Índice de contenidos
Número 255-256
Serie XXVI
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
En el cincuentenario de dos encíclicas históricas
-
Los sagrados cánones, entre el misterio y el derecho
-
Bonald, o la constitución natural de las sociedades
-
El platonismo empírico de Luis de Bonald
-
Democracia: poder y representación
-
El pensamiento contrarrevolucionario español. Ramón Nocedal, el parlamentario integrista
-
La solución: la participación
-
La economía de la Rusia Imperial antes de la guerra de 1914
-
El laberinto de Rubert de Ventós, la Hispanidad y una confrontación con Maeztu
-
- Actas
- Información bibliográfica
- Crónicas

Autores
1987
Discurso de Miguel Ángel López Zabaleta [San Fernando 1987]
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
de Cristo en el mundo y en la hiatoria, en el ámbito privado y público
de la -v(da del hombre, rw signifi,ca una subordinación del mundo "pro
fano" a la Iglesia .... Nada menos parecido a una teocracia que el ejer
cicio de la realeza de Jesucristo, que, &e ll~a a cabo en lo oculto, en el
servicio
y en la libertad
bajo el Espiritu dé Dios, bajo el signo t;fe la Cruz, con paciencia y esperanza» (núm. 49).
A continuación, van señalando una serie de orientaciones sobre la
actividad asociada de los católicos en los campos 'de educación y cul
tura, familia, actividades profesionDles y, en concreto, de la wlítica.
Referente
a esto último, dicen nuestros obispos: «Es preciso fomen
tar expresamente la adecuada formación de los católicos en conformi-.
dad con la doctrina social y ·moral de la Iglesia .... No valen vi'eias mol
des. Hay que ª"ªncar de la situación actual contando con una visión
renovada
de la Iglesia, de
la .sociedad y. de lllS relaciones entre ambas.
Se
necesitan, ·por ello, instituciones donde los' ¡:ristz'anos, · adultos Y ióve
nes, puedan descubrir la nobleza de la vocaci6n J}Olitica. .. .» ( números 169yl70).
A esta ingente tarea nos llaman nuestros obispos, nuestro Papa .y el
mismo Cristo: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues,
al
Dueño de
la mlPS, que mande operarios a su mies» (Le. 10, 2).
Y todos las, arru"gos de Speiro y ·aeAa Ciudad Católica estamos lla
mados a dar testimonio, por nuestra fe en Cristo, de nuestra vocación
politica. Es lo que repetimos hasta la saciedad en todm nuestras intervqiciones: F ormacz"ón para la Acción.
Hoy, más que
nunca, · 1a Iglesia nos pide que hagamos presente a
Cristo,
también en la vida púbüca, pues ahf también tiene que reinar,
convencidos
de que «108 hombres batallarán y Dios dwá .la vfr;toria». Muchas gracias.
DISCURSO DE MIGUEL ANGEL LOPEZ ZAV ALETA
Queridos amigos de la Ciudad Católica, preseiites y los ausentes en
el
tiempo y espacio. Ausentes en el
tiempo;. porque nos han precedido
eTJ el
paso a la Eternidad, como han
sido don Eugenio Vegas, del qM
aprendí
sabios consejos, guiado por don Gabriel Alférez, don Julio· Ga
rrido, don Jerónimo Cerdá, don Ramón Plata; don Carlos Sacheri y
tantos
otros que
han colaborado en la. construcción de_ la
Ciudad Cató
lica;
y en el espacio aquellos que están lejos hoy de nosotros.
Fu,e., para mf un gran reto el saber que, tendría el honor de départir
con
vosotros
esta grata
velada.
Que _ha comenzado con el
Santo
Sacrz'
ficio
Eucarístico, luego hemos· compartz'do la cena; y ahora estamos fi
nalizando con
los discursos
brillantes de estos jóvenes
españoles, qfle
nos
demuestra
que la mecha no sólo
humea, sino que
está plenamente
encendida.
Ahora me toca
a mí el turno; desde luego
quiero confesaros que,
después del vigésimoquinto aniversario que habéis celebrado de la fes
tividad de nuestro Santo Patrón, no es
nada fácil añadir 'algo nuevo y, robre todo, ante
tan selecto auditorio. ·
Aceptando
la invitación de· don.
Juan, vamos
a recordar algunos de
los
pasa;es más
sobresalientes_ de
la vida de San Fernando 111, porque
si bien
es del
siglo
XIII, también
lo es de
hoy, de
mañana
y de siempre.
739
Fundaci\363n Speiro
FESTNIDAD DE SAN FERNANDO 1987
Además; porque
la historia,
eGa criatura
divina, la que
considero, la
ciencia
consoladora de los
tiempos .difíciles, hay. ·más que
nunca nos tie
ne que animar a seguir manteniendo ese combate que
libramos cada
uno
de nosotros desde nuestro sitio, por la Restauración e Instauración del
Reinádo_ Social de Nuestro Señor Jesucristo; bajo la mirada de nuestro
Santo Rey.
La historia en verdad, como dijera Cict:r6n es: Meinsajera di la an
tig~ad,
maestra ae la vida, luz de la Verdad._ Y por consoladora,
debemos recurrir a ella, para que no nos suceda lo de -los Peregrinos
de Emaús; que creyeron que la historia del crittia'nismo había acabado
· cuando apenas empezaba. «Y ellos estaban tristeS>) (Luc. XXIV, 17).
No se les ocurrió pensar que el Imperio Romano duraría menos tiem
po. ¿No nos sucederá otro tanto a nosotros con los dos fsmos de nues
tro siglo? El bárbaro de oriente y el señorito de occidente. Tuvo que
acompañarnos el
Señor Jesús
en
el camino
a Emaús ... ¡Que a nosotros
nos acompañe siempre,
y asf podamos interpretar lo que de El se dice
en las
Sagradas Escrituras; para así mantener la Esperanza P-olftica!
Por esO, queridos amigos,
debemos
recu"ir a la historia, porque
además de
ser un drama divino
y humano, en la ·que el Señor Jesús
es
el Supremo árbitro,
como du~ño de
la misma, permite por et mis
terio de
la libertad que el hombre vaya tejiendo, generación tras gene
ración,
s_u profundo significado. Y en ella
se ve reflejada la lucha entre
el bien querido por Dios
y el. mal permitido, lejos de cualquier mani
queísmo gr9sero. Pero
al firlal de cada capftulo hist/,rico siempre una
luz nos ilumina,
Y es que la historia de la Salvación la escriben los se
lectos; Asf es: la
salvación por. los selectos es una constante de la hi's
toria;
en la que su
nervio, el Espíritu San-to, el
Gran Consolador, va
desfaciendo los
entuertos
realiZados por
algunos hombres, a través de
otros hombres.
