su propio ser sobre .el
"m,md,o
y su relación con Dios. A la elevaci6n del hombre con­
,, trib,;ye no s,,/,;mentp
la promoción de su humtmidaá sino t"1nbwn
"la fljlertura de su humanidad a Dios. Hacer Ollltura IN dar al hom­
,, bra, a
cad,, hombre 1 " la comunidad de los hombres, dimensión
"humana
y divina, es ofrecH y comumcar al hombre esa humanidad
"y esa divimáaá que manan del Hombre perfecto, del Redenlor del
"hombre, JesuorisPo.»
JUAN PABLO 11: Encuentro con los hombres
de cultura en Río de J aneiro, martes 1 de
julio de 1980, L'Osservatore Romano. Edición
semanal en lengua española, año XII, núme­
ro 28 (602), domingo 13 de julio de 1980.
El hombre en su totalidad, "en el conjunto integral de su
subjetividad

espiritual
y material", expresado por la cul­
tura.
«Este hombr~, que se expresa en y por la cr,ltura y es objeto de
,, ella, es único, completo e indivisible. Es a ú, vez sujeto y Mtífice de
"la cultura. Según esto oo se le puede comiderM' úmcamente como
"rpsu/,hm.t,e de todas ltls condicione.s concretar de su existenci,a, como 11 resultante -Po, n-0 citar más que un ejemplo- de las rela&iiones
"de producción que prevalecen en una época determinada. ¿No 111eri.a entonces, de aJ,guna manera, este criterio de ú,s relaciones de
"producción una clave para la comprensión de la historicidad del
"hombre, para la comprensión de su cultura
y de las múltiples for­
,, mas de JU desarrollo? Ciertd/nen:te, eJte criterio comtituye una 1
' clave, e incluso una clave precios", pero no la clave fundamenta/,
"constitutiva.
Las culturas hurrumas reflej,,n, sin duda, los diversos
"sistpmas de relaciones de producci6n; sin embargo, no
es tal o tal
,, sistfll!M lo que está en el origen de la cultu,ra, smo el hombre, ·el
"hombre que vive en el sistema, que lo acepta o que inl-entta CIJm­
" biarlo. No se puede pensar una cr,ltura sin subietividad humana
"y sin caus~ humana; · sino que, en el ctlm[ro de la Ollltura,
"el hombre es siempre el hecho primero: el hombre es el hecho pri­
" mord.ial y fundamenta! de la cultur"·
» Y esto lo es el hombre siempre en su totaüdad: en el conjunto
"integral de su ·subjetividad
espiritual y material. Si, en función del
"CM'ácter
y del conlenük de los productos en los que se mar,ifiesla
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Fundaci\363n Speiro

,, la cu#ura, es pertmente la dis#ncwn entre cu/t,wa espi,;tual :Y cut­
,, tura
malerial, es neceslWio constat.w al mnma tiempo que, por
"una parte,
las obrns de la cultura materiat hfJ&lm aparecer siempre
"una
"espiritualización)' de la materia, """ ,swni-sión del elemento
"materitit a la, f#erzns espmtua/ps del, hombre, es decir, a su inte­
" ligenda
y " su 11()/untad, y que, p01' oJra parte, la, obras de la cul­
" tur,i espmtual mtmifiesttm, de forma ,especifica, una "materiali­
"zación" del espíritu, una encarn.taCión de lo' que es espiritual,. Pa­
u,.ece que, en lar obras ctdturales, esttJ doble. ca,racterística es iguat­
"mente prim01'eüai
y fJ8r1!Umente.
»Así, pues, ,a modo de conclusión te6rica, ésta os una base su­
" fioiente par" comprende, la cu/tu,a a l!ravér del hambre integral,
"" tr<>vés
de

toda
la realidad de su sub¡eewidad. Esta es también, en
"el u,mpo del obrar, la base slljioiente para busc,w siempre en la
"cultura al hombre integrr,J, al hombre todo ,mtero, en toda la ver­
,, dad de su subptwidad espiritual y corp01'al-; la bnse suficiente para
"no superponer a la cult11ra -sistema IJ#téntiCt1'11'1,MAte ht#11UH1o, sín­
"tesn espléndido
del espiritu y del cuerpo-divisiones y oposicio­
,, nes preconcebidas. En efecto,, ni-una absolutize1.ción de la materia
"tm la estructura del sujeto h,mumo o, ffl/llerstimlfnte, untJ absoluti­
,,r.ación del espíritu en esta misma esh'Uctura, expresan la verdad
"deJ hombre ni prestan servioiv> a/,g,,no a su cultura.»
JUAN PABLO II: Alocución a la Organiza­
ción de las Naciones Unidas para la Educa­
ción, la Ciencia y la Cultura -UNESCO-,
lunes 2 de junio, L'Osservatore R0mano. Edi­
ción semanal en lengua española, año
XD,
núm. 24 (598), domingo 15 de de junio de
1980.
La ,c,ultura es un modo específioo del "eX.istir" y idiel "ser" del
hombre,
que
se desarrolla en la

