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Número 323-324

Serie XXXIII

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Cincuenta años de Compañía de Jesús del P. Alba

CRONICAS:
CINCUENTA ~os DE COMPAl" DEL P. ALBA
Mi querido P. Alba: En Verbo no se escriben cartas. Tal vez
esta sea la primera que aparezca. Creo que V d. se la merece y
espero que me
la publicarán. Mi afecto personal lo conoce, y no
necesita publicidades, que
sé le molestan. Son muchos años de
campaña en
la misma trinchera en una hermosa lucha por Dios y
por España. El y ella no digo que
nos lo agradecerán, nos lo
agradecen, porque, no queriendo nada para nosotros, sino por El
y por ella,
no hay padre ni madre, a los que les desagraden los
amores de sus hijos.
Perd también he de decirle que no
es esto fruto de mis simpa·
tías y
mis agradecimientos. Me han pedido que dijera algo de sus
cincuenta años de jesuita. Tal vez porque pensaran que era yo,
entre tantos amigos como V d. tiene en
Verbo, quien más le co­
nocía. O, pernútame una vanidad, Vd., que tan poco amigo es de
vanidades, porque pensaran que entre tantds amigos, yo era su
más amigo. Me encanta que
lo pensaran.
Es V d. un jesuita rarísimo. No
se parece nada a los jesuitas.
O tal vez
se parezca demasiado a los grandes jesuitas. El P. Kol­
venbach, su Prepósito general, acaba de dirigirle una hermosísima
carta que ha tenido que conmover su corazón ignaciano. Sus
sacerdotes que cada día renuevan el misterio inefable e incruento
del Calvario, sus monjas que en su entrega a Cristo consiguen
aplacar sus iras y convertirlas
en misericordia, las familias que se
entregan a la hermosa causa de la propagación del reino, los jó·
venes matrimonios que emprenden una maravillosa aventura de
amor, los jóvenes, los niños, son las manos llenas con las que
llegará un día al cielo y que El le pagará con el ciento por uno.
¡Qué envidia lo que Vd. lleva! Pero, tambiéo, ¡qué gusto que en
lo que Vd. lleva vaya
mi pequeñez!
Verbo, núm. 323-324 (1994), 415416 415
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FCO, JOSE FDZ. DE LA CIGORA.
Pero, como le digo, no es esta una carta personal sino encar~
gada. Verbo quiere agradecerle su persona y sus gentes. Y creo
que piensa la
Ciudad Cat6lica que, cuando V d. manda ·., nuestros
Congresos
lo mejor que V d. tiene, es porque no vamos por mal
camind: Aquél mandato supremo del ved romo se aman, en nues­
tras reuniones todos lo sien'.ten~
Por todo ello, en nombre de Verbo, y en el mío propio, no
necesito
repetírselo, nuestra. cordialisima felicitación por esos
cincuenta afios ignacianos. A. M. D. G .
. F.co. JOSÉ Foz. DE LA CIGOÑA.
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