Índice de contenidos
Número 195-196
Serie XX
- Textos Pontificios
- Estudios
- Actas
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
-
Crónicas
-
En la hora de comenzar la restauración de la Universidad: I Seminario de formación para la acción
-
Crónica de la Festividad de San Fernando de 1981
-
Discurso de Leonor Vegas Latapie [San Fernando 1981]
-
Discurso de Javier Urcelay [San Fernando 1981]
-
Discurso de Francisco José Fernández de la Cigoña [San Fernando 1981]
-
Autores
1981
El principio de subsidiariedad según la filosofía de la naturaleza
EL PRINCIPIO DE SUBSIDIA.RIEDAD SEGUN
LA FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
POR
}OSÉ
:MAiúA l'ETIT SuLLÁ
El prmc1p10 de subsidiariedad enuncia u.na norma negativa:·
cuando una función social no es realizada por las personas o enti
dodes a
quienes corresponde
por e!l orden natural, las entidades su
periores pueden
y deben asumir la realización de esta función. Es
un principio de solidaridad que el todo social ejerce por indigen~
cia,
o negligencia,
de los <:uerJJQS intermedios a quienes correspon·
de
propiamente la función
sociao.. Enuncia pues la conveniencia de
un "subsidio" o
ayuda que
va de arriba
·hacia abajo
cuando la si
tuación· lo demanda. Pero fuera de este contexto, y por frecuente
que sea la necesidad de aplicar este principo, lo que positivamente
se recuerda
es que normalmente, en la
generallidad de
los casos,
la
comunidad social está organizada respetando la natural jerarquía
entre los
diversos órdenes
naturales: que
no realice una entidad
su
perior lo que otra menor puede realizar. Y este principio social
tiene su ejemplar por excelencia en la misma
Naturaleza.
La
naturaleza· física, valga la redundancia puesto que origina
riamente el término naturalezá expresa lo mismo que e1 término
"físka" en su etimología griega, es el lugar primero y espontáneo
en que
se da
la comprensión de todas aquellas realizaciones en que
consiste la vida humana, en
la medida en que ella comporta siem
pre algo de desarrollo, despliegue,
acrualizaci6n, en
fin, de toda
una serie de potencialidades. Santo Tomás, en su
Suma contr"' gentes, argumenta
la
indiso,
lubilidad del mamimonió
basándose
en que también
· entre los
ani
males sucede que
los progenitores permanecen unidos en la med:da
en que lo requiere el cuidado de sus crías. Y, así, entre todos los
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Fundaci\363n Speiro
JOSB MARIA PBTIT SUUA
animales, continúa Santo Tomás, vemos que las aves son de entre
todos lo que
más tiempo
permanecen juntos a fin de
ensefiar a
sus
crías ya nacidas el arte de
volar que no
se desarrolla irunedia·
tamente. Mucho más, pues~ el hombre y la mujer que cuidan siem·
pre de sus hijo.s en tanto que nunca puede darse por terminado su
desarrollado espiritual
y siempre necesitan del consejo de sus pa
dres. Toda la educación ha sido comparada al cuidado que requiere
el crecimiento
de una planta y así es fácil ver cómo el orden huma
no es referido a un conocimiento profundo de la
Natura1e:aa.
Y
no
sólo en el ordeo natural de la vida humana sino también
las mismas reaJ.idades sobrenaturales adquieren su comprensión, por
una correcta analogía, po-r referencia a la naturaleza física en lo que
ella tiene de más orgánico y vital. A este respecto basta recordar
corno
las parábolas evangélicas, en las que se ejernpilifica la palabra
de
Dioo, la Iglesia, es decir, el reino de los cielos, la fructificación
en
obras de
santidad, la enttega a la misión apostólica, la Provi
denGia de
Dios Padre, etc., mediante
referencias a
la vida vegetal
o animal. :Recordemos solamente algunas de ellas: el reino de los
delos es semejante a· un gra-no de mostam, que es la más pequeña
de las semillas, pero cuando se desarrolla es un árbo[ frondoso y
las av,es habitan en sus ramas. El grano de rrigo no fructifica si
no es
enterrado bajo
tierra
y lll!llere. Los lirios del campo y las aves
del cielo son vestidos y alimentados sin hilar, ni trabajar, ni almace
nar, pues cuida de ellos el Padre celestial, etc. La comprensión
. de
la
naturaleza como
un todo
plmai y ordenado en el que cada cosa
cumple su función de acuerdo con su propia naturaleza específica
en un orden de relaclón
y de causalidad que tiende al bien del todo
y de las partes es una condición necesar,ia y armónicamente acorde
oon las funciones y el fin propio del hombre, fin de la creación y
cuin:iina.ción de ella.