Y he
aquí la razón de rrieditar en voz alta algunos pasajes de la Vida
de
San
Fernando, para
que nos ilumine .Y nos dé fuerzas para luchar
en estos tiempos tan
sbJtilares a.
los que le tocó vivir a él, contra las
herejías
sociales, políticas y
religiosas que desde dentro o desde fuera
quiere.n destruir
a
España.
Ante
todo
4,ebemos recordar que
la Edad Media española fue época
de· Reconquista
y, como diiera García Morente: «Para que la idea de
'España como
nación
esencialmentp cat6lica se tealizaM?, dispuso
Dios
que los árabes invadieran victoriosos España y crearan una circunstan
cia que impuso a los
españoles Ta i'dentificación de su realidad con su
realidad religiosa». Continúa: «En
nuestra España,
la nación y la reli
gión son una
y la misma c~a, una y la misma· esencia, de tal suerte
que dejar de ser católica
equz'valdrla para España d#jar de ser hispánica»
(Idea de 1_a hispanidad, Espasa-cCalpe, Madrid, 1961). . ·
De ahí que, para el españDl: servir a Dios ,es servir a España; servir
a España es servir a Dios.
Así
durante
la guerra más larga de la historia,
lá Reconquista,
se
gesta el carácter español, con un nuevo estilo de ser
y estar, el· hispá
nico.
Lo mismo reyes, que
prelados; que
nobles o soldados,
todos los
españoles
que
empuñaron la
espada en la _Reconquista, la remataban en
forma de -cruz. Eran verdaderos
monjes-guerreros, sin.
mitades, plenos
monjes
y plenos guerreros. La religión se convierte en verdadera forta
leza en la
qu'e todos son
-soldados de
Cristo-Rey. En suma se da una
síntesia genial
de lo espritual y
lo temporal, de lo eterno y lo terreno;
y la mejor ejemplarizacióii la tenemos en nuestro Santo Pa1rón.
740
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
Parémonos un momento en la vida personal de San Fernando; qué
diatinta es la manera ·de hacer de nuestro Dios, a la manera en que
procedemos /.os hombres. Parafraseando a Menéndez Pelayo: por inés
_crutables
designios, hizo florecer Dios, de un matrimonio nulo. al. único
rey de España que se venera en los altares. Y con él oy6 a su ·Patria
atribulada.
Dios bendijo su primer matrimonio con_ Doña Beatriz de Suabia,
con nueve hijos,
en_ los que hubo de todo, bueno y malo, ¡Qué bello
ejemplo-nos da San Fernando del fin del matrimonio, no temió Jamás ,a
la·
vida,
· ~orno . hoy desgraciadamente
muchos matrimonios cn'stianos la
temen, a pesar de los llamados del pontificado: «Todo acto conyugal
debe· permanecer abierto a la transmt.sión _de la vida» (Humanae Vitae,
AAS 60, 1968), de Pablo VI, ... hasta el grito estremecedor de luan Pa
blo II, en la Plat.a de Lima, el 2 de naviembre de 1982: ¡Nunca se pue
de legitimar la muerte de ·un inocente! ... Sin embargo lo$ vientres d!!
muchas madres huy se convierten en campos, de exterminio, de los que
seden
gritos, silenciaros de lG9· nuevas víctimas,-di!. la desesperanza.
Porque
el
aborto; como uno de loa últimos eslabones de la civlli
zaci6n
de
la muerte, que fue reabierta en
España, desd~ que
se toleró
el
permisivisrrw moral generailo, entre
otras
causa$, por la pornografta
en todos sus frentes, como nos lo denunciaba nuestro querido amigo
Franciséo José Fernández de
la
Cigoña, en
su brillante
discurso del
Ho
tel Conde Duque, en
1970, .conmemorando a nuestro Santo Rey, decía:
«Hoy, cuando se llama
sociedad -a la
más ig,iominiosa depravaclá.n, ..
.
cuando
los bachilleres
experimentan
los paraísos artificiales del LSD, .. .
cuando se recomienda a los padres que
-tienen hijos, cuyM preferencias
se
inclinán por individuos de su
inismo sexo, buscar
e_llos
mismos el
amigo
que
satisfaga esas relacioines enfermizas o df!{Jravadas» (Verbo,
núms. _85-86). Verdaderamente cuando Fernández de la Cigoña d,!mm
ciaba las corrupciones .. que azotan a España, participaba del don pro
fético de Cri"sto, según nos lo enseña el Gran Concilio de nuestro siglo,
en
su Constitución
Dogmátfca sobre. lá lgle~a (Lumen Gentium, capi
tulo 11-12). Con las drogas y el erotismo se han conjugado. la Violen
cia,
que tantG9 victimas
inocentes se ha cobrado esta Espa/1,a parh°tocrá
tica.
Luego vino el divorcio, hoy el aborto, ... ,
y la sóciedad pareciera
insensible;
para
no ir más lejos el domingo pasado aparecía en un diario
madril~ñiJ. esta
noticia:
«en la Iglesia de San Lorenzo en Pamplona,
el agua bendita
de. la pila bautismal, fue utilizada por los toxicómanos
para enjuagar sus
;eringuiflas antes de pincharse» (ABC, 24/V/87; pá
gina
37).
¡San Fernando, intercede por España! .
Continuando
con la
vida de nuestro Patrón, diremos que nos dejó
como ·herencia inmediata,_ además de
lG9 catedrales
góticas, la
Univer-
3idad
de
Salamanca, ; ..
, etc.,
a su primogénito, Alfonso
X, el
sabio,
creador como s.abéis de la prosa castellana,
impulsor dél Derecho natu
ral,
de la Historia y
de la devoción mariana con sus «Cantigas». Cabe
aquí apuntar la
importancia que
daría· San Fernando a la educación de
sus
hijos, y no olvidemos que se pasó la vida 'luchando por Dios. y por
la Patria. Aquí podemos recordar la _famosa frase de
San Fernando:
«Si mis
obras fueron
buenas,
ellas serán
mi mejor
sepllltura y ettatua».
