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Número 255-256

Serie XXVI

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En el cincuentenario de dos encíclicas históricas

EN EL CINCUENTENARIO DE DOS ENCICLICAS
HISTORICAS
POR.
RAFAEL GAMBRA
. Acaban de cumplirse cincuenta años de la publicación de dos
encíclicas famosas bajo el pontificado de Su Santidad Pío XI:
la
Mit brennender sorge sobre el

.Reich alemán y el nacional-so­
cialismo y la
Divini Redemptoris sobre él comunismo ateci. Medio
siglo nos separa ya de
estos documentos
luminosos,
cuya apari­
ción

no dista entre sí más que
cinco días ( 14 de

marzo y 19 del
mismo mes de
1937); lo

que denota una elaboración simultánea.
Para quienes lo hayan vivido,
el año 1937 no es como tantos
otros, apenas diferenciable en la memoria de los que
1~ precedie­
rón o le siguieron. Posee una -significación y una imagen propias,
inconfundibles. En 1937 empieza a. oler a pólyora en Europa:·
la guerra mundial que estallará dos años después se dibuja ya en
todas las mentes como un evento casi ineluctable. En ese año co­
menzarán también a verse
con claridad

los designios
y derroteros
del nacional-socialismo
aletnán, y

se iniciarán asimismo las gran­
des purgas internas
del régimen soviético, lo que alejaba · toda
esperanza
de un atemperam!ento
· de
la situación política rusa.
Y, sobre todo, es un año de gran
relevancia en

la guerra de
España, dado que en
él se inicia el enfrentamiento, a título de
ayuda
exterior a uno u
ótro bando, de esos dos grandes movi­
mientos y
potencias .. Ciertamente

no
residía en
esa
pugna· el
sen­
tido inicial ni la trama hlstórica de la
guerra española,

pero sí
fue la
o~asión de

que se polarizaran
de ese modo los apoyos
europeos.
Por otra parte, y dentro
del contexto de la guerra de
España,
1937 posee un
perfil sombrí0 y, a la vez, decisivo. Dú­
rante su primera . mitad se prolongan .las matanzas de católicos y
499
Fundaci\363n Speiro

RAFAEL GAMBRA
las devastaciones de templos que en la zona roja o «republica­na» se iniciaron en los primeros días del Alzamiento. También
es éste el año de las
grandes batallas,

todavía inciertas, de la
guerra: el Jarama, Guadalajara, Brunete, Teruel. Este carácter
sangriento y decisivo lo diferenciarán 'de: 1938; que

será·
el-de
una

guerra ya virtualmente
ganada' poi el bando nacional, y de
1939, año de la victoria final en
E•paña y, a la vez, de la con­
flagación mnndial. Va a ser en este
clima de máxima tensión generalizada cuan­
do la mente clara y la voluntad enérgica de Pío XI lanzará en
estas dos cartas pastorales
el juicio que p~ra .la ,fe católica debe­
r,ín rµerecer los

dos movientos o sistemas
:g;ue muy . pronto-se
enfrentarían

en los campos de batalla.
Divin{,Redemptoris, por su
parte, reiterará también las condenas
pontificias al

liberalismo
lai,
cista -,-tercera fuerza en juego--en el que descubre un camino
expedito y una complicidad inmanente con
el comunismo ateo.
En

una y otra encíclica existen elementos. comnnes relativos
a la
.fe y a la cosmovisión. que a /lmbas inspira, y aspectos dife­
renciales referidos a
lás distintas
teorías que enjuician. El pri­
mero de

esos elementos comunes es
la afumaci creador y redentor, distinto del
.mundo y
fnndamento de la ver­
dadera
religión. «Ante

todo, venerables hermanos
-,-di~._ la.
Mit brennender sorge~, cuidad de que la fe ,en, Dios, primer e
insustituible
fnndamento de

toda religión,
permanezca pura
e
ín­
tegra en las regiones alemanas ( ... ), . Quien con una confusión
panteísta identifica

a Dios con el Universo materializando a Dios
en el mundo o deificando a éste, no pertenece
a los

verdaderos
¡:reyentes». «Po,r encima de toda ptra realidad -'-afuma· en Divi­
niRedemptoris~
está el sunio, único, _supremo Ser, Dios creador
omnipotente de
todas . las

