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Número 323-324

Serie XXXIII

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VV. AA.: Un siglo de catolicismo social en Europa (1891-1991)

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
VV.AA.: UN SIGLO DE CATOLICISMO SOCIAL
EN EUROPA (1891-1991) (*)
Esta obra colectiva ofrece una síntesis del movimiento social
católico en un variado, representativo e importante conjunto de
países de Europa (Alemania, Bélgica, España, Francia e Italia),
y
profundiza, en cuanto historia regional. europea, en cada uno
de ellos.
Es este un libro de obligado uso
uriiversitário, tanto por la
bibliografía comentada,
correspondiente a cada país, como por el
índice de personas e instituciones que
hi¡:ieron posible el movi­
miento social católico. Esta publicación ha sido el resultado del
coloquio internacional desarrollado en la Universidad de Navarra
los días
23 y 24 de abril de 1991 con ocasión del centenario de
la encíclica Rerum novarum de León XIII. Según el coordinador,
doctor Antón M. ª Pazos ( director del Instituto dé Historia de la
Iglesia de dicha universidad),
el punto de partida de los ponentes
ha sido .«considerar la historia de la Iglesia como historia europea».
Ello
supone estudiar unas realidades nacionales que, profunda­
mente interconectadas, «contribuyeron fuertemente a fortalecer el
tejido europeo
desde planteamientos cristianos».
V arios, entre
los seis historiadores de esta obra colectiva, de­
dican su primera atención a efectuar las debfdas predsiones ter­
minológicas y conceptuales. Algunas de ellas son las
siguientes.
No puede hablarse de un movimiento obrero (pot añadidura de
carácter revolucionario), sino de varios movimientos obreros. En
segundo lugar, la historia
del movimiento social católico es más
amplia que la del movimiento obrero -,-a la que incluye-- tanto
en el tiempo como
en. las realizaciones. Es decir, por su carácter
social, este movimiento refleja la historia sociopolítica de las
na­
ciones europeas en unas específicas y singulares coordenadas his­
t?ricas. Por su carácter católico, es parte de la historia de la Igle­
sia. En tercer lugar, en cuanto movimiento estrictamente obrero o
de clase surgido en la segunda etapa del catolicismo social-obrero,
el obrerismo católico
no puede identificarse ni reducitse a las obras
que adoptan una actitud conflictiva, reivindicativa y de autode­
fensa. Valgan estas tres precisiones conceptuales
para ejemplifi­
car otras muchas realizadas por los autores.
(*) Pamplona, EUNSA, 1993, x + 268 págs. Coordinador Antón M.
Pazos.
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El movmuento social católico, tratado de forma diacrónica,
abarca un extenso
periodo de 150 años. Hunde sus raíces en el
denominado Antiguo Régimen. Existió antes que el marxismo y
el anarquismo. Supera
en realizaciones al socialismo utópicd e
incluso a los movimientos revolucionarios posteriores. Se articula
muy pronto tanto teórica comd prácticamente. Existía con fuerza
en varios países varias décadas antes de
la publicación de la encí­
clica
Rerum novarum de León XIII, aunque, efectivamente, esta
gran encíclica, que asombró a muchos de
sus contemporáneos, in­
cluso a personalidades opuestas a los principios sociales católicos,
fue un punto de referencia obligado para el catolicismo-social en
general,
y supuso un formidable impulso de la acción social y
obrerista cristiana, precisamente por generalizar la conciencia
so­
cial entre -sobre todo-los católicos, con el consiguiente fruto
de las realizaciones.
Un siglo de catolicismo social en Europa (1891-1991) muestra,
la profunda interdependencia
de los diferentes aspectos religiosos,
sociales y políticos, cuyo desarrollo se inserta en el marco más
amplio de las revoluciones demdgráfica, ideológica y de mentali­
dades
-liberalismo y socialismo principalment~ y económica
-revolución agraria, transformaciones comerciales y revoluciones
industriales--. · •
Faltaba una obra de historia que como la presente centrase
de forma profunda y sintética la amplia
producción literaria sur­
gida con ocasión de
la conmemoración de la Rerum novarum. Este
libro destaca los grandes hitos
del vasto y complejo movimiento
social
y efecrua :una provechosa y clarificadora historia compa­
rada. A pesar de la diferente ·estructura socioeconómica de los
países citados, este estudio comparativo
es posible debido a las
profundas raíces católicas de estas naciones
--a excepción del norte
de Alemania-y porque, precisamente, el objeto de la investiga­
ción del movimiento social católico versa sobre la
actitud, lds
planteamientos doctrinales y las realizaciones de los católicos ante
los desafíos producidos por las revoluciones demográficas, agrarias
y, Sobre todo, industriales. De una u otra manera, este reto afectó
a todos, los países donde :hubo católicos y éambios ·estructurales
socioeconómicos más o menos profundos.