En la naturaleza, pues, rige la jerarquía de órdenes, la escala
de los ser-es, que
revelan en toda su multiforme
riqueza ,cómo el
bien
de cada sustancia
individual se entaiza en
el
bien del
todo al
que
sirven y del - que reciben-'los medios -para su· propia perfección.
Todo
el universo creado patentiza la unidad y bondad de su _autor
que,
lejos
de. asemejarse a
un mero
"Deos ex
machina" se mani:-
748
Fundaci\363n Speiro
PRINCIPIO DE SUBSIDIARJEDAD Y FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
fiesta en la plural y jerarquizada realidad física romo un ser per
sonal de .cuya infinita perfección participan, en diverso modo, .to
das las criaturas que son la obra de su sabiduría y de su amor.
¿Cuál es la lección que para nuestro tema puede desprenderse
de la contemplación de tan maravillosa
y plural riqueza? Siendo
el orden social esencialmente humano, ¿podemos comprender el
principio de subsidíariedad en la natura:leza? En efecto, una correcta
filosofía
natural pone de relieve, por contraste con
aquellas filoso
fías materialistas pcesocráticas y las . filosóf!as mecanicistas de la
modernidad, que el muodo natural no se equipara al monismo y
mecanismo que sugieren estas filosofías, antes-a'l crintrario, pone
de relieve la realidad de las formas, romo verdaderas configura
ciones, con realidad propia y finalidad específica. El socialismo
po·
iítico fue precedido del mecaniscismo como concepcion -"científica"
de la naturaleza. A la ilustración le precede el racionalismo por el
que la naturaleza es vista como uo amorfo campo de
puras leyes
sin realidades naturales propiamente tales. Y ésta puede ser una
lección de la que sacar consecuencias válidas y prácticas para nues
tro tiempo.
La sociedad es hoy desnaturalizada y desintegrada en nombre de
!la "racionalidad", de la "cientificidad", que tiene su e:xprwión pro
totípic-a
en
una
naturaleza matema.tizada. Las pseudociencias con
temporáneas atomizan la realidad que dicen analizar pará poderla
som:eter a supuestas leyes de comportamientos cuya única y reai
finalidad es someter el conjunto social a directrices emanadas desde
la pura voluntad de dominio. El
"socialismo científiro"
se
prellica
hoy indirecta pero eficazmente a través del modelo mecanicista· y
consiste esenlcialrnente en negar la realidad de 1os seres natürailes,
cuerpos irnermedios., y del principio teleológico que los anima. De
cir que sólo el Estado es hoy capaz de realizar "eficazmente" las
funciones propias de otros cuerpos intermedios es como reducir fa
sociedad
a un agregado de partículas elementales, que no obedecen
más que a un-as pocas leyes superiores¡, y que por sí mismas carecen
de toda entidad. 'Materialismo e idealismo absdluto no sólo se dan
la mano sino que se exigen mutuamente. Reducida la realidad a
materia queda ésta reducida a la ley superior y única que la explica.
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Fundaci\363n Speiro
/OSE :MARJA PETIT SULLA
Ninguna naturaleza existe propiamente y pertenece meramente al
ámbito de la "opinión", de la "apariencia". No hay auténtica plu
ralidad ni entidad y por tanto no cabe hablar de fines o funciones
propias y específicas de ninguna entidad "macroocópica", expresión
ella misma suficientemente peyorativa.
En este sentido mudho podemos y debemos aprender para el
correcto
ordenamiento social,
de la
verdadera filisofía de la natu
raleza que se consiguió como una auténtica concepción natural fren
te a un mundo políticamente totalitario y ateo en lo religioso.
Porque, en efecto, ya no queda hoy ninguna ciencia humana que
acepte la realidad die formas ,en sus diversos ámbitos. Ni en psico
logía, ni en economía, ni
en sociología
se atiende a más realidad
que el puro fenómeno·
cuantitativo, que
expresa, a pretexto de
ri~
gor, la de,..parición de todo el mundo de las sustancias, cualidades,
hábitos y
relaciones. El modelo atomista
ha invadido todo el cam
po de la experiencia. La subsidiariedad no es pensada ya como algo
aiternativo y sucedáneo sino que la acción absoluta de la "inteli
gencia superior" es la única que da raz.ón de todos los comporta
mientos. Es una rebeldía contra el
carácter persona:J del
Dios Crea
dor del mundo que
ha aido sustituido por un "Jogos" inmanente.
