Índice de contenidos
Número 255-256
Serie XXVI
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
En el cincuentenario de dos encíclicas históricas
-
Los sagrados cánones, entre el misterio y el derecho
-
Bonald, o la constitución natural de las sociedades
-
El platonismo empírico de Luis de Bonald
-
Democracia: poder y representación
-
El pensamiento contrarrevolucionario español. Ramón Nocedal, el parlamentario integrista
-
La solución: la participación
-
La economía de la Rusia Imperial antes de la guerra de 1914
-
El laberinto de Rubert de Ventós, la Hispanidad y una confrontación con Maeztu
-
- Actas
- Información bibliográfica
- Crónicas
Autores
1987
Discurso de Agustín Losada Pescador [San Fernando 1987]
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
Cardenal Ratzingei' cuál era, a· su juicio, el remedio de tantas crisis,
éste re8f}ondió que la solución. más eficaz era recurrir precisamente a
una mujer:
María, la
Madre de
Dios.
La Santis-ima Virgen es la mujer que apa,ece ap"/astando a la serpien
te maUgna. Por eso que
estas últimas palabras sean
de invocación
a Ella,
para que nos ayude a todos a restaurar 'la Ciudad de Diosi con 'el mis
mo
espiritu que
lo hicieron Santa Juana de Arco y el rey
San Fernando.
Muchas gracias.
DISCURSO DE AGUSTIN WSADA PESCADOR
Queridos , amigos de la Ciudad Católica:
Un año 111.áa nos· reunimos .en este día· para celebrar el aniversario
de nuestro patrón, en esta cena fraternal. Y queremos pedir a Dios
Nuest-ro Señor, por intercesión de
San
Fernando, todo aquello
que ne
cesita la Iglesia, nuestra Madre y España, nuestra Patria.
Queremos ·10 me¡or para la Iglesia, porque, comii dice el Concilio
Vaticano II, «la Iglesia va peregrinando entre las ¡iersecllcio'nes del mun
do
y los consuelos de Dios, anunCiando la ·cruz del Señor hasta qUe ven
ga.
Está fortalecida, con la virtud del
Señor resucitado, para triunfar con
paciencia y caridad de sus afliccionea y dificultades, tanto internas como
externas,
y revelar al mundo fielmente su .misterio, aunque sea entre
penumbras, hasta que
s4 manifieste en
todo el
eaplendar al final de los
#empos» (L. G., 8). Y lo mejor para España,- nuestra Patn"a, porque, como nos dijo -el
Papa
Juan Pablo
11 en 1982: «Con mi-viaje a España he querida des
pertar en vosotros el recuerdo de vuestro'
pasado cristiano y de los gran
de$ momentos de
vuestra historia religiosa. Esa historia por
la que la
Iglesia.
os debta un testimonio de- gratitud. ¡Gracias, España; gracias,
Iglesia de España! Gracias a tu
fidelidad al Evangelio la porción más
numerosa
de la Iglesia de Cristo h.abla hoy .y reza a Dios en español».
De
aquella
Andaluda que
el
rey Santo
quiso
conquisttl'I' para
Dios
han surgido en nuestros dfas los hombres ·que ocupan la cúspide del -Es
tado. Pero si San Femando levantara la cabeza, Dios, con qué gallardía
no se lanzarla de nu(fllo a conquistar Andalucía y España entera, para
dem_ostror con su ejemplo que la vocaci6n al Reino de Dios_ no es una
vocación
al poder,
sino al
servicio.
Pero estamos un poco cansados de· oír siempre lo mismo y
de decir
siempre
las mismas coSJ1S, Cierto que «Speiro» representa un círculo de
minoría selecta,
y que la mhwría hace la historia del mundo. Pero a mí,
particularmente, me asusta ser minorta. Y me asusta por dos razones:
Primera,
porque la minoría debe ser selecta,
pero no tan minoritaria. Y,
segunda, y fundamental, porque somos la sal de la tierra, que un po
quito
basta para dar sabor
a todo _el guiso. Pero, «si la ·sal se vuelve
sosa .... » (resuenan graves las palabras enJ e-l Evangelio de San Mateo):
«¿con· qué la salarán? Para nada sirve ya, sino para que la tiren y Ul
pisen los hombres» (Mit. 5, 13). Juan Pablo II n08 ,lo dijo en su primér viaje: «Si queréis ser fieles
a esa dignidad, no es suficiente, acoger pasivamente las riquezas de fe
·qué os han legado vuestra tradici6n ·y vuestra cultura. Se-os confia un
tesoro,
se os otorgan talentos. que
han_ de ser asumidos con responsabi.:.
lidad para que fructifiquen en abundancia».