' cosás
( ,'
..
'). Esta
suprema realidad es
la condenación
más· absoluta, de

todas
las falacias
del comu­
nismo».
La segimda idea común a ambas enclclicas es la de que Dios
ha. promulgado .sus mandamientos «de una manera soberana, in­
depéndiente del tiempo y dél espació, de la nación o de la raza,
y que de estds mandamientos nace ¡¡n · orden moral natural al que
500
Fundaci\363n Speiro

EN EL CINCUENTENARIO DÉ DOS ENCICLICAS
todos los ordenamientos humanos .deben acomodarse» .(Mit. 9).
Para el cumplimiento de esta suprema ley divina Dios ha dotado
al hombre de múltiples prerrogativas: derecho a
la vida, a los
medios necesarios de subsistencia, derecho a tender a su fin
úl­
timo por el camino trazado por Dios, derecho de asociación'" de
propiedad, etc. (Div. 27). De estas instituciones naturales (fami.
lia, propiedad ... ) surge una sociedad cuyo fin es el hombre (y
no a la inversa como suponen los diversos estatismos), al modo como Dios es, a su vez, el
fin del hombre. «El .Creador quiere.
a
la sociedad como medio para el pleno desenvolvimiento de las
facultades individuales»·
(Mit, 28). «En el plan del Creador, la
sociedad es un medio natural que el hombre puede y debe usar
. para obtener su fin, pues la sociedad humana es para el hombre,
y no al contrario»
(Div. 29). A esta sociedad emanada de fuentes
naturales en que se conjuga el bien común con el individual,
la
califica el pontífice en ambos textos de sociedad orgánica o cor­
porativa, términos que opone
a la concepción estatista del orden
social. (Los mandamientos) «son para
el hombre una incompaa
rabie escuela de disciplina
orgánica» (Mit. 27). «La sociedad hu­
mana: ha
de entenderse como una . unión. orgánica que haga po­
sible a todos, mediante la mutua colaboración, la realización de
la verdadera felicidad terrena»
(Div. 29).
Parte, pues, el pontífice de una sociedad
orgánica, basada
en
vínculos a la
vez. natural.es

y
sob~aturales que
se opone a la
sociedad estatista moderna que no reconoce más entidades .que
el individuó
y el Estado. A partir de aquí; su forma de oponerse
· a

los sistemas que va a enjuiciar será muy
diferente, como dife,
rentes son éstos entre sí.
Urge aclarar ante todo una confusión simplificadora. y erró­
nea en la que" menudo se incurre al considerar esos textos tan
cercanos entre sí en el tiempo y en la intención
crítica. Suele
decirse que

uno constituye
Ia condenación del .fasrismo y otro
la del comunismo. Hay que· notar que el fascismo italiano está
por entero fuera
.de la letra y del espíritu de la primera de estas
encíclicas. El régimen mussoliniano, por
más que
tuviera enfren­
tamientos
con· figuras

de la democracia cristiana, mantuvo
exce'
501
Fundaci\363n Speiro

RAFAEL GAMBRA .
lentes relacione~ con Ja Iglesia de su tiempo. Respetó y aun res­
tauró

la enseñanza religiosa
en los centros estatales, repuso en
ellos el crucifijo de sus
aulas, reprimió
la
prensa irreligiosa, per­
siguió

a las logias masónicas, repuso el clero castrense y otorgó
la mayor libertad a las manifestaciones del culto católico. In­
clusó
por los pactos de Letrán reconoció al Vaticano
una extra­
territorialidad