Se
hace impensable que el ser de Dios haya sido
participado esca
lonooamente en la naturaleza y que, por t>anto, cada realidad na
tural, cada individuo sustancial, posea su específica identidad, con
su legítima autonomía y su propia ubicación en un cosmos orde
nado. Por contraste con ello, una anómina legalidad inmanente,
igual por todaa partes, es la única naturaleza que ha de ser consi
derada por el hambre, de la que él mismo no es máa que una par
te no sustancialmente di'ferente de las demás.
'El arte, decía AriStóteles, imita la naturaleza. Por ello el hom
bre en su rarea técnica aprovecha laa cualidades de Jo que usará
como maateria para sus construcciones arquitectónicas, ·en e1 sen
tido propio y etimológico de esta palabra. También la ordenación
social,
que
as obra
de
la inteligencía
del hombre, aunque responda
a una sentida necesidad, debe hacerse con.forme a1 modelo niatura1.
La solidaridad entre los hombres, la subsidiariedad, ha de ejercerse
con
el debido respecto a la reali
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Fundaci\363n Speiro
PRINCIPIO DE SUBSIDIARJEDAD Y FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
libertad caraaerística esencial del hombre le obliga a usar de esta
subsidiariedad con relativa frecuencia, tanto por la deficiencia del
hombre como por su dinámica socid en tantos aspectos cambiante.
Pero
siempre deberá respetar las realidades naturales que el pro
greso cultural y técnico no puede anular sin vio:etiror las aspiracio
nes y dere
la. mayor interrelación social, característica de nuestro tiempo no
·ha de hacerse con e'! modelo mecanicista con que el hombre ha
pretendido dominar la naturaleza. Porque una cosa es dominar la
naturaleza y otra diferente es comprenderla. _Una cosa ·es la ciencia
natural y otra 'la filosofía que pretende subyacer a ella, La relación
entre la ciencia
natura1 y la ciencia política no puede seguir el pro
grama positivista que pretendió alumbrar el siglo
XIX. La realidad
social debe
tener por
base una
correcta filosofía
natural, respetuosa
con
'la pluralidad y el ser de cada cosa; por pequeña que sea. El
orden no surgirá por 1a implatación de una extraña "razón" en un
"caos" previo. La participación de la inteligencia divina está pre
sente en cada ser natural conformándolo en su propia especificidad,
de una
manera discontinua
y ordenada.
Tal es el sentido que podemos "prender de la Naturaleza para
aplicarla
a
1a socieda el orden de los plurales seres naturales, a cuya comprensión puede
ayudarnos aquella fi:Iosofía
natural heredada de la mejor tradición
filosófica
y cristiana.
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LA FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
POR
}OSÉ
:MAiúA l'ETIT SuLLÁ
El prmc1p10 de subsidiariedad enuncia u.na norma negativa:·
cuando una función social no es realizada por las personas o enti
dodes a
quienes corresponde
por e!l orden natural, las entidades su
periores pueden
y deben asumir la realización de esta función. Es
un principio de solidaridad que el todo social ejerce por indigen~
cia,
o negligencia,
de los <:uerJJQS intermedios a quienes correspon·
de
propiamente la función
sociao.. Enuncia pues la conveniencia de
un "subsidio" o
ayuda que
va de arriba
·hacia abajo
cuando la si
tuación· lo demanda. Pero fuera de este contexto, y por frecuente
que sea la necesidad de aplicar este principo, lo que positivamente
se recuerda
es que normalmente, en la
generallidad de
los casos,
la
comunidad social está organizada respetando la natural jerarquía
entre los
diversos órdenes
naturales: que
no realice una entidad
su
perior lo que otra menor puede realizar. Y este principio social
tiene su ejemplar por excelencia en la misma
Naturaleza.