737
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
¡Y he aqui nuestra responsabilidad, queridos amigos! Porque «al.
que mucho s~ le dio, mucho se le exigirá.». No rnos podemos conforma,r
co,, una actitud pasiva. Y llamo actitud pasiva a una actitud de resisten
cia, de Nimple def'ensa frente a los ataques de un mundo antiteo. De
cualquier
forma, ya sabemos, porque
el mismo Cristo nos lo dijo, que
«los hijos de las tinieblas son más_ astutos que los hijos de la luz».- Pero
ya
va siendo hora de que
los católicos
nos hagamos conscientes de nues
tra responsabilidad, no sólo en .el plano espiritual, sino también en el temporal.
Está
claro, y ya lo dijo Perogrullo, que debió ser un-gran sabio, que
si toda la población de un pai~ fuesé católica, y actuase como tal, el país
sería católico. Y na harían falta leyes que lo dijeran, porq~ sería algo
tan evidente, que sobrarían · las palabras.
¿ Y qué pasa con nuestra Patria? ¿Por qué una nación mayoritaria
mente creyente
soporta un
gobierno antiteo?
Hace
ca&i nueve
siglos, el juglar de
Mediizaceli hacfa decir
a las
bue
.nas gen-tes
que contemplaban el destie_rro del Cid:. «¡Dios, que buen va
sal.lo, si oviesse buen ·S(!ñore!». Y la misma fras~ han podido decir los
puebl
extraños
de los españoles a lo largo ·de toda su
historia~> salvo
honrosas ercepciones.
Yo
me pregunto, si el
juglar volviese a escribir
hoy su
poema, ¿volverla· a
escribir su célebre frase? ¿O,
acaso, ya los
vasalloa, ya. no s~rían tan buenos · au'nque «oviesse buen señore»?.
Queridos amigos:
la -situaci6n es
apremiante. Ya
estamos en
el punto
en el que
no podemo$ seguir
indiferent_es: O
con Cristo
o contra El. Y
si estamos con El,
¿quién peleará contra nosotros?
Hemos
-de
reconocer que
nuestro pueblo se ha vuelto
insensib.le a
los
estímulos. ¿Cómo,
si
no, se
puede, entender que el Papa esté repitien
do machtJ{:onamente, semana tras
semaM, en el tema
de la
responsa
bilidad social
y política de los laicos, y que los laicos no se den por
aludidos? Porque si hubiese sido un solo discurso, podrfamos decir que
era
una idea suelta, sin contenido,
una feliz
ocurrencia del Papa, pero
sin rilayor importancia. Mas si insiste en el tema una y otra vez, acla
rándolo,
espedficándolo, reconociendo
los peligros,
explicando los
bene
ficios y, sobre todo, cuando se enmarca todo en una linea de acción
pastoral de
la Iglesia, iniciada oficialmente con el concilio de nuestro
siglo,
Comparable en . importancia
con el de Trento, y
conti'nuada re
cientemente
con el documento
ResponsabiUdad de los -católicos en la
vida
pfiblica_ de nitestra Ccmferencía Episcopal, entonces es que al Papa
le interesa que
los cat6licos tomemos Conciencia de
que debemos parti
cipar en la vida pública.
No voy a comentar
nada del
Concilio . Vaticano 11, harto conocido
ya para nosotros, parque sería insistir excesivamente
en algo muy co
nocido. Quisiera, eso si, analizar algún
detalle del
documento de la
Conferencia
Episcopal, debido
a
su reciente. pubUcaci6n y
a
su rabiosa actualidad.
