Índice de contenidos
Número 199-200
Serie XX
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
¿Utopía o doctrina social de la Iglesia?
-
La encíclica Laborem exercens en la tradición de la doctrina social católica
-
El sentido más profundo de la vida
-
Nota sobre la teología atea de Heidegger
-
El epistolario de Capograssi
-
San Roberto de Molesmes y la fundación del monasterio de Citeaux
-
Derechos naturales, «derechos humanos». Panorama crítico
-
Las tres claves de la economía
-
La autocrítica socialista: ¿demolición o revoque?
-
Hsüntzu: una teoría sobre la naturaleza humana
-
-
Actas
-
El principio de subsidiariedad en relación con el principio de totalidad (La pauta del bien común)
-
La tolerancia como subsidio
-
El principio de subsidiariedad aplicado a la asistencia sanitaria estatal
-
Los colegios profesionales y el principio de subsidiariedad
-
Crónica de la XX Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
-
La tradición católica [Homilía en la XX Reunión de Amigos de la Ciudad Católica]
-
Acción de gracias [Plática en la XX Reunión de Amigos de la Ciudad Católica]
-
- Información bibliográfica
Autores
1981
La autocrítica socialista: ¿demolición o revoque?
LA AUTOCRITICA SOCIALISTA:
¿DEMOLICION
O REVOQUE?
POR
UNoN
«Los grandes sace1-dotes del socialismo se entregan
desde hace varÍQS meses a una .revisión desgarrad.ora.
Buscan de tal modo diSfraza.r al socialismo con un
«rostro humano»
que casi se llegaría a olvidar
lo .que
es y lo que ha producido.
»Pero su revisión_ no llega a preferir la realidad a
la utopía.»
(Permanentes, 178, marzo de 1981)
El sociali.rtrto no es ndda, m1nta ha sido nr:lda, · n-0 será nunca
ndda, decía Proudhon en sus «Contradicciones econ6micas o la fi.
losofía de la
miseria», hace ciento cuarenta años. Respondía en su
famosa carta del 17 de mayo de 1846 a Marx que habla intentado
atraerle: «Busquemos juntos, si nsted quiere, las leyes de la so
ciedad; pero, por Dios, después de haber destruido todos los dog
matismos
a priori, no intentemos nosotros ahora adoctrinar al pue
blo, no
nos convirtamos_ en los jefes de una nueva idtolerancia, no
-nos coloquemos como apóstoles de una nueva religión, -aunque ésfa
sea la .religión de la 16gica, la religi6n de la raz6n». · ·
«El
ejemplo polaco
suministra la prueba del error original del
marxismo-leninismo», explica Fran~ois Mitterand en una interviú
en V ale11rs aclllelles del 14 de enero de 1981. -
«El socialismo ha muerto -escribe hoy el socialista Alain Tou
raine en la primera página de su libro-; la palabra figura en todas
partes, en los programas electorales, en el nombre de los partidos
y aun en los Estados, pero, ¡está vacía ·de sentido! ... Más vale ·le
vantar acta que no per,enece ni al presente ni al porvenir sino
al pasado.»
121f7
Fundaci\363n Speiro
ZBNON
«Los países del "socialismo real" vuelven la espalda al socia
lismo verdadero
-escribe el
comunista
Jean Ellenstein-. Una nue
va
clase ha nacido
allí, que gobierna estos países de un modo dic
tatorial.
La Unión Soviética, la "patria del socialismo", lleva a cabo
una política
de hegemonía contraria
a
los principios internaciona
listas
del socialismo,.
Cómo lo
demuestra de
un modo
palpable
la
invasión de Checoeslovaquia y la de Afganistán. Los partidos co
munistas
occidentales no han podido
realizar la revolución que en
su nacimiento se proponían
cómo objetivo. Los partidos socialistas
o .,social-demócratas no han podido
realizar los
cambios de
estruc
·turas
que en
. su creación
se proponían comó objetivo.
La evolución
de
las sociedades capitalistas de Occidente, lejos de cooformarse a
-las previ'siones de Marir: y de sus suc~Orés~ se:· caracteriza por las
transformaciones tecnológicas y .sociológicas que modifican los fi.
nes, los
medios
y los actores de una nueva revolución. La expansión
de fas foricioneó del Estado modifica sus relaciooes coo la socie
d~d
civil.
La alienación
debida al trab~jo ha
retrocido
. debido
a las
modificaciop,es tecnológicas y a las luchas de los trabajad
enti:e otras causas, han producido una disminución considerable de la
· duración del trabajo. La alineación del Estado, por· el contrario,
ha progresado. en proporciones fenomenales. Entre el individuo y
el Estado el foso • ha agrandado .. La explotación del hombre por
el
hombre desarrollado por el hecho. mismo de las necesida
des
• Ja vida ecooómica y social.»
