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Número 201-202

Serie XXI

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Gramsci: la revolución actualizada

GRAMSCl: LA Iu;VODUOION AlGTIJALIZADA
POR
ANGEL MAESTRO
Gramsci: Un tema demoda. Cualquier persona con pretensiones
de

conocimiento histórico, político o sociológico opina hoy día sobre
el personaje o su obra. Todo intérprete o analista, por rudo o tosco
que
sea el
mismo,
habla sobre la aportación gramsciana a la teoría
y a la praxis revolucionaria marxista-leninista.
Pero, no
ya desde un
punto de vista limitado a los comunistas en sus,
diversas gamas

-or­
todoxos, eurocomunistas, ultraizquierdisms, desviacionistas en un
sentido o _en otro, etc.- ni
tao siquiera a los compañeros de viaje
más o menos afines; el tema y la expansión del mismo han supera­
& esos marcos, gigantescos sí, por lo que supone la colo.sal exten­
sión. física e ideológica del 'lllliverso marxista ... Jeninista, y vemos
que en los círculos de la burguesía occidental se hobla de Gramsci
continuamente: se le nombra, se le cita, se comenta, se le interpreta ...
No existe prácticamente conversación sobre el fenómeno del co­
munismo sin que salga Antonio Gramsci a relucir. En los medios
de esa burguesía progresista
y de sus escritores, con esa superfialidad
pretendidamente brillante

que
vemos en
tantos periodistas actuales,
primeras figuras de la actualidad, con superficialidad chispeante
y
que quiere ser desenfrenada, pero que es vacía y sana; simplémenté
está de moda. Gramsci
p\lede lle¡¡a.r, cuando se quiere

hacer cualquier
interpretación o reflexión sobre cualquier aspecto-del comunismo,
a ser

un tópico, a
convertirse· en un lugar
común de
forzada refe­
rencia, -parecida al ya obligatorio del periodista ignorante, pero audaz,
o

del,
burgués o burguesa progresista,
cuando ante cualquier situación
no
y~ asombrosa, sino simplemente fuera de lo habitual, indefectible­
mente responde siempre
«... es kafkiano».
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
Esto de decir de algo que es kafkiano ha superado ya la categoría
de tópico, está marcado con
carácteres indelebles

en
el lenguaje
del
inculto
pretendidamente brillante,

o de profesión
«intdectual ex­
teriorizante».

Viene siendo algo similar a lo de, al expresar cualquier
situación de
festejo -genemlmente motivado por

algún aconteci­
miento casi siempre de triunfo izquierdista-, aplicar aquello de
Hemingway, «...
era. una. fiesta».
Al

igual que se
die.e kafkia.no pru:a adjetivar o calificar a un
acontecimiento sin haber leído nada del escritor checo muerto aún
en plena juventud,
lo de la fiesta se apliica ahora a toda situádón
subjetivamente

aprovechable por
cierta ideología
por
el ignorante
de

turno y repetidor de tópicos. Teheráo
era una

fiesta
cuando la
marcha de

Rezha
Pahlev1i', o :M:arulgua cuando el derrocámiento de
Somoza, o si cualquier acontecimiento por nimio que sea resulta
válido para el facedor de tópicos. Así vemos cómo cuando las cir­
cuostoocias lo

requieren
Badajoo era
una
fiesta, o
Lugo o Tomello­
so; todo es válido para calificar, bien
sea Cochabamba o Hánoi.
Pues bien, con Gramsci se corre el riesgo de caer en W1a situación
parecida, y así vemos que las citas al mismo, en apoyo de cualquier
punto de vista
-nos oeferimos
naturalmente a los múltiples y va­
riados aspectos de la interpretación del marxismo-leninismo---, se
hacen continuamente sin conocer lo más elemental de su obra, de
su v:ida, y de su teoría.
Salvando ya a esos individuos frívolos !an característicos de
nuestra
época superficial, lo cierto es que Gramsci se ha convertido
hoy
en un elemento
decisivo para
el estudio y
la aplicación
práctica
del
marxismo-leninismo, y

como la bibliografía sobre él es iogente,
-y cada día más y más
amplia-, su

obra es extensa y
los exégetas
más nume=os,, resulta

fácilmente comprensible la dificultad de
encerrar en unas
páginas aspectos tan dilatados. Procuraremos

sio­
tetizar los

aspectos más
relevantes, y tratar -al menos esa es nuestra
intención- de conseguir una visión de conjunto que ayude a com­
prender este fenómeno y nos sirva de gula para el estudio e ínter,
prelación,

de quien con su teoría de la guerra de posiciones frente
a
le. guerra

de movimientos que fue la
revolución rusa
de
1917, ha
señalado un camino y
unos objetivos

para la conquista del poder,
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Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUALIZADA
que a juzgar por los resultados eo Occideote arroja una perspectiva
ciertamen:te terrible para los defensores de una concepción humanís­
tica radicalmeote antagónica con los postulados del materialismo
histórico
y dialéctico.
Vida y circunstancias.
El 22 de enero de 1891 nace Antonio Gramsoi en Ghilarza,
mediana

localidad de la isla de Cerdeña, en el seno de una familia
burguesa, desde luego de or!genes
y medios eo absoluto nada pro­
letarios. El padre, el menos afortunado de los
. hermanos,
hijo de
un coronel de carabineros, tuvo que abandonar
S'l1S estudios de De­
recho

por la muerte de su padre,
y colocarse como empleado del
registro
en la

localidad de Ghilarza. La madre Peppina Marcias,
'era también sarda, hija de un recaudador de impuestos, en situación económica
pasable, pero

que dada
1a estrechez- de las miras proVin­
cianas

de una sociedad como la de
entonces-, y más en Cerdeña, no
era considerada de suficiente categoría para emparentar con el hijo
dé un

coronel de un cuerpo como el
famoso de

«carabinieri».
La lucha entre caciques políticos en la
isla marcaba

de forma
predominante
el horizonte no sólo político sino social de Cerdeña.
Los grandes partidos naoionales, a nivel sardo, tenían tan sólo un
relativo reflejo e interesaban únicamente, en manto tal o-cual detér­
minado cacique se

revistiese con su·s ropajes para una toma de postu­
ra ante problemas no
ya exclusivamente de la - isla, sino a niveles
por debajo incluso del ámbito municipal,
y que afectaban a ca­
minos vecinales, a problemas de linde, servidumbres de-
paso, etc.,
todo en un nivel auténticamnte aldeano. Las elecciones de marzo
de 1897, con esa carga emocional que sólo a-Soma en l,as pequeñas
poblaciones
y ante los grandes o pequeños problemas personales,
haciendo posible la
forna de actitudes vengativas y crueles, marcaría
de forma importante al padre de
Gramsci y a él mismo para el
futuro.
Se enfretaron dos caciques locales, Enrique Carbony y Francesco
Coceo

Ortu, poniéndose el padre de Antonio, Cicillio Gramsci, del
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Fundaci\363n Speiro

lado dd Carbony, quien perdió-las elecciones, y como la constant;,
de aquel régimen_ "partitocráti.co era aniquilar : a los vencidos, .los
hombres de Coceo Ortu se _dedicaron a ello con tesón digno de mejór
esfuerzo

-como
problamente habrían
hecho sus oponentes de
ser
ellos los vencedores-, y dado que la influencia sobre el teórica­
mente indepediente f>Oder judicial era sumamente considerable, la
justicia manipulada era una de las armas más eficaces- contra los
vencidos.
~ Cicilio Gra,msci tiene que abandonar por unos días su oficina del
registro para _.asistir al entierro-de _su hermano Nicolino, capitán -del
ejé~ito., quien ·mandaba ·un des~egto· de artillería, y entonces 1a
facci~n vencedora:_ pide que, apro~hando la ausencia de .Gramsci,
sc haga una· inspección-del Registro por ver si existían irregular-i~
dades. No parece, según testimonios de la época -bastante nume•
rosos

que
rec(!"ge el
biógrafo de Gramsci,
Giuseppe Fiori-,
que
existiesen irregularidades;

sólo
certo desorden administrativo, pero
se le suspeode de empleo y sueldo, y el 9 de agosto de 1898 al
hijo del antiguo coro~el de -< nen, bajo la acusación de desfalco y falsedad en documentos públi•
cos,

ingresando en la cárcel de Oristano;
juzgado y senrenciado el
27
de
oétubre de

1900,
y aunque condenado a la pena mínima pre­
vista, cinco años, _-esta sentencia marcaría al futuro ideólogo marxista-
1eninisJa de forma, acusada para su actuación futura.
La miseria que caería sobre
Ja casa
de los
Gtamsci --siete híjos,
de los cuales,-el -mayor con 14 años, y·.:él pequeño .de meses-,
agudizaría en. d pequeño Antonio, con sólo siete años, .9U resenti­
miento con los compañeros de colegi:o más afortunados, y a Iós que
no afecta.pan· las .privaciones que fufría su hogar. Aquf.vemos una
situación distinta comparada con la infancia de Lenin, sin privacio­
nes, con una buena situación ·ecOnómica y con desahogo, 'O -la de
Trotsky, hijo de labradores de rdativamenre buena posición, o la
de Bujar'n, por lo que las circunstancias. sociales que rodean la in­
fancia y jUVJ;:ntud de Gramsci, crean .un resentimiento no sólo cOntra
los representantes de la autocracia, al estilo de Lenin, Trotski o
Bujarin, · sino también contra los miembros de la burguesía prbvin­
ciana
de uria ciudad de Cerdeña'.~
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Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUALIZADA
Las privaciones de la familia, mientras el .padre sigue en la cár­
cel, el contacto con los compañeros ~e .un at?b!ente exiguo, inevita­
ble en una pequeña dudad, y con ~a maldad propia. del niño de
zaherir a sus compañeros .más
desgraciados. por
la naturaleza o la
fortuna, con .alusiones al. encarcelami~to del padre, marcan .. su ca"'.
rácter, en uno de los que creo tres aspectos fundamentales para la
formación del fu'turo· r~oluciOnario. Los otros dos serían su de­
fecto físico y la miseria. de un horizonte si1:1 esperanzas de. 1a socie­
dad sarda.
Antonio Gramsci
nació delicado
y no_ muy
fuerte, pero normal,
igual que otros niños, aunque ya muy pequeño: y siri saber si fue
a consecuencia de una caída, empezó a
quedarse bajo, dél?il y lo que.
era peor, apareció en él una gibosidad creciente que deformaba.más
y más su cuerpo y que señalaría a Gramsci basta _su muerte. Sin déc
masiada

imag'nación,
resulta. fácil unir

a
las humilláciones del pádre
en la cárcel, las. risas y las burlas contra el niño jorobado,. y pode­
mos tener, aunque parezca-. muy simple, una síntesis de_ circunstan­
cias moldeadoras de un carácter. A pésar de su debilidad y aspecto
enfermizo, se concent.t:a es el estudio,.Y "Yª --_cuando pasa al-· instituto,
en multitud de detalles que pormenoriza su apasionado biógrafo
Fio.ri, se ve la diferencia con dtros jóvenes que no piensan más que
en divsertirse, con esa irresponsabilidad lógica y natural de gran pa:rte
de la juventud; Gramsci nunca será un joven atolondrado, se pri­
vará de todo lo superfluo y para él inalcanzable, y comprenderá que
el estudio será el único camino para escapar de la sociedad sarrda
que le asfixia en .tantos sentidos y le oprime y Je ahoga ...
Su resentimiento crecerá y se reconcentrará, cada vez más puro
y destilado, formando así una caracterísltica de su personalidad, de­
cisiva
al enfocar problemas y situaciones, y que también le hará
tomar conciencia del valor del intelectual como guía de siltuadones,
superador incluso del concepto
del partido comunista coma, sujeto
dé la historia y, simplemente como tal, sujeto a la vanguardm inte­
lectual
, ligada

a la clase obrera ..
Las horribles condiciones de vida, tanto del proletariado como
~el campeúna~o sardo, .señalarán en eL .Gr~~ de primera época,
una visión más -estrecha de su afán revo!ucionario. El problema ·del
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Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
«Mezzogiorno» italiano, con su clara división entre varios tipos de
naciorutles italianos, y que hoy perdura todavía; los

privilegiados, los
de
primera clase,

los
turineses y milaneses crfyelldo, a veces, since­
ramente
y no sólo entre miembros de clases privilegiadas, que el
hombre del
«Mezzogiorno» pertenece a una subespecie inferior y
con poca o nula disposición
para la actividad creativa, sea del tipo
que sea, se agudi?;a al
máximo en
Gerdeña, donde
existían, por
un
lado,
la tiranía caciquil y, por otro, el de la explotación en una -so­
ciedad preindus,trial por parte de sociedades carentes de toda con­
sideración religiosa, ni siquiera humana
y que
se asemejaban a
láS
descritas por Marx y Engrels en la Inglaterra de los albores del ma­
quiniBmo (

