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Número 201-202

Serie XXI

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Filosofía polaca

FILOSOFIA POLACA
POR
MAR.Io SoIUA
Gracias a la elección del cardenal Carlos Woytila como cabeza
de la Iglesia católica, ha salido a la luz pública un grupo de pensa­
dores que reciben
el nombre de escuela de Cracovia y de Lublín. El
más importante de ,ellos, no sólo por el cargo que ahora ocupa, sino
por su labor científica y literaria es, sin duda, W oytila, decano del
instituto

de ética de
la uuiversidad
lublinesa desde
1965 hasta
su
a.censo al

trono pontificio, en 1978. Sucesor suyo en la cátedra de
ética de dicha universidad es Tadeo
Styczen. Otros

miembros del
grupo se llaman Andrés
Szostek, Estanislao

Grygiel, Andrés Pol­
tawski... ¿ Y qué significa la escuela de Cracovia y Lublin? ¿Tiene uu pen­
samiento común, manifestado mediante los libros de los escritores
citados? Si, efectivamente, aunque haya diferencias entre los tomistas
lublineses y los fenomenólogos cracovianos, más inclinados aquéllos,
como es obvio, al de Aquino, y éstos, a Hússerl y sus discípulos.
Resulta muy difícil dar una noción suficientemente comprensiva
de ese pensamiento en las escasas líneas
de uu

artículo divulgador;
pero trataremos de resumir algo de lo más substancioso.
El objeto preferente de esta filosofía, en tomo del cual giran
cualesquiera consideraciones, es el hombre. Según afirmaba Cicerón,
para la escuela cracoviana y lublinesa es el hombre lo más interesante
para
el hombre. Auuque debamos hacer una salvedad fuudamental :
al hablar del hombre, no se refieren los polacos a un animal su­
perior, ni al producto hipotético de la evolución, ni a la criatura
de las

circunstancias. Ellos hablan del hombre ser pensante, actuante
y libre, sobre todo actuante y libre. La obra principal de Woytila
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MARIO SORJA
llámase, con significativo título, «La persona actuante» ( «The acting
person», en la traducción inglesa), El método de estudio combina
el intelectualismo aristotélico-tomista con la fenomenología; pero, con
un sentido práctico derivado de la atención que prestan estos pen·
sadores a los problemas éticos, no consideran ser la esencia propia
de la persona o del hombré sola o principalmente la racionalidad
(
«animal racional»,
conforme a la definición de Aristóteles;
«rationalis
naturae

individua substantia», en palabras de Boecio), sino
las tres
propiedades

de la
existencia específicamente humana:

intelectual, li­
bre y espiritual. Igualmente, corrigen a Hússerl, dedicando mucha
menos atención al análisis del sujeto abstracto o trascendente y más
al
examen del

sujeto real. El camino fenomenológico seguido es el
de Schéler, Adolfo Reinach,
Pfiinder, etc,

Por consiguiente, la na­
turaleza de la persona se revela en su actividad. Esta actividad es
consciente y libre, y tiene como efecto lógico
la autodeterminación
y autoposesión de la persona. Lo cual significa que W oytila y sus
amigos se alejan aquí del tomismo, para acercarse a las tesis de San
Buenaventura
y del padre Francisco Suárez. ( Alguien dirá que elevan
a principio metafísico, aunque dándole sentido positivo, la vieja
práctica polaca del
tiberum veto,)
Si se quieren establecer contrastes contemporáneos, señalemos
uno, flagrante, con el marxismo: a las supuestas leyes de la evolución
(natural, sociológica,

política,
económica), que
todo lo avasallan, di­
luyendo cualquier individualidad en el
magma de lo general, W oy,tila
contrapone

la persona, libre autoposeedora
y trascendente a todas las
cosas, principios y leyes del mundo material. Otra oposición notable
podemos observarla

respecto del pensamiento zubiriano, con su
estructuralismo sutil y sus «religaciones» entre sujeto y objeto, enitre
hombre y Dios, etc. (Los filósofos polacos son radicalmente secu­
lari'Stas, en el sentido de que sus análisis, conforme a Aristóteles y
Santo Tomás, no se apoyan en revelación alguna, ni denotan carácter
alguno religioso, ni proceden de la
experiencia suprasensible.
Sus
ideas forman un sistema. de metafísica, ontología, ética «na:tw"ales»,
a diferencia de las · «sobrenffllrales».)
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