Índice de contenidos
Número 255-256
Serie XXVI
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
En el cincuentenario de dos encíclicas históricas
-
Los sagrados cánones, entre el misterio y el derecho
-
Bonald, o la constitución natural de las sociedades
-
El platonismo empírico de Luis de Bonald
-
Democracia: poder y representación
-
El pensamiento contrarrevolucionario español. Ramón Nocedal, el parlamentario integrista
-
La solución: la participación
-
La economía de la Rusia Imperial antes de la guerra de 1914
-
El laberinto de Rubert de Ventós, la Hispanidad y una confrontación con Maeztu
-
- Actas
- Información bibliográfica
- Crónicas
Autores
1987
La solución: la participación
LA SOLUCION: LA PARTICIPACION (*)
POR
PATRIC J OBBÉ-Duv AL
. dcl C. E. E. de París.
Cuando recibimos el título de. la conferencia que nos pro
pusieron que desarrolláramos, me acordé de una observación de
Orson W ells en
la televisión francesa:
«Ustedes, los franceses, siempre tienen
"la solución" a cada
problema; saben "qué" hacer.
»Mientras que en América. del Norte no sabemos muy bien .
lo
que se debe hacer, pero sabemos inuy bien
"c6mo" hacerlo,
We
know how».
El Centro de Estudios de Empresas es una
asociación fran
cesa compuesta por empresarios, por hombres en el terr~o y
no por profesores; hablando en su nombre, no les diré cuál es
la solución. No les
diré lo qué deben hacer ni tampoco si tienen que ins
tituir la participación en sus empresas. Pero les diré
cómo hacemos, c6mo hemos
hecho en nues
tras empresas,
. en
miles de empresas de todo tamaño y de todas
las profesiones. Les
·diré c6mo hay qué hacer,
a partir de una experiencia que
se extiende
sobre 30
años para desarrollar
. en
nuestras empre
sas una verdadera voluntad de participación, en todas las
fun
ciones y a todos los niveles. Hace un año recibimos la visita de un
japoffl, profesor
de
una
organización en
la Universidad de Yokohama,
·que acababa
(•) Conferencia magistral pronunciada el 12 de marzo de 1987, en
el I Foro Empresarial Mexicano (véase su cronica eil Verbo, 253-254, pá-·
ginas 483-493 ). ·
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Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
de visitar una fábrica cuyo director está asociado a nuestro trabajo desde hace 10 años; dicha empresa fabrica piezas para ca
miones.
«He visto algo extraordinario», nos dijo.
«He
visto una empresa en que todos los obreros trabajan con
la misma conciencia que artesanos trabajando por
su propia
cuenta,
procurando cada uno mejorar la calidad y la eficacia de
su trabajo». Sobre
decir que en tal fábrica los obreros y sus ejecutivos
están felices de trabajar y que la empresa ve su producción en
alza y, por consiguiente, tiene resultados económicos satisfac
torios.
En esta fábrica no se ha construido una nueva teoría econó
mica
ni se han hecho discursos sobre la relación capital-trabajo.
Pero Cada obrero está contento con su suerte,-porque tiene
confianza en sí mismo, en sus colegas, en sus superiores, porque
del capital de confianza, de conocimiento, de competencias acu
mulado por
la empresa, cada uno dispone segru, las necesidades
de su tarea y de sus responsabilidades.
¿C6mo llegar a este resultado?
* * *
Primer punto: lo que no deben hacer.
No deben tratar la participación como una cuestión financiera. Tenemos en Francia· leyes sobre la participación. Prevén que
si la empresa gana utilidades, si realiza autofinanciaclón incre
mentando
sus medios
de producción gracias a sus ganancias, una
fracción
de dichas
ganancias debe ser atribuida a los asalariados,
bien sea como crédito, bien sea como acciones de la
· empresa.
En
,octubre de 1986, nuevas leyes
h;n mejor;do estos
sis
temás de
participacióri.
Esto
de distribuir una párte de los beneficios puede estar
muy bien,
pero no es la solución.
Y esto por varios motivos.
El primero, es que no se
deben confundir
asociados que
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Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
aceptan correr un riesgo con asalariados que piden a la empres!'
la seguridad de su pan diario. El segundo, es que se debe trarar a la gente como hombres
libres para constituirse
un patrimonio y -decidir cómo
lo
0l/:i!. ::a
emplear. Sin duda, la economía de un
país es tanto más sólida Cuanto
que
existe un gran número de creadores de empresas, de perso
nas que tienen la voluntad y
Ios medios de
establecerse por su
cuenta y de asumir riesgos; y las leyes del país tienen, por lo
ge
neral, un gran poder para facilitar la multiplicación de empresas
independientes.
·
Al
contrario, una nación se
empobrece cuando
las leyes
y las
mentalidades desalientan
la iniciativa, cuando las . obligaciones
administrativas
o fiscales son
tale~ ' que
es más
~entajoso, más
fácil,
más tentador huir de los riesgos
_ y buscar la seguridad de
un sueldo ... o de una
prima de
desempleo.
Y para evitar esta
proletarizapón de la mayoría, n~ basta te
ner buenas intenciones, o sea, un programa de privatización. El
infierno está empedrado de buenas intenciones. Hace falta, sobre todo, hacer que los hombres vuelvan a
te
ner .motivo para vivir y, por consiguiente, ser emprendedores.
Son estas razones de vivir las
que engendran la confianza en sí,
la confianza en el prójimo, la confianza
_en los
gobiernos.
En una empresa hay asociados y dirigentes que deben correr
los riesgos de sus decisiones. Para la mayor parte de los asalariados, lo que esperan de su
trabajo es vivir al día de su sueldo -y volveremos sobre esta
cuestión del sueldo-,
y constiturise un patrimonio de seguri
dad y de libertad.
El patrimonio de seguridad existe en la mayoría de los países
modernos: es
la fracción del sueldo deducida de oficio o abona
da por el interesado para cubrir
la enfermedad y la vejez. Esta
fracción
puede alcanzar
proporciones
elevadas: en
Francia reba
sa, a veces, el 50
% del sueldo. Es demasiado.
Pero
este patrimonio de seguridad es verdaderamente un
pá-
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Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
trimonio de libertad sólo en la medida · en que su titular patti
cipe en su empleo,
y su gestión.
A las Cajas de Seguridad Social Centralizadas deben preferir
se las cajas profesionales o la mutualidades locales o las socie
dades de seguros. Y si la empresa, debido a su éxito, puede pagar más allá del
sueldo
y de la re,,erva de seguridad, si puede abonar una patte
de sus ganancias, pues que lo haga; pero que deje a los asalaria
dos el poder de constituirse un patrimonio de libertad, de com
prar acciones de su empresa u otra cosa . .
Un asalariado no debe estar obligado a participar a pesar
suyo en
el
capitm de
la empresa.
La participación financiera en las ganancias o en el capital no
es, por consiguiente, la soluci6n.
Segundo punto; Lo que debe hacer la empresa e,, sencillo.
Toda
empresa debe servir a sus .clientes en las mejores con
diciones de calidad
y de preciq..
Es
su finalidad -los filósofos dicen: su causa final-, es
lo
que define los métodos a emplear --<:ausas formales--, las per
sonas a contratar -e.ansas eficientes-y el funcionamiento, los
equipos y las materias primas --<:ausas materiales--( 1 ).
La solución, para la empresa, no es distribuir una
partid,
pación
financiera: es servir bien a sus clientes.
Entonces, ·1a verdadera cuestión es ésta: ¿ cómo hacer para
que el cliente esté bien servido?
Ocurre lo mismo con una empresa
y con un iceberg. La ca
lidad del servicio es lo que se ve, es decir, la parte emergida de
la superficie del océano.
Pero esta
calidad visible sólo existe si
hay, debajo de la su
perficie, una calidad de relaciones
y una calidad de trabajo mu
cho más importante, aunque invisible desde afuera.
(1) Vid. las cuatro causas de. Aristóteles: La causa final o finalidad
define ¿qué hacer? La.causa foimaJ, o forma define ¿cómo hócft? el plan
o la idea. La causa eficiente define ¿quién h8.ce?, también se le llama agen
_te. La causa material define ¿con qué se hace?, financiamiento, herra
mientas ...