1).
En Gramsci

se forma, en aquella
época, el
sentido independen­
tista
para Cerdeña;

aún no
ha formado del todo su conceprto revo­
lucionario superador de
estrechos márgenes
locales, para
entrar en
ese

afán revolucionario universal, sino que
esas espantosas
condi­
nes de vida, tanto

del trabajador como del campesino, le hacen cir­
cunscribir
gran parte

del problema a su natal suelo sardo y parti­
cipa
adt1Ívamente en

todo lo que encierra
el grito repetido en pan­
fletos y ¡,a,,edes: «los italianos al mar».
Superados muchos

y muy grandes problemas
y salVlldas difíciles
situaciones,
deja su localidad
nat>al y pasa a Gagliari, donde a finales
de 1908 empieza a rursar estudios de institu!to, y allí aumentará aún
más
el impacto en su carácter producido por "las penosas circunstan-
( 1) Las condiciones de vida en las instalaciones mineras de Cerdeña a
principios de siglo eran horrososas, e incluso existe un informe realizado
por un ingeniero llamado Ferraris, en el que respondiendo a una
encuesta
parlamentaria

comenta: «en los sitios en que ya hace años se ha
introducid()
el

descanso dominical -dijo a la Comisión Parlamentaria de
encuestas-­
es
rarísimo

que los obreros lleguen a ahorrar algo, son frecuentes los casos
de ahorro

en
las minas
aisladas, donde el trabajo es continuo y falta, por
consíguiente, la ocasión de gastar. En estas minas el descanso de un día
por cada seis de trabajo es realmente excesivo, porque lejos de los centros
habitados
y no habiendo en qué dedicar el tiempo, los días de descanso,
muchos lo consumían abandonándose a libaciones excesivas que
comprome·
terían

incluso el trabajo del día siguiente»; Giuseppe Fiori:
Vida de An­
tonio Gramsci.
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Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI.· LA RBVOLUCION ACTUAUZADA
cias en que ha de desenvolverse en 1a pequeña capital provinciana,
mdtivadas por la penuria y estrechez con la que duramente sobrevive,
y
logra hacer frente a sus estudio\'>; buen ·estudiante que se concen­
tra en su trabajo, a diferencia del estudiWJte típico que lo tiene
todo resuelto,

Gramsci sabe cómo
ha de aprovechar el tiempo y no
le ,están perm1ltidas distracciones normales en la juventud. En pen­
siones poco
menos que
infectas, con regímenes
de corrúda esparta­
nos, no impuestos por convicciones 1 d-ealistas o naturalistas, sino por
una estrecha necesidad, con una chaqueta a la que se refiere -en las
cartas a su familia, que debería ser la de un verdadero mendigo ...
Todas estas penalidades, el desdichado asunto de su padre que llevó
a la
familia a
esa situación, y que le hace rebelarse contra
la in­
justicia de la sentencia. y su defecto físico de la. joroba, son causas
que darán un impulso coordinado y efectivo a su resentimiento, a su
afán de destrucción de una sociedad a la que considera profunda­
mente injusta.
A pesar de su gran facilidad para el aprendizaje de las matemá­
ticas, demostrada en numerosas ocasiones y que hacía ver en él, por
sus
maestros, un espíritu lógico
y analítico, no se
especializaría en
las

mismas,
y al terminar sus estudiios de segunda enseñanza com­
prende
que la única posibilidad
para entrar
en-la enseñanza un,iver­
sitaria s-ería

optar al concurso de una
beca para

la U
niversidád de
Turín,

otorgada por
una institución

a los estudiantes sardos pobres.
En octubre de 1911 llega a Turín, y después de superar las oposi­
ciones obtiene una de las 39 becas ofrecidas, obtenida con dilicul­
ltad, por la buena preparación de los
opositores. Mientras

tanto, el
padre ha logrado obtener la rehabilitación y consigue entrar en
el
catastro como auxiliar administrativo, a pesar de su antigua jerar­
quía. Dada su
debilidad física,
en el curso de los exámenes el joven
Gramsci se desmayó
varias veces y comprueba que ha obtenido el nú­
mero 9 en los
exámenes, y en la lista ve a otro joven sardo que
consigue el número 2, y cuyo nombre era Palrniro Togliatti.
Sus estudios universitarios se desarrollan en Turín en un ambien­
te de rnisetia parecida al soportado anteriormente en Gagliari: cuar­
tuchos miserables, ropas desastrosas, comidas mínimas, etc., pero
Turín señalaría de forma indeleble a Gramsci, a Togliatti, a los lí-
69
I
,i~ .. _.
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ANGEL MAESTRO
deres .del ~utut-0::prutido .. co_munista ":italiano .. Turín; más que Milán,
era
el núcleo del proletariado itali'ano, la futuca ciµdad roja, la urbe
donde se
da~n las condiciones para-!a acción

revolucionaria
de una
sociedad ya industrial, y con un
proletariado activo

y propenso para
la -revolución. Allí la mentalidad de Gramsci sufre la transformación
más decisiva para su carácter.
La huélga que duró desde el 19 de marzo de 1913 hasta el 23
de junio de ese año
y que patálizó las grandes fábricas Fiat, Lancia,
SPA, las :nstalaciones ferroviarias ... constituyó un triunfo para ·los
revo!ucionarios, y Gramsó, superado ya el concepto naciona;lista de
búsqueda de la independencia para Cerdeña, trasciende ese espíritu
independentista
·Y abraza

ese universalismo de los
revólucionarios
socialistas, cotilprelldiendo, según él; ·que los opresores de sus paisa­
nos no eran so~o los terra~enientes locales, sin·o los propietarios· de
1a· grán: industria del Norte, una·clase explotadora superior, y Gi::ams­
ci ve que los culpables no eran las c:ases obreras de la Italia in­
dU.strfalizada, tal ·coffio · en la subde5arrollada Cerdeña -se quería ver
¡,ot parte del pobre lrabajador y campesino sardo, sino esa gran
burgliesía monopolista propietaria

de las grandes instalaciones.
~Gramsd --cotnpt'ertde habet ·ae~icubierto eri Turfo una fase más
avanzada del capita.lismo -aún no la fase superior del imperialismo
t-0-mo diría Letl.in~, pero sí nn estado· más avanzado- que el ·con­
templado en· una sOCiedad
provinciana

-
agrícola· y en W1-primitivo
esta.do de

transfomiación industrial. Su comprensión dentro de su
meñtJidad· iñcipieátemeñlte revolucionária,

de que el
enemigo no
éstá en uf.. sectór· de la

nación
itallana-y que abarca fSe sector na­
cional: propietarios, -burgueses, obreros, campesinos, etc., tal como
irigenuaménte veían·
al enemigo--:-· del

norte, no sólo en Cetdeña, ·sino
en todas las tierras del «Mezzogiorno», Gtaffiséi ve al ene:migo
rií-tidamente y lo siepara · de ese contexto para é1 artifiCial que ven
sus

paisanos,
compi:-ende que

la lucha está
plan''.eada entre ¿ase
dominante

y clase
expfotada, con independenéia de 'la distribución
geográfica.
·El enemigo es la clase, no los habitantes de Wl territorio;
asi -se p!árt;tea la lucha de dáses y -Gramsci evoluciona. inequívoca­
merite de nadónalista independent'Ísta -a socia!ista.
El 29 de ·júlio-de 1914, se produce en Sarajevo-el acontecimiento
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Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA RBVOLUCION ACTUAUZADA
que transformaría.-la historia de la 'húmanidad.; los disparos "el
nacionalista

servio Cirilo Princip, al
asesinar-al ,archiduque Francis­
co

Femando, heredero
d.el trono de. ese prodigi;, de cultura- que
supuso el imperio austro-húngaro, adquidrían una
resonancia
trágica
·qu~ traería la desaparición -de un mundo. ;-Italia
declaró

su
ll!elltralidad ""-a

pesar de los
pac
ligaban
con la
entente-,
el A de agosto, y el partido socialista italiano exigió esa
neutralidad. Pero empieza a producirse la esds-ión entre 4os socia~
listas italianos, reflejo de la existente , en el socialismo· mundial:--a
pesar de la:-pretendida neutralidad socialista en tina guerra entre
regímenes
«imperialistas»,
muchos de
elloSc propugnan que los so­
cialistas

deben estar en contra de los enemigos
considerados más
reaccionarios, o. s1~, los «imperios centrales» y debe tomarse partido
en

apoyo de las
fuerzas democráticas . ( 2).
Una figura histórica, Benito Mussolini, . publica en el 'órg'áno
socialista
«A wnti» uo attíatlo de évidente reflejo dé su

personali­
dad, pidiendo
el 11bándóno de fa, neutralidad para pasár a otra neu­
tralidad,
calificada por
él de activa y operánte, A los pocos días
otro medio socialista refleja la escis6n del partido:
«I! grido
del
popolo»
publ'ca un

artículo de
Angelo Tasca, contra las tesis de
Mussolini.
Pocos días

-.después Gramsci sale a la-
luz -co:n su primer
artíoulo

político (3), produciéndose un
aparente encue11tro, sófo
aparente,

con
las posiciones

de Mussolini, y a
la vez con." una in•
(2)- Contra la· opinión de muchos· revolnd~narios, partidari"os de· apo}'ar
a

los aliados, considerados
más democráticos y liberales que · rios»
Alemania
y Austria, Lenin consideraba tan enemigos' a unos como a
otros «para un observador político normal, era, lógico supone; una mayo:r
simpatía bolchevique

hacia los aliados, teórkamente democráticos, que
frente
a

los
conservador~ imperios
centrales,
perQ· la
principal razón bolchevique
era conservar la revolución y para ello no
v.acilaron en ayudar ~ -kaiser ~á~
que a los democráticos aliados. Su alianza con el sector más co_11Sérvador :re­
sultaba inexplicable, pero para los bolcheviques, tan odioso era un impe-_ rialismo como otro,
y si se ayudaba a su destrucción mutua más robustecido
quedaría
'el pOder soViétko»; Angel M.ite-stro:· La 1ác1ita en. ltrteOria y en la
P,axis marxista-leninista, en «Verbo».
(3) - El 31 de· octubre -de· 19·1'.4, segúri su ·biógrafo Fioti_·· Murpos.ible.
mente

de las diferentes biografías existente(
·.estit- Seii. fa más ""cóhl'J>1eta. Súb-
n
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
cipiente mentalidad leninista de cómo el revolucionario debía aprove­
char en su beneficio las condiciones
obj-etivas que
favorezcan el
triunfo de
la revolución, aunque éstas, según el análisis teórico, pa­
rezcan contrap>1estas a la ideología y al progtama marxista.
Su estado de salud empeora, y se ve obligado a dejar sus acti­
vidades políticas, pasando más de un año hasta
que vuelve

a
reanu­
darlas

colaborando en el seminario
«U grido, ele! popolo» hablando
sobre la reunión de
la Internacional en Zimmerwald donde el nom­
bre de Lenin empezó a adquirir fama entre los firmantes del mani­
fiesto contra
la guerra en esa ciudad suiza. De hecho, para Gramsci,
«entre
finales de 1915 y principios de 1916 nacía el revolucionario
profesional». Siguen sus colaboraciones asiduas ya
en el citado seminario y
en «Avanti», casi siempre sin firmar y según sus exégetas. -pues los
biógrafos
y comentaristas gramscianos presentan a nuestro personaje
como un modelo humano-, no por timidez, sino por rigor cientí­
fico, y así aparecen las siglas A. G. o Alfa Gamma, considerando
que el trabajo periodístico era bueno para el día para la noticia
cotidiana, pero que con el día debería morir.
Dejando .aparte temas como el de la revista «La citti futura»,
en la

que colaboró en el único número publicado,
y en. la que un
Gramsci juvenil
muestra cierta

admiración por Croce,
y en la que
salen a la luz aspectos característicos de la táctica gramsciana, como
es la posibilidad de abrir los horizontes revolucionarios, rnliendo de
los tópicos
del honrado
y sufrido trabajador, de los que ven la
pureza
revdlucionaria sólo-
en «las manos desnudas

y callosas», viene a
producirse un hecho de dimensiones colosales,
y es el derrocamien1to
del zarismo y la revolución de febrero de 1917. Gramsci hace su
primer comentario

en
«U grido

del popolo», finalizando ya abril,
y aquí vemos su premomaon histórica, adelantándose a casi todos
los contemporáneos
---01ando el
partido bolchevique aún no era
yace un indiscutible apasionamiento hacia el biografiado, y sin objetividad
ninguna
ensalza
y magnifica su figura, pero su lectura resulta casi obligada.
Otras aportationes muy importantes son las de Spriano y Ferrato, y las de
Rabi
ce y