pluralidad
sin perder
con­
tacto
esencial con

la unidad.
«Genus hwnanwn arre et racione vivit ( ej. Santo T ormás, co­
" mentando a Aristóteles, en Po¡¡t. Analyt., núm. 1). Estas pa/ab,as
"de uno
de

los
más grandes genios del cris#animw, que fue al mis­
"mo tiempo un fecundo con#nuador
del pensamiento antiguo, nos
"hacen k
más allá del circulo y de la signific,,oión oontemporánea
"de la cultura occidental, s.ea mediter,áne" o atlántica. Tienen una
"s,gmficación aplicable al &oniunto
de la h1'manidad en la que se
n encusnPYMI las tlivwsas tradiciones qt1e constitwyen su herencia es-
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"pi,ituríJ J · Jas .. diversas época, de· JU cultura, La Jignijiwón esen­
"ciaJ de.
la cultura '·comiste, ,egún· estas pa/,abra, de Santo Tomás
"de Aquino, en el hecho de ser una caNcterfüica d• la vid,, huma-
11na t:Q1'llQ tdl. El hombre vive una vida--verdaderamente. humana
"gracias

a
la cultura. La vid,, bumatM es cultura tllmbién en el sen­
" tido de que
el hombre, a través de ella,

se
distingue 'Y se dijeren­
,, cia
de

todo
/,o demás que existe en el mundo viJible: el hombre no
"puede p,escindi, de la cultura.
»La cultMtl
es un modo específico del ''existi," 'Y del "ser" del
"hombre.

El
hombre vive siempre según una cultura que

le es
pro­
,, pia, y que, a su vez, orea entf'e los hombres un lazo que l_eJ es
''t11mbién propia;, determmando .el carácter inter-humano 'Y social de
"la
existencia humana. En la unidad de la cultura como modo pro­
" pio de la existencia humt1r1a, hunde sus -raíces al, mismo tiempo
"la pluralidad de cultura,s en cwyo Jeno vive el hombre. El hombre
"se desa,ro/L, en esta pluralidad, ,in perder, 1in emba,,go,
el co1>­
,, tacto esencial con
hi unidad de L, cultura, en tanto que es dimen­
" sión -fundamental
y esencia/, de su existencia y d,p su ser.»
JUAN PABLO II: AJ.ocución .a la Organiza
ción de las Naciones Unid~ para la Educa­
ción,

_la Ciencia
y la Cultura_ -UNESC0--1 lunCS 2 ·de junio, L'Ósserviltore Romano. Edi~
ci6n semanal en lengua espa;ñ.ola, año XII,
núm. 24 (598), domingo 15 de de junio de
1980.
La cultura se sitúa en-·el "ser'' que da la medida del homhre,
y sólo secundaria y relativamen'le· en el "tener" .
. «El hombre, que en el mundo visible, es el único sujeto óntico
"de la cultura, es también su único objeto y su término. La cultura
"es aquello a través
de

lo
cual el hombro, en eutmto · hombre, se hace
"más hombr4 ues" más, accede
más ··a], •tJer'1
• Etl .esto encuentra
"también 1u fumkm-o la distinción capital entre lo que el hombre
"es
y lo ·que tifin/J1 entre-el rer y el tener. L:, cult#'ra se sitúa siem­
"p,e en relaci6n esencia! y nec.es(t1"1Q a lo que el hombre es, mi-en­
nwas que-la relaci6n a lo que e_l hombre h:ene, -a su ''tener'", no
"1610
-es secundaria, sino tóti:ll-m8nté · reliltiva. Todo el ''tener" del
"hombre no es importrmte para k, cultUN, ni es factor creado, de
"cultur~, 1ino
en L, medida .en que el hombre, · por medio de iu
"t..ttener"i pttedf! al mismQ tie,rÍ,po ~'sef'" más plenamente C()?JZO hom­
"bre, ·lle&"' a 1er máJ fJlenamente hombre en todtu la, dimensiones
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Fundaci\363n Speiro

"tk .ru exi1tencia, en todo lo que cara&teriza su humanidad. La ex­
" periencia de· las diversas épocas, sin excluir la presente, d,miuesPra
"que

se
.piensa en la cultura y s.e habla de ella principalmente en
"relación con la
rnturaleza del hombre, y lUBgo solamente de ma­
JJ nera secundaria e indirecta en relación con el mundo de sus pro­
" duetos. Todo esto no impide, por otra parte, que ¡uzguemos el fe­
" n6me.no de

la
cultura a partir de

lo que el hombre produce,
o. que
"de esto

saquemos
conclusiones .. ac.erca

del hombre. Un
procedí­
,, ~i.ento
.rémejantf! --modo típi'?(J del proceJo de conochniento '\~
,i posteriori" -contiene en sí mismo la pOJibiUdad de remontar, en
,1sentido
m1/erso1 haáa las dependeflCÍas _óntico-causales. El hombre,
11 y .rqlo el hombre, es '-'t/JUtOf'", o_ ~tatífi,ce,, de la c,d.t,na; el hombre,
"y s9fo el hombre, se éxpresa en ella y en ella encuentra Ju propio
JJ equilibrio.»
JuAN PABLO II: Alocución a la Organiza­
ción de las Naciones Unidas
para la Educa­
ción, la Ciencia
·y la Cultura -UNESC(j.:._,
lunes 2 de junio, L'Osservatore Romano. Edi­
ción semanal en lengua
espa,ñola. año
XD,
núm. 24 (598), domingo 15 de de junio de
1980.
La cultura y el equilibrio entr,e los elementos componentes
del hombre.
«La cultura unifica los elementos de que se compone el hombre
n y que se complementan mututvmente sin deja,, de estar1 a veces,
"en una profunda tensi6n recíproca: espl,ilu
y cuerpo. Ninguno de
"los