No
quiero dejar pasar esta
oportu1Udad que
se me concede, para
na"ar un
pasaje de la vida de este magnánimo· guerrero,
político y
741
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
Santo, que demuestra sus -arrebatos místicos, que desgraciadamente hoy
nada les dice a los politicastros:
«Tambiéil.-Fernando lll quiso lanzar un reto a· la injusticia humana,
a
la ciega soberbia del hombre que miente· con sus palabras
una piedad
que no abriga en· su corazón; ... , para :honrar un acto pitJdoso y solem
ne, el Rey hizo reunir a doce mendigos; los -sentó a la mesa y les
sirvió la comida; después, como hiciera Cristo con los apóstoles, se · fue
acercandó a
cada uno y
con un
cántaro
·ae agua y un r>año les lavó los
pies ... , miraban los pobres miserables al R,ey con ojos extraviados. Un
Rey en la Edad Media estaba muy lejos de sus vasallos... Ahora el Rey
estaba
allí limpiando sus carnes holladas por
la miseria, besando las
plantas de sus pies, ·.·· El mendigo onciano, tinno el párpado y arrugada
la
piel, apretaba las
manos temblorosas
sobre
su bocas
desdentada; el
po
.bre tullido, pegada al paladar su lengua torpe, gruñia sordamente en el de
lirio
dé su
extravío; el fornido hampón se
hollorizaba pensando
que
estaba
en pecado
mortal· cuando
así le castigaba Dios,
poniéndole en
la v¡!rgüenza de ver c6mo se sirve al que no quiere servir ... ; y como si
aquel
día
hubiera satisfechq el Rey una deuda que agobiara su con
ciencia,
sinti'óse más ligero y
dispuesto a seguir el camino de su vida»
(Vida de San F~in.ando m el Santo, AntoniQ . Igual, Seir-Barral, Bar
celona·, 1946). Digamos que: «Ante la figura
.de este
personaje, como delante de
la9 Catedrales, basta tener ojos en la cara, alzarlos y mirar». Quizá,
alguno
de vosotros
podría decirme que hoy los hombres pareciera que
no tienen los ojos a la altura de la cara,
sino de
los pies, como los
reptantes,
teniendo un
horizonte reducido
y. desagradable; pues en_ ver
dad
que
así es;
por ello, frente a
· los
mitos
revolucionarios presentados
a
la juventud como Sartre, Nietzche, Marx, Lenin, Hitler,
Castro, Che
Guevara,
o
los contemporáneo~ {f_ue nos
gobiernan, San
Fernando si
tenía
el horizonte a la. altura de los
ajos~ poseía una
_exacta
y. clarísima
idea de
su misión, tanto en la batalla como en la tregua, en la
lucha
como
en
la diplomacia. Lo excepcional en él no es lo que hizo, sino
el
haber sabido por qué lo hacía. Este es el gran reto que
,lanza hoy
San
,Fernando, fundam~ntalinente a
la juventud:
saber lo que quiere y
por qué lo quiere. Uno de
sUS hagiógrafos,
el
:Padre R.etana, nos
dice: «Aparece en los
albores del siglo XIII, adelantándose a
su tiempo, con
una espléndida
luz divina,
que Dios
~ncendió en
él, para que viera lo que no veían
las gentes de su siglo, .... ,
y cuando -la Iglesia. inaugura el período del
Derecho
con los decreta/es,
y los grandes Concilios, Inocencia III y sus
sucesores, San
Fernando se
adelanta a
i"mplantarlos en
sus
Estados>>, es
el
«Atleta de la Iglesia». Las relaciones
. de nuestro Santo Rey con el Pápa, que deben servir
nos de
permanente ejemplo, nos lo deja
rhanifiesto su
escultórica frase
refiriéndose a Gr{!gorio IX; San Fernando
afirm6 su sincero deseo de
servir al pontífice ·«que como
totfu-s saben
es el Vicario de Jesucristo
en
la tierra· y ocupa el lugar del verdadero Dios» (Historia de la Iglesia
de ·FUche-Martín, volumen X, Edicep,. Valencia). .
Fue así como San Fernando
se anticipaba
a los tiempos difíciles
del pontificado, en su fidelidad a
Pedro, que
en tiembos
de Bonifa
cio· VIII, ante
la grave rebelión del. rey Felipe el Hermoso, de Francia,
publicó la bula
«Unam Sanctam» en la que explicaba la antigua imagen
de las
dos espadas, la
espiritual
y la temporal. La espada espiritual
debe
estar en
manos de
la Iglesia, y la temporal debe manejarse en
742
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FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
servicio de la Iglesia. La bula culmina con la frase: «Declaramos y
definimos que a todo hombre es necesario para la sálvación estar so
metido subesse al Papa». Hw;lga decir que esta sentencia rectamente
f!ntendida,
no
hace sino formular
la tradicional doctrina de siempre
(reafirmada
por San Fernando) y aún hoy firmemente mantenida por la
Iglesia, a, pesar del confusionismo reinante, de que el Papa es el re
presentante de Cdsto y, por_ lo consiguiente, todos los cristianos l,e de
bemos subordinación en lo ateniente a fe y costumbres. Esta bula des
quició al
rey francés
que, con
su postura
~ rebeldía al Papa, inauguró
la Edad Mod~rna; en lo social generó un nuevo esj,íritu que se va for
taleciendo con el desprestigio de los Papas ,en el Renacimiento. Y con
Lutero queda
oficialmf!nte formulada
y asegurada.
Finalmente
quiero" hablaros
brevemente de la faceta- más
importante
de nuestro Santo
Rey,
m espíritu Reconquistador, que
se
plasm6 en
dos
grandes acontecimientos: la
unión definitiva de León y Castilla y el
co
losal
empujón
dado a la Reconquista.
Para lograr lo anterior, lo primero que
tuvo qlJ# hacer
fue suprimir
las guerras
fratricidas entre los
reyes cristianos,
para lo que supo ar
monizar las diversas personalidades
de
los· re Yes y nob~s contrarrevolu
cionarios
de su tiempo, saber sumar, posponer diferencias
an~e el
ene
migo común. Pero fue más allá del simple
organizador~ que se conforma
con sumar a
los de casa; San Fernando, a través de su sab.io coflSejeriJ
Jiménez
de Rada,
consiguió del
Papado
apqyo para
proclamar
cruzada
a
sus
más _trascendentales
batallas,
con _lo
que se sumaron hombres de
toda Europa a su gran
estrategia, la. R,econquista.