Carbone ( nota del autor).
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GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUAUZADA
sino una. de las fuerzas derrocadoras de la monarquía zarista-, al
ver en los
acontecimientos de
febrero la
base de
los futuros de oc­
tubre, y para nuestra opinión esto es muy importante, el comprender
que a diferencia de los que suponen que la historia siempre se repite
con situaciones par~lelas, sólo . ven

'transportables en el tiempo y
en la distancia, que al igual que la revolución francesa la revolución
rusa sería el triunfo de fa burguesía una vez derribada la autocra­
cia. Gramsci no, aquí adquiere un paralelismo con la visión profé­ tica de un Trotski -aunque hoy día los
~ígonos de

la Unión So­
viética lo silencien-, y es que ve cómo _la historia no se detendrá
en la etapa de la revolución democrático-burguesa -tal como pen­
saban Zinoviev y Kamenev, Plejanov, etc.-, sino que trascenderá
ésta, y a

pesar de lo que digan Ia_s teorías marxistas -digo
mar­
xistas y no marxistas~leninistas-, superará esta fase y entrará de
lleno en un régimen socialista.
El fervor y la actividad revoludonaria de Gramsci awnenta a
medida que

llegan
las noticias favorables

de
Rusia; cree,
al
igual que
otros

revolucionarios, _ que la revolución rusa no se detendrá en
la
etapa liberal y saltará hasta el socialismo, y quizá algo ingenuament~,
piensan

que Tur!n puede ser
el Retrogrado
italiano. Bajo el
pretexto
de

dificultades en el
suministro de alimentos, estalla el 23 de agos­
to

de 1917
la violencia revolucionaria, con su secuela de barricadas,
incendios, destrucciones,
etc., pero las condiciones no eran las mis­
mas_ que

en Rusia, no existía una situación
in1ternacional tan desas­
trosa para Italia, pues aun sufriendo
enormemente por
la guerra, en
particular por el
desastre de Caporetto (

4), la situación no
admit!a
( 4) El desastre de Caporetto, así llamado por los mismos italianos, su­
puso
la principal derrota italiana durante la primera guerra mundial. Toma
su nombre de una pequeña localidad a orillas
-del río

Isonzo, y hasta 1918
perteneció al

imperio Austro-Húngaro. La batalla se desarrolló entre el
24 de

octubre
y el 9 de noviembre de J.917 y, en la misma, las tropas austro­
alemanas, al mando del general Federico van Below infringieron un desastre de gigantescas
proporciones al ejército italiano, conquistando los imperios cen­
trales en su avance el territorio veneciano hasta el Piave, lugar de donde sur­
giría posteriormente, al mando del general Díaz, la contraofensiva italiana. El
desastre de Caporetto hizo vadlar seriamente la participación italiana en
la
guerra, causando en la retaguardia una conmoción tremenda que hito tam-
73
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
parangón con el caos y desastre total de la sitwiaón rusa.· Se con­
fiaba, por parte de los revolucionarios turineses, en que las tropas
se negarían
a dispara, sobte las

fuerzas levantiscas,
pero el
ejército
itáUano a pesar de estar minaclo-·por la guerra y por los reveses no
se encontraba, ni mucho menos; en siltuación comparable a la del
ejército ruso, con sus pérdidas -en hombres 'y en material, desconoci_.:.
das por su magnitud hasta entonces (5 ). -
Las

tropas
actuaron con
energía ·contra los· amotinados, sin que
hubieran hecho mella en un
cuerpo todavía no· rriadu.ro las

incita­
ciones con1tra la «común clase opresora», y ocasionaron 52 muertos
y 230 heridos, además de numerosas detenciones que descabezaron
al partido socialista, por lo que hubo que organizar urgentemente
un
Comité Provisional

que llevase
la dirocción
clandestina del par­
cido. El

comité estaba formado por 12 miembros, uno de los cuales
era. Antonio

Gramsci,
quien a
pesar de su
juventud· mostraba qtie
era · -alguien a tener en cuenta ya en el inovimiento revolucionario.
Gramsci sigue

con
más ardor
su actividad
política, su colabora­
ción en el semanario socialista y, como dijo Piero Gobetti, «el pe­
queño semanario de propaganda del partido-se convertía, en 19_18,
eá. una revista de ·cuiitura y pensamiento», creciendo la admiración
de Gramsci por Lenin, especialmente desde el punto de vista, sobre
el que profundizaremos más adelante, ·de separar cada vez más la
rigidez ititerpretativa de los exégetas de Marx, de la flexibilidad de
un Lenin, adaptándose a las situaciones
y a las circunstancias siem­
pre
distintas y diferen'tes.
El

19 de óctubre de 1918 es la fecha de desaparición de «Il
grido del popolo»,
y poco después, el 11 de noviembre, representa
el
fin de

la
terrible 'tragedia

que fue
la primera guerra mundial, y
~uy'as circunstancias aún ejercen su influencia sobre nosotros. Grams-
balearse a la opinión pública. Multitud ·de relatos históricos y novelados se
han basado en dichos sucesos, siendo, probablemente, el más difundido· el
autobiogtáficO ·de El'nest· Herningwaf, Adiós a las armas (nota del autor).
(5) Coffio es bien sábido la

situación de Rusia en 1917, no"
sólo en
el
frente, sinO en la retaguardia era ele desastre tOtal: hambre,· carencia.· de lo
más imprescindible y un ·sin fin de situaciones tráiicas ·que condujeron a
la revolución que· derrocaría la monarquía ( nota del
íl.Utor).
74
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA RJJVOLUCION ACTUAUZADA
ci se entrega en la Italia deprimida de postguerra, agitada por las
convulsiones sociales, a la actividad revolucionaria, y desde el 5 de
diciembre de 1918 se dedica a «Avanti», acentuándose los· rasgos
de su personalidad, sobre la que ya hemos hablado, y sobre las cau­
sas que
según nuestra opinión·.

formaron
la misma: «Era · frío, in~
cápaz
de

expansión, por
-la larga

costumbre de dominar
sus se:iti0
mientas, que escondía bajo una ·-capa de mesura y contenci0n. A
_veces bromeaba y reía, pero era nna risa cerebral, voluntaria, una
risa entrecortada>> nos dice otra vez Fiori-, Con sus amigos y futuras
figur~, TQsca, Toglriatti y Humberto Terracini, piensan crear un ór­
ganO informativo nuevo, y así, ·el primero de mayo de 1919 -no es
casualidad la fecha de aparición-, salie «L'Ordine Nuovo>>, perió­
dico

que será fundarnen:al
en la
expresión de
la táctica y el pensa­
miento · gramsciano.
«L'Ordine Nuovo» busca la transposición del experimento so­
viético a Italia; apoyándose en irgumentacionés tanto "filosóficas comó
empíricas, repre5enta algo nuevo y distinto del v_iejo pensamiento
socialista
de la II Internacional. Es la admiración por la revolu­
ción soviética, por 1a obra de Lenin y en un verdadero análisis dé
interpretación ·de fa obra

leninista,
tampoco la
ado·ración ciega
y el
segu:iniiento a

ultranza de
los triunfos leninistas válidos en cJ.al­
quier circunsitancia. No, n0 cae en el error de los antiguos marxis­
tas; admiración sin límite
por· Lenin y la revoluciótl soviética sí,
pero adaptándolos a las
circunsltancias específicas
de cada
país y
situación. El partido socialista·
-..italiailo-se
inclina
hacia la
izquierda,
é in­
cluso
haslta las facciones cc,nsideradas más de derechas ( 6) apoyan
( 6) Al hablar de «Derecha» o «Izquierda» debemos tener en cu:;:nta
que para un marxista-leninista suponen conceptos muy
relativos y, desde lue­
go, totalmente desprovistos · del valor que se les da habitualmente. Al ju1.:gar
a 'frotski se
le acusaba de sostener una posición de
izquierdas, y
al
haoerlo
con

Bujarin, éste representaba la posición de derechas. Mucho más
recien­
temente,

Mao
· 'fse-tung
purgó al oír al hoy líder chinó
'feng Hsiao-ping,
acusándolo

de desviacionista de
derúhas~ y,
a su
Vez, éste al íuzgar a .Chiang
Ching y a
«la banda

de los cuatro»,
fos considerába en

posición
de· izquiei-­
das.

Son términos distintos
·dé comparación- con los existentes en OCcidente,
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
a la III Intemac.'onal, pero surge también la ultraizquierda repre­
sentada por el posteriormente famoso Amadeo Bordiga, quien man­
tiene tesis

abstencionistas en las elecciones, y unas
pos:.uras maxima­
listas

que recuerdan
las condenadas
por Lenin en
«El izquierdismo,
enfermedad infantil del comunismo». Los ordi-novistas-~ impulsados
por Gramsci, ven el triunfo revolucionario en el afianzamiento d,=
algo distinto
en la

lucha por el poder, la creación de
los «consejos
de

fábrica», pues pensaban que
el poder obrero debería surgir en
el
mismo sitio

de donde
nada, o sea los talleres y fábricas, y no
de una

organización burocrática
y aburguesada que tenía el peligro
de caer en ella si derJv.aba excesivamente hacia el partido socialista
pendiente de las elecciones y de su triunfo en las mismas.
De
nuevo surge

otra etapa de conflictos
en Turín,
con interven­
ción militar,
y las divisiones en el seno del partido: los maximalistas
con
Bordiga, y los
reformistas, tomando

Gramsci una postura di­
ferente de las dos, y
el ¡,a,vtido tiende inevitablemente a la escisión,
quedando los seguidores
gram.sdanos en una situación débil fren~e a
las
grandes tendencias, pero con. una confianza en el triunfo a pesar
de la hostilidad momentánea, semejante a la de los grandes abatí·
mientos

de Lenin en 1903
y 1905, y que otros que no fuesen per­
sonas dotadas de semejante fuerza de voluntad y confianza en sí
mismos ---característicás que suelen ir :indisolublemente unidas a
caracteres
fanáticoS,-, llevarían' al desánimo y a la desesperanza a
aquellos que tienen una fuerza de explosión momentánea, pero ca­
rentes de la perseverancia.
Los años veinte representan, para Gramsci, el sa-Ito de Italia al
corazón de la revolución

mundial, a Moscú, donde el mismo año
de comienzos de la década se estaba celebrando el II Congreso de
la
lniremacional Comunista.

