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Número 323-324

Serie XXXIII

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Situación religiosa de Colombia en 1900. San Ezequiel Moreno y Díaz: una vida por el reinado social de Jesucristo (II)

SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1900.
SAN EZEQUIEL MORENO Y DIAZ: UNA VIDA
POR EL
REINADO SOCIAL DE JESUCRISTO (y II)
POR
JOSÉ FmudN GARRALDA AruzCUN
Doctor en Historia
VI. GRADOS DE LIBERALISMO
Como enseñó fray Ezequiel, conforme a los Romanos Pontífi­
ces, el liberalismo es la puesta. en práctica, en mayor o menor
escala
y en múltiples formas, de la filosofía racionalista ( opúsculo
«O con Jesucristo ... », o. c., págs. 120-121). Por ello hay tantos
grados de liberalismo como liberales.
Algunos historiadores de la Iglesia tienen la agudizada ten­
dencia a identificar e incluso a denunciar
al liberalismo radical
como único liberalismo condenado por la Santa Iglesia.
Algunos
eclesiásticos, con ocasión de la reciente canonización de San Eze­
quiel, han pretendido que sólo el liberalismo radical fue objeto de
desvelos
y preocupaciones del santo. Sin embargo, afirmar esto es
no haber leído las pastorales, circulares y cartas del Padre More­
no.
Es no conocer al Santo como tampoco el derecho público cris­
tiano. De la lectura de los escritos del
Padre Moreno debe con­
cluirse que el liberalismo condenado por la Iglesia católica es uno
aunque expresado de muchas formas y grados, desde
el radical y
absoluto hasta
los católico-liberales y los resabiados del liberalis­
mo. El Magisterio Pontificio, en diferentes textos de
categoría
magisterial muy diversa, efectúa una relación expresa de estos gra­
dos y los rechaza como contrarios al reinado social de Jesucristo,
esto es, por desacralizadores o secularistas.
l. Condena de todo grado de liberalismo.
Las enseñanzas de fray Ezequiel destacan hoy por dosecdenun­
cias entre otras. En primer lugar, denunció al liberalismo radical
como agente de las persecuciones promovidas en Colombia tras
Verbo, núm. 323-324 (1994), 361-403 361
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JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
1860 y en Ecuador desde 1890 contra la Iglesia Católica; y debido
-también-a que, por aquel tiempo, sólo babia dos sectores
políticos en ambos países:
el sector católico ( denominado como
conservador) y el liberal-radical. Los partidos liberales-moderados
eran inexistentes como tales en Colombia a la muerte del Padre
Moreno. En segundo lugar, las enseñanzas del Padre Moreno
tam­
bién destacan por una intransigencia doctrinal y práctica frente
aquellos católicos que, sin formar un partidd propiamente dicho,
eran complacientes con el liberalismo moderado; este sector
co­
menzó a descollar tras 1895, y el Padre Ezequiel reaccionó contra
él como un médico ante
la enfermedad.
En ambas denuncias, fray Ezequiel rechazaba todos los grados
de liberalismo.
La primera de ellas, la denuncia del liberalismo ra­
dical, va acompañada expresamente de una relación que manifiesta
y rechaza la existencia de
los diversos grados de liberalismo. La
segunda implica el expreso rechazo ¡anto del Hberalismo moderado
como del denominado catolicismo-liberal.
La divergencia entre los diversos grados de liberales era acci­
dental pues, según el Padre Moreno:
«Los diversos grados del liberalismo, sólo son diversos
modos
más o menos acentuados, de quitar derechos á Jesu­
cristo en
la sociedad, y el liberalismo absoluto es la absoluta
supresión de
esos derechos» (14.ª pastoral, 22-I-1902, o. c.,
págs. 321-322).
Tres grandes sectores se distinguen dentro del liberalismo:
«El mundo
actual pretende pasarse sin Jesucristo. El libe­
ralismo radical
lo rechaza en absoluto, y por eso gtita sin
rebozos:. ¡muera Cristo!
EI. liberalismo manso, en sus diferentes grados, también
lo rechaza
más o menos y en proporción de los grados que
mide del error maldito.
Los católicos
resabiados. cooperan á esa gran obra de
iniquidad; y como queda dicho,
si no fuera por éstos y los
católicos liberales, Jesucristo reinaría en muchas naciones.
¡Qué responsabilidad tan horrenda!» (12." pastoral, 1-II-
1901,
o. c., pág. 279).
O!mo era virtud en fray Ezequiel, también en esta cuestión
de los grados del liberalismo sigue fidelisimamente al Magisterio
Pontificio. Después de explicar los
tres grandes grados enseñados
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
por León XIII en su encíclica Libertas praestantissimun ... ( opúscu­
lo «O con Jesucristo
... », o. c., pág. 121), el Padre Moreno pre­
cisa algo que León XIII sugería en la misma encíclica:
«Además de esas tres formas de liberalismo, hay otras
menos principales y variadas, según la mayor 6 menor ate­
nuación que hacen de los principios racionalistas, y
la aplica­
ción
más ó menos acentuada de esos mismos principios á la
política ó gobierno de los pueblos. Todas, sin embargo, están
condenadas por la Iglesia, y deben abominarse, porque uno
mismo
es el criterio racionalista de todas ellas, que proclama
la independencia del hombre de la autoridad· de Dios, aun­
que unos pidan
más independencia y otros menos» ( «O con
Jesucristo
... », o. c., pág. 122).
En esté mismo sentido se expresan numerosos autores con­
temporáneos a fray fuequiel, por ejemplo, Mons. Tomás Bryan y
Livermore (o. c., págs. 8-10 y 31-36).
2. Frente al liberalismo radical.
El liberalismo radical se identificaba fácilmente debido a sus
excesos. En la historia política de Colombia el poder político se
lo disputaron los liberales-radicales y los denominados conserva­
dores (en este país identificados con
los católicos no liberales).
Los primeros, atrevida minoría, siempre fueron perseguidores de
la Santa Iglesia, de la religión católica, aunque fuese la de casi
la totalidad de los colombianos. A diferencia de los que algunos
creen, anticlerical y anticatólico
se identificaban. En 1853 hubo
un ensayo de concordia, seguida por la Constitución híbrida de
1858. No obstante, en 1860 los liberales-radicales efectuaron una
revolución triunfante. Tras ella,
el general Tomás C. de Mosqueta
inició una violenta persecución contra
la Iglesia: destierra a obis­
pos incluido su propio hermano ---el arzobispo de Bogotá-; per­
sigue a sacerdotes y les convierte en soldados ; suprime conventos ;
expulsa a órdenes religiosas, incluidos
los Jesuitas; incauta los
bienes del clero (desarmortización de 1861);
usurpa 30 millones de
pesos a las Iglesia, así comd
el patronato, los. diezmos y otros de
sus bienes-; arrebata cementerios·; convierte a iglesias en cuarteles;
quita al clero su derecho a elegir y ser elegido en las elecciones;
instaura el matrimonio civil; implanta la enseñanza oficial total­
mente laica y en base a las ideas · cle Bentham ; legaliza la secta
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/OSE FERMJN GARRALDA ARIZCUN ,
masónica ; sus hombres fusilaron y machetearon imágenes sagra­
das
... En este caso, a diferencia de lo que algunos -creemos que
ingenuamente-pretenden señalar para Europa, el anticleticalis,no
en Colombia, Ecuador, etc., parecía suponer o conllevar el antica­
tolicismo. Esta política anticatólica, que
duró 25 años, es increíble
en un
pais de abrumadora mayoría católica. A pesar de ello y del
peligro del radicalismo, San Ezequiel no transigió con la doctrina
ni los procedimientos de la tendencia liberal moderada o bien
ca­
tólico-liberales que pedían presentarse -y se presentaban-como
el mal menor tolerable, como
el único bien posible.
Los liberales radicales fueron sustituidos por los conservadores
(católicos no liberales). Esto firmaron un Concordato con la Santa
Sede en 1887 por el que, entre otros aspectos, el Gobierno
se
declaraba católico, protegfa a la Iglesia y se obligaba a contribuir
a los gastos de misiones en territorio Colombiano. Tras la guerra
civil provocada por los liberales radicales y desarrollada de 1899
a 1902,
el gobierno conservador (cat6lico), que ganó la guerra,
inició una política, denominada de concordia nacional, denunciada
por fray Ezequiel como de falsa concordia.
La citada política liberal-radical fue compartida por el gobier­
nd radical y
masón del Ecuador, presidido por .el general Eloy
Alfaro (1895-1912) antes y cuando fray Ezequiel fue obispo de
Pasto. Atrás quedaban los años del presidente católico del Ecua­
dor,
Garcia Moreno (elegido como tal en 1860 y 1869) y asesina­
do,
al parecer, por disposición de la secta masónica en 1875. Dicha
secta
tenia un gran arraigo en ciertas elites de Hispanoamérica.
La masoneria fue anticatólica y beligerante contra la Iglesia aunque
en. algún lugar,. como .en Santo Domingo, no fuese anticlerical.
A titulo
indicativ<>, el arzobispo de Santo Domingo, Ilmo. Bien­
venido Mozón y Martín,
publicó una pastoral del 1-I-1863 en la
que
se repetía la condenación de la Masonería. por los Sumos Pon­
tífices, al igual que, poco antes, el 3-VI-1859, lo había hecho el
gobernador eclesiástico don Fernando Arturo Meriño. Dicho Mon­
zón, que fue
arzobispo. durante la anexión de Santo Domingo a
España, defendió su gestión
y pastoral en la isla ante las Cortes
Españolas diciendo:
364
«Qué es lo que ha hecho el Arzobispo contra la Franc­
masonerfa de Santo Domingo que haya podido llegar a pro­
vocar la rebelión de la isla? Ha perseguido o vejado a los
afiliados en ella?
Ha procedido judicialmente contra ellos?
Los ha delatado a la autoridad para que
se les aplicase el
castigo del código penal. vigente en la isla? Nada de eso ha
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA. EN 1990
hecho el Arzobispo ... Me contenté con clamar una que otra
vez, y esto porque lo creí en conciencia necesario, contra
una sociedad que es el cáncer de casi todos los pueblos de
América, y que estaba pesando como una enorme losa sobre
la religiosidad del
núo ... » (25).
Testimonios como este son muy frecuentes a finales de siglo,
lo
que ha sido adecuadamente advertido por los historiadores. San
Ezequiel fue un pastor de almas más entre los que sintieron la
urgencia de desenmascarar a la masonería, sin duda impulsados
por la encíclica de
León XIII Humanum genus (20-IV-1884 ).
No extraña que el Padre Moreno dirigiese fuertes alegatos
contra el liberalismo radical o absoluto
-así como contra la ma­
sonería-, y que incluso lo asociase a los sacrilegios acaecidos en
Riobamba (Ecuador,
5.ª pastoral, 12-VI-1897) y Tumaco (dióce­
sis de Pasto, 16.ª pastoral, 17-VII-1903). La blasfemia fue un
hecho entre las masas liberales-radicales tanto durante como tras
la
guerra civil en Colombia. A pesar de ello, hubo jefes liberales
radicales que protestaron contra el sacrilegio cometido en Tuma­
co. Este rechazo no pasó desapercibido a fray Ezequiel, quen les
exigió a dichos liberales que protestasen también contra «toda la
historia del liberalismo, que
no es. otra cosa que un tejido de sa­
crilegios y profanaciones» ( 16.ª pastoral, 17-VII-1903, o. c., pág.
447). Es cierto que,
en los escritos del Padre Moreno, el radica­
lismo es denunciado continuamente, mientras que la secta .masó­
nica sólo lo es en algunas ocasiones: no en vano se trata de una
sociedad secreta (hoy algunos dicen «discreta»). Cuando fray Eze­
quiel denunciaba a
los masones, lo hacía consciente de que esta
secta tenía un sentido
y una importancia muv peculiar en la época
como expresión suprema del liberalismo-radical y de
la persecu­
ción contra la Santa Iglesia.
Más grave que la existencia de la masonería es la siguiente
advertencia sobre la extensión
de la ideología de la secta, pues se
podía pensar y actuar como
un masón sin serlo:
(25) PoLANCO, Hugo E.: La masonerfa en la República Dominicana,
Santo Domingo, Universidad Católica Madre y Maestra, 1985, 132 págs.,
págs. 63,-64. Este libro se trata de una pequefía historia general y valoración
de
la masonería en esta sinaula.r y reducida República.
La masonería también fue activa -e independentista-en las islas Fi­
lipinas durante la última década dd siglo xrx, coino manifiesta NozALEDA,
Bernardino Fr.: Defensa obligada contra acusaciones gratuitas, Madrid, 1904,
93 págs. Nozaleda fue arzobispo dimisionario de Manila y electo de Valencia.
Escribió su defensa en Madrid en el mes de febrero_ de 1904. Contiene un
interesante apéndice documental
sobre las actividades de la secta en el ar­
chipiélago,
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JOSE FERMIN G.ARR.ALD.A .il.RIZCUN
«Bueno es advertir que hay hombres que no son maso­
nes por no haber puesto su nombre en los registros de la
Masooería, pero que, sin embatgo, profesan y practican las
doctrinas del masonismd, que son las del liberalismo. El po­
der de las logias no sería tan temible, sino les ayudasen los
liberales sectarios del masonismo, aunque no suscritos en la
Masonería»
(14." pastoral, 22-1-1902, o. c., pág. 319).
Si omitimos --,eomo conviene ahora con el objeto de mostrar
a los liberales moderados el verdadero rostro de] liberalismo ra­
dical-las referencias a los numerosos sacrilegios cometidos por
radicales, fray Ezequiel retrata a
los radicales de la manera si­
guiente:
«Siempre había tenido adversarios la
fe católica; en todas
épocas se han presentado enemigos que la han hecho erada
guerra, y en todos tiempos ha luchado el error contra ella,
valiéndose de toda clase de medios, aun de los reprobados
por sola la decencia natural ; pero nunca como en nuestros
afas se había visto esa multitud de hombres animados de
un
odio sistemático contra ella, que no pueden disimulat, y
decididos á prescindir de sus enseñanzas en el gobierno de
los pueblos, á regir las sociedades sin sus dogmas y precep­
tos, y á relegarla, de poder ser, aun completo olvido. Por
todas partes
se oye la voz de esos hombres infatuados coh
una vana ilustración; de esos maestros hijos del padre de
la mentira; de
esos emisarios del ángel del non servían, pro­
metiendo dicha
y ventura á los pueblos, pero coa la condi­
ción imprescindible de dejar
la fe, de abandonar las creen­
cias católicas,
y de adorar los ídolos de la razón y libertad
humanas que ellos presentan. Llenos de orgollo
se presen­
tan
á los hombres como los únicos capaces de darles ilustra­
ción, adelantos, riquezas, felicidad, toda clase de bienes.
Eso dicen en círculos
y reuniones con lengoaje el más á
propósito pata seducir ; eso repiten con frases estudiadas en
calles
y plazas ; eso divulgan por medio de libros, folletos y
periódicos, y eso propagan con una actividad pasmosa, dig­
na de mejor causa» (l;• pastoral, Pasto, 12-Vl-1896, o. c.,
págs.
59-60).
Por su ¡,atte, e] obispo de Plasencia se refiere a :&paña -«Ca­
tólica por excelencia»-- en el año 1885 con estas palabras:
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SITUA.CION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN I990
«Perd ha querido llevar la vida de las naciones moder­
nas que apostataron del cristianismo.
Se las presentaron como
más adelantadas, más cultas, más felices,
y pérfidamente se
la hizo entender que su tenacidad en conservarse fiel. al ca­
tolicismo era el principal obstáculo para su civilización, su
progreso,
y parll elevarse á la altura de las más adelanta­
das( ... )» (o. c., pág. 7).
3. Frente a los católico-liberales y resabiados de liberalismo.
Los liberales verdaderamente peligrosos -,-el mal mayor dirían
en España, entre otros,
Ortí y Lara o bien el .P, Roca y Ponsa
seud.
«El magistral de Sevilla» (26)'-eran, según fray Ezequiel,
los liberales moderados, los católicci-liberales y los resabiados de
liberalismo. Frente a ellos argüye
la imposible conciliación doctri­
nal entre Catolicismo
y Liberalismo, así como la intransigencia
práctica católica en d!'fensa de los derechos .divinos y la salvación
eterna de las almas. A
e.stos liberales. o semi-liberales denunciará
durante toda su vida pastoral, singularmente cuando tenía cargas
y obligaciones episcopales.
3.1.
Denuncias al Gobierno conservador-cat6lito.
Aunque el gobierno conservador signíficaba, en Colombia, go­
bierno católiéo, en varias ocasiore.s fray Ezequiel denunciará su
comportamienro y legislación, ya antes
de rechazar valiente y he­
roicamente la política de «falsa concordia» iniciada por dicho
Gobierno en
1902 .. Uno de, los comportamieptos rechazados fue
el decreto del
22-IX-1$99 que dei:ía: «El Gdbierno lamenta la
muerte del
señor don Luis A. Robles, y considera la desaparición
de
ese cuidadano ilustre como nn acontecimiento iní~usto · para la
República».
El· Padre · Moreno . q.enúnciaM tales «lámentos» y los
caliíicativos de «ilustre» e «infausro» aplicadds a un «enemigo de
Dios, a
un propagandista de. herelías, a ¡¡n agente .dd infierno
(26) ÜRTI Y LAllA, J(osé) M(anuel): Cartas de un «Fil6sofo integrista»
al director de· La Uni6n Católica, ·Matltid,.· Biblioteca de la Ciencia Cristiana,
1889, 302 págs.: EL MAGISTRAL DE SEVILLA (o sea José Roca y Ponsa),
¿Cuál es el mal. mayor_J cuál, el mal-menor?, Bilbao, Imp. Editorlal.Vizcaina
(1912), 32, págs. Wase también El catolicismo.fiheral ante él Tribunal de
la Historia_ la Teolagia y el Derecho Público' Eclesiástico ... Refutaci6n de
la idea vertida por C. M. y T. en el Diario de Barcelona, ·por P. G.; Barce­
lona, Itnp. de España Hermanos (1874), 191 pága.
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JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
para pervertir y condenar almas» (11.ª pastoral, 10-II-1900, o. c.,
págs. 218-219).
Otro comportamiento rechazado por
el Padre Moreno fue la
manifestación por el Gobierno de Colombia de ciertos sentimien­
tos amistosos
v de fraternidad respecto al Gobierno masón del
Ecuador (3.ª circular, 25-VII-1900, o. c., pág.
235).
Por último, el Padre Moreno hizo una relación de la legisla­
ción de Colombia a corregir, mantenida por un Gobierno que
se
llamaba católico. La pastoral de cuaresma doude inserta dicha re­
lación está dedicada, precisamente, a la unión de los católicos y a
la restauración de los derechos de Jesucristo, precisamente una
vez finalizada
la guerra civil, esto es, en unas circunstancias de
tensión socio-politica donde
la exigencia moral del Padre Moreno
resultaba altamente significativa:
368
«Se alaban muchas veces nuestras leyes, como muy ca­
tólicas; pero es lo cierto que hay libertad de cultos, 6, lo
que
es lo mismo, al lado de los templos y altares consagra­
dos
al verdadero Dios, se autoriza y se protege por la ley
la erección de los que se destinan para blasfemarle é insul­
tarle. Hay centros de enseñanza donde
se arranca del cora­
zón de los jóvenes
la fe que aprendieron en la casa de sus
padres.
Se aclmite el matrimonio civil en una forma que es
causa de no pocos escándalos, cuando algunos católicos
lo
quierrn contraer así, por sólo despecho, á veces, con el Cura.
Se permite y se protege el que cada uno pueda manifestar
sus opiniones religiosas, ó sea
la libertad de conciencia. Esas
opiniones religiosas, no siendo creencias católicas, tienen
que ser errores ó
herejías. Libros y folletos, plagados de
herejías é inmundicias, corren por todas panes, sin que las
autdri.dades se preocupen de ese gran mal. Aún está en pie
la ley que excluye de los Consejos de la nación. á Obispos
y sacerdotes, que precisamente
por serlo poseen conocimien­
tos especiales de las necesidades de los pueblos y reúnen
cualidades y
títulos no ordinarios para' servir con provecho
al país en esos Consejos. Esa excepción es injusta, despre­
ciativa para el
Oero y perjudicial á los pueblos. ,
Un Congreso, pues, compuesto de verdaderos y puros
católicos,
¿cuánto no puede hacer en favor del Catolicismo,
tratando con detención v
con criterio netamente católico las
materias indicadas, y otras parecidas? ¡Ay! Que acaso, y sin
acaso, estamos purgando ahora
el no haber hecho en ese
sentido muchas cosas buenas que
se podían haber hecho,
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
habiendo sido católicos, como lo han sido, todos los repre­
sentantes de la nación en varias legislaturas. Pero no
sólo
no se reformaron ciertas leyes que lo necesitan, sino que ni
se atrevieron
á consagrar la República al Sagrado Corazón
de Jesús, aunque lo pedían los pueblos. Fue rechazado el
Corazón de todo un Dios por los representantes de la na­
ción, con la circunstancia agravante de que todos se llamaban
católicos (
... )» (14.ª pastoral, 22-1-1902, o. c., págs. 322-
323).
Este texto es sumamente interesante tanto por contenido como
por su espíritu y significado. Se rechazan cinco disposiciones gu­
bernamentales como contrarias al derecho público cristiano y se
denuncia a los políticos católicos que no las habían reformado.
También
se delata el retraimiento y la debilidad de los católicos
al no haber consagrado Colombia al Sagrado Corazón de Jesús.
Interesa particularmente quienes son los destinatarios del texto:
los políticos católicos que habían ocupado totalmente la más alta
institución legislativa de la República y que habían sido condes­
cendientes con
la Revolución. No podía decirse que no fuese por
debilidad sino por imposibildad. A un pueblo en situación de tesis
católica le correspondían unas instituciones adecuadas a ella y
unos políticos fieles a la sociedad que representaban y goberna­
ban. Según fray Ezequiel estos últimos era los que
más faltaban.
Esto era así aunque, en enero de 1902, estuviese finalizando
la
desgraciada guerra civil iniciada por los liberales en 1899. No se
trataba sólo de evitar el avance de la revolución sino de suprimir
los avances rea.lízad.os por esta en anteriores y mejores circunstan­
cias. Fray Ezequiel, no sólo rechazó, en otros textos, la política
del malminorismo frente a la reciente actividad revolucionaria
sino que, en el último texto citado, exigía la verdadera restaura­
ción del reinado social de Je su cristo y de los derechos de la
con­
ciencia católica -en su ámbito privado y público--del pueblo
colombiano. Y ello aunque
las circunstancias políticas fuesen di­
fíciles para el gobierno conservador (católico) a pesar -y quizás
por ello según
otroS--.: de haber ganado el conflicto bélico.
3.2.
Neutralidad.
Fray Ezeqniel mostrará que un Estado o persona neutral es un
imposible, «una ilusión, una quimera, un engaño completo» pues
Jesús dijo: «El que no está conmigo, está contra Mí»:
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JOSE FERMlN GA.RRA.LDA ARIZCUN
«De aquí se puede deducir que un Gobierno, aun cuando
no dicte leyes de persecución contra
la Iglesia de Jesucristo,
con sólo el hecho de mostrarse indiferente para con ella,
está ya contra Jesucristd» (opúsculo
«O con Jesucristo ... »,
o. c., pág. 135).
3.3. «Prudentes y moderados».
Según
el Padre Moreno, el avance de la Revolución seculari­
zadora era responsabilidad
· de · muchos católicos complacientes con
el liberalismo; amigos del denominado «término
medio» y de unas
falsaq,az y concordia. Hombres «prudentes» y «moderados», con
fama de hábiles diplomáticos y en modo alguno
exagerados. Hom­
bres de esplritu
«no estrecho» y que no quieren exasperar los
ánimos de los enemigos·...
col! el' propósito de evitar su resolución
de perseguir a la Iglesia. Hombres
que eón apariencias de verdad,
paz y caridad, resquebrajan, mediante sus «inocentes» habilidades
y engaños, las posiciones católicas. Expresiones similares, plas­
madas con
viveza y decisión por fray Ezequiel, van acompañadas
por
las siguientes:
370
La revolución niega· esa ·dependencia· del hombre res pee­
. to de Dios, y no sólo la niega, sino que grita con su jefe
Satanás: no serviré, y aun añade el segundo grito: seré se­
mejante al Altisimo: ¡abajo Cristo!
Pero los revolucionarids que llegan
á ese · extremo son
poco numerosos. Si fueran solos. Jesucristo reinaría aún en
muchas naciones ; pero en su obra de
destrucción son ayu­
dados de muchos que se llaman católicos, y por éstos, prin­
cipalmente,
nd reina Jesucristo en muchas pattes. ¡Qué res­
ponsabilidad .tan espantosa!»
(12." pastoral, 1-II-1901, o. c.,
pág. 264).
«No
es fácil que engañe el liberal fiero que se presenta
de frente,
y' dice con la cara descubierta: soy liberal; pero