Supo
hacerse
también aliados dentro del
camj,o en,,emigo, se
le con
federa el rey moro
d!! Murcia,
logra el vasallaje del rey de Granada,
que le acompañó
·a la
toma de Sevilla.
Es fácil narrar los
hechos históricos;
si.n-embargo,
pcxkr
rejleXionar
sobre
ellos, gran
r~to. ¿Qué
diríamos
si hay,
siguiendo el ejemplo. de San
_Fernando, se
iniciara una gran
contra"evolución que
vertebrase, prime
ro, a
todos los cristianos de dentro
y fuera ti# España, luego fuese a
las
alianzas con
los que de
buena voluntád quisi'eran colaborar
contra
el enemigo común, pero
estuvies,en ayunos
de
la fe que nosotros po
seemos?
También
sobresalió en Nuestro
Gran Capitán su táctica, sint~tizada
en
la toma de Sevilla, al atacar no
s6lo _por tierra, sino también por
mar, cosa impensablé para
Castilla, que vivía de espaldas
al mar.
Concluyo. ya,
analizando algunos retazos de U> qup para San F ernan
do era el fin propuesto a
sus empresas: Sevilla,
su conquista, en
la que
se armoniza_ genialmente
su sabiduría _ rat:ional cristiana, _ conjuntada con
la
capacidad de organizadar
y aunada a la Santidad de vida.
Nos
ll4"ª Alonso
Núñez de Castro:
«Como Santo y
modeito, desconfiaba
el rey de _tomar por
si resolu
ci6n que no pasase por el registro de sus consej{?Tos,· · así convoc6 una
Junta de Estado y
Gue"a, haciendo
la
proposición tan
neutral, para que
ninguno se inclinase a sus propósitos. Los
más . fueron d!! parecer
de no
poner sitio
a Sevilla; ya que muchas
ciudades se habían tomado por
el
favor del-
cielo ...
, ahora
esaa victorias
no se
podían comparar con la. de
Sevilla ... ».
«En acabando sus razonamientos pusieron todos en el Rey los ojos,
aguardando
de
su boca
la
resoluci6n ... »:
«He oído y pesado. las razones que· disuaden_ y persuad¡m la conquis
ta de
Sevilla ...
;
las que disuaden son ·tan poderosas que,
discurriendo
so-
743
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FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
lamentp en laa máximas que ensf!ña la milicirJ humana, convencen el en
·tendimiento;
después de
eso, las que persuaden se han- hecho más lugar
en mi voluntad, porqu~ fían más de la providencia de Dios que· del po
der de los hombres. Yo ...
, pongo
a
Dios ¡,or testigo de que nunca puse
mis tropas
en
campaña, ni desnudé en
ellru el acero,
sin mirar antes la
causa de Dios que a mi causa ... ». «Volved los otos al ·¡,a.Yado .... , y reconoceréis que las armas auxiliares
del ciplo, más que nuestro_ poder e lndustria, han perfeccionado las vic-
torias ... ». «Sabed, que Dios nuncá de¡a a los que no le dejan ... ». «Ho-
jead las Escrituras Sagradas; leed con atención ... , y hallaréis ... ; que f:![
pueblo de Dios, sin más ·ejército que tenerle grato, ponía a sus Pi!!S a
los Reyes enemigos ... ; pero nunca S;e retiraba Dios sin que ·e_Uos, faltan
do á-la FE, fuesen la causa del retiro. Aún más próximos tenemos en
nuest.ra -España otros ejemplares en nuestro.s Reyes y mis ascendientes,
q~ por notorios se harán presentes -ti nuestros ojos, En verdad 1W temo
a
los enemigos por muchos ... ; temamos a Dios,
y seremos temidos de
nuestros contrarios
...
».
«No cabe en el poder y eh la majestad 4e un Dios empezar una obra
y dejársela sin perfecci6n».
«Os he de i:nanifestar de en par en par mi corazón, en él hallaréis
abrigadas
mis
más· sólidas. esperanzas ... , tengo dentro de Sevilla quien
l_a entregue por trato ... ;
¿en el corazón de ella no se conserva un templo
dediCado a María Santísima ... ?. Esta Señora, pues, nos· la eritregará por
trato ... Es ejército enl{N'O Maria ~antísima».
«No
me niego
a los medios humanos, antes bien, he empezado a pre
venirlos,
- porque fuera temeridad querer fiarlo
todo a
las operaciones
diviha.r; peto qli.iero que entendáis que, aunque -entremo9 a la parte en -,el
afán,
sólo a
Dio,r e Maria San#sima se ha de cantar la gloria»,
«Y sólo ~ oyó una voz en todos, que fue aplaudir la resolución
del Rey».
El sitio a Sevilla ·comienza sus preparativos, el Almirante BDnifaz
prepara
el
ataque por
el Guadalquivir;· el infante Don Alfonso deja
~l
reino de_ Murcia, lle"gán refuerzos de Jaime l, m{!Snadas de Vizcaya, Ga
licia
y 10$ aliados dé Granada.
El
asedio dura 15 meses, ·es largo, fatigoso, el hacinamiento huma
no provoca (!nfermedades, -el calor de verano. insoportable; San Fernan
do vie'n4o el
panorama
tan desólador, le dijo a Nuestra Señora~ la Vir
gen de los · Reyes, q"(e siempre le acompañaba:
«~i es esta la ocasión, ¿qué aguarda vuestra Misericordia? Ya ha lle
gado, Señora,.
pues nos hallamos en el último
"aprieto ...
, si por
,s,ecretas
disposiciones
de
vuestro HiJO, es conVe'niente el
que
(!llos triunfen
...
,·
siempre
he de
ser 'vuestro: ..
, estimando como victoria el
ª" vencido .. .
Persever6 el
Rey alguna.s horas
de la noche
tk estos afectos, y-· merció
su perseverancia
oír sensiblemente
di! boca de· María SanJfsima estas pa
labras:
En
mi imagen ·.de la Antigua,· de quien tanto ffa tu devoción, tie
nes continua
intercesora; prosigue, que tú
vencerás».
