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Número 201-202

Serie XXI

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Otra vez en torno a la tecnocracia

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
ÜTR.A VEZ EN TORNO A LA TBCNOCRAClA.
El tema de la tecnocracia ha estado de actualidad en México. Puesto
sobre el tapete y reflejado en los periódicos. De la polémica suscitada
se ha hecho eco el periodista
José A. Pérez Stuart, en la secci6n POR­
TAFOLIOS, del periódico de mayor circulación de la capital, EXCELSIOR,
de los dfas 11 y 14 de· septiembre. El viernes 11 de septiembre de
1981, con el subtítulo LA AMENAZA TECNOCRÁTICA, expuso el tema ·en los
párrafos que a continuáción· recortamos:
«Con motivo de la próxima selección del PRI, de su candidato
a la Presidencia de la República, se· ·ha desatado llD8l polémica
en 'torno a la conveniencia e inconveniencia de que el hombre
escogido ·pudiera, ser o no un .,tecnócrata~. Sin embargo, por lo
que se ha expresado hasta el momento, pocos, contados con los
dedos de una mano, han mostrado conocimientos sobre lo que
es la tecnocracia.
¿ Qué es?».
Juan

Vallet de
GOytiaolo se pregunta, en

su "Ideología,
Pra·
xia
y

Mito de
la Tecnocracia":
«Si

el desarrollo comporta a la vez destrucción, si la indus­
trializacóll conlleva

contaminación,
si el
bienestar en aumento
está unido

a un incremento de la mortalidad,
si el
logro de un
equipo de

supermanes de
la técnica deja

tras si la escoria de
miles de
inad~ptados, hippies, de maleantes, drogadictos y des.
equilibrados, aunque la eStadistica refleje su número, ¿ cómo se
miden
sús éonsecuenciaS para

el futuro?
¿ Cómo se valoi-a lo que
Cualitativall1ellte se piei:-de o se imposibilita?».
A tal cuestionamiento, se le intenta responder
siempre, dice,
con

números, con estadísticas, con
gráficas, olvidando
con ello
que:
«La determinación estadística de la renta por
habitante y

de
las opciones educativas, profesionales, judiciales ...
, no

son datos
·suficientes
para medir

la justicia distributiva. La
justicia no
puede ser reflejada

por una estadística que nos muestre pro­
medios,
puesto· que pará·valolar la justicia distributiva ha de ser
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examinada individualmente la distrihución en sus mínimos ele­
mentos personales y no tan sólo en términos medios; ni puede
ser expresada en relaciones numéricas sino en
lai apreciación de
la cualidad, en términos de justicia y no de volumen».
¿ De dónde deriva ese afán de cuantificarlo todo? ¿ Y a dónde
nos puede llevar?
Jacques Billy (Les Techniques et le pouvoir, 1963), empieza
por definir al tecnócrata.:
«La tecnocraciÍl es

el ejercicio en el ámbito de la
economía,
de

la industria
y del comercio, al, nivel del. Estado o de la gran
ei,,,presa, del poder de organización y de la decisión más ge_neral
por un pequeño grupo de hombres de formación técnica, que
aceptan la
disciplina jerárquica, generalmente colocados bajo la
autoridad de
un jefe». La, tecnocracia le acción (al poder político) al poner a su servicio las técnicas, mo­
dernas de dirección- de la economía y de la sociedad; planifica­
ción, presión fiscal, accióll-sicológica, etc., y de los medios para
la realización de los
programas: crédi.tos, grandes trabajos, cons­
trucción, etc.».
Tal definición resulta inofensiva. n,eutra, sólo que lo pel.igroso
es que alrededor de eUa se genera t-Oda una ideología., todo un
modo de ser y de pensar, toda una cosmovisión del mundo y el
universo, de parte de
un grupo de hombres que tratan de impo­
ner sus deseos, tratan de ordenar,
de cambiar al ser y al orga­
nismo social, con ideas pr-econcebidas que no respetan la natu­
raleza misma de las
cosas, las leyes natura,les, y que encuentran:
l. En la libertad humana, y
2. En la empresa privada, en la propiedad panicular.
Dos lll8les, dos dafíos, pues