és fácil que engañen los liberales padfieos que unas veces
se entusiasman con la Religión y otras pasan por cosas que
le son contrarias ;
y es más fácil aún que , engañen los resa­
biados de liberalismo que
al mismo tiempo que' ensalzan
una Religión que es todo
paz y caridad, como ellos dicen,
hablan
y discurren á lo. liberal, sin que se den cuenta acaso
de lo que hacen, porque les atacó la peste sin sentirlo, y
están contagiados sin saberlo» (idem., o. c., pág. 277).
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SJTUACION RELIGIOSA DE COLOMJJIA EN 1990
Con la mirada puesta directamente en los podetes políticos,
en los Estados, en cuyo seno la
secularizacj6n había efectuado
grandes progresos, el Padte Moreno añade:
«Ha conseguido
ya esta asociaci6n (nota: la Masonería)
establecer unos Gobiernos que obran
de un modo claro con­
tra Jesucristo ; otros que para nada tienen en cuenta su santa
Religión,
y dtros que pretenden que Jesuc:risto convenga en
mucho ó en algo con sus enemigos, ó que se contente con
lo que le den» (14.ª pastoral, 22-I-1902, o. c., págs. 318-
319).
En este texto resulta significativo los divetsos modos de ac­
tuar de la secta masónica, que se amolda perfectamente a las cir­
cunstancias incluso apoyando apariencias modetadas
y más o menos
piadosas.
En contra de los «prudentes», los malminoristas y otros po­
sicionamientos similares desvelados
-'como los anteriores-- por
nuestro buen fraile, Fray Ezequiel· denunció a los falsos católicos
que, una vez finalizadas las hostilidades bélicas en 1902, preten­
dían establecer una concordia
-falsa concordia-entre el Cato­
licismo
y libetalismo, esto es, entre liberales y católicos de la
Colombia del momento.
3.4. El verdadera rostro del catolidsmo,liberal.
Entre las divetsas formas de libetalismo se encontraban los
cat61ico-liberales, así denominados aunque, objetivamente consi-
derado, sobraba uno de ambos términos.
· ·
El mal llamado catolicismo-liberal recibió duros reproches, el
rechazo, y la éondena por Su 'Santidad Pío lX · y los pontífices
posteriores. No
se trataba de libetales moderados sino de perso­
nas que aceptaban la doctrina de la Iglesia
sobre el· derecho pú­
blico cristiano pero que, en la
práctica, la olvidaban y obraban
contra ella por los motivos más ·divetsos,
algunos incluso aparen­
temente virtuosos.
Las pastorales de fray Ezequiel están cuajadas
de textos de dichos pontífices con
el objeto de iluminar las oscu­
ridades y
quizás también las dudas de unos cat6licos que olvida­
ban que nunca, por.
el motivo que fueta, podían defender en la
práctica --:-no ya como p·rincipio·, · pues eso sería propio de libe­
rales modetados-- afirmaciones y realidades condenadas por la
Santa Iglesia; que nunca
podían cedet, voluntariamente y con
371
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gusto, terreno al liberalismo más del que ya se había perdi~o; y
que siempre debe
restaurarse, en lo posible, el terreno perdido.
Otro perfil de los católicos-liberales, si entresacamos las
ex­
presiones derramadas por Pío IX, es el siguiente: son hombres
que tienden
la mano a los liberales y desean, sobre todo, conser­
var su amistad; son conciliadores por sistema ; tienen siempre en
su boca palabras y expresiones de término medio, conciliación y
transacción ; pretenden establecer acuerdos prácticos
-nada ino­
centes y nunca doctrinales-- entre Catolicismo y liberalismo ...
Arrastran a muchos católicos porque se contienen dentro de los
límites de las opiniones condenadas ; aparentemente profesan
la
sana doctrina y, además, son -en efecto-piadosos. No obstante,
aunque rehúyen de las últimas consecuencias de
los errores del
liberalismo, retienen
el virus oculto, los gérmenes de los prin­
cipios liberales. De hecho, continua Pío IX, su .perniciosa postura
perjudica y debilita las fuerzas opuestas
al liberalismo, es ra!z de
discordias,
se somete o al menos tolera las leyes más inicuas y
llegan a pactar con la impiedad.
A modo de ejemplo,
la postora! del limo. Tomás Bryan y
Livermore, obispo de Cartagena (España), explica la naturaleza
del catolicismo liberal.
El hecho que a los católico-liberales les
denomine «los nuevos
Judas», indica -hasta sobrecoger-la gra­
vedad de la cuestión. Se expresa de la siguiente manera:
«Mucho peor
y más pernicioso es, sin duda, el error, si
así puede llamarse, del
Liberalismo apellidado católico. Los
católico liberales aceptan
y profesan explícitamente la doc­
trina de la Iglesia sobre el Liberalismo pol!tico, sus liber­
tades y conquistas
; proclaman como necesaria la armonía
entre las dos potestades,
y la superioridad de la Iglesia so­
bre el Estado en el mismo sentido en que la defienden los
teólogos católicos; pero en la práctica sacrifican la superio­
ridad á la i:lrmonía, y aun á veces nd ven inconviente en
subordinar la Iglesia al Estado, como para conservar la paii
y la tranquilidad siquiera sea efímera y aparente, aconse­
jando también la separación de las dos potestades» ( o. c.,
pág. 33).
Según este texto
v otros muchos documentos episcopales -que
omitimos-- de la época, el catolicismo liberal es un pecado emi­
nentemente práctico. Es una debilidad v también una inconsecuen­
cia. Debilidad por ceder
-por desinformación, por comodidad o
bien por encogimiento
espiritual-a los enemigos del reinado
372
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S/TUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
social de Jesucristo. Inconsecuencia porque, en el caso de que las
circunstancias
exigiesen tolerar el mal, este úlrimo nunca puede
ser aprobado ni defendido,
ya sea doctrinal ya prácticamente. En
semejante caso. lo que debería de hacerse es, por un lado, traba­
jar por la conversión de las circunstancias,
es decir, de los hom­
bres que las provocan y mantienen por omisión o comisión,
y, por
otro, vivir personalmente y proclamar como hombre social la
razón de
dicha exigencia. Lo que nunca podría hacerse es trans­
formar la hipótesis en tesis ; elevar
las circunstancias al nivel de
los principios ; creer que aquellas hacen bueno o indiferente lo
que
es malo por naturaleza; defender el mal cuando lo máximo
que puede concederse
es su tolerancia (permisión negativa del
mal). Es decir: «¿Qué importa que en teoría condenen con la
Iglesia el Liberalismo, si llevan después
á la práctica sus principios
y aceptan sus disolventes consecuencias?» (ídem.,
o. c., pág. 34),
toda vez que «aceptan en la práctica doctrinas y procedimientos
diametralmente opuestos á las doctrinas que en teoría profesan
con la Iglesia católica» (ídem.,
o. c., pág. 35). En relación con la
tesis-hipótesis
y el malminorismo y bien posible son, en España,
interesantes, entre
otros muchos, los citados trabajos de Ortí y
Lara y «El Magistral de Sevilla» (