dos
puede sobrepasdr sus lbmites en detrimento del

otro;
y lo
"que gar-iza
este dificil equilibrio -con la gracú, de Dios-, es
"precisamente la ,.,ida globd/ del hombre, la cultura, que me gustaba
"definh en Pat"Ís co'fflQ usistema auténtic..cmumte
humano, IÍntesis
"espl~ del esplritu y del cuerp,;''. »
JUA?i' PABLO II: Alocución al Cuerpo Di­
plomático·· acreditado ante la Santa Sede en
Fin de Afio de __ 1980, L'Osservatore. Romano.
Bdicióp. seµianal en lengua española, afio XIII,
núm. 4 (630), domingo 25 de enero de 1981.
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Fundaci\363n Speiro

El hombre, en ou conjunto integral de cuerpo y espíritu, y la
cultura. Su

degradación por el totalitarismo, ciertos
si•­
temas económicos-y "masa media".
«... me refiero al esplritu capaz de comp,end81', de qll"1'H, de
"amar. Po, eso, precisamente, el homfHe es homb,e. ¡Salvaguardad 1
' a toda costa en vosotros y en torno a vosokos el cmnpo sagrado
n del espíritu.' Sabéis que en el mundo contemporáneo existen to-
1' davio, por dpsgr-acia., sistemas totaUtarios que paraUzan el -es,plntu,
"atentan g "redNciéndolo a un estado
de objeto, de máquina, privándolo de su
"fue,za
de reacción inte,wr, de sus imp,dsos de libe,tad y de amor.
'-'Sabéis también que existen .ristemas económicos que así presumien­
,, do de su formidable expansión in_duslrial, acentúan aJ, mismo tiem­
"po la degradación, la descompo,sirión del hombre. Inclusa los mass­
"media, que deherian contribuw al desMf'Olto integral
de

los hom­
,, bres y " su etZt'iquecirrdento recí,proco ,m una f11atemidad creciente,
"no dejan de provocar un desgaste e incluso un embotdmiento de
"la inteligenci<, y de la imagina&ión que pe,judkan la salud del es­
" píritu,
de la mente y del corazón, deformando en el hombre la
"capacidad de disce,nú-lo que es sano de lo que es insano. Si;
"¿para qué valen las reformas sociales
y políticas, aunque sean muy
n generosas, si el _e1píritu, que es tlílmbién condencü,1 pierde su lu­
,, oidez y vigor? Práaicamente, en este ~, tt1l como es y del
"que no debéis huir, /aprended a reflexionar más y más, a pensar!
"Los estudios que hacéis deben ser un momento privilegiado de
"aprendizaje para la vida del espíritu. ¡Desenmascarad los eslogans, 11lo1 fal..ros valore1, los espejismos, los carrdnos sin saUda! Yo os
"deseo un espíritu de recogimiento, de interio,iaad. Cada uno de
"vosotros 'Y cada una de wsotras, debe favorecer, según sus posibili­
" dades, la p,.;,.,,,,cia del espíritu e incluso contribuw a resalta, lo
"que tiene valor de eternidad más todMJía que de futuro. Viviendo
,, 4sli creyentes y no creyentes, estáis muy cercanos a Dios. ¡Dios 11 e1 esfll,,itu!»
JUAN PABLO 11: Alocución a los jóvenes en
el Parque de los Príncipes, de Paris, el do­
mingo 1 de junio de 1980, L'Osservatore Ro­
mano. Edición semanal en lengua española,
afio XII, nÚ¡lll. 24 (598), domingo 15 de ju­
nio de 1980.
Fundaci\363n Speiro

La fragmentación de la cnltura implica el peligro de romper
interiormente a la persona, desmenuzando su vida en una
multitud de sectores independientes e incllierentes, en su
conjunto, al destino del
hombre.
«QuiJiera detenerme en particutar sobre uno de los problema,
"suscitados
por
este sector: el
de la fragmentlWión de la cultura
"tmiverJitarú4
y de sus repercusiones en la fomu,ción h"""'1U1-Vi­
" vimos una hora

de
aceleración del progreso científico, en todos
nlos sectores. La exp,ansión de los conocimientos Je mani-fiesta hoy
"en la acumulaci6n de una cantidad inimaginable de datos. No son
"sólo las dis&ipli1Ms cientlfico-experimemales las que están impli­
,, cadas
en

