Índice de contenidos

Número 255-256

Serie XXVI

Volver
  • Índice

El Reino de Cristo en la encíclica Quas primas y en la Constitución dogmática Lumen gentium (NN. 3 y 5)

EL REINO DE CRISTO EN LA ENCICUCA
QUAS PRIMAS Y EN LA CONSTITUCION DOGMATICA
LUMEN GENTIUM (NN. 3 y 5)
POR
RICARDO AL»ANA
l. La encíclica Quas primas.
La doctrina ·social de la Iglesia expuesta por los Romanos
Pontífices en

los últimos 100 afias constituye uno de los grandes
dones de Dios para los
hombres de nuestr9 tiempo.

Los princi­
pios teol6gicos y lilos6ficos que contiene, si bien se encuentran en
el tesoro de la Tradici6n de fa Iglesia, nunca habían sido pro­
puestos a

la conciencia humana con tanta claridad
ni con tanta
autoridad. El relieve de
los temas sociales . en

el Magisterio de
la Iglesia es por sí mismo un testimonio
actualísimo de

la
fo que
contiene la más realista
afirmaci6n de fa Encarnación del Hijo
de Dios. En efecto, el Verbo se hizo carne; y habit6 entre
nosotros.
La doctrina social de la Iglesia, como es sabido, no trata
s6lo de principios. Más aún, los documentos no· se
dirigen direc­
tamente

a tratar de ellos. Preocupada la Iglesia
por la dignidad
humana,

de la que
es custodio
por encargo divino,
fos documen­
tos

del Magisterio en materia social quieren iluminar los
cami­
nos de los hombres de su tiempo y, con la luz de la doctrina in­
mutable, se refieren incisivamente a las realidades particulares. Es necesario saber ponerse en
fa situaci6n peculiar de cada
documento, asi como saber contemplar la verdad que no cambia.
También es necesario adherirse a la gran «humanidad» de la Iglesia, que le hace conducir todos sus caminos al hombre ( 1 ).
(1) Cfr. JUAN PABLO II, Redemptor hominis, .n . .41.
653
Fundaci\363n Speiro

RICARDO ALDANA
La encíclica Quas primas de Pío XI, dada en 1925, tiene
como objeto una déterminación litúrgica: instituir como fiesta
universal en la Iglesia la de Nuestro Señor Jesucristo Rey.
En la
misma encíclica se hace cargo el Papa de demostrar la utilidad
de
la determinación litúrgica para la realización del sentido de
la fiesta. No se trata de un enriquecimiento
de la

vida cultural
de la Iglesia, sin
atertción a

la situación de los hombres de nues­
tro siglo. «La historia demuestra, dice el Papa, que .estas festi­
vidades litúrgicas fueron establecidas, sucesivamente, en el trans­ curso de los siglos, de acuerdo con las necesidades o convenien­
cias del pueblo cristiano» (2). Y más arriba: «Las enseñanzas
pontificias penetran en la inteligencia, La
litutgfa en

la inteligen-
cia y en el hombre entero». ·
La fiesta de Cristo Rey, por su parte, se dirige a combatir
«el llamado laicismo, sus errores
y sus criminales propósitos» (3).
A continuación describe. el Papa el camino que· ha seguido la so­
ciedad
para llegar
al laicismo
y los frutos de ese alejamiento de
Cristo .
. Lá preocupación

de
Pío XI, como es
sabido, era
la de la paz,
tal

como
él ll!Ísmo lo sintetiza diciendo «Pax Christi in regno
Christi». La aportación
específica de
la encíclica en materia so­
cial es acorde
con taf

principio, Se
trata de la ordenación de la
sociedad a
Dios bajo

el imperio de Jesucristo. Pero, además de
su aportación propia, creemos que
Quas primas es documento
principal de
la doctrina social del Magisterio de la Iglesia. No
sólo