El movimiento social católico tiene, a la vez que peculiarida­
des regionales, un
perfil similar en todos los páíses: confesionali­
dad, corporativismo
(ni individualismo nUgualitarismo ), defensa
de la propiedad privada y colectiva, .paternalismo ( en el sentido
de c¡ue los fundadores y protectores erán · clérigos, nobles y em­
presarios católicos), carácter contrarrevolucionario. y aritiestatistS,
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INFORMACION BIBLIOG.RAFICA
interclasismo, carencia de espíritu reivindicativo (supuesto por
cierto conformismo que
sólo admitía la huelga pacífica de urgen­
cia
y hacía más hincapié en la caridad que en la justicia), predo­
minid de
los aspectos espirituales y asistenciales sobre la reivindi­
cación laboral, pluralidad organizativa (mutuas,
cooperativas ... ,
sindicatos. mixtos o
-también-.los algo tardíos sindicatos de
clase), atención tanto
al trabajador industrial como al agrario,
cierto
clericalismo ( en el sentido de. iniciativa y dirección, com­
partida o no, de los clérigos y .del laicado como instrumento de
la jerarquía), etc.
.
No obstante, de forma paulatina y no sin problemas, a finales
del
siglo xrx aparecieron organizaciones sindicales obreras de clase
dirigidas por obreros ;
· los sindicatos tendieron a politizarse ( de­
mocracia cristiana) ; se planteó cuál era el grado admisible de in­
tervención del Estado; se observa una paulatina pérdida del ca­
rácter confesional de los sindicatos de clase ( que, por ejemplo, no
aceptó Pío X) así .como otros muchos aspectos que el lector puede
fácilmente advertir.
. .
Estas y otras interesantes cuestiones, insertas en la compleja
evolución y circunstancia de cada
país, pueden completarse a tra­
vés de la amplia orientación biblidgráfica, relativa a las cinco
naciones citadas, incluida el final de cada trabajo.
A continuación expondremos, brevemente y sin ánimo de
efec­
tuar resumen alguno, los temas tratados en cada uno de los países
citados.
EsPAÑA.-El movimiento obrero en España, durante algo más
de un siglo (págs. 1-91 ), es estudiado por el doctor José Andrés­
Gallego
(CSIC) y él doctor Antón M.• Pazos (Universidad de Na­
varra). Dividen su estudio en cuatro densas partes.
En
un· país, como Espafía, en. el que la religión fue uno de
sus pilares constitutivos, es obligada una
proyección retrospectiva
del movimiento social católico. Así, los autores observan que los
planteruruentos del movimiento obrero inicial no son nuevos. Esta
labor retrospectiva abarca la estructura
y cambios socioeconómi­
cos introducidos tanto al margen como a raíz de la revolución
liberal; las
formulacidnes teóricas relativas a la configuración po­
lítica de la sociedad (pactum traslationis); y temas como la escla­
vitud, la limpieza de sangre, etc. Expuesto todo ello, se desarrollan
las
teorfas y realizaciones del primer movimiento social católico
que, según.:estos autores, fracasó. Vitlculado a todos estos aspec­
tos, se abordan vatios temas de gran interés histórico y, en par­
ticular,
para la historia de la teología. Se trata de los paulatinos
descubrimientos de la teología del trabajo, la evolución del
con-
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INFORMACION BIBLIOGR.AFICA
cepto de propiedad privada, la función de los laicos en la sociedad,
la paulatina
sensibilización de los católicos sobre. la urgencia de
actuat
en la defensa de su fe religiosa ·y. el apostolado en el seno
de la sociedad en la que vivían, etc:
La segunda fase del movimiento social-católico, entendida hasta
la década de 1960, está cuaja ( espirituales,
morales, periodísticas, benéficas, niútualistas y labo­
rales), sindicatos independientes ( con dificultades en su apatición),
y organizaciones de la Acción Católica ( es decir, los denominados
apostolados obreros) hasta su hundimiento en la década de 1960
y 1970.
FRANCIA.-El doctor Yves-Marie Hilaire (Université Charles
de Gaulle, Lille
III) (págs. 93al19} muestra una secuencia crono­
lógica de los principales hitos del
.· movimiento social católico en
Fraucia. Los pioneros del catolicismo social, de pensamiento «pre­
coz, brillante
y diversificado», fueron obstaculizados y retardados
en sus realizaciones prácticas. Así,
es en Francia cuando más tem­
pranamente (1834) se traza el
programa del c.atolicismo social. La
eclosión
y desatrollo de las organizaciones católico-sociales se
originó tras la publicación de la Rerum novarum, acogida gene­
ralmente de modo favorable porla jerarquía eclesiástica francesa.
La potencia de este movimiento
es .patente en 1900, alcanza su
apogeo en 1925, se mantiene de 1945 a 1965,
y decae en adelante
de forma paulatina, Una multitud de instituciones. apostólicas,
so­
ciales y" laborales cuajaron el apogeo del movimiento social y obrero
en
Francia,
ITALIA.-EJ
doctor Luigi Trezzi (Universita Cattolica del
Sacro Cuore, Milán) (págs. 121·154) inicia su estudio mediante
un elaborado análