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Número 255-256

Serie XXVI

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Discurso de Teresa García Noblejas Santaolalla [San Fernando 1987]

FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
A continuación, Agustín Lqsada Pescador cqmenzó diciendo
que hay que buscar
lo mejor para la Iglesia y para España, y
afirmó que si San Fernando viviera se lanzaría de nuevo a
la con­
quista de
la sociedad. Afirmó que «Speirm>, siendo una minmía
selecta,

debe hacer fructificar
fos talentos
que ha recibido, y tam­
bién aludiendo a las frases del Evangelio, debe ser la sal de la
tierra.
Terminó diciendo que hay que fomentar la formación de los
caró!icqs según

la Doctrina Social de la Iglesia.
Poor último,

nos dirigió la palabra Miguel Angel López Zava­
leta, que puso de manifiesto
la actualidad de San Fernando. En­
salzó su santidad de vida, su prudencia y valm y lo puso rnmo
ejemplo

no sólo a los jóvenes si no a toda
la sociedad. Habló de
la necesidad de mirar antes la· causa de Dios que la
pmpia y re­
calcó la confianza en El que tenia San Fernando con una cita del
mismo santo ante el
cercq de

Sevilla.
Terminó su

intervención
pidiendo la intercesión de San Femando para salvar a España y
reconstruir la civilizacióll cristiana.
Los tres oradores fueron muy aplaudidos, y después de que
terminaran
la charla se prolongó durante largo rato en un am­
biente de franca hermandad, basada en la comunión de ideas en
las qu_e los más veteranos enseñan continullffiente a 1os más inex­
pertos de una manera que hace del aprendizaje un placer. Como
siempre, los jóvenes agradecemos esa magnifica labor que está
llevando a cabo «Speiro».
MARÍA DEL CARMEN FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA CANTERO.
DISCURSO DE 1:ERESA GARCIA NOBLEJAS SANTA­
OLALLA
Queridos maestros, compañeras y' compañeros de la Ciudad Católica.
Cuando venimos a acta.r 'tan importantes como el . de esta noche
todos esperamos
escuchar a-oradores de

primera fila,
ca-pace&, de
darnos
, leccioneir magistrales. Pero he aqití que, posiblemente debido a un error
involuntario, he sido designada para dirigirme. a un· público selecto.
Procuraré, de

cualquier
forma, salvar el error y no decepcionaros de­
masiado.
I. San Fernando, modelo de político católico.
Los amigos de Ciudad Católica no ()Odíamos tener otro patrón que
él rey San Fernando de Castilla. Es el· modelo de

caballero cristiano
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válido para nuestros días. Pero es, sobre todo, un hombr.e que ·se san­tifica mediante la actividad politica, bien entendida, al servicio de Dios
y de la Patria. ¡Cuántos San Fernandos necesitamos hoy para restaurar la Ciudad Católica desde sus cimientos! ·
II. Santa Juana di? Arco: versión femenina.
Providencialmente celebramo-s hay la fiesta de una santa que tiene mucho que ver con San Fernando. Hoy es tambié,i .festividad de Santa
Juana de Arco, la·

mujer que se
lanzó a
la
actividad política y a la ~­
fensa de Francia en
nombre de Dios. Dice Bello. que todas las grandeS cosas empiezan par una. mujer. Y si es cierto. que la reconstrucción de la civilización criffiana erige muchos San Fernandos, no es menos cierto que son_ imprescindibles unas cuantair Santas luan-os de Arco .
. III. La mujer. y la Iglesia. Responsabilidad de la mujer ca­
tólica. Ataque
al feminismo y a la infravaloración de
la mujer.
En una época como la nuestra, en la que la_ revolución se jacta de
haber logrado la
liberad6n femeni110, .lar mujer-ea católicas tenemos una
enorme responsabilidad. _
Tene11UJS
el deber de afirmar· rotundamente que si _hay alguien qu,e puede
abanderar la defensa de la mujer, ese alguien
e8 la San-ta madre Iglesia.
Me explico: el -primero· que afirmó la igualdad esencial entre

el
hombre
y la mujer fue Nuestro Señor Jesucristo. No podemos olvidar, igualmente,
que entre
todas las grandes civilizaciones la