Al
siguiente día, el
Rey, gowso~ dio la orden final ~ embestir; ·al
Almirante
el viento le fue
favoráble, Y-los ejércitos·de tierra_tomaron
las
últimas pOsicionea,·. y as! Sevilla, por Gracia divina, de los Teinó$ del
Andalucía Sf troc6. en primera corona.
744
Hoy que Espafía en está-dO triste ae ve;.
Por
tu
favor
San· Fernando· en tu dfa, restaura
en
ella.
fa entúezq. de la FE!
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de Cristo en el mundo y en la hiatoria, en el ámbito privado y público
de la -v(da del hombre, rw signifi,ca una subordinación del mundo "pro
fano" a la Iglesia .... Nada menos parecido a una teocracia que el ejer
cicio de la realeza de Jesucristo, que, &e ll~a a cabo en lo oculto, en el
servicio
y en la libertad
bajo el Espiritu dé Dios, bajo el signo t;fe la Cruz, con paciencia y esperanza» (núm. 49).
A continuación, van señalando una serie de orientaciones sobre la
actividad asociada de los católicos en los campos 'de educación y cul
tura, familia, actividades profesionDles y, en concreto, de la wlítica.
Referente
a esto último, dicen nuestros obispos: «Es preciso fomen
tar expresamente la adecuada formación de los católicos en conformi-.
dad con la doctrina social y ·moral de la Iglesia .... No valen vi'eias mol
des. Hay que ª"ªncar de la situación actual contando con una visión
renovada
de la Iglesia, de
la .sociedad y. de lllS relaciones entre ambas.
Se
necesitan, ·por ello, instituciones donde los' ¡:ristz'anos, · adultos Y ióve
nes, puedan descubrir la nobleza de la vocaci6n J}Olitica. .. .» ( números 169yl70).
A esta ingente tarea nos llaman nuestros obispos, nuestro Papa .y el
mismo Cristo: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues,
al
Dueño de
la mlPS, que mande operarios a su mies» (Le. 10, 2).
Y todos las, arru"gos de Speiro y ·aeAa Ciudad Católica estamos lla
mados a dar testimonio, por nuestra fe en Cristo, de nuestra vocación
politica. Es lo que repetimos hasta la saciedad en todm nuestras intervqiciones: F ormacz"ón para la Acción.
Hoy, más que
nunca, · 1a Iglesia nos pide que hagamos presente a
Cristo,
también en la vida púbüca, pues ahf también tiene que reinar,
convencidos
de que «108 hombres batallarán y Dios dwá .la vfr;toria». Muchas gracias.
DISCURSO DE MIGUEL ANGEL LOPEZ ZAV ALETA
Queridos amigos de la Ciudad Católica, preseiites y los ausentes en
el
tiempo y espacio. Ausentes en el
tiempo;. porque nos han precedido
eTJ el
paso a la Eternidad, como han
sido don Eugenio Vegas, del qM
aprendí
sabios consejos, guiado por don Gabriel Alférez, don Julio· Ga
rrido, don Jerónimo Cerdá, don Ramón Plata; don Carlos Sacheri y
tantos
otros que
han colaborado en la. construcción de_ la
Ciudad Cató
lica;
y en el espacio aquellos que están lejos hoy de nosotros.
Fu,e., para mf un gran reto el saber que, tendría el honor de départir
con
vosotros
esta grata
velada.
Que _ha comenzado con el
Santo
Sacrz'
ficio
Eucarístico, luego hemos· compartz'do la cena; y ahora estamos fi
nalizando con
los discursos
brillantes de estos jóvenes
españoles, qfle
nos
demuestra
que la mecha no sólo
humea, sino que
está plenamente
encendida.
Ahora me toca
a mí el turno; desde luego
quiero confesaros que,
después del vigésimoquinto aniversario que habéis celebrado de la fes
tividad de nuestro Santo Patrón, no es
nada fácil añadir 'algo nuevo y, robre todo, ante
tan selecto auditorio. ·
Aceptando
la invitación de· don.
Juan, vamos
a recordar algunos de
los
pasa;es más
sobresalientes_ de
la vida de San Fernando 111, porque
si bien
es del
siglo
XIII, también
lo es de
hoy, de
mañana
y de siempre.
739
Fundaci\363n Speiro
FESTNIDAD DE SAN FERNANDO 1987
Además; porque
la historia,
eGa criatura
divina, la que
considero, la
ciencia
consoladora de los
tiempos .difíciles, hay. ·más que
nunca nos tie
ne que animar a seguir manteniendo ese combate que
libramos cada
uno
de nosotros desde nuestro sitio, por la Restauración e Instauración del
Reinádo_ Social de Nuestro Señor Jesucristo; bajo la mirada de nuestro
Santo Rey.
La historia en verdad, como dijera Cict:r6n es: Meinsajera di la an
tig~ad,
maestra ae la vida, luz de la Verdad._ Y por consoladora,
debemos recurrir a ella, para que no nos suceda lo de -los Peregrinos
de Emaús; que creyeron que la historia del crittia'nismo había acabado
· cuando apenas empezaba. «Y ellos estaban tristeS>) (Luc. XXIV, 17).
No se les ocurrió pensar que el Imperio Romano duraría menos tiem
po. ¿No nos sucederá otro tanto a nosotros con los dos fsmos de nues
tro siglo? El bárbaro de oriente y el señorito de occidente. Tuvo que
acompañarnos el
Señor Jesús
en
el camino
a Emaús ... ¡Que a nosotros
nos acompañe siempre,
y asf podamos interpretar lo que de El se dice
en las
Sagradas Escrituras; para así mantener la Esperanza P-olftica!
Por esO, queridos amigos,
debemos
recu"ir a la historia, porque
además de
ser un drama divino
y humano, en la ·que el Señor Jesús
es
el Supremo árbitro,
como du~ño de
la misma, permite por et mis
terio de
la libertad que el hombre vaya tejiendo, generación tras gene
ración,
s_u profundo significado. Y en ella
se ve reflejada la lucha entre
el bien querido por Dios
y el. mal permitido, lejos de cualquier mani
queísmo gr9sero. Pero
al firlal de cada capftulo hist/,rico siempre una
luz nos ilumina,
Y es que la historia de la Salvación la escriben los se
lectos; Asf es: la
salvación por. los selectos es una constante de la hi's
toria;
en la que su
nervio, el Espíritu San-to, el
Gran Consolador, va
desfaciendo los
entuertos
realiZados por
algunos hombres, a través de
otros hombres.