668
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LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
¿C6mo. asegurar esta calidad de funcionamiento?
Aquí está la verdadera cuestión.
Para contestarla hemos investigado en miles de empresas,
de todo tamaño y de todas las _profesiones en Francia, en
_Ale
mania,
en Italia, en España, en Suiza, en Bélgica
y en los Esta
dos Unidos. Por todas partes hemos interrogado a contramáes
tres, a éjecutivos de rango medio: ¿Qué servicios esperan uste
des de sus obreros, de sus empleados?
En todos los casos hemos tenido las mismas respuestas
y
aquí están: Para obtener un
buen servicio
necesitamos gente concienzu
da, valiente,
competente, disciplinada, activa, adicta, disponible,
asidua, honesta, franca, sobria, ambiciosa, dotada de
iniciativa,
etcétera
...
Si tenemos un
· personal
que aporta estas cualidades de com
portamiento, obtendremos un buen servicio,
De lo contrario, ten
dremos dificultades. Es sorprendente comprobar que siempre se enfatizan cuali
dades de comportamiento, cualidades morales, más que las co.m-
petencias técnicas. ·
Las dificultades. habituales proceden sobre todo de los ne
gligentes o perezosos,. de los tramposos o de los indisciplinados, de los que juegan para s! mismos o de los que encizañan, todas
las cosas que conllevan gastos de control, de enjuiciamiento
y un
servicio defectuoso. Mientras que es ordinariamente más fácil
encontrar
af especialista capaz de resolver una dificultad técnica.
Así, hemos
sido llevados
a ,;na comprobación
tan clara como
la evidencia. La calidad del servicio proporcionado por la
empresa a
los
clientes y, por lo tanto, sus resultados económicos se derivan de
la calidad de los comportamientos de su personal, en todos los
niveles
laborales
y de responsabilidad.
Y, entonces, la verdaderá pregunta para
el dirigente o para
el economista es la siguiente:
¿Cómo obtener
buenos comportamientos?
¿Cómo conseguir que cada miembro de la empresa aporte lo
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Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
mejor de sí mismo, desarrolle las cualidades humanas que aseguran un buen servicio y participe así en
el éxito?
* * *
La experiencia permite hacer constar que los comportamien
tos de las personas siempre están fuertemente influenciados por
las condiciones de organización de las sociedades en las cuales viven,
·es decir,
por la política adoptada por estas sociedades.
Lo que podemos representar por un esquema:
Reglas de
la vida de la sociedad
¡
Política
¡
Comportamiento de las personas
¡
o Estado moral
¡
Resultados Economía
Siempre han sido las fuerzas- morales las que han permitido
las grandes realizaciones de
la historia, en todos los países: no
existen grandes empresas, no existen resultados sin la moviliza
ción de las mejores fuerzas morales.
Pero, ¿cómo movilizar las fuerzas morales?
Y, sobre todo, ¿cómo hacerlo sin dejar de respetar la liber
tad de cada uno? ¿Cómo conseguir que la mayoría dé lo mejor de sí misma,
sin
pasar por
la
manipulación psicológici
· o por meclios de pre
sión similares a la esclavitud? ¿Cómo ingeniárselas para que los hombres y mujeres, en gran
número, aporten su valor y su virtud
y al mismo tiempo vean
ampliarse sus poderes y su personalidad, su campo de iniciativa
y su dominio de libertad?
¿C6mo reunir el progreso y la libertad de manera diferente
a las palabras huecas de los eslóganes pol!ticos? Las empresas que han llegado a este resultado les contestan:
No es con los medios económicos con los que se resuelve un
problema económico: la economía está
en estrecha
relación con
el nivel moral.
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Fundaci\363n Speiro
LA SOWCION: LA PARTICIPACION
Pero no es hablando de moral con lo que se hace progresar
el nivel moral: las costumbres están en estrecha relación con la
política. Es una cuestión de política, es decir,
el arte de dirigir a hom
br~s
en
las comunidades donde viven.
Hace algunos aiios, un periodista francés había interrogado al
polaco
Lech W alesa que resumía así la situación polaca · con su
sentido común obrero:
Miren a dónde nos han llevado las
orientaciones de
los úl
timos 35
aiios: Han fabricado a pícaros, a tramposos y a vivales.
Miren a este jefe de equipo o
a este
otro: si es honesto vive mal.
Es
este desorden lo qne queremos eliminar».
Fíjense en la sutileza y la profundidad
_de esta
observación,
y la sabiduría que rebasa
la de muchos dirigentes de nuestras
empresas
y de nuestros estados.
Si nos preguntan a dónde ha llegado Polonia después de
3 5
aiios y
más de
política ideológica,
hablaríamos
quizá de
resulta
dos económicos deplorables que conoce el país: penuria, raciona
miento, deuda extranjera ...
Estos resultados son la parte
emergida del
iceberg.
Walesa va directamente al punto, a la parte escondida que es
más importante, a la causa del fracaso económico_: han fabrica
do a pícaros, a vivales, o sea, a gente cuyos comportamientos
son negativos.
Aquí está el desorden
-lo contrario
del
orden,-. Las
cosas
ya no son como antes. La jerarquía de los valores se ha invertido.
La jerarquía, es decir, el orden sagrado según la etimología,
el orden que no se puede violar sin desastre, el orden ineludible
de las cosas, tal que si no se respeta lleva al
fracaso. El
orden
de lo justo
y de lo injust9, el orden .a establecer, a respetar en
tre los medios y las metas, entre el «qué hacer» y el «cómo
hacer».
Cuando esta jerarquía no es respetada surge el desorden.
Hay desorden en la
.urbe cuando
fabrica pícaros, tramposos. Y
fabrica tramposos cuando el que es honesto vive menos bien.
La consecuencia de estas actitudes desordenadas es el fracaso
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Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
económico -cuando cada uno hace trampas, el resultado no es
brillante--, pero la
causa de este desorden en las costumbres
son las «orientaciones», es deQr, la regla -de juego de la comu
nidad, la regla de lo justo y de lo injusto, la regla de la distri
bución de los poderes, en
otros términos, la polltica.
Que haya políticas que fabrican tramposos, la vida cotidia
na de
•. nuestras
empresas es una prueba suficiente de ello. Noso
tros,
· que
vivimos en
la empresa, no en los gabinetes minis
teriales o en
la . oficina de tecnócratas, lo vemos cada día.
Entonces,
¿por qué no
habrá una.
política que suscite colabo
radores concienzudos
y adictos y que aporten· a su tarea todas
las calidades y las iniciativas de las cuales son capaces?
* * *
Un apólogo familiar ilustra esto: es la fábula del clavo y del
martillo.
El que quiere clavar un clavo lo mantiene con una mano y
con
la. otra golpea con el martillo de un tamaño proporcional
a la tarea. Hay varios modelos de martillos porque .hay varias clases de clavos a clavar.
Al que mantiene el clavo
y el martillo más le conviene gol
pear atinadamente: si no sabe manejarlo, sufrirá las consecuen
cias; la
próxinia vez
prestará más atención.
Mantener el clavo es
asumlr las
consecuencias de sus actos,
es decir, la responsabilidad. Mantener el martillo es disponer del poder correspondiente.
Sin embargo, en nuestras sociedades, a menudo se han or
gauizado las cosas
de otra manera.
Una persona está encargada de clavar
clavo,, de
realizar una
tarea. Asume
la correspondiente responsabilidad y consiguientes
consecuencias. Pero se ha entregado
él martillo a otra persona,
hajo pretexto de competencia técnica
-y. se
ha creado
la tec
nocracia---, o bajo pretexto de procedimientos a respetar -y es
la burocracia---.
El contramaestre tiene la responsabilidad del trabajo de sus
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Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
obreros, pero son otros los que tienen el poder de contratar, de
organizar el trabajo, de
decidir el
sueldo que
merecen.
·
El
élirector de un establecimiento tiene la responsabilidad de
sus resultados pero es
la sociedad controladora la que decide su
cuota de ·inversiones.