esta
fragmentación del saber, sino ttmibién las human/sti­
,, cas, tanto filosóficas
como históricas, ¡urldi&as, l.ingiilsticas, ele.
"El hombre no puede ni debe detener estos impulsos del progreso 11 &ientífi&o, puesto que él está ·estimulado por Dios mismo a some­
"ter el mundo (cf. Gén 1, 28} con el propio /r,¡bajo. Sin embd!'go,
''es necesario· que, en esta tarea, no olvide la necesidad de integrar
"el propio compromiso de eJtudio y de investigación en una sabi­
" duria de dimensión más global,' de -otra manera, a/, hacer ciencia
"y cultura, co"erá el riesgo de perder la noción del propio ser, .el
"sentido pleno y completo de lo propia existencia, y, consiguiente­
"mente, ,ictuará en lacerante desacuerdo con la propia identidad
"peculiar.
"
»Efectivamente, cuarido el hombre pierde de vista la unidad in­
"teriOf' de su ser, corre el riesgo de perders.e a sí mismo, aun Cfl(IIIUJo
"a la vez puede aferrMse a muchas certezas parciales ,eferentes al 11 mundo o a aspectos periféricos de la ,ea/,i.dad humana. Po, e.rtos
"motivos, debemos afirmar que cada uno de los tmiversilarios, pro­
,, fe sor o estudiante, tiene necesidad urgente de dar1 dentro de sí,
,, espacio
al estudio sobre sí mismo, sobre el propio estiltuto concre­
"to ontológico; tiene necesidad de reflexionar sobre el destino tras­
" cendente que Uev" en sí como cridlllf'fJ de Dios. Aquí, en este .ra­
" her, .es donde se encuentra el hilo que entreteie toda la actuación 11 de! hombre en unidad armoniosa.
»Por esPO, os invito a descubrir, en la integral y graridiosa um­
"dad interior del
hombre,

el
criterio en

el
que deben inspirMse la
"actividad cientlfica y el estudio, p,,ra poder proceder en armon/a
"con ta 1ealidad profunda de la persona y, por lo tanto, al servicio
"de
todo

el hombre
y de todos los hombres. El compromiso cientí­
"fico no es una actividad qllO mwa sólo

a
ta esfera intelectual. Afec-
551
Fundaci\363n Speiro

"ta a todo el hombre. Efectwamente, éste se lanza con todas sus
"fuerzas en busca
de

la
verdad, precisamente porque

la
verdad s.e
n le presenta co,mo un bien. Bxi.rt,e, pu.es1 una correspondencia inse­
" parable entre la verdad y el bien. Esto significa que todo el actuar
"humano posee una
dimensión mofal. En otras-palabras; hagamos
"fo que hagamos -también el estudio-, advertimos en el fondo
"de
nuestro espiritu una exigencia

·de
ptenitud y de unidad.
»Para evitar que la ciencia
se presente como fin .en sí misma,
"como tarea solamente intelectual, objetiva
y -subjetivamente extra­
"ña al
ámbito

moral, el
Concilio ha recordado que "el orden moral
"abarca! en toda· su naturaleza al

hombre"
(Int-er mirifica, 6). Bn
"definitiva
-y cada uno de no.sotros lo sabe por experiencia--, el
"hombre
o se
busca a si mismo,

la propia
afirmaci6n, la utilid«d
"perrona/, cormo finalidad última
de

la
existencia, o
se dirige a
"Dios, Bien supremo y verdadero Fin último, el único en condiciones
"de unificar, subordinándolos y
ütiet>tándolos a El,

los múltiples
".fines que de vez en cuando constituyen e'l objeto de nuestras as­
"piraciones y de nuestro. trabajo. Por tanto, ciencia y cultura ad-
11quieren un sentido pleno y coherente y unitario, si están ordenadas
"a
la consecuci6n del fin último del hombre, que es la gloria de
"Dios.
»Buscar
la verdad y ponerse en camino para alcanzar el Bien
"Supremo: he aquí
la

clave· de
un compromiso intelectual, que su­
"pere
el

peligro de
permitir que la fragmentaci6n del

saber
rompa
"interiormente a la persona, desmenuzando su vida en Uf/J multi­
"tud
de sectores recíprocamente indepedientes y, .en su conjunto,
"indiferentes al deber y al destino del hombre.»
JuAN PABLO II: Alocución· a los 6.000 uni­
.versitarios del
'"UNIV 80" reunidos

en la
Plaza
de San Pedro~ L'Osservatore Romano.
Edicióll semanal en leiJ.gua española, año XII,
núm.
15 (589), domingo 13 de abril de 1980.
Los riesgos de la es-pecialización. Necesidad de cultura gene­
ral~
con
referencia a los valores
éti'Cos y religiosos.
«Todos iois cánscientes de los riesgos actuales que acaban por
n ence,,rar a uno en los estrechos lbmites de una ttespeci4izaci6n".
nDicha .especialización
es capaz de recortar_ los horizo1jle.r del indi-
11 viduo1 de dividir su vida persqnal. y de oscurecer la ,rica natu,raleZa
"de la vida en general. Está muy claro que/a especiaJizaci6n profe­
,, sional
tiene qite SM considerdda en -él marco

más
,amplio de la llá-
552
Fundaci\363n Speiro

"mada cultura. general. Dentro_ de este contexto es desde donde o,s
"invito encarecidamente a que toméis
como ,puntos fundcmuntales
"de ,_eferencia los valores religiosos y éticos que son promotores efi­
" caces de culttH"a, proyectando
su luz sobre los diversos problemas y
"sobre las más alhM aspiraciones del

hombre
y transformando toda
,, s11 vida y todo, su saber. Vuestra experiencia profesional ganará
"a,í en profundidad, en perspectwa y en utilidad.»
JUAN PABLO II: Alocución a los profesio­
nales y catequistas en el Araneta ColiseutiJ.,
miércoles