A finales de 1919 parece ser que se
y que suponen adoptar de antemano una situación difícil en la que entran
en juego muchos factores. Para nuestra opinión, y si tuviésemos que aven­
turar un análisis actual, desde una perspectiva semejante a la de los leni­
nisas,
nó tenemos

duda que Hu Yao-pang, el hoy presidente del partido co­
munista chino sería de «derechas»
y, desde luego, el ultra albanés Enver
Hoxda de «izquierdas». Hay que analizarlos en sus particulares situaciones
y
el análisis lógico occidental no serviría aquí ·para nada (nota del autor).
76
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUALIZADA
produce en el aparato de la Internacional la primera fijación de su
atención
sobre el
joven
Gramsci, y un «apparatchik» polaco,

Degott,
bien impresionado por
los textos. y las teorías de «L'Ordine Nuovo»,
indica
a

otro «apparatchik», a Aaron Wizner, que
llama.se a
Gramsci
a Roma

para conocer más en detalle sus
puntos de
vista y sus
p yoctos revolucionarios. Degott confirma sus impresiones sobre el
acertado seguimiento del leninismo por el italiano, y a su vuelta en
Moscú pone en conocimiento nada menos que de Zinoviev,
las opi­
niones de Gramsci
·sobre los

«consejos de fábrica», informando des­
pués al mismo Lenin de la labor gramsciana en Turín. Mientras
tanto, en Turín, el maximalismo de las facciones más radicales del
partido
socialista, los
partidarios de
Bordiga, ven. la

necesidad
in­
mediata de separarse del «reformismo» del partido socialista y cons­
tituir el
part;do comunista
italiano.
Gramsci sólo se decidió por la
sepanción después de

un largo
proceso de dudas,
y cuando vio que la situación había llegado a un
punto ya inevitable. El 21
de enero
de 1921, fue la fecha
formal
de

constitución del nuevo partido, dominado por el maximalis:no
bordigiano, que posteriormente se iría separando
más y más de la
línea de la Internacional.
La violencia revolucionaria había aflojado
en toda Europa: el fracaso de la revolución en, Alemania, la derr-:>ta
sufrida frente a Varsovia, la toma del poder por el almiran:e Horthy
en Hungría, la derrota de
los activistas italianos -dando la razón
a
Gramsci, quien vio cómo el frerite de
las fuerzas no comunistás· y el
ascenso del fascismo imponían cambiar de táctica-, fueron
ciré:uns­
tancias

que
denotaban el

agotamiento de
una estrategia.
En

Moscú empieza a perfilarse, todavía muy
tímidamente, el
enfrentamiento

de las dos
poSturas :

socialismo en un solo país o
revolución permanente,
aún no conocidas por este. nombre, pero la
Internacional piensa que ya está agotada la virulencia revoluciona­
ria y que hay
que cambiar

de
táctica, en
el caso
italiano la colabo­
ración

con los
socialistas; se habla -parece que estuviéramos en la
España
de 1981 al oír al partido comunista- -de consolidar, «aate
todo, la defensa de las libertades democráticas». El 28 de octubre
de 1922 se produce un acontecimiento
destinado a cambiar· la · suerte
de Italia, la marcha sobre Romá,
y Víctór Manuel, como tantos. otros
77
Fundaci\363n Speiro

(J.NGEL MAESTRO .
monarcas, at~to sólo _a. conservar. su trono y a_ pesaf. de la, viola.ció~
de la legalidad constitucional, encarga la formación de Gobierno a
Benito
Musolini. Claro

que esto no es sólo un rasgo
de los Sabayas
-y permítasenos esta breve digresión-, posteriormente haría lo
mismo en
España Alfonso
XIII, y
al igual que Víctor Manuel, luego
ayodaría todo lo posible por acelerar. la caída del dictador, demos­
trando, una vez_ más, cómo p~a algunos mo~rcas la única cons­
ta.l!te

no
es la Patria, o un sistema determinado,_ sino la salvación
de su trono.
A Gramsci el acontecimiento Je sorprende en Moscú, a donde
llegó a primeros de junio de 1922. Su llegada al
Mosc(! reyolu.cio­
nario de los primeros años veinte, al_. Moscú donde aµ.11 vivía Len.in,
le impresionó profundamente, pues vería personalmente a todos los
protagonistas de la mítica revolución de
.octubre y
le permitiría co­
nocer algo distinto de lo que sería
posteriormente el

partido co­
munista, aherrojado y humillado por
Stali!\. Un bolchevismo triunfante
y de primera hora, donde conocería a Lenin, Trotski, Orjonikidze,
Sokolnikov, Joffe, Stalin, Antonov-Oss~ko, ZinoYiev, Bujarin, Ka­
menev, Rakovski, Radek, Jerzinsjy ... , toda una constelación bokhevi­
que que, con muy raras excepciones, sería. eliminada físi_carnente __ po-r
Stalin.
Zinoviev, presidente de la Internacional, observó el fatal
estado
físico

en que
se encontraba Gramsci, deshecho por los largos años de
frenética actividad conspiratoria, unida a su dél>il constitución, en­
viándole a un sanatorio situado en las cercanías de Moscú, donde
conoció, a través de una residente rusa, .de familia expulsai:1a por eJ
zarismo, cuyo padre era de origen escandinavo, ~ugenia Schucht, a
su hermana Julia, mujer que causó una· impresión profunda en
Gramsci y

que había vivido en Italia. El impacto fue tan enorme
que -marcaría a Gi'amsci ha'Sta su muerte y el enamoramiento hacia.
Julia fue fulminan.re, posteriormente se e.asaría con ella, y a pesar
de la distanci~ conservaría su recuerdo hasta el final de su vida.
Mientras tanto la Internacional, no contenta con Bordiga, qué­
ría
remover
a él
y a su ínaximalisn:io del .control del parfdo comu­
nista italiano, y o(reció a Gramsci,, más acorde con la nueva táctica,
snstituirle en la direcc'ón del partido, lo que rechazó, prefiriendo
78
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCIO!,/ AqUALIZADA
'K'guir trabajandi, en ~¡ mU1ité ejewt{vo de la Intemacional, que le
trasladaría
a Viena a final
de 1923, donde permanecería
hasta el
12 de mayo de 1924. Mientras tanto, el 21 de febrero de
1924,
había

muerto Lenin.
fa lucha entre Trotski y Stalin divide .a gran
par~ dd e:;tado . mayor revolucionario, . y

resultan
interesantes los
,=tarios. de Grams<;i sobre

el
ataque. staliniano
contra
Trotski,
c¡ilifitándole
de «bastante irresponsable y peligroso», aunque «quizá
mi juicio esté equivocado por el d-esconocimiehto de Jos materia­
les» (7).
Gramsci regresa . a

Italia y
se traslada
a Roma, ya
que en
las
(7) El por qué Trotski no -aprovechó claramente las ocasiones que se
le

presentaron para aplastar_
a. _Stalin es un hecho que no ha quedado todavía
suficientemente dar~ -y sobre ~1 que se· pueden avent~rar diversas opciones, .
Algllnas, como" lá ·el~· su· ap3.Sfonádci"° biógrafO Déutscher, abundan efl que era
tal su entrega al partido que no quiso nunca hacer· nada ·que pudiera Pfr­
judicarlo,

aunque luego repercutiera contra
él. También. e5-cierto que Trotski,
cuando Lenin muere estaba en camino desde Moscú a las costas del sur de
Rusia enfermo, y que
esta inoportuna

enfermedad y
el cuidado alejamien.t~
en

que le mantuvo Stalin le impidió estar. presente en
Moscú en
horas que
pudieron ser decisivas. Lenin pensaba atacar a Stalin por un
rp.ensaje . ~­
crito

el
5 de maria · de -·1923 .....__JeJ que 'SÜS secretarios, como recoge fiel­
mente el ··titado Isaac ·Deutscher--dijer-011 que era una auténtica bombll
contrª _Sta_lin..;
Lenin decía~ ya

muy enfermo, que Trotski no debía confiar en
ninguna
compÓnenda·
turbia

que Stalin pudiera promover y que no. diera aviso a
Stalin. Este,
· Con su

carácter duro·
y natural-burdo, tuvo un incidente en el
que insÚltó groseramente a
la Krupskaya, y con motivo del asunto georgiatlo
se propuso-también

_Lenin anular a Stalin políticamente. Lenin reconoce
q_u:e
Trotski

tenía
--ra:z~.q: . .Y, entonces, otro personaje decisivo, y más tarde t~­
bién
eliminado

por Stalin; como Kamenev se supo perdido. Trotski olvidó la
advertencia _de
Lenin y

aceptó una «componenda
turbia». Había
estado
p.:e­
visto

destituir a Stalin
y a Jerzinski (el fundador de la Tcheca) e incluso
expulsar a
O.rj0nikidze. Stalin

simuló entonces que se rendía, y posib!e­
mente
Trot~ki en

bien- del partido aceptó esta
solución.
:M:ás tarde, con ocasión del XIII Congreso, el 22 de mayo de 1924, o
sea, ya muerto Lenin, el
testamento de

éste era de una dureza terrible contra
Stalin. Zinoviev y Kamenev lo suavizaron
y salvaron a Stalin de ser des,
tituido

cumpliendo la voluntad de Lenin. Trotski calló, y el Comité Central,
manejado por Zinoviev y Kamenev pidió la supresi6n del
testamento (neta
del
autor-)-.
79
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
elecciones del 6 de abril de 1924 había sido elegido diputado, pues el régimen fascista aún no
había entrado
en su plenitud y el par­
tido fascista era el grupo mayoritario, pero no el detentador abso­
luto del poder. Simultanea su acividad legal
pru:lamentaria con

la
ilegal conspiratoria,

y reemprende su actividad en «L'Ordine Nuo­
vm>, quincenal ---el futuro

periódico
fru:noso del pru:tido comunista
italiano
-«L'Unita>> había

publicado su primer número
el 12 de fe­
brero d,, 1924-----. El escándalo, bien aprovechado mundialmente,
contra el régimen fascista, motivado por la desaparición y muerte
del destacado dirigente y diputado socialista Matteotti, supone un
punto de inflexión clave para el afianzamiento
o derrocamiento

del
nuevo sistema.
La reacción, bien espoleada por los adversarios, es tremenda, y
todos los grupos, desde el comunista hasta los liberales burgueses,
esgrimen su

acusación contra el fascismo
qu!en, sin
embargo, logra
capear
el temporal y contempla sin demasiada preocupación las me­
didas
más simbólicas de los diputados, coincidentes en abandonar el
recinto parlamentario y trasladarse al recinto denominado Aventino
-como aquel del mismo nombre y de resonancias históricas-, · pero
todo quedó en eso, en medidas retóricas y en esperar, como vanos
ilusos
la intervención del rey contra Musolini, en lo que confia­
ban las fuerzas opuestas al fascismo en Italia -el rey actuaría así
contra Musolini, pero sólo
muéhos años después, cuando el dictador
estuviese caído;
hay monarcas In w:ficientemente astutos para ac­
tuar eo los golpes de Estado cuaodo saben de su triunfo, pero que
si
el golpe de Estado tiene trazas de .er derrotado, lo condenan ful­
minantemente
en nombre de esa democracia constitucionalista, de la
que tan fácilmente prescinden si se saben triunfantes. Gramsci comprende que todo queda en palabrería y que el fas­
cismo se robustece, y ve en su partido, una vez más la obsesión ce­
rril e inútil de Bordiga, quien desprecia, ante la debilidad de la
situación, ·colaborar
con l.os partidos

burgueses y sigue infantilmente
pregonando que la
única posibilidad

es la dictadura del proletariado.
En tanto Gramsci había
tenido un hijo el

11 de agosto de 1924,
al que no conocería hasta
,5,u viaje

a Moscú en marzo de 1925 (8),
(8) Gramsci tendría posteriormente otro hijo, Guiliano, en 1926.
80
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUALIZADA
con ocasión de una reunión del comité ejecutivo de la Internacior.al,
y aunque sea anecdótico, de vuelta a Italia el 16 de mayo de 1925,
con motivo de una sesión en la Cámara de los Diputados, en la que
el tema principal era un proyecto de Ley contra la masonería, pero
en la que los comunistas ven el prólogo de una amenaza
más di­
recta contra ellos, se prodnce un enfrentamiento · entre Gramsci y
Musolini, entre el hombre de aspecto físico insignificante y «débil
e inflexible voz», contra el orador enérgico, apasionado· e incluso
teatral, pero al que el mismo Gramsci califica después de una serie
de comentarios duros: «es realmente impresionante, incluso visto
de cerca». Y Musolini, antes1 había calificado al revolucionario sar­
do de «un cerebro indudablemente poderoso» y no de imbécil como
algunos le definían sólo por su aspecto.
El año 1926 representa la consagración del facismo como fuerza
dominante, sin componendas parlamentarias
y dejando ya sin signifi­
cado el decorado aparente de un sistema pactitocrático en el que el
fascio era el grupo mayoritario; se pasará de este concepto al de
realización plena de los ideales del partido, algo parecido pero con
mucha menos sangre, a romo años antes los bolcheviques abando­
narían la ficción de fa Duma. Gramsci se concentra más en una
labor de reflexión
sobre el
tema del mediodía,
que como
hemos visto
k preocupa desde joven; a la vez en la U. R. R. S. se prodnce el
triunfo de Stalin sobre Trotski, y
la persecnción implacable contra
él y los suyos, primero

apoyado en
Zinoviev y
Karnenev y Juego
contra ellos mismos con argumentaciones nimias y pueriles, desti­
nadas a encubrir el ya incipiente culto a la personalidad staliniana.
Hay que reconocer que Gramsci toma conciencia de la situación y
ve en el abandono del internacionalismo proletario y en la consagra·
ción del socialismo en un sólo país una desviación del leninismo,
con fines tortuosos
y nada claros, lanzando un escrito claro y sin
tapujos de ningún tipo al comité central del partido ·comunista de
la Unión Soviética, en el que después de alabar la revolución
bol,
chevique ·en términos

ditirámbicos dice, entre otras cosas,
«pero ahora
estáis destruyendo

vuestra obra, degradáis y corréis el peligro de
anular la función dirigente que el partido comunista de la Unión
Soviética había conquistado por impulso de
Lenin ;