El empleado dé banco está encargado de gestionar los expe
dientes
de crédito pero el jefe de agencia otorga sobregiros sin
avisarle. Las consecuencias son las mismas que en la familia, cuando
la
educación de
los hijos es decidida por oficinas de ministerio,
mientras que son los padres los que
tienen la responsabilidad de
ellos. O cuando un territorio tiene la responsabilidad de
la se
guridad
y ve su presupuesto decidido por una instancia superior.
Estas consecuencias son
la irresponsabilidad, el «cada cual
por su
cuenta», además
del
sentimiento de .ser explotado y maní-·
pulado.
Si se quieren obtener los efectÓs contrarios, la 1:egla política
es sencilla:
Que toda decisión, toda organización tenga como objetivo
prioritario
ubicar a las personas oorrespondientes en la situaci6n
que
sea más
fácíl y más ventaiosa para ellas realizar de forma 6p
tima
lo que de ellas se espera, asumir bien su responsabilidad y
cumplir bien con su tarea.
Mientras que hay desorden polírico, cada
vez más
personas
son ubicadas en la situación en que les es más fácil y más ven
tajosa hacer
mal un
trabajo, y cada vez se introduce más una
oposici6n entre el interés y el deber.
¿Cómo se las ingenian las empresas que tienen éxito de ma-
nera durable?
·
Procuran
que toda persona a quien se
conffa una
tarea dis
ponga de los poderes cotidianos para cumplir bien con ella: el que debe clavar el clavo debe
· disponer él mismo
del martillo
correspondiente.
Respetan lo mejor que pueden este principio de gobierno en
caminado a ubicar a cada persona en la situación en que le será
más fácil
y ventajosa poner en obra sus dotes personales y sus
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Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUV AL
cualidades morales en lugar de que )as organizaciones procedentes del economicismo, individualista o colectivista, ubique al
asalariado en
la situaci6n en que su interés personal está en con
flicto con
el bien común.
Lo que importa es ayudar a la línea jerárquica en su papel,
porque
. es el más difícil en el mundo, porque supone una vigi
lancia constante y cotidiana para satisfacer las esperanzas de
cada uno. Esperanzas que son universales: la necesidad de ser perso
·nalmente. reconocido, de sentirse responsable
y, para ello, tener
los
medios de asumir esta responsabilidad.
Y este principio de gobierno se traduce por disposiciones
prácticas:
-Procurar
no
sepa.rar nunca la responsabilidad de una ta
.rea de los poderes necesarios para realizarla. En particular, reco
conocer a cada cual su «dominio de
soberanía» correspondiente
al dominio de responsabilidad que se le confía, ya sea un puesto
de trabajo, el manejo de un equipo o
el servicio de un cliente ...
-Apreciar a cada persona según su mérito, o sea, confor
me a calidades efectivamente aportadas en el cumplimiento de
una tarea, dándole siempre
la prioridad a lo cualitativo: mientras
que lo cuantitativo s6lo es una consecuencia
de lo anterior,
Reconocerle
a
cada uno su dominio es evitar pasarlo por alto,
desautorizarlo; es
darle la informaci6n que requiere, responder
a sus preguntas, consultarlo
· para
una decisión que se refiera a
su tarea, dejarle la iniciativa de organizarse, escuchar sus suge
rencias en. su oficio, etc ...
Apreciar a cada uno, según su mérito, es evitar la determi
naci6n de su suerte por
vía de · arbitraje; es ,Personalizar las re
laciones y dejar el poder de decidirlas al que supervisa directa
mente su tarea y no a un escalafón más elevado. Es hacer que
el que aporta más calidades, que son la marca de un buen ser
vicio, sea tratado mejor que el que se niega a hacerlo. Tratado
mejor
en el trabajo· escogido, en la aplicaci6n de los reglamen
tos,
en su sueldo. Es negarse a ceder a
la uniformidad del tra
tamiento., puesto
que los comportamientos son diferentes.
674
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION, LA PARTICIPACION
Lo esencial es que, en este punto, la dirección tenga ideas
claras
y un comportamiro,to tan daro como sus ideas.
Esto significa también que una decisión
sólo es
realmente fe
cunda cuari.do está éncaminada, primero, a darle importancia a
los que concierne, a ayudarlos a progresar y a extender el poder
de los mismos para mejorar.
Un director, un jefe de servicio, un contramaestre setán
apreciados
sobre esta cuestión: ¿Qué valor agregado
han apor
tado a las personas, qué poderes nuevos les han ayudado a ad
quirir para asumir mejor sus responsabilidades?
Esta cuestión debe anteponerse a los resultados cuantitativos,
porque los resultados obtenidos en detrimento de los demás
miembros de la empresa esconden un déficit real.
Esta evidencia nos introduce a nuestro:
Tercer punto: «Las riquezas
sólo las
representan los hom
bres».
Todo el mundo repite esta fórmula pero no es seguro que se
haya aprovechado todo su
significado.
John
Ford, senior, decía: «Que me tomen todas mis fábri
cas, que me tomen mis capitales, si me dejan , a mis hombres,
dentro de tres años habré reconstruido un imperio».
Y
el propio Stalio: «De todos los capitales precios.os, el más
precioso
son los hombres».
Variación sobre este mismo tema, «que las riquezas
sólo las
representan
los hombres».
Ahora bien, ¿qué es una riqueza?
¿ Una mina de oro? Charlie
· Chaplin
popularizó la desdicha
de las víctimas de
la fiebre del oro y todos se acuerdan cómo el
oro del Perú arruinó la economía de España.
¿ Un pozo petrolero? Durante cuántos siglos ha sido el pe
tróleo más una caus_a _ de esterilidad que de riqueza. Una tierra
tan sólo es una riqueza para aquel que sabe explotarla. Una riqueza siempre está hecha con una materia prima fecun
dada por hombres que la encaminan a la utilidad de la vida.
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Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
Una empresa produce riquezas cuando, para la utilidad de
su client~, transforma. una materia.
Esta materia, por sí misma, es improductiva.
Lo que hace su riqueza es el ser fecundada por el capital.
¿ Y en qué consiste este capital?
Hemos sido demasiado marcados
· por
las definiciones que ha
dado Karl
Marx del
mismo. Es
cierto que
tenía la
excusa de
ha
berlas encontrado
en Ricardo.
Pues ambos se equivocaron y nuestras leyes sobre las so
ciedades también, que tan sólo toman en consideración como
capital
el dinero iovertido.
El verdadero capital de una empresa está hecho de riquezas
inmateriales acumuladas
por generaciones anteriores y utilizadas
para fecundar los valores materiales.
El
capital es la ciencia y la competencia transmitidas, las re
glas del arte y las habilidades manuales,
el gusto por el trabajo
bien hecho y las costumbres de laboriosidad. Son la organización y los métodos, la fama de la empresa
y
sus ·secretos df fabricación y este conocimiento es lo -que se trans
mite de_ niaestro a obrero y que, a menudo, hacen que una em
presa sea diferente de otra, de un país a otro.
Todo esto es mucho más
importante que
las máquinas y los
equipos. Cuánto lo saben los que venden
:fábricas completas
a com
pradores que no saben explotarlas. Ha llegado a ser un tópico decir que el «Software» es mu
cho más importante que el «Hardware». Cuando en 1982 nuestro gobierno francés emprendió las na
cionalizaciones, hubo dos empresas _ -más quizá, pero · a estas
dos las conocemos bien,· aplican las reglas del juego que hemos
evocado--- que el Estado quería nacionalizar. Una, fábrica de
aviones; otra, servicio informático.
En ambas, un número apreciable de ingenieros ioformó que,
en caso de nacionalización, renunciarían inmediatamente_ para érear
una nueva empresa con material comprado en arrendamiento.
El Estado, al nacionalizar, tan sólo hubiera agarrado una cás-
676
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION, LA PARTICJPACION
can, vacía: los hombres de Ia empresa, quienes han heredado del
«Soft», se llevaban lo esencial del capital. El Estado francés
re
mmci6
a nacionalizar estas. empresas.