La
naturaleza· física, valga la redundancia puesto que origina
riamente el término naturalezá expresa lo mismo que e1 término
"físka" en su etimología griega, es el lugar primero y espontáneo
en que
se da
la comprensión de todas aquellas realizaciones en que
consiste la vida humana, en
la medida en que ella comporta siem
pre algo de desarrollo, despliegue,
acrualizaci6n, en
fin, de toda
una serie de potencialidades. Santo Tomás, en su
Suma contr"' gentes, argumenta
la
indiso,
lubilidad del mamimonió
basándose
en que también
· entre los
ani
males sucede que
los progenitores permanecen unidos en la med:da
en que lo requiere el cuidado de sus crías. Y, así, entre todos los
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animales, continúa Santo Tomás, vemos que las aves son de entre
todos lo que
más tiempo
permanecen juntos a fin de
ensefiar a
sus
crías ya nacidas el arte de
volar que no
se desarrolla irunedia·
tamente. Mucho más, pues~ el hombre y la mujer que cuidan siem·
pre de sus hijo.s en tanto que nunca puede darse por terminado su
desarrollado espiritual
y siempre necesitan del consejo de sus pa
dres. Toda la educación ha sido comparada al cuidado que requiere
el crecimiento
de una planta y así es fácil ver cómo el orden huma
no es referido a un conocimiento profundo de la
Natura1e:aa.
Y
no
sólo en el ordeo natural de la vida humana sino también
las mismas reaJ.idades sobrenaturales adquieren su comprensión, por
una correcta analogía, po-r referencia a la naturaleza física en lo que
ella tiene de más orgánico y vital. A este respecto basta recordar
corno
las parábolas evangélicas, en las que se ejernpilifica la palabra
de
Dioo, la Iglesia, es decir, el reino de los cielos, la fructificación
en
obras de
santidad, la enttega a la misión apostólica, la Provi
denGia de
Dios Padre, etc., mediante
referencias a
la vida vegetal
o animal. :Recordemos solamente algunas de ellas: el reino de los
delos es semejante a· un gra-no de mostam, que es la más pequeña
de las semillas, pero cuando se desarrolla es un árbo[ frondoso y
las av,es habitan en sus ramas. El grano de rrigo no fructifica si
no es
enterrado bajo
tierra
y lll!llere. Los lirios del campo y las aves
del cielo son vestidos y alimentados sin hilar, ni trabajar, ni almace
nar, pues cuida de ellos el Padre celestial, etc. La comprensión
. de
la
naturaleza como
un todo
plmai y ordenado en el que cada cosa
cumple su función de acuerdo con su propia naturaleza específica
en un orden de relaclón
y de causalidad que tiende al bien del todo
y de las partes es una condición necesar,ia y armónicamente acorde
oon las funciones y el fin propio del hombre, fin de la creación y
cuin:iina.ción de ella.
En la naturaleza, pues, rige la jerarquía de órdenes, la escala
de los ser-es, que
revelan en toda su multiforme
riqueza ,cómo el
bien
de cada sustancia
individual se entaiza en
el
bien del
todo al
que
sirven y del - que reciben-'los medios -para su· propia perfección.
Todo
el universo creado patentiza la unidad y bondad de su _autor
que,
lejos
de. asemejarse a
un mero
"Deos ex
machina" se mani:-
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fiesta en la plural y jerarquizada realidad física romo un ser per
sonal de .cuya infinita perfección participan, en diverso modo, .to
das las criaturas que son la obra de su sabiduría y de su amor.
¿Cuál es la lección que para nuestro tema puede desprenderse
de la contemplación de tan maravillosa
y plural riqueza? Siendo
el orden social esencialmente humano, ¿podemos comprender el
principio de subsidíariedad en la natura:leza? En efecto, una correcta
filosofía
natural pone de relieve, por contraste con
aquellas filoso
fías materialistas pcesocráticas y las . filosóf!as mecanicistas de la
modernidad, que el muodo natural no se equipara al monismo y
mecanismo que sugieren estas filosofías, antes-a'l crintrario, pone
de relieve la realidad de las formas, romo verdaderas configura
ciones, con realidad propia y finalidad específica. El socialismo
po·
iítico fue precedido del mecaniscismo como concepcion -"científica"
de la naturaleza. A la ilustración le precede el racionalismo por el
que la naturaleza es vista como uo amorfo campo de
puras leyes
sin realidades naturales propiamente tales. Y ésta puede ser una
lección de la que sacar consecuencias válidas y prácticas para nues
tro tiempo.