que
me;or ha
tratado

a la
mujer ha
sido precisamente
la civilización cristiana. La figura de la Virgen Marfa es ejemplo de la consideración que
la Iglesia
y los ·católU:os debemos a la mujer. «La mujer, al mirar a Maria, encuentra en ella .el secreto para vivir digliamente su feminidad y para llevar a cabo m verdadera promoción. A la luz de Maria la
Iglesia lee en el rostro de la mujer los reflejos de una. belleza· que es
espejo de los más
altos sentimientos ·de que es capaz el corazón huma­no: "la oblaci6n total del amor, lá fuerza que sabe resistir a los más grandes dolores, la fidelidad sin límites, la /aburio,idad infatigable y la capacidad de _conjugar la intuición penetrante con fu palabra de apoyo y de estimulo».
Son palabras de la encíclica Redemptoris Mater publicada reciente­
mente por Su Santidad luan Pablo .JI. Y es que nadie ha ensalzado tan­
to las virtudes femeninas como la Saritísima Virgen Maria, la bendita
entre las mu;ertM. Que no nos venga con falsas liberaciones el feminismo, fruto sin
duda de graves complejos,
ya que para favorecer a la mujer pretende
hácerla renunciar a su feminidad y la convierte incluso en asesina de
sus
propios. hijos. Tenemos

también
el deber

de
rechll3:0r cualquier intento de infrava., /orar

a la mujer para
convertirla, utilizando-palabras

de José
Antonfo,
en una «tonta ·destinataria de piropos», es decir, en un simp'le objeto pu-
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blicitario máa, o menos decorativo pero absolutamente vacio de cOnte­
nido.
Ambos errores, feminismo. e infravaloración, están presentes en la
sociedad decadente

e insulsa que padecemos.
IV. Mujer y política.
Gracias a Dios hay podemos 'afirmar que: finaliza la época e'n la
que las mujeres dedicadas a la política y a los asuntos públicos lo ha.­
cían desde el bando revolucionario .. Porque .es obligación ' de todos los
católicos
restaurar el orden temporal y conducirlo hacia Cristo. Tene­
mos que promover el bien común y hacer que la sociedad, las leyes
y la3 instituciones terrenales respondan a la .DocJrina Soc.ial de la Igle­
sia. ESto lo dice el Concilio V atiCano 11 en su decr,eto sobre el aposto-
lado seglar. _
De

aquí deducimos que el
hombre y Úl mujer católicos tienen obli­
gación de asumir una vocación política entendida rectamente.-Desgracia­
mente, el concepto actua~ de
política está bastante deteriora.do. Por
ello
me interesa·
ac'larar (aunque

de
sobra lo sabéis) que nos referimos a la
Política, con mayúsculas, es decir, a la que búsca servlT al bie1J, común
y no al interés personal o pártidista.
La Política así entendida es un quehacer dia:rio que los cat6licos
debem<13
ejercer allf donde nos encontremos: en la Universidad, en el
trabajo, en la sociedad. Quiero resaltar en este punto lá trascendencia
de la mujer como pilar de la familia y educad'ora de nuevl&S! _generacio­
nes. La vocaci6n específica de la mujer es la maternidad física- o espi­
ritual. Lejos de rechazar· esta vocación femenina nos sentimos orgul_losas
'de ella, lo cual no nos exime de la dedlcaci6n-al blen común de la 'so­
ciedad.
V. Homenaje a las mujeres contrarrevolucion'.arias.
No quiero terminar eite breve discurso sin rendir homenaje a las
muchas Santas Juanas de Arco que h'a habido en la Historia. Y ·no me
refiero
sólo
a, las mujeres contrarrevolucionarias célebres' que conocemos
por loa libros,_ como Isabel de Castma o Agustina de Aragón. Me gus­
taría sobre todo recordar el ejército ininenso de herofnas anónimas que
en cualquier. tiempo ·han sembrado la semilla de la civilización católica
$1 ~ familia, en el . convento o en . su Patria. Gracias a su sacrificio ca­
llado y generoso· enseñaron y aún enseñan a muchas generaciones a em­
puñar en
Una mano