El poeta
frahcés La Fontaine nos. dej6 Ia fábula del Arador
y sus hijos:
«Trabajad, haced grandes esfuerzos,
son
los fondos los que ménós faltan ...
Absteneos. . . de vender la
herencia
que os ·han dejado · vuestros . padres,
hay oculto un
tesoro en ella».
Los fondos
-el dinero · o la materia- son los que menos
faltan. El capital es, ante todo, esta herencia de calidades técnicas y
humanas, de fama y de conocimiento que heredamos de la
hu
manidad
entera
'y que,
al crear una empresa
ponemos a la dis
posici6n de todos aquellos que contratamos para darles el poder
de crear
riqueza.
Cuando un obrero --o un ingeniero-, es contratado en una
empresa, llega siendo portador de cierto capital personal, más o
menos importante: competencia, virtudes de trabajo, etc. Pero este capital personal es insuficiente para permitirle, a
él solo, crear
riqueza; de
lo contrario se
establecería por
su cuenta.
Sin embargo, desde el momento en que se firma su
contrato
de
trabajo,
la empresa pone a su disposici6n una parte importan
te del capital que ella misma posee: la
utilizaci6n de
sus patentes
y de su tecnología, de su organización y de sus equipos; el ser
vicio de su dirección, de los comerciantes que le han proporcio
nado mercados y del contramaestre que le ensefia el trabajo, etc.
Y por este uso del capital de
la empresa es como puede, en
seguida, crear una riqueza
que· no
hubiera
podido crear
solo y
ganar, por lo tanto, un medio de existencia.
La verdadera participaci6n en el capital es ésta.
Todo patr6n que crea empleos hace participar a sus asalaria
dos
en el capital de la empresa.
Y este capital es tanto más importante cuanto que la empre-
677
Fundaci\363n Speiro
PATRIC ]OBBE-DUVAL
sa misma ha recogido un potencial más rico de creatividad. Al
punto de que si
el empleado deja la empresa para ir a otro lugar
o
para' establecerse por
su cuenta, su mayor riqueza es haber
aprendido a trabajar
en. una
empresa dinámica.
Marx nos ha engañado mucho con su falsa dialéctica capital
trabajo: nos ha engañado al punto de
que todavía
estamos bus
cando cómo reconciliar lo que nos ha _descrito como irreductible
mente opuesto.
No hay ninguna reconciliación que realizar porque no hay
ninguna oposición. El capital es
el fruto acumulado del trabajo .de las generacio
nes recogido para crear riqueza.
Todos los que trabajan en nuestra empresa hoy participan en
la parte de este capital que explota.
Participan en ello aún mejor, ya que ponemos en práctica esta
regla de gobierno que hemos explicado
más· arriba,
y que con
siste en reconocer a cada uno su dominio de soberanía corres
pondiente al dominio de responsabilidad que se le confiere, a fin
de que encuentre más fácil
y más ventajoso emplear lo mejor de
sí mismo.
Y éste, que explota al
mrurimo el capital de «know how»
puesto a su disposición
y que hace participar a los demás en ello,
emplea lo mejor de sí mismo.
Esta regla de oro del gobierno
de los hombres en las em
presas que lo .aplican seriamente, produce obreros satisfechos
y
jefes dichosos en empresas que tienen éxito: los jefes de empre
sas asociados al C. E. E. les invita a venir a visitarlos. Es la me
jor manera de quedar convencido.
Para aquellos de ustedes que son un poco filósofos, añadiré
que la aplicación de este principio de gobierno de la empresa
respeta
y pone en marcha los ocho grandes principios de econo
mla social.
En efecto; permite a cada asalariado:
678
- beneficiarse personalmente de todo el capital represen-.
tado por la empresa -más realmente que si se
béneficia
ra
de ello mediante un título de crédito-
.. Es
la aplica-
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
ción concreta del principio de · destinación universal de
los bienes,
- sentirse propietario de su tarea, de su obra, ver su pues to, su función, su idea, su trabajo respetado por todos:
aplicación del principio de
subsidiarledad,
- en consecuencia, y aun cuando trabaja en una empresa
importante,
el hombre conserva · la conciencia de traba
jar por su cuenta y, por lo tanto, que se respeta en prove
cho suyo'
el principio de propiedad.
El principio social de comunicación de los bienes tiene su
aplicación
en· los
servicios, la ayuda,
la formación, el apoyo que
cada cual encuentra con sus cólegas, con Sus superiores a quienes
les conviene perfectamente dárselos, puesto que serán apreciados
según
el ·progreso que habrán permitido que los otros hicieran.
Cada miembro de
la empresa participa en la jerarquía de los
valores y de los bienes en virtud de la cual
se sabe
estimado, juz
gado y recompensado, los valores cualitativos anteponiéndose
. a
los
valores cuantitativos: principio de
;erarqula de los bienes se
gún su fecundidad.
Vive en la armonía y la paz, en un sentimiento de justicia
y de seguridad: principio de paz.
Este modo de gobierno de la empresa realiza magistralmente
el principio de
finalidad, ajustando los medios a las metas en
vista de un mejor servicio al cliente (causa
final de la empresa). ·
Por
fin, cada uno se aprovecha por su sueldo, por su promo
ción, por la seguridad de su empleo
y, eventualmente, por una
participación en los beneficios de los frutos
ql\e se
derivan de
esta pol!tica que siempre desemboca en una mejora de los resul tados económicos de la empresa: esta
pol!tica satisface
el prin-
cipio de
fecundidad. '
Dejaremos a los filósofos que se encarguen de comentar di
chos principios. Nos concretaremos en señalar que los
resultado,
sociales y económicos de tal política se obtienen no por .. medios
económicos, tales como las primas, las participaciones al capital,
679
Fundaci\363n Speiro
PATRlC JOBBE-DUVAL
el reparto de utilidades, sino por medios de orden políticos: las
reglas de vida de la comunidad.
Puesto que dichas reglas de vida de-la comunidad dan bue
nos resultados en las empresas, puede
·pensarse legítimamente
. que el mismo deseo de unir poder y responsabilidad, interés y
deber darían resultados
tan buenos si se aplicara a comunidades
más extensas
que una empresa: a ciudades o a profesiones, a pro
vincias o a naciones.
* * *
Pero quedémonos entre patronos y a los patronos que están
aquí
tan sólo diré una cosa, como conclusión:
Tal política sólo es posible
cuando el
jefe de empresa mis
mo
quiere hacer de esta regla de gobierno el principio orgánico
de la comunidad.
·
Depende
de su voluntad y sólo depende de esto.
Porque sólo
él puede decir a sus colaboradores que los juz..
garán
según la
plusvalía que habrán
aportado alrededor de sí
y debajo de
sí. Sólo él puede decirles que a ellos mismos me¡or
les
conviene
respetar esta regla si quieren hacer carrera en la
empresa. Repetimos «esta regla», es decir, esta
ley constitucional
de
la empresa. Regla tan sencilla y tan fundamental como lo es la
regla de un monasterio. Y cuanto más sólida es
la. regla
menos falta hace recurrir a
los reglamentos. Pero
la regla debe estar a la medida de todas las reJlexiones,
de
todas
las decisiones, de todas las deliberaciones del patrón
con sus
colaboradores.
·
Al
tomar tal decisión,
¿ no
nos
exp_onemos a
ubicar a
la gente
en
.la situación
en que
les convendría
hacer trampas
y sustraerse
a sus responsabilidades?
¿No nos exponemos a sembrar la duda en los espíritus?
Al contrario, ¿cómo hacer para que la gente encuentre
más
680
Fundaci\363n Speiro
LASOLUCION: LA PARTICIPACION
fácil y_ más ventizjoso actuar convenientemente, asumir su ·res
ponsabilidad basta el final, y decir la verdad en vez de ocultarla?
Al patrón le conviene perfectamente anunciar la regla a sus
colaboradores, decirles que es
la que pretende aplicar, imponer
les respecto
a
él el noble deber de consejo e inclusive de amo
nestación
si llegara a incumplirla, a pasar al aguien por alto o a
ponerlo en estado de dudar. Para
él es el medio más seguro para que la cumpla con más
frecuencia.