o
sea José Roca y Pansa).
El Ilmo. Bryan y Livermore recoge el testimonio de la Carta
Pastoral publicada por
el Concilio Provincial de Quito el 2-VII-
1855, que, sin duda, fray
&equiel conoció. Su contenido lo expre­
sa así:
«El Liberalismo
cat6lico es el graw escándalo del si­
glo XIX, según escribían no há mucho los Obispos del Ecua­
dor, el
más grave de este siglo, y eso que este siglo abunda
en graves
escándalos. Recomendando cordura, moderación,
prudencia, caridad,
mansedumbre, discreción y pacieocia,
pretendeo sus adeptos amordazar
á la Iglesia de Jesucristo ;
imitadores de los herejes monotelitas del siglo vrr,
y de los
protestantes en la Dieta de Augsburgo de 1584, recomieo­
dan el silencio frente
á la herejía ( ... ) . Ellos son los que
tachaban
de terquedad la entereza apostólica con que Gre­
gario XVI desbarató· los impíos propósitos
y condenó las
nefandas doctrinas libetales defendidas por los redactores del
Porvenir;
ellos. son los que llamaron imprudente, y supusie­
ron víctima de vergonzosas intrigas
al gran Pío IX cuando
publicó
la encíclica Quanta Cura y el Syllabus ( ... ). ¡Traido­
res! ¡ Cuántas víctimas han causado en el rebaño del divino
Pastor! ¡Cuántos han sido sedncidos por sus predicaciones
falaces y arteras! (
... )» (ídem., o. c., págs. 36-37),
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/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
El obispo de Plasencia, a quienes contemporizan con el libe­
ralismo,
los identifica de esta manera:
«Dirán muy seriamente á los. que censuran con justicia
su conducta: nosotros hicimos cuanto hemos podido para
servir
á la. Iglesia; pero las circu11stancias nos obligaron .á
aceptar las cosas como estaban, y, aceptándolas, no tuvimos
otra intenci6n que sacar de ellas todo el partido posible. Es
verdad que
hemos. condescendido ~ ofen. derla y en. q':'e se
la ofendiese ; pero porque era preCISo. este consenum.1ento
para evitarle males mayores. Nunca, wr consiguiente, de­
bieron, y menos ahora, imputársenos ... Pero dejemos á estos
desgraciados que no tienen para defender
á la Iglesia más
que palabras, como Pilat9s, en los mismos momentos en
que con
los hechos se ponen de parte de sus en1emigos: Su
voz es la de Jacob, mas' las. mano¡ .son las de Esaú» .(o. c.,
pág. 27).
Uno
entre muchos testimonios de' San· Ezequiel al respecto es
el siguiente: ·
374
«Así es, en efectd; En todas partes se ha arrojado á Je-
. sucristo de las instituciones, de las leyes, de las costumbres;
en todas partes se ha procuriido quitar á la Iglesia su in­
fluencia social, y en todos los lugares del globo se ha con­
. sumado la apostasía de los Estados.
El
liberalismo radiéal rechaza áJesúcristo en absoluto;
el liberalismo moderado
tiunbién lo rechaza, según los gra­
dos de _error que admite.; pero no hubieran llegado á lo que
han llegado en
su obra de iniquidad, sin la cooperaci6n de
ciertos
cat61icos, que no llevan el: nombre de liberal, pero
que, sin
embargo, son liberales, 6.resabiados de· liberalismo,
6 transigentes, por lo menos, con él.
Una y ttill veces ha dicho la Iglesia que entre catolicismo
y
· liberalismo no cabe coneiliaci6n. Los principios del libe­
ralismo, son contrarios
á los ·del· catolicismo ; y de tal ma­
,nera son .. contrarios, qué donde unOS imperan, los otros
quedan destronados. Por esto hemos dicho que el liberalismo
es destructor del reinado de Jesuctisto. Irttroducir liberalis­
mo en.· el gobierno .de los pueblos, ~s un destrozo que se
hace
en. el reino de Jesucristo, tanto mayor, cuanto mayor
sea el grado de liberalismo que se introduzca ( ... ).
Es esto tan luminoso, truii: claro, ·tá.n ·exacto, -que su exac-
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SI1'UACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN' 1990
titud pudiéramos compararla á la que resulta del dos y dos
son cuatro. Sin embargo, hay entre nosotros cat6licos, de
los que no se
llaman liberales, que dicen muy alto que hay
que dar participaci6n al liberalismo en la administración de
los negocios públicos, ora franqueándole
la entrada al Con­
greso, á las Asambleas, á los Concejos municipales, ora ejer­
ciendo otras funciones. Y añaden que
esto serla el beneficio
más grande que podría procurar un gobernante á la nación.
Cosas parecidas dicen otros hombres que figuran, aun­
que no hemos visto hayan llegado
á decir lo que admirados
acabamos
de subrayar, 6 sea que el dar participación al libe­
ralismo sería el
beneficio más grande; esto es ya demasiado
decir. Es
lo más triste, que se dicen esas cosas, y muchos de
los que
Se llaman católicos, no sólo no las oyen con el sus­
to que deben oirse, sino que unos las hacen suyas de al­
guna
manera ensalzando á los que las dicen, y otros las hacen
suyas
por completo, y aun añaden que llegarán, en su con­
descendencia con
los. liberales, hasta llevar eón su votos re­
presentantes y diputados liberales á la Cámara y á la Asam­
blea» (17.ª pastoral, 15-I-1904, o. c., págs. 459-560}.
Estas
· palabras reflejan . diversos· aspectos sociológicos de inte­
rés
.. Se trata de la considerable expansión entre los colombianos
tanto de la tendencia
transigente y del camino fácil que arrastraba
a incautos. Y. aburgµesados, como d~ la táctica. cblaboraci®ista ron
los liberales radicales. ·
VII. . «CoNé:ÓRDIA NACIONAL>> EN COLOMBIA O ESPÍRirtr DE FALSA
CON<;:ORDIA
l. Rechazo .J.~l Padre Moreno a la falsa concordia ..
El texto precedente de. fráy Ezequiel . está escríto en plena
campaña
gubernamental _¡ior la concordia entre liberales y católi­
cos iniciada en 1902. Pero el
'mismo espíritu delt,;xto. está presen­
te