Y he
aquí la razón de rrieditar en voz alta algunos pasajes de la Vida
de
San
Fernando, para
que nos ilumine .Y nos dé fuerzas para luchar
en estos tiempos tan
sbJtilares a.
los que le tocó vivir a él, contra las
herejías
sociales, políticas y
religiosas que desde dentro o desde fuera
quiere.n destruir
a
España.
Ante
todo
4,ebemos recordar que
la Edad Media española fue época
de· Reconquista
y, como diiera García Morente: «Para que la idea de
'España como
nación
esencialmentp cat6lica se tealizaM?, dispuso
Dios
que los árabes invadieran victoriosos España y crearan una circunstan
cia que impuso a los
españoles Ta i'dentificación de su realidad con su
realidad religiosa». Continúa: «En
nuestra España,
la nación y la reli
gión son una
y la misma c~a, una y la misma· esencia, de tal suerte
que dejar de ser católica
equz'valdrla para España d#jar de ser hispánica»
(Idea de 1_a hispanidad, Espasa-cCalpe, Madrid, 1961). . ·
De ahí que, para el españDl: servir a Dios ,es servir a España; servir
a España es servir a Dios.
Así
durante
la guerra más larga de la historia,
lá Reconquista,
se
gesta el carácter español, con un nuevo estilo de ser
y estar, el· hispá
nico.
Lo mismo reyes, que
prelados; que
nobles o soldados,
todos los
españoles
que
empuñaron la
espada en la _Reconquista, la remataban en
forma de -cruz. Eran verdaderos
monjes-guerreros, sin.
mitades, plenos
monjes
y plenos guerreros. La religión se convierte en verdadera forta
leza en la
qu'e todos son
-soldados de
Cristo-Rey. En suma se da una
síntesia genial
de lo espritual y
lo temporal, de lo eterno y lo terreno;
y la mejor ejemplarizacióii la tenemos en nuestro Santo Pa1rón.
740
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
Parémonos un momento en la vida personal de San Fernando; qué
diatinta es la manera ·de hacer de nuestro Dios, a la manera en que
procedemos /.os hombres. Parafraseando a Menéndez Pelayo: por inés
_crutables
designios, hizo florecer Dios, de un matrimonio nulo. al. único
rey de España que se venera en los altares. Y con él oy6 a su ·Patria
atribulada.
Dios bendijo su primer matrimonio con_ Doña Beatriz de Suabia,
con nueve hijos,
en_ los que hubo de todo, bueno y malo, ¡Qué bello
ejemplo-nos da San Fernando del fin del matrimonio, no temió Jamás ,a
la·
vida,
· ~orno . hoy desgraciadamente
muchos matrimonios cn'stianos la
temen, a pesar de los llamados del pontificado: «Todo acto conyugal
debe· permanecer abierto a la transmt.sión _de la vida» (Humanae Vitae,
AAS 60, 1968), de Pablo VI, ... hasta el grito estremecedor de luan Pa
blo II, en la Plat.a de Lima, el 2 de naviembre de 1982: ¡Nunca se pue
de legitimar la muerte de ·un inocente! ... Sin embargo lo$ vientres d!!
muchas madres huy se convierten en campos, de exterminio, de los que
seden
gritos, silenciaros de lG9· nuevas víctimas,-di!. la desesperanza.
Porque
el
aborto; como uno de loa últimos eslabones de la civlli
zaci6n
de
la muerte, que fue reabierta en
España, desd~ que
se toleró
el
permisivisrrw moral generailo, entre
otras
causa$, por la pornografta
en todos sus frentes, como nos lo denunciaba nuestro querido amigo
Franciséo José Fernández de
la
Cigoña, en
su brillante
discurso del
Ho
tel Conde Duque, en
1970, .conmemorando a nuestro Santo Rey, decía:
«Hoy, cuando se llama
sociedad -a la
más ig,iominiosa depravaclá.n, ..
.
cuando
los bachilleres
experimentan
los paraísos artificiales del LSD, .. .
cuando se recomienda a los padres que
-tienen hijos, cuyM preferencias
se
inclinán por individuos de su
inismo sexo, buscar
e_llos
mismos el
amigo
que
satisfaga esas relacioines enfermizas o df!{Jravadas» (Verbo,
núms. _85-86). Verdaderamente cuando Fernández de la Cigoña d,!mm
ciaba las corrupciones .. que azotan a España, participaba del don pro
fético de Cri"sto, según nos lo enseña el Gran Concilio de nuestro siglo,
en
su Constitución
Dogmátfca sobre. lá lgle~a (Lumen Gentium, capi
tulo 11-12). Con las drogas y el erotismo se han conjugado. la Violen
cia,
que tantG9 victimas
inocentes se ha cobrado esta Espa/1,a parh°tocrá
tica.
Luego vino el divorcio, hoy el aborto, ... ,
y la sóciedad pareciera
insensible;
para
no ir más lejos el domingo pasado aparecía en un diario
madril~ñiJ. esta
noticia:
«en la Iglesia de San Lorenzo en Pamplona,
el agua bendita
de. la pila bautismal, fue utilizada por los toxicómanos
para enjuagar sus
;eringuiflas antes de pincharse» (ABC, 24/V/87; pá
gina
37).
¡San Fernando, intercede por España! .
Continuando
con la
vida de nuestro Patrón, diremos que nos dejó
como ·herencia inmediata,_ además de
lG9 catedrales
góticas, la
Univer-
3idad
de
Salamanca, ; ..
, etc.,
a su primogénito, Alfonso
X, el
sabio,
creador como s.abéis de la prosa castellana,
impulsor dél Derecho natu
ral,
de la Historia y
de la devoción mariana con sus «Cantigas». Cabe
aquí apuntar la
importancia que
daría· San Fernando a la educación de
sus
hijos, y no olvidemos que se pasó la vida 'luchando por Dios. y por
la Patria. Aquí podemos recordar la _famosa frase de
San Fernando:
«Si mis
obras fueron
buenas,
ellas serán
mi mejor
sepllltura y ettatua».