En
dicho documento,
nuestros -obispos,· tras
hacer un análisis muy
acertado de
la realidad
política y social de
nuestra Patria, dicen, en su
punto 47: « .... Gran
parte de
los
cristianos reduce
lo religioso
al ámbito
estricto del culto y de la vida privada; con ello desconocen, al
menos
implícitamente,
la
vinculaci6n de vlistos campos de
la vida humana al
Creador y
a
Cristo. Aunque lo presencia
y acción de Cristo esté oculto
·y sea negada y
combatida
en el
mundo que llamamos
"profano'' no deja
de pertenecer
éste a
la creación
y, par consiguiente, de estar referido a
El, _como su Señor y Salvador» ..
'MQS adelante, aiiaden: «este señorío
738
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
de Cristo en el mundo y en la historia, en el ámbito privado y público
de la ·vida del hombre, no significa una subordinación del mundo '"pro
fano" a' la Iglesia .... Nada menos parecido a una teocracia que el ejer
cicio de la tealeza de Jesucristo, que se l[eya a cabo en lo oculto, en el
servicio y en
la libertad bajo el Esi,íritu dé Dios, bajo el_ signo t:fe la
Cruz, con paciencia y esperanza» (núm. 49).
A. continuación, van señalando una serie de orientaciones sobre la
actividad asociada de los católicos en los campos de educación y cul
tura, familia, actividades profesionales_ y, en ·concreto, de la política.
Referente a esto último, dicen nuestros obispas: «Es p·reciso . fomen
tar expresamente Ul adecuada formación de los católicos en conformi
dad cpn la doctrina social y· moral de la Iglesia •... No valen viejos mol
des.
Hay que
arrancar de
la
situaci6n actual contando con una visión
renovada
de
la Iglesia, de la .sociedad· y· de las relaciones entre ambas.
Se necesitan, por ello,
institucioneS donde
los·
¡:ristianos, -adultos y Jóve
nes, puedan descubrir la nobleza de la vocación [JO/ítica. .•. » (números 169y 170).
A esta ingente tarea nos llaman nuestros obispos., nuestro Papa y el
mismo Cristo:
«La mies es mucha
y los
obreros pocos.
Rogad, pues,
al Dueño de
la mips, que mande operarios a su mies» (Le. 10, 2).
Y
todos loSi amigos de Speiro y ·de/ la Ciudad Católica estamos lla
mados a
dar testimonio, por nuestra fe en Cristo, de nuestra vocación
política.
Es lo que repetimos hasta
la saciedad en todas nuestras inter
ve,nciones: Formad6n_
para la Acción.
Hoy,
más que nunca, · la
Iglesia
nos pide
que -hagamos presente a
C'risto, también
en
la vida púbüca, pues ahi también tiene que reinar,
convencidos de que
«los hombres
batallarán
y Dios dará .la vii:;toria».
Muchas gracias.
DISCURSO DE MIGUEL ANGEL LOPEZ ZAV ALETA
Querúlos amigos de la Ciudad Católica, preseiites y los ausentes en
el tiempo y espacio. Ausentes en el tiempo, porque rws han precedido_
en el
paso a la Eternidad, como han sido don Eugenio Vegas, del que
aprendí
sabios
conse;os, guiado
por
don Gabriel
Alférez, don Julio ·oa
rrido, don
Jerónimo Cerdá, don Ramón Plata, don
Carlos Sacheri y
tantos otros que han colaborado en la, construcci6n de_ la Ciudad Cató
lica;
y en el espacio aquellos que están lejos hoy de nosotros.
Fli,e, para -mí un
gran reto el saber
que" tendría el
honor
de. departir
con
vosotros esta grata velada.
Que ha
comenzado
con el
Santo Sacri
ficio Eucaristico, luego hemos· compartido la
cena, y ahora estamos fi
nalizando con los discursos bnºllantes de
estos jóvenes españoles,
qf,le
nos
demuestra que la
mecha · no
sólo
humea, sino que está plenamente
encendida.
Ahora me taca a
mí t!-l turno;
desde
luego quiero
confesaros que,
después del vigésimoquinto
aniversi.crio que habéis
celebrado de la fes
tividad de nuestro Santo Patrón, no es
nada fácil añadir ·algo nuevo y,
robre todo, ante tan
selecto auditorio.