·
Una
escalera se barre empezando por arriba. Pero no basta
con decirlo: hay que hacerlo. Señores,
la solución no es pedirles a otros, a la ley, al go
bierno o a los sindicatos. La solución nos corresponde. Todo depende de nosotros mis
mos. Ahora nos toca hacerlo.
681
Fundaci\363n Speiro
POR
PATRIC J OBBÉ-Duv AL
. dcl C. E. E. de París.
Cuando recibimos el título de. la conferencia que nos pro
pusieron que desarrolláramos, me acordé de una observación de
Orson W ells en
la televisión francesa:
«Ustedes, los franceses, siempre tienen
"la solución" a cada
problema; saben "qué" hacer.
»Mientras que en América. del Norte no sabemos muy bien .
lo
que se debe hacer, pero sabemos inuy bien
"c6mo" hacerlo,
We
know how».
El Centro de Estudios de Empresas es una
asociación fran
cesa compuesta por empresarios, por hombres en el terr~o y
no por profesores; hablando en su nombre, no les diré cuál es
la solución. No les
diré lo qué deben hacer ni tampoco si tienen que ins
tituir la participación en sus empresas. Pero les diré
cómo hacemos, c6mo hemos
hecho en nues
tras empresas,
. en
miles de empresas de todo tamaño y de todas
las profesiones. Les
·diré c6mo hay qué hacer,
a partir de una experiencia que
se extiende
sobre 30
años para desarrollar
. en
nuestras empre
sas una verdadera voluntad de participación, en todas las
fun
ciones y a todos los niveles. Hace un año recibimos la visita de un
japoffl, profesor
de
una
organización en
la Universidad de Yokohama,
·que acababa
(•) Conferencia magistral pronunciada el 12 de marzo de 1987, en
el I Foro Empresarial Mexicano (véase su cronica eil Verbo, 253-254, pá-·
ginas 483-493 ). ·
665
Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
de visitar una fábrica cuyo director está asociado a nuestro trabajo desde hace 10 años; dicha empresa fabrica piezas para ca
miones.
«He visto algo extraordinario», nos dijo.
«He
visto una empresa en que todos los obreros trabajan con
la misma conciencia que artesanos trabajando por
su propia
cuenta,
procurando cada uno mejorar la calidad y la eficacia de
su trabajo». Sobre
decir que en tal fábrica los obreros y sus ejecutivos
están felices de trabajar y que la empresa ve su producción en
alza y, por consiguiente, tiene resultados económicos satisfac
torios.
En esta fábrica no se ha construido una nueva teoría econó
mica
ni se han hecho discursos sobre la relación capital-trabajo.
Pero Cada obrero está contento con su suerte,-porque tiene
confianza en sí mismo, en sus colegas, en sus superiores, porque
del capital de confianza, de conocimiento, de competencias acu
mulado por
la empresa, cada uno dispone segru, las necesidades
de su tarea y de sus responsabilidades.
¿C6mo llegar a este resultado?
* * *
Primer punto: lo que no deben hacer.
No deben tratar la participación como una cuestión financiera. Tenemos en Francia· leyes sobre la participación. Prevén que
si la empresa gana utilidades, si realiza autofinanciaclón incre
mentando
sus medios
de producción gracias a sus ganancias, una
fracción
de dichas
ganancias debe ser atribuida a los asalariados,
bien sea como crédito, bien sea como acciones de la
· empresa.
En
,octubre de 1986, nuevas leyes
h;n mejor;do estos
sis
temás de
participacióri.
Esto
de distribuir una párte de los beneficios puede estar
muy bien,
pero no es la solución.
Y esto por varios motivos.
El primero, es que no se
deben confundir
asociados que
666
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
aceptan correr un riesgo con asalariados que piden a la empres!'
la seguridad de su pan diario. El segundo, es que se debe trarar a la gente como hombres
libres para constituirse
un patrimonio y -decidir cómo
lo
0l/:i!. ::a
emplear. Sin duda, la economía de un
país es tanto más sólida Cuanto
que
existe un gran número de creadores de empresas, de perso
nas que tienen la voluntad y
Ios medios de
establecerse por su
cuenta y de asumir riesgos; y las leyes del país tienen, por lo
ge
neral, un gran poder para facilitar la multiplicación de empresas
independientes.
·
Al
contrario, una nación se
empobrece cuando
las leyes
y las
mentalidades desalientan
la iniciativa, cuando las . obligaciones
administrativas
o fiscales son
tale~ ' que
es más
~entajoso, más
fácil,
más tentador huir de los riesgos
_ y buscar la seguridad de
un sueldo ... o de una
prima de
desempleo.
Y para evitar esta
proletarizapón de la mayoría, n~ basta te
ner buenas intenciones, o sea, un programa de privatización. El
infierno está empedrado de buenas intenciones. Hace falta, sobre todo, hacer que los hombres vuelvan a
te
ner .motivo para vivir y, por consiguiente, ser emprendedores.
Son estas razones de vivir las
que engendran la confianza en sí,
la confianza en el prójimo, la confianza
_en los
gobiernos.
En una empresa hay asociados y dirigentes que deben correr
los riesgos de sus decisiones. Para la mayor parte de los asalariados, lo que esperan de su
trabajo es vivir al día de su sueldo -y volveremos sobre esta
cuestión del sueldo-,
y constiturise un patrimonio de seguri
dad y de libertad.
El patrimonio de seguridad existe en la mayoría de los países
modernos: es
la fracción del sueldo deducida de oficio o abona
da por el interesado para cubrir
la enfermedad y la vejez. Esta
fracción
puede alcanzar
proporciones
elevadas: en
Francia reba
sa, a veces, el 50
% del sueldo. Es demasiado.
Pero
este patrimonio de seguridad es verdaderamente un
pá-
667
Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
trimonio de libertad sólo en la medida · en que su titular patti
cipe en su empleo,
y su gestión.
A las Cajas de Seguridad Social Centralizadas deben preferir
se las cajas profesionales o la mutualidades locales o las socie
dades de seguros. Y si la empresa, debido a su éxito, puede pagar más allá del
sueldo
y de la re,,erva de seguridad, si puede abonar una patte
de sus ganancias, pues que lo haga; pero que deje a los asalaria
dos el poder de constituirse un patrimonio de libertad, de com
prar acciones de su empresa u otra cosa . .
Un asalariado no debe estar obligado a participar a pesar
suyo en
el
capitm de
la empresa.
La participación financiera en las ganancias o en el capital no
es, por consiguiente, la soluci6n.
Segundo punto; Lo que debe hacer la empresa e,, sencillo.
Toda
empresa debe servir a sus .clientes en las mejores con
diciones de calidad
y de preciq..
Es
su finalidad -los filósofos dicen: su causa final-, es
lo
que define los métodos a emplear --<:ausas formales--, las per
sonas a contratar -e.ansas eficientes-y el funcionamiento, los
equipos y las materias primas --<:ausas materiales--( 1 ).
La solución, para la empresa, no es distribuir una
partid,
pación
financiera: es servir bien a sus clientes.
Entonces, ·1a verdadera cuestión es ésta: ¿ cómo hacer para
que el cliente esté bien servido?
Ocurre lo mismo con una empresa
y con un iceberg. La ca
lidad del servicio es lo que se ve, es decir, la parte emergida de
la superficie del océano.
Pero esta
calidad visible sólo existe si
hay, debajo de la su
perficie, una calidad de relaciones
y una calidad de trabajo mu
cho más importante, aunque invisible desde afuera.
(1) Vid. las cuatro causas de. Aristóteles: La causa final o finalidad
define ¿qué hacer? La.causa foimaJ, o forma define ¿cómo hócft? el plan
o la idea. La causa eficiente define ¿quién h8.ce?, también se le llama agen
_te. La causa material define ¿con qué se hace?, financiamiento, herra
mientas ...
668
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
¿C6mo. asegurar esta calidad de funcionamiento?
Aquí está la verdadera cuestión.