durante la
guerra civil y anterion;nente a ellá, como lo prueba
la oración fúnebre que el Padre Moreno pronímci6 por el difunto
monseñor Pedro Schumacher, obispo de
Portoyiejo,. expulsado del
Ecuador y refugiado y fallecido en
la diócesis de Pasto, en Co­
lombia (Oraci6n fúnebre, 9-VIII-1902, o. c., págs. 334°336 y339).
Ambos obispos tenían una ·misma forma.·de pensar y sentir no ya
·375
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JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
sobre el liberalismo sino también sobre sus procedimientos. Las
principales cualidades de ambos eclesiásticos fueron la fidelidad,
la fortaleza y el celo por el reino
de Dios y la salvación de los
hombres.
La política de concordia con el liberalismo -es decir, con los
liberales-iniciada y propugnada por el Gobierno conservador
(católico) colombiand tras la guerra civil finalizada en 1902, fue
rechazada por fray Ezequiel por considerarla una falsa concordia
y falsa paz.
En esta posición fue seguido con entusiasmo por sus
diocesanos y por buena parte del Episcopadd, del clero colom­
biano y del pueblo de Colombia. Sin pretenderlo,
se convirtió en
el abanderado de la Colombia católica,
él, que procedía de la Es­
paña católica. Ni la posición del Padre Moreno cdmo tampoco la
de Pío
IX tras la revolución de 1848, debe interpretarse como
una mera «reacción» contra el peligro del liberalismo radical. La
Iglesia no apostaba circunstancialmente por el ultramontanismo
o el integrismo frente al catdlicismo-liberal durante el agitado
siglo xrx, que
es lo que pretende decir el profesor don Gonzalo
Redondo en una interpretación
de la realidad sin aportar prue­
bas (27).
Se trata, como hemos señalado, de algo mucho más pro­
fundo que llega a los ámbitos de la doctrina. Otros han llegado
más lejos al afirmar que la actual doctrina católica ha cambiado
de manera que las alabanzas a San Fray Ezequiel deben limitarse
a su recta intención e inmensa caridad; a la entrega de su vida a
las almas, a los desheredados y a los indígenas; a sus virtudes de
penitencia y pobreza, etc.
¿ En qué consistió esta política de concordia, de falsa concor­
dia según el Padre Moreno? Dicho en pocas palabras, pretendió
que
el partido liberal radical pudiese tomar parte activa en la po­
lítica nacional. De hecho se otorgó a los liberales algunos puestos
en el Gobierno
-aunque no fueron cargos decisivos-- y libertad
para extender
sus opiniones políticas y modelar la sociedad con
las lógicas consecuencias que de ello
-y en sus diferentes aspec­
tos-podían derivarse.
San Ezequiel no consideraba su propio criterio sobre la con­
cordia como un criterio más, muy respetable entre otros también
muy respetables. En esta delicada cuestión huyó
de cualquier ra­
dicalización subjetivista. Para él la cuestión era muy diferente. El
enfoque
debía de ser otro. Hombre humilde y despegado de su
propio juicio, que no tomaba una decisión -y menos de este ca­
libre--sin consultarla a hombres probados y de experiencia, estaba
(27) REnoNDo, Gonzalo: o. c., vol. I, 291 págs., p,igs. 239-250.
376
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SJTUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
convencido de que su decisión era la oportuna, adecuada y justa,
hasta el punto de
oponerse al Gobierno, al obispo ( un hermano
igual que él en el Episcopado) antiliberal Padre Nicolás Casas
(fa­
lleció el 5-IV-1906; véase sus «Enseñanzas de la Iglesia sobre el
Liberalismo») y al delegado apostólico monseñor Ragonesi, par­
tidarios todos ellos de la política de paz y concordia -falsa paz y
falsa concordia según fray
Ezequiel-. Por mantener su convicción
y conciencia pastoral,
el obispo de Pasto estaba dispuesto a dejar
el Episcopado, lo que no fue necesario porque el Surno
Pontífice
comunicó al arzobispo de Cartagena (América) su deseo de man­
tenerle en su diócesis Pastopolitana. Lo menos importante en este
asunto
es que con fray Ezequiel coincidía buena parte de la Iglesia
en Colombia.
2. Justificación del rechazo a la falsa concordia.
Los motivos del Padre Moreno para rechazar la política de
concordia o falsa concordia eran puramente religiosos y de
carác­
ter sobrenatural. De sus pastorales y cartas señalarnos los siguien­
tes:
se oponía a que los enemigos de la Iglesia entendiesen por
Concordia «que
se podían hacer transacciones y alianzas entre la
verdad católica y los errores modernos condenados
por los Roma­
nos Pontífices» (carta del Padre Moreno al general Reyes, 12-IV-
1905, en Minguella,
o. c., pág. 299).
l.º Debían de frenarse los vicios, errores y herejías por los
estragos que estaban causando entre los colombianos, en su gran
mayoría católicos
.. Ante esta situación, los poderes civiles no po­
dían ser neutrales o indiferentes (Pastorales ... , o. c., págs. 452,
456-457):
«No
es posible que lobos y ovejas andes revueltos, sin
que las ovejas reciban algún daño, sin un milagro de
primer
orden. Y creo que uno de los venenos rnás activos y eficaces
con que cuenta el infierno,
es la mezcla de la verdad y del
error, de lo bueno
y de lo rnalo» (6-X-1905, o. c., pág. 596).
Los campos debian de permanecer totalmente deslindados y
diferenciarse en todos los ámbitos de
la vida en el ámbito socio­
político. 2.
0 «¿A quién se le oculta que el liberalismo es el que sale
ganando con
las tales uniones, y el catolicismo perdiendo?». Oer-
377
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/OSE FERMIN GAR.RALDA ARIZCUN
tamente y como puso de relieve el obispo de Pasto, muchos des­
fallecían en la lucha y buscaban descanso en los brazos de sus
enemigos.
3.0 El liberalismo no podía conceder la paz ni, en consecuen­
cia, colaborar para lograrla,
ya que sus principios eran contrarios
a la verdad (o.· c., pág. 526
). Para ello el Padre Moreno se funda­
mentaba en la definición de paz según San
Agustín: la paz es la
tranquilidad en el orden. Es decir, añado, el Orden divino respe­
tado por los hombres en las personas y las sociedades. Según esto,
el partido del orden que se deseaba crear en Colombia sólo
podía
ser el partido católico. A esto no se le puede llamar cierto tipo
de «clericalismo» que vistiese la política de sotana o bien que
enfeudase a la Iglesia en una política temporalista.
Según este
concepto de paz un católico no podía vivir en paz
con
los errores liberales (o. c., pág. 494).
4.0 «Se ha dicho que se hace esa unión para salvar la partía.
Pero suponemos que los católicos quieren salvar la parria cat6lica»
( o. c., pág. 491 }.
5,º Introducir liberalismd en un Gobierno es, siempre, qui­
tarle catolicismo .. Católicos y liberales .no podían estar de acuerdo
ni en las docttioas ni en los procedimieotos (o. c., pág. 535).
6.º
«( ... ) el liberalismo no tiene, no puede tener derecho
á ser elegido ni.á gobernar( ... }» (o. c., pág. 435), pues el dere­
cho no puede separarse del bien común ni de la Verdad a la que
este último
se debe.
7.0 «Los católicos -continua frav Ezequiel-quieren o de­
ben querer, si son tales católicos, que las leyes de la Nación y las
costumbres de
los pueblos se basen en las doctrinas del Catolicis­
mo, que
_condenan las libertades llamadas por la Iglesia libertades
de. perdici6n,. y los. liberales quieren ·que· se proclamen y se conce­
dan
esas libertades» (o. c., pág. 558).
Con la falsa «concordia» los liberales quedaban en completa
libertad de propagar sus errores liberales, que ellos llaman ideales
políticos. El solo hecho de esa propaganda.
es guerra á la Religión
católica; ,
pero· los católicos no podrían hacer resistencia, porque,
de hacerlo, se ,enardécerían los ánimos con motivo de la cuestión
religiosa (o. c., págs. 559-560).
Creemos que este último argumento de fray Ezequiel cerraba
toda· posibilidad
de. concordia, toda polémica -en resumidas cuen­
tas-vana. En realidad -según deducimos de los textos del Padre
Moreno-- los términos de
la citada concordia significaban una
cesión
-y grave cesión-de los católicos al liberalismo ea un
pueblo mayoritariameote católico. Dos máximos bienes se perdían.
378
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA. EN 1990
Por una parte, los derechos irrenunciables de la Verdad y del
reinado social de Jesucristo tanto en las leyes como en la vida de
los pueblos. Por otra,
se abandonaba la consolidación de una po­
lltica futura con exclusión del liberalismo radical; lograr esta se­
guridad -relativa debido a las sucesivas revoluciones liberales-­
era considerado como un bien
y una obligación hacia los hijos y
la patria católica.
8.º Nuestro biografiado, que siempre evitó la crítica
nega­
tiva, es decir, una crítica incapaz de dar soluciones positivas, de­
fendía la sana concordia de la manera siguiente:
«La palabra
concordia en boca de esos buenos católicos
extendida á todos
los ciudadanos, sólo puede significar que
no
se promuevan guerras, que se respete la autoridad, que
todos trabajen tranquilos, fomentando la industria, las artes,
el comercio, las vías de comunicación· y que todos vivan
protegidos por
los poderes públicos en todo lo que sea jus-
. to» (págs. 560-561); «( .•. ) que no haya guerras y reine la
paz para que los ciudadanos puedan trabajar y así progrese
la nación en agricultura, industria, vías de comunicación,
comercio. artes y ciencias ( ... )» ( carta del Padre Moreno al
general Reyes, 12,Vl-1905, en Minguella, o. c., pág. 299).
Efectivamente, Fray Ezequiel no pretendía que
se inutilizase
a personas «de honradez
probada y de aptitudes no comunes para
cooperar en ciertos ramos de
la administración pública, en todo
aquello que no
se opusiera á los derechos de la moral y de. la re­
ligión católica» (Minguella, o. c., pág.· 377). ·
9 .º Aunque la siguiente razón no fue esgrimida por el Padre
Moreno, una personalidad colombiana escribía sobre
el difunto
fray Ezequiel:
«La causa de Dios quiere soldados expertos que sepan
luchar el día del combate. Mas, ¿cómo podrán formarse esos
soldados en
la escuela de la Concordia 6 del Apaciguamiento,
que amengua
,el carácter, rebaja todos·los. resortes morales
y mira los-sinsabores de la contradicción ·como cosas · con­
trarias á la humana felicidad, que no ama presecuciones ,ni
repulsas? (Minguella, o. c., pág. 349). · ·
Siempre fray Ezequiel anheló la paz, siempre ¡,rocuró la con­
cordia, pero la
paz y concordia verdaderas v nunca al precio de
sacrificar parcela alguna del reinado
social de Jesucristo y de los
379
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/OSE FERMIN GARRALDA. ARIZCUN
derechos de las almas a su salvación eterna. Crey6 que las circuns­
tancias no imponían el ejercicio de
la tolerancia, a veces legítima
e incluso obligatoria por el bien común. Hablando con propiedad,
fray Ezequiel
lidero una auténtica reconciliaci6n. Daremos razón
de ello e incluso iluminaremos ciertos aspectos de interés al res­
pecto.
En base a las siete razones expuestas, el Padre Moreno excla­
maba ante la política de
ful:;¡¡ concordia:
«Si se realizara, y en
eso buscaran la paz, y con eso nos
dijeran que había paz, aseguramos que no
se cantaría en la
Di6cesis de Pasto, por
esa paz, el alegre TE DEUM, y que en
su lugar
se oiría el triste clamor del profeta Ezequiel, tan
igual
al de Jeremías, que arriba copiamos: Engañaron á mi
pueblo diciendo: Paz, y no hay paz (XIII, 10)» (15.ª pas­
toral, 24-1-1903, o. c.,
pág. 436).
En estas palabras observamos implícitas varias realidades. Pri­
mera: la política
de concordia no podía tolerarse por perjudicar
gravemente a
los cat6licos colombianos. Segunda: dicha tolerancia
no era admisible como un principio politico sino
-todo lo más-­
como un-mal menor. Tercero: de practicarse rectamente la tole­
rancia nunca podría decirse que la situación social y politice re­
sultante fuese la debida y aún la mejor a la que debía, en absoluto,
aspirarse. Según esto, el Padre Moreno repudiaba tanto caer en
el catolicismo-liberal· como que la vida espiritual de sus diocesanos
y de los colombianos en general fuese perjudicada pudiendo él
evitarlo con sus advertencias.
3. Santa intransigencia -como «signo de los tiempos».
Fray Ezequiel estaba dispuesto a «resistir á esa corriente con
el coraz6n puesto en Dios, y con el propósito de morir antes en la
lucha, que transigir» (19 pastoral, 22-VIII-1904, o. c., pág. 491).
Llegados a este punto quizás sea preciso señalar que en varias
ocasiones, Fray Ezequiel mostr6
la auténtica dimensi6n de la lu­
cha antiliberal en la Historia de la Salvaci6n. Tal vez se tratase
del último combate, el combate de máximo significado en la Teolo­
gía de la Historia. Dice así:
380
«Los tiempos son de lucha ; se libra tal vez entre noso­
tros
el último combate entre la verdad y el error; entre los
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
que nada creen y mueren sin esperanza, y los que vivimos
alentados por
la fe y esperando una inmortalidad gloriosa
y feliz. En trance tan supremo, todos tenemos el deber de
salir á la defensa del reinado de Dios sobre nosotros, por­
que sería escandalosa cobardía no hacer nada» ( 17
.ª pastoral,
15-1-1904, o. c., pág. 463).
«¡Bendito sea Dios, porque esa devoción (nota: la del
Sagrado Corazón de Jesús)
es la divinísima enseña de espe­
ranza y salvación, como dice nuestro Santo Padre (nota:
León
XIII), así como creemos que el liberalismo es la señal
de la bestia fiera del Apocalipsis!» (9.ª pastoral, 28-VIII-
1899,
o. c., pág. 203).
Estas palabras encierran una profunda visión teológica. En
ellas
se refleja el profundo y dramático sentido teológico tanto
de los tiempos en que vivió San Ezequiel como de las épocas
posteriores en que estos
se han desarrollado. También muestran
la Providencia, que es misericordia divina, en la que Dios se ma­
nifiesta a sus hijos, a los hijos de los hombres. Una expresión de
la misericordia divina son las revelaciones privadas del Corazón
de Jesús, que adquieren pleno sentido en todo el agitado desarro­
llo de la Revolución liberal.
Con expresiones similares a las de fray Ezequiel y debido a
los abusos del Gobierno español que pretendía monopolizar la
enseñanza y, consiguientemente, imponer profesores acatólicos y
anticatólicos a los hijos de padres católicos, el obispo de Plasencia
exclamaba:
«Los profesores marcados
con el sello de la bes#a segui­
rán en sus cátedras de pestilencia, y como la mujer perdida
que vio
San Juan sentado sobre el monstruo de siete cabe­
zas ... de color ro¡o y lleno de nombres de blasfemia, brin­
darán en esos centro con todas las abominaciones é inmun­
dicias de que está llena
la hermosa copa que llevan en sus
manos» (o. c., pág. 11).
Tras explicar
la naturaleza del Liberalismo absoluto, también
Monseñor Bryan y Llvermore (1889)
se refiere a «la 'bestia mis­
teriosa del Apocalipsis, corona exclama:
«¿Quién no ve aquí
el signo de los errores apocalípticos,
de los errores
de_ los últimos tiempos, según los describe el
Apóstol San Pablo? ( ... )» (o. c., pág. 17).
381
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JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
La situación de Colombia inmediata a 1902 era una situación
límite.
El liberalismo, a juicio del santo, todo lo anegaba como los
sarracenos
-añadimos-:--arrasaron las florecientes comunidades
cristianas del norte
de Africa:
«No es extraño que estemos al borde del precipicio, y
cayendo ya en
él. Ahí nos llevan las componendas, toleran­
cias
y cobardías. Si así seguimos; si no se mira por la inte-
. gridad de la fe, si no se vencen los resperos humanos; si no
cesan. la.s tolerancia~, y, sobre todo, las. consideraciones, tan
dignas de reprobación, que se tienen con los enemigos de
Jesucristo y su reinado, es posible que no esté lejos el
día
en que haya que decir: ¡Aqui hubo católicos! ... » (17.ª pas­
toral, 15-1-1904, o. c., pág. 462)
..
4. Tolerancia y tesis soCial católica.
Fray Ezequiel omite .en sus .escritos la aplicación de la tole­
rancia de inspiración no liberal que, a diferencia de la liberal, es
práctica y no dogmática,
no es ~versal, ni sistemática, ni se eleva
al ámbito de los principios, sino que sólo se aplica .cuando las
circunstancias
lo exigen. 'Tampoco se pregurna si Colombia se en­
contraba en tesis o hipótesis social cat91ica, o en tesis o hipótesis
política (28). La tesis social
cat91ica .significaba que las circunstan­
cias permitían,
más o menos plenamente, la aplicación del «deber
ser», esto es, del reinado social de Jesucristo a la política del
mo­
mento histórico. La hipótesis refleja una parcial o plena imposi­
bilidad práctica según las determinadas circunstancias históricas.
Seguramente Fray Ezequiel se planteó esta .cuestión para Colom­
bia. No
en vano conocía. perfectamente la distinción entre tesis e
hipótesis, común entre los publicistas y teólogos católicos a la vez
que las circunstancias
· de Colombia· eran harto difíciles. Es muy
significativo que el Padre Moreno
no hiciese referencia expresa a
la tolerancia en sus enseñanzas, creemós qlle por dos razones. La
primera, para evitar discusiones estériles y gérmenes de conflicto
entre católicos y liberales moderados o católico-liberales, rivalida­
dés estas siempre contraproducentes para la causa católica y los
(28) La hip6tesis pol1tica no es digna de consideración en un país de
tesis social porque, en principio, basta q11e· _los _cat614:os, numerosos, se unan
polfticamente. En este caso, se trata de. ludiar Por la debidá uni6n de los
católicos -'- parte de la máxima extensi6n del reinado social de -Jesucristo.
J82
Fundaci\363n Speiro