18 de febrero de 1981,
L'Osserva­
tore Romano.
Edición semanal en lengua es­
pañola, año XIII, núm. 8 (634), domingo 22
de febrero de 1981.
La cultura y las naciones.
«Lo que d;go "'f.llÍ respeclfl al derechQ de /,a rlddón ~ fundamen- . 11tar su cultura 'Y su porvenir, no er el eco de ningún 'tnaciontilis­
u mo", sino que se t-rata de un elemento estt,ble de la experieneia
"humana y de
las perspectivas humanistas del desarrollo del hombre.
"Existe una soberanía fundamental, de la sociedad que se manifie1td
"en la cultur,i de la nación. Se trata de
la sobertmúl por la que, al 11mismo tiempo, el hombre es supr-emamente soberano. Al expre­
,, sarme así, pienso tambíén1 con una profunda emoción interior,
,,
en las culturas de tantos pueblos antiguos que no han cedido cua,n­
,,
do

han tenido
que enfrentarse e, las civilizaciones de. los i'WVasOf'es: 11y continúan siendo para el hombre la fuente de su user" de hom­
" bre en la verdad interior de ,u humanidad. Pienso con admiración
"también en las
culturas de las nuevas sociedades, de las que se des­
" piertan
a

la
vida en la comunidad de la propia naci6n --igual que
"mi nación se despert6 a la vida hace diez siglos- y que luchan
"por mantener
su p,o-pia identidad y sus propios valores contra las
"influencias y
las

presiones de modelos propuestos
desde el exterior.
"
»Al dirigirme a ustedes) señoras y Seño1'es1 que se -reúnen en
,,
este lugar desde hace más de treinta años en

nombre
de la prima­
"
cía

de
las realidades · culttH"ales del hombre, de la, comunidade,
,, hmnanasi
de

los
pueblos y de las naciones, les digo: velen, con
"todos
lo, medios a su alcance, por e1ta ,obmmía fundamental
"que

posee
cada naci6n en virtud de su propia cultura. Protéianla
n c-omo a la niña de sus ojos par" el futuro de la gran familia huma-
11 na. ¡Protéjanla! No permitan _que esta soberanM fundamental se
"convierta en p.resa de cualquier
interés político o econ6mico-. No
553
Fundaci\363n Speiro

"p8Nnitan que se• victima de lo, totalit,,riJmo1, imperiali1mo1 o
"hegemonía,, para lo, que el hombre 1'(J cuenta 1ino como ob¡eto
"d,e domma&ión 'Y nc como sujeto de su f,opia exi.stencia humana.
"Induso Z. 1'dci6n -,u prop;. nad6n o la., demáJ-1'(J cuenta para
"ellos
más que como ob¡eto de dominación y cebo de intere1es di­
,, versos, y no como .sujeto: el sujeto de la sob.eranía f!t'(>tl6niente de
"Z. auténtica culttlf• que le pertenece en propiett.d. ¿No hay, en el
"mapa de Europa y del mundo, naciones que tienen ,,,.. maravillosa
"soberanía histórica p,:ovemBnte de -JN cultura, y que sin embargo
"se 11en prwada.r de ,,, ple,.. soberanía? ¿No e, éste un punto im­
"portante para el futuro de la cultura humana, importante sobre todo
"en nuestra época cuando tan urgente es eliminar Jas restos del co­
,, lonialismo ?»
JUAN PABLO II:' Alocución a la Organiza­
ción de las Naciones Unidas para la Educa­
ción, la Ciencia
y la Cultura -UNESCO-,
lunes 2 de junio, L'Osservatore Romano. Edi­
ción semanal en lengua española, afio XII,
núm. 24 (598), domingo 15 de de junio de
1980.
La cultura debe reconocer y profuoar la transcendencia de
Dios.
«La cultura que profesáis debe, ddemás, ,econocer y 11wir l•
"trascendencia de Dios .robt'e el hombre/ es decir, debe estay ani­
,, rnatU por una inspiración cristiana.
"
»El espíritu cristiano. deberá orientar d todo laico, y, espedttlmen­
"te, a quien ejerce función de búsqueda o discernimienPo cultura/.,
"a penetrar, realizar y desarrolla, los valores que el Evangelio ha
"difundido en Z. historia.»
JUAN PABLO II: Alocución a los · dirigentes
del "Movimiento Eclesial de Empeño Cultu­
ral" de

Italia el 14 de junio de
1980, L'Dsser­
vatore Romano. Edición semanal en lengua
espafiola, año