que
le. había

sido arrebatada por la revolución que
creó la nacionalidad italiana. El propio Pío XI elogió al Duce
y
a su obra en estos términos inequívocos: «Sólo él (Mussolini)
tuvo la justa comprensión de lo que necesitaba su país para
des­
embarazarse

de la anarquía a que le había redu.cido un
parla­
mentarismo

impotente y tres años de
guérra (
... ). Son hombres
predestinados los que faltan para construir la
paz. Dios nos con­
ceda

algunos de estos faros para que guíen e iluminen a la
hu-
manidad». .
La encíclica Mit brennender

sorge tuvo
co.mo título «Situa­
ción

de la Iglesia en el Reich germánico». Tal es su objeto
ex­
clusivo, y no

en absoluto los otros regímenes europeos de .la
época que
boy se

engloban genéricamente
,bajo el
nombre de
«fascismos». Aclarado
este punto,

ha de considerarse enseguida
el. diferente alcance de uno
y otro

documentos en su enjuicia­
miento y condena de dos i,egímenes muy dispares entre sf.
La encíclica
Mit brennender

sorge es un primer documento
solemne sobre el racismo del nacional-socialismo, y se dirige
· a
un

Estado con el que la .Santa Sede ha suscrito cuatro años antes
un
concordato; a

un país en el que existe el culto público en los
templos y también escuelas católicas, por más que progresiva­
mente
so¡netidas a

presiones y dificultades. La
Divini Redemptoris
reitera,

en cambio, la condena producida en, al menos,
diez do­
cumentos

pontificios desde la época de Pío IX, y se
dirige a
un
Estado que, desde su origen en la revolución de 1917,
ha abo­
lido

por completo el culto católico
-y todo

culto religioso--,
ha exterminado en lo posible a la Iglesia en sus ministros y en
sus bienes, ha
elimioado toda
enseñanza que no sea la oficial
atea y ha dedicado los templos y ·conventos a museos
--a menu,
do

de ateísmo--, a
cuarteles o

a almacenes. La Mit brennender
502
Fundaci\363n Speiro

EN EL CINCUENTENARIO DE DOS ENCICUCAS
. sorge previene sobre unas desviaciones, lamenta el incumplimien­
to parcial de un concordato, condena unas teorías y denuncia unas
tendencias, la
Divini Redemptoris es un responso sobre la destruc­
ción consumada de la Iglesia en lo. inmenso. territorios de la
Unión Soviética y el intento reiterado de atajar la expansión
por
.
el

mundo de las doctrinas del comunismo ateo. No se
tra~a, por

lo tanto, de textos simétricos
ni su alcan­
ce es comparable, por más que coincidan en la condena tajante
del estatismo -hoy
llamado totalitarismo-
en grados y aspec­
tos distintos de realización.
Mit brennender sorge parte de una enérgica denuncia de la
confusión panteística que identifica a Dios con el universo. De­
nuncia asimismo de quienes, con una pretendida concepción pre­
cristiana del antiguo germanismo, colocan en
el lugar del Dios
personal del cristianismo al hado sombrío e impersonal de las
mitologías paganas.

Y, en
fin, de la tendencia a arrancar al Es­
tado, o la raza o al pueblo de su puesto en un orden natural
para
devarlos a

suprema realidad y norma; para divinizarlos con
culto idolátrico hasta insinuar un Dios y una religión nacionales.
Se refiere después a una taimada política de insinuaciones a los
<:!ltólicos para separarl\>s de

su fe y de la
Iglesia,. ,sea mediante
intimidaciones
veladas; sea

por adulación de su
pureza racial, sea
con perspectivas
halagüeñ,.s en

el seno del Estado. o del Partido.
A todo lo cual, y agotada la posibilidad
de hacer oídos sordos, no
cabe al creyente sino oponer la palabra del Salvador: «Apártate de
mí, Satanás, porque escrito está: al Señor tu :Oios adorarás
y
a El sólo servirás»
(Mit. 19).
Para prevención
de tales insidias, incluyó .Pío XI un pequeño
vocabulario de nociones y términos sagrados a los que esta pro­
panga sutil ha vaciado de sentido, otorgándoles otro radicalmen­
te distinto. Tales, entre otros, los términos Revelación, fe, in­
mortalidad, que se trasmutan hacia connotaciones
pante!sticÓ:-ra,
cistas.