· · «De
Jo que estamos
. seguros --declaraba Edmond Maire eo . su
discurso
de principio de curso. en Nantes
en, septiembre. de l.98~
es.
de
que la estrategia
de nue;,stros camaradas comunistas y cegetis
tas no conduce al socialismo sino a un régimen burocrático, opre
sor por el Estado.»
· Proudhoo, Mitterrand, Touraine,.
Ellenstein
y. Maire son socia
·list
,$
que: ellos
están.
poniendo en
duda, sin
diLrse ruent~ o aun negándose a re
conocerlo, el principio mismo de socialismo?
Fundaci\363n Speiro
LA AUTOCRJTICA SOCIAl,IST A
El socialismo· no tiene definición.
Para res?Jnder a esta cuestión, ante todo es necesario delimitar
el Socialismo.
Para responder a esta cuestión, ante todo es. necesariO df:limitai:
aparece como un hostal en el c¡ue sólo se encontrase ·1o que se lle
vase.
Este
carácter borroso
del
concept~ permite · a · muchos sodas
listas
zafarse, las más de las veces de buena
fe, de sus responsable
lidades
históricas :
el Gulag, la burocracia, el fracaso de liis ·'éc6'
nomías llamadas socialistas, la guerra entre países comunis!ils;'JMll:_
ne es el socialismo dicen los · socialistas. Pero, ¿qué· ·ejemplo ·dts_te·
de un socialismo que haya tenido éxito? Sólo hay ejemplos ·¡5áfdá:
les, o no hay todavía ejemplos, responden·. · ·
El socialismo no tiene definición. Y, porque no hay defiriicióil.,
los socialistas intentan _ I?ace~nos creer que toda.vía no ha tenido
realizaciones. Esto no impide que la historia le haya dado, a pesar
de todo, una realidad.
· ·
El testimonio de la historia.
El socialismo tiene, primero, una .lejana raíz en la lucha -eterna
entre los ricos _y los pobres, entre los que tienen y los que no tienen,
en
la eteni~. feiyindicación igualitaria, el espíritu de «reparto».
Pero, antés de Ía época industrial, en la antigüedad, en la Edad
Media, en
el siglo xvn, aun bajo la Revolución francesa, ninguna
doctrina sostenía e.sta lucha; esta reivindicación, este .espíritu. Grac
chus Baboeuf, discípulo de Robespiene, jefe de la Conjuración de
los Iguales de 1796, sólo representó la corriente .democrática _.m4s
avanzada de la .revolucióQ, con una _idea embrionaria de la. dictadu
ra de la clase pobre, la más maltratada por la desigualdad social.
Para que esta lucha desemboque . en el socialismo es nec~ario
reunir
dos realidades:
- La primera, es
el nacimiento del proletariado, clase nueva
y, en parte, instalada en .cierto modqc sobre la .nació.q. histórica. _SQn
también
las condiciones de vida, a menudo atroces, de este prole
tariado que suscitan
·protestas, :abren un proceso al -individU:alismo
económico cuya base es · la propiedad privada liberada de su rea
lidad
social. La palabra misma socialismo habría sido propuesta
1289
Fundaci\363n Speiro
ZJ,!.NON
en 1832 por un sansimoniano, Pierre Leroux, como oposición al
individualismo.
- La segunda es la interpretación, la formulación y la tera
péutica derivadas de esa primera realidad
.Y eregidas
en doctrina:
<
de toda sociedad
pasada es
la historia de la lucha de las
clases, lucha
entre clases explotadas
y clases explotadoras ... ». Es
también, y sobre t~o a partir de esta interpretación maniquea· de la
sociedad, la creencia dogmática en que el hecho de
la justicia pasa
por la · nueva igualdad, y en que la igualdad sólo se puede obtener
mediante la
elaboracioo de
un sistem,uuperorganizado que destruya
la propiedad privada.
· Algunos
socialistas
juzgan abusiva
la reducción del
socialismo
al .marxismo. En realidad, la doctrina marxista que nos enseña la
4istoria de
las ideas políticas, no
es sino una variante, entre otras,
del socialismo. Es, a la vez, la culminación, la formulación y la
referencia. Antes de Marx, el socialismo sólo era una toma. de con
ciencia de las desigualdades
y una voluntad de aportar un reme
dio. Esta voluntad sólo desembocó en tanteos
y experimentos. Des
pués de Marx, todos los socialismos han derivado del marxismo
y
se diferencian según su contexto histórico, su estrategia y las na
ciones a las cuales se ha intentado aplicar. No por sus realizaciones
puestas en relación con la que las precede, ni coil referencia a lo
que las sigue. La corriente marxista ha llegado a imponerse a todas
las corrientes sócialistas, o entre ellas, porque emana de una doc
trina, es decir, de una explicación coherente y sistemática de la
sociedad, del
. mundo y de la historia y porque esta doctrina des
emboca en
proposiciones y
medidas roncretas.
El socialismo, según Proudholl, no -es nada, no ha sido nunca
nada y no será nunca nada al nivel de realizaciones. Marx, sin em~
. bargo, le habrá permitido disponer de una teoría; le habrá solidi
ficado
en un
proyecto politico.
Las interrogaciones ·socialistas actuales.
Esto es una realidad indiscutible. Y a partir de esta realidad
ya se pueden analizar las actuales interrogaciones socialistas. Estas
se refieren a tres fundamentos :
1290
Fundaci\363n Speiro
LA AUTOCRJTICA SOCIAIJSTA
l. La realidad soda! que ha dJldo su razón de ser al socia
lismo
y a
p«rtir de
la
cual se ha edificado, ya no existe. Alá.in Toti-'
raine
lo
dice claramente:
<
es la
representaci6n po·
lítica _del moVimientq obrero. flojr, los ·m.oVimiffltOS scidaleS. que
apare(:en en-diferentes a ámbitos, feminista;_. regionalistá, ecólogis·ta-,
estudiantiÍ,, antitecnocrático, no son, ya fonnas dee defensa de los
trabajadores contra los amos de
'la industria,
sino una
defensa del
público
contra los
ap«ratoo de gesti6n que
tienen
el, poder de mo
delar la demanda en funci6n de sus
intereses>>.
Para
Alain Touraine, y ea cierto modo
p«ra Edmond
, Maire
1 la
realidad social del socialismo era
la lucha organizada de los tra
bajadores,, proletarios explotados,, por patrones explotadores,
' lucha
en
la que lo
que estaba
en juego era el capital de la empresa
y su
propiedad. Reconoceo hoy que no existe ninguno de estos elementos.
La clase obrera, no
existe realmente
como clase obrera orga
nizada. Existen naturalmente obreros, pero
Éstos se hao, diversifi
cado con.siderablemente, se han fundido entre otras corrientes so,
ciales, ellas también explotadas, pero cuya explotación es de dife
rente naturaleza.
El explotador ya no es el p«trono. Este sólo raras veces es pro
pietario del capital de la, empresa. Cede el paso al directivo tec
nócrata.
Lo que ea la 1ucha está ea juego no es el capital de, la empre
sa; que está en general distribuido -entre -riumerosos _ acci_ónis~s, sino
la dirección de informaciones globales y técnicas que es el paso
obligado del poder.
2.
La igualdad no es ya la reivindicación, esencial de los que
se consideran explotados: en realidad es la autonomía la reivindi
cación que prima:· «LOs ·movimientos sociales, por el contriitio, ._rei
vindican la autonomía y la autogesti6n de las nnidades sociales de
base»,
explica Touraine. Y como observa André Giez, colaborador
del
Nouvel Obserwttmr, con la firma dé'Mkhel Bosque! en: «Adiós
al proletariado,_ más -allá del socialismo, La verdadera vida .... em
pii,za fuera del trabajo». Se trata, pues, de «conquistar al lado y
desprendiéndolos del apárato, esp«cios crecientes de autonomía, de
1291
Fundaci\363n Speiro
ZENON
sustraerse a la lógica
do el libre desarrollo la existencia
in
«La tarea prioritaria, de una izquierda post-industrial, debe ser
la extensión máxima de las actividades autónomas que lleven, en sí
mismas, al mínimo estricto la restricción de las actividades asalaria
das y comerciales efectuadas a cuenta de un tercero.» Pierre Rosan
vallon, redactor jefe de la revista C. F. D. T. au¡ord'hui y Pa
trick Viveret-, animador de la revista Socialiste, los dos como con
tinuadores de Rocard, subrayan, en su último libro, Po11r une nou
vella culture politir¡ue, «la importancia de ... la experimentación so
cial..., de nuevas maneras de vivir en comunidad, de consumir, de
producir y de cooperar».
3. La satisfacción de las reivindicaciones de los trabajadores
ya no pasa por la abolición de la propiedad privada ni se sµbor
dina
a
un proyecto político para el
fururo. «Imag'narse
hoy
q11e se
va a cambiar de vida... nacionalizando un cierto número de grandes
grupos ind11striales es reírse de la gente», observa el socialista Jac
ques
J11lliard, miembro
de la Comisión ejecutiva de
Ja CFDT, en su
último libro,
Contre la po!i#q11(1 profesíionnelle: «Hoy, los movi
mientos sociales no invocan ya a la intervención del Estado» -es
cribe también Alain Touraine-. «El socialismo piensa ir en el
sentido de la historia y preparar 11n mañana de felicidad... Pero
hoy los movimientos sociales no hablan
más de
progreso y de fu
turOS radiantes sino que quieren organizar, desde ahora, una vida
diferente, act11ando sobre posibilidades sociales y políticas que ri
gen ]~ producción ... Estratégicamente, en el modelo socialista, el
movimiento obrero estaba subordinado a
la acción política, some
tida a
su vez ·a una teüría de la sociedad ... Hoy los nuevos movi
mientos quieren ser independientes de las fuerzas políticas y crear
éllos mismos Su ·propio sentido, en lugar dé someterse a intelec
túales y al aparato ... Hoy los hombres saben que ru acción no des
embocará, a
paso progresivo o violento, del reino de la necesidad al
de Ja libertad. No existirá nunca un paraíso reencontrado al final
de la historia.>>
·¿Por· qué el socialiSIIlO se ha desviado en ielacióri con Su firia
lídad? André Gorz y Maurice D11verger, cercanos al partido só-
1292
Fundaci\363n Speiro
LA AUTOCRITICA SOCIALIS7:-A
cialista, intentan explicarlo cada uno a su modo. En realidad, lle
gan
casi más lejos: parecen demostrar que la esencia misma del so
cialismo le impide
ser realizable.
¿ Cuál es el porvenir del socialismo?
Entonces, ¿dónde desembocan estas revisiones fundamentales?.,
Ante todo, en un homenaje rendido por el vicio a la virtud.
«Lo que se espera hoy del socialismo es una revoludón copernicana
que le convierta en campeón de la libertad en una sociedad de
riesgo y de iniciativa», escribe Jacques Julliard. «Hay que dar una
opción a la libertad, reanimar la iniciativa, apostar por los crea
dores». De ahí, para Pierre Rosanvallon y Patrick Viveret, la ne
cesidad de «rehabilitar la función de empresario».
Pero, especfalmente, después, en la confirmación del vicio. «Re
conocer estas realidades no es traicionar a Marx; por el contrario,
es utilizar su método de análisis para agarrarse a las conclusiones
que
él deducía de una situación histórica diferente ... », escribe fria
mente Jean Ellenstein en el mismo artículo, en donde lamenta que
el país del socialismo real vuelve la espalda a los países del socia
lismo verdadero.
«Si se sueña en un socialista que no haga socialismo, que no
se cuente conmigo», explica Fran~ois Mitterrand en la misma in:
terviú
concedida a
V 4eurs actuel/es, donde afirma que el ejemplo
polaco demuestra el error original del marxismo-leninismo.
De esta contradicci6n se pueden deducir dos enseñanzas :
l.! Los socialistas continúan creyendo en el porvenir esplen
deroso. Para ellos el socialismo es «la arlesiana». No creen nunca
en el socialismo real, pasado o presente, porque para ellos habrá
siempre un socialismo más puro,
quizás perfecto, que solamente
entonces merecerá la calificación de socialismo y tachará de ilegí4
timas todas las realidades pasadas, aunque en su tiempo hubieran
sido llamadas socialistas.
2.!!-Continúan siendo organizadores profesionales, aun en el
caso
de caer en
la parado,ja de querer organizar la inorganizahle, es
decir, la libertad y la autonomía. La libertad y la autonomía, cuan,
Fundaci\363n Speiro
ZENON
do son objeto de esta solicitud resultan siempre planificadas, en
cuadradas,
regentadas hasta
el punto de desnaturalizarse.
Todo ocurre, en el fondo, como si existiesen dos -elementos en
el pensamiento socialista : un elemento político y otro elemento
mental:
-
el elemento político
es la creencia que la mejor de las so
ciedades es
. la
sociedad marxista;
- el elemento mental,
sobre el que se basa el pensamiento so
cialista, es la creencia en
. la·. eosibilidad de
que la realidad puede
dejarse dominar por los esquemas
y la planificación; creencia que
linda con el delirio organizador. Esta creencia, realmente, tiene su
origen en una· ansiedad .. Los .~ocialistas no. soportan lo imprevisto,
lo . espontáneo.
En. sus interrogantes actuales ponen
en tela de juicio el
elemento
.
polltico,
pero lo hacen con su
m"!'talidad pecnliar,
y esto es lo
. importante. Chafarevitch,
en
Le phénomene .soda/iste, explica (pá
gina .298) .que los tres componentes del ideal socialista, la abalidón
de la prrrpiedad privada, la abolición de la ft1milia y de, .la desigtlál
dad, deriva,, de un .solo
y_ misma. prir¡dPÍfJ: la. extindón de la /n
divtd11al/dad.
Hoy se puede escribir, con Chafarevitch, que los socialistas de
nW1cian os. tr~. ~omponentes del socialismo, ~o que_ los denun
cian para «organizar>> mejor la felicidad. del individuo, haciéndolo
.en gu lugar, es _decir, no dejándole ninguna posibilidad de escoger
él mismo
sus · objetivos: «Nos hemos engañado creyendo . que la
felicidad era el Estado y la igualdad.