Para contestarla hemos investigado en miles de empresas,
de todo tamaño y de todas las _profesiones en Francia, en
_Ale
mania,
en Italia, en España, en Suiza, en Bélgica
y en los Esta
dos Unidos. Por todas partes hemos interrogado a contramáes
tres, a éjecutivos de rango medio: ¿Qué servicios esperan uste
des de sus obreros, de sus empleados?
En todos los casos hemos tenido las mismas respuestas
y
aquí están: Para obtener un
buen servicio
necesitamos gente concienzu
da, valiente,
competente, disciplinada, activa, adicta, disponible,
asidua, honesta, franca, sobria, ambiciosa, dotada de
iniciativa,
etcétera
...
Si tenemos un
· personal
que aporta estas cualidades de com
portamiento, obtendremos un buen servicio,
De lo contrario, ten
dremos dificultades. Es sorprendente comprobar que siempre se enfatizan cuali
dades de comportamiento, cualidades morales, más que las co.m-
petencias técnicas. ·
Las dificultades. habituales proceden sobre todo de los ne
gligentes o perezosos,. de los tramposos o de los indisciplinados, de los que juegan para s! mismos o de los que encizañan, todas
las cosas que conllevan gastos de control, de enjuiciamiento
y un
servicio defectuoso. Mientras que es ordinariamente más fácil
encontrar
af especialista capaz de resolver una dificultad técnica.
Así, hemos
sido llevados
a ,;na comprobación
tan clara como
la evidencia. La calidad del servicio proporcionado por la
empresa a
los
clientes y, por lo tanto, sus resultados económicos se derivan de
la calidad de los comportamientos de su personal, en todos los
niveles
laborales
y de responsabilidad.
Y, entonces, la verdaderá pregunta para
el dirigente o para
el economista es la siguiente:
¿Cómo obtener
buenos comportamientos?
¿Cómo conseguir que cada miembro de la empresa aporte lo
669
Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
mejor de sí mismo, desarrolle las cualidades humanas que aseguran un buen servicio y participe así en
el éxito?
* * *
La experiencia permite hacer constar que los comportamien
tos de las personas siempre están fuertemente influenciados por
las condiciones de organización de las sociedades en las cuales viven,
·es decir,
por la política adoptada por estas sociedades.
Lo que podemos representar por un esquema:
Reglas de
la vida de la sociedad
¡
Política
¡
Comportamiento de las personas
¡
o Estado moral
¡
Resultados Economía
Siempre han sido las fuerzas- morales las que han permitido
las grandes realizaciones de
la historia, en todos los países: no
existen grandes empresas, no existen resultados sin la moviliza
ción de las mejores fuerzas morales.
Pero, ¿cómo movilizar las fuerzas morales?
Y, sobre todo, ¿cómo hacerlo sin dejar de respetar la liber
tad de cada uno? ¿Cómo conseguir que la mayoría dé lo mejor de sí misma,
sin
pasar por
la
manipulación psicológici
· o por meclios de pre
sión similares a la esclavitud? ¿Cómo ingeniárselas para que los hombres y mujeres, en gran
número, aporten su valor y su virtud
y al mismo tiempo vean
ampliarse sus poderes y su personalidad, su campo de iniciativa
y su dominio de libertad?
¿C6mo reunir el progreso y la libertad de manera diferente
a las palabras huecas de los eslóganes pol!ticos? Las empresas que han llegado a este resultado les contestan:
No es con los medios económicos con los que se resuelve un
problema económico: la economía está
en estrecha
relación con
el nivel moral.
670
Fundaci\363n Speiro
LA SOWCION: LA PARTICIPACION
Pero no es hablando de moral con lo que se hace progresar
el nivel moral: las costumbres están en estrecha relación con la
política. Es una cuestión de política, es decir,
el arte de dirigir a hom
br~s
en
las comunidades donde viven.
Hace algunos aiios, un periodista francés había interrogado al
polaco
Lech W alesa que resumía así la situación polaca · con su
sentido común obrero:
Miren a dónde nos han llevado las
orientaciones de
los úl
timos 35
aiios: Han fabricado a pícaros, a tramposos y a vivales.
Miren a este jefe de equipo o
a este
otro: si es honesto vive mal.
Es
este desorden lo qne queremos eliminar».
Fíjense en la sutileza y la profundidad
_de esta
observación,
y la sabiduría que rebasa
la de muchos dirigentes de nuestras
empresas
y de nuestros estados.
Si nos preguntan a dónde ha llegado Polonia después de
3 5
aiios y
más de
política ideológica,
hablaríamos
quizá de
resulta
dos económicos deplorables que conoce el país: penuria, raciona
miento, deuda extranjera ...
Estos resultados son la parte
emergida del
iceberg.
Walesa va directamente al punto, a la parte escondida que es
más importante, a la causa del fracaso económico_: han fabrica
do a pícaros, a vivales, o sea, a gente cuyos comportamientos
son negativos.
Aquí está el desorden
-lo contrario
del
orden,-. Las
cosas
ya no son como antes. La jerarquía de los valores se ha invertido.
La jerarquía, es decir, el orden sagrado según la etimología,
el orden que no se puede violar sin desastre, el orden ineludible
de las cosas, tal que si no se respeta lleva al
fracaso. El
orden
de lo justo
y de lo injust9, el orden .a establecer, a respetar en
tre los medios y las metas, entre el «qué hacer» y el «cómo
hacer».
Cuando esta jerarquía no es respetada surge el desorden.
Hay desorden en la
.urbe cuando
fabrica pícaros, tramposos. Y
fabrica tramposos cuando el que es honesto vive menos bien.
La consecuencia de estas actitudes desordenadas es el fracaso
671
Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
económico -cuando cada uno hace trampas, el resultado no es
brillante--, pero la
causa de este desorden en las costumbres
son las «orientaciones», es deQr, la regla -de juego de la comu
nidad, la regla de lo justo y de lo injusto, la regla de la distri
bución de los poderes, en
otros términos, la polltica.
Que haya políticas que fabrican tramposos, la vida cotidia
na de
•. nuestras
empresas es una prueba suficiente de ello. Noso
tros,
· que
vivimos en
la empresa, no en los gabinetes minis
teriales o en
la . oficina de tecnócratas, lo vemos cada día.
Entonces,
¿por qué no
habrá una.
política que suscite colabo
radores concienzudos
y adictos y que aporten· a su tarea todas
las calidades y las iniciativas de las cuales son capaces?
* * *
Un apólogo familiar ilustra esto: es la fábula del clavo y del
martillo.
El que quiere clavar un clavo lo mantiene con una mano y
con
la. otra golpea con el martillo de un tamaño proporcional
a la tarea. Hay varios modelos de martillos porque .hay varias clases de clavos a clavar.
Al que mantiene el clavo
y el martillo más le conviene gol
pear atinadamente: si no sabe manejarlo, sufrirá las consecuen
cias; la
próxinia vez
prestará más atención.
Mantener el clavo es
asumlr las
consecuencias de sus actos,
es decir, la responsabilidad. Mantener el martillo es disponer del poder correspondiente.
Sin embargo, en nuestras sociedades, a menudo se han or
gauizado las cosas
de otra manera.
Una persona está encargada de clavar
clavo,, de
realizar una
tarea. Asume
la correspondiente responsabilidad y consiguientes
consecuencias. Pero se ha entregado
él martillo a otra persona,
hajo pretexto de competencia técnica
-y. se
ha creado
la tec
nocracia---, o bajo pretexto de procedimientos a respetar -y es
la burocracia---.
El contramaestre tiene la responsabilidad del trabajo de sus
672
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
obreros, pero son otros los que tienen el poder de contratar, de
organizar el trabajo, de
decidir el
sueldo que
merecen.
·
El
élirector de un establecimiento tiene la responsabilidad de
sus resultados pero es
la sociedad controladora la que decide su
cuota de ·inversiones.
El empleado dé banco está encargado de gestionar los expe
dientes
de crédito pero el jefe de agencia otorga sobregiros sin
avisarle. Las consecuencias son las mismas que en la familia, cuando
la
educación de
los hijos es decidida por oficinas de ministerio,
mientras que son los padres los que
tienen la responsabilidad de
ellos. O cuando un territorio tiene la responsabilidad de
la se
guridad
y ve su presupuesto decidido por una instancia superior.
Estas consecuencias son
la irresponsabilidad, el «cada cual
por su
cuenta», además
del
sentimiento de .ser explotado y maní-·
pulado.
Si se quieren obtener los efectÓs contrarios, la 1:egla política
es sencilla:
Que toda decisión, toda organización tenga como objetivo
prioritario
ubicar a las personas oorrespondientes en la situaci6n
que
sea más
fácíl y más ventaiosa para ellas realizar de forma 6p
tima
lo que de ellas se espera, asumir bien su responsabilidad y
cumplir bien con su tarea.
Mientras que hay desorden polírico, cada
vez más
personas
son ubicadas en la situación en que les es más fácil y más ven
tajosa hacer
mal un
trabajo, y cada vez se introduce más una
oposici6n entre el interés y el deber.
¿Cómo se las ingenian las empresas que tienen éxito de ma-
nera durable?
·
Procuran
que toda persona a quien se
conffa una
tarea dis
ponga de los poderes cotidianos para cumplir bien con ella: el que debe clavar el clavo debe
· disponer él mismo
del martillo
correspondiente.
Respetan lo mejor que pueden este principio de gobierno en
caminado a ubicar a cada persona en la situación en que le será
más fácil
y ventajosa poner en obra sus dotes personales y sus
673
Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUV AL
cualidades morales en lugar de que )as organizaciones procedentes del economicismo, individualista o colectivista, ubique al
asalariado en
la situaci6n en que su interés personal está en con
flicto con
el bien común.
Lo que importa es ayudar a la línea jerárquica en su papel,
porque
. es el más difícil en el mundo, porque supone una vigi
lancia constante y cotidiana para satisfacer las esperanzas de
cada uno. Esperanzas que son universales: la necesidad de ser perso
·nalmente. reconocido, de sentirse responsable
y, para ello, tener
los
medios de asumir esta responsabilidad.
Y este principio de gobierno se traduce por disposiciones
prácticas:
-Procurar
no
sepa.rar nunca la responsabilidad de una ta
.rea de los poderes necesarios para realizarla. En particular, reco
conocer a cada cual su «dominio de
soberanía» correspondiente
al dominio de responsabilidad que se le confía, ya sea un puesto
de trabajo, el manejo de un equipo o
el servicio de un cliente ...
-Apreciar a cada persona según su mérito, o sea, confor
me a calidades efectivamente aportadas en el cumplimiento de
una tarea, dándole siempre
la prioridad a lo cualitativo: mientras
que lo cuantitativo s6lo es una consecuencia
de lo anterior,
Reconocerle
a
cada uno su dominio es evitar pasarlo por alto,
desautorizarlo; es
darle la informaci6n que requiere, responder
a sus preguntas, consultarlo
· para
una decisión que se refiera a
su tarea, dejarle la iniciativa de organizarse, escuchar sus suge
rencias en. su oficio, etc ...
Apreciar a cada uno, según su mérito, es evitar la determi
naci6n de su suerte por
vía de · arbitraje; es ,Personalizar las re
laciones y dejar el poder de decidirlas al que supervisa directa
mente su tarea y no a un escalafón más elevado. Es hacer que
el que aporta más calidades, que son la marca de un buen ser
vicio, sea tratado mejor que el que se niega a hacerlo. Tratado
mejor
en el trabajo· escogido, en la aplicaci6n de los reglamen
tos,
en su sueldo. Es negarse a ceder a
la uniformidad del tra
tamiento., puesto
que los comportamientos son diferentes.
674
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION, LA PARTICIPACION
Lo esencial es que, en este punto, la dirección tenga ideas
claras
y un comportamiro,to tan daro como sus ideas.
Esto significa también que una decisión
sólo es
realmente fe
cunda cuari.do está éncaminada, primero, a darle importancia a
los que concierne, a ayudarlos a progresar y a extender el poder
de los mismos para mejorar.
Un director, un jefe de servicio, un contramaestre setán
apreciados
sobre esta cuestión: ¿Qué valor agregado
han apor
tado a las personas, qué poderes nuevos les han ayudado a ad
quirir para asumir mejor sus responsabilidades?
Esta cuestión debe anteponerse a los resultados cuantitativos,
porque los resultados obtenidos en detrimento de los demás
miembros de la empresa esconden un déficit real.
Esta evidencia nos introduce a nuestro:
Tercer punto: «Las riquezas
sólo las
representan los hom
bres».
Todo el mundo repite esta fórmula pero no es seguro que se
haya aprovechado todo su
significado.
John
Ford, senior, decía: «Que me tomen todas mis fábri
cas, que me tomen mis capitales, si me dejan , a mis hombres,
dentro de tres años habré reconstruido un imperio».
Y
el propio Stalio: «De todos los capitales precios.os, el más
precioso
son los hombres».
Variación sobre este mismo tema, «que las riquezas
sólo las
representan
los hombres».
Ahora bien, ¿qué es una riqueza?
¿ Una mina de oro? Charlie
· Chaplin
popularizó la desdicha
de las víctimas de
la fiebre del oro y todos se acuerdan cómo el
oro del Perú arruinó la economía de España.
¿ Un pozo petrolero? Durante cuántos siglos ha sido el pe
tróleo más una caus_a _ de esterilidad que de riqueza. Una tierra
tan sólo es una riqueza para aquel que sabe explotarla. Una riqueza siempre está hecha con una materia prima fecun
dada por hombres que la encaminan a la utilidad de la vida.
675
Fundaci\363n Speiro
PATRIC JOBBE-DUVAL
Una empresa produce riquezas cuando, para la utilidad de
su client~, transforma. una materia.
Esta materia, por sí misma, es improductiva.
Lo que hace su riqueza es el ser fecundada por el capital.
¿ Y en qué consiste este capital?
Hemos sido demasiado marcados
· por
las definiciones que ha
dado Karl
Marx del
mismo. Es
cierto que
tenía la
excusa de
ha
berlas encontrado
en Ricardo.
Pues ambos se equivocaron y nuestras leyes sobre las so
ciedades también, que tan sólo toman en consideración como
capital
el dinero iovertido.
El verdadero capital de una empresa está hecho de riquezas
inmateriales acumuladas
por generaciones anteriores y utilizadas
para fecundar los valores materiales.
El
capital es la ciencia y la competencia transmitidas, las re
glas del arte y las habilidades manuales,
el gusto por el trabajo
bien hecho y las costumbres de laboriosidad. Son la organización y los métodos, la fama de la empresa
y
sus ·secretos df fabricación y este conocimiento es lo -que se trans
mite de_ niaestro a obrero y que, a menudo, hacen que una em
presa sea diferente de otra, de un país a otro.
Todo esto es mucho más
importante que
las máquinas y los
equipos. Cuánto lo saben los que venden
:fábricas completas
a com
pradores que no saben explotarlas. Ha llegado a ser un tópico decir que el «Software» es mu
cho más importante que el «Hardware». Cuando en 1982 nuestro gobierno francés emprendió las na
cionalizaciones, hubo dos empresas _ -más quizá, pero · a estas
dos las conocemos bien,· aplican las reglas del juego que hemos
evocado--- que el Estado quería nacionalizar. Una, fábrica de
aviones; otra, servicio informático.
En ambas, un número apreciable de ingenieros ioformó que,
en caso de nacionalización, renunciarían inmediatamente_ para érear
una nueva empresa con material comprado en arrendamiento.
El Estado, al nacionalizar, tan sólo hubiera agarrado una cás-
676
Fundaci\363n Speiro
LA SOLUCION, LA PARTICJPACION
can, vacía: los hombres de Ia empresa, quienes han heredado del
«Soft», se llevaban lo esencial del capital. El Estado francés
re
mmci6
a nacionalizar estas. empresas.
El poeta
frahcés La Fontaine nos. dej6 Ia fábula del Arador
y sus hijos:
«Trabajad, haced grandes esfuerzos,
son
los fondos los que ménós faltan ...
Absteneos. . . de vender la
herencia
que os ·han dejado · vuestros . padres,
hay oculto un
tesoro en ella».