todo
lo quieren ordenar aritmé­
tica, matemática, autoritariamente por medio de un Estado-To­ dopoderoso, que obligue a los hombres
a hacer

lo que ellos han
ya predeterminado en su plan.
ÚJ más im.porta:nte es que n.o se es teffilÓcrata por ocupar una
cartera en el, mini.sterio o secretaría del área económi~ sino que
se es tecnócrata por convicción, aun ocupando un puesto en el
sector politico.
Por eso, Jean MEYNAUD (La tecnocracia, ¿Mito a ReaUdad?,
1968) ha definido a la «ideología tecnocrátiea> como una acti­
tud_ que:
«Radiat en el, hecho de reservar el lugar central, a los fenó­
menos-económicos: su construcción y articulación se retilúa en
fu:nei6n de la vida económica; se autojustifica en términos de
eficaoia económica para descubrir las soluci,ones 6ptimas en el
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terreno del bienestar social, Más específicamente señala que la
tecnocracia se caracteriza por el empleo de los métodos de las
creencias físicas para la
solu~ión de

los problemas
sociale1, y
por

la gran Confianza en
la téellii.ca de

la planificación para re­
glamentar y desarrollar la
economía.»
Esta

evaluación de 101 fenómenos, esta ordenación de
la vida
en
forma matemática,

exige de los
tecnócratas, individuos
que
Alvin
ToFFLEB, en El Shock del Futuro (1971), ha retratado así:
«Además de la obses-ión económica y de la mwpia; los tec­
nócratas padecen la enfermedad produc.da por el virus del eli­
tismo. En. susi esfuerzos "alienta la noción de que los fines na­
cionales (y por extensión locales) 00 la futura sociedad tendrían
que formularse en la cumbre. Esta premisa tecllocrática refleja
perfectamente
las
antiguas formas
burocráticas
de-organización,
en

las que
estaban separados

la
diirección y
los operarios, en las
que
m1a jerarquía

rígida y antidemocrática distinguía entre diri­
gentes y dirigidos, los que
mandaban y los que obedecían, los
que elaboraban planes y los que los cumplían». Hoy,
«para
controlar

el cambio acelerado, necesitamos mecanismos de
ali­
mentación

más
avanzados ...

»,
«y más demoCráticos».
Instalados

en el gobierno,
¿ a dónde nos llevarían? ¿ Qué ca­
mino recorrerían?
¿ Cuál es su propósito? En futura ocasión lo
vecemos,»
El lunes 14 del mismo mes, con el subtítulo TBCNOCRACIA;.AUTORI­
TARISMO,
continuó el comentario en los párrafos que a continuación trans­
cribimos:
«Por lo ya expuesto aquí el viernes, en torno al debate sobre
si debe o no ser tecnócrata el sucesor, de·
José· López · Portillo,
puede
est-ablececse, en

base a los mismos
estudi.osos del
fenóme­
no -hombres de la talla de Vallet de Goytisolo, Alvin Toffler,
etcétera-, que:
a) La tecnocracia no es la actividad normal del que. oca­
sionalmente,
ocupa una cnrtera M un ministerio o secretaría del
sector económico, sino una ideolo¡fia, una forma de ser y de
pensftr de qui.enes, técnicos

de profesión en la economía
gone­
calmente,

pretenden cobotizar a la sociedad, al
~at1U" de
meca­
nizar toda1 las actividades del
hombre.
b) La tecriocracia exige; en su aplicació~ la formación de
élites que se liutocalifican como la& únÍC!'9 cap_aces de· di-rigir el
cuerpo· social~ y
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e) El tecnócrata, de_ lo que más desconfía es de la libertad,
pues ésta permite al hombre desarrollarse a través del libre al­ bedrío. Por eso, el tecnócrata
anula paulatinamente la iniciativa
personal, la enipresa privada y todo tiende a encerrarlo en la
esfera
e.stata'l.
¿Quiere_ esto decir que no hay diferencia entre socialismo y
tecnocracia?
Veamos lo
que explica Vallet:
l. Socialismo y tecnocracia coinciden en que suponen «una
concepción ideológica del mundo que admite una
mecanilzación
dirigida ce.Q.tralmente por