creemos que la
81
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRa _
violrota pasión de las cuestiones rusas os -hace perder de_ vista los
aspectos internacionales de las mismas, os hace olvidar que vuestros
deberes de militantes rusos sólo pueden y deben cnmplirse en los
intefeses, del proletariado internacion~»; «los camaradas Zinoviev,
Trotski, Kamenev han contribixido poderosamente a educarnos para
la revolución,: nos han corregido a veces enérgica y severamente, han
sido' nuestros maestros ... ».
Palmiro Togliatti, no se puede saber por qué -si ya presagiaba
el triunfo stalinista
y su futuro papel de perro fiel al amo-, reac­
cionó
en contra de Gramsci,
y le acusó de poner en peligro la uni,
dad

del partido,
tópicó después tan

visto y
manoseado que
sería
casi ·nauseabundo y utilizado si~pre por lós partidos comunistas para
arusar a los opositores de turno. Stalin, aliado circunstancialmente
con Bujarin, triunfó tciltamente y consiguió sus objetivos sobre el
gn:po Trotski, Zinov:iev, Kamroev, antes enemigos entre

ellos
y
ahora un-idos contra Stalin. Como ya sabemos, posteriormente Bu­
jarin sería purgado y• eliminado físicamente por Stalin.
En tanto,
y so pretexto de unos atentados, el partido fascista se
encaminaba hacia' el poder absoluto-y a acabar con Já situación exis­
tente de aparente sistema parlamentario. El Consejii-de Ministros
aprobó una

legislación, el
S de noviembre de
1926, destinada a
acabar con el parlamentarismo
y estas medidas deberían ser discn'
tidas

el 9 de
nov:ien,bre por

la Cámara de Diputados.
Tenía que ser anulado el mandato conferido a los diputados
qué
se

habían retirado al Aventino, justificando dicha anulación en que
los
-mencionados

diputados con su conducta habían de.mostrado su
desinterés por los asuntos parlamentarios
-- --sin embargo,

esto,
teó­
ricamente, no era de aplicación á los diputados" comunistas, que ha­
bfan vuelto a ocupar sus: escaños en el' Parlamento_. desolidarizándose
con ('l resto de la oposición-. Pero ·Musolin1, frente a las obj:eccio­
nes que se le hicieron por pa_rte · de. altos jerarcas del fa'Sció más le­
galiStas, contestó en conferencia secteta-: «La corona lo quería 3SÍ>>.­
E! rey intervenía y daba su apoyó al golpe de Estado y a la rotnra
de

la legalidad, pero
con esa corid:ición. Una vez más, un monarca
alentaba

un golpe,
_si éste tenía posibilidadesocle triunfar;

golpe que
corno an'.es dijimos,
habría sido inmediatarn<:nte condenádó, al igual
82
Fundaci\363n Speiro

GR/4MSCI: LA R.BVOLUCION ACTUAUZADA
que sus promotores, ~i fracasaba por atentar contra_ -la democaci~. En
1943, con ,el fascismo en prisis, el mona:rca alentaría el. solpe de Es­
tado

de Badoglio contra ese mismo fascismo traído : antes por el
soberano.
El 18 de noviembre, según citan s,,s biógrafos, a las 22,30,
GranlSci, a

pesar de
su inmunidad

parlamentaria, fue
, detenido.
Y a
no saldría de la cárcel hasta
el día de su muerle en prisión, el 27
de abril de 193 7. El período de cárcel, en esos
añoo que

van desde
1926 a 193 7, o sea casi once años, constituyó el más prolífico en
la producción gramsciana, tiempo de reflexión para ver los fraca­
sos anteriores, y a·ia vista de los mismos, de la -evolución de la so­
ciedad, sentar las bases de una guía paa,a la ácción. A pesar de las
horribles tintas con que sus exégeta, describen· las prisiones
fascis,
tas y sus sufrimientos, es cierto que éstas no serían unos estab]etl­
mientos modelos, por la que tantos progresistas suspiran hoy, pero
ahí queda
un hecho
irrefutable:
y es la enorme producción escrita
gramsciana

en dichas cárceles. Desde
luego. no
ha quedado cons­
tancia de los trabajos realizados en las cárceles
por Bujarin, Z:no,
viev

... y demás detenidos por Stalin, Claro que el
clima de la Lu­
bianka, o de . Lefortovo, o de Butirka, por no citar los campos sibe­
rianos, no era el más propicio para ello.
El período carcelario supone la creación de · ¡os famosos «Qua­
derni del carcere>>,
treinta y dos cuadernos equivalentes a ¡4.000
folios mecanografiados ! Los cuadernos se orientan, especialmente,
a
la crítica de la obra filosófica de Benedetto Croce, a atacar las
desviaciones del marxismo, aJ que nunca consideró algo infalible y
dogmático y estudiar los diferentes estadoo culturales de la historia
italiana; estudio del
pásado para
conocer el
futuro,
Una división de los cuadernos, .basándose en la clasificación_ de
Einaudi, según el marxista español J .. M. Bemiudo, sería «El ma­
terialismo
histórico y la filosofía de Benedetto Croce», «Los
intelec­
tuales y la orgánización de la cultura», «II riso.rgimento», «Nota
sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el estado moderno», «Li­
~tura
y

vida
nacionab>, «Pasado y presente>>. También escribió. en
ese

período «Cartas de la cárcel».
Cuando muere
estaba a

punto de conseguir la libertad
condicio-
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTI{O
na!, y pensaba retirarse a su Cerdeña natal, pero su estado físico
era ya de_sesperado. Su debilidad congénita, las hemoptisis, sa estado
anímico motivado, en parte, por el distanciamiento de su mujer
Julia Schuts y de sas hijos, habían minado defin:itivamente su salad.
Su aportación a la revolución, como luego veremos, ha sido de tal
importancia que ocupa sin duda un papel de primera magnitud.
Pensamiento.
Si tuviésemos que clasiJicar de ana forma sucinta las etapás cro­
nológicas en que podría
dividirse la
actividad grarnsciana,
cási for­
zosamente
tendríamos que recarrir a

la
más· habitual:
la primera
etapa rurinesa, correspondiente a su

colaboración en
«U grido
del
popolo»; la segunda, la época de «L'Ordine Nuovo»
y la tercera
a los «Quaderni del carcere». La primera etapa corresponde al Grarns­
ci revolucionario, socialista ya, paes según confiesa el mismo To­
gliatti,
parece ser
qae en

Cagliari debió ser cuando Gramsci se afilió
por primera
vez al

socialismo, pero que ha superado la época de su
nacionalismo sardo y lucha activamente contra
el sistema. Lá del
«Ordinovismo» presenta el impacto producido por la revolución so­
viética
y el deseo de aplicación de la misma a la situación italiana.
La tercera
es ana época de reflexión y análisis, motivada forzosa­
mente por la estancia carcelaria para, basándose en experiencias
pasadas, preparar el futuro.
El pensamiento gramsciano es consecuencia lógica de su forma­
ción y también podemos distinguir tres etapas que, cronológicamen­
te, serían : la influencia del pensamiento de Benedetto Croce, su in -
tegración en los medios del proletariado turinés, con su primera toma
de contacto con el leninismo y, por último, la aceptación plena del
leninismo, con la peculiar adaptación de la revolución de octubre.
La influencia de Croce sobre Gramsci fue grande no sólo en su
juventud, sino

que puede considerarse que
alcanza hasta muy

avan­
zado 1917.
En ana de las carta:s desde la cárcel, Gramsci dice que
coincidía «total o parcialmente en el movimiento de reforma moral e intelectual promovido en Italia por Benedetto Croce, cuyo primer
84
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA RJ!VOLUCION ACTUAUZADA
punto era el de que el hombre moderno puede y debe vivir sin re­
ligión
y se entiende sin religión revelada, positiva, mitológica o
como
se la
quiera
llamar». Vemos
un paso más en ese camino que
nos conduce desde un liberalismo típicamente masónico a posicio­
nes más extremas. No
basta ya

el ataque al catolicismo, sino
que la misma
doct,rina masón_ica

-sobre todo la de rito
éscocés­
es

también superada en un proceso indefectible hacia el ateísmo y
el arrinconamiento de toda fónnula religiosa, por débil y modecada
que ésta sea. La masonería, con su vago deísmo, aun sin reconocer
la revelación
y el culto externo, debe ser también superada bcia
forriias
más

profundas y perfeccionadas; no
se critica

ya a
la reli~
gión

revelada, sino también a
la religión positiva.
En Croce,
pues, Gramsci encontraba las armas teóricas para :,alir
de la charca positivista en que se estancaba entonces . el socialismo
italiano( 9). El revisionismo idealista de Benedetto Crace será trascendido en
Gramsci por
la búsqueda del marxismo de la II Internaciona'., el
socialismo
ortodoxo
y con escuelas filosóficas y de pensamiento par­
ticularmente avanzadas en Alemania y Austria, y éste, a su vez,
por
el marxfamocleninismo de la 111 Internacional.
Croce será sobrepasado en la formación de Gramsci
y conside­
rará
al filósofo del revisionismo idealista como «un constructor de
ideologías para gobernar a los demás». Piensa que Croce
es un
ins­
trumento de la clase dominante, que en su adaptación continua a
la lucha por el poder olvida y desecha las viejas fórmulas clásicas
para adaptarse en un proceso ininterrumpido a las situaciones de­
mandadas por las nuevas circunstancias históricas.
El despegue de la obra crociana se va produciendo en un aná­
lisis, cada vez más crítico de
la misma, que expondrá mucho más
tarde por escrito en
sus «Cuadernos
de la cárcel».
Según Gramsci,
(9) Giorgio Bonomi, Partido y revoluci6n en Gramsci. Bonomi, con­
siderando la subjetividad normal en un marxista-leninista, es uno de
los
más

acertados comentaristas e intérpretes de Gramsci, desde una perspectiva
leninista, y que personalmente creo es la más acertada y más ajustada a

realidad que otras interpretaciones como la maoista, sostenidá., por ejemplo,
por otra

autora, María Antonieta Macciocchi (nota
dél autor).
85
Fundaci\363n Speiro

áNGEL MAESTRO
«la filosofía de Crp¡:e es un momento político que la. filosofía de
la praxis explica politicamente».
En

su época crociana, descrubió algo que
marcaría después
pro­
fwidamente tanto la teoría como la praxis revolucionaria- gramsciana,
y · es el papel del intelectual en el establecimiento de la hegemonía
de ia sociedad civil, <:oncepto · este, el de la sociedad civil, que Marx
había atacado, siendo término recogido de Hegel y son conceptos estos
de sociedad política y sódedad civil, decisivoo en el pensamiento
de Gramsci. Pues bien, el intelectual era descubierto por Croce
aunque de modo especulativo como sujeto importante eu el cambio
en la sociedad civil < tancia reductible,

en
este cambio de plauo de la filosofía. Pues pro­
duce efectos sorprendentes: =inventar para

Croce la
operación críti­
ca
¿e Marx y Engels frente a Hegel; es decir, describir una ideología
italiana que apunte a desmontar toda filosofía especulativa» (10).
Gramsci dice
«la filosofía

de
Croce es
una filosofía especulativa»
«la oposición entre
el crocismo y la filosofía de la praxis debe ser
buscada en el carácter

especulativo del
cr.ocismo» «Croce
representa
una especie de restauración de
gran estilo

de. los presupuestos de la
ideología
alemana, una

especie de autimaquiavelo».
En ausencia de un grau partido
burgués políticamente

unificado,
Croce juega el papel unificador ideológico, de cemento de los
dis'
tintos

grupos liberales, a los cuales ofrece una visión del mundo
nacional y europeo, un determinado tipo de dirección mora:! e in­
telectual de la
sociedad, <
político, en tanto erige
a la cultura en sujeto autónomo, la filosofía crociana ofrece igual~
mente a los intelectúales humanistas un espejo en el cual recónoCerse,
(10) Christine Buci-Glucksman: Gramsci y el Estado. La obra de .la
Buci-Gluk:sman es una de las ·obras clásicas ·hoy en día al referirse a Grams­
ci. Está redactada en un estilo bastante más farragoso que las de Bonomi o
'la ·de Fiori, demostrando, no -obstante, un gran conocimiento del pensamiento
del

autor, :recibiendo el premio «Iglesias 1976», otorgado por un
jurado
dd que formaban parte destacados conocedores dé Gramsci, como Fiori,
Sprfamo
y