XII, núm. 33 (607), domingo
17
de agosto de 1980.
E1 mistianismo y la cultura. Su relación orgánica y constitu­
tiva.
« ... relación orgánica y constitutiva que exi.rte entre la religión
"en general y el cristianismo en particular, por una parte, y la cu1tura
554
Fundaci\363n Speiro

"por aira. E.rta relaci6n se extiende a las mtíltiples realidades que
"es preciso definir
como expresiones concretas de la c,,lt,,,.a en las
"dwersas épocas de la historia 'Y en todos los puntos del globo.
"Cierhtmente no será exagerado afirmar en pa,-ticular que, a trav{u
"de una multitud de hechos, E=pa toda entera ----del Atlántico a
"los Ura/,es-atestigua, en la historia de cada naci6n 'Y en la de la 11 comunidad entera, la relaci-6n entre la cultura y el cristianismo.
»Al recordar e.sto, no quiero disminuir de ninguna mtJnera la
"herencia de los otros continentes, ni la especificidad y el valor de
"esta misma herencia qNe deriva de otras fuentes de inspiración re­
"ligiosa, humanista y ética. Al contrtlrio, deseo rendir el más pro­
" fundo y sincero homenaje a todas las culturas del con;unto de la
"fami/itJ humana, desde las más antiguas a las que nos son contem­
"poráneas.
"
»Pienso sobre todo, señoras y señores, en la vinculación funda­
"mental del Evangelio, es decir, del mensaje de Cristo y de la Igle­
" sia, con el hombre en su humanidad m,isma. Este vínculo es, efec­
"tivamente, crea@()f de cultura en su fundamento mi-s.mo. PMa crea,
"la cultura ha,y que comiderar tntegramente, y hasta sus últimas
"consecuenci.c,s, al hombt-~ como valor ,pa-rtictdar y M1tónomo1 como
"su;eto portador de la tramcendencia de la persona.
"
»A lo largo de la historia, hemos sido ya más de una vez, y lo
"somas aún, testigos de un proceso, de un fenómeno muy significa­
"tivo. Allí donde han sido suprimidas las instituciones religiosas,
"alU donde se ha prwado de su derecho de ciudadanía a las ideas 'Y
"a las obras naddas de la impiraci6n religiosa, y en p"'1icular de
"la inspiración cristiana, lo! hombre! encuentran de nuevo esto mis­
"mo fuera de los caminos institucionales, a travéJ de la confronta­
,, ción que tiene lugar, en la verdad y en el eJfuerzo interiofl, entre
"lo que constituye su humanidad y el contenido del mensa,e cris­
"tiano.»
JuAN PABLO Il: Alocución a la Organiza­
ción de las Naciones Unidas para la Educa­
ción,
la Ciencia y la Cultura -UNESCO-,
lunes 2 de junio, L'Osservatore Romano. Edi­
ción semanal en lengua 'espafiola, año XII,
núm. 24 (598), domingo 15 de de junio de 1980. .
555
Fundaci\363n Speiro

Necesidad de Una cultura imbuida de· verdadero espíritu cris­
tiano.
»La sabiduría cristiana., qúe por mandt#o dwmo enseña la Igle­
" sia, estimula continuamente " los

fieles
pt1ra que se esfuercen por
"logmr
Untl síntesis vital de los problema, y de las actwidades hu­
Jf'f!U11'1as con los valores .religiosos, bajo c,pya 'Orde1uición· ·todas las
"cosas están unidas entre si para la gloria de Dios y para' el deso"o­
"llo integral
del

hombre
en cuanto a

los
bienes del cuerpo y del
,i espíritu. ·
»En efecto,
la misión de evangelizt1r, que es propia de la Igle­
"sía; ·exige
no sólo que el Evangelio se ·,¡wedique en ámbitos geo­
,,
gr/Jficos cada vez más amplias y a grupos humanos cada vez más
"numerosos, sino también que sean informados por la fuerza del
"mismo Evangelio el sistema de pem,w, los criterios de juicio y 11 las normaJ de actuación; en una palabra, es necesario que toda la
"cultura humana ""' henchida por
el Evangelio.
»Porque el medio cultural en el cual vwe el hombre ejerce una
"gran presión sobre su modo -de pensttr y, consecuentemente, sobre
"su manera
de obrar; por lo cual la división entre la fe y la cul­
"tura
es un impedimento bastante grarve para la evdngelidadón, como,
"por el contrarioi una
cultura imbuida de verddde-rO' es¡ñrit'u cris­
"tiano
es

un
instrumento que favorece la. difusión del Evangelio.
»Además, el Evangelio, en cu,mto destinado a los pueblos de
"cualquier edad y región, no está vincu/,¡;¡Jo .exclusivamente con nin­
" guna · cultur" particular, smo que es cdpaz de penetrar con la luz
"de l• divina Revelación, purifica las costumbres de los hombres y
,, las-1'estaura en Cristo.
»Por
eso
la Iglesia de Cristo se
esfuerz,, en llevar el Evangelio
"a
todo

el
génl11'o humano, de tal forma que pueda aquél transformar
,, la conciencia áe c~ uno y de ·todos los hombres en general,, y
"bañar con su luz sus obras, sus proyectos, su vida entera y todo 11el contexto social en que se desenvuelven. De este modo, al pro­
,, mover también la c_ultur.a hum;art~, qmzple su ,p1'opia misi6n evan-
,, gelizadOfa.» ·
556
JUAN· PABLO 11: Constitución Apostólica del
Sumo Pontífice
·~sapientia christiana" sobre
las