SITUACION REUGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
católicos. La segunda, porque era sobradamente suficiente el roa,
nifestar
reiteradamente la intransigencia política-práctica católica
por el reinado social
de Cristo para dejar patente que se estaba
en tesis social católica. Pastoralmente, el Padre Moreno prefirió
dar la solución hecha y, por
su evidencia, cerrada a toda discre­
pancia,
en vez de preguntarse en público sobre las difíciles circuns­
tancias de Colombia
y simultáneamente resolver la. cuestión favo­
rablemente en el sentido de mantener la intransigencia católica:
hacerlo
de esta última forma era lanzar a los cuatro vientos una
semilla
-al menos la cizaña de la duda y la discusión-que no
se deseaba ver fructificar.
A pesar
de la paulatina expansión del mal, del virus liberal,
Colombia
gmaba de una mayoría social católica que, en muchos
casos había que proteger, debido
al buen y generoso corazón, la
ignorancia, el · analfabetismo y la · confianza a veces ingenua de cier­
tas gentes católicas. Esta protección
era· doblemente exigida debido
a
los equívocos, falacias, engaños .y falsas promesas de los libera­
les radicales. Así venía a expresarse el Padre Moreno, al igual que
el obispo de Plasencia (o. c., pág. 20
y sigs.). No obstante, y como
se deduce de las enseñanzas de Fray Ezequiel y las de Pío IX
--entre otros pontífices--, ello no implicaba que la obligación del
poder civil de reprimir
el mal y el vicio dependiese de la mayor o
menor ilustración tanto cristiana como referente a los
saberes hu­
manos
y temporales, etc., de la población, pues, la libre e indiscri­
minada exposición y . publicidad de todas las religiones · eideas con­
duela siempre v fácilmente al indiferentismo. No en vano, Pío IX
condenó en el Syllabus la proposición siguiente:
«79. Porque
es falso que la libertad civil de cultos y la
facultad, plena, otorgada a todos, de
tµanifestar abierta y
públicamente sus opiniones
y · pensamientos sin excepción
alguna conduzcan con
mayor facilidad a los pueblos a la
corrupción de las
costumbres y de las inteligencias y propa­
guen la peste del indiferentismo».
Sin embargo, creemos que Colombia, además
de la tesis social
católica y
al igual que la política española de entonces, sumida en
el denominado sistema de la Restauración alfonsina, se encontraba
en hipótesis política debido a la guerra civil colombiana y a la
política de concordia efectuada por el general conservador ( cató­
lico) Reyes
tras 1902. A este efecto puede efectuarse un parale­
lismo entre. Colotnbia
y España: la guerra de los «Mil la guerra carlista
-o anticarlista~ de 1872-1876 lo que la polí-
383
Fundaci\363n Speiro

JOSE FERMIN GARRALDA AJUZCUN
tica de falsa Concordia del general Reyes es a la Resturación ca­
novista. Creo que, de ser obispo en España, San Ezequiel hubiera
denunciado,
lo mismo que hicieron muchos obispos españoles, la
nefasta política liberal del partido liberal-consetvador que, en rea­
lidad,
tenia la misma raíz filosófica que la del recién creado par­
tido fosionista (partido Liberal) de
Práxedes Mateo Sagasta. Pre­
viamente a
la Restuaración alfonsina, la forma y expresión pastoral
de] Padre Moreno es muy parecida a la del obispo de Urge!.
Ilmo. José Caixal Estradé. Ante
la política de falsa concordia de­
sarrollada en Colombia, tan perjudicial para los católicos, fray Eze­
quiel exigió lo que socialmente era posible -de obrar los católicos
como tales--,
es decir, la plenitud del reinado social de Jesucristo.
Urgió la unión política de los católicos íntegros frente a todo grado
de liberales. Protestó
con entereza contra el proyecto del Gobierno
de Rafael Reyes de, mediante dicha política
de falsa concordia,
subordinar
la sociedad católica -mayotitaria-a las conveniencias
políticas coyunturales a la creación de cierta plataforma práctica
común,
a la concordancia con los liberales. Aunque en Colombia
no existía
un partido liberal-moderado ni un partido católico-libe­
ral. no pocos miembros del partido consetvador (reconocido como
católico en la Colombia
de entonces) paulatinamente hicieron en
la práctica las veces de liberal-moderados y de católico-liberales.
Fray Ezequiel pretendió, con ardor, evitar la división y corrupción
del gran partido católico, vencedor en
la. trágica guerra civil pro­
vocada por
los liberales. El Padre Moreno planteó esta resistencia
aunque reconocía que:
«Las mismas naciones que aún siguen llamándose cató­
licas,
se ven envenenadas con los principios del derecho nue­
vo,
y desprecian de hecho la doctrina de la Iglesia en todo
ó en parte,
mayor o menor, según la medida del veneno que
han tomado (
... t Hay aún, gracias á Dios, un crecido nú­
mero de católicos
de fe sana, que no transigen con el mal,
y que no han doblado la rodilla ante el ídolo moderno lla­
mado
liberalismo» (20.ª pastoral, 27-I-1905, o. c., págs. 546-
547).
VJII. BREVE INTERPRETACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS DEL
P. MORENO
A continuación, nos permitimos presentar un elenco de afir­
maciones. algunas de ellas quizás con cierto carácter interpretativo,
que configuran nuestra valoraci6n del magistetio y aplicaciones
realizadas por fray Ezequiel. Son las siguentes.
384
Fundaci\363n Speiro

SITUA.CION .RELIGIOSA. DE COLOMBIA. BN 1990
l.ª Hay que enseñar la doctrina católica oportuna e inopor­
tunamente. A
su vez, debe despertarse políticamente a los cató­
licos
en todos aquellos aspectos de la política que, de alguna ma­
nera, afectan a la religión. Sobre todo, se debe de movilizar a
quienes, hibitualmente y
en tiempos de triunfo para el liberalismo,
tienden a retraerse de una política
de elata y abierta inspiración
y orientación católica
-en aquello que corresponda-o bien que
tienden a contemporizar indebidamente
-<:eder terreno--con la
secularización y el laicismo.
2.ª
Si el mal nunca es inevitable, menos lo es en una socie­
dad que tiene como base y fundamento el catolicismo o que, al
menos, parte de él. Salvo que los propios católicos sean estériles
por inacción o bien por favorecer material o indirectamente
al
liberalismo, lo que se debe evitar.
3
.• En la oposición al mal establecido de hecho, e incluso
institucionalizado contra Derecho, importa mucho
más considerar­
la situación social (tesis social) que
la politica (hipótesis politica).
Ello
es así hasta el punto de que, de ambas situaciones, sólo la
primera, la social, es digna de una consideración decisiva, o bien
planteamiento serio, en
la lucha por la defensa o restauración del
reinado social
de Jesucristo.
4.ª
La gravedad -en extensión y profundidad-de los males
producidos por la libertad física, absoluta o limitada,·
de los erro,
res y vicios exigida por la tolerancia liberal, no pueden compararse
con
los males menores tolerados en una adecuada polltica de to­
lerancia civil (permisión negativa del mal, muy diferente a la
tolerancia canónica que concede derecho al fiel cristiano) de inspi­
ración católica. Una semejante tolerancia de máxima extensión,
como hoy día exige el liberalismo, produce males mayores; frutos
estos que no pueden ser admitidos por una tolerancia adecuada
del mal. Por otra parte, recordemos que
la tolerancia circunstan­
cial católica no sólo quiere evitar males mayores sino también
alcaozar bienes mayores
y posibles.
A continuación se señalan algunas consideraciones personales
relativas a la España actual en conexión con los criterios del Padre
Moreno.
Creo erróneo creer que la España de 199 3 sea un pueblo pa­
gaoo o cuasi-pagano. Efectivamente, no lo es debido a la extensión
mayoritaria del bautismo. Pero tampoco a pesar de los males
ge­
neralizados debido a la clara disminución de la práctica religiosa
en nuestra sociedad e, incluso, a la creciente
pérdida de la fe ca­
tólica y expansión de la increencia. En España todavía hay mucha
fe católica que los poderes públicos pueden y deben salvaguardar
385
Fundaci\363n Speiro

JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
como máximo bien social. Es de interés considerar que la situación
práctica creada en unos y otros pueblos
es totalmente diversa
según sea la sociedad de
la que se parta. Es difetente el caso de
una sociedad que ha sidd, radical o constitutivamente, católica y
cuya pérdida sectorial de la
fe católica ha sido reciente, a otra
sociedad con una larga historia cismática, herética
y aún pagaoa.
En la revitalización religiosa de un pueblo es importaotisimo el
sustrato del que se parta, que perjudica o favorece -según el
caso-al poder civil en el cumplimientd de sus obligaciones res­
pecto a Dios.
En la actual situación religiosa de España, y como
forma o vía de actuación, primero
se debetá lograr que los propios
católicos seao cuaotos
más y más fervorosos. mejor; ofrecerles la
doctrina del reinado social de Jesucristo; y estimularles para que
el poder político que actualmente se declara sin religión alguna y
que estimula la descristianización y vulnera abiertamente la na­
turaleza humana, limite las libertades de perdición, como paso
previo para que la autoridad pública acepte plenamente
la sobe­
ranía social
de Jesucristd.
5. •
Los derechos de la Santa Iglesia a la libertad y propiedad
siempre
deben subordinarse a la predicación de la Verdad y a la
denuncia -pruedente pero auténtica-de los graves obstáculos
existent.es
en el camino. de la salvación de los. hombres ( 29}. Para
un gentil la ley natural es su primer jalón inexcusable en la senda
de la salvación.; al bautizado se le exige también ser fiel en el
cumplimiento de las promesas del bautismo.
6.ª De cualquier manera, el liberalismd no se limita pedir la
tolerancia indicada (
vid. núm. 4 ), sino que exige el reconocimiento
de unos supuestos derechos. No sólo· se trata del detecho a set
tolerado,
es decir, declarar el derecho a la inmunidad de coacción,
lo cual contraría la tolerancia circilnstancial maotenida por el pro­
pio . concepto de tolerancia y por el derecho público cristiano.
Tampoco implica que el supuesto derecho a
la inmunidad sea
idéntico en todos los casos, independientemente de unas u otras
ideas, actuaciones y circunstancias. El liberalismo pretende la to­
lerancia dogmática del poder. civil, esto es, que las instituciones
sean jurídicamente indiferente, que la ley carezca de
la facultad
orientativa si
no pµede -porque ,;¡o debe o porque no conviene
según
el caso-ser coercitiva, que el Estado sea neutro y carezca
de una dimensión moral y religiosa.
(29) Esta consideración nos =da a la tesis del profesor CORREA DE
ÜLIVEIRA, Plinio: Transbordo idéol6gico in.advertido y diálogo, Buenos Aires·
Rev. «Cruzada», núm. 60, 1966, 77 págs. '
386
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SITUACION RELIGIOSA DE -.COLOMBIA EN 1990
De cualquiera de las formas señaladas, en este punto se vul­
nera directamente
el reinado social de Jesucristo. Pero también
se vulnera si se elimina del Estado
-lo que podría justificar el
reconocimiento de aquellos supuestos derechos indicados--- cual­
quier criterio de valor y de contenido auténticamente moral
-na­
tural o sobrenatural-y se convierte en un mero regulador ex­
terno de fundamento empirista. utilitario y racionalista de las
relaciones sociales.
Aunque fray Ezequiel no considerase en su tiempo los siguien­
tes términos,• y sin que personalmente deje
de estar conforme a
su pastoral, creo que, en atención a las circunstancias sociales, la
prudencia pastoral puede dosificar o acomodar las exigencias del
mensaje cristiano pero sin negar nada de lo esencial de él, así
como
graduar la sana intransigencia que pretende que el bien y la vir­
tud sean respetados y promovidos por los poderes o instituciones
públicas.
Con un afán de superaci6n de las circunstancias sociales
espacio-temporales, cuya excesiva
.. consideraci6n puede empañar o
ahogar
-y de hecho. en numerosos mc¡vimíentos. sociopolíticos ha
ahogado--tanto la imparcialidad del juicio como el auténtico
servicio a la Verdad, esto es,
el auténticc¡ bien común exigido por
una sana política cristiana, fray Ezequiel siempre mantuvo en el
horizonte ,espiritual inmediato de la política práctica .cristiana que
defendió
con una santa intransige,;icia, la copsideraci6n de los de­
rechos divino ,y la salvación eterna de los hombres. Para ello, hizo
todo lo humanamente posible •y exigió todo lo que pudo conforme
a la situación
social ·de tesis cat6lica. En este trance, s¡¡ saptidad
le
hizo estar continuamente en la lucha. Su fortaleza; reafirmada
en el sacramento de la confirmación, fue una de sus virtudes más
preciosas. Su
mirada,. alegre ,y esperanzada; tuvo más. presente la
consideración
de los derechos. divinos y de las almas que el estudio
repetitivo
y: agc¡stadp, -ca,b&ino; de las trémulas .circunstancias his­
tóricas y sociales de ,Colombia, en .realidad fáciles de entender por
un,santo y un pastor de la Iglesia, mucho más que desde la de­
bilidad ·y la comodidad,espiritual de sus .contemporáneos y desde
las
ign.orancias. y prejµicios -de. _quienes le sucede¡no_s en el. tiempo.
Si~ pastoralmente, su-.impulsn,. tJ.$cenS,ionat-tuvo en cuenta¡las cir­
cunstancias sociales, pero sin dejarse. atrapar por ellas para poder
mejorarlas
contlnwm1ente, fray Ezequiel llegó incluso, como ex­
plicarem cunstancias
. a la Verdad divina y a la .salvación: eterna .de las almas
y
ne¡ -'ni .en mucho ni .en poco--a la inversa.· Si podemos decir
esto
en relación con las circunstancias sociales, con mucha mayor
razón puede decirse referente a las circunstancias politícas que,
387
Fundaci\363n Speiro