Aceptando la invitación de don
Juan, vamos
a recor:dar algunos de
los pasajes
más sobresaUentes de
la vida de San
F,ernandó III,
porque
si bien es del siglo Xlll, tqmbién lo es de huy, de mañana y de siempre.
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Fundaci\363n Speiro
Cardenal Ratzingei' cuál era, a· su juicio, el remedio de tantas crisis,
éste re8f}ondió que la solución. más eficaz era recurrir precisamente a
una mujer:
María, la
Madre de
Dios.
La Santis-ima Virgen es la mujer que apa,ece ap"/astando a la serpien
te maUgna. Por eso que
estas últimas palabras sean
de invocación
a Ella,
para que nos ayude a todos a restaurar 'la Ciudad de Diosi con 'el mis
mo
espiritu que
lo hicieron Santa Juana de Arco y el rey
San Fernando.
Muchas gracias.
DISCURSO DE AGUSTIN WSADA PESCADOR
Queridos , amigos de la Ciudad Católica:
Un año 111.áa nos· reunimos .en este día· para celebrar el aniversario
de nuestro patrón, en esta cena fraternal. Y queremos pedir a Dios
Nuest-ro Señor, por intercesión de
San
Fernando, todo aquello
que ne
cesita la Iglesia, nuestra Madre y España, nuestra Patria.
Queremos ·10 me¡or para la Iglesia, porque, comii dice el Concilio
Vaticano II, «la Iglesia va peregrinando entre las ¡iersecllcio'nes del mun
do
y los consuelos de Dios, anunCiando la ·cruz del Señor hasta qUe ven
ga.
Está fortalecida, con la virtud del
Señor resucitado, para triunfar con
paciencia y caridad de sus afliccionea y dificultades, tanto internas como
externas,
y revelar al mundo fielmente su .misterio, aunque sea entre
penumbras, hasta que
s4 manifieste en
todo el
eaplendar al final de los
#empos» (L. G., 8). Y lo mejor para España,- nuestra Patn"a, porque, como nos dijo -el
Papa
Juan Pablo
11 en 1982: «Con mi-viaje a España he querida des
pertar en vosotros el recuerdo de vuestro'
pasado cristiano y de los gran
de$ momentos de
vuestra historia religiosa. Esa historia por
la que la
Iglesia.
os debta un testimonio de- gratitud. ¡Gracias, España; gracias,
Iglesia de España! Gracias a tu
fidelidad al Evangelio la porción más
numerosa
de la Iglesia de Cristo h.abla hoy .y reza a Dios en español».
De
aquella
Andaluda que
el
rey Santo
quiso
conquisttl'I' para
Dios
han surgido en nuestros dfas los hombres ·que ocupan la cúspide del -Es
tado. Pero si San Femando levantara la cabeza, Dios, con qué gallardía
no se lanzarla de nu(fllo a conquistar Andalucía y España entera, para
dem_ostror con su ejemplo que la vocaci6n al Reino de Dios_ no es una
vocación
al poder,
sino al
servicio.
Pero estamos un poco cansados de· oír siempre lo mismo y
de decir
siempre
las mismas coSJ1S, Cierto que «Speiro» representa un círculo de
minoría selecta,
y que la mhwría hace la historia del mundo. Pero a mí,
particularmente, me asusta ser minorta. Y me asusta por dos razones:
Primera,
porque la minoría debe ser selecta,
pero no tan minoritaria. Y,
segunda, y fundamental, porque somos la sal de la tierra, que un po
quito
basta para dar sabor
a todo _el guiso. Pero, «si la ·sal se vuelve
sosa .... » (resuenan graves las palabras enJ e-l Evangelio de San Mateo):
«¿con· qué la salarán? Para nada sirve ya, sino para que la tiren y Ul
pisen los hombres» (Mit. 5, 13). Juan Pablo II n08 ,lo dijo en su primér viaje: «Si queréis ser fieles
a esa dignidad, no es suficiente, acoger pasivamente las riquezas de fe
·qué os han legado vuestra tradici6n ·y vuestra cultura. Se-os confia un
tesoro,
se os otorgan talentos. que
han_ de ser asumidos con responsabi.:.
lidad para que fructifiquen en abundancia».
