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Número 199-200

Serie XX

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San Roberto de Molesmes y la fundación del monasterio de Citeaux

EN EL XV CENTENARIO DE SAN BENITO DE NURSIA (480-1980)
DE
EUROPA>
SAN ROBERTO DE MOLESMES
Y LA FUNDACION DEL MONASTERIO DE CITEAUX
POI.
F'BLIO A. VILARRUBIAS
Vocal de la Hermandad de Santa María -de Poblet
«Tengo-la. sensación de tener las manos
llena,¡ de sangre.»
Oppenheimer al Presidente Tru­
man1 después de la masacre ató­
mica de Hirosima.
SUMARIO: l. Conversión y esperanza. El despertar monástico de los si­
glos
X-XI.-II.
La «contestación» monástica y el monje Roberto.-III.
Ante el misterio de la Cruz, una respuesta a la muerte.-IV. Un
monje
rebelde -Roberto-y los antecedentes de Citeaux.-V. Subiaco o Collan.
Fundación de Citeaux.-VI. Tradición benedictina. El Espíritu renueva
y rejuvenece la letra.---VII. Roberto, nómada del Señor. El «Nuevo Mo­
nasterio».-VIII. O.ración. El claustro, fuente de Vida.
l. Conversión y esperanza. El despertar monástico de los si­
glos X-XI
La humanidad, hoy, está sorprendida en su propia trampa: "Ser
como dioses"
(1): es decir, ha
caído en
la gnosis y alejada de la
idea de Dios, adora toda magia,
feticlie o

absurdo, en
la más cruel
soledad de las soledades: la masificación, el culto del número.
(1) Gen. 3-4.
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Fundaci\363n Speiro

FELIO A. VILARRUBIAS
"Ser como dioses" (2), es la ansiada meta de una humanidad,
que
marcha bélicameute con Nietzsche, al grito de "Induciré a la
guerra contra el cristianismo", y en esta guerra ha renunciado a la
genero,;idad, al sacrificio, al dolor, a la humildad, a la castidad,
siente horror a
la muerte -1 horror mortis de Grecia y Roma-,
y busca angustiada con insaciable sed: la policromía sensual del
consumo; la airada "contestación" de los enanos del saber contra
toda disciplina y norma; la degradación de su imagen trascendente
en la bestia, eu
el fango o en los alucinógenos.
Así

es la generación de
la era nuclear, tras el holocausto de
Hirosima y Nagasaki desde el cual
todos, como

Oppenheimer,
"te­
nemos la sensación de tener mojadas las manos de sangie", ( de nue­
vo Caín y Abe!).
Truman, en aquella dramática escena de 1945 se limitó a res­
ponder,
-como Caín al Señor-" ¿Soy yo acaso guarda de mi her­
mano?" (3):
-"No se preocupe, se le quitará cuando se las lave".
Tremenda
y dura es la realidad, que nos ofrecen a diario los
medios de comunicación; como tributo a la confusión, a la magia,
al horóscopo y a la nada, -es la desdeñosa ignorancia sobre la muer­
te del mundo precristiano,
el contemptus mortis, que resume Holz­
ner en su estudio sobre Pablo de Tarso con este pensamiento: "el
mal del alma, propio de la antigüedad pagana, fue su falta de espe­
ranzas
y su soledad, y la raz&i más profunda su egocentrismo y an­
tropocentrismo" ( 4).
Pero, para un cristiano, t:1.0 existe confusión en el ser y existir,
vive en la plenitud creada, la fo.erza teologal de la Esperanza:
"Venid a mi todos los que andais agobiados con trabajos y cargas,
que yo
os aliviaré"

(5) y más aún: "Quieu
cree en

Mí, tiene la
Vida eterna" ( 6).
(2) Id.
(3)

Gen 4-9.
( 4) Holzner,_ Josep: El mundo de San Pablo. Madrid, Edit. Pattnos,
1965, pág,. 95 y 96.
(5) Mt 11-28.
( 6) Jn. 6-47.
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Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMES Y CITEAUX
Este mensaje de Jesucristo ha sido hecho re.tlidad, en su parce­
la, por cada generación, al ofrecer a cuantos-se acercan al Señor con
el corazón limpio y con sus obras, su esperanza vital y teologal en
"Aquel que todo lo puede".
En la esperanza está la fuerza cósmica
del cristianismo, en la esperanza está la espera del justo
y su triun­
fo sobre la muerte. El cristiano no espera en la magia de· la hiber­
nación para vivir eternamente, sino en la Resurrección.
Hoy, en esta contemplación de la Esperanza, acodimos a la gran
familia benedictina, es decir a aquellos hombres que desde el si­
glo
v, cuando el mundo clásico -greco-romano- se hundía a los
embates de

los
pueblos del
Norte, recogen en
sus monasterios la sa­
biduría clásica y la trascienden con el Evangelio, en su
Dücumento
único que -en el fragor confuso del nuevo orden político, social
y cultural que surgía-, hace posible a los hombres vivir, aun bajo
injustas estructuras, en
la esperanza:
"Lo primero es: Amar d Señor Dios de todo corazón con toda
el
alma, con todas las fuerzas. Después al
pró¡imü como a sí mismo.
"Luego, no matar. No
adulterar. No hacer

hurto. No codiciar.
No levantar falso testimonio, Honrar a todos los hombres. No ha­ cer
a otro lo que no quieres para ti.
"Negarse a sí mismo, para seguir a Cristo ... Regalar a los po­
bres.- Vestir al desnudo, Visitar. al enfermo. Sepultar al muerto ....
No saciar la
ira ...
"Poner en Dios su esperanza. Cuando en sí viere algún bien,
atribúyalo a Dios, no a
's,í mismo. Sepa, en cambio, que el mal es
siempre obra propia e impúteselo a sí mismo." (7).
Este
Doc11mento excepcional es Ja Regla de San Benito de Nur­
sia,
y ha constituido el alimento básico, desde hace 15 siglos de las
comunidades monásticas sobre las que descansa la estampa primi.
'genia de toda renovación cristiana que se inspire en la pureza evan·
gélica de Belén, Betania, Nazaret, del Cenáculo; del monte de la
Transfiguración, del Huerto de
los olivos

... del pozo de la Samari­
tana, de los íntimos coloquios del Colegio apostólico con su
Maes­
tro.
(7) Benito, Sao: Regla, cap. IV.
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FEUO A. VILARRUBIAS
No puede extrañar, pues, que a Jo largo del siglo XI, en la Cris­
tiandad de la Alta Edad Media, cuando
tras el milenarism_o fatalistá,
la rígida estructura feudal que alcanzaba a la propia Iglesia que,
entre los cristianos ya fuese individualmente o comunitariamente se
despertasen ansias de alcanzar la plenitud del opus Dei y que para
lograr su propósito pusieran su mirada en la Regla de Benito
para
vivir, en sencillez, su norma de vida según estos principios: 1,Q "lo
único que ante El ( el Señor) nos distingne es el ser hallados me­
jores que

otros
en buenas obras y en humildad" (8). 2.Q "Apártate
del

mal
y haz el bien, busca la Paz y persíguela" (9), y 3,Q "tú,
quienquiera que seas, si te apresuras a la Patria Celestial, practica
bien esta mínima Regla de iniciación con la ayuda de Cristo; y al
fin protegiéndote Dios, llegarás a las cumbres más elevadas de doc­
trina
y de virtudes ... " (10).
Este fue el caso de monje Roberto, abad de Molesmes, que a
finales de aquel siglo fundara,
en la Borgoña, en el bosque de
Citeaux, el novum monasterium para vivir: «por el camino angosto
que la Regla señala" (11), "cuales soldados de Cristo, vivir entre
sí pobres con Cristo pobre"
(12), "dejada la carga de la car­
ne" (13), para allí, servir, día y noche "al Señor más provechosa­
mente"
(14), con "la observaocia de la Regla del P"dre de los mon­
jes, San Benito"
(15), "para alcanzar únic•mente en Jo divino y en
lo humano la caridad y la salvación de fas almas" (16), en un solo
cuerpo: Cristo.
(8)_ Benito, San: Regla, cap. II.
(9) PS 33,
(10)
Benito, San:
Regla, cap. LXXIII.
(11) Exordio Par1Jo, cap. l. Poblet, 1953, pág. 11.
(12) Exordio farvo, cap. XVI. Poblet, 1953, pág. 41.
(13) Exordio Parvo, cap. l. Pobler, 1953, pág. 11.
(14) Exordio Parvo, cap. III. Poblet, 1953, pág. 13.
(l:S) Exordio Par1Jo, cap. IV. Poblet, 1953, pág. 1'.
(16) Exordio PM1101 cap. XXII. Pág. 73.
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SAN ROBERTO DE MOLESMESY CITEAUX
II. . La "contestación'.' monástica y el monje :Roberto
Este llamamiento no iba. dirigido solament.e a la. conversi6n.,de
loo
no

creyentes en
Jesucristo, sino
a los grandes núcleos
de. cató­
licoo

que en todo tiempo condicionan su creencia,
.ora en
una
angus­
tiosa '"contestación» dialécti~o·panteísta, o a _un cómOdo, conformats.e
con lo existente, incompatible con la fidelidad aun en el dolor y
por ende en la renuncia de lo aun legítimo, .antes que sentir ·bajo
sus

pies el crujido de la areria circense o a revestirse en .el
Hombre
Nneo(J, como Pablo de Tarsis al marchar al desierto en pos de .no,.
ches_
calladas, para vivificar su vocación Con el canturreo de las foo­
tanas
y el rumor de las arboledas, todo .ello. tan caro a la vida del
espíritu (17). Esta última

"contestación" vital, no es
episódica,
sino

que
está latente en la gran a.ventura del hombre, .en su .pere­
grinar terrenal a lo largo de loo sigloo.
Hubo

tiempo en que
los hombres anhelaron :vivir incómodamen­
te . -su esperanza-, gusta.ron de la· muerte -puerta y sirvieron en la pobreza y en silencio a ideales sublimes. Hubo cen°
turias

que
loo añoo se

vistieron con
la liturgia de la. Iglesia y la So­
ciedad así revestida, ascendía -no sin lucha y pecadc,-;., tras· eLalba
de

la fe inconsumible, hacía círculos que trazara. el
Dante," en
pos
de un coloquio divino entre el Creador
y la criatura, entre.

el
Cru,
cificado y el hombre. "nuevo": La cristiandad de loo clanstroo, las
catedrales, el scriptorium... y
la escuela.
Nada

más
lejoo que

suponer
hoy, caducado este cicló histótico,
que nace en el sepulcro vacío del Señor,
ni tampoco en creer dis­
tinta

nuestra carne a
la de

aquellos
hombres que
buscaron en
la
pureza doctrinal de Sari Benito su aspiración de Dios. Vivieron y
comieron su pan
arrancándolo -con el sudor de

su
frent<>-de las
entrañas·
de

la tierra, llenándose pies
y manos de abrojos y de espi,
nas.