Rectificamos nuestro error di
:C,iéndoos qµe Vl.lestra.
fe'Jicidad es, de ahÓra en --a~elanÍ:~, la autónO
mfa, y_ que __ os·· organkar~mos .. Ma · s~i~dá:d ·en ¡¡· cual n:o podréis ser,
·stno··OUtóriomos,.· -pero dei modo que nosotros os indicaremos». Tal
es la-manera . como se puede · resumir la orientación actua.i. de los
socialistas.
· Desde--este -punto-: --de vista, -··desgraciadamehte1 -sus· interrogacio
nes actuales desemboéan en una critica del socialismo real.., ¡ que
refuerza,' tanto más,' .fa utopía ·. del sodaúsmo ideal!
J;'ero, .al fin y al cabo, es . quizás és.ta la definición del socia
lismo.
Fundaci\363n Speiro
¿DEMOLICION
O REVOQUE?
POR
UNoN
«Los grandes sace1-dotes del socialismo se entregan
desde hace varÍQS meses a una .revisión desgarrad.ora.
Buscan de tal modo diSfraza.r al socialismo con un
«rostro humano»
que casi se llegaría a olvidar
lo .que
es y lo que ha producido.
»Pero su revisión_ no llega a preferir la realidad a
la utopía.»
(Permanentes, 178, marzo de 1981)
El sociali.rtrto no es ndda, m1nta ha sido nr:lda, · n-0 será nunca
ndda, decía Proudhon en sus «Contradicciones econ6micas o la fi.
losofía de la
miseria», hace ciento cuarenta años. Respondía en su
famosa carta del 17 de mayo de 1846 a Marx que habla intentado
atraerle: «Busquemos juntos, si nsted quiere, las leyes de la so
ciedad; pero, por Dios, después de haber destruido todos los dog
matismos
a priori, no intentemos nosotros ahora adoctrinar al pue
blo, no
nos convirtamos_ en los jefes de una nueva idtolerancia, no
-nos coloquemos como apóstoles de una nueva religión, -aunque ésfa
sea la .religión de la 16gica, la religi6n de la raz6n». · ·
«El
ejemplo polaco
suministra la prueba del error original del
marxismo-leninismo», explica Fran~ois Mitterand en una interviú
en V ale11rs aclllelles del 14 de enero de 1981. -
«El socialismo ha muerto -escribe hoy el socialista Alain Tou
raine en la primera página de su libro-; la palabra figura en todas
partes, en los programas electorales, en el nombre de los partidos
y aun en los Estados, pero, ¡está vacía ·de sentido! ... Más vale ·le
vantar acta que no per,enece ni al presente ni al porvenir sino
al pasado.»
121f7
Fundaci\363n Speiro
ZBNON
«Los países del "socialismo real" vuelven la espalda al socia
lismo verdadero
-escribe el
comunista
Jean Ellenstein-. Una nue
va
clase ha nacido
allí, que gobierna estos países de un modo dic
tatorial.
La Unión Soviética, la "patria del socialismo", lleva a cabo
una política
de hegemonía contraria
a
los principios internaciona
listas
del socialismo,.
Cómo lo
demuestra de
un modo
palpable
la
invasión de Checoeslovaquia y la de Afganistán. Los partidos co
munistas
occidentales no han podido
realizar la revolución que en
su nacimiento se proponían
cómo objetivo. Los partidos socialistas
o .,social-demócratas no han podido
realizar los
cambios de
estruc
·turas
que en
. su creación
se proponían comó objetivo.
La evolución
de
las sociedades capitalistas de Occidente, lejos de cooformarse a
-las previ'siones de Marir: y de sus suc~Orés~ se:· caracteriza por las
transformaciones tecnológicas y .sociológicas que modifican los fi.
nes, los
medios
y los actores de una nueva revolución. La expansión
de fas foricioneó del Estado modifica sus relaciooes coo la socie
d~d
civil.
La alienación
debida al trab~jo ha
retrocido
. debido
a las
modificaciop,es tecnológicas y a las luchas de los trabajad
· duración del trabajo. La alineación del Estado, por· el contrario,
ha progresado. en proporciones fenomenales. Entre el individuo y
el Estado el foso • ha agrandado .. La explotación del hombre por
el
hombre desarrollado por el hecho. mismo de las necesida
des
• Ja vida ecooómica y social.»
· · «De
Jo que estamos
. seguros --declaraba Edmond Maire eo . su
discurso
de principio de curso. en Nantes
en, septiembre. de l.98~
es.
de
que la estrategia
de nue;,stros camaradas comunistas y cegetis
tas no conduce al socialismo sino a un régimen burocrático, opre
sor por el Estado.»
· Proudhoo, Mitterrand, Touraine,.
Ellenstein
y. Maire son socia
·list
poniendo en
duda, sin
diLrse ruent~ o aun negándose a re
conocerlo, el principio mismo de socialismo?