/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
según el Padre Moreno, no tienen la fuerza pata suplantar la rea­
lidad social en virtud de aquel adagio de que «los políticos son
pata el pueblo y no el pueblo para los políticos». Es decir, la po­
lítica debía de ser para el pueblo cristiano -muy mayoritario en
Colombia-y no este para una política que cuestionarse o fuese
ajena al reinado social de Jesucristo.
Creemos que estas últimas consideraciones son una
pequeña
aportación
para quienes en sus estudios teóricos y reflexiones de
carácter práctico se imbuyen de circunstancias históricas con
el
consiguiente riesgo de perder el norte en sus consideraciones y
actuaciones.
IX. PRINCIPIOS RECTORES DE LA PASTORAL ANTILIBERAL
DE SAN EZEQUIEL
l. La plenitud de los derechos divinos: .,l poder civil debe de
proteger y ayudar a la Santa Iglesia y la fe de sus súbditos.
Fray Ezequiel urgió al Gobierno conservador la. aplicación de
las doctrinas que enseñaban y exigían al Estado
tanto la defensa
de la Santa Iglesia como la ayuda
· en la obra divina salvadora de
propagar la fe, precisamente cuando el Gobierno desarrollaba la
política gubernamental de concordia o, según el Padre Moreno, de
falsa concordia que
suponía la cesión. de terreno al liberalismo.
En estas graves circunstancias y respecto a dichas exigencias, fray
Ezequiel afirmó:
388
«Estas doctrinas eran · miradas por los buenos católicos
de
otros tiempos como la cosa más clara y evidente, admi­
tiendo, como admiten,
el orden sobrenatural. Hoy todo eso
parece
á muchos una cosa ideal, que ya no es posible llevar
á la práctica. Sepan éstos que no piensa así nuestro Santí­
simo Padre
Pío X, una vez que su primera Encíclica dice
así: "Declaramos que
nuestro único propósito en el ejerci­
cio del Supremo Pontificado es
restaurar todas las cosas en
Cristo,
para que Cristo sea todo en todas las cosas"».
«Que consiga ¡ oh Jesús! vuestro Vicatio la realización
de su propósito, pues aún sois
VOs, y os confesamos, Rey
de reyes y Dominador de los que dominan. Venga
á nos
vuestro
reino, pues sólo con él y en él hay verdad y vida
para
el hombre» (17.• pastoral, 15-T-1904, o. c., págs. 456-
457).
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
El obispo de Plasencia (España), en su pastoral del 23-I-1885,
defendió para España esta misma tesis de fray
Ezequiel, lo mismo
que
otros obispos de ambos países. En dicha pastoral se expresó
así:
«El Estado que se llama católico, eminentemente cató­
lico, que se gloría de estar en íntimas y cordialísimas rela­
ciones con el Padre común de los fieles, y que con él se ha
obligado solemnemente
á sostener, conservar, proteger y
apoyar
á la Religión, la trata de ese modo incalificable»
(o. c.,
pág. 14).
Con estas palabras
el Ilmo. Casas Souto se refería a las rela­
ciones del Estado español con la Santa Sede y al Concordato
fir­
mado por aquel con el Sumo Pontífice. Según dicho obispo -lo
que coincide con la situación de Colombia-los estragos que el
liberalismo había causado en la fe católica del pueblo español eran
evidentes. También
lo era el carácter de hipótesis y contradictorio
propio de una política que divergía o vulneraba la plenitud del
reinado social de Jesucristo en una sociedad fundamental y mayo­
ritariamente católica como la española. Sin embargo,
no por esta
política
el Ilmo. Casas dejó de exigir -sino todo lo contrario-­
a los Gobiernos liberales en España la defensa efectiva de la re­
ligión católica. Esta exigencia debía de mantenerse a pesar de per­
durar una semejante y lamentable situación política.
«( ... ) en vano les pedirá la Iglesia el apoyo que por todo
derecho están obligados
á prestarle. Continuarán dejando,
no sólo impunes, sino con entera libertad, á todos los impíos,
libertinos, imprudentes y cínicos que, por escrito ó de pa­
labra, vertieron las doctrinas censuradas, para que sigan, si
se les antoja, el mismo camino, é insulten pública é impu­
nemente
á los Prelados . que las condenaron ó pueden con­
denarlas» (o. c., pág. 10).
Destacamos estas exigencias
de dos obispos, el Ilmo. Casas
Souto y el Ilmo. Moreno y Díaz, para mostrar que las difíciles y
delicadas circunstancias socio-políticas
no les impedían enarbolar
en su plenitud
-no sólo enseñar sino también exigir en la pol!­
tica
inmediata-los derechos divinos y los de la sociedad, católica,
esta no sólo por el bautismo, aunque los católico-liberales les
til­
dasen de exagerados, imprudentes e inadaptados a unos nuevos
389
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/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
tiempos en los que -aunque pudiesen y debiesen disgustar-se
debían vivir :y había que salvar, necesidad salvífica esta que nadie
negaba.
2~ «Restaurare-onmirui ;in. Cristo».
· «Restaurar todas las cosas· en Cristo», como enseñó Su Santi·
dad-Pío X, es ---"-Creemos-un mensaje universal aplicable a cual­
quier circunstáncia histórica, por adversa que sea para el reinado
social de Jesucristo.
Un liberal, radical o moderado, así como un
resabiado de liberalismo, se considerará, por principios o falsas
prudencias
-según el caso-desvinculado de este deber de esfor­
zarse, incluso hasta el cansancio
y aún la persecución, para que
Cristo sea
todo en todas las cosas. Para evitar esta tentación
-añadimos------- conviene definir qué es
la Paz, la Concordia, la
Reconciliación;,
el Orden,. ; así cotno todos los valores que ¡,ueden
ser defendidds,
por un católico, entre aquellos términos universal­
mente admitidos por-revolucionarios -liberales, socialistas y todo
tipo
de rhcionalistas--y no revolucionarios, con el objeto de otor­
garles el -auténtico significatlo; el católico, de manera que, desde
las circunstancias
-socicipolíticas más adversas hasta las más favo­
rables,
los-Útólicos-se agru¡,en social y políticamente manteniendo
siempre el debido espíritu faical: siempre en beneficio de la res­
tauración del universo 'cristillllo: Advierte San Ezequiel:
«Todos deseamok -
y queremos esa concordia ; pero como
'muchos nó fundan esa, concordia eri Dios, fuente de ella,
hay que decir de núevl>-con Pío X: "Muchas personas, im­
¡,ulsadas por el atnor á la ¡,az; es élecir; de la tranquilidad
_
del IJrden, se asocian' y agrupan para forniar -lo que llaman
-el partido del orden. 1 Vánas esperanzas!
¡Trabajo perdido!
Partidds del orden capaces de restablecer 'la tranquilidad en
medio de la perturbación de liis cosas, no hay más que uno:
el partido de Dios"» (20 pastoral, 27-1-1905, o. c., pág. 561).
Siguiendo el espíritu del
_texto_:citado, ante las circunstancias
espacio-temporales
-debe cdnsidetarse' tanto lo que -estas pueden
admitir, como lo que' estas deben aceptar si queremos luchar por
los élerechos divinos y los del hombre creado por El. Se debe ir
por delante de los acontecimientos y marcar el ritmo y la dirección
de la auténtica libertad; ejercida en y ¡,ara'la Verdad. Este mismo
390
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
sentido, no maximalista sino realista y sobrenatural, lo expresan
las siguientes palabras de San Ezequiel:
«Pretenden los enemigos de Jesucristo que las naciones
prescindan de El, quitandole todo derecho en la organizadón
social.
Los diversos grados de liberalismo solo son diversos
modos,
más ó menos acentuados, de quitar derechos á Je­
sucristo en la sociedad,
y el liberalismo absoluto es la abso-
luta supresión de
esos derechos. · ·
Se esfuerzan esos enemigos por secularizar el Estado, la
legislación,
la enseñanza, la· teligión, la moral,· las fiestas,
la beneficencia, el matrimonio, el nacimiento, la misma muer­
.te y aun la sepultura del hombre ; en todo y para todo quie­
ren prescindir de Jesucristo
y de su Religión.
Esas aspiraciones de
los enemigos de Jesucristo señalan
lo que han de hacer
los católi~. Deben sostener los dere­
chos de Jesucristo donde aún sean reconocidos, y restaurar
esos derechos donde hayan sido .conculcados. Deben luchar
contra todos los errores
político-:religiosos, que tant.os daños
causan á
la Iglesia y á. la sociedad, hasta que lleguen á
destruirlos. Deben trabajar para que acabe
el imperio del
liberalismo y venga
el absoluto reinado de Jesucristo, de tal
modo, que sea honrado· en el ·templo y en el hogar, en la
vida privada y en la pública, en los Tribunales de justicia
y en las Cámaras legislativas, en
los acuerdos de los Muni­
cipios y en los decretos de las autoridades superiores» ( 14.ª
pastoral, 22-J,1902, o. c., págs; 321-322
Estas enseñanzas expresan un programa de acción socio-polí­
tica, que exige a las circunstancias algo más de lo que
aparente­
mente
estas pueden dar de sí. Es el · impulso ascensional de fray
Ezequiel qué, aparte de lo
gue · propiamente · sigrufiéa, hace de la
política virtud y la libera de medianías e ilícitas contemporizacio­
nes· en unos
de1icados momentos . históricos· de máximo conflicto
y dificultad, división, particularismos y tentación revolucionaria.
Dicho
progra111a supone acoplar los principios a las circunstancias
sin desvirtuar lo más mínimo. unos contenidos que son Savia vivi­
ficadora y fermento de las realidades. temporales más cotidianas,
limitadas e imperfectas.
391
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/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
3. Entereza a pesar de las difíciles circunstancias ...
Dos años antes de su dolorosa muerte, fray Ezequiel, en 1904,
animaba al combate aunque.
la fiera revolucionaria recorriese sus
triunfos sobre la faz de la tierra, y aunque el fiel católico fuese
«increpado por los cobardes y tachado de intransigente, fanático
y otras cosas parecidas
por los amigos de componendas». Sus
pastorales anuncian para los . cristianos -culpables o inocentes
del triunfo y expansión revolucionaria-
la vfa del dolor y, para
la Iglesia,
el camino de la pasión:
«De
seguir así, la terrible lógica de los hechos tiene que
traernos días pésimos y amargos ;
pésimos para la Iglesia y
la Nación; amargos para nosotros. Todos seremos víctimas
de la fiera revolucionaria ; pero ¡ qué diferencia! Unos lo
serán por haber acariciado á la fiera
y entrado en amistad
con ella, con perjuicio de los derechos
de Jesucristo. ¡Qué
pena! Otros por haberle hecho guerra sin transigencias
ni
cobardías, defendiendo y confesando á Jesucristo. ¡Qué glo­
ria!» (19." pastoral, 2-VIII-1904, o. c., pág. 494).
Tres meses antes denunciaba a
los «falsos prudentes» y anima­
ba a
la firmeza:
392
«¡No entusiasmarse! gritan hoy ciertos católicos. ¡No
apretar! ¡Que no
se irrite el enemigo! ¡No herir! ¿Qué di­
ríamos de uno que en medio de un combate diera esos gritos
á sus compañeros de armas? ¿No diríamos que era un trai­
dor? Estamos en tiempo de combate. No oigamos la voz de
falsos prudentes, quienesquiera que ellos sean, que nos
acon­
sejen silencid y mansedumbre para no exasperar al enemigo.
Hay que repetir una y muchas veces que
la labor de los
enemigos de la Iglesia no
sería tan fecunda en males, .si no
estuvieran ayudados
de los católicos que llaman extremo á
la lucha decidida contra el mal y tienen como horror instin­
tivo á todo lo que en la práctica de la virtud cristiana y
defensa de la
fe revela energías, virilidad, fortaleza y santa
indignación.
¡Animo los buenos! Es cierto que
el que se declara ca­
tólico neto será increpado por los cobardes y tachado de
intransigente, fanático y cosas parecidas por
los amigos de
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SITUACJON RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
componendas, á la vez que del bando francamente contrario
llegarán contra él odios, rugidos y
amenai,,as; pero estas co­
sas deben ser para el soldado cristiano música grata y estí­
mulo poderoso para seguir luchando. Hoy
es preciso hacer
alarde de catolicismo en todas partes y de todos modos: hay
que alentar con
el ejemplo a los pusilánimes. y hay que dar
gloria á Dios y confesar a Jesucristo en toda ocasión, a des­
pecho de sus enemigos» (11.• circular, 17-V-1904, o. c.,
págs. 483-484 ).
X. LA INJUSTICIA DE LAS DESCALIFICACIONES: «INTEGRISMO»,
«CLERICALISMO» E INADAPTACIÓN A LA MODERNIDAD ...
En sus «illtimas disposiciones», firmadas en Pasto el 6-X-1905,
fray Ezequiel hizo profesión solemne de
fe católica y de obedien­
cia incondicional al Sumo Pontífice, « Vicario de Jesucristo en la
tierra y Pastor y Doctor de toda la Iglesia Católica». Es esta la
última muestra y garantía
de que tantd las doctrinas como los
procedimientos enseñados por el Padre Moreno quisieron
acomo­
darse -v se acomodaron-a las enseñanzas y voluntad de los
Pontífices reinantes durante su vida.
Maravilla que, en sus pastorales, cartas y otros escritos, San
Ezequiel no exprese doctrinas personales sino tan sólo las del
Magisterio Pontificio; todo lo más, expresa los criterios de los
teólogos
más cualificados y seguros del momento. En todo caso,
la huella personal del santo se advierte en su impulso espiritual,
en su devoción y amor
al Crucificado, en su increíble capacidad
de sufrir por
el bien de las almas y los derechos divinos en los
Estados y en las sociedades. San Ezequiel siempre actuó conforme
a su conciencia ; una conciencia rectamente formada y fundada de
manera continua, establece y casi universalmente, en el Magisterio
Pontificio y en las orientaciones pastorales y prácticas del Romano
Pontífice. Dicho de otra manera: en el quehacer pastoral de
San Ezequiel hay mucho de objetivd y universal para los pastores
de
la grey cristiana y -lógica e inevitablemente-- algo de perso­
nal y propio del Santo, lo que precisamente realza su figura, así
como
sus dimensiones humanas y espirituales. Aunque sus cuali­
dades personales pueden encontrarse en otrds obispos católicos de
Colombia, Ecuador
y España ... en San Ezequiel llegan a culminar
y se manifiestan en un grado heroico. Por esto, es bochornoso y
delétéreo, y
suoone querer enmendar las doctrinas y procedimien­
tos de la Santa Iglesia de ayer y de siempre, afirmar que San
Eze-
393
Fundaci\363n Speiro