Universidades
y Facultades Eclesiásticas,
el
15 de abril de 1979, L'Osservatore Roma­
no. Edición semanal en lengua española, año
XI, núm. 22 (544), domingo 3 de junio de
1979.
Fundaci\363n Speiro

La verdad revelada, la cultura tradicional cristiana y la civi­
lización técnica.
«También la verdad reveladorá llega "1 hombre en el mdfco de una
"determinada culturo. Existe,
por tanto, el gran peligro de que el
"abandono de los valores heredado, de la culturo pueda, en come­
,, cuenda, conducir
a la pérdida de la fe, especialmente cuando los
"valores de la cultura del nuevo armbiente no tUnen el carácter
"cristiano
qtl8 contradistingue la cultura nativa.
»Existe también otro peligro. H,,y que estar atentos a no dejarse
"foscinar irrazonablemente
y o no dejarse atrae,-por la cwilizaci6n
"técnica
con

el
simultáneo riesgo para la fe, para la capacidad de
"amar; en una palabra, paro todo cuanto
afecta al hombre,

a
la plena
"dimensión del hombre, a su vocación.
»Precisamente el dt'f'aigo en la tradición, en la cultura impregnada,
"como la pola&a, de vaJo.res religiosos, ha,á que ''la egoísta cultura
"y la egolsta tecnologia del trabajo no lleguen a reducir al hombre
"al pr,pel de mero instrumento de trabajo" (Discurso en

Sáo
Sal­
n vador de Bmiia; L'Os.rervatore Romano edición en lengua- españo­
"la, · 20 de julio de 1980, pág. 12). Del va/01' del hombre, en de­
"finitiva, decide
lo que él es, no lo que él tiene. Y ,; el hombre
"está dispuesto a perder su dignidad, su fe, la wnciencUI nacional,
"solamente para tener
más, tal actitud no puede conduCH' a otra
n cosa que al desprecio de sí minno.
»En cdmbio,
el hombre, consciente de su identidad, que procede
"de la fe y de la cult- cristiana de sus abuelos y de sus padres,.
"_conserv11rá su
dignidad, .encontrará el respero de los demás y se1'á
'' miembro de pleno val-or en lo sociedad en que vi-ve.»
JUAN PABLO II: Homilía durante la misa ce­
lebrada -en Maguncia para los obreros, do­
mingo 16 de noviembre de 1980, L'Osserva­
tore

Romano.
Edición semanal en lengua es­
pañola, año XII, núm. 47 (621), domingo 23
de noviembre de 1980.
Autonomía de la cultura.
«Por otra parte, la Iglesia reconoce complacida que se ha bene­
"ficiado de la ciencia. A ésta, entre otras, hay que "fl/icar lo que
"dijo

el
Concilio a propósito de ciertos ospectos de la cultura mo­
,, derna:
"Las nuevos con<#ciones ejercen influjo también sobre la
"vida religiosa... La agudizaci6n del espl,itu critico la purifica de
557
Fundaci\363n Speiro

"un concepto mag,co del mundo . y de resuluoI supersticioJOsJ 1
"exige cada vez más
una adhe:Sió.n verdaderamente personal y ope­
n ,ante de la feJ lo cual hace que muchos alcancen un sentido már
"vivo de lo divino" (Gaudium et spes, 7).
»La co/.abo,-ación entre religión y ciencia moderna revierte en
"pr011echo de
una y otra, sin violar en absoluto las atllonomías res­
" pectiveM. Del

mismo
modo que la religión exige la libertad ,.¡;_
"giosa, así la ciencia reivindica legítimtlmente /.rJ libertad de i,wes­
"tig,.ción. Después
de haber afirmado con

el Concilio
Vaticano I
"la legitima libertad de la, artes y di.rcip/ineM h"""""1J en el te"e­
" no
de

los
propios principios y del método propio, el Concilio
"Ecuménico Vaticano
II reconoce solemnemente ('la auton·omía le­
" gítima de la ctlltura y especialmente de la, ciencias" ~Gaudium et
"spes, 59). En esta ocasión de la conmemoración solemne de Eins­
" teinJ quisiera reiterar de nuevo las declaraciones del Concilio sobre
Jlla autonomía de la ciencia en su función de investigación sobre
"la verdad inscrita en la creación por el dedo de Dios. La Iglesia,
"rebosante
de adm.iración ante el genio del gran científicoJ en el que 11 se reve~ la huella del Espíritu creador y sin intB1"Venif' en numera
n .alguna oon juicios que no le atañen sabre la doctrina referente a
"loI grandes sistermas del universo, al mismo tiempo propone esta
"última a la reflexión de los teólogos para descubrir la armonía
"existente entre la verdad científica y ¡,. verdad revelada.»
JuAN _ PABLO 11: Alocución con motivo de
celebrar la Pontificia Academia de las Cien­ cias el I centenario del nacimiento de Albert
Einstein, el