Bobbio (nota dél
autor)'.
86
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA RJiVOLUCION ACTUALIZADA
e identificuse» «Croce: liga por tanto. la filosofía con· la autocons­
ciencia de las clases dirigentes» ( 11). Su biógrafo
. Fiori

comenta «la referencia de
Gra,rnsci a Croce
es constante: 1) Porqtle· cree que. la ·renovación, la reanudación del
marxismo ha de partir de la proposición crociana de la identidad
entre la historia
y la filosofía; 2) Porque la influencia ejercida
por el filósofo del liberalismo
obliga a
reflexionar
sobre la función
de

los grandes intelectuales en la vida orgánica
de la sociedad civil
y del estado y sobre el momento de la hegemonía y el consenso
como forma del bloque histórico concreto». Gramsci piensa que hay que trabajar la
obra filosófica

de Croce
pa,ra hacer una reduc­
ción
simila,r a la que Ma,rx y Engels hicieron con Hegel: «hay
que ajustar las cuentas a la filosofía de Croce».
Gramsci, en reswrien, ataca a Croce por considerar que su ideo­
logía política idealista responde a un papel dado al intelectual para
la defensa de 1a clase dominante, -y nos encontramos: con una carac­
terística típica y esencial
del marxista-leninista: la negación de todo
valor intelectual al filósofo, al historiador o investigador que no
comulgue plenamente con la ideología
y la praxis marxista-leninista,
por mucho y variada que sea. su obra, y aunque ésta no pueda ser
atacada intelectualmente por falta de profundidad y de alturá. Todo es
inútil, ni hombres
de valor

fuera de toda
duda como
Spengler o
Gentile, por citar dos
casos no

españoles
y no herir susceptibilida­
des, revisten valor alguno
para el leninista. Dice Gra,rnsci: «Croce
cree
hacer ciencia pura, historia
· pura,
pero
·en · realidad hace

ideo­
logía, ofrece instrwnehtos prácticos de acción a determinad.OS grupos
políticos». Cualquier reflexión filosófica hecha por un pensador no
marxista no tiene validez en sf misma~ sólo es· válida como exposi­
ción instrumental de valor hegemónico de una clase dominante.
Naturalmente que

no sólo Croce
influyó en
el pensamiento del
joven Gramsci, y hemos de destacar-a u.ti marxista italiano como fue
Antonio Labriola, al que pa,rece ser que Gramsci le nombra sólo una
vez posleriormente. Labriola sería calificado posteriormente por
Trotsky de practicar el dilettantismo, y más b:en pienso que sería
(11) Christine Buci-Glucksman, obra citada.
87
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
una típica «boutade» de la genialidad y agresividad trotskista que
tantos _enemigos le granjearía en su día, a causa de ese carácter
orgulloso y hombre consciente de su valía, pero que lo manifiesta
de forma demasiado ostensible y desagradable. Otra influencia de la que muy pocos comentaristas hablan sobre
el
Gramsci de

juventud fue la del doctor Anibal Pastore, a quien
Fiori
sefiala como

catedrático de Filosofía teórica,
y aunque por
lo que señalaremos, pudo ejercer una gran influencia sobre Gramsci,
más bien parece que no hay coincidencia sobre este punto.
«Pastore

dictaba un curso sobre la interpretación crítica del mar­
xismo. Superaba la concepción de la diaJéctica hegeliana fija en el
esquema tricotómico: tesis, antítesis, síntesis, con un hallazgo ori­
ginal: la incubación de las condiciones materiales en el seno de la
sociedad como período intermedio entre la tesis y la antítesis» (12).
Desde luego no deja de carecer de interés la aportación
de Pastore al
proceso
dialéctico, y

creo que forzosamente tuvo que producir impre­
sión en Gramsci, más aún en un Gramsci joven y todavía fácilmente
permeable a nuevas aportaciones doctrinales, máxime cuando ésta del
profesor Pasto
y puede romper un
esquema clásico.
La integración en el peculiar ambiente turinés, y su entrega a
la. .niilrtancia revolucionaria socialista, va produciendo paulatinamen­
te su despegue del pensamiento crociano, pero es la llegada de la
revolución en Rusia la que señala de forma indeleble el pensamiento
de
Gramsci. Su
identificación con la obra
y el pensamiento de Lenin
será creciente,
y muestra en el leninismo todo aquello que le fal­
taba en la cada vez más esclerótica II Intémac'ional.
Fundamentalmente, para Gramsci el len,;nismo supone la adap­
tación del marxismo a las necesidades y cirrunstancias modernas, y
que poco tenían que ver con la sociedad de la época marxi•ta, y
sin renegar ni disrutir el hecho de que la estructura económica es
algo inamovible sobre la que descansa la historia, ésta la hacen los
hombres
y éstos son los que pueden acelerar el proceso dialé los que pueden agudizar las contradicciones ; en defintiva, los que
(12) Fiori, op. cit.
88
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA RliVOLUCION ACTUAUZADA
con su intervención pueden hacer que la historia surja por unos u
otros derrdre.ros. Los hombres, sujetos decisivos, y no unas fuerzas
más o menos abstractas, por muy difusa terminología que se le
quiera
da< y de las que se pretende actúen como fuerzas décisorias.
Altamente

significativo
es w artículo publicado en noviembre
de 1917, titulado «La revolución contra El Capital». Esto repre­
senta algo inaudito -a pesar de su intencionado extremismo---. Su­
pone un deseo ferviente y apasionado de expresión del pensamiento
gramsciano, de

furor contra los rígidos intérpretes del marxismo, de
los que consideran a Marx como un profeta indiscutible y a su obra
como una verdad revelada fuera de toda duda. De ahí la identificación casi total del pensamiento de Lenin
-salvando algunas discrepancias naturales-
y el joven Gramsci ;
Lenin considera al marxismo como una guía para la acción, no como
la verdad absoluta, y Gramsci, en su ardor, llega a deair en el ártículo
citado,

que «la revolución de
los bolcheviques
es la revolución
con­
tra

"El Capital" de
Carlos Marx.
"El
Capital" de Mane era, en Rusia,
el libro de los burgueses más que de los proletarios», «los bolchevi­
ques reniegan de Carlos Marx, afirman con
el testimonio
de la
ac­
ción

desplegada, de las conquistas realizadas, que los cánones del
materialismo histórico no son tan férreos como se podía creer y se
ha creído». Al
margen de cierta dosis de exageración y excesivo apasiona­
miento, el

fondo
de esas frases es totalmente cierto. Lenin supone
la interpretación de Marx en un n"Uevo proceso revolucionario, y la
adoración ciega de «El Capital» o cualesquiera otra obra de Marx
constituye, objetivamente, desde un punto de vista revoluciona.rio,
un acto de fetichismo. Por eso, en muchas argwrÍentaciones usadas
por
muchos anticomunistas, con
buen fe y con intención, se esgrime
con
un desconocimiento supino de lo q'lle es la revolución, al co­
mentar de cualquier
persona de

ideas comunistas :
«Es comunista y
no ha leído "El Capital"», a lo que responderíamos nosotros: ¡Ni
falta que le
hace! Pueden ser

eruditos
librescos y que tratarán de
ver
la revolución en base
a afirmaciones dogmáticas inapelables.
Pero he repetido muchas veces-, y .el que no quiéra énténdérlo es
que no conoce un ápice de lo que es el comunismo, que Marx sin
89
Fundaci\363n Speiro

ANGELMAESTRO ·
Lenin so sería hoy día más con~do que Chemichemci o Bakunin.
Por eso, decir hoy en día
marxismo a
secas no quiere decir. apenas
nad_a fuera

de la
· investigación hlstórica o
filosófica; hay que decir
marxista-leninista.
Gramsci en sus mismas relaciones con el leninismo no sustituye
como fetiche a Marx por Lenin, sino que en una perfecta adapta,
ción de su ·pensamiento a _lo que supone el _leninismo, mantiene fide­
lidad
en su_ pensamiento,

aun a
pesar de
cierta
íngenu.idad, motivada
creo por el ardor revolucionario, sostiene .que la revolución rusa
del año 1 7 puede ser adaptada a Italia. Posteriormente sostendría,
ya fruto de un análisis razonado, una posición totalmente distinta ;
se 1Ilspira en el lenini~mo, en lo que .constituye su_ particularidad, la
adaptabilidad y flexibilidad a situaciones distintas en circunstancias
diversas (13).
El
pensamiento de Gramsci, a

veces como
el del mismo Lenin en
ocasiones y tantos intelectuales comunistas, cae tarrñién en el utopis­
mo similar a,! criticado por ellos, y que p<>r ·mucho que· les per­
turbe podemos calificar, en ocasiones, de adolecer de clara inge­
nuidad, como es
el de atribuir un papel mesiánico al proletariado,
pues como dice en un trabajo publicado en «L'Ordine Nuovo», en 1920: «El proletariado es capaz de crear un Estado fuerte y temido,
porque tiene un programa de reconstrucción económica, el comu­
nismo, que encuentra ·sus premisas
y condiciones· necesarias en la
fase de desarrollo alcanzada por el capitalismo con la guerra im­
perialista de 1914-1918; sólo
el proletariadc¡ puede,

creando un
nuevo órgano de derecho público, el sistema de los soviets, dar una
forma a la masa socia'! fluida e -incandescente y restaurar un orden
en la perturbación general de las fuerzas productivas».
(13) La paz de Brest-Litovsk, por la que Rusia sali6 de la primera
guerra mundial,

y
la derechización con la aplicación de la NEP en los pri­
meros_ años

veinte, constituyen dos ejemplos claros de esa
flexibilidad leni­
nista
-aplicada

a situaciones -
distintas. El
reconocimiento de la monarquía
partitocrática, más que liberal, en_ España,
por el partido comunista

cons­
tituye una
maravillosa aplicación

de la adaptabilidad leninista a situaciones
y hxh~S concretos, mucho más qué el infantilismo revolÚ_donario · de la
extrema izquierda (núta del autor):
90
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUALIZADA
Gramsci, sin emoargo,' no trati de rodearse de un falso, desapa­
sionamiento al enfocar situaciones y ·hechos, ni quiere analizar cues­
tiones con una sensación
.de objetividad,
por otra parte imposible_ en
un marxista-leninista. Al estudiar
el tema de previsión y perspec­
tiva, dice claramente:
«... es absurdo pensar en "una previsión pura­
imente objetiva», «quienes prevén tienen
én réalidad un programa
para hacer triunfar y la previsión es justamente· un eleri1-ento de ese
triunfo. Esto no significa que la previsión deba ser siempre· a:bi­
raria y graruita o puramente tendenciosa. Se puede decir· mejor· que
sólo en la medida en que el aspcto objetivo de la previsión está
vinculado a un programa
adqui_ere objetividad
:
l. Porque sólo la pasión ~gudiza el intelecto y contribuye a
tornar más clara la intuición.
2. Porque no siendo la realidad
el resultado de una aplicación
de
.la voluntad

humana a la sociedad de las cosas ( el
ma'
quinista

a
la máquina), prescindir de todo elemento volwÍi
tario o calcular solamente la intervención de las voluntades
ajenas como elemento objetivo general .mutila la realidad
misma. Sólo quien desea fuert_emente, identifica los elemen­
tos necesarios para la realización de la. voluntad» (14).
Desde luego tal aplicación apasionada· la emplea. siempre que la
situación lo requ~era, y así, ál analizar los acontecimientos deriva­
dos de la primera guerra mundial, pone en su apoyo esa obsesió:i y
fanatismo de los marxistas-leninistas para explicar la hisitoria, Uo­
modándola siempre a las situaciones previstas en sus esquemas.
< dial: era el fruto del estallido de las contradicciones surgidas en
el interior del capitalismo, que hilila llegado a su fase suprema, el
imperfalismo» (

