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Número 195-196

Serie XX

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El principio de subsidiariedad según la filosofía de la naturaleza

EL PRINCIPIO DE SUBSIDIA.RIEDAD SEGUN
LA FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
POR
}OSÉ
:MAiúA l'ETIT SuLLÁ
El prmc1p10 de subsidiariedad enuncia u.na norma negativa:·
cuando una función social no es realizada por las personas o enti­
dodes a

quienes corresponde
por e!l orden natural, las entidades su­
periores pueden
y deben asumir la realización de esta función. Es
un principio de solidaridad que el todo social ejerce por indigen~
cia,

o negligencia,
de los <:uerJJQS intermedios a quienes correspon·
de

propiamente la función
sociao.. Enuncia pues la conveniencia de
un "subsidio" o
ayuda que

va de arriba
·hacia abajo
cuando la si­
tuación· lo demanda. Pero fuera de este contexto, y por frecuente
que sea la necesidad de aplicar este principo, lo que positivamente
se recuerda

es que normalmente, en la
generallidad de
los casos,
la
comunidad social está organizada respetando la natural jerarquía
entre los

diversos órdenes
naturales: que
no realice una entidad
su­
perior lo que otra menor puede realizar. Y este principio social
tiene su ejemplar por excelencia en la misma
Naturaleza.
La

naturaleza· física, valga la redundancia puesto que origina­
riamente el término naturalezá expresa lo mismo que e1 término
"físka" en su etimología griega, es el lugar primero y espontáneo
en que
se da

la comprensión de todas aquellas realizaciones en que
consiste la vida humana, en
la medida en que ella comporta siem­
pre algo de desarrollo, despliegue,
acrualizaci6n, en
fin, de toda
una serie de potencialidades. Santo Tomás, en su
Suma contr"' gentes, argumenta

la
indiso,
lubilidad del mamimonió
basándose

en que también
· entre los

ani­
males sucede que
los progenitores permanecen unidos en la med:da
en que lo requiere el cuidado de sus crías. Y, así, entre todos los
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JOSB MARIA PBTIT SUUA
animales, continúa Santo Tomás, vemos que las aves son de entre
todos lo que
más tiempo
permanecen juntos a fin de
ensefiar a
sus
crías ya nacidas el arte de

volar que no
se desarrolla irunedia·
tamente. Mucho más, pues~ el hombre y la mujer que cuidan siem·
pre de sus hijo.s en tanto que nunca puede darse por terminado su
desarrollado espiritual
y siempre necesitan del consejo de sus pa­
dres. Toda la educación ha sido comparada al cuidado que requiere
el crecimiento
de una planta y así es fácil ver cómo el orden huma­
no es referido a un conocimiento profundo de la
Natura1e:aa.
Y

no
sólo en el ordeo natural de la vida humana sino también
las mismas reaJ.idades sobrenaturales adquieren su comprensión, por
una correcta analogía, po-r referencia a la naturaleza física en lo que
ella tiene de más orgánico y vital. A este respecto basta recordar
corno
las parábolas evangélicas, en las que se ejernpilifica la palabra
de
Dioo, la Iglesia, es decir, el reino de los cielos, la fructificación
en

obras de
santidad, la enttega a la misión apostólica, la Provi­
denGia de

Dios Padre, etc., mediante
referencias a
la vida vegetal
o animal. :Recordemos solamente algunas de ellas: el reino de los
delos es semejante a· un gra-no de mostam, que es la más pequeña
de las semillas, pero cuando se desarrolla es un árbo[ frondoso y
las av,es habitan en sus ramas. El grano de rrigo no fructifica si
no es
enterrado bajo

tierra
y lll!llere. Los lirios del campo y las aves
del cielo son vestidos y alimentados sin hilar, ni trabajar, ni almace­
nar, pues cuida de ellos el Padre celestial, etc. La comprensión
. de
la
naturaleza como

un todo
plmai y ordenado en el que cada cosa
cumple su función de acuerdo con su propia naturaleza específica
en un orden de relaclón
y de causalidad que tiende al bien del todo
y de las partes es una condición necesar,ia y armónicamente acorde
oon las funciones y el fin propio del hombre, fin de la creación y
cuin:iina.ción de ella.
En la naturaleza, pues, rige la jerarquía de órdenes, la escala
de los ser-es, que

revelan en toda su multiforme
riqueza ,cómo el
bien

de cada sustancia
individual se entaiza en
el
bien del
todo al
que
sirven y del - que reciben-'los medios -para su· propia perfección.
Todo
el universo creado patentiza la unidad y bondad de su _autor
que,

lejos
de. asemejarse a

un mero
"Deos ex
machina" se mani:-
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PRINCIPIO DE SUBSIDIARJEDAD Y FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
fiesta en la plural y jerarquizada realidad física romo un ser per­
sonal de .cuya infinita perfección participan, en diverso modo, .to­
das las criaturas que son la obra de su sabiduría y de su amor.
¿Cuál es la lección que para nuestro tema puede desprenderse
de la contemplación de tan maravillosa
y plural riqueza? Siendo
el orden social esencialmente humano, ¿podemos comprender el
principio de subsidíariedad en la natura:leza? En efecto, una correcta
filosofía
natural pone de relieve, por contraste con
aquellas filoso­
fías materialistas pcesocráticas y las . filosóf!as mecanicistas de la
modernidad, que el muodo natural no se equipara al monismo y
mecanismo que sugieren estas filosofías, antes-a'l crintrario, pone
de relieve la realidad de las formas, romo verdaderas configura­
ciones, con realidad propia y finalidad específica. El socialismo
po·
iítico fue precedido del mecaniscismo como concepcion -"científica"
de la naturaleza. A la ilustración le precede el racionalismo por el
que la naturaleza es vista como uo amorfo campo de
puras leyes
sin realidades naturales propiamente tales. Y ésta puede ser una
lección de la que sacar consecuencias válidas y prácticas para nues­
tro tiempo.
La sociedad es hoy desnaturalizada y desintegrada en nombre de
!la "racionalidad", de la "cientificidad", que tiene su e:xprwión pro­
totípic-a
en