Estas tierras, hoy, dan
a~iento á nuestros pueblos, il nuestras
(17) Vid. ·El Salterio; El cantar de los cantares,· los Padres-de,'-la .Jglec
sia;

los
místicos españoles: R. Llull; Santa Teresa de Jes6s,. San Juan ck, la
Cruz. etc,
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Fundaci\363n Speiro

FELIO .A. VILARRUBIAS
industrias, a nuestras factorías y albergan también metralla, forti­
nes de cemento
y c;adáveres \iesconocidos, pero el hombre, a. pesar
de ello -Renacimiento, Reforma, Ilustración, Materialismo histó­
ñco-'--, .. debe seguir, po:ra comer su. pan, doblando su. cerviz y arañar
Con espinas sus · manos, como así lo hicieron a¡ finalizar ·.el -siglo XI,
el abad Roberto y los primeros monjes cistercienses, en la soledad
del bosque de Citeaux

y como ayer, hoy, lo
_hacen otros
monjes, en
yalles y desiertos de Oriente y Occidente.
Esta realid_ad es
lo que
se intenta
revivir en este ensayo para que
la
Esperanza que

es, la herencia del Señor, sea alimento para
. cada
uno

de nosotros
y de nuestras familias, en esfo• tiempo de confusas
tensiones y angustiosas crisis de pensamieoto. De este tiempo
J, F.
Kennedy dijo:
"Los riesgos inhereotes al desarme palidece¡,. ante
105 riesgos inherentes a

una ilimitada
carrera de annamm,tos. Nues­
tra generación pasará a la historia o corno la que convirtió este pla­
neta en una pira de llamas o como la que cumplió la promesa de
salvar a fas generaciones venideras

del
fla.gclo de !¡, guerriL", fra­
se
que es ún .aviso a la frágil plataforma existencial sobre la que
vive la Humanidad de esta era científica.
. Para vivir acrecentando el doa de la Esperanza -el gran mis­
terio

del
cristianismo-- acudim05 a

las páginas de
una aventura
·maravillosa escrita

en el siglo
XI, por un grupo de jóvenes aséetas.
Nós
referimos. a la

reforma de
105 monjes blancos iniciada
el do­
mingo de Ramos

de
1098 eh el bosque de Citeaux, sito en el du­
cado de
Borgoña, diócesis de Chalon-sur,Saorie, y siendo legado de
la Santa Sede Hugo, ·arzobispo dé Lyon; Odón, drique de Borgoña;
-ocupando
la Sede. de

San
Pedro ef

papa Urbano
II y el Sacro ·R9-
mano
Imperio el emperador Enrique. LV (is).·
No es propósito dar aquí una biogfafía .completa de San Ro­
·bertó (19), sino wia · visión de su tiempo," de 105 cenobios que él . . .
(l:8) Vid .. Eiordio Part10, Poblet, 1953, caps. lll, N.
(19,) Esta figura y su obra está estudiada, en profundidad y certeza,
en los trabajos siguientes: Lenssert, P. Serafín:· Le fondtJtell,-·¿e· Cti"eiui,
Saint Rohert.
'Wéstmiille, 1937 (publicado en·ra rév; ·cóllictinea, 1937; pá­
~-·2).:;Va:n:··oámtne, '.fean-·Bafista:·.Les'lrOis fonddt-eiws· de·-Citeitttx, Charil•
barand, 1966.
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERIO DE MOLBSMBS Y CITBAUX
conoció y las reformas. monásticas que presidió, inspiró y fundó.
Generalmante se estiman las reformas como una actitud de
· supera­
ción y repulsa, frente a un orden de cosas que, en un mo_méntó· o
ciclo determinado de la historia creemos en decadencia, por esta
razón
preconcebida,
no siempre
las crónicas
medievales son hojea­
das con la recta intención que .exige el acercarse ·a-quienes se .mo­
vieron dentro de la ascesis cristiana inspirados en el deseó de per­
fección, desde el monte de la Transfiguración, cuando Pedro con
sentido
profético decía

a su maestro Jesús ante
la trascedente visión
de Moisés y Elias vestido de nieve: "Maestro, bueno es estarnos
aquí ; hagamos tres
tiendas :

una para Ti, otra para Moisés y
otra:
para
Elías"

(19').
El mundo,
avaro en otorgar y ruin codiciando, no quiere profun­
dizar tras

las
huellas dé los S..Otos que

han penetrado en los montes
·
interiores

de la Transfiguración -sin
renunciar a
su humanidad­
para salmodiar desde
élla la

gloria de Dios:· "Bienaventutados,
Señor,
los que moran en tu casa. Dichoso el hombre que en Ti tiene su am­
paro"
(20}; así, este mundo, al que denunciaba Kennedy, no pue-'
de

entender básicamente
el espíritu de las reformas cenobític;as fun-·
dadas

en: "el
alejamiento del
mundo,
la pobreza, el trabajo manual
y
el ascetismo austero" que es la renuncia en lo concreto de la vida
sensitiva por un ideal trascendente que en la caridad, vive en ·1a es­
pera del Señor Jesús ; por éllo los temas monásticos y ed especial,
en cuanto
al concepto de decadencia se refiere, son tratados . sola-·
mente

bajo los ojos del cométcio
hWÍlano y
no han
sabido entender
el grito de

Pedro:
"Maestro, bueno· es

estar aquí", repetido por va­
rones forzadores de
lo humano y 'Jo· divino, a quienes como Roberto·
de Molesmes, "al dedicarse al claustro, no
desecharon la
vida".
La llamada decadencia de los benedictinos -que en realidad gira'
en tomo
al estilo monástico implantado por Cluhy-, es el 'punto,
crucial

de esta historia; que
coincide con· la·· niñez de Roberto y que
alcanzará. hasta

principios
de!"siglo xn, y éllá fue fruto de múltiples
causas
exteriores que iban transformando irreversiblemente la SO"
(19') Mat. 17-4.
(20) Ps. 83, 5-6.
1227·
Fundaci\363n Speiro

FELl ciedad cristiana desde los días de Pablo el ermitaño, eL primer ana­
coreta; del monje egipcio Antonio, retirado entre
las peñas
del mon­
te
Colcin, no lejos del ,,Mar Rojo, ,hacia los años 350-356, junto a
una colonia

de
anacoretas bastante

elevada,
y del padre del cenobi­
tismo Pacomio,

fundador, entre
otros, de un monasterio en Tebas,
De

aquellos días del desierto egipdo, hasta la aparición en el
Subiaco
.de la figura del monje Benito :de Nursia, sazonando, con la
norma jurídica· romana, .la concepción de la vida cenobítica a través.
de los 73 capítulos de su Regla, que constituye todo un tratado de ,
Derecho civil, canonico, natural,' etc., a lo e .. divino"' "transcurrieron
dos siglos, dufunte los cuales el viejo mundo romano había desapa­
recido
bajo el
empuje de los
bárbaros, de
las tribus del norte y del,
este,
provocando un Paclt> de norma y de concreción actualizada de
los, tremendos

¿porqués? que inquietan
· cada
hora histórica que, en
defifiitiva, es la hora vital, para

cada
generación, que
despojó de
autoridad y de
ley al mundo romaru,; por tanto, ánte este 11aci0', los
natientes monasterios

fundados' por
San Benito o que se gobiernan
bajo su
Regla cooquistan un papel rector en fas nnevas comunidades
polliicas. Én ellos se alberga, ciertamente, "una escuela del servicio
divino"
(21), la santidád, pero :,.demás 'fa sabiduría hnmana tiene
en"
el claustro su asiento; y el arte, la literatura, la ciencia, la histo­
ria
del pensamiento halla
sus defensores
y propulsores. Todo lo
demás se ha desplomado ; ya no existe un solo Iinperio sobre iodos
los pnebkis Conocidos

.
. Á1 Imperio ftagtnentado, se los los disputan, estilos y poderes; el·
arriru\ismo ·
y otras herejías perturban la paz de la Iglésia. En medio
de esie éaos, surgen' las 'figuras· de los grandes monjes réformadores
que

rio
· ipatecen wfamente ~reo que en este adverbio 'está fa ·tesis
de

este
'ensayo-para corregir abusos como meros efemenios 'del
foro,
del

orden o
de policía, para ''con.servir'' o

"destruir", sino que
aspiran ·a sóblli:nir la V'ida humana, lá vida def cuerpo místico que
eda :igtesii; coida:\l'idá integtál dé Cristo '.'a, fin de merecer aso­
ciarnos a su Iléino", según' adoctrfo.aba: Benito (22) a sus monjes.
(21) Benito, San: Prologo de la R,g/a.
(22)

Benito, San: Prólogo de
la Regla.
1228'.
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMES.·,y. CI'tl!.AUX
.. Estas figuras-clave, por imperativo del pll\11 providente, unieron
su llamamiento de perfección} la cristianización de los nuevos· pue-
. blos intnigrádos-con la invasión ·bárbara, no sólo en las tierras lati­
nizadas y
heredern.s de fa cultura ·gre.ro-romana, sino que, temontan·
do

el curso de los
grandes ríos hada el norte llevaron• el Evangelio
a sus selvas y-a s1.1S--durÍas., buscando los ·confines de la tierra en·curi:1-
plimiento dei. niandilto: «PrediClld el ::Evangelio a -toda criatura". Con
aquella
misma fuerza que

San Pablo,
en la
primavera del
año 51,
había

predicado en
Atenas la
Luz frente
al "dios• desconocido" del
Areópago. · · ·
He

aquí nna faceta
transcendental• de
aquellas
generaciones mo­
násticas

que hicieron
. posible que · la-Óuz fuera pres~cia de Vida
-en lo humano, én Jo. divirié>--; para' toda raza· y lengua, hasta nues­
tros

días, a
través de las convulsiories horribles de. est~ segundo mi-
lenio. --,
Al unísono, la.vida social se transformó y de las tribussurgieron
dinastías, sacerdotes y ~bios; de l~s. ch~zas _ de los pasi~~es, _ ciiidá.­
. des; de ~ mesnadas de.cazadores,. ejércitos de cruzados; y todo nn
sistema social fue apareciendo sol>re Europa que se,. concretizó en el
f~tÍdalismo: _Entretanto,

-
_terminadas las. gW}des i~v~ion~, cP_menz~­
ron las pestes y a éstas_ siguieron las fantasías aberrantes del "Mile­
nio", cuyo al;,sentismo laboral y cultural dejará sentir sus drarn_áticos
efectos

sobre la sociedad de aquellos decenios que circundan
el afio
1000 de nuestra era.
Con la nueva sociedad, la
permanente lucha
entre lo temporal y
lo eterno no ceja
de. abrir

costado en
. el
cuerpo
. de
la cristiandad,
para pertnrbar su sentido de-unidad, y con el nuevo milenio .este
enfrentamiento. trajo

como
conseruencia de la querella de. las Inves­
tiduras entre el Imperio y el Pontificado, una
perturbación. discipli­
nar _en las comunidades. monásticas, -de la-ni,isma. -forma .-que _-Ja
creación de Jos. · "burgos", la· producía entr.e los ~idores de .los
monasterios.o siervos y los laicos,. •por -puta relación de poder tem­
poral
.. No es· q11e,l11;-Iglesiá perturbara

estos
legítimos intereses
poll­
ws de 'la ' vimientos pendulares de masas son'. codío los oleajés impulsados por
e1229
Fundaci\363n Speiro

. FEUO A. VIL4RRUB1AS
tempestades· que ciega~enl:e arremeten y asolan costas, acantilados y
arrecifes,,
Y
en el

orden más concreto de los hechos debemos contemplar
otros
factores: la

multiplicación de los monasterios y su división en
pequeijos prioratos; la crisis económica .surgida de cambios en el
sistema
.social del

feudalismo al régimen de los burgos
y señoríos
con. sus rentas y tributaciones y el predominio de la Corona sobre la
política, la economía y aun en la disciplina cenobítica y en el régi­
men de gobierno de
las grandes

Abadías, Estos factores trajeron tres
gérmenes de decadencia:
") la pérdida

de identidad de
la Institu­
ción benedictina, por influjo de la concepción feudal de
sus abades
y

la
intromisi6n del poder temporal

en su
gobierno; b) El

aislamien­
to entre sí de los monasterios y su multiplicidad en pequeños, pér­
dida de
.unidad y
dispersión disciplinar, y
e) La crisis económica por
el tema de
trabajo, rentas y de producción.
Estas ra;:ones anteriores

no bastan en si
para explicar lo que se
llama injustamente
decadenci" del monaq11i!mr>, sino que hay otro
factor muy importante: la hegemonía cultural, política y económica
de unos pocos monasterios,

como el de Cluny en Francia, que irra­
dfaba su poder sobt'e innumerables cenobios, creandO, por tanto, fuer­
tisilnos núcleos de monj,es afectos a una sola dependencia jerárquica
que' no es siempre
lo mismo que disciplinada observancia. A su vez,
estos monasterios eran habitados

generalmente
por monjes, hijos de
grandes familias,

guerreros: unos de profesión, otros señores de
extensos dominios feudales, con sus siervos, sus diezmos y su va­
sallaje. Nobles en su mayor parte, no les era dificil unir al mando
abacial el dominio efectivo de ducados y condados, creándose con
· ello

una doble jurisdicción' que obligaba a algunos
abades a
aban­
donar -periódicament....:C
el · monasterio para atender los negocios
lempi>ralés o · a

romper el
silencio del

claustro defendido por San
Benito, con
la recepción de emisarios o admiUÍ.,tradores de otros po­
deres para tratar de lo temporal. Así, él patrimonio de las Abadfas
crecía

y se multiplicaban sus bienes
y el número de siervos, trans­
'formándose.
en verdaderos Estados,

casi tan fuertes como el poder
del
rey, quien debla

contar
con la

aquiescencia de los
Abades en
múltiples

negocios
de alto Estado.
·1230
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLES.MES Y. ClTEAlJX
No hay duda de que estos tres apartados: ") multiplicidad di.s­
persa

de
cenobios y unidad administrativa; b) transformación: social,
política
y económica, reflejo de las Investiduras; y e) feudalismo
monacal,: no

fueron, por cierto,. fuentes de vida contemplativa, pero
los tiempos así lo
empujaron, y como

los monjes no son seres de
un mundo ~istinto ~ino _ que, como seguidores de Cris~,: ·autén­
t~cos hombres--,_ vivü:~ron-su épóai con la intensidad ·de-·.quienes
saben que en, cada momento deben velar en -la · acción para no caer
en la improvi_sación, como las v(rgenes necias, comó el sietvo infiel
o ~l siervo de la parábola de los.talentos •...
En conclusión, los cluniacenses vivieron como ciudadanos_ de su
tiempo y cumplieron con el papel que se les dio á representar en
este gran teatro del mundo.
IIL Ante el misterio de la Cruz, una respuesta a la inuérte . .
Las vocaciones monásticas de aquellos __ años no se conformaron ·y
resignaron al fatalismo, aspiraron a más y,. asl, cnarido Cluny, ver­
dadero
·eje de

la v:ida benedictina,
corría el sendero de crisis o de­
cadencia

en la observancia de
la Regla, una pléyade de v_aron.es san­
tos
empiezan, en el interior de los cenobios a señalar su inquietud
espiritual,
con el

optimismo de la perfección, que es aspiración de
fidelidad,
observancia, pobreza, rigor,

austeridad, disciplina,
tra­
bajo y renuncia de lo temporal.
Este deseo de mayor perfección -la Regla-: y de un mayór
acercarse_ aLMaestro -al Evangelio--, no señala precisamente una
decadencia perceptible eh las almas :de los monjes, . ya que. quienes
conoc~ y am<ín la decatlenda, no aspiran a hui, de ella; lo que con'
firma

que este
resurgir del monaqúismo ya

iniciado a finales
. del
siglo

x, en
los días de SaJ1 Rpbert0:; fue

un
aldabpll1lZo a la sociedad
para

que ella
optase por una mayor austeridad en la \'idá tnona­
cal y una mayodidelidad personal y social a Cristo -'-no _al César-'-;
por quien,es ,e,t•b;tn-_po!!Oídos de·aqnel benedictino celo: ."preciso d
correr
con actos buenos, sin los cuales no es
posil,lle llegar alll"- (23):
(23) Benito, San: Pr61ogo de la Regla.
Fundaci\363n Speiro

FBUO A. VJMRRUBIAS
Tal celo haría exclamar medio siglo más tarde al monje cister­
¡:iense y abad de.Claraval, San Bernardo de Fontaines, que "a todas
las filosofías· antepone a Cristo Cmcificado", ya que
la Cruz es el
gran ,estilo de vida y la suprema filosofía de las filosofías; todo lo
demás, dirá el
abal de .Claravd, no acerca el monje a este modelo
de
vida

que es Cristo y Cristo Crucificado.
Ante la mente del hombre
medíeval, su piedad y su ideal mís­
tico
se forja en la Cruz. Recordemos un pasaje de
la vida
de Rober­
to,
cuando un

día el monje Mauro halla
postrado a

su abad, cuyas
manos sostienen una Cruz, y ·le· pregunta: ·
~¿Pensatldo en la muerte)
A lo que respondió Roberto :
-"En la vida, Mauro, en la vida"
Hacia la Cruz dedica todo su ímpetu, la nueva generación mo­
nástica; basta leer las azarosas crónicas
de las Cruzadas párá dárse
plena cuenta del atractivo que goza
esta devoción

por encima

toda

otra manifestación de
piedad,
El

estudio de este tema
exige un ,ensayo muy éxtet\so ante la tras­
cendencia
del conocimiento

medieval de esta: mística·· de
la ·cruz.
Hoy,

en nuestros días, se vive.
apartá.do de

esta actitud que
San
Bernardo-en sus sermones 'describe· m3.ravillosainetlte: la coiltempla­
ción de Cristo desgarrado en el. madéro santo, ·tal como canta la li­
tnrgia de los días saritos; "Oh
Cruz fiel; el

más noble· de
los arbo­
les, ningón bosque produjo otro igual en hoja, ni ei,.' flor, ni éh fruto,
dulce
lefio, aulces ·clii.voo que ~osiuvierotr tan dulce peso". He aquí
el
libro de lá filosofía, pereone,

he
aquí él camino para ser perfecto;
pero hoy, aterra fa Cruz, púes resultá c6modo para unos ignorar que
hemos
de

padecer
·con El, pará ser glorificados con El (24), y para
óttos es s61o uná ''teología de liberación".tem¡ioral ...
-Ñó fúe así, cietlailente, en -la ma!'avillOSá. liistor.la .. d.¿l monatá.to.
pues hubo hombres y mujeres que ehtendíeton perfectamente el men­
saj<> y con fidelidad •"murieron: como Adai1 para ser en Cristo vivi­
ficadéis". y por ésll fldelidad se retlraréin a valles o collados, de-
(24) Ef. 8; 15-17.
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMES Y CITÉAUX
siertos y ásperos,. a vivir íntegramente la Regla de San Benito, quien
nos enseñó

a que: "perseverando
en el

monasterio, fieles a
·su doc­
trina

hasta la muerte, participemos de los
sufrimientoo de
Cristo por
la paciencia
y merezcamos acompañarle en su Reino" (25).
Este espiritu, este

aspirar
auténtico por y con Cristo, fue como
esta_Ilido
benefactor en la primavera del siglo
XI, cubriendo todas las
hendiduras de
!os bosques

de Europa; en ellos anduvieron miles de
cenobistas que abandonando sus monasterios fundan O bUScan nue­
vos estilos de vida comunitaria sobre la observancia de la Regla de
San Benito, tal como la nueva generación buscaba su ideal monás­
tico. Los
signos
comunes a
los
mismos fueron, entre otros,

los si­
guientes:
-Apartarse del mundo para unirse

más
estrechamente con
Dios
dentro de una vida en comunidad.
-Oposición

a los hábitos
feudales en
los monasterios.
-Reacción contra un cierto formalismo exterior que paralizaba
la verdadera vida de piedad.
- Opooición a

un costumbrismo
tradiciona1 y a las ingerencias
de los poderosos de su tiempo.
-Anhelo de µna

total
prá<;tica de

pobreza, penitencia,
simpli­
ªcidad, silencio, vida. colltemplativa: en fin, el retorno a la
Regla primitiva de Benito y a una valoración integral del
trabajo
manual, como

lo practicarían los primeros
padres
cistercienses.
-Preocupación por y para una fidelidad evangélica y acreci­
miento de la piedad. Ascética.
.
(25) Benito, San: Prólogo de la Regla.
1n3
Fundaci\363n Speiro

FEl.,10 A. VILARRUBIAS
-Inquietud por las crecientes fisuras del cuerpo eclesial, here­
jías,

cismas, poder temporal, pleito. de las investidnras,
la
formación de la clerecía, simonía, buroctatización de las cu­
rias, romanización
a ultranza de

la liturgia
y del monacato,
etcétera.
-Espiritu de Cruzada y de ernolución de los eremitorios pa­
lestinos.
Este cuadro
general no es solamente

aplicable a los monjes,
-entre los cuales también existía: muy marcadamente la opción a se­
guir el ideal monástico a través de la vida eremítica, en contraposi­
ción a la comwi.itaria, y entre cuyos dos ej-es está -a nuestro crite­
rio- la cambiante ubicación de Roberto, tal como se verá, Sino que
los monarcas, la nobleza feud"1 y los habitantes de los incipientes
burgos también fueron empujados por el fervor de
la Cruz que

pro­
vocará, a su vez, los grandes movimientos de masas desdf Europa- a
Palestina en fa empresa de rescatar de los árabes el sepulcro de Cris­
to o se afianzará en la construcción de las gigantescas catedrales; en
fa transcripción por los "scriptoriums" monásticos del pensamiento
de
fa antigüedad clásica; en la elaboración al calor de curias y. coros
catedralicios de nuevas escuelas
filosóficas y a infundir en todos los
órdenes un aliento sobrenatural para toda empresa oon
la que alcan­
zar el

ideal supremo del Bien, de
la Bondad y de la Belleza.integral
que es Dios,

pero no en la mitología del huerto de las Hespérides
que entronizara, a partir del. siglo
XIV, el Renacimiento ....
Nos

hallamos, pues, ante una de las encrucijadas que. paradóji­
camente conoce la Humanidal; aquélla,
la de nuestro personaje, sale
de la filosofía de la Cruz en tomo del huerto de Getsemaní y del
monte de la Transfiguración, o
sea, "afejamiento

del
mundo, po­
breza, ascetismo austero, estrecha observancia de ]a Regla" para así
darse al trabajo, a la oración, como Marcos nos enseñara que
oraba
el Maestro: "por la mañana,. de noche aÚll, se levantó y se fue
a
un lugar solitario
y allí oraba" (26). Diáfana escuela es, para el
(26) Mar. 1-35,
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMBS Y CITEAUX
Jnonje, el aula escogida por Jesús para orar, amaneceres al pie de
los olivos.
Esta aventura humana que Roberto va a vivir
se inició a finales
del siglo
x cuando San Romualdo (952sl027), en su búsqueda de
un
lugar apartado del

mundÓ conflictivo, fundó el eremitorio de
úmaldoli, .el "Sacro EresJno", a 1.200 metros de altura, en la dió"
cesis

de
Aroso; allí nacía la reforll1'l conocida por la Congregación
de los
Cdmdldulmses; siguieron las Congregaciones de Fonte Ave"
llana, en la diócesis de Faenza, cuya reforma preparó San Pedro Da"
miano;
la

colonia de
V d/lt,mbreuse establecida por Juan Gualberto
(año
1073) y los Grandmontetes fundados en 1076 por San Esteban
de Thiers en la diócesis de Limoges.
Ya en el siglo
xn, el bienaventurado Roberto de Abrissel fundó
en
1101 el monasterio de Fontevrault; discípulos de éste fundaron
en los bosques de
Nid"de Merle,
cerca de Rennes, un monasterio
que mereció grandes
privilegios del

Papa Eugenio
III en 1148,
dando comienzo la predicación ambulante a la que en el siglo si"
guiente

dieron forma definitiva los
grandes fundadores
de las
ór"
denes

mendicantes, tales como las fundadas en
1124 por ·San Gui"
llermo

de Verceil
en el monte Partenio. La mayoría de estas congre"
gaciones

como una protesta ante la
exacerbación de
las vanidades
del siglo, abolieron el
titulo de

abad
y se rigieron con priores.
Y de entre esta
generación tnonástica destaca,

finalmente, el
monje
San Bruno, fundador de los cartujos, Orden cuya fidelidad
en la continuidad de su estilo y de su mística, a través de sus ocho
siglos
hasta nuestros días, es una página excepcional de observancia
regular.
IV. Un monje rebelde -Roberto-y loe antecedentes de
Citeaux
En este marco de la Europa occidental, entre los siglos x y al
filo del
XJI, tiene lugar la reforma que un monje benedictino de
Molesmes creará en Citeaux, y que dará cuerpo a una nueva ·Orden
monástica: el Cister.
Fundaci\363n Speiro

fEUQ 4. Vll;Al,?RUBI.AS
. Este. periodo es trascenden¡al en . la historia de la aventura reli­
giosa del

hombre; en estos siglos descritos florecen los grandes :mo­
nasterios benedictinos de occidente: en.
la Península Ibérica se

des­
tacan en
1a Mar,a Hispánica; Ripoll, Cuxá, la gran obra del abad
Oliba; en Castilla, Santo Domingo de Silos, donde nueve
siglos más
tarde,

Unamuno, Machado
y Alberti contemplando el silente ciprés
que
se yergue de sus
claustros, tejieron poesia:
· "Déja~ bajar, qrié qui~ro: , ·
riiadte, :~e( tu járdineto" ·
Construcciones de hosca piedra -hegemonía del lombardo­
dejaban paso a: otras grandes cÓnstrucciones del cispíritti y del. amor:
"La Tregua de Dios", que se extendfa por tierras occitana,s y de la
vieja Marca Carolingia; en las que el abad Oliba creaba
un pueblo,
ofrooiendo la

paz, el asilo,
la tregua:~ fatigados

guerreros,
víctimas
de la insaciable

parca que es la
g,,etra... ·
Eran

los años del
"camino francés"

que había.n
conocido.·en la
segunda

mitad del siglo vm
y primer tercio . del siglo IX la ~ de
reforma eclesial emprendida
por el joven vÍsigodo Witiza, adscrito
a la corte del rey Pepino
y luego a: la .. del emperador Carlomagno,
quien
sintiendo la

llamada del claustro abandonó la corte franca para
entrar en religión.
Profesó en
. el

monasterio de
Saint,Seine y
posteriormente mo­
vido por un anhelo de perfección
,monástica fundó

en 782 la .abadía
de Aniane, que transformó en el centro de una auténtica refor~a
benedictina, con la que su abad y fuodador, que había trocado su
nombre godo por el de Benito,
e,ctendiera su
jurisdicción sobre los
. monasterios

de Aquitania y, .posteriormente,
.a la
muerte de
ea,lo­
magno,
sobre

todos los del Imperio. La
acción de
Benito d' Aniane,
luego proclamado

santo,
fue decisiva
para la desaparición de la
he­
rejfa
del adopcionismo. Murió en.el año

821.
El ideal
benedictino,· que el noble visigodo había e,ctendldo· por
,_tierr,as -de Frandl:!--, no decr:eció tras su muerte. En ·este contexto he~
mos de situar la fundación del Monasterio de c;luny, que con· los
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOI,E5_MES Y CITE4UX
años debería ser la_ cabeza de una ilustre familia benedictina. (27),
forjada en los dilatados abadiazgos de tres ilustres abades: san Odón,.
san
Hugo y Pedro el Venerable; por Ja excelencia del ideal litúr­
gico, la
Oratio Trina y de su accipn rom.,;iza,dora en la liturgia y -
poster_iormente en el monaCJJ.to _ hispániGQ para destron'!f el rito roo,
zárahe de los reinos peninsulares-; Ja _obra cluniacense• unirá, mediruite
el citado camino fra..ncés -o de Santiago, los nacientes reinos europeos
con_ la_ tumba del Señor Santiago, a cuya vera andariega de camina_n­
tes florecerá

el románico_ Sahagún fundado por Alfonso el Magno,
el magnífico Cluny hispano,
cabeza de

los monasterios de Cardeña,
Oña, ArJanza, Castañedo,
San Cebrián y las peregrinaciones de toda
la cristiandad con los grandes hospitales para
peregrinos, las obras
públicas y con la brillante lia¡rgia cluniacense al policromado Códice
Ca/ixtino.
Impresionante, pues, fue el marco, _e impresionantes sus acto~es :
la fundación del Císter, inspirada por el monje Roberto en l_a-últi­
ma década del siglo XI, La vida cenobítica de Roberto se mueve en la
inquieta
pero consciente

búsqueda sobrenatural del mensaje de Be­
nito, la fidelidad a su Regla,
eotre dos

ejes contemplativos: eremi­
torio o cenobio.
Nuestro monje, Roberto, próximo pariente de los Condes de
Tonerre, de
1a línea de Maligny, nació eo la Champagne, eotre los _
años 1028-29; eo sus días se iniciaba la querella de las investiduras,
entre el
Papa y el Emperador, el doloroso _enfrentamiento de pÓde­
res, de tan negativas consecuencias para la libertad
espiritoa.l de
la
Iglesia. A los quince años, según la
Vita Roberti, profesó eo el
monasterio de ·Moutier-liL-Celle (Saint Pierre de Celle), cerca de
Troyes; hacia 1050, por su ejemplaridad, cuando escasaroente alean-'
zá los veintidós años, es elegido prior claustral; atraídos por el eco
de_ su

fidelidad a la Regla de Benito, los monjes cluniacenses de la
cercana abadía

de Saint-Míchel de Tonerre ( diócesis
de Langres),
hacia-1069 le
eligieron ahad {27') pagando a residir a su nuévo ·mo-, _ e-• • '
· · ( 27) Monasterio' ftahcés fundado · por GuillCnnO, duque de 'Aquitania,
según el acta de fundación suscrita en Bourges el 11 de septiemb!e-·de 9i0.
La tla:ciérite ·c.omUnidad- se ·tigiÓ ·pdr la Regla de San Benito.
(27') Vita 3, pág. 8, Vid. Lekay, que sitúa la fecha entre 1068 y 1072,
12~7
Fundaci\363n Speiro

FBLIO A. VILARRUBIAS
nasterio, del que pronto se separará, "disconforme con el tenor de
vida más o menos disoluto de sus monjes ... para volver a Moutier­
la-Celle" (27"). La proyección de aquella figura cenobítica entre­
gitda con fidelidad al

retorno de los monasterios al sentido ARCIUS
de
la Regla de San Benito, se alza por doquier donde existe tierra
abonada,

es decir, donde los monjes que
buscan a

Dios, limpios de
corazón, desprecian

la falsa
piedad, cifrada en el abuso de "l'investi­
ture des charges
ecclésiastiques par des Jaiques, ahus qui était a
!'origine
de tant d'autres"
(27"') y, en efecto, el testimonio de Ro­
berto no tardó en ser conocido entre los monjes del monasterio de
Saint-Ayoul-en-Provins (filial de Tonnerre), quienes entre los años 1071
y 1073, faltos de Prior, volvieron sus ojos hacia el joven abad
de Saint
Michel, al
que rogaron su dirección espiritual y el cargo
de Prior

claustral.
Conjuntamente con estos acontecimientos, y no lejos de su mo­
nasterio, en el bosque de Callan, se fundó un eremitorio en el que
un grupo de monjes anhelaban estrechar aquel
género de
vida, para
así, en

perfecta soledad, mejor agradar a Dios, pero aquella naciente
colonia estaba falta de un codificador que estructurase su vocación
y, a

ruego de estos eremitas,
el Papa San Gregorio VII, en 1074,
indicó a
Roberto que partiese hacia Callan a dirigir el naciente ere­
mitorio.
En Callan, Roberto maduró en su nueva experencia, su ideal
vocacional que perfeccionó y concretó en que no era "su ideal el ere-
(2'7") Masoliver, Alejandro, O. C. Este monje de Poblet, ilustre histo­
riador de la. Orden cisterciense, autor de sólidos estudios, que invitamos
a su consulta, ha escri~ un trabajo sobre los orígenes de la Ord,en titulado:
Rober~o, Alberico y Esteban Harding: Los orlgenes del Cister, cuyo manus-,
crito mecanografiado consta de 32 folios y que por gentileza del autor ha
peimitido su consulta,-del cual, entne otros datos, procedé · el texto entreco­
millado de este párrafo, y una revisión general de fechas, onomásticas, "to­
ponimia, así como de la bibliografía consultada. Desde estas líneas desea el
autor-agradecer al P. Masoliver su gentileza y felicitarle por su _ extraordi­
nario
tr~a;o· de

síntesis.
(27"'} Van Damme, J. B.: Les trois fondr:t1e11rs 4e Citea11:x. Chamba­
ra,¡d, 1966, pág. 12.
Fundaci\363n Speiro

SAN R.OBER.TO DE MOLESMES Y CITEAUX
mita, sino la vida cenobítica", para lo cual perfiló la fundación de
un
inollJISterio en
el que
pudiese enseñar a

vivir en comunidad el
mensaje benedictino, lejos de la
observancia ampulosa y temporal de
Cluny, o· de la ascesis eremitana, que siempre_ es dispersa.
Ciertamente, en Collan Roberto no estaba solo en su empresa.
Dos
1110njes excepcionales
comparten su inquietud: Alberico
y Es­
teb.m Harding, y con ellos al frente parte .con un grupo de eremitas
de
aquellos bosques de
Collan hacia
. ]as riberas del

río Laignes,
donde, _

en su
soledad~ construir un

monasterio en el que
Ndiera
ordenar

una vida cenobítica integral
y ajustada en todo al anhelado
espíritu del santo legislador benedictino. Con fecha
10 de diciembre
de 1075, funda la abadía de Molesmes, en un alodio c.ubierto de
bosques,

que Roberto dedicará a María, Reina del Cielo, introdu­
ciéndose, así, en el monaquismo el _ideal mariano, que será, con los
años, una característica peculiar de las fundaciones cistercienses (27
bis). ·
Molesmes nace
y se desarrolla en la pobreza; el MoOJ1Sterio y
la Iglesia son construidos de madera, ~u simplicidad atrae la atención
eclesial de su
tiempo,; corrían loo años
fundacionales
1075-1079;
ruando su abad Roberto, inspirado ora .. en la reforma camald¡¡lense,
o en el de la Cartuja -San Bruno visitó Molesmes, como vere­
moo-, o en la indiscutible influencia de Cluny, cuando no, en el
dormido,
pero no
desterrado, recuerdo de Collan, fue construyendo
-,e.no sin lucha interior- un estilo monástico que a los
ojos de

su
tiempo elevó a
Molésmes a

gran altura
observante. Allí,
por influjo
de su
finura espiritual,

acudió gran número de vocaciones, proce­
dentes de las grandes familias, nobles
y guerreros ; con ellas creció
la· riqueza

del Cenobio,
y Molesmes tendió también a marchar hacia
"los_ senderqs clásicos del monacato duniacénse. ~e iniéiaba con aque­
lla seryidutribre, 'para. Roberto, un nuevo dr~ Interior; se sintió ~
su propia abadía "lleno de cosas temporales y vacío de espiritua­
lidad" .
. f.,27 bis) Bouton, Jean de la Croill::-: Histoire de l'Ordre de Cileartx, vo­
,lumen I

(Westmalle, 1950),
pág. 29;_ Laurent, Jacques~ Cartulaire,s de /'.ab­
b,aye de MolsJme_s, 7 yols_. _(Parí~, 1907_ y 1911);_ Van D~~,ne: Vir Dei
"A!berfr-us, AÍialecta Sacri Ordigis Cisterciensis. XX (1964)', págs. 153-164.
'1239
Fundaci\363n Speiro

FELJO A. VILARRUBIAS
Frente a esta servidumbre, Roberto, con su mente alige,ada por
largos insomnios y velas de oración, que es ~empre esta actitud de­
cisiva para luchar contra la apatía, la monotonía y la inacción de los
hombres cómodos
y fáciles - en aquel Molesmes, que los poderosos de su tiempo asfixiaban con sus dádivas
y su temporalidad ..• ; sea ejemplo de ello el . que en
1083, tras

años de pobreza
y de escasez de alimentos y de ropa, llegó
para Molesmes una época de prosperidad en limosnas y dádivas gra­
cias al afecto del obipo de Troyes, monseñor Hugo de Dampierre,
y las donaciones al abad Roberto por parte del duque de Borgoña y
el coude de Troyes, que permitieron fundar en Varenne el primer
priorato,
y en sólo dieciséis años (1098) alcanzar el número de 35
prioratos

filiales,
y contar con innúmeras granjas y rellae.
A Roberto su corazón le empujaba en un supremo esfuerzo a
rehuir aquella
servidumbre para salvar

la pobreza religiosa creyendo
firmemente
--<:omo lo estaba~ en

que el cauce normalizador
y aun
heroico
para aquella impetuosa

corriente espiritual que les envolvía
a
él y al grupo de monjes fundadores, estaba en la fidelidad total
al espíritu de la Regla de Benito,
y así lo había contrastado durante
una visita
a Molesmes

del fundador
de los
Cartujos,
Sar Bruno; al
unisono .con tan gran Santo, confirmándose en sli corazón el deseo
de una nueva fundación monástica ante el influjo mundano de Mo­
lesmes
y. la querella interna entre vida eremítica o clunicens.e y que
también podía sintetizarse entre:
los corrformisw o partidarios de
una organización monástica de tipo cluniacense, o los
tlllster()S arre­
J:,olados por

el ideal de la fidelidad benedictina.
Esta actitud de nuestro mooje rebelde, interpretado sólo como
un deseo de superar el desorden
y la de,adencia de Molesmes, no
es io.trínsecamente cierto, no reduzcamos la gloria de Roberto, ni la
de aquellos monjes que Je siguieron, ellos anhelaban humildemente
deseos de observancia
y de sencilla entrega a Dios, que los hombres
con su boato temporal estropeaban,
y, en efecto, en el interior de
Molesmes
dos grupoa contemplativos pugnaban por el rumbo defi­
nitivo. ,de la

fundación: Cluny o ermitaños, aspiraciones
concreta.s
que

se alejaban,
. ambas, del

propósito inicial de Roberto, que le
1240
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMES Y CITEAUX
habla quemado las entrañas desde su profesión monástica, hacia ya
unos cinruenta años.