Fundaci\363n Speiro
LA AUTOCRJTICA SOCIAl,IST A
El socialismo· no tiene definición.
Para res?Jnder a esta cuestión, ante todo es necesario delimitar
el Socialismo.
Para responder a esta cuestión, ante todo es. necesariO df:limitai:
aparece como un hostal en el c¡ue sólo se encontrase ·1o que se lle
vase.
Este
carácter borroso
del
concept~ permite · a · muchos sodas
listas
zafarse, las más de las veces de buena
fe, de sus responsable
lidades
históricas :
el Gulag, la burocracia, el fracaso de liis ·'éc6'
nomías llamadas socialistas, la guerra entre países comunis!ils;'JMll:_
ne es el socialismo dicen los · socialistas. Pero, ¿qué· ·ejemplo ·dts_te·
de un socialismo que haya tenido éxito? Sólo hay ejemplos ·¡5áfdá:
les, o no hay todavía ejemplos, responden·. · ·
El socialismo no tiene definición. Y, porque no hay defiriicióil.,
los socialistas intentan _ I?ace~nos creer que toda.vía no ha tenido
realizaciones. Esto no impide que la historia le haya dado, a pesar
de todo, una realidad.
· ·
El testimonio de la historia.
El socialismo tiene, primero, una .lejana raíz en la lucha -eterna
entre los ricos _y los pobres, entre los que tienen y los que no tienen,
en
la eteni~. feiyindicación igualitaria, el espíritu de «reparto».
Pero, antés de Ía época industrial, en la antigüedad, en la Edad
Media, en
el siglo xvn, aun bajo la Revolución francesa, ninguna
doctrina sostenía e.sta lucha; esta reivindicación, este .espíritu. Grac
chus Baboeuf, discípulo de Robespiene, jefe de la Conjuración de
los Iguales de 1796, sólo representó la corriente .democrática _.m4s
avanzada de la .revolucióQ, con una _idea embrionaria de la. dictadu
ra de la clase pobre, la más maltratada por la desigualdad social.
Para que esta lucha desemboque . en el socialismo es nec~ario
reunir
dos realidades:
- La primera, es
el nacimiento del proletariado, clase nueva
y, en parte, instalada en .cierto modqc sobre la .nació.q. histórica. _SQn
también
las condiciones de vida, a menudo atroces, de este prole
tariado que suscitan
·protestas, :abren un proceso al -individU:alismo
económico cuya base es · la propiedad privada liberada de su rea
lidad
social. La palabra misma socialismo habría sido propuesta
1289
Fundaci\363n Speiro
ZJ,!.NON
en 1832 por un sansimoniano, Pierre Leroux, como oposición al
individualismo.
- La segunda es la interpretación, la formulación y la tera
péutica derivadas de esa primera realidad
.Y eregidas
en doctrina:
<
de toda sociedad
pasada es
la historia de la lucha de las
clases, lucha
entre clases explotadas
y clases explotadoras ... ». Es
también, y sobre t~o a partir de esta interpretación maniquea· de la
sociedad, la creencia dogmática en que el hecho de
la justicia pasa
por la · nueva igualdad, y en que la igualdad sólo se puede obtener
mediante la
elaboracioo de
un sistem,uuperorganizado que destruya
la propiedad privada.
· Algunos
socialistas
juzgan abusiva
la reducción del
socialismo
al .marxismo. En realidad, la doctrina marxista que nos enseña la
4istoria de
las ideas políticas, no
es sino una variante, entre otras,
del socialismo. Es, a la vez, la culminación, la formulación y la
referencia. Antes de Marx, el socialismo sólo era una toma. de con
ciencia de las desigualdades
y una voluntad de aportar un reme
dio. Esta voluntad sólo desembocó en tanteos
y experimentos. Des
pués de Marx, todos los socialismos han derivado del marxismo
y
se diferencian según su contexto histórico, su estrategia y las na
ciones a las cuales se ha intentado aplicar. No por sus realizaciones
puestas en relación con la que las precede, ni coil referencia a lo
que las sigue. La corriente marxista ha llegado a imponerse a todas
las corrientes sócialistas, o entre ellas, porque emana de una doc
trina, es decir, de una explicación coherente y sistemática de la
sociedad, del
. mundo y de la historia y porque esta doctrina des
emboca en
proposiciones y
medidas roncretas.
El socialismo, según Proudholl, no -es nada, no ha sido nunca
nada y no será nunca nada al nivel de realizaciones. Marx, sin em~
. bargo, le habrá permitido disponer de una teoría; le habrá solidi
ficado
en un
proyecto politico.
Las interrogaciones ·socialistas actuales.