una
naturaleza matema.tizada. Las pseudociencias con­
temporáneas atomizan la realidad que dicen analizar pará poderla
som:eter a supuestas leyes de comportamientos cuya única y reai
finalidad es someter el conjunto social a directrices emanadas desde
la pura voluntad de dominio. El
"socialismo científiro"
se
prellica
hoy indirecta pero eficazmente a través del modelo mecanicista· y
consiste esenlcialrnente en negar la realidad de 1os seres natürailes,
cuerpos irnermedios., y del principio teleológico que los anima. De­
cir que sólo el Estado es hoy capaz de realizar "eficazmente" las
funciones propias de otros cuerpos intermedios es como reducir fa
sociedad

a un agregado de partículas elementales, que no obedecen
más que a un-as pocas leyes superiores¡, y que por sí mismas carecen
de toda entidad. 'Materialismo e idealismo absdluto no sólo se dan
la mano sino que se exigen mutuamente. Reducida la realidad a
materia queda ésta reducida a la ley superior y única que la explica.
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/OSE :MARJA PETIT SULLA
Ninguna naturaleza existe propiamente y pertenece meramente al
ámbito de la "opinión", de la "apariencia". No hay auténtica plu­
ralidad ni entidad y por tanto no cabe hablar de fines o funciones
propias y específicas de ninguna entidad "macroocópica", expresión
ella misma suficientemente peyorativa.
En este sentido mudho podemos y debemos aprender para el
correcto
ordenamiento social,
de la
verdadera filisofía de la natu­
raleza que se consiguió como una auténtica concepción natural fren­
te a un mundo políticamente totalitario y ateo en lo religioso.
Porque, en efecto, ya no queda hoy ninguna ciencia humana que
acepte la realidad die formas ,en sus diversos ámbitos. Ni en psico­
logía, ni en economía, ni
en sociología
se atiende a más realidad
que el puro fenómeno·
cuantitativo, que

expresa, a pretexto de
ri~
gor, la de,..parición de todo el mundo de las sustancias, cualidades,
hábitos y
relaciones. El modelo atomista

ha invadido todo el cam­
po de la experiencia. La subsidiariedad no es pensada ya como algo
aiternativo y sucedáneo sino que la acción absoluta de la "inteli­
gencia superior" es la única que da raz.ón de todos los comporta­
mientos. Es una rebeldía contra el
carácter persona:J del

Dios Crea­
dor del mundo que
ha aido sustituido por un "Jogos" inmanente.
Se

hace impensable que el ser de Dios haya sido
participado esca­
lonooamente en la naturaleza y que, por t>anto, cada realidad na­
tural, cada individuo sustancial, posea su específica identidad, con
su legítima autonomía y su propia ubicación en un cosmos orde­
nado. Por contraste con ello, una anómina legalidad inmanente,
igual por todaa partes, es la única naturaleza que ha de ser consi­
derada por el hambre, de la que él mismo no es máa que una par­
te no sustancialmente di'ferente de las demás.
'El arte, decía AriStóteles, imita la naturaleza. Por ello el hom­
bre en su rarea técnica aprovecha laa cualidades de Jo que usará
como maateria para sus construcciones arquitectónicas, ·en e1 sen­
tido propio y etimológico de esta palabra. También la ordenación
social,

que
as obra
de
la inteligencía
del hombre, aunque responda
a una sentida necesidad, debe hacerse con.forme a1 modelo niatura1.
La solidaridad entre los hombres, la subsidiariedad, ha de ejercerse
con
el debido respecto a la reali 750
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PRINCIPIO DE SUBSIDIARJEDAD Y FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
libertad caraaerística esencial del hombre le obliga a usar de esta
subsidiariedad con relativa frecuencia, tanto por la deficiencia del
hombre como por su dinámica socid en tantos aspectos cambiante.
Pero

siempre deberá respetar las realidades naturales que el pro­
greso cultural y técnico no puede anular sin vio:etiror las aspiracio­
nes y dere la. mayor interrelación social, característica de nuestro tiempo no
·ha de hacerse con e'! modelo mecanicista con que el hombre ha
pretendido dominar la naturaleza. Porque una cosa es dominar la
naturaleza y otra diferente es comprenderla. _Una cosa ·es la ciencia
natural y otra 'la filosofía que pretende subyacer a ella, La relación
entre la ciencia
natura1 y la ciencia política no puede seguir el pro­
grama positivista que pretendió alumbrar el siglo
XIX. La realidad
social debe
tener por

base una
correcta filosofía

natural, respetuosa
con
'la pluralidad y el ser de cada cosa; por pequeña que sea. El
orden no surgirá por 1a implatación de una extraña "razón" en un
"caos" previo. La participación de la inteligencia divina está pre­
sente en cada ser natural conformándolo en su propia especificidad,
de una

manera discontinua
y ordenada.
Tal es el sentido que podemos "prender de la Naturaleza para
aplicarla

a
1a socieda el orden de los plurales seres naturales, a cuya comprensión puede
ayudarnos aquella fi:Iosofía

natural heredada de la mejor tradición
filosófica
y cristiana.
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