Aquella
.. división

que
buscaba caminos de san­
tidad, inspiraba a nuestro
Santo a

Juchar sin desmayo por su ideal,
tras el cual el abad Roberto partió hacia 1089-90 a retirarse con sus
monjes más fieles a
Awc, "l'abbe et ses plus fideles compa.gnons .quit­
terent_

Molesmes et reprisen leur vie d'ermites a
Aux" (28),
donde
residía a la
sazón un. reducido eremitorio,

una "celle" simple
y pobre,
que vivían del trabajo manual para desarrollar allí "la observancia
de
la regla benedictina ARCIUS"; en aquel retiro permanecieron
unos cinco
años, hasta que el Papa Urbano II, a ruego de sus mon,.
jes,

le obligara en 1093 a reasumir el gobierno del Monasterio de
Molesmes. En 1094 ya están de nuevo en
el Monasterio de Molesmes, Ro­
berto y los mqnjes Alberico, prior, y Esteban Harding.
Otro grupo partió, hacia 1094, a los Alpes, en un lugar llamado
también "celle" d' Aulps, donde por la persistencia
--,,;tabilidad­
y observancia -fidelidad- de sus cenobitas, mereciera ser elev.ado
en 1097 a Abadía,
la cual durante unas cortas· décadas siguió la dis­
ciplina de Cluny hasta su incorporación al naciente Císter.
V. Subiaco o Collan. Fundación de Citeaux
Para iluminar este momento del abad Roberto, es preciso, y antes
de entrar de lleno en los sucesos posteriores, puntualizar aquí tres
fines comunes de
toda orden

monástica:
1. Glorificar a Dios, buscando su reino.
-Renuncia

de la pro­
pia voluntad: "No vine a
hacer mi

voluntad, sino la volun­
tad de Aquel que me envió" (29).
2.
Servir al cuerpo místico de Cristo que es su Iglesia. -Obe­
diencia:
"Dios arna a quien da con
alegria" (30).
(28) Véase la obra del padre yan Damme, nota 27"",
(29) Jh. 6.
(30) II Cor. 9.
1~41
Fundaci\363n Speiro

-, 3. -&,,ntifüación. personaj y. testimooio .. evangélico .. --H.wnlldad
poi amor a. Dios, S<;gÚll el . Apóstol.: .''.Hízose obediente hasta
· .lan¡ue,¡te'.' :(~l).. • .. " .,
-··,_
. -;Múltiples cenobias en 1~ días de Roberto se hallaban angustiados
·en busc¡c d_e estapureu,.contemplativa que fqr¡a.el ideal lle. petfec­
ción,-.: á.yiru¡mente .bustado pote dios --en las' . .espesuras . de. la~ selvas
--'-Ora ermitaños o.ceoobitaS-,-:.,,
libre de tod9 ligamen. feudal, .sabien­
do que, •Jo primero es puscar el Jeeino de. Dios y .su ¡ustida''. y qúe
-"lo demás se)es daría por añadfdura'.', ~·dos en la.promesa:
-"asL que no .os preocupéis_ por e) mañana, j>!lrque. el. mañána, traei,:á ·
su inquietud. Bástale al día su propio afán" (32), y, asimismo, con­
-templando
¡il-mundo con sus querellas_ y sus perjuicios ceran porta­
dores
de paz: ''.La paz os dejo, mi pa¡:' os doy, .no como el plllll.do
Sa
da, osla doy

Y o. No se
turbec vuestro cora>:ón. ni . tenga:_ mie,
do''.
(33). ·
Finalmente,. aquellos monjes, en orden. a 1&. · sinsabores: wateria­
-Ies, reéonlaban con gozo,
inexplicable para: la dialéctica .. hegeliana,
que

debían
sufrir y cargar con
los dardos de la
mortificación, de
la
humillación
y aun de la propia abyección, lo que el santo abad de
Claraval, Bernardo, confirmará
cincnenta años más tarde, al escribir ·
de 1a orden del :Clster:'"Nuestiáorden es poljr~a. renuncia yol\iii­
taria,
nuestra
Orden es
abyecéión". Aquellos cenobitas, movidos
por
ce! -ideal de fa. Cruz, cargaban • en la escuela del servicio divino·: que
,es elp!austró segú\) San "Benito, sobre si él madeto, alentados por
el

Maestro: "Tomad mi yugo
sobre vosotros y ápreniled de MI;. pues
-fº "'Y manso y humilde _de cora;ón, y hall11téis -descanso ,gar• ;"'OS·
tras almas, por_que mi yugo es suave y micarga ligera" '{34);
-- CoÉi. este' mó~il, inseparllble de. su mente, el abad Roberto, ya
de nuevo en Molesmes,
acudló en 1097 aÍ legado del Pipa, Hugo,
,A,,z,oi:_,ispo_d~llJglesia _Lugdunense (35) para .expone!'le su em,_presa
(31)
(32)
(33)
(34)
(35)
.,,-.~.--" Phil. 2.
Mt. 6,
35.
Jn. 14-21:-·;c ,,:.: ',ce::: e ,.
Mt. 11, 29-30.
Exordio PaNJo, capítulo 11, edic. citada, pág. -l!f. --:·::: i~
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE M.l)LES./W!S X CI'jli4U}(,,
y rogar su ayuda. Obtenida és~,, lliedíante una, carta en la que el,
legado juzgaba: "ser útil qué os a~éis a otro lugar ... y s(n,áis allí
a!
Señor ll1ás provechooa.Qiente, ... " y confinrumdo a perpetuidad, esta
fundación "con la , autoridacl Apostplica por nuestro sefü;, aq11U111-,
preso" ,(36).
Confirmado Roberto, regresó a Molesmes y "escogieron• tonípa·
ñeros
ávidos

de la
Regla" (37) y llegaron a veintiún monjes. (3B)
con lo,i. cuales Roberto partió "a un lugar desierto' llamado Citeáwt,
siíuado
en el obispado de Chalons", sito 20 kilómetros al sur de'
Dijoí,.,' para funclar allí un monasterio ~Novum mohasterium-' que,
dedicará
a la )3ienaventurada Madre de Dios, la Virgen ,MarJa (39};
siguiendo su devoción mariana iniciada en Molesmes, y qué seiá uná
selial péculiár · de Citeaux, que años niás tarde el Cápítulo Gétieral
cisterciense e>1tenderá "a tódos nuestros monasterios'' ( 40) _-Debe,
pues, buscarse·¡,¡, Roberto las fueotes de la devoción cisterciense ·a•
María, · que desarrollará con excepcional grandeza; el abad. Bernardo
de
Oaraval. , · · · '
El lugar escogido por Roberto a,; "in.;;,,esible a' las pisad,;. hu:
manas
a causa del espesor del' bosque y de los zariales, era sólo '.gua­
rida de las fieras ... (40), pero a!Hestós varones hallaron su "hábitat"'
y su
identidad,_que.los ojos' m,;,,dan~ nó~ieifun.; entender, y a su'
cal_or hábl ban
a

menuclo éntre sí, inspirados por la
grácia de 'rn~.
sobre la Regla del Padre de los monjes, llenito ... "y _.; e;.¡risteéi..n:•>
al Íneditar la poca c:,bs~~cia de los rilo11j~ ... y éómo e!Í~s h.:bl:in
escogido

"aquella
sc,l~ad pan; satisfacer: a su prof.sió¡i 'con Íá 01>:
servancia de la Santa Reglá" ( 42 ). , · · · · · '
Con fecha 21 de de marzo de 1098, domi~go de Ramos, Roberto'
instituyó

oficialmente la nueva
ábadía independieote
de Molesmes,
06) Exo,dio Parvo, capítulo 111, edic. citada, pág. lf ·
(37) Exordio Parvo, capítulo IV, edic. citada, pág. 15.
(3Í!) . E*t>rdio Panto,' ca:pltulo N, 'alié. citada, pág. 15.
· (39) · P: l.. 160, Ct168,
( 40) Nomastic6n, 216, núm. 18.
, ·01)· Ex9f'IÜo Parv(), capítulo. N, edic .. citada, .pág .. 15.
(42) Exordio PtJN10, capítulo N, pág. 1-7. · · ·
Fundaci\363n Speiro