En este designio esclarecedor se adelantó el papa a lo
que
en

1940 realizarían Bellman y Paechter con su
hbro «El alemán
nazi:. vocabulario

del habla alemana actual». Sigue a esta rela-.
ción otra de términos cuyo sentido. se
vela atacado ·y vilipendiado
503
Fundaci\363n Speiro

RAFAEL GAMBRA
¡,oruna·mentalidad de tipo neopagano: pecado original, cruz, hu­
mildad, gracia, etc.
Termina la encíclica con un emocionado lla­
mamiento a los creyentes alemanes, especialmente a
la juventµd
y

a los padres y educadores, para que mantengan la integridad de
la fe frente a
las exigencias paganizantes de

una «educación na­
cional». En sus últimos párrafos se pueden leer estas 'palabras
premonitorias sobre el trágico destino del nacionalismo: «aun­
que muchos de los que así se han separado
. de

la Iglesia no tie­
nen
hoy más

que palabras de ingratitud y hasta de injuria para
la Casa paterna y para el Padre común, aunque olviden cuán
precioso es lo que
ban abandonado,

día vendrá en que el espan­
to que sentirán por ese su alejamiento de Dios y por su indigen­
cia' espiritual
pesará sobre

estos hijos hoy perdidos, y la añoran­
za nostálgica
los· conducirá

de nuevo al Dios que alegró su ju­
ventud». «Aquel que sondea los corazones y los
desigiJ.os es

tes
0
tigo de que Nos no tenemos aspiración más íntima que la del
restablecimiento de una
paz verdadera entre la Iglesia y el Es­
tado alemán» (Mit. 38).
La
encíclica se

completaría más tarde con una
relación ex­
presa

de los errores racistas que la Iglesia condenaba ( 15 de
abril
de

1938). Entre éstos, principalmente: «Las razas humanas, a
causa. de sus caracteres
naturales e . inmutables,

son de
. tal
modo
diferentes que
la más inferior de ella~ está más lejos de la más
elevada que de la especie animal más alta». «El fin esencial de
la educación es desarrollar fos caracteres de la raza e inflamar los
espíritus en un amor ardiente por la suya, como bien supremo».
«El hombre no existe sino por el Estado y para el Estado. Todo
lo que posee
como detecho

se
deriva iinicimente de

una conce­
sión del Estado».
la encíclica Divini Redemptoris presenta un planteamiento
muy diferente;
.Su 'título es

«Sobre el comunismo ateo», y comien­
za evocando la Redención del género humano por el divino Sal­
vador; y cómo, sin embargo, y por reliquia del pecado original,.
ha
continuado siempre el
.antiguo tentador ·engañando a
los hom­
bres con promesás falaces. Ninguna tentación ha
alc¡tnzado, no
obstánte,
en el curso de los sigfos el

grado de malignidad, violen-
504
Fundaci\363n Speiro

EN EL CINQJENTENARJO DE DOS ENCICLICAS
cia. y amplitud que la revolución comunista de nuestra época, que amenaza con
sumir «a
pueblos enteros en una
barbarie. peor
que
aquella en que aún
yacía la

mayor parte del mundo al adveni­
miento de nuestro divino Redentor». Porque
incluso 1os

pueblos
bárbaros tuvieron un freno en la ley natural
y en su propia re­
ligión,
cuya observancia les elevó en casos a una
grandeza deslum­
brante.

«Pero cuando del
corazón humano

se arranca hasta la
idea misma de Dios, las pasiones desbordadas los llevarán a
la
barbarie más feroz».
En sus comie:;nzos ·- asimismo se dtan, como ·dije, sus prece­
dentes en el magisterio pontificio que entre Pío IX y su fecha
son no menos de diez endclicas o textos magistrales
unánimes
en

la condena
.del comunismo
ateo, como
teoría .primero
y como
realización histórica más tarde. Desde la endclica
Qui pluribus
y el Syllabus de Pío IX hasta la Dilectissima nobis del propio
Pío XI,

pasando por los escritos en el mismo sentido de
León
XIII,

San
Pío X

y Benedicto XV. Pero se añade la necesidad
de reiterar
de modo solemne esas denuncias y condenas ante los
graves acontecimientos que a la
sazón vive
el mundo.
Sigue una
exposición

clara, profunda y breve de
la· teoría marxista,. tanto
en

su aspecto económico-laboral como político, teoría que con­
lleva la destrucción sistemática de la familia y de la religión.
«¿Qué sería -se pregunta el
papa-'-la

sociedad humana
basada sobre tales fundamentos materialistas? Sería una colecti­
vidad sin otra
jerarquía que

la del sistema económico. Tendría
como única misión la de producir bienes
por medio

del trabajo
colectivo,
y como . único fin el goce de los bienes de la tierra en
Ull paraíso en el que cada cual daría según sus furezas y recibiría
según sus necesidades
( .. .). En
esa sociedad, tanto la moral como
el orden jurídico no serían
ya .sino una em;nación del sistema
económico de cada momento; es .decir, de _origen terreno, mu­
dable y caduco. En una palabra: se pretende introducir una nue­
va época
y una nueva civilización, frutos exclusivos de una evo­
lución ciega
-una humanidad sin Dios» (Div. 12).
Entre los frutos más trágicos

intento cita el pontí­
fice los casos de Rusia
y Méjico, donde tales doctrinas llegaron
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RAFAEL GAMBRA
a implantarse y se han esforzado en destruir desde sus cimientos
la civilización y religión católicas, especialmente en la juventud,
y fusilado
p ·,desterrado a

obispos y sacerdotes hasta extinguir
la
misma existencia

del culto público. Y el de España donde «el
azote comunista no ha tenido aún tiempo para hacer sentir todo
el efecto de sus teorías, pero se
ha desencadenado en desquite
con la violencia
más_' furibunda. No ha
derribado
alguna que
otra iglesia, algún que otro convento, sino que, siempre que le
fue posible, destruyó todas las iglesias, todos los conventos, y
hasta toda huella de religión cristiana, aunque
se tratase

de los
más insignes

monumentos del arte o de la ciencia. El furor
co­
munista no se ha. ~tado a matar a obispos y millares de sa­
cerdotes, religiosos y religiosas, escogiendo precisamente a los
que con mayor celo se
ocupaban de

los obreros
y' de los pobres,
sino que ha hecho un. número mucho mayor de
víctimas entre
los

seglares de
toda clase, que aún ahora son asesinado& cada día,
en masa, por el mero hecho de ser buenos __ ·cristianos o, al Illenos,
contrarios al ateísmo comunista. Destrucción tan espantosa se
lleva a cabo con un odio, una barbarie y una ferocidad que no
se
hubierán creído

posibles en nuestro siglo»
(Div. 20).
En esta denunca tan ardorosa como poco recordada hoy se
echa en
· falta

una palabra de homenaje y aliento para quienes
combatían,
tantp en la guerra cristera de Méjico como en la Es­
paña nacional, en ,defensa de la fe y de la civilización cristianas.
Así como las hay en la
Mit. Bren. para quienes sabían en la
Alemania nazi oponerse pa;ivamente a la intoxicación de aque­
llas

ideas, no aparece una expresión
similar para
quienes se de­
fendían como pneblo católico. con las
armas en

la mano. Puede
reconocerse en esta omisión un primer eco
de las doctrinas de-.. .
mócrata-cristianas que no alientan ya la implantación -ni aun la
defesa-
de los

Estados confesionales, sino más bien la «acción ca­
tólica» desde las bases de la sociedad. Es la
misma inspiración
que

condujo a este pontífice a condenar las doctrinas de Maurras
y
la Acción Francesa, cuyo imperativo era, como se sabe, poli­
tique d' abord.
Sin embargo, esta denuncia de los frutos sangrientos de la
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EN EL CINCUENTENARIO DE DOS ENCICUCAS
revolución marxista se ve p=dida en el texto pontificio por la
acusación solemne de liberalismo económico como propiciador y
como heraldo de la
implat:,.tación comunista.