Esto es una realidad indiscutible. Y a partir de esta realidad
ya se pueden analizar las actuales interrogaciones socialistas. Estas
se refieren a tres fundamentos :
1290
Fundaci\363n Speiro
LA AUTOCRJTICA SOCIAIJSTA
l. La realidad soda! que ha dJldo su razón de ser al socia
lismo
y a
p«rtir de
la
cual se ha edificado, ya no existe. Alá.in Toti-'
raine
lo
dice claramente:
<
representaci6n po·
lítica _del moVimientq obrero. flojr, los ·m.oVimiffltOS scidaleS. que
apare(:en en-diferentes a ámbitos, feminista;_. regionalistá, ecólogis·ta-,
estudiantiÍ,, antitecnocrático, no son, ya fonnas dee defensa de los
trabajadores contra los amos de
'la industria,
sino una
defensa del
público
contra los
ap«ratoo de gesti6n que
tienen
el, poder de mo
delar la demanda en funci6n de sus
intereses>>.
Para
Alain Touraine, y ea cierto modo
p«ra Edmond
, Maire
1 la
realidad social del socialismo era
la lucha organizada de los tra
bajadores,, proletarios explotados,, por patrones explotadores,
' lucha
en
la que lo
que estaba
en juego era el capital de la empresa
y su
propiedad. Reconoceo hoy que no existe ninguno de estos elementos.
La clase obrera, no
existe realmente
como clase obrera orga
nizada. Existen naturalmente obreros, pero
Éstos se hao, diversifi
cado con.siderablemente, se han fundido entre otras corrientes so,
ciales, ellas también explotadas, pero cuya explotación es de dife
rente naturaleza.
El explotador ya no es el p«trono. Este sólo raras veces es pro
pietario del capital de la, empresa. Cede el paso al directivo tec
nócrata.
Lo que ea la 1ucha está ea juego no es el capital de, la empre
sa; que está en general distribuido -entre -riumerosos _ acci_ónis~s, sino
la dirección de informaciones globales y técnicas que es el paso
obligado del poder.
2.
La igualdad no es ya la reivindicación, esencial de los que
se consideran explotados: en realidad es la autonomía la reivindi
cación que prima:· «LOs ·movimientos sociales, por el contriitio, ._rei
vindican la autonomía y la autogesti6n de las nnidades sociales de
base»,
explica Touraine. Y como observa André Giez, colaborador
del
Nouvel Obserwttmr, con la firma dé'Mkhel Bosque! en: «Adiós
al proletariado,_ más -allá del socialismo, La verdadera vida .... em
pii,za fuera del trabajo». Se trata, pues, de «conquistar al lado y
desprendiéndolos del apárato, esp«cios crecientes de autonomía, de
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ZENON
sustraerse a la lógica
in
la extensión máxima de las actividades autónomas que lleven, en sí
mismas, al mínimo estricto la restricción de las actividades asalaria
das y comerciales efectuadas a cuenta de un tercero.» Pierre Rosan
vallon, redactor jefe de la revista C. F. D. T. au¡ord'hui y Pa
trick Viveret-, animador de la revista Socialiste, los dos como con
tinuadores de Rocard, subrayan, en su último libro, Po11r une nou
vella culture politir¡ue, «la importancia de ... la experimentación so
cial..., de nuevas maneras de vivir en comunidad, de consumir, de
producir y de cooperar».
3. La satisfacción de las reivindicaciones de los trabajadores
ya no pasa por la abolición de la propiedad privada ni se sµbor
dina
a
un proyecto político para el
fururo. «Imag'narse
hoy
q11e se
va a cambiar de vida... nacionalizando un cierto número de grandes
grupos ind11striales es reírse de la gente», observa el socialista Jac
ques
J11lliard, miembro
de la Comisión ejecutiva de
Ja CFDT, en su
último libro,
Contre la po!i#q11(1 profesíionnelle: «Hoy, los movi
mientos sociales no invocan ya a la intervención del Estado» -es
cribe también Alain Touraine-. «El socialismo piensa ir en el
sentido de la historia y preparar 11n mañana de felicidad... Pero
hoy los movimientos sociales no hablan
más de
progreso y de fu
turOS radiantes sino que quieren organizar, desde ahora, una vida
diferente, act11ando sobre posibilidades sociales y políticas que ri
gen ]~ producción ... Estratégicamente, en el modelo socialista, el
movimiento obrero estaba subordinado a
la acción política, some
tida a
su vez ·a una teüría de la sociedad ... Hoy los nuevos movi
mientos quieren ser independientes de las fuerzas políticas y crear
éllos mismos Su ·propio sentido, en lugar dé someterse a intelec
túales y al aparato ... Hoy los hombres saben que ru acción no des
embocará, a
paso progresivo o violento, del reino de la necesidad al
de Ja libertad. No existirá nunca un paraíso reencontrado al final
de la historia.>>
·¿Por· qué el socialiSIIlO se ha desviado en ielacióri con Su firia
lídad? André Gorz y Maurice D11verger, cercanos al partido só-
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LA AUTOCRITICA SOCIALIS7:-A
cialista, intentan explicarlo cada uno a su modo. En realidad, lle
gan
casi más lejos: parecen demostrar que la esencia misma del so
cialismo le impide
ser realizable.