FEUO A. YILARRUBIAS
e5·· decir, -un-monasterio "Sui iuris". En él nacía la ordep cistercjense.
que Alberico, y Esteban Harding darían dcx;trina y norma.
Este inciso, con los nombres de estos dos monjes, obedece al
de·
seo
de .unirlos al

fundador del
Nuevo Momisterio para

que
conoz­
camos

los protagonistas de tan importante pasaje de esta historia.
El historiador cisterciense Henríquez, en una de sus páginas,
des­
cribe

a
estos tres

santos,
unidos-~ la

,misma
,empresa y el mismo
ideal eón las siguientes figuras entresacadas del Libro de los, Libros:
"San Róberto es el más espiritual y está simbolizada por la fe de
Abraham; San Alberico, paciente,
signifka Isaac,

la víctima del
sa·
criJicio, y San Esteban Harding, el caballero ingl~, J11eob, por la
fecundidad que fue prometida a Abraham". Dios deparó a estos tres monjes
un todo

armonizado, cual
fue
la

fundación, creación
y góbiemo del Nuevo Momisterio, nombre
que
los primeros cistercienses dieron al cenobio
_ de
Citeaux, que es
tanto como decir, un nuevo Subiaco, o sea, una nueva tierra de prq­
misión para la vida contemplativa que está inserta a lo largo de la
historia bíblica,

hasta el día de hoy.
Conviene dejar sentado que estos fundadores no intentaron crear
una nueva manera de sentir y vivir la vocación monástica, o "de
hacer tabla rasa de cinco siglos de tradición benedictina" (43), ¡no!,
ellos. intentaron simplemente vivir la Regla en su integridad, en
er
vestir,

en el alimento, en el culto, en todo aquel sello de
contempla·
ción

de Dios, obediencia, trabajo, humildad, renuncia
y pobreza,
no solament~ exterior sino interior, ta1 como el Ex0'1'dio Parvo cons~
tata, es decir, querían "vivir más estrecha y perfectamente la Regla ...
que hasta entonces habían observado con tibieza
y negligencia" ( 44).
VI. Tradición benedictina. El espíritu remueve y rejuven&
ce

la letra
Concretado en su valor real, el momento crucial en que Róberto
y sus compañeros marchan de Molesmes para el desierto de Citeaux,
(43) Hermans Vincent: Spirit11alité monas#que, Roma, 1954, pág. 166.
(44) Bxoráio Parvo, capitulo III, edic. citada, pág. 13.
1244
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOUJSMES Y CITEAUX
creo que solamente las palabras contenidas en el capítulo I del
Exordio Parvo (u Orígenes de la orden del Císter), escrito .por San
Esteban
Harding, puede iluminar este pasaje.
Estas
palabras resuenan

como una cascada de
agua pura y fresca,
huelen a tomillo
y a atajo de rebaños ; ellos, con simplicilad de estilo,
nos dicen:
"Nosotros, los
primeros fundadores de esta Iglesia cis­
terciense, queremos, con el presente escrito, manifestar a nuestros
sucesores cufu canónicamente y con qué autoridad tuvo principio el
Cenobio y,

asimismo, de qué personas y eo qué
tiempos, y cuál fue
su tenor de vida, a fin de que, divulgada sinceramente la verdad del
hecho, amen
y guarden con perseverancia el lugar y la observancia
· de ·¡a Santa Regla que

nosotros
ali!, por la gracia de · Dios, hemos
comenzado;
oren por nosotros que hemos soportado
sin desfallecer
el peso y el · ardor de la jornada; se esfuerceo con .afán por el ca­
mino angosto que la Regla señala; hasta que, dejada la carga de
la carne, descansen felizmente en el sempiterno reposo" ( 45).
De este mismo estilo es
la. carta del Legado Hugo, dirigida a
Roberto, conminándole perpetuameote a
-segnir esta
disciplina:
"Hugo, Arzobispo de Lyon
y Legado de la Sede Apostó­
lica, a Roberto, Abad de
Molesmes, y
a los hermanos que con
él desean
servir a Dios siguiendo

la Regla
de San Benito:
"Conocido
.sea de

todos los que se gozan en
el progreso
de la Santa Madre Iglesia,
que Vos

y
alguno~ hijos

vuestros,
hermanos del Cenobio molismense, acudisteis, en
Lyon, a nues-­
tra

presencia· y
declarasteis querer

aplicaros, en adelante,
más
estrecha y perfectamente a la Regla del beatisimo P. San Be­
nito, que hasta entonces, . en. el .mismo monasterio, habíase ob­
servado. con tibieza y negligencia. Y, pues es claro que tal
cosa no

pueda
llevarse. a
cabo, en el lugar predicho por im­
pedirlo varios obstáculos, Nos, proveyendo el, bi0'1estar de am­
bas partes, es a. saber de los que parten de allá y de los que
allá permanecen,
hemos. juzgado set útil
que os
apartéis a
otro
lugar, aquel

que la divina Liberalidad os
designare, y sirváis
allí al
_Seµor más

provechosa y
tr~quilamente.
''
A

vosotros, pues, entonces presentes, Roberto Abad y
hermanos Alberico, Od6n, Juan, Esteban, Letaldo y Pedro;
(45)' Exordio P""'1o, Prólogo, pág. 9,
1245
Fundaci\363n Speiro

-FJJLIQ A.· VILJJ.RRUBIAS. -
así =no -también a todos los que regularmente y de común
_
_ c~jo deter~is juntar

a vuestra
compañía, como
ya en-
1onces os

aconsejamos guardar
~ sapto prqpósito, mandamos
ahora
qu" en . él pérseveréis, -confirmándolo perpefoamente con
la_autoric:lad
Apostólica por nuestro sello aquí impreso" (46).
Y sigue el Exordio Parvo:
_"Estos varones, estando en Molesmes, hablaban a menudo
entre sí,
inspirados por
la gracia de_
Di.,., de
la poca
obser­
vanciá

de la Regla,
del Padre
de los
monjes, Sa.ri l,3enito, y' se
entristecía al ver que
ellos y los demás monjes,

que hablan
ptometido guardar esta Regla con solemne profesión,
hahíanla
abándonado

casi por completa. Por eso, con
la autoridad del
-Legado de la

Sede_
Apostólica, se

dirigían hacia aquella sole­
dad para satisfacer a su
profesión con

la observancia de la
·s.nta Regla"

( 47).
-
. _A ¡;te retorno _de· l¡
R.rgl~ determinaron con celo ordenar y de­
" féndersé contra el "hombre viejo",

para con
Pahlo, revestirse
del
"hombre nuevo", y vivir · 1a -concepci6n cosmológica del cristianismo :
Jevadura,, sal de

la tierra,_ y
luz del
mundo ... :
-•• , "J:.11ego ~l 4bad y sus -hermanoo, y;o ,olvidándose de sus
promesas,
determinaron uuahimemente ordenar y guardar en
áquel.lug¡,r la

regl_a de San Benito,
rechazando cualquier
cosa
que. pudiera

oponerse a
_ la

Regla,
-esto

es, flecos
y pellizas,
telas
y ann ~apuchas y calzones, -peines y cubiertos, jergones
de- paja
y diversos platos de manjares en refectorio, y todo
lo
demás que

era_ contrario
a. la. pureza de

la Regla.
Y tenien­
do,
as!, la -rectitud

de
la Regla, como -ejemplar de su vida en
todo, se

amoldaron
y conformaron a las huellas de la Regla
-. tanto en. las observaciones.

eclesiásticas como en las
demás. Des­
_·pojados:
del -hombre

viejo,
gozábanse vestidos del nuevo. Y
puesto que ni en.-la Regla ni -en la vida de San Benito halla­
ban
qne el santo legislador hubiese poseído iglesias o aliares,
u

oblaciones, o
sepulturas, o diezmos de
otros,
y hornos o mo-
•. -· ,linos, ,, granjas, o .esclavos; ni

tampoco que
hubiesen entrado
( 46) Exordio PartJO, capitulo- III, p,lg. 13.
(47) Exordio Porvo, capltulo':!V','págs.15 y -17. i
'º-1246
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMES Y!QTE.AUX
·. tlllljerts en .si ilÍoa:asterio,·ni,:que,Jiubieseenterrado·alli a, los
. tnúer!Qs''. ( 48).
X di "Decían tanlbién gue los &uitos Padr~ ( g11e fµe¡-on ins:
truinentá
del Espirifu Sánto, y se cotñete sacrilegios ·traspasan-­
clo sus estiü:utos). distd9uían lO!i, dieZñlos en: ·cúatro partes : Urtll,
para el Obispo; otra, para el Presbítei<>; la ter.Sera , para los , pe,
regtiru>s ,i¡ue' se hospedan en aquella' iglesia, o, para las viudas
,y huérfanQ!!, :o}'Qbres que no tienen otras fuen~:, de vida; la,
cuarta para, restaurar la Iglesia., Y como no entraba en este
cóDipu.tc> la j,.i:sona del rrionie, el cual j,~ sus ti~ras de
donclé puedrviylr ~tivandofas,, él

y
Sü g:
iado, p0res6_ re­
husaban·. usurpar injustamente 'para sí ·tales cosas ·consideran:
·dolas
cónio deteclio·"aienó'' ( 49): ,
,, :D~preciada,s· ~ riq11ezas de este siglo, empezaron )o~ monjes
de · ·"N!}ey0· Mon3:5te.tj9,'..' ,. _<:omq _ fl!l!:VOS s~ld~dos __ de .. Cr~tp,_ ~ a vJyiI'
entre sí ¡;obres con· . CtistQ pot>re" y· a pensar· al mismo tiempo', •de
qqé manera, o• con, qué.artifi<:io·:o·ejercicio,podrían-.sustentar" sí.y
a )os· l)uéspedes, ·ricos-y, p,obr~ que les-vis1~, a los: cua:ks .Ir: R,:­
gla ( c. ~) n¡anda recibir !>· -0,lst,.,; ~t~ determinaroo
tomar,; conversos, laicos
y trat:arl~ . en ,,,hla y en muerte, como , a •t
mism.os; excepto, el monacato;. ·Y además hombro,s asalal¡iado\s,; pll.""'
n1>, i,nrend/l'!l ~óm_<> pudieran
guardar· los prec~ de' !ir· Regla, ín,
tegramente
-tlía· y noche, ·sin Lr ayuda de-,1.q1,1éll(!S. I>eterminaron, ,tam•
bién, tomaJ Íierras alejada,¡ de 105, sitios ~blados, ,v~;·,,prados;
bosques
y corrientes. ,k agua, ·para;•<:oostruir 'malil)OS de_ uso· paru'
cular, empero, y para la pesca; caballos también;, -y,-diversos.-ganados.
útiles para las necesidades humaoas. Como establecieron,· en varios
sitios,
granjas para
la agricultura, determinaron que fueran los con­
versos qui~es rigier¡m aquellas casas,. no_ los _ _monjes; pues, según la
Regla, la morada de los monjes debe ser el claustro suyo. Y pues
sabían aquellos saotos varones
qµe el

bienaventurado
~ Benito
(48) Exordio PaNJo, capltúlo .JJ¡:VI,"pág.'·59,
(.49) Exordfo ParPO, ,capltulo, 'l!'W, )>ag.' AL ,
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PELIO A. VILARRUBIAS
había construido sus cenobios no en las ciudades, ni en la aldeas,
sino
en lugares apartados de
las gentes, procurablln ellos imitar lo
mismo. Y
así como -aquél disponía

los inonasterios construidos, por
cada docena

de monjes
con- uno que

hiciera
de padre, determinaron
ellos,

también, obrar así" (50).
La paz que al fin asolla el espíritu del abad Roberto, al contem­
plar
cómo crecía el

"Nuevo Monasterio" en Citeaux;
se vio
rápida­
mente
truncada por una petici6n elevada al Papa por los monjes de
su primera

reforma de Molesmes,
qnienes a tl"avés de
su sucesor
el
abad Doní Gaufredo, solicitaron a Urbano II (1088-1099} el regre­
so de Roberto a "su antiguo
lugar" (51},

es
decir, a

Molesmes.
El
Santo Padre, movid~ por las instancias de "los hermanos de
Molesmes que pedían con vehemencia la
vuelt'a del abad", escribió
a

su Legado Hugo para "que
se hiciera
volver al dicho
abad a
su
monasterio". Ante
las letl"as apost61icas y Ias''súplicas llegadas de
Molesmes, en forma reiterada pidiendo
la devolución del abad Ro­
berto como Padre, ante la desolación del monasterio, el legado Hugo, arzobispo de la Iglesia Lugdunense,
decretó el siguiente documento,
después de

la convocatoria de un Sínodo en junio del mismo año
en Port-d' Anselle, que fue favorable al
retorno del abad Roberto
a

Molesmes, fallo
parecidó a

sentencia procesal, si no
viéramos en
su ejecutoria la mano providente. liI obispo Húgo, identiñcándose
con

el
Sínodo, el ruego de los monjes de Molesmes y la indicación
dei Santo Padre, escribi6: "oido

el
consejo de

muchos
varones reli­
giosos, así de obispos ... , á restituirle ( a Roberto) a la Iglesia Mo­
lismense", fo que en efecto tuvo Jugar en 1099, regresando Roberto
definitivamente a

Molesmes y
"quedando aquellas
dos abadias
en
suma
paz y libertad" (5 2}.
(,o) Exordio PaNJo, capitulo XVI, id., págs, 41, 4,.
(Sl) Exordio Par.a, capitulo VI, pág. 19.'
(S2)
Exordio Paroo, caplfulo VIII, j,ag. 2,,
1248
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMES Y CITEAUX
VII. Roberto, nómada del Señor: El Nuevo Monasterio,
"mater cistercium".
Roberto -eterno nómada del Señor-, contrariando su íntima
voluntad, negándose a sí mismo y a la obra por la que tanto había
ciertamente
sufrido y trabajado y cuya
cima del ideal estaba en Ci­
teaux, entre las nacientes construcciones del N uiJ1/o Monasterio, acep­
t6 la llamada del Papa y la decisión de su Legado Hugo, reintegrán­
dose en el siguiente mes de julio a Molesmes, cuya abadía
rigió
basta
su muerte, el 17 de abril de 1111. Recibió sepultura en su
Iglesia
abacial y

fue elevado a los
altares por
Honorio III,
el 8 de
enero de 1222.
Esta decisión pontificia fue dura prueba para el naciente monas­
terio, privado de. su fundador el abad Roberto. La repercusión de
la
marcha a Molesmes de aquella figura axética y rebelde al mundo,
pero que qnemaba las entrañas de los tibios
y exhortaba a sus her­
mllnos a

"ser otros Cristos", se refleja en las páginas del
Exordio
PtJNJo, con estas sabias líneas:
"Huérfaoa, poes, de su pastor, la Iglesia cisterciense reuniose y
eligió por abad ... , a un hermaoo llamado Alberico" (53), quien al
igoal qne en Molesmes desempeñaba el cargo de Prior; "varón de
prucÍencia admirable"

consolidó
fefümente el

empeño fundacional y
estabilizó la naciente Comunidad, a la que colocó bajo la
protección
de
la

Silla Apostólica
en el Pontificado de Paxual II (1099-1118)
mediaote el "Privilegio romaoo" otorgado a favor de los cistercien­ ses a los
14 de las Calendas de mayo del año 1100.
Del nuevo abad dice el Exordio Parvo·: "'el varón de Dios, Albe­
rico,

ejercitado
felizmente por.

nueve años
y medio ea la escuela de
Cristo, pasó al Señor, glorioso por
su fe y sus virtudes. Sucediole un
cierto hermano, por nombre
Estebao, inglés de oación, que, con
otros de Molesmes,
había ido

allí y era amaote de
la Regla y del
lugar" (
54).
(53) Exordio PaNJo, capitulo X, pág. 27.
(54) Id., capítulo XVII1, ¡iágs. 44, 45.
1249
Fundaci\363n Speiro

PEUO A. 'VILrlRRUBIAS,
VIII. Oración; Ef claustro es fuente. de . vida
San Pedro, en su primera epístola, comienza así: "Carísimos, os
exhorto como a extranjeros y errantes .... ", . . .
En. ~ta plena coµvicción de que· somos e)d:1:anjeros. y errantes en
esta
tierra, y que 11uestro definitivo a.1entamiento será en eL Réµio
de.
Dios, todo rua¡ito se ha, descrito queda justific;ado, pero es nece­
sario

que )a
lección de] Após!:ol, ioidada COll estas ¡los palab(as, se
medire. Estéril sería la. grmdiosidad de los monumentos:. qu~ ~
doquier. el ,u,te. de los monjes ha levmtaoo, ,si ellos .no. condujesei
al
alma a sumergirse en .el misterio.,de la Creación:.,N~otros, -~ex;.
tranjeros y errantes", debemos sentimos llamados a· fin .. ¡:le •'l\10 .~l
térmiµo
de

nuestro .viaje,
, la aventura existencial, s~--la gloria, de
los
Cielos. · • · ·
·El. secreto-sol;,ren•t11ral de. esta. historia· de vida .mon~ca' .ell·
torno del mooje Roberto y Molesmes, cuyo monasterio .sería procla'.
mado por el Capítlllo General .del aster .de. 1225, de "la:sainte ra'
cine .de Citeaux", está en la. fuerza de. la oración, ejerµplos 11~dio
J,es4s, y Sac .Lucas nos .los _desc;ribe al clecimos ele .Jll: ''J .. µs. se. re­
til;aba-a. lugares solitari90 para orar,: (55).
La oracipn equivale a. ordenar Ja .mente hacia la Causa prirneni,.
la oración en· soledacl, es la. base cierta, de toda estructura de la vic4.
conterµplativa, que es. ioco,mpatible • <;:on · el desorden. y la confusi611.
Hace po,co leí .de, l!ll Premio Nóbe! l!ll pensain.iento que rc:fuerza en
lo initele$lll el, porqué de la déserción de talltas almas, que no. so-­
portm la disciplina interior; Tomás Marui, así lo-desam,~a en i,ste.
t,;,qo:
- '• ,-a L e-•
"~ero la pasión, co1t10 el delito, .no se egqientta a sus. iin,
chas en medio dél orden y el bienestar cotidiano; todo aflo­
jamiento de 16s résortes de la disciplina, toda confusión, tras:
tornos
le

son propicios,
porque le dan: la esperanza 'de óbtener·
ventajas de ellos" (56).
(55) Lucas 5, 16.
(56) Mann, T.: Muerte en Vqneci'a;. Maclrid;' l97J,. pág.-· 7'.' t,
1250,
Fundaci\363n Speiro

SAN ROBERTO DE MOLESMES Y CITEAUX
Con esta invocación al orden en el espíritu, damos fin a este
ensayo, ya que en
la oración

está explicado el misterioso diálogo de
los
primeros cístercienses, cuando

despreciando las
riquezas de este
siglo

empezaron los "nuevos soldados de
Cristo a
vivir entre sí po­
bres con Cristo pobre" (57). Hemos de vivir pobres con Cristo,
para que al igual que en Ci­
teaux venga un día·
el Señor a visitar nuestra alma y derrame "las
entrañas
· de

su misericordia" por haberle suplicado
y clamado día
y noche con lágrimas y suspiros. Y así seremos. despojados del "hombre viejo" corrompido por
las concupiscencias engañosas, renovándonos en nuestro espíritu y
revistiéndonos del hombre nuevo, conforme
a la

imagen de Dios
"en justicia y santidad verdadera". El Evangelio será una
· dura

es­
cuela para

quienes, como anticipó Isaias, "no destierren
de_ su
cora­
zón la maledicencia", o tengan cerrados sus oídos.a Teresa de Jesús:
",la humildad es andar en Verdad"; o permanecen inmersos en la hi­
pocresía, de la que dijo Pablo VI, que es "la permanente tentación
humana de sustituir la realidad".
·
Todas
estas
barreras: maledicencia,
orgullo, hipocresía, desdibu­
jan
la misma esencia del cristianismo, como lo vivieron en la po­
breza los

cenobitas de
Citeaux, que

es
el amor. De esta suprema Ver­
dad,
ha
escrito un

sacerdote de
nuestros días:
"¡Cuántos

hay que todavía son malos
¡,orqNe ·ntJdie_ los
am6!'"
Sequedad de amor que Dostoiewsky dibujó con este pensamiento
que

cierra
nuestro ensayo:
"No

comprendo cómo se puede pasar junto a un árbol
y
no ser feliz de verlo, hablar con un hombre y no ser feliz de
amarlo."
(57) Exo,dio P,,rvu, capitulo XVI, pág. 41. .
· 1251,
Fundaci\363n Speiro