«Para
comprende¡:
-dice-

cómo·
el comunismo ha EQ!lSCgujdo . que las masas obre.
ras lo hayan aceptado sin discusión, conviene recordar que los
trabajadores estaban ya preparados por
el abandono religioso y
moral en que los habla dejado la economía liberal. Con
los tur­
nos

de trabajo, incluso en domingo, no se les daba tiempo ni
aun para cumplir sus más
graves deberes

religiosos; no se
.pensa­
saba
en

construir iglesias junto a las fábricas ni en
facilitar el
trabajo del sacerdote; al contrario, se continuaba promoviendo activamente el laicismo»
(Div. 16 ).
Este
ab!illdono espiritual

del obrero se ha concertado -<:0n·
tinúa la
encíclica-con

una inmensa campaña propagandística,
dirigida desde un solo centro y ampliamente
· financiada,

cam­
paña en la que se ha ofrecido al asalariado un paraíso tecno­
lógico sobre la tierra tras la destrucción de las estructuras exis­
tentes. Propaganda que encontró en la sociedad liberal su mejor
campo de cultivo, dado que su Estado, por principio, no cree
ni afirma

nada, ni posee medios legales o morales para contra­
rrestarla. Labor difusiva que incluye una conspiración de silencio
en la prensa universal, que, al paso que informa de las mayores
minucias, nada o casi nada dice sobre los horrores que ha com­
portado la
. revolución

en aquellos lugares en que se ha implan­
tado. Que incluye, asimismo, un cambio ocasional de táctica,
aparentando una actitud menos revolucionaria y proponiendo
bellos designios como la lucha por la
paz o por una solidaridad
universal. Con ello se intenta «infiltrarse pérfidamente hasta en asociaciones abiertamente católicas y religiosas e invitar a los
católicos a colaborar con ellos en el campo llamado humanitario».
Esto. que en 1937 era un designio apenas
esbozado,-constituye
en

nuestros
días un

logro casi perfecto.
La infiltración
comunista
ha invadido amplios sectores de la Iglesia actual y ha escalado en
ella muy altos niveles, hasta el ext=o de que en múltiples' _
campañas

supuestamente
humanitarias de hoy resulta dificil dis-
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RAFAEL GAMBRA
cernir si están· organizadas por el Partido Comunista o por la
Iglesia. ·
Por

presentir tamaña catástrofe, Pío XI se mostraba en esta
encíclica categórico: si. Benedicto

XV
había dicho
del socialismo
que eta «lo

más opuesto que existe a la
sabiduría cristiana»,
Pío

XI, con· extraordinaria clarividencia,
afirma aquí
que
el co­
munismo es
intrinsecamente perverso (Div . . 58). Esto es: no se
trata de que sea simplemente erróneo en su doctrina o
moral­
mente malo en su· praxis, sino precisamente perverso,, y no con
una perversión parcial o extrínseca, sino esencial, intrínseca. Esta
rotunda conceptuación resulta tanto más clarividente cuanto que
en su tiempo no se
bahía divulgado

la hoy famosa tesis XI de
Marx sobre Feuerbach: «Los filósofos no han hecho más que
interpretar diversamente el mundo, pero de lo que se trata es
de transformarlo».
El marxismo, desde su misn:i,o origen, no es ~ólo una re­
belión · o revolución contra el orden establecido, ni siquiera sólo
contra