Los fondos
-el dinero · o la materia- son los que menos
faltan. El capital es, ante todo, esta herencia de calidades técnicas y
humanas, de fama y de conocimiento que heredamos de la
hu
manidad
entera
'y que,
al crear una empresa
ponemos a la dis
posici6n de todos aquellos que contratamos para darles el poder
de crear
riqueza.
Cuando un obrero --o un ingeniero-, es contratado en una
empresa, llega siendo portador de cierto capital personal, más o
menos importante: competencia, virtudes de trabajo, etc. Pero este capital personal es insuficiente para permitirle, a
él solo, crear
riqueza; de
lo contrario se
establecería por
su cuenta.
Sin embargo, desde el momento en que se firma su
contrato
de
trabajo,
la empresa pone a su disposici6n una parte importan
te del capital que ella misma posee: la
utilizaci6n de
sus patentes
y de su tecnología, de su organización y de sus equipos; el ser
vicio de su dirección, de los comerciantes que le han proporcio
nado mercados y del contramaestre que le ensefia el trabajo, etc.
Y por este uso del capital de
la empresa es como puede, en
seguida, crear una riqueza
que· no
hubiera
podido crear
solo y
ganar, por lo tanto, un medio de existencia.
La verdadera participaci6n en el capital es ésta.
Todo patr6n que crea empleos hace participar a sus asalaria
dos
en el capital de la empresa.
Y este capital es tanto más importante cuanto que la empre-
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PATRIC ]OBBE-DUVAL
sa misma ha recogido un potencial más rico de creatividad. Al
punto de que si
el empleado deja la empresa para ir a otro lugar
o
para' establecerse por
su cuenta, su mayor riqueza es haber
aprendido a trabajar
en. una
empresa dinámica.
Marx nos ha engañado mucho con su falsa dialéctica capital
trabajo: nos ha engañado al punto de
que todavía
estamos bus
cando cómo reconciliar lo que nos ha _descrito como irreductible
mente opuesto.
No hay ninguna reconciliación que realizar porque no hay
ninguna oposición. El capital es
el fruto acumulado del trabajo .de las generacio
nes recogido para crear riqueza.
Todos los que trabajan en nuestra empresa hoy participan en
la parte de este capital que explota.
Participan en ello aún mejor, ya que ponemos en práctica esta
regla de gobierno que hemos explicado
más· arriba,
y que con
siste en reconocer a cada uno su dominio de soberanía corres
pondiente al dominio de responsabilidad que se le confiere, a fin
de que encuentre más fácil
y más ventajoso emplear lo mejor de
sí mismo.
Y éste, que explota al
mrurimo el capital de «know how»
puesto a su disposición
y que hace participar a los demás en ello,
emplea lo mejor de sí mismo.
Esta regla de oro del gobierno
de los hombres en las em
presas que lo .aplican seriamente, produce obreros satisfechos
y
jefes dichosos en empresas que tienen éxito: los jefes de empre
sas asociados al C. E. E. les invita a venir a visitarlos. Es la me
jor manera de quedar convencido.
Para aquellos de ustedes que son un poco filósofos, añadiré
que la aplicación de este principio de gobierno de la empresa
respeta
y pone en marcha los ocho grandes principios de econo
mla social.
En efecto; permite a cada asalariado:
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- beneficiarse personalmente de todo el capital represen-.
tado por la empresa -más realmente que si se
béneficia
ra
de ello mediante un título de crédito-
.. Es
la aplica-
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LA SOLUCION: LA PARTICIPACION
ción concreta del principio de · destinación universal de
los bienes,
- sentirse propietario de su tarea, de su obra, ver su pues to, su función, su idea, su trabajo respetado por todos:
aplicación del principio de
subsidiarledad,
- en consecuencia, y aun cuando trabaja en una empresa
importante,
el hombre conserva · la conciencia de traba
jar por su cuenta y, por lo tanto, que se respeta en prove
cho suyo'
el principio de propiedad.
El principio social de comunicación de los bienes tiene su
aplicación
en· los
servicios, la ayuda,
la formación, el apoyo que
cada cual encuentra con sus cólegas, con Sus superiores a quienes
les conviene perfectamente dárselos, puesto que serán apreciados
según
el ·progreso que habrán permitido que los otros hicieran.
Cada miembro de
la empresa participa en la jerarquía de los
valores y de los bienes en virtud de la cual
se sabe
estimado, juz
gado y recompensado, los valores cualitativos anteponiéndose
. a
los
valores cuantitativos: principio de
;erarqula de los bienes se
gún su fecundidad.
Vive en la armonía y la paz, en un sentimiento de justicia
y de seguridad: principio de paz.
Este modo de gobierno de la empresa realiza magistralmente
el principio de
finalidad, ajustando los medios a las metas en
vista de un mejor servicio al cliente (causa
final de la empresa). ·
Por
fin, cada uno se aprovecha por su sueldo, por su promo
ción, por la seguridad de su empleo
y, eventualmente, por una
participación en los beneficios de los frutos
ql\e se
derivan de
esta pol!tica que siempre desemboca en una mejora de los resul tados económicos de la empresa: esta
pol!tica satisface
el prin-
cipio de
fecundidad. '
Dejaremos a los filósofos que se encarguen de comentar di
chos principios. Nos concretaremos en señalar que los
resultado,
sociales y económicos de tal política se obtienen no por .. medios
económicos, tales como las primas, las participaciones al capital,
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PATRlC JOBBE-DUVAL
el reparto de utilidades, sino por medios de orden políticos: las
reglas de vida de la comunidad.
Puesto que dichas reglas de vida de-la comunidad dan bue
nos resultados en las empresas, puede
·pensarse legítimamente
. que el mismo deseo de unir poder y responsabilidad, interés y
deber darían resultados
tan buenos si se aplicara a comunidades
más extensas
que una empresa: a ciudades o a profesiones, a pro
vincias o a naciones.
* * *
Pero quedémonos entre patronos y a los patronos que están
aquí
tan sólo diré una cosa, como conclusión:
Tal política sólo es posible
cuando el
jefe de empresa mis
mo
quiere hacer de esta regla de gobierno el principio orgánico
de la comunidad.
·
Depende
de su voluntad y sólo depende de esto.
Porque sólo
él puede decir a sus colaboradores que los juz..
garán
según la
plusvalía que habrán
aportado alrededor de sí
y debajo de
sí. Sólo él puede decirles que a ellos mismos me¡or
les
conviene
respetar esta regla si quieren hacer carrera en la
empresa. Repetimos «esta regla», es decir, esta
ley constitucional
de
la empresa. Regla tan sencilla y tan fundamental como lo es la
regla de un monasterio. Y cuanto más sólida es
la. regla
menos falta hace recurrir a
los reglamentos. Pero
la regla debe estar a la medida de todas las reJlexiones,
de
todas
las decisiones, de todas las deliberaciones del patrón
con sus
colaboradores.
·
Al
tomar tal decisión,
¿ no
nos
exp_onemos a
ubicar a
la gente
en
.la situación
en que
les convendría
hacer trampas
y sustraerse
a sus responsabilidades?
¿No nos exponemos a sembrar la duda en los espíritus?
Al contrario, ¿cómo hacer para que la gente encuentre
más
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LASOLUCION: LA PARTICIPACION
fácil y_ más ventizjoso actuar convenientemente, asumir su ·res
ponsabilidad basta el final, y decir la verdad en vez de ocultarla?
Al patrón le conviene perfectamente anunciar la regla a sus
colaboradores, decirles que es
la que pretende aplicar, imponer
les respecto
a
él el noble deber de consejo e inclusive de amo
nestación
si llegara a incumplirla, a pasar al aguien por alto o a
ponerlo en estado de dudar. Para
él es el medio más seguro para que la cumpla con más
frecuencia.
·
Una
escalera se barre empezando por arriba. Pero no basta
con decirlo: hay que hacerlo. Señores,
la solución no es pedirles a otros, a la ley, al go
bierno o a los sindicatos. La solución nos corresponde. Todo depende de nosotros mis
mos. Ahora nos toca hacerlo.
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