la
Cruz y

en la otra 1a espada.
VI. Resumen. La Virgen María.
Hemos repetido ya muchas veces que teneinos los católicos el. deber
de reconquistar la sociedad para· Dios. Sin embargo, un mfnimo-sentido
de la realidad nos dice que Espaffa· y el mundo se encuentran alejados
de la fe cat6lica. Es más, sabemos que hay crisis eh '4 moral. en la so­
ciedad y en la religión. PUes bien, cuando un periodista le preguntó al.
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Cardenal Ratzinger cuál era, a· su· iuicio, el remedio de tantas crisis,
éste
respondió

que la solución más eficaz era
recurrir precisamente
a
una·

mujer: María, la Madre
de' Dios. La Santísima Virgen es la mujer que aparece aplastllTUW a la serpien­
te maügna. Por eso que estos últimas palabras sean de invocación -a Ella,
para· que nos ayude a todos a
T,eataura_r 'la Ciudad de Dios con el mis­
mo espíritu que lo hicieron Santa Juana de Arco y el rey San Fernando_.
Muchas graciaa.
DISCURSO DE AG-USTIN LOSADA PESCADOR
Queridos , amigos de la Ciudad Católica:
Un año máJ nos reunimos en eSte día· para celebrar el aniversario
de nuestro patrón, en esta cena fraternal. Y queremos pedir a Dios
Nuestro Señor, por intercesión de San Fernando, todo aquello que ne­
cesita la Iglesia, nuestra Madre y_ España, nuestra Patria.
Queremos "lo mejor pa'ra la lglesiaj porque, como dice el Concilio
Vaticano II,
«la lgleáia va peregrinando entre las persec'ucione.s del mun­
do
y los consuelas de Dios, anunciando Ul ·cruz del Señor hasta qlle ven­
ga. -Está fortalecida, con la. virtud del

Señor
resucitado,-para
triunfar con
paciencia y

caridad de
sus aflicciones y dificultades, tanto internas como
externas, y

revelar
al mundo fielmente su misterio, aunque sea entre
penumbras, hasta que se manifieste en toda el esplendor
al final de los
t~empos» (L. G., 8).
Y lo mejor para España, nuestra Patria, porque, como ,ws .dijo -el
Papa

Juan Pablo II en
1982: «Con mi viaje a España he querido des~
perlar
en vosotros el

recuerdo de vuestro pasado
cristiano y de ws-gran­
de, momentos de vuestra historia religiosa.
Esa historia

por la que
_la
lglesi"a os
debía

un
testimonfri de

gratitud.
¡Gracias, España; gracias,
Iglesia

de España!
Gracjas a

tu fidelidad
al Evangelio la porción más
numerosa de la Iglesia de Cristo habla hoy y- reza a Dios en español».
De aquella Andalucía que el rey Santo quiso conquistar para Dios
han
8urgido, en

nuestros
dias los hombres ·que ocupan la cúspi"de del Es­
tado. Pero
si San

Fernañdo
levantara la
cabeza,
Dios, con
qué gallardía
no se lanzaría de nu~o a

conquistar Andalucía y
España entera,
para
demostrar con su ejemplo que la vocaci6n al Reino de
Dios. 1W es una
vocación al
poder, sino

al servicio.
. Perq estamos

un poco cansados de·
ofr siempre

lo mismo
y de · decir
siempre
las mismas cosas. Cierto que «Speiro» representa un círculo de
minoría

selecta, y que la
minoría hace la

historia del mundo. Pero a mí,
partiéularmente, · me asusta ser
minoría. Y

me
asusta por
dos
razones:
Primera,

porque la
minoria debe
ser selecta, pero no tan minoritaria. Y,
segunda, y fundamental, porque
somos la sal de la -tierra_, que un po­
quito basta para dar sabor
.a todo

el guisa. .Pero, «si la sal se vuelve
sosa .... » (resuenan graves las palabras en) el Evangelio de San Mateo):
«i;con qué kt salarán? Para nada sirve ya, sino para que la tiren y la
pisen los hombres» (Mit. 5, 13). Juan Pablo 11 nos -.lo dijo en su primer viaje: «Si queréis ser fieles
a
esa dignidad, no
· es suficiente,-acoger

pasivamente las riquezas de fe
que os han legado vuestra tradición -y
Vuestra cultura. Se os con/fa un
tesoro,

se
os otorgan
talentos que han de ser asumidos con
respon.mbi•
lidad
para

que fructifiquen en
abundancla».
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