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Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
¡Y he aqui nuestra responsabilidad, queridos amigos! Porque «al.
que mucho s~ le dio, mucho se le exigirá.». No rnos podemos conforma,r
co,, una actitud pasiva. Y llamo actitud pasiva a una actitud de resisten
cia, de Nimple def'ensa frente a los ataques de un mundo antiteo. De
cualquier
forma, ya sabemos, porque
el mismo Cristo nos lo dijo, que
«los hijos de las tinieblas son más_ astutos que los hijos de la luz».- Pero
ya
va siendo hora de que
los católicos
nos hagamos conscientes de nues
tra responsabilidad, no sólo en .el plano espiritual, sino también en el temporal.
Está
claro, y ya lo dijo Perogrullo, que debió ser un-gran sabio, que
si toda la población de un pai~ fuesé católica, y actuase como tal, el país
sería católico. Y na harían falta leyes que lo dijeran, porq~ sería algo
tan evidente, que sobrarían · las palabras.
¿ Y qué pasa con nuestra Patria? ¿Por qué una nación mayoritaria
mente creyente
soporta un
gobierno antiteo?
Hace
ca&i nueve
siglos, el juglar de
Mediizaceli hacfa decir
a las
bue
.nas gen-tes
que contemplaban el destie_rro del Cid:. «¡Dios, que buen va
sal.lo, si oviesse buen ·S(!ñore!». Y la misma fras~ han podido decir los
puebl
de los españoles a lo largo ·de toda su
historia~> salvo
honrosas ercepciones.
Yo
me pregunto, si el
juglar volviese a escribir
hoy su
poema, ¿volverla· a
escribir su célebre frase? ¿O,
acaso, ya los
vasalloa, ya. no s~rían tan buenos · au'nque «oviesse buen señore»?.
Queridos amigos:
la -situaci6n es
apremiante. Ya
estamos en
el punto
en el que
no podemo$ seguir
indiferent_es: O
con Cristo
o contra El. Y
si estamos con El,
¿quién peleará contra nosotros?
Hemos
-de
reconocer que
nuestro pueblo se ha vuelto
insensib.le a
los
estímulos. ¿Cómo,
si
no, se
puede, entender que el Papa esté repitien
do machtJ{:onamente, semana tras
semaM, en el tema
de la
responsa
bilidad social
y política de los laicos, y que los laicos no se den por
aludidos? Porque si hubiese sido un solo discurso, podrfamos decir que
era
una idea suelta, sin contenido,
una feliz
ocurrencia del Papa, pero
sin rilayor importancia. Mas si insiste en el tema una y otra vez, acla
rándolo,
espedficándolo, reconociendo
los peligros,
explicando los
bene
ficios y, sobre todo, cuando se enmarca todo en una linea de acción
pastoral de
la Iglesia, iniciada oficialmente con el concilio de nuestro
siglo,
Comparable en . importancia
con el de Trento, y
conti'nuada re
cientemente
con el documento
ResponsabiUdad de los -católicos en la
vida
pfiblica_ de nitestra Ccmferencía Episcopal, entonces es que al Papa
le interesa que
los cat6licos tomemos Conciencia de
que debemos parti
cipar en la vida pública.
No voy a comentar
nada del
Concilio . Vaticano 11, harto conocido
ya para nosotros, parque sería insistir excesivamente
en algo muy co
nocido. Quisiera, eso si, analizar algún
detalle del
documento de la
Conferencia
Episcopal, debido
a
su reciente. pubUcaci6n y
a
su rabiosa actualidad.
En
dicho documento,
nuestros -obispos,· tras
hacer un análisis muy
acertado de
la realidad
política y social de
nuestra Patria, dicen, en su
punto 47: « .... Gran
parte de
los
cristianos reduce
lo religioso
al ámbito
estricto del culto y de la vida privada; con ello desconocen, al
menos
implícitamente,
la
vinculaci6n de vlistos campos de
la vida humana al
Creador y
a
Cristo. Aunque lo presencia
y acción de Cristo esté oculto
·y sea negada y
combatida
en el
mundo que llamamos
"profano'' no deja
de pertenecer
éste a
la creación
y, par consiguiente, de estar referido a
El, _como su Señor y Salvador» ..