refiere la
vida social a Dios y a Cristo, sino que, centrán­
dose

en su
parte doctrinal

en el dogma cristológico, establece el
reinado de Ctisto como fundamento dogmático
perenne en

la
doctrina soda! cristiana. En efecto, el
-Papa estudia

·primeto el sentido en que se dice
que Cristo es Rey. Descubre en la Sagrada Escritura que se ha de
decir que es Rey en sentido propio. Repasando el Antiguo
Tes-
(2) Pfo XI, ene. Quas primas, ns. 11 y 10. La numeraci6n que cita­
mos es la de la edición de Doctrina Pontificia, vól. II. Documentos Po­
líticos, BAC, Madrid, 1958.
(3)
Ibld., n. 12.
654
Fundaci\363n Speiro

EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «LUMEN GENTIUM»
tamento, hace ver que la realeza del Mesías está afirmada a cada
pasp (
4 ). Llegando el Nuevo
Testamento, fija
la
atención en
tres
;.¡;,maciones _de Cristo mismo acerca

de su realeza
.. Continúa
con
una referencia al Apocalipsis, libro que es todo él del triunfo de
Cristo Rey. Acude_ finalmente a la liturgia como lugar teológico:
sin -citar los textos dada la multiplicidad inagotable de los_ mis­
mos
al mencionar las muestras de veneración que a Cristo como
Rey se hallan en el ciclo anual, así como las distintas afirmaciones
de
la tradición litúrgica y del Oficio Divino y de la Santa Misa.
Finalmente recuerda que en este puntO la liturgia latina y la
oriental ·son µnánim.es~ ,
El procedimiento teológico sigue penetrando en el fundamen­
to de la dignidad y autoridad regias de nuestro Señor. Llega aquí
Pío XI al fondo de
la Revelación acerca de Cristo .. El dpble prin­
cipio
de la Encarnación y de la Redención, que definen
el ser y
la misión del Hijo de Dios hecho hombre, fundamentan su rea­
leza. Se apoya el Papa en la _autoridad de San Cirilo de Jerusa­
lén y nuevamente en la Sagrada Escritura.
Este es
el núcleo_ doctrinal de la encíclica, en lo que se re­
fiere al dogma cristológico.
De ·él avanza el Papa hacia lo que
constituye su preocupación de doctrina social, de rec9mendacio­
nes morales y de
la liturgia.
Por
lo que se refiere a la doctrina social, después de afirmar
que el poder regio de Cristo incluye la triple potestad de legis­
lador, la judicial
y la ejecutiva, pasa la encíclica a la enseñanza
de la espiritualidad del Reino de CristO y de .su extensión
uni­
versal, que I abarca también el orden social y político.
En

los textos de la
Quas primas la doctrina social de la
Iglesia y la actividad política de los cristianos descubren_ su más
hondo
significado al
verse incorporadas al único designio eter­
no de Dios por
el que su Hijo se hizo hombre para redimirnos,
recibiendo del Padre toda potestad. TodaJa historia, toda la vida
humana, el orden natural
y el orden sobrenatural, han sido pues­
tos bajo
la. autoridad de Jesucristo.
4) Ibid., n. 5.
655
Fundaci\363n Speiro

RICARDO. ALDANA
2. Postulado del enriquecimiento de la fe.
La constitución dogmática Lumen gentium es reconocida por
todos como el principal documento del Concilio Vaticano II. El
concilio es como
1a gran predicación actual de la Iglesia y, al
mismo

tiempo,
su· conciencia íntima de

pertenencia al Misterio
de Dios. Esto hay que decirlo especialmente de la
Lumen gen­
tium.
La historia de la Iglesia nos muestra que acontecimientos
análogos al concilio· han sido difíciles de asimilar y con qué gran
·
facilidad

desaparece la fe como base de la personal adhesión
a
la Iglesia, para dar cabida a otros ideales, nobles quizás, pero no
supremos.
La dispooición para acercarse a la comprensión del concilio
nos parece que está expresada en lo que el actual Sumo
Pontífice,
siendo

