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Número 195-196

Serie XX

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Crónica de la Festividad de San Fernando de 1981

CRONICA DE LA FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO
DE 1981
Hoy, día 30 de mayo, y como viene siendo costumbre a lo largo
de alguoos años, nos reunimos los
amigos de
la Ciudad Católica
para conmemorar la fiesta de San Fernando.
En primer

lugar asistimos a
,Ja Santa Misa que se celebra en la
iglesia de Nuestra Señora de Montserr•t, sita en la calle de San
Bernardo,
y oficiada por monjes benedictinos. Celebra la misa el pa­
dre Francisco Sánchez, quien en su breve homilía, partiendo de las
pwlabras de

Jesús leídas en el Evangelio:
«Se me
ha dado pleno
poder en el cielo y en la tierra»,
y de las que antes, en el salmo
responsorial, se habían recitado: «Dios es el
rey del
muodo», afir­
mó que Dios es
el Señor, el dueño absoluto y supremo del universo,
autor principal de todo lo bueno que hay en el mundo,
rey de
re­
yes y

de todos los que tienen autoridad, que «juzgará con todo rigor
a los que sobre otros tienen mando»
(Sab, 6,6). ¡Cuánto más a los
que
gobiernan las

naciones ! Alabó que, para obrar con más sana
libertad y
más justa imparci~lidad, se

hayan impuesto voluotaria­
mente los dirigentes de la Ciudad Católica, la obligación de no in­
tervenir en la política activa. Y dirigiéndose a la concurrencia, le pidió
mirase con benevolencia a nuestra asociación y la ayudase con
oraciones
al Señor, acompañ,ándolas de vida cristiana práctica.
A la salida, los asistentes se saludan y conversan en medio de
un ambiente de alegría, ambiente que se continúa minutos más
tarde en el salón de la cafetería Manila, donde nos congregamos al­
rededor de 100 personas. A los postres, Miguel Ayuso nos presenta a los oradores. Antes
de que éstos hagan uso de la palabra, don Jerónimo Cerdá Bañuls
nos anuncia el sitio donde habrá de celebrarse
la próxima reuoión de
amigos de

la Ciudad Católica. Reuoión a la que invita a todos los
presentes y que tendrá lugar, D. m., en Benicassim durante los días
10, 11 y 12 de octubre.
Es Leonor Vegas· Lata pié quien comienza el turno de oradores,
resaltando la necesidad de recuperar y restablecer la civHización cris­
tiana tenierido corilo 'modelo ·a San -Fernando, que no buscó su glo­
ria -como él mismo-dijo-sino el aumento de la fe católica y la
religión cristiana.
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Nuestra lucha -dice-debe ir encaminada a combatir las ideas
de la revolución, para lo que es indispensable una sólida formación.
A ejemplo de nuestro santo patrón -finaliza- nuestra acción
ha de tener una visión transcendente y sobrenatural.
Javier Urcelay toma seguidamente la palabra hablándonos de las
características de la depresión espiritual en que hoy día nos halla­
mos inmersos, y considera que «en la base del drama de nuestro
tiempo hay un problema teológico, un problema de índole espiri­
tual...».
El hombre ha caído de nuevo en la tentación de querer ser como
Dios. Y los resultados no se han hecho esperar: terrorismo, insegu­
ridad, manipulación sociológica ...
La crisis que ahora padecemos es de ese conjunto de principios morales que levantaron desde las
rui­
nas

del imperio romano el templo de la civilización cristiana ...
». Y es
que « ... no hay civilización sin un cuadro de unanimidades, de creen­
cias
comunes».
Por todo ello, el mundo camina hacia «la dictadura comunista
o la desintegración de la sociedad por el desorden y la licenciosidad».
Tras hacer
una semblanza

de la vida del «santo rey» que fuera
Fernando 111, Javier Urcelay nos recuerda cómo aquél debe ser el
modelo de los políticos católicos
y de todos aquellas personas que
quieran entender la
,política como

algo más que una mera actividad
humana. De San Fernándo podemos aprender a armonizar la inte­
ligencia y la acción, a preparar con estudio y reflexión las acciones,
a valorar la importancia de la estrategia teniendo siempre objetivos
claros. Podemos aprender del San Fernando caudillo militar, el
rea­
lismo y el heroísmo como virtudes castrenses necesarias. Podemos, en
fin, aprender a aprovechar las propias oportunidades.
Frente al cambio
profundo que
se ha operado en la sociedad en
tan pocos años, es necesario
pasar a la acción con una estrategia de
defensa y de conquista.
«Y actuar
como si de nuestra habilidad y
destreza dependiera el triunfo.» Luchar sabiendo que el mejor triun­
fo
del cristiano