15).
Pero una const~te _que observamos en -el pensamiento de Grams­
ci es su ~ntinua renovación, su adaptación a las circunstanci~, y
(14) Antonio Gramsci: Notas sobre Maquiavelo, sobre la ·politÚa y
sobre el Estado moderno.
(
15) Giorgio
Bonomi, ob. cit. Puede
verse, indudablemente, la interpre-
ción leninista sobre'Gnünsci. ·
91
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
esto resulta fundamental a1 estudiar w obra. Gramsci, que durante
tanto tiempo

había
señalado al proletariado únicamente como la clase
elegida, y la clase que podía por sí sola efectuar la revolución, evo­
luóona posteriormente, y ya a principios de la década de los 20,
no piensa sólo en el proletariado, sino que cree en otras clases, como
pueden ser los campesinos. de bajo nivel, y llega a pensar, incluso,
en una unión de obreros y campesinos como elementos unidos im­
prescindibles para la revolución, y asimismo piensa extender esta
unión
de obreros
y campesinos a otras fuerzas como los intelectua­
les,. los funcionarios, en general la
pequeña burguesía.
Pero algo
que hay que destacar en Gramsci, y que priva en cuantas ocasiones
expresa su pensamiento, es la necesidad de que las organizaciones
de masas sean sometidas a una labor cultur:rl; la influenciá de la
cultura será necesaria en todo movimiento revolucionario. No po­
demos conocer el pensamiento de Gramsci sin resaltar la importan­
cia concedida a la filosofía de la praxis, «la filosofía de lá práxis
como resultado y coronación de toda la historia precedente)>. «Una
filosofía de la praxis no puede dejar de presentarse inicialmente como
una actitud

polémica
y crítica, como superación del modo de pen­
sar precedente
y del pensamiento concreto existente ( o del mundo
cultural
existente). Es
decir, debe presentarse ante todo como crí-
tica del sentido común» (16).
·
Táctica y revolueió-n.
La táctica para que el partido llegue a ~lcanzar el poder y con
ello pueda crearse un nuevo orden social -en el que el proletariado
ejerza su función hegemónica, es el aspecto de la obra gramsciana
más conocido y sobre el que, dentro de la ignorancia general, más
se habla. Para ello debemos considerar un aspecto fundamental que
como premisa básica condiciona la operatividad de la futura acción
en la toma del poder en las sociedades occidentales : la toma del
poder
político no
será
nunoa factible
sin la
toma previa
del
poder
cultural.
(16) Antonio Gramsci, Introduuión a la filosufia de la praxis.
92
Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA RJWOLUCION ACTUALIZADA
Partiendo desde el punto de vista de que Gramsci no consi:le­
raba

el hecho de
qw, la
toma del poder por los bolcheviques
fw,se
por

la gravedad irreversible abierta en
Rusia, por
una guerra inter­
nacional -ya vimos en anteriores trabajos que, en 1905 (17),
estuvo
a punto

de producirse una situación similar, precisamente por
los
condicioruimientos externos-,

si considera,
frente aJ Gramsci del
primer
entusiasmo revolucionario, en que creía factible
la adaptabi­
lidad. de la situación rusa. a Italia, que las condiciones. rusas no son
aplicables en la sociedad occidental.
Para ello ya hemos visto cómo establece una distinción clara
entre la
sociedad civil

y la
sociedad política,
y que la toma del
poder por
Lenin ha sido posible porque la primera, la sociedad
civil se encontraba en Rush infradesarrollada, a diferencia de Oc­
cidente, donde el Estado no Jo era casi todo, sino que existía algo
superador de un Estado total, algo
que constituía un

cuerpo so­
cial formando diferentes
estrotos de

la sociedad en
sus aspectos
cultural, religioso, intelectual, étc.; algo que era precisamente lo
que daba contenido a ese Estado, y más aún, lo que constituía la
esencia misma de su propia existencia.
Sin la conquista previa de esa sociedad civil, nunca se podrá
producir la hegemonía de la clase destinada a guiar y dirigir los
destinos humanos, y sin dominar· las estructuras de esa sociedad ci­
vil, el proceso hegemónico se convertirá en algo utópico. Pero ha
de quedar bien claro que dicha hegemonía ha de pasar en la so­
ciedad occidental por un paso previo e
inexcusable, la

toma del
po­
der cultural, como premisa necesaria para la conquista de dicha so­
cielad civil.
Sólo el

poder cultural puede implantar el factor hegemónico del
proletariado, sólo

él podrá facilitar la adecuada comprensión del
proceso dialéctico planteado entre unas condiciones objetivas, que
serán, entre otras, la crisis inexorable del capitalismo, y unas condi­
ciones subjetivas,
la conciencia crítica de ~as masas, que actuando
a modo de antítesis -la conciencia de las masas-frente a la tesis
(17) Angel Maestro, 1905, el ensayo general revolucionario, en «Verbo»,
núm. 185~186.
93
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
-crisis del capitalismo--, crearán la ·antítesis lógica: hegemonía
del prolelllriado.
La
implantación del
poder cultural
no será
posible sin la adecua,
da
comprensión, según Grámsci, de

la situación
existente y .de .los
diferentes procesos ·que--intervienen en la misma. Con terminología
similar a la de la primera guerra mundial, e indudablemente ins­
pirada en la misma, nos habla de guerra de posiciones frente a la
guerra de
movimientos (18).
En Rusia la victoria
revolucio!lBria
había

sido posible
por la
guerra de
movimientos, ¡,ero eo Occidente,
cual si estuviésemos en el frente occidental en 1914i sólo sería· po­
sible la guerra de posiciones, y los nuevos Verdún, Chateau-Thierry,
Cambral,
seráo. la

conquista lenta
y metódica de todas las diferentes
trincheras

del
Estado, representadas

por sus.
aspa:tos colturales, ecle­
siásticos, intelectuales, medios informativos ...
Para conquistar las últimos trincheras y la última fortificación que
es el Estado,
en su

·concepto material y de poder, habrá que
habér
conquistado

previamente esas
fortificaciooes que
soo
la esencia bá­
sica de la sociedad civil. Pero el Estado, eoteodido como fortifica­
ción última, y aunque parezca· paradójico, es también trinchera avan­
zada; es
última en ruan to a su poder real, y que consagra con
su posesión situaciones tanto de ¡ure como de facto~ fáci:lmente
comprensibles, y ·es «avanzada» porque_ gracias .a la con-quista de
ciertos aspectos del mismo 4:ué daro se observa aquí la situación
española con su televisión, y emisoras radiofónicas, ciertos medios
informativos, etc.-, hace posible la toma de las trincheras -de la
sociedad civil; sin las cuales, sin dominio previo, no es posible ta
conquista final.
Contra

los que
suponeo que

la
guerra de
posiciones puede re­
presentar .. un. abandono de la lucha: reVoludonarla, mucho· más clara
y atractiva ·para los exaltados en su forma de guerra de movimien­
tos, hay que· hacer cónstar: que/ nada menos que en. 190_2, Len.in
(18) A consecuencia del freno en el avance alemán motivado ·por la
batalla
del Marne, en la que pudo influir el abandono del
plan Schlieffen,
las

circunstancias condujeron al abandono de la guerra de
moVimientos y el
estatlcamiento en

el frente Occidental
durante todo

el curso ·de. la
guerra,
con

la guerra de posiciones (nota del autor).
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GMMSCI: LA RJWOLUCION ACTUALIZADA
sostenía la necesidad de demostrar, que la única ·forma de ·ataque
no era la violencia o la frootil y, en una de sus obras fundamenta­
les, «¿Qué hacer?», se explaya de forma
suficientemente clara
sobre
esta
teorla. Para nuestra opil'lión, la· identificación entre Gramsci y
Lenin es indudable, aunque se ·quier-a someter a dos aspectos · disó.n­
to,, como puede ser el de la conciencia, bien por afinidad en los as­
pectos ideológicos
o

bien por
coincidencia eo las tácticas, pero si
partimos del

punto
en que

la obra de Lenin es una gigantesca
lec­
ción táctica, y es a.pfOveéhaniiento del sentido común, o cómo-dice
Gramsci en «Introducción a la filosofía de la praxis»: «El buen sen­
tido que se contrapone al sentido común», Gra.msci 'Sigue la enseñan.
za

leninista
y en una pura aplicación de la misma no la -reYerenciá
ciegameote, sino que la adapta y la perfecciona a situaciones y hechos
concretos.
Por eso, a pesar de las diferen:tes interpretaciones que se quiera
dar a Gtamsci como leninista, socialdemócrata, -bordiguiano, etc. ,
nuestra· opinión es que la que le refleja, exacta y fielmeote, es la de
un puro intérprete y _perfeccionador del leninismo, y aunque se
quiera hoy en d!a por fuerzas interesadas -los partidos comunis­
tas-y por ignorantes -la prensa progresista burguesa- contrapo­
ner eurocomunismo

a leninismo, el eurocomu.nismo representa
la
genialidad de los comunistas en el descubrimiento de una táctica útil
aplicada a situaciones concretas.
¿Es que en un análisis desapasionado el «¿Qué hacer?» leni­
nista no supone un
'avance del descubrimiento de
la «guerra de
p<>'
siciones» frente a la «guerra de· movimientos»? Desde luego que sí,
y es que puede afirmarse que la guerra de posiciones es una situa­
ción idónea para la aplicación del eurocOmunismo.
La táctica-gramsciana en infiltradón y dominio de la sociedad
civil pasa por un aspecto clave, como es el de educación, y para
este objeto dijo inequívocamente en «L'Ordine Nuovo», en 1921,
que pata los· comunistas era necesario: «Salvaguardar y crear las
condiciones
necesaria_s para la actividad futura., y entre estas ·con~
diciones
se -encuen~a' la educación popular». La fuerza es necesaria
e indispensable para él dominio·

de
una claSe, pero

no es suficiente
1
pues se requiere sobre todo hegemonía-_y -.consentimiento;
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.iNGEL M4ESTRO
«Gramsci, pu.es, conviene repetirlo contra tantos demócratas que
defienden hasta el agotamiento el pluralismo y la necesidad de tier­
nos abrazos con la
pnrguesía, tiene

muy en cuenta la
necesidad
(propia

de todo Estado,
y por consiguiente también del Estado obre­
ro) de
la. coacción,

es decir, del ejército obrero, de los tribunales
obreros, de
las cárceles

para encerrar a los enemigos declarados, a
irreductibles de la clase obrera, del pelotón de ejecución para los
que combaten con las armas contra la clase obrera» (19).
La táctica gramsciana está bien definida en un 'Seguimiento de
la :antas veces citada «¿Qué hacer?>>, y así lo vemos en el tema de
los intelectuales cuya conquista resulta fundamental para poder ha­
cer posible la hegemonía del poder cultural. Lenin dice: el posee­
dor de la ciencia no
es el

proletariado, sino los intelectuales bur­
gueses ; dice que
Marx y

Engels eran miembros
de esa
clase sociai y
no proletarios,
y que esos intelectuales bnrgueses son los que han
hecho posible su transmisión a la otra clase. Gramsci opina que el
intelectual debe estar en contacto íntimo con la masa, pero no para
hacer que esos conocimientos pierdan
cotegoría y

bajen de nivel,
sino como dice en su obra «BI materialismo histórico» : «construir
un bloque intelectual y moral que haga políticamente posible un
prcgreso intelectual de
las masas y no meramente de grupos redu­
cid:is
de

intelectuales».
Esta obsesión didáctica de
los marxistas-leninista, ha hecho po­
sible, no hay duda, el avance continuo de los mismos en la toma
de
triQcheras de

la guerra de
posiciones; qué diferencia térrible ¡ay!
cor. las ideologías opuestas: conformistas, rutinarias y, sobre todo,
con la cada vez más desvalida ideología liberal que lleva en sí el
germen de -su propia destrucción, al renunciar casi siempre a cual~
quier actividad didáctica so pretexto de no querer imponer a nadie
una doctrina.
A diferencia de ese gran pensador contrapuesto que fue Gentile,
y que
sufrió tan
miserable fin, Gramsci no quiere
que la
conquista de
la sociedad se produzca por
el uso de la fuerza -<:orno también
pudiera. exponerse en otros comunistas elementales-, sino que la
hegemonía de la clase dominante, el proletariado, se produzca por
( 19) Giorgio Bonomi, oh. cit.
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Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUAUZADA
una situación de consentimiento-de la sociedad; es el hacer ver que
la toma del ¡xider ha sido consecuencia de wia constante histórica,
de una fuerza que escapa a la determinación de un grupo de inte­
reses, o de una casta.
Gentile dice
que «la fuerza es evidentementé
consentimiento», pero, apoyándose en Lenin, Gramsci habla de una
forma contrapuesta : «el mayor teórico moderno de la filosofía de
la praxis (Lenin) en el terreno de la lucha y de la organización
política

con terminología política, ha revalorizado, frente a las di­
versas tendencias «economicistas», el frente de la lucha cultural
y
ha constituido la doctrina de la hegemonía como complemento de
la teoría del Estado-fuerza».
Pero para producirse las circunstancias, o como dirían los mar­
xistas-leninistas, las condiciones subjetivas que hagan posible esa
hegemonía, basada en el sometimiento de la sociedad civil como punto de arranque básico para la dominación y conquista del Es­
tado, hemos visto
que existe