La sociedad es hoy desnaturalizada y desintegrada en nombre de
!la "racionalidad", de la "cientificidad", que tiene su e:xprwión pro
totípic-a
en
una
naturaleza matema.tizada. Las pseudociencias con
temporáneas atomizan la realidad que dicen analizar pará poderla
som:eter a supuestas leyes de comportamientos cuya única y reai
finalidad es someter el conjunto social a directrices emanadas desde
la pura voluntad de dominio. El
"socialismo científiro"
se
prellica
hoy indirecta pero eficazmente a través del modelo mecanicista· y
consiste esenlcialrnente en negar la realidad de 1os seres natürailes,
cuerpos irnermedios., y del principio teleológico que los anima. De
cir que sólo el Estado es hoy capaz de realizar "eficazmente" las
funciones propias de otros cuerpos intermedios es como reducir fa
sociedad
a un agregado de partículas elementales, que no obedecen
más que a un-as pocas leyes superiores¡, y que por sí mismas carecen
de toda entidad. 'Materialismo e idealismo absdluto no sólo se dan
la mano sino que se exigen mutuamente. Reducida la realidad a
materia queda ésta reducida a la ley superior y única que la explica.
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Ninguna naturaleza existe propiamente y pertenece meramente al
ámbito de la "opinión", de la "apariencia". No hay auténtica plu
ralidad ni entidad y por tanto no cabe hablar de fines o funciones
propias y específicas de ninguna entidad "macroocópica", expresión
ella misma suficientemente peyorativa.
En este sentido mudho podemos y debemos aprender para el
correcto
ordenamiento social,
de la
verdadera filisofía de la natu
raleza que se consiguió como una auténtica concepción natural fren
te a un mundo políticamente totalitario y ateo en lo religioso.
Porque, en efecto, ya no queda hoy ninguna ciencia humana que
acepte la realidad die formas ,en sus diversos ámbitos. Ni en psico
logía, ni en economía, ni
en sociología
se atiende a más realidad
que el puro fenómeno·
cuantitativo, que
expresa, a pretexto de
ri~
gor, la de,..parición de todo el mundo de las sustancias, cualidades,
hábitos y
relaciones. El modelo atomista
ha invadido todo el cam
po de la experiencia. La subsidiariedad no es pensada ya como algo
aiternativo y sucedáneo sino que la acción absoluta de la "inteli
gencia superior" es la única que da raz.ón de todos los comporta
mientos. Es una rebeldía contra el
carácter persona:J del
Dios Crea
dor del mundo que
ha aido sustituido por un "Jogos" inmanente.
Se
hace impensable que el ser de Dios haya sido
participado esca
lonooamente en la naturaleza y que, por t>anto, cada realidad na
tural, cada individuo sustancial, posea su específica identidad, con
su legítima autonomía y su propia ubicación en un cosmos orde
nado. Por contraste con ello, una anómina legalidad inmanente,
igual por todaa partes, es la única naturaleza que ha de ser consi
derada por el hambre, de la que él mismo no es máa que una par
te no sustancialmente di'ferente de las demás.
'El arte, decía AriStóteles, imita la naturaleza. Por ello el hom
bre en su rarea técnica aprovecha laa cualidades de Jo que usará
como maateria para sus construcciones arquitectónicas, ·en e1 sen
tido propio y etimológico de esta palabra. También la ordenación
social,
que
as obra
de
la inteligencía
del hombre, aunque responda
a una sentida necesidad, debe hacerse con.forme a1 modelo niatura1.
La solidaridad entre los hombres, la subsidiariedad, ha de ejercerse
con
el debido respecto a la reali
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libertad caraaerística esencial del hombre le obliga a usar de esta
subsidiariedad con relativa frecuencia, tanto por la deficiencia del
hombre como por su dinámica socid en tantos aspectos cambiante.
Pero
siempre deberá respetar las realidades naturales que el pro
greso cultural y técnico no puede anular sin vio:etiror las aspiracio
nes y dere
·ha de hacerse con e'! modelo mecanicista con que el hombre ha
pretendido dominar la naturaleza. Porque una cosa es dominar la
naturaleza y otra diferente es comprenderla. _Una cosa ·es la ciencia
natural y otra 'la filosofía que pretende subyacer a ella, La relación
entre la ciencia
natura1 y la ciencia política no puede seguir el pro
grama positivista que pretendió alumbrar el siglo
XIX. La realidad
social debe
tener por
base una
correcta filosofía
natural, respetuosa
con
'la pluralidad y el ser de cada cosa; por pequeña que sea. El
orden no surgirá por 1a implatación de una extraña "razón" en un
"caos" previo. La participación de la inteligencia divina está pre
sente en cada ser natural conformándolo en su propia especificidad,
de una
manera discontinua
y ordenada.
Tal es el sentido que podemos "prender de la Naturaleza para
aplicarla
a
1a socieda el orden de los plurales seres naturales, a cuya comprensión puede
ayudarnos aquella fi:Iosofía
natural heredada de la mejor tradición
filosófica
y cristiana.
751
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