Dios, sino contra la
naturaleza misma -,--,-diríamos contra
el

ser- en su objetividad y legalidad. Es
el cumplimiento 'del
mito del doctor Fausto cuando, en el momento de sustituir «en
el principio
eru el

Verbo» por «en el principio era la
acción»,
se

le aparece
el Diablo y toma posesión de .. su alma. El marxismo
no se limita como la democracia
liberal a sustituir la potestad
de Dios por
la Voluntad General; sino que pretende suplantar a
Dios
en su mismo poder creador,. trocando la naturaleza por otra
-o más bien por un perpetuo cambio-- cuyo autor es el hom­
bre en su ciencia y. en su técnica. Dios mismo será interpretado
como producto alienador de una evolucidn que; al autoconcie:ti­
ciatse,

conduce al paraíso tecnocrático del
soci'!lismo. De
este
modo
puede reconocerse

en el marxismo el ápice de la .subver­
sión antiteísta; es decir, «lo intrínsecamente pel'Verso».
Destaca a contiouación el pontífice la necesidad prioritaria
para
la Iglesia de recuperar las masas trabajadoras para Cristo,
contrarrestando y aun venciendo a la penetración del socialismo, en ellas. Para eso hace un
llamamiento a

los sacerdotes y reli-
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EN EL CINCUENTENARIO DE DOS ENCICLICAS
giosos, así como al apostolado seglar centrado en Ia Acción Ca­
tólica, para que
se. entreguen

a
Ia conversión de. esas multitudes
con
d mayor celo y con el ejemplo de una vida humilde y des­
interesada. A tal fin recuerda una. ve:I más la doctrina social de
Ia Iglesia expresada en las encíclicas Rerutn novarum y · QÚadra­
gesimo
anno: Ia función social de la propiedad, la dignidad del
trabajo, el salario familiar justo,
Ia promoción de un conjunto
de instituciones profesionales que constituyen la corporación,
a.nimada de

espíritu cristiano, etc., y hace un llamanúento a los
Estados para que eviten
Ia propaganda atea que mina sus propios
fundamentos terrenales y ayuden a la Iglesia en su función evan­
gelizadora. Porque, en definitiva,
todo pende

de una recrisriani­
zación profunda de la sociedad «a través de una santa y
uni­
versal cruzada de oración y penitencia».
Sin embargo y aparte de la proclamación de estas últimas
y
fundamentales verdades, la efectividad práctica de estas encícli­
cas hubo de verse limitada a piadosas exhortaciones a autorida­
des, patronos
y obreros. Y ello por dos razones convergentes:
la primera, porque el ambiente político liberal en que vívia (y
vive) la sociedad es el menos propicio para la difusión de la fe
y para el advenimiento de un régimen católico, y el más idóneo
para la expansión del comunismo que halaga en su propaganda
las pasiones humanas
y no encuentra una réplica adecuada en la
sociedad, anestesiada por un poder agnóstico,
y neutral por prin­
cipio.
.
La

segunda razón es que el sistema político, congruente con
una sociedad cristiana -que es
el régimen de cristiandad-,
no se ve ya reivindicado en el pre-marítenismo que subyace en la
doctrina pontificia contemporánea, y tiene cerrados sus accesos
posibles dentro de un régimen liberal. Incluso el Imperio Roma­
no pudo un día -sin dejar de serlo-- convertirse en Imperio
cristiano; la democracia moderna, en cambio, no puede conver­
tirse . en Estado de cristiandad sil) dejar de ser democracia libe-·
ral,

sin negarse a sí misma. De aquí que los únicos conatos ha­
bidos en Europa de reestructurar católicamente el Estado hayan
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RAFAEL GAMBRA
advenido por vías ajenas al constitucionalismo liberal, como el
Alzamiento en Espafia o la implantación del salazarismQ, La evo­
lución, en cambio,
de_ un
régimen
democr~tico-liberal hacia el so­
cialismo primero
y el comunismo después es algo, no ·sólo posi­
ble,
sino consecuente con
~¡ peso de las ideas y de los hechos.
510
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