Arzobispo
de Cracovia llamó «el postulado del enriqueci­
miento de la fe» (5). Explicaba el entonces Cardenal Wojtyla que interpretar y
poner por obra el concilio exige partir de la verdad, señalada
por el mismo concilio: «La Iglesia camina a través de los siglos hacia
la plenitud .de la Verdad, hasta que se cumplan en ella ple­
namente las palabras de Dios» ( 6 ). Como acto supremo del
Ma'
gisterio

de la Iglesia, no puede contemplarse el Concilio
Ecumé­
riÍco sin este criterio.
Este principio es, a la vez, un postulado. El Concilio Ecu­
ménico, por serlo, pide un enriquecimiento de la fe. No pode­
mos acercamos a él para confirmar nuestras ideas,-sino nuestrá
fe mediante su enriquecimiento.
Precisa el Cardenal Wojtyla el sentido de este enriquecimien­
to en un concilio que se convocó y realizó con
fines pastorales:
«La

doctrina de
la fe y de la moral constituye el contenido de la
enseñanza de los pastores de
la· Iglesia,
de forma que, por un
(5) WoJTYr.A, Karol: La Renovaci6n -en sus fuentes, B~C, Mly;lrid,
1982.
(6) Constitución dogmática Dei Verbum, n. 8, citado por Karol WoJ­
TYLA.
656
Fundaci\363n Speiro

EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «LUMEN. GENTIUM»
lado los actos de carácter doctrinal del Magisterio tienen. signifi­
cado pastoral
y, por otro; los actos pastorales, mediante su pro­
funda
radicalización en fa fe y en la moral, tienen significado
doctrinal» (7).
·
Este

postulado del
enriquecimiento de la· fe nos interesa ahora
para
afumar la

coherencia
y· el progreso doctrinal que ha de bus­
carse respecto
del tema del Reino de Cristo entre la Quas primas
y la Lumen gentium. Este progreso interesa a 1a doctrina social
de
la Iglesia en cuanto afecta a su misma raíz.
Es casi
. innecesario
advertir que
Lumen gentium no es un
documento de doctrina social. Nos ocuparemoo sólo de los nú­
meros 3
y. 5, que tratan del Reino de Cristo. Conviene añadir
algo sobre el carácter peculiar de la constitución. Con palabras
de Pablo VI, en ella «se ha estudiado y definido · la doctrina so­
bre· la Iglesia; de esta forma se ha completado la obra doctrinal
del Concilio Ecuménico Vaticano I; se ha explorado el misterio
de
la Iglesia y se ha . delineado el designio divino sobre su cons­
titución fundamental»
(8). Pero es una exposición del misterio
de la Iglesia según la noción de San Pablo del «Misterio de Dios
escondido desde los siglos
y ahora reveládo» (9), El término de
este misterio escondido es la Iglesia. Esta amplitud de
la consi­
deración permite una síntesis de las principales verdades de la
fe que, efectivaniente, se encuentran en la constitUción. En esta
síntesis el Reino de Cristo· ocupa un lugar imponante.
3. El Reino de Cristo en la Quas primas.
Después de demostrar Pío XI, según la argumentación des­
crita,

que Cristo tiene como hombre la potestad
· regia sobre to­
dos
los hombres y que ·esta potestad contiene el triple poder le­
gi$liitivo, judicial
y ejecutivo, trata propiamente del Reino de
Cristo.
(7 WOJTYLA, Karol, op. cit., 10. ·
(8) PABLO VI, Discurso en la promulgación de la constitución Lumen
gentium.
(9) Cfr. E/., 1,9-14.
657
Fundaci\363n Speiro