sábado 10 de noviembre de 1979,
VOsservatore Romano. Edición semanal en
lengua espallola, aflo XI, núm. 48 (570). do­
mingo 2 de diciembre de 1979.
Lo que dehé realizar y evitar la cultura.
»La cul.tu,a debe, por tanto, .real.izar al hombre en su trascen­
JJ dencia sohr.e las cosaJ, impedir que se disuelva en el materialismo
"de cualquier
índole y en el conJumismo, o que sea destruido por
"unll ciencia
y una tecnolog/a al se,lvicio de la codicia y de la vio­
"l.encia de poderes tiránicos, enemigos del hombre. Es neces'11'io que
"los

hombres
de ctlltura estén dotados no sólo de una comprobada
"competencia,
s_ino tt111thién de una iluminada y fuerte conciencia
"moral.
con fo cual no tendrán que subo,-dinar su propia acci6n. en
"las diversas fomias de concupiscencia que
1'f'l4tlll1an en el mundo,
"a
los t\imperatWos ápMentes", hoy dominantes; sino que siwan
558
Fundaci\363n Speiro

"con am-or ol hombre, "al hombre 'Y su IINl "v;ene de la verdad de sus principios y de la conformidad de sus
"t1cPos con esos p,indpi-Os" .»
JUAN PABLO JI: Alocución a los dirigentes
del "Movimiento Eclesial de Empeño CUltu·
ral" de Italia el 14 de junio de 1980, L'Osser­
vatore Romano. Edición semanal en lengua
española, año

XII, núm. 33 (607), domingo
17 de agosto de 1980.
La-s;educación, tarea esencial de la cultura.
« ... la primera y esencial tarea de la cu1tura, en general, y tam·
,., bién
de toda cultmt1, es la educación. La educación consiste, en
"efecto,
en que el hombre llegae a Set' cada vez más hombre, que
"pueda
''ser." más y no sólo que pueda ' ener'' más, y que, en con­
~' cuencia,
a tra-vés de todo lo que "''tiene", todo lo que •'posee"1
n sepa ''se,/' más plenMnBnte hombre. PMa ello es necesario qua el
JJ hombre sepa •tser más'' no -sólo ''con los otros", sino también ttpara
"los otros".
La educaci-ón tiene una impDf'tan_cia fundamental para
"la formación
de las relaáone.r intB1'humanas y sociales. También
"aquí abordo an conjunto de axiomas, en
los que las wadiciones
"cristianismo, nacidas
del

Evangelio-,
coinciden con kJ experiencia
"educativa de tantos hombres bien dispuestos y fwofundamente sa­
,. bio.r, tan 1'lume,osos en tod'Os los siglos de ta historie,. Tampoco
"faltan en nuetra
época

estos
hombres que aparecen como grandes,
"sencilldmente por su humanidad, que saben compartir con los o·trO's,
"especialmente con
los jóvenes. Al mismo tiempo,

los
síntomas de
"las crisis de

todo
género, ante ltJJ cuales sucumben los

ambientes
"y las sociedades, por otr~ pa,-te mejor provistos -crisis que afee·
"tan -principttlmente a las j6venes generaciones- testimonitln, a cuál
"mejor, que la obra de la educación- del hombre no se realiza sólo
'"con lo ayuda de los instituciones, con la ayuda de medios organiza.
"dos y materiales, por excelentes c¡ue .rean. Ponen de mt111ifiesto
"también que lo más importante e, siemfwe el hombre, el hombre
"y su autoridad mora:! que provien.e de la verdad de sus principios
n y de la conformidad de sus at:tos con sus ,p1-incipio1 .»
JUAN PABLO Il: Alocución a la Organiza­
ción
de las Naciones Unidas para la Educa­
ci6n, la Ciencia y la CUitura -UNESCO-,
lunes 2 de junio de 1980, VOsservatore Roma­
no. Edición semanal en lengua española, año
XII, núm. 24
(S98), domingo IS de junio de
1980.
559
Fundaci\363n Speiro

Cuál es la verdadera <>U!tura que la UNESCO tiene la misión
institucional de promover.
«... ya que la verdadera cu/;ura que la UNESCO tiene la mi­
,, Ji6n institucional de promover en todo el 'fTZ#.ndo, asmne una im-­
,, portancia de primer plano para el deÚrrollo y la defensa de la
"dignidad del hombre, que no .es sólo su¡eto de instrucción -tam­
" bién en este campo el traba¡o
que queda por hacer es verdadera­
" mente no-table-, sino que está ·llamado sobre todo a madUf'ar
"hasta la perfección las potencialidades de su conocimiento espi­
,, ritual, para COffes,ponder a los designas de Dios sobre el fn.llTltlo
"y sobr.e lti historia, en el marco de ese pacífico y solitario progre­
,, ro que todos desetm1os .»
560
JUAN PABLO 11: Alocución en la sede de la
UNESCO el 2 de junio de 1980, L'Osservato­
re Romano. Edición semanal en lengua es­
pañola, afio XII, núm. 23 (597), domingo 8
de junio de 1980.
Fundaci\363n Speiro