'MQS adelante, aiiaden: «este señorío
738
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
de Cristo en el mundo y en la historia, en el ámbito privado y público
de la ·vida del hombre, no significa una subordinación del mundo '"pro
fano" a' la Iglesia .... Nada menos parecido a una teocracia que el ejer
cicio de la tealeza de Jesucristo, que se l[eya a cabo en lo oculto, en el
servicio y en
la libertad bajo el Esi,íritu dé Dios, bajo el_ signo t:fe la
Cruz, con paciencia y esperanza» (núm. 49).
A. continuación, van señalando una serie de orientaciones sobre la
actividad asociada de los católicos en los campos de educación y cul
tura, familia, actividades profesionales_ y, en ·concreto, de la política.
Referente a esto último, dicen nuestros obispas: «Es p·reciso . fomen
tar expresamente Ul adecuada formación de los católicos en conformi
dad cpn la doctrina social y· moral de la Iglesia •... No valen viejos mol
des.
Hay que
arrancar de
la
situaci6n actual contando con una visión
renovada
de
la Iglesia, de la .sociedad· y· de las relaciones entre ambas.
Se necesitan, por ello,
institucioneS donde
los·
¡:ristianos, -adultos y Jóve
nes, puedan descubrir la nobleza de la vocación [JO/ítica. .•. » (números 169y 170).
A esta ingente tarea nos llaman nuestros obispos., nuestro Papa y el
mismo Cristo:
«La mies es mucha
y los
obreros pocos.
Rogad, pues,
al Dueño de
la mips, que mande operarios a su mies» (Le. 10, 2).
Y
todos loSi amigos de Speiro y ·de/ la Ciudad Católica estamos lla
mados a
dar testimonio, por nuestra fe en Cristo, de nuestra vocación
política.
Es lo que repetimos hasta
la saciedad en todas nuestras inter
ve,nciones: Formad6n_
para la Acción.
Hoy,
más que nunca, · la
Iglesia
nos pide
que -hagamos presente a
C'risto, también
en
la vida púbüca, pues ahi también tiene que reinar,
convencidos de que
«los hombres
batallarán
y Dios dará .la vii:;toria».
Muchas gracias.
DISCURSO DE MIGUEL ANGEL LOPEZ ZAV ALETA
Querúlos amigos de la Ciudad Católica, preseiites y los ausentes en
el tiempo y espacio. Ausentes en el tiempo, porque rws han precedido_
en el
paso a la Eternidad, como han sido don Eugenio Vegas, del que
aprendí
sabios
conse;os, guiado
por
don Gabriel
Alférez, don Julio ·oa
rrido, don
Jerónimo Cerdá, don Ramón Plata, don
Carlos Sacheri y
tantos otros que han colaborado en la, construcci6n de_ la Ciudad Cató
lica;
y en el espacio aquellos que están lejos hoy de nosotros.
Fli,e, para -mí un
gran reto el saber
que" tendría el
honor
de. departir
con
vosotros esta grata velada.
Que ha
comenzado
con el
Santo Sacri
ficio Eucaristico, luego hemos· compartido la
cena, y ahora estamos fi
nalizando con los discursos bnºllantes de
estos jóvenes españoles,
qf,le
nos
demuestra que la
mecha · no
sólo
humea, sino que está plenamente
encendida.
Ahora me taca a
mí t!-l turno;
desde
luego quiero
confesaros que,
después del vigésimoquinto
aniversi.crio que habéis
celebrado de la fes
tividad de nuestro Santo Patrón, no es
nada fácil añadir ·algo nuevo y,
robre todo, ante tan
selecto auditorio.
Aceptando la invitación de don
Juan, vamos
a recor:dar algunos de
los pasajes
más sobresaUentes de
la vida de San
F,ernandó III,
porque
si bien es del siglo Xlll, tqmbién lo es de huy, de mañana y de siempre.
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