RICARDO ALDANA
Por los mismos textos aducidos de la Sagrada Escritura, es
patente que este Reino es «principalmente espir.itual
y pertene­
ce a las cosas espirituales» (10). Esto mismo lo confirma
la con­
ducta repetida del Señor al
rechazar las

interpretaciones tempo­
ralistas de su Reino. Para mosttar en qué consiste esta espiritua­
lidád Pfo XLse' basa

en la
descri¡:,c:ión evangélica del

Reino.
En esta descripción recogida
:por el

Papa
encontramos ele­
mentos

de interioridad. El Reino de Cristo
se rechaza y se re­
cibe
en la

conciencia de cada. hombre. También menciona el Papa
un elemento sacramental, el bautismo, que es rito exterior que produce regeneración interior. Pertenece a la espiritualidad
del
Reino su enemistad con los espíritus del mal, que forman otro
reino. Además, el Reino de
Cristo es espiritual

porque está mar­
cado por la moralidad de la
pnreza y de justicia de sus súbditos,
según
la ley de la pobreza de espíritu, que va «más allá». Exige
también la abnegación de sí mismo
y · la aceptación de la cruz.
Es, finalmente, un Reino que
o.ace del
acto redentor que es ac­
ción sacerdotal. La espiritualidad del Reino
significa así

que es Reino sobre­
natural, que viene de Dios. También significa que
está ligado

a
. la

conciencia interior, como sólo está la aceptación de
la verdad,
de manera que impone todo un modo de ser al hombre. Pero es­ piritualidad del Reino es tal, también, en su realización exterior,
histórica
y corporal: esto se ve en el agua bautismal, en la po­
breza evangélica que es también, material, en los deseos de jus­ ticia, sobre todo, en la carne del Redentor. Esta nota corporal, externa
. e

histórica de la espiritualidad
del Reino. es genuinamente católica. De la espiritualidad del Reino, que no se realiza
sin un cuer­
po, pasa el Papa a la consideración de la
influencia del

Reino en
lo temporal: «Por otra parte,
incurrirfa en

un grave
error el

que negase
a la humanidad de Ctisto el poder real sobre todas
y cada una
de las
realidad.es sociales y políticas del hombre, ya que Cristo,
(10) Pío XI: Quás primas, n. S.
656
Fundaci\363n Speiro

EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «WMEN GENTIUM»
como hombre, ha recibido de su Padre un derecho .absoluto so­
bre

toda la Creación, de
tal manera que ioda ella está sometida
a
su
Voluotad» (

11 ).
_ Para

referir
el poder de Cristo a las realidades temporales,
el

Papa vuelve a la doctrina ceotral de la eucíclica sobre la rea-
.
leza

de Cristo, que es uoiversal
y absoluta según la Sagrada Es­
critura y
. se

fuoda eu la Unión Hipostática y en la Redeución.
Se hace eco la eucíclica de la Tradicióu cristiana, que a.tranca de
las palabras mismas del Señor: «toda potestad me ha sido da­
da» (12),

dice
despu.és de.la
Resurrección
. .San Pablo

dice que
ha recibido el
Nombre sobre

todo nombre, que es el de Se­
ñor (1?).
De esta manera es claro que el Reino de Cristo es princi­
palmente espiritual porque es universal.
La espiritualidad de la
que se habla implica la universalidad
más absoluta.
El
orden social

queda comprendido en esta· universalidad,
según la
argumeutación de

Pío XI. Nos
parece importante. in­
sistir

en
qúe no

se añade a la espiritualidad del Reino uoa tem­
poralidad. El Papa hace
ver que

la temporalidad ha de incluirse
en el Reino por
razón del poder universal

de Rey.
La enseñanza social propia de la Quas primas es que la rea­
lidad social y pol!tlca
pertenecen «de derecho» al

Reino de ,Cris­
to, no que dicha realidad constituye el Reino. Es tarea de los
cristlanos que el sometimiento de todas las realidades humanas
a Cristo, como a legítimo gobernante, sea de hecho (14).
P!o XI

no habla de uo reino temporal de Cristo, sino del
.
poder

real de Cristo que incluye también el poder pol!tico. El
Reino es una realidad de la Gracia de Dios, algo espiritual prin­
cipalmente. Pero
abraza también lo

temporal o intenta abrazar­
lo; esto es la tarea moral de los .cristianos.
En el. terreno tem­
poral, el Reino de Cristo se establece desde la conciencia que
ha
recfüido como

gracia el Reino de los cielos.
(11) Ibld.
(12) Mt., 28, 18.
(13) Cfr. Filp., 2,9-11.
(14) Cfr. Quas primas, n. 9.
659
Fundaci\363n Speiro