es la Cruz de Cristo.
Termina Javier con una nóta de aliénto a la esperanza, recordán­
donos cómo en otras ocasiones Dios ha dado el triunfo a los que
luchen por su causa. Cierra
el acto Francisco José Fernández de la Cigoña, que inicia
su plática con una simpática introducción rememorativa de nuestras
anteriores reuriiones anuales en la festividad de San Fernando.
De
esre Sanro Rey, nos dice que «fue •anto y a,balJero. Hoy no está
de moda ni lo uno ni lo otro-. Y así nos va»; pués: «no cabe nin­
guna acción fecunda, no es dado pensar en reconquistas de patrias
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S1 no asumimos en nosotros esa doble llamada hacia lo alto de la
santidad
y la caballerosidad. No hay otro camino ni programa».
El trazado de ese camino
lo expresó con los versos en que Jorge
Manrique
hizo la semblanza de
su padre con ocasión de su muerte.
Cierto es, explica a continuación Francisco José, que hoy, el ca­
ballero no va a ser tenido por
la consideración en que fueron teni­
dos el Rey San Fernando
y el Maestre de Santiago don Rodrigo Man­
rique. Por eso, con un ¡no importa!, invocó a Don Quijote con
so­
noras

estrofas de Rubén Darío, y mostró, descrita en versos de Ga­
briel y
Galán, la España dolorida, que tanto necesita hoy de caballe­
ros y santos. ¡Qué
bien recita Fernández de la Cigoñal
Eran más de las doce pero los concurrentes no tenían prisa al­
guna en abandonar una reunión que a todos resultaba extraordina­ riamente grata.
Begoña
García-Conde.
DISCURSO DE LEONOR VEGAS-LATAPIE
Queridos amigos y correligionarios:
Un año más nos reunimos para celebrar la fiesta de San Fernando.
hoy
más que

nunca s_anto Patr6n de la Ciudad Cat6lica.
En efecto, nuestra labor se
ha convertido en una ver,dadera recon­
quista de la Ciudad Católica, ya que
desgraciadflmente la
actual ha de­
jado de serlo.
A la hora de llevar a cabo esta reconquista, que no es otra que re­
cuperar y restablecer la civilización
cristlana, la ciudad cat6lica, debe­
mos tener siempre presente lo que decta San Fernando:
"Tú, Señor, sabes que no busco mi gloria sino la
tuya, y que

no
deseo tanto el aumento- de mis reinos,. cuanto el aumento de la fe
ca­
t6lica y la

religión
·cristiana." ¡Qué

me;or modelo a imitar que el de este
valiente
y santo

guerrero que fue San Fernando/ Nos da un claro ejem­
plo de
actuaci6n por su catolicismo militante, su prúdencia y su

caridad
y justicia.

Le consideramos hoy más que nunca nuestro patr6n, que uno
de nuestros objetivos es reconquistar la unidad religiosa, pues como bien
decfa Aparisi i Guijarro: "La, religi6n cat6lica no ha sido solamente la
luz
y grandeza

de España, es, en
cieno modo,
nuestra nacionalidad''.
Respecto a la unidad
religiosa, ca-sustancial a

la
polttica española,
quiero enlazar con lo dicho por don Marcelino Menéndez Pelayo en el
Epílogo de los Heterodoxos: "España, evangelizadora de la mitad del
orbe;
España, martillo

de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna
de San Ignacio ... ; esa es ·nuestra grandeza y nuestra unidad: no tene­
mos
otra. El

dia en que acabe de perdese,
España volverd al cantona­
lismo

de los
Arévacos y

_de los Vectores, o de los
reyes de
Taifas.
A este

término
vamos caminando

más o menos apresuradamente,
y cie­
go

será quien no lo vea. Dos siglos de incesante y sistemática labor
para
producir

artificialmente la
revoluci6n, aqui

donde nunca
podta ser
or­
gánica, han conseguido no
renovar el

modo de
ser nacional,
sino
vi~
ciarle,
desconcertarle

y pervertirle. Por lo cual,
para que nuestra patria
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