¿ Cuál es el porvenir del socialismo?
Entonces, ¿dónde desembocan estas revisiones fundamentales?.,
Ante todo, en un homenaje rendido por el vicio a la virtud.
«Lo que se espera hoy del socialismo es una revoludón copernicana
que le convierta en campeón de la libertad en una sociedad de
riesgo y de iniciativa», escribe Jacques Julliard. «Hay que dar una
opción a la libertad, reanimar la iniciativa, apostar por los crea
dores». De ahí, para Pierre Rosanvallon y Patrick Viveret, la ne
cesidad de «rehabilitar la función de empresario».
Pero, especfalmente, después, en la confirmación del vicio. «Re
conocer estas realidades no es traicionar a Marx; por el contrario,
es utilizar su método de análisis para agarrarse a las conclusiones
que
él deducía de una situación histórica diferente ... », escribe fria
mente Jean Ellenstein en el mismo artículo, en donde lamenta que
el país del socialismo real vuelve la espalda a los países del socia
lismo verdadero.
«Si se sueña en un socialista que no haga socialismo, que no
se cuente conmigo», explica Fran~ois Mitterrand en la misma in:
terviú
concedida a
V 4eurs actuel/es, donde afirma que el ejemplo
polaco demuestra el error original del marxismo-leninismo.
De esta contradicci6n se pueden deducir dos enseñanzas :
l.! Los socialistas continúan creyendo en el porvenir esplen
deroso. Para ellos el socialismo es «la arlesiana». No creen nunca
en el socialismo real, pasado o presente, porque para ellos habrá
siempre un socialismo más puro,
quizás perfecto, que solamente
entonces merecerá la calificación de socialismo y tachará de ilegí4
timas todas las realidades pasadas, aunque en su tiempo hubieran
sido llamadas socialistas.
2.!!-Continúan siendo organizadores profesionales, aun en el
caso
de caer en
la parado,ja de querer organizar la inorganizahle, es
decir, la libertad y la autonomía. La libertad y la autonomía, cuan,
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do son objeto de esta solicitud resultan siempre planificadas, en
cuadradas,
regentadas hasta
el punto de desnaturalizarse.
Todo ocurre, en el fondo, como si existiesen dos -elementos en
el pensamiento socialista : un elemento político y otro elemento
mental:
-
el elemento político
es la creencia que la mejor de las so
ciedades es
. la
sociedad marxista;
- el elemento mental,
sobre el que se basa el pensamiento so
cialista, es la creencia en
. la·. eosibilidad de
que la realidad puede
dejarse dominar por los esquemas
y la planificación; creencia que
linda con el delirio organizador. Esta creencia, realmente, tiene su
origen en una· ansiedad .. Los .~ocialistas no. soportan lo imprevisto,
lo . espontáneo.
En. sus interrogantes actuales ponen
en tela de juicio el
elemento
.
polltico,
pero lo hacen con su
m"!'talidad pecnliar,
y esto es lo
. importante. Chafarevitch,
en
Le phénomene .soda/iste, explica (pá
gina .298) .que los tres componentes del ideal socialista, la abalidón
de la prrrpiedad privada, la abolición de la ft1milia y de, .la desigtlál
dad, deriva,, de un .solo
y_ misma. prir¡dPÍfJ: la. extindón de la /n
divtd11al/dad.
Hoy se puede escribir, con Chafarevitch, que los socialistas de
nW1cian os. tr~. ~omponentes del socialismo, ~o que_ los denun
cian para «organizar>> mejor la felicidad. del individuo, haciéndolo
.en gu lugar, es _decir, no dejándole ninguna posibilidad de escoger
él mismo
sus · objetivos: «Nos hemos engañado creyendo . que la
felicidad era el Estado y la igualdad.
Rectificamos nuestro error di
:C,iéndoos qµe Vl.lestra.
fe'Jicidad es, de ahÓra en --a~elanÍ:~, la autónO
mfa, y_ que __ os·· organkar~mos .. Ma · s~i~dá:d ·en ¡¡· cual n:o podréis ser,
·stno··OUtóriomos,.· -pero dei modo que nosotros os indicaremos». Tal
es la-manera . como se puede · resumir la orientación actua.i. de los
socialistas.
· Desde--este -punto-: --de vista, -··desgraciadamehte1 -sus· interrogacio
nes actuales desemboéan en una critica del socialismo real.., ¡ que
refuerza,' tanto más,' .fa utopía ·. del sodaúsmo ideal!
J;'ero, .al fin y al cabo, es . quizás és.ta la definición del socia
lismo.
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