RICARDO AWANA
La aparente antinomia entre lo espiritual y Jo temporal nace
del. racionalismo,
como es sabido. Ya dijimos que
la espiritua­
liqad de

los católicos no excluye al cuerpo como sujeto. También
hay que decir que todo lo temporal, en cuanto verdaderamente
humano, se

guía por
el espíritu.
Así, la sociabilidad natural
. del
hombre es también obra del
espíritu de

los hombres. Si éstos tienen todo su bien en Cristo,
la sociedad también. En palabras de la encíclica: Cristo es «la
fuente del bien privado y del bien público». No es distinta la
fuente de
la felicidad del individuo de la fuente de la felicidad
del Estado
(civitas), añade Pío XI citando a León XIII (15).
Finalmente,
hay que
entender a una tesis clásica
en. la
ex­
posición
De principatu Christi. Dice Pío XI: «Sin embargo,
mientras. vivió

sobre
la tierra, Cristo se abstuvo totalmente del
ejercicio de este poder (sobre las
realidades. civiles), y así como
entonces despreció
la propiedad y la administración de los bienes
humanos, así también permite
y sigue permitiendo el uso de éstos
a sus
poseedores» (16).

No
ha de entenderse esta afirmación en
el
sentido de un vaciamiento
ele!:· orden natural, implicando una
relativización total del gobierno de los hombres, pues se mencio­
na que
hay' verdaderos poseedores de esos bienes humanos. Se
quiere más bien afirmar la superioridad absoluta de
la autori­
dad de Cristo
y la ordenación de todo poder· humano al suyo.
Se infiere, además, el valor altísimo de toda autoridad,
y .tam­
bién

de
todo derecho, pues es _de· Cristo

al mismo tiempo que
de su poseedor. En conclusión, el Reino de Cristo es
espiritual y

universal.
Incluye, por el derecho universal de Cristo, todo el orden social
y político,
y debe incluirlo de hecho. Esto obliga a los Estados
a someter su imperio al de Cristo, a
reconocerlo p,áblicamente
como :Rey. Obliga también a buscar la · paz y la concordia, a
respetar la autoridad, y
exigé a los cristianos la participación en
el
poder político para buscar esta extensión del .Reino de Cristo.
( 15) Quas primas, n. 8.
(16) Ibld.
660
Fundaci\363n Speiro

EL REINO DE CRISTO EN «QUA.5 PRIMA\'» Y «LUMEN GENTIUM»
4, :E;l Reino de Dios en la Lumen gentium (nn. 5 y 7).
El númeri> 3 de la constitución Lumen gentium trata de la
misión
y de la obra del Hijo de Dios. En este contexto trinita­
rio se habla del. Reino de los cielos inaugurado en la tierra por
Cristo,
p~ra cumplir
la voluntad de Aquel que lo envió.
La misión del Hijo en cuanto es ad extra de. la Santísima
Trinidad, conservando lo que es propio
de la Persona enviada, se
manifiesta como Voluntad del Padre
y obediencia del Hijo.
La Voluntad del Padre es un designio respecto del hombre,
del que se ha hablado en el número 2 de la constitución.
Ahora
se

afirma con San Pablo que el Padre nos eligió en su Hijo,
y
nos predestinó a la adopción de hijos, porque quiso instaurar to­
das
las cosas
en El (17 ).
La inauguración del Reino de los cielos en la tierra, la reve­
lación
de su misterio y la obediencia de Cristo para la Reden­
ción, son afirmadas
po;\l concilio

resumiendo todo
.el Evange­
lio.