No
quiero dejar pasar esta
oportu1Udad que
se me concede, para
na"ar un
pasaje de la vida de este magnánimo· guerrero,
político y
741
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
Santo, que demuestra sus -arrebatos místicos, que desgraciadamente hoy
nada les dice a los politicastros:
«Tambiéil.-Fernando lll quiso lanzar un reto a· la injusticia humana,
a
la ciega soberbia del hombre que miente· con sus palabras
una piedad
que no abriga en· su corazón; ... , para :honrar un acto pitJdoso y solem
ne, el Rey hizo reunir a doce mendigos; los -sentó a la mesa y les
sirvió la comida; después, como hiciera Cristo con los apóstoles, se · fue
acercandó a
cada uno y
con un
cántaro
·ae agua y un r>año les lavó los
pies ... , miraban los pobres miserables al R,ey con ojos extraviados. Un
Rey en la Edad Media estaba muy lejos de sus vasallos... Ahora el Rey
estaba
allí limpiando sus carnes holladas por
la miseria, besando las
plantas de sus pies, ·.·· El mendigo onciano, tinno el párpado y arrugada
la
piel, apretaba las
manos temblorosas
sobre
su bocas
desdentada; el
po
.bre tullido, pegada al paladar su lengua torpe, gruñia sordamente en el de
lirio
dé su
extravío; el fornido hampón se
hollorizaba pensando
que
estaba
en pecado
mortal· cuando
así le castigaba Dios,
poniéndole en
la v¡!rgüenza de ver c6mo se sirve al que no quiere servir ... ; y como si
aquel
día
hubiera satisfechq el Rey una deuda que agobiara su con
ciencia,
sinti'óse más ligero y
dispuesto a seguir el camino de su vida»
(Vida de San F~in.ando m el Santo, AntoniQ . Igual, Seir-Barral, Bar
celona·, 1946). Digamos que: «Ante la figura
.de este
personaje, como delante de
la9 Catedrales, basta tener ojos en la cara, alzarlos y mirar». Quizá,
alguno
de vosotros
podría decirme que hoy los hombres pareciera que
no tienen los ojos a la altura de la cara,
sino de
los pies, como los
reptantes,
teniendo un
horizonte reducido
y. desagradable; pues en_ ver
dad
que
así es;
por ello, frente a
· los
mitos
revolucionarios presentados
a
la juventud como Sartre, Nietzche, Marx, Lenin, Hitler,
Castro, Che
Guevara,
o
los contemporáneo~ {f_ue nos
gobiernan, San
Fernando si
tenía
el horizonte a la. altura de los
ajos~ poseía una
_exacta
y. clarísima
idea de
su misión, tanto en la batalla como en la tregua, en la
lucha
como
en
la diplomacia. Lo excepcional en él no es lo que hizo, sino
el
haber sabido por qué lo hacía. Este es el gran reto que
,lanza hoy
San
,Fernando, fundam~ntalinente a
la juventud:
saber lo que quiere y
por qué lo quiere. Uno de
sUS hagiógrafos,
el
:Padre R.etana, nos
dice: «Aparece en los
albores del siglo XIII, adelantándose a
su tiempo, con
una espléndida
luz divina,
que Dios
~ncendió en
él, para que viera lo que no veían
las gentes de su siglo, .... ,
y cuando -la Iglesia. inaugura el período del
Derecho
con los decreta/es,
y los grandes Concilios, Inocencia III y sus
sucesores, San
Fernando se
adelanta a
i"mplantarlos en
sus
Estados>>, es
el
«Atleta de la Iglesia». Las relaciones
. de nuestro Santo Rey con el Pápa, que deben servir
nos de
permanente ejemplo, nos lo deja
rhanifiesto su
escultórica frase
refiriéndose a Gr{!gorio IX; San Fernando
afirm6 su sincero deseo de
servir al pontífice ·«que como
totfu-s saben
es el Vicario de Jesucristo
en
la tierra· y ocupa el lugar del verdadero Dios» (Historia de la Iglesia
de ·FUche-Martín, volumen X, Edicep,. Valencia). .
Fue así como San Fernando
se anticipaba
a los tiempos difíciles
del pontificado, en su fidelidad a
Pedro, que
en tiembos
de Bonifa
cio· VIII, ante
la grave rebelión del. rey Felipe el Hermoso, de Francia,
publicó la bula
«Unam Sanctam» en la que explicaba la antigua imagen
de las
dos espadas, la
espiritual
y la temporal. La espada espiritual
debe
estar en
manos de
la Iglesia, y la temporal debe manejarse en
742
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
servicio de la Iglesia. La bula culmina con la frase: «Declaramos y
definimos que a todo hombre es necesario para la sálvación estar so
metido subesse al Papa». Hw;lga decir que esta sentencia rectamente
f!ntendida,
no
hace sino formular
la tradicional doctrina de siempre
(reafirmada
por San Fernando) y aún hoy firmemente mantenida por la
Iglesia, a, pesar del confusionismo reinante, de que el Papa es el re
presentante de Cdsto y, por_ lo consiguiente, todos los cristianos l,e de
bemos subordinación en lo ateniente a fe y costumbres. Esta bula des
quició al
rey francés
que, con
su postura
~ rebeldía al Papa, inauguró
la Edad Mod~rna; en lo social generó un nuevo esj,íritu que se va for
taleciendo con el desprestigio de los Papas ,en el Renacimiento. Y con
Lutero queda
oficialmf!nte formulada
y asegurada.
Finalmente
quiero" hablaros
brevemente de la faceta- más
importante
de nuestro Santo
Rey,
m espíritu Reconquistador, que
se
plasm6 en
dos
grandes acontecimientos: la
unión definitiva de León y Castilla y el
co
losal
empujón
dado a la Reconquista.
Para lograr lo anterior, lo primero que
tuvo qlJ# hacer
fue suprimir
las guerras
fratricidas entre los
reyes cristianos,
para lo que supo ar
monizar las diversas personalidades
de
los· re Yes y nob~s contrarrevolu
cionarios
de su tiempo, saber sumar, posponer diferencias
an~e el
ene
migo común. Pero fue más allá del simple
organizador~ que se conforma
con sumar a
los de casa; San Fernando, a través de su sab.io coflSejeriJ
Jiménez
de Rada,
consiguió del
Papado
apqyo para
proclamar
cruzada
a
sus
más _trascendentales
batallas,
con _lo
que se sumaron hombres de
toda Europa a su gran
estrategia, la. R,econquista.
Supo
hacerse
también aliados dentro del
camj,o en,,emigo, se
le con
federa el rey moro
d!! Murcia,
logra el vasallaje del rey de Granada,
que le acompañó
·a la
toma de Sevilla.