unos cerebros capaces de ordenarla e
impulsarla del modo más pefecto»:
Pero entre socialismo y tecnocracia hay dos diferencias:
l.
En el fin preponderante, que en el socialismo es la utó­
pica sociedad sin
clases, regida
por una igualdad adecuada
se­
gún las diferentes necesidades, y que en la tecnocracia es el in­
cremento de la producción y del nivel general de vida;
2. Y en los medios predeterminantes, que en el socialismo
se centran en -la estatifieaeión de los medios de producción, y en
la tecnocracia, en
la planificación

centralizada de la economía y
en
la redistribución de la riqueza a través de impuestos cre­
cientes.
Diferencias
sutileJ':!.
¿Pero

de qué medios
se vale
el gobernante tecnócrata? ¿Cuál
es
lm magnitud del daño que ocasiona?
l. En primer término, el Estado pierde una de sus caracte­
rísticas naturales, la de la
impa:rcicdidad, -Y entonces, a-través de
reducciones fiscales,

créditos prefereneiales,
de ztmifieaciones te­
rritoriales, obliga tácitamente a actuar como la élite tecnocrática
lo ha decidido de antemano en sus juntas privadas.
2. Lo anterior lleva a un segundo plano, que en 1952 ya
había advertido Pío XII:
«En no pocos países, el
Estado moderno va convirtiéndose

en
una gigantesca máquina administrativa; toda la escala de los
sec­
tores

político, económico, social, intelectual, hasta el
nacimiento
y

la
muerte, quie"re convertirlos

en materia de su administra­
ción» (núm. 18).
3. a) La cenitralización y organización mecánica de la so­
ciedad.
3. b) Homogeinización o mtlJJificación de los indi.viduos.
3.· e) Una inflación indefinida, empujada por la aceleración
del progreso técnico, pues la tesis tecnocrática tiende a creer
que el desarrollo tecnológico implica una, dimensión siempre
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creciente, que aumenta la eficiencia económica y así lleva a un
mayor activismo tecnológico.
Un
Estado tecnocrático,

gigantesco, se vuelve, como las
«hol­
dings»
y los Estado.!! socia..Iistas, ineficientes. Henri TABOLULET,
en La desaparición del diplodocus y el gigantismo industrial, así
lo explica:
«Su inercia, su mayor rapidez. la hacen igualmente más vul­
nerable en un
medio de transformación rápida e incesante, de
igual modo como el "di.plodocus" ,-el "igu,an,odón!' y el "atlanto­
sauno• desaparecieron1 a finale~ de la ero secundaria, por su
tiempo de reacci-ón elevado, resultante de la duración de reco­
rrido del influjo nervioso en el campo desmesurado.
Precisamente, en marzo del año pasado, nuestro amigo Juan Vallet
de
Goytisolo-repiti6 en sendos simposios, organizados en San Antonio
de
Texas por
el grupo VISA, entre los dias 12
y 14, 1'5 y 17, las po­
nencias LA TECNOCRACIA: sus OBJETIVOS UNIDIMENSIONALES y TECNOCRA­
CIA, TOTALITARISMO
y MASIFICACIÓN; y en la Facultad Libre de Derecho
de México, el dia 17, expuso su conferencia TEOCRACIA Y TECNOCRACIA,
que repitió el día siguiente en ·la Univérsidad Popular Autónoma de
Puebla.
Comenzando por esta última, VERBO, a partir del pr6ximo- nú­
mero, las
irá publicando.
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