Cristo anunció la llegada del Reino, lo
explicó en pará­
bolas
y lo reveló a sus discípulos y avanzó hacia la cruz y resu­
rrección. En los evangelios sinópticos, Cristo anuncia
y explica
el Reino
hasta la

confesión de Pedro. En seguida
empiezan los
anuncios

de la pasión y el acercamiento a Jerusalén ( San Lucas)
que culmina en el misterio pascual. La Iglesia es el Reino de Crist.o ya presente
en misterio.

Es
la realización y la definitiva de la
,"."oluntad del

Padre de instau­
rar todas las cosas en su Hijo, pero no es el Reino consumado. La Iglesia crece por virtud de Dios, contenida en los sacramen­
tos, que la Iglesia ve en
el· agua

y sangre del costado abierto de
Cristo .
. Termina

el número
J con la· afirmación de que todos los
hombres están llamados a la
· unidad, en

el Cuerpo de Cristo; de
El procedemos, por El vivimos y a El tendemos. Aparece así
el Primado Universal de
Ctisto como

la realización del designio
del Padre.
(17) Cfr. E/., 1,4-5 y 10.
661
Fundaci\363n Speiro

RICARDO ALDANA
Como se ve, la realeza de Cristo se fundamenta en su misión
por parte
del, Padre.
La consnrnación de su primacía
sobre to­
das las cosas tiene también este sentido trinitario: Cristo ha de
dominar sobre todas las cosas
y entregar a su Pádre el domi­
pio (17).
El Reino de Cristo es la instauración de todas las cosas en
El, según la voluntad del Padte. Dicha
instauración se realiza
como

Primado Universal de Cristo y, en cuanto está el Reino in­
coado en la tierra de un modo definitivo, se identifica con la
Iglesia; ella misma
s~ ha definido como «sacramento» (18), es
decir, crea
tura sometida

enteramente al poder · divino para la
ejecución de la obra de Dios; El Reino es más amplio que
la Igle­
sia,·
pero ésta

en su ser
definitivo aunque

aún no
consumado. El
«Reino

aún no consumado», podemos concluir nosotros, es la
ordenación de todas las cosas a Cristo,
y a Dios en Cristo.
El número 5 de la constitución tiene Ia intención de expli­
car la naturaleza de la Iglesia a partir .de
la idea de reino, tal
como aparece en el Evangelio.·
El misterio de la. Iglesia se
manifiesta como
reino que llega
y cuya
·negada se predica a

los hombres. La Iglesia es
el Reino
de

Dios y
al mismo
tiempo su predicación. El Reino se da a
conocer brillantemente en la palabra de Cristo, en sus
obras y,
sobre

todci, en su misma Persona. El Reino tiende a identifi­
carse con Cristo. La segunda parte
. del

húmero 5 de
Lu7?Zen gentium se tefie­
.

re expresamente a las relaciones entre la Iglesia y el Reino de
Cristo.
Cristo resucitado, después de su muerte,
aparece como

Se­
ñor. y Sacerdote.
Env(a sobre

sus discípulos al Espíritu Santo.
D,, esta infusión recibe la Iglesia la misión de anunciar el Rei­
no de Cristo
y de Dios y ele instaurarlo en todos los pueblos, y
ella misma es constituida como el germen y el inicio de ese reino
en

la
· tierra. · ·
La

Iglesia es el Reino de
Crist~ en gerinen, es decir,

es la
(18) Lumen gentium, n. l.
662
Fundaci\363n Speiro

EL REINO DE CRISTO EN «QUAS PRIMAS» Y «WMEN GENTIUM»
realización del misterio esperado desde los siglos. El -carácter de
«definiúvo» es

propio
del Reino de Dios en la Sagrada Escri­
tura.
Definiúvo no

quiere decir consumado, aunque sí supone el
inicio· de la consumación escatológica. Por ello es germen que ha
de crecer hasta la realización plena del
Reino.
La Iglesia en la úerra es el Reino y existe para el Reino,
para
su. predicación