previamente la necesidad imperiosa de
la toma del poder
cultur
la cual no existe toma del poder po­
lítico posible. Como acertadamente ha expuesto Pierre Gaxotte, en
su magistral obra sobre la revolución francesa y han comentado asi­
mismo los más lúcidos escritores de escuelas de pensamiento afi..'les,
la

revolución francesa de 1789 nunca habría podido realizarse por
la sola fuerza de las masas, sino por la acción de los pensadores
que la orientaron y que cu.ando era necesario suplantaron la vo:un­
tad concreta de las mismas al servicio de un· fin determinado.
Gramsci comprende cómo nadie, en el campo rwolucionario, ,esta
necesidad y vive con la obsesión de que los intelectuales han de
hacer posible, no la toma violenta del poder por sí sola, sino
el
consentimiento de la sociedad civil con el que será posible la he­
gemonía de clase. En sus interesantísimos comentarios sobre Ma­
quiavdo (20), se pone de manifiesto que el motor histórico, el
sujeto de la historia pasa a ser desempeñado por los intelectuales
ligados

al proletariado. El intelectual encontrará su guía para la
acción en el correcto desarrollo y
"plicación de

la subversión contra
el Estado y la sociedad actual :
(20) Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre la po/ltfra y
sobre el
Estado moderno.
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Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO
«El carácter de clase lleva a una diferencia fundamental : una
clase qne debe trabajar todos los días con horario
fijo no
puede
tener organizaciones de asalto permanentes especializadas como una
clase
que tiene

amplias disponibilidades
financieras y no está ligada
con todos sus miembros a un horario fijo. A cualquier hora del día
y de la noche estas organizaciones, convertidas en profesionales, pue.
den descargar golpes decisivos y utilizar la sorpresa. La táctica de
los
ardtti no puede tener, por lo tanto, la misma importancia para
una clase que para otra. Para ciertas clases es necesaria, porque le
es propia, la guerra de movimiento y de maniobra que, en el caso
de la lucha política, puede cambinarse
con un útil y hasta indis­
pensable uso de la táctica de los
ardtti. Pero, fijarse en un modelo
militar es una tonteria:
la politica crea la posibilidad de la manio­
bra
y del movimiento.»
Pero la guerra de posiciones nO es estática. como su nombre pue~
de indicar, al contrario es dinámica, y la única válida en Occidente.
La aplicación de la NEP, la paz de Brest-Litosvk, supone también
en

Rusia
la validez de la guerra de posiciones, (21). La guerra de
movimientos y la guerra de posiciones son las dos formas distintas
pera complementarias

de la guerra exclusiva que
para el comunista
es
la guerra de clases.
Gramsci, sigue
a Lenin en la táctica de la infiltración
y así se
explica de esta forma:
«El camarada

Lenin nos ha enseñado que para vencer a nuestro
enemigo de

clase que es poderoso, que dispone de muchos medios
y reservas, hemos de aprovechar toda resquebrajadura de su frente
y utilizar a todos los aliados posibles, por .inseguros, vacilantes y
provisionales que sean. Nos ha enseñado que en la guerra de los
ejércitos no puede alcanzarse el fin
estra:tégico, que
es la destrucción
del enemigo
y la ocupación de su territorio, sin conseguir aotes una
serie de

objetivos tácticos tendentes a disgregar al enemigo antes
de enfrentarse a
él en campo abierto» (22).
(21) .Angel Maestro, La táctica en la teorla y en la praxis marxista­
lenitJfrta,
en «Verbo».
(22) Giorgio Bonomi, ob.
cit.
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Fundaci\363n Speiro

GRAMSCI: LA REVOLUCION ACTUALIZADA
Por eso el comunista, adopte la forma externa que sea, bien
eurocomunista o

cualesquiera otra, habla de la
solución democrá­
tica,

de la necesidad de defender
la democracia, o el tópico que
.venga al caso, y aplica, a veces sin saberlo, la tácticá. grámsciana,
que como Bonomi afirma < democráticas intermedias lo hace de forma táctica, es-decir, concibe
tales soluciones como transitorias, como momento necesario a abre­
viar tanto como sea posible, para el mismo éxito de la revoh.ción
socialista, y nunca como soluciones estratégicas, es decir definitivas
J( válidas en sí mismas».
Gramsci, deseoso de abreviar tal etapa, comprende qué sin que
el

intelectual o la
vanguardia intelectual
ligada a la clase obrera tome
la hegemonía,

ésta no sería posible; dicho intelectual debe
conségoir
la

convicción permanente, algo así como el
gigantesco lavado
de ce­
rebro popular que opere provocando en las masas la
convicción o
el

consentimiento de
las mismas, mucho más que la tosca fuerza de
efectos
meramente transitorios. El intelectual debe provocar
la des­
trucción acelerada de
loo valores clásioos, bien sea religión, patria,
familia, procurar un sentido de menosprecio hacia los mismos, y
una convicción popular de ridículo hacia esos valores, no de odio,
sino de ridículo -<:On efectos mucho más duraderos que destructi­
vos-, y para ello se acelerará la valoración de
los diferentes

aspectos
de signo contrario, bien sea folklore, teatro, periodismo, la can­
ción... Gramsci llega incluso a pensar en el ¡ cambio de nombre de
las c.alles ! Siempre será más eficaz todo lo que no lleva en sí una
connotación política clara que lo específicamente político, lo que
bajo una
animación cultural, periodís:tica o
sociológica sea susceptible
de destruir los valores clásicos, y que pueda generar las condiciones
precisas para el triunfo del nuevo poder cultural.
Gramsci dice «paso de la guerra de movimientos
y del ataque
frontal

a la guerra de posición
también en

el campo político. Esta
me parece ser la cuestión de
teorla política más importante del
período

de la posguerra». Cuando
el anticristianismo. o el antica­
tolicismo es explotado por muchos de sus contemporáneos de
una
forma

grosera y
tosca, Gramsci, en enero de 1922, habla con anti­
cipación asombrosa, de algo similar a las comunidades de
base o
99
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ANGEL MAESTRO
de lDS grupos progresistas afines de los años 60 y 70 de nuestro
siglo, de la necesidad de constituir una plataforma común para los
crist::anos, socialdemócratas y comunistas con vistas a la realización
de w, programa mínimo de reformas económicas y políticas (23).
Y todavía
antes, en
1917, con
motivo de la campaña a.ntibélica
escribe

algo que
resulta verdaderamente aso~roso: «lo

único que
os enseñan es un anticlericalismo estúpido que en vez de educar os
hace intelectual y políticamente más ignorantes. Yo tampoco voy
a la

iglesia porque no creo.
Debemos de
darnos cnenta de que los
que creen en, la religión son la mayoría. Si seguimos manteniendo
relaciones únicamente con los ateos seremos siempre W1a minoría.
Hay burgueses antisocialistas que son ateos, se burlan de los curas
y no van a la iglesia y sin embargo son intervencionistas y nos com·
baten Wolentamente. En cambio, estos jóvenes van a misa, no son
industriales y no piden más que trabajar con nosotros para hacer
et.sar lo

más pronto
posible la
guerra» (24).
El tema de
la Iglesia Católica, y la posibilidad de ver en alguno
de sus .miembros una alianza de clase para la lucha revolucionaria
será objeto de una especial atención en Gramsci, en la que pudo
influir su origen italiano de forma muy notable, y sin duda su
procupación por el tema resulta enormemente superior a la de Lenin
y
T=otsky, descubriendo la enorme fuerza del catolicismo, y cómo
puede ser

un valladar firme contra el materialismo dialéctico, y al
que hay que dar la importancia que tiene y no intentar despacharlo
con unas líneas.
Se preocupa especialmente por los integristas, y así los cita en sus
notas
sobre Maquiavelo
(25). El traductor los llama «integrales», lo
cual sí

puede corresponder a una traducción literal, puede
demostrar
también bastan!e desconocimiento

de o que es y ha
supuesto el in­
tegrismo, y así es posible que también sea algo muy normal el hecho
de que los comunistas, salvo excepciones, poseen un gran descono-
(23) Christine Buci-Glucksman, oh, cit.
(24) António Fiori, oh. cit.
(25) Antonio Gramsci, Notar sobre Maquiavelo, sobre la politica y
sohre el E1tddo moderno.
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GRAMSCI: LA RBVOLUCION ACTUAUZADA
cumeno de todo lo -que no suponga marxismo-leninismo. Grunsci
dedica especial atención a monseñor Humberto Benigni, al que re­
conoce una capacidad e inteligencia sobresalientes.

Toca
también a
la «Action Fran~aise», a la lucha entre modernistas e integristas,
a· la oposición entre jesuitas e integristas.
y sugiere -demostrando
una preocupación sobre el tema- formas de lucha contra el catoli­
cismo a través del ataque a Maurras, por el que siente un verdadero
odio. También es denostador implacable de San Pío X, a la vez
que conoce el esfuerzo de
Pío XI en la lucha contra los inte­
gristas ...
Dedica una extensión totalmente desacostumbrada al tema ca­
tólico en un marxista-leninista, a tal punto que hemos de limitarnos
a reseñarlo nada más, y pensamos que el tema merece un estudio
más intenso sobre el que intentaremos volver más adelante.
Salvada esta forzosa digresión, hemos de volver forzosamente a
la guerra de movimientos y de posiciones, utilizando
en apoyatura
de sus argumentos. consideraciones de peso, como la de que uno no
puede escoger el modelo de guerra de su agrado si no dispone de
una abrumadora superioridad de medios, lo que no era el caso de
los comunistas en Occidente, y así la evidente contradicción de otro
de los genios del comunismo, León Trotski,
al preconizar la revo­
lución permanente, o sea
la guerra de movimientos agudizada al má­
ximo cu.ando las circunstancias
eran ya

adversas.
Otros aspectos muy interesantes de Gramsci soo su posible pre­
monición sobre el papel dado a jugar
en el futuro de las socieda­
des multinacionales -futuro, pues lo escribe a comienzos de los. años
veinte-- como instrumentos. de poder destinados a controlar, incluso,
a los Estados nacionales, apoyándose en Lenin al considerar cómo en su famosa obra relativa
al imperialismo, éste era la fase superior del
capitalismo. También es interesante su punto de vista sobre Freud,
al que critica por considerar que no ha sabido liberarse del concepto
de ideología clásico
y, por tanto, no ha descobierto la transforma­
ción del individuo en «sujeto».
«Gramsci ve

en Freud al último de
los ideólogos del siglo
XVIII y le ,reprocha su materialismo mecani­
cista>> (26).
(26) Christine Buci-Glucksman, oh. cit.
101
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ANGEL MAESTRO
Pero Gramsci que da a la táctica su justo valor para la con­
quista del poder
y la hegemonía del partido, único desde luego, para
llegar a conseguir la
situación última y final, en la que se produzcá
1a resbsorción de la sociedad política en la sociedad civil, y pará ello
analiza profundamente
el momento actual como base metodológica
para la comprensión del futuro
y comprende, anticipáodose en va­
rios
años -recordemos

que muere en 1937-, que cuando se pro­
duzca
la caída del fascismo, el postfascismo contra las ilusiones pri­
marias de algunos, no traería de inmediato un régimen socialista,
sino
que intuye

que vendrá
la democracia liberal, y que ella será
también la situación ideal para conseguir la hegemonía, no a través
de la violencia exclusivamente -ésta debe ser dosificada sólo para
1o n:ás imprescindiblemente necesario-, sino de la convicción, de
la persuasión, de la comprensión por la sociedad dvil de la necesi­
dad de un orden nuevo.
Cuando alcance el poder la democracia burguesa se darán las
condiciones objetivas precisas para que se pueda practicar la toma
del
:,oder cultural

: la infiltración en todos los medios de dicho
poder cultural, el silenciar la voz de los opositores, no por la fuer­
za, s~no por el desconocimiento o el ridículo, el control de los ratos
de
esparcimiento en
una información dirigida
y dosificada, mucho
más dicaz si va disfrazada de ropaje aséptico que si claramente fuese
presentada como mensaje _político, las mismas medid.as aplicadas a
los espectáculos ... , y un largo etcétera, tan fácilmente presente en
la mente de todos que resulta superflua su enumeración.
Para ello el partido se convertirá en el príncipe actual, no en el
concepto maquiavélico-de persona física, y el intelectual, como antes
decíamos, vanguardia ligada a la clase obrera, ha:rá posible la hege­
monía sobre la sociedad civil el dominio de la misma por ese poder
cultu::al, para llegar a ese estadio final que será la reabsorción de la
sociedad política en la sociedad civil, previamente_ conformada de
acuerdo con los procesos del materialismo histórico y dialéctico.
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