Es fácil narrar los
hechos históricos;
si.n-embargo,
pcxkr
rejleXionar
sobre
ellos, gran
r~to. ¿Qué
diríamos
si hay,
siguiendo el ejemplo. de San
_Fernando, se
iniciara una gran
contra"evolución que
vertebrase, prime
ro, a
todos los cristianos de dentro
y fuera ti# España, luego fuese a
las
alianzas con
los que de
buena voluntád quisi'eran colaborar
contra
el enemigo común, pero
estuvies,en ayunos
de
la fe que nosotros po
seemos?
También
sobresalió en Nuestro
Gran Capitán su táctica, sint~tizada
en
la toma de Sevilla, al atacar no
s6lo _por tierra, sino también por
mar, cosa impensablé para
Castilla, que vivía de espaldas
al mar.
Concluyo. ya,
analizando algunos retazos de U> qup para San F ernan
do era el fin propuesto a
sus empresas: Sevilla,
su conquista, en
la que
se armoniza_ genialmente
su sabiduría _ rat:ional cristiana, _ conjuntada con
la
capacidad de organizadar
y aunada a la Santidad de vida.
Nos
ll4"ª Alonso
Núñez de Castro:
«Como Santo y
modeito, desconfiaba
el rey de _tomar por
si resolu
ci6n que no pasase por el registro de sus consej{?Tos,· · así convoc6 una
Junta de Estado y
Gue"a, haciendo
la
proposición tan
neutral, para que
ninguno se inclinase a sus propósitos. Los
más . fueron d!! parecer
de no
poner sitio
a Sevilla; ya que muchas
ciudades se habían tomado por
el
favor del-
cielo ...
, ahora
esaa victorias
no se
podían comparar con la. de
Sevilla ... ».
«En acabando sus razonamientos pusieron todos en el Rey los ojos,
aguardando
de
su boca
la
resoluci6n ... »:
«He oído y pesado. las razones que· disuaden_ y persuad¡m la conquis
ta de
Sevilla ...
;
las que disuaden son ·tan poderosas que,
discurriendo
so-
743
Fundaci\363n Speiro
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1987
lamentp en laa máximas que ensf!ña la milicirJ humana, convencen el en
·tendimiento;
después de
eso, las que persuaden se han- hecho más lugar
en mi voluntad, porqu~ fían más de la providencia de Dios que· del po
der de los hombres. Yo ...
, pongo
a
Dios ¡,or testigo de que nunca puse
mis tropas
en
campaña, ni desnudé en
ellru el acero,
sin mirar antes la
causa de Dios que a mi causa ... ». «Volved los otos al ·¡,a.Yado .... , y reconoceréis que las armas auxiliares
del ciplo, más que nuestro_ poder e lndustria, han perfeccionado las vic-
torias ... ». «Sabed, que Dios nuncá de¡a a los que no le dejan ... ». «Ho-
jead las Escrituras Sagradas; leed con atención ... , y hallaréis ... ; que f:![
pueblo de Dios, sin más ·ejército que tenerle grato, ponía a sus Pi!!S a
los Reyes enemigos ... ; pero nunca S;e retiraba Dios sin que ·e_Uos, faltan
do á-la FE, fuesen la causa del retiro. Aún más próximos tenemos en
nuest.ra -España otros ejemplares en nuestro.s Reyes y mis ascendientes,
q~ por notorios se harán presentes -ti nuestros ojos, En verdad 1W temo
a
los enemigos por muchos ... ; temamos a Dios,
y seremos temidos de
nuestros contrarios
...
».
«No cabe en el poder y eh la majestad 4e un Dios empezar una obra
y dejársela sin perfecci6n».
«Os he de i:nanifestar de en par en par mi corazón, en él hallaréis
abrigadas
mis
más· sólidas. esperanzas ... , tengo dentro de Sevilla quien
l_a entregue por trato ... ;
¿en el corazón de ella no se conserva un templo
dediCado a María Santísima ... ?. Esta Señora, pues, nos· la eritregará por
trato ... Es ejército enl{N'O Maria ~antísima».
«No
me niego
a los medios humanos, antes bien, he empezado a pre
venirlos,
- porque fuera temeridad querer fiarlo
todo a
las operaciones
diviha.r; peto qli.iero que entendáis que, aunque -entremo9 a la parte en -,el
afán,
sólo a
Dio,r e Maria San#sima se ha de cantar la gloria»,
«Y sólo ~ oyó una voz en todos, que fue aplaudir la resolución
del Rey».
El sitio a Sevilla ·comienza sus preparativos, el Almirante BDnifaz
prepara
el
ataque por
el Guadalquivir;· el infante Don Alfonso deja
~l
reino de_ Murcia, lle"gán refuerzos de Jaime l, m{!Snadas de Vizcaya, Ga
licia
y 10$ aliados dé Granada.
El
asedio dura 15 meses, ·es largo, fatigoso, el hacinamiento huma
no provoca (!nfermedades, -el calor de verano. insoportable; San Fernan
do vie'n4o el
panorama
tan desólador, le dijo a Nuestra Señora~ la Vir
gen de los · Reyes, q"(e siempre le acompañaba:
«~i es esta la ocasión, ¿qué aguarda vuestra Misericordia? Ya ha lle
gado, Señora,.
pues nos hallamos en el último
"aprieto ...
, si por
,s,ecretas
disposiciones
de
vuestro HiJO, es conVe'niente el
que
(!llos triunfen
...
,·
siempre
he de
ser 'vuestro: ..
, estimando como victoria el
ª" vencido .. .
Persever6 el
Rey alguna.s horas
de la noche
tk estos afectos, y-· merció
su perseverancia
oír sensiblemente
di! boca de· María SanJfsima estas pa
labras:
En
mi imagen ·.de la Antigua,· de quien tanto ffa tu devoción, tie
nes continua
intercesora; prosigue, que tú
vencerás».
Al
siguiente día, el
Rey, gowso~ dio la orden final ~ embestir; ·al
Almirante
el viento le fue
favoráble, Y-los ejércitos·de tierra_tomaron
las
últimas pOsicionea,·. y as! Sevilla, por Gracia divina, de los Teinó$ del
Andalucía Sf troc6. en primera corona.
744
Hoy que Espafía en está-dO triste ae ve;.
Por
tu
favor
San· Fernando· en tu dfa, restaura
en
ella.
fa entúezq. de la FE!
Fundaci\363n Speiro