/OSE FERMIN GARRALDA .A..RIZCUN
quiel pertenecía al sector «integrista» de la Iglesia o bien que la
Iglesia universal de su tiempo, con los Romanos Pontífices a la
cabeza, era de corte «integrista»
y que por muchos motivos, entre
ellos ese mantener la dependencia
de la Iglesia a un mundo, a una
era que -se dice--:-acababa, no acertó en su respuesta al mundo
contemporáneo.
El actual espíritu .católico-liberal (también hoy uno de ambos
términos sobra)
ha pretendido reducit y limitar.las validez de la
doctrina de la Santa Iglesia enseñada en el siglo
XIX y primeras
décadas del siglo xx a su momentd histórico. Es
el historicismo
doctrinal. Quiere cambiar esta doctrina por tesis nuevas, como si
el actual pensamiento humand y aún ciertas reflexiones teológicas
solucionasen un conflicto abierto en la historia reciente, donde
el mal entendimiento entre el liberalismo y el catolicismo ya puede
ser hoy superado. Es
el. mjto del falso progreso. Relativista y no­
minalista, cree qµe el error está en
los significados otorgados a
las
realidade.s y no a su naturaleza o esencia. El espíritu católico­
liberal o simplemente )ibera!, cree

también que el conflicto entre
ambas civilizaciones
.se debió, en buena medida, a la carga emo­
cional que tenía el mantenimiento de las ideas como si estas úl­
timas no tuviesen un valor
y cdnsistencia propias. Cree que dicha
enemistad fue provocada tanto por los que querían justificar
la
irreligión, el ateísmo y el desenfreno -el liberalismo posterior a
1.945 sería, dicen, esencialmente diferente"'-, como por la intran­
sigencia
trarias serían culpables, aunque en. diversa manera, del «encontro­
riazo». Quisieran que la
Iglesia hubiera sido permeable a. unos
conceptos
temporalistas, ajenos y propios de la época, para así
conformar e

í:mpregnarJas
sociedades y el gobierno de los pueblos
de los principios
cristianos e incluso -lo que siempre será ina­
ceptahle-: que los hubiera desarrollado en sentido libetal o revo­
lucionario:
No; creemos que' la Santa Iglésia no podía disimular
y menos bendecir los errores sdciopolíticos del mundo
cóntémpo'
ráneo en aras de un buen «entendimiento» cori él, de. ún supuesto
evitar malés mayores para el mundo y la Iglesia, de· no querer
sacar a los católicos del
mundo de su tiempo eii él que debían
vivir
con· pleno derechd y cómo en algo propio para·convertirlo
hasta su definitiva -ya éri él campo· teológico--configuración
tínal o· consumación. Creemos que esta actitud supondría una ca·
dena y servilisnio para la Santa Iglesia, Iglesia cuya naturaleza es
espiritual e intemporal y su origen, y carácter es divino, lo que
determina ,sus caracteres más · constitutivos, La Iglesia en el si­
glo XIX fue sabia r prudente en su defensa contra el Liberalismo.
394
Fundaci\363n Speiro

SITUACION RELIGIOSA. DE COLOMBIA EN 1990
De ningún modo la llamada «Iglesia integrista» distrajo a los fie­
les en favor de la construcción de la ciudad terrena, ni les hizo
concebir al mundo como ajend, ni les limitó o coartó la libertad
cristiana en todo lo que Dios ha dejado a
la libre opinión de los
hombres. Todo lo contrario: les
exigió una participación activa
en todos los aspectos sociales y
políticos, pero no de forma indis­
criminada sino para que Cristd reinase en todas las
cosas. Por lo
que respecta a los contenidos, si la Santa Iglesia ayer
se equivocó
o siguió un camino imperfecto que Ella creía definitivo (por
ne­
gar el evolucionismo teológico) en la plasmación práctica de la fe,
nada nos aseguraría que el Magisterio de hoy sea verdadero
«per se».
Creemos que el punto de vista teológico de ayer, esto es, par­
tir de los derechos divinos para señalar los del hombre, es mucho
más perfecto y elevado que el actual, es decir, la reflexión teoló­
gica que permita alcanzar una sana
antropolpgía. De , cualquier
manera, también si se
parte de una debida antropología descu­
bierta, desvelada a
la luz de la Revelación, debe llegarse a expre­
sar los mismos contenidos filosófico-teológicos de ayer aunque por
caminos diferentes.
El hecho que la doctrina social . de la Iglesia
progrese debidamente ( sin afirmar por ello
el evolucionismo teo­
lógico), se renueve y se acamo.de a _las cambiantes circunstancias
de cada época, no puede implicar de modo alguno que el Magisterio
Pontificio de ayer
se reduzca a la Rerum .novarum de León XIII
(1891), de Pío XI sólo se elija la Quadragesimo anno (19H), de
Juan
XXIII la Mater et magistra (1961) y Pacem in terris (1963),
del Vaticano
II la Gaudium et Spes (1965), de.Pablo VI la Po­
pulorum progressio (1967), Octogesima adveniens (19i:l) y Evan­
gelii nuntiandi
(1975) y de Juan Pablo II la Laborem exercens
(1981), Sollicitudo.rei socialis (1987) y Centesimun annus (1991).
Ciertamente, en dichos documentos
se rechaza el lib.eralismo como
todo tipo de totalitarismos. Sin embargo, existen otras encíclicas
que condenan el liberalismo mucho
más explícitamente y mues­
tran los contenidos sociopolíticos liberales que un católico debe
rechazar por no estar
.conformes con Ia fe. Hay autores que nunca
mencionan la
Diuturnum ilud (1881), Inmortale Dei (1885 y.Liber­
tas praestantissimun (1888) de ~ón XIII; Notre charge,:apos­
tolique ( 191 O) de San Pío X que condenaba Le Sillon. de Maté
Sangnier fundado en· 1891; Quas primas ( 1925) de Pío XI, etc.
Estas omisiones no
son· justas ni adecuadas, sobre todo en el .mun­
do agónico que nos ha tocado vivir, donde la revolución liberalista
ha triunfado y todo lo inficciona. Creo que la elección de un tipo
de documentos en detrimento de otros
más explícitos, de una ma-
395
Fundaci\363n Speiro

/OSE FERMIN GARRALDA .A-RIZCUN
yor definición y de un carácter militante antiliberal, ofrece la
visión parcelada e incompleta -y por ello muy peligrosa-que
muchos católicos piadosos tienen de la doctrina sociopolítica
de
la Iglesia, que puede llevar a la aceptación de ciertos supuestos
propios del liberalismo de la Revolución francesa.
Unido a ello, el laicismo
y la secularización de los Estados, e
incluso la política persecutoria contra
la Iglesia, estimuló en mu­
cho:s católicos un espíritu de prevención sistemática hacia la ideo­
logía dominante en los Estados, les hizo buscar guías seguros en
la
fe --esto es, clérigos que servían como aglutinante espiritual
y cuya figura tenía un vivo y carismático realce en aquella
sociec
dad-, y polarizaron sus energías laicales sobre todo en la defensa
de la
.fe católica con cierto olvido -quizás-de los aspectos más
temporales -también importantes-de la existencia y el desa­
rrollo material de la sociedad.
Sin embargo, llama la atención el hecho de que estos amplios
sectores sociales
-algunos hoy les etiquetan de «integristas» como
si velar con esmero por
la integridad de la fe no fuese una vir­
tud-fuesen los de mayor sensibilidad social, los que iniciaron el
movimiento social católico y
los más inclinados a aplicar las exi­
gencias de la encíclica social Rerum novarum de Le6n. XIII. Tam­
bién
se debe observar que una cosa en cuidar del desarrollo ma­
terial de la sociedad y, otra, sacrificar el ritmo armónico del cre­
cimiento económico por un ritmo vertiginosamente acelerado donde
el vértice y la constante del desarrollo sea la producción y la ri­
queza y no
el hombre.
La intervención del sector eclesiástico en las materias opina­
bles que afectan al
ámbito social, intervención ya sea como ciuda­
danos o bien solicitada por los fieles católicos en concepto de
consejo y aún dirección espiritual, no significaba un insano
«cle­
ricalismo», esto es, una indebida intromisión del clero en cuestio­
nes temporales. Se trataba de un sano «clericalismo», aunque este
término sea ambiguo y haya sido utilizado unívocamente por al­
gunos ( como «indebida intromisión del clero en cuestiones tempo­
rales») quizás para justificar el
ya antiguo mito de la «nueva
cristiandad» de Maritain o bien para quitar argumentos
---creo
que sin gran éxito-al tradicional «anticlericalismo». Se trataba
de una sana
inf!nencia clerical, repito, porque los clérigos también
eran ciudadanos y además tenían su propio peso específico entre
los católicos en aquellas cuestiones exclusivamente espirituales y
en las que,
según el carácter de lo cuestionado, la conciencia ca­
tólica sólo podía amoldarse a la verdad objetiva (v. gr., la libertad
de la Iglesia, los derechos divinos sobre la sociedad y el
Esta-
396
Fundaci\363n Speiro

SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
do, etc.). Por otra patte, los propios clérigos o bien los laicos ca­
tólicos delegados por el obispo, podían defender los inrereses tem­
porales de la Iglesia en cuanto institución. Asimismo, pata dat
respuesta a
los temas controvertidos por el poder civil laicista, los
laicos podían y debían
dat una respuesta única y unánime, pre­
cisamente como católicos y no sólo como simples ciudadanos de
un Estado laicista, de suerte que los obispos
se convertían, más
pcJr su catgo que por ciudadanos, en directores de unas causas
espirituales que interesaban a los ciudadanos católicos y
a un
Es­
tado que extralimitaba su jurisdicción en sus actuaciones. .
Tampoco es correcto utilizar la política del «ralliement» de
León
XIII respecto a la Francia de la Tercera República (30) para
confundir la intransigencia práctica de San Ezequiel, idéntica esta
última a la intransigencia del Episcopado de
los diferentes países
en general y de los
Sumos Pontífices en particular. No; San Eze­
quiel no interpretó las orientaciones romanas en general en un
sentido restrictivo
y rigorista. En materia doctrinal elata y defi­
nida no caben interpretaciones, y en las aplicaciones
y procedi­
mientos son muy de fiat
los espíritus seguros y no viciados por el
vi.tus o resabio liberal ; los espíritus que sufren en su carne la
persecución; los espíritus recios, sacrific;ados y que ponen como
único obietivo de sus desvelos la honra de Dios y la salvación de
los hombres; los espíritus que escalan la santidad.
XI. ULTIMAS DISPOSICIONES
Hemos omitido, voluntariamente pero con pesat, multitud de
perfiles de
San Ezequiel. Los abundantes textos transcritos, que
puden multiplicarse ofrecen
--creemos-una visión cabal de las
enseñanzas, los procedimientos y
el temple del Padre Moreno. Que
él nos perdone
si nos hemos sabido mostrar su verdadera labor
por los derechos divinos
y la salvación de los fieles y pueblos a
él encomendados. Como pastor esforzado supo dat razón de los
suyos ante
el Supremo Juez.
En sus «Ultimas disposiciones» fray Ezequiel confiesa:
«Confieso, una vez más, que el LIBERALISMO ES PECADO,
enemigo fatal de la Iglesia y reinado de Jesucristo, y ruina
de los pueblos
y naciones ; queriendo enseñar esto, aun des­
pués de muerto, deseo que en
el salón donde se exponga mi
(30) LEóN XIII: «Nobilissima Gal!orum Gens. (8-II-1884); «Au milieu
des sollicitudes» (16-Il-1892); «Notre Consolation» (3-V-1892).
397
Fundaci\363n Speiro

JOSE FERMIN GA.RRALDA ARIZCUN
cadáver, aun en el templo durante las exequias. se ponga á
la vista y
de todos un cartel que diga: EL LIBERALISMO ES
· PECADO» (o. c., pág. 595).
Como se ha explicado en este trabajo, San Ezequiel no sólo
incluyó dentro del género liberalismo a los radicalismos abierta­
mente perseguidores de la Esposa de Cristo.
La idea de ofrecer su
últmo mensaje que compendiase todo su combate pastoral, delan­
te de su féretro, no es un audaz golpe teatral. Quizás el santo
advirtiese -su postrero y últinio mensaje y gesto en su panegírico
pronunciado el 9-VIII01902 con ocasión de la muerte de su amigo
el Ilmo. Pedro Sclrumacher y Niesse. De todas las virtudes de
monseñor Schumacher, desterrado del Ecuador por
el general Eloy
Alfara, el Padre Moreno contempla una sola «y será su fortaleza
en la defensa de la fe».
En la última parte de dicho panegírico,
San Ezequiel parafrasea el texto
Defunctus adhuc loquitur: habla
aún el difunto, de esta manera:
398
«Defunctus adhuc loquitur. Habla aún el difunto conde­
nando la impiedad moderna, los modernos errores, las liber­
tades de perdición comprendidas bajo el nombre
liberalismo.
Defunctus adhuc
loquitur. Habla aún·el difunto y denun­
cia
al mundo el gran pecado de esos católicos tolerantes "que
quieren ( son sus palabras) quedar bien con los enemigos de
la Religión sin chocar con los defensores de ella, y que
con
el sombrero en la mano saludan para ambos lados".
Defunctus adhuc loquítur. Habla aún el difunto, y ana­
tematiza con su constancia
á los que se pasan al enemigo, ó
se cansan en la lucha y abandonan el campo de batalla.
Defunctus adhuc loquitur. Habla aún el difunto, y aliene
ta á los buenos para que no teman la persecución al defender
la verdad, y suban, si
es preciso, al Calvario y mueran como
mueren los héroes, los mártires, los confesores de la fe.
Defunctus adhuc loquitur. Habla aún el muerto, y pare­
ce que en tono profético: oíd.
( ... ).
Defunctus adhuc loquitur. Habla aún el muerto, y habla
á vosotros. Oídle, que no le haré hablar más por ahora. "A
los
habitantes· de esta hospitalaria ciudad de Pasto, que me
han dado tantas pruebas de su afectó y deferencia; á las
personas generosas, á los sácerdotes'bondadosos, no les puedo
corresponder mejor que con
,un voto ardiente que por ellos
ofrezco
al. Señor. Este voto de mi.corazón es que su patria
Fundaci\363n Speiro

SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA· EN 1990
quede siempre libre. de las calamidades de la guerra civil.
¡Plegue
al Señor que la católica Colombia, á la sombra de
la paz, guiada por las saludables·. enseñanzas emanadas del
Envangelid, desarrolle cada
c:Ua más sus medios de prosperi­
dad nacional; que desaparezcan entre sus hijos los motivos
de desacuerdo ; que nunca decida de ellos
la ciega fuerza de
las armas ; y que esta. República llegue á ser firme y perpetuo
baluarte del Catolicismo y de
.la civiliz.ación cristiana, contra
los avances de
la impiedad!.".
¡Que el señor oiga
tu voto, alma bella y sublime, cora­
zón hermoso, .Pastor amable!.,.
¡Dios santo! Oye la oración. del que tanto sufrió por
la
gloria .de tu nombre ; y por si á. él le hiciera falta nuestra
oración,
oye ésta que todos .te hacemos de lo íntimo del
alma» (o. c., págs. 339-340).
Creemos que estas palabras finales del panegírico
-y todo
él-pronunciadas por fray Ezequiel por el alma del difunt.o Schu­
macher, las hubiera dicho este último en el supuesto de predicar
el sermón fúnebre de su amigo el Padre Moreno. Suele set verdad
que las almas santas merecen para
sí Jo que dicen y hacen a los
demás.
Ld que en este fragmento dice el Padre Moreno de mon­
señor Schumacher, podíamos decirlo .nosotros del primero
al pie
de
la letra.
. En las.cuarenta líneas finales de sus «Ultimas dispo,siciones»,
San Ezequiel, en relación con
la. situación sociopolítica de Colom­
bia,: ~e--~resa así:
«Concluyd diciendo que bajo. al sepulcro con la gran pena
de ver que
se trata de descatolizar á Pasto, y de que bastan­
tes de los que se llaman
católicos tienen.ya-mucho de libera,
les. siendo éstos. los que más contribuyen á que el error
progrese, y llegando á tal ceguedad que
no vert la luz de lá
verdad católica que condena ese modo de obrar. Pobres cie­
gos conducen á otros ciegos, y todos van cayendo en los
han.dos abismos del error.
La Concordia, tal como se ha erttertdido y practicado
hasta ahora, ha sido
una· espantosa calamidad para la fe de
. estos pueblos. Comprendí los daños que vendrían, con la
Concordia desde un principio,
1rpor eso protesté contra ella
en
el día mismd en que los liberales la proclamaban aquí,
en
una hoja suelta que dieron meses antes· de posesionarse
el Gobierno actual. No es posible que
loros y ovejas anden
·399
Fundaci\363n Speiro

JOSB FERMIN GARRALDA ARIZCUN
revueltos, sin que las ovejas reciban algún daño, sin un mi­
lagro de primer orden. Y creo que uno de los venenos más
activos
y eficaces con que cuenta el infierno, es la mezcla
de la verdad
y el error, de lo bueno v de lo malo. Y este
veneno
es el que están tomando muchos, y dándoles á tomar
á otros,
y van muriendo los que lo toman á la verdad y á la
virtud, con daño indecible para el Catolicismo.
Y o he gritado contra ese mal,
y aun he sufrido por gri­
tar. No me arrepiento de haber gritado. Si en ese punto ten­
go que arrepentirme, será el no haber gritado más.
La fe se va perdiendo ; el liberalismo ha ganado lo inde­
cible, y esta espantosa realidad proclama, con tristísima
evi­
dencia, el más completo fracaso de la pretendida concordia
entre los que aman el altar
y los que abominan el altar, entre
cat6licos y liberales.
No cabe
la tal concordia sin perjuicio del Catolocismo.
Llegará pronto
el tiempo de que desaparezca esa alianza
aparente, y para vergüenza
y castigo de los cat61icos que se
han dejado engañar, no serán ellos los que lancen de sí a los
· liberales, sino que serán los liberales los que lancen á ellos»
(6-X-1905, o. c., pág. 596).
Este testimonio es definitivo y resume la doctrina y los pro­
cedimientos que San Ezequiel defendi6 incluso después de
falle­
cido. Ejemplarifica las virtudes del buen pastor, su visi6n sobre­
natural, su prontitud y entusiasmo en la defensa de la vida de
gracia de
sus diocesanos pastuosos. Considera que el máximo y
definitivo índice que diferencia la buena de
la corrupta política
es la ayuda o entorpecimiento menor cJ mayor de la salvaci6n
eterna. Previene
el futuro más o menos inmediato desde el cono­
cimiento de los sanos principios que siempre otorgan una clarivi­
dencia espiritual (don de sabiduría).
La premonici6n de «serán
los liberales los que lancen» de sí a los
cat61icos, se cumplió con
rigor hasta la actualidad en aquellos países donde ha habido
ca­
t61icos que no han luchado por frenar las deletéreas doctrinas del
liberalismo... falsamente engalanadas con bellas palabras como
Libertad, Igualdad, Fraternidad
... ; términos estos que, en su
auténtico significado, bien entendidos e inspirados pertenecen al
acerbo de la vida cristiana. Lógicamente,
el resultado de la inter­
pretación cristiana
y de la liberal o racionalista no tienen puntos
en común.
Se ha experimentado hasta la saciedad lo que anunció
San Ezequiel: una Libertad, una Igualdad, una Fraternidad ... sin
Dios tanto individual como socialmente, se corrompen hasta ex-
Fundaci\363n Speiro

SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA -EN -1990
tender la sombra del miedo su tenebroso manto. Las noticias que
diariamente tenemos en 1993 y que muestran el desprecio y
la
opresión del hombre son de horror. En tiempos de fray Ezequiel
no podían ni
sospecharse. Una ONU donde Cristo no está presente
es incapaz de solucionat los gravísimos problemas de nuestros días.
El siglo xx ha sido el siglo de la opresión y
la sangre, aunque en
su última década la corrupción y el dolor pretenda ocultarse bajo
mil apariencias y engaños, lo que no puede evitar que
sus fétidos
miasmas lleguen hasta nosotros.
Asimismo, el testimonio de fray Ezequiel permite efectuar un
examen de conciencia a los católicos posteriores a
190.5 hasta
nuestro días. Por eso
y como en tiempo del santo, también hoy
las doctrinas y procedimientos de San Ezequiel causan rechazo
por parte de los liberales (moderados o radicales),
los católico­
liberales y
los resabiados de liberalismo, o bien provoca los más
rendidos afectos y aceptación. La elevación a los altares del Padre
Moreno es, hoy, un signo de contradicción.
Es doctrina común expresada por San Ezequiel que los males
espirituales provocan males materiales. Así, conviene recordar que,
tras su fallecimiento, Colombia continuó
sus convulsiones. En
1930 los liberales alcanzaron el poder político.
Le siguió una época
de confrontaciones sangrientas que culminan en la larga especie
de guerra civil de 1944 a 1965, guerra que fue una hecatombe
humana
al producir 200.000 muertos.
Asimismd, no sólo peligró
la vida de los denominados católi­
cos «intransigentes» como lo fue el Padre Ezequiel. El «conci­
liador» general Reyes sufrió
un atentado el 10-II-1905 (31), y el
general
Uribe y Uribe, revolucionario liberal, fue asesinado en
1914. Como enseña fray Ezequiel: la fiera revolucionaria a nadie
perdonatá y
todos serán devorados por ella, también aquellos que
las alimentaron.
El obispo de Sigüenza, fray Toribio Minguella y Amedo, amigo
y de la misma orden que el Padre Moreno, efectuó un acertadísimo
juicio de
la doctrina y procedimientos de· San Ezequiel:
(31) Ratón y Fe, Madrid, Año V, Tomo XV (mayo-agosto 1906) pág.
135. Según el propio presidente de la República, general Reyes: «El asesi­
nato frustrado 11'0 es sino la agonía de la anarquía y de· 1as revoluciones y
de una era de ignominia y de deshonra que ha durado un siglo». Los citados
y desgraciados acontecimientos posteriores hasta 1965 desmentirán esta ap:te~
ciación. Las revoluciones y la anarquía, los ríos de sangre vertida posterior­
mente, muestran
d optimismo del general Reyes y la hondura de los males
de Colombia que San Ezequiel quiso sanar y cuyas funestas consecuencias
anunció.
401
Fundaci\363n Speiro

JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
« ¡Que llevó su celo hasta la intempera¡,cia! Eso Id dirá
quien cierra los ojos para no ver el fondo y las consecuencias
de la muy lamentable situación en que se hallabw los fieles
de Pasto; eso lo dirán los que no sienten en sus pechos la
llall'.la del amor de Dios. Da amantem et sentit quod dico,
escribía el Gran Padre San Agustín ; el que no ama no sien­
te, no sabe
... los que de veras aman á Dios cOIJlprenden á
maravilla, y aplauden la conducta del P. Ezequiel. No sig­
nifica esto que todo cuanto hizo y dijo aquel esclarecido
Obispo haya de ser indiscutible:
lo que yo afirmo, según mi
leal saber y entender, siempre sumiso á
lo que diga ó . insinúe
Nuestra Santa Madre la Iglesia, es que tengo
y tendré por
buenas y hasta por excelentes las ens~as del Sr. More­
no, Obispo de Pasto, acerca del liberalismo, porque me pa­
rece que su doctrina
es.la de los Soberanos PcJntífices, Maes­
tros infalibles de la
fe» (o. c., pág. 182).
El señor Moreno, obispo de Pasto murió el. 19-VIII-1906. «en
opinión
de santidad» (Minguella). No en vano fue beatificado por
Pablo
Vl el 1-XI-197 5 y Juan Pablo II le ha canonizado del ll­
X-1992 ante el e.struendo de la Revolución y el gozo de quienes
desean mantenerse fieles al Evangelio.
El único miedo que San Eze­
quiel tuvo en su vida fue, cdmo San Hilario de Poitiers, el siguien­
te: «Tengo miedo del peligro que corre el
!Illllldo, de la respon­
sabilidad de mi silencio, del juicio
de Dios» (o. c., pág. 573).
En la entrada de la iglesia del. monastetio de Agustinos Reco­
letos de Monteagudo (Navarra) hay una inscripción que dice as!:
«A la/ gloriosa memoria/ de los/ primeros misioneros/ Agus­
tinos Recoletos /
que marcharon / a la conquista / de las islas
Filipinas/ para Cristo/ MDLXV-MCMLXV / El Consejo Supe­
rior de Misiones» ( texto inserto en el anagrama de V. Cto. R., esto
es,
« Viva Cristo Rey»). En la Iglesia, a la derecha de la peque­
ña entrada que da acceso a la nave principal, .y enfrente de un
precioso Crucifijo policromado de gran tamaño, se encuentra la
cripta de San Ezequiel, en cuyo sencillo mausoleo se
reza así: (Es­
cudo episcopal que contiene al Corazón de Jesús representado
en
el campo) «Padre Ezequiel Moreno/ Agustino Recoleto / obispo
de
Pasto-Cololl'.lbia / 1848-1906».
La revista Raz6n y Fe comentaba la muerte de San Ezequiel
con estas palabras:
. .
402
«( ... ) fue en 189 5 elevado á Ia silla Pastopolitana, desde
donde emprendió aquella lucha tenaz contra el liberalismo
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SITUACION RELIGIOSA DE COLOMBIA EN 1990
que le hizo tan admirado de los buenos y temido de los ma­
los siendo el alma del movimiento católico y el caudillo
valeroso cuya voz, dice un biógrafo suyo, "desenmascaró á
los
hipócritas, detuvo el avance de los obstinados, desbarató
las mañas de los convencionalistas, que con sus torpes com­
ponendas querían servir á dos señores. Bien puede decirse
que ha muerto mártir
de su celo, porque los graves disgus­
tos que sufrió le acarrearon los agudísimos dolores de su
enfermedad, soportada con heroica resignación
por el pa­
ciente, cuyos labios no cesaron de murmurar plegarias
por
sus perseguidores y calumniadores"» (32).
(32) R.az6n y Fe Madrid, Año VI, Tomo XVI (sept.-dic. 1906) pág, 131.
Inmediatamente, antes· de la noticia de la muerte de fray Ezequiel, Razón
y Re informaba del fallecimiento del Ilmo. Pedro De Casas Souto, obispo de
Plasencia, el 25-VII-1906. En varias ocasiones
De Casas, antiliberal como el
Padre Moreno, ha ,;.ido citado en este trabajo. De él señala dicha revista:
«( ... ) varón verdaderamente apost6lico, padre de los pobres y
martillo· de· toda ca:Sta de liberales, especialmente de los más ladinos
y disimulados, jamás dobló la rodilla á los poderosos del siglo, ni
cedió ante __ la tempestad, ni compró el ascenso ni aun la paz de la
lisonja ·ni con el silencio; antes_ en el confuso torbellino que quería
ahogar los gritos de la conciencia católica,· tron6 con voz entera,
vibrante, desinteresada
en favor de la verdad y de la justicia» (pá­
gina 131). El paralelismo entre la fortaleza de ambos obispos es evidente.
403
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