y para
. su
instauración en todos los pueblos.
El Reino
avanza en

el sentido de crecimiento de
1a Iglesia.
Pero también avanza en un senúdo de instauración más plena de
lo humano en Cristo. Lo primero se .cumple de un modo infalible y sacramental,
por el don del Espíritu Santo, que «hace
rejuvenecer ·a--la Igle:
sia, fa renueva constantemente y la conduce a la unión consuma­
da con su Esposo» (19). Lo segundo tiene su cumplimiento cuan­
do los cristianos realizan sus distintas vocaciones como cumpli­
miento del designio de Dios. Pertenece este crecimiento también a
la obra del Espíritu Santo, ¡,ues el Reino de Cristo ·es uno
solo. Como don sobrenatural, tiene sn medida en Dios que
-da,
de
manera que

constituyen el Reino en la tietra sólo las realida­
des
s<111tificadas por

Dios. Ya que el hombre es consagrado por
Dios en la Iglesia todo él, desde su interior ha de instaurarse
en Cristo. Las realidades presentes de este mundo son suscep­
tibles, en cuanto que son humanas, de ser
también instauradas
en

Cristo, no por ser parte de la Iglesia, Reino definitivo, sino
por el anhelo impreso que haya en ellas
la verdad definitiva del
hombre
en Cristo, anhelo que se traduce en un orden temporal
en el que
la regla suprema es el bien del hombre.
Atendiendo al
carácter histórico
de·
las cosas humanas es pa,
tente que su instauración · en Cristo _debe ser' según. este carác­
ter. Ahora bien, propio de las cosas históricas es servir a lo que
por su naturaleza no depende del tiempo. De donde
.-.., ve que
la edificación del orden temporal, según el Evangelio, existe en
la medida de su auténtico servicio al bien del hombre que es su
dignidad en Cristo.
(19) Lumen gentium, n. 4.
663
Fundaci\363n Speiro

RICARDO AWANA
Por eso afirma el concilio al tratar de .Ias relaciones de la
Iglesia con el mundo en la constitución pastoral
Gaudium et
spes:
«Al buscar su propio fin de salvación, la Iglesia no sólo
comunica la vida
. divina

al hombre, sino que, además,
difunde
sobre el universo mundo, en cierto modo, el reflejo de su luz,
sobre todo curando
y elevando la dignidad de la persona, conso­
lidando la firmeza de la sociedad y dotando a la actividad dia­
ria de la humanidad de un sentido
y de . una significación mucho
más profundos,. (20);
5. ConclnsiOnes.
A) La fundamentación dogmática de la Doctrina Social de
la Iglesia en la realeza de Cristo resulta patente en la
encíclica
Quas primas. La constitución Lumen ge,¡tium no habla de la rea­
leza de Cristo, pero sí de su Reino, al
cual pone en relación con
el Misterio de la S~ndsima Trinidad, como cumplimiento. final
del ·designio eterno del Padre.
B) En

la·
Quas primas, por razón del derecho universal. de
Cristo, se afuma que el orden social ha de someterse a El. Es
una exigencia moral de la realidad del Reino.
Lumen gentium no habla expresamente de las realidades tem­
porales. Pero ya que el
Reino de

Cristo aparece como instaura­
ción· de todas las. cosas en el Hijo de Dios e
incoado en

la tierra
tiende a· su realización final, tales realidades terrenás deben or­
denarse
también a

esta consumación, en cuanto sirven al hombre,
, objeto

de la elección de
·rnos.
Por

lo
tanto la

doctrina social de la Iglesia no es sólo mo,
ral
_ y social,. sino antropología teológica. Y la actividad política
y social de lw cristianos es un lugar adecuado de realizacióri
de los
designCJs de
Dios para los hombres.
Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe.
(20) Gaudium et spes, n. 40.
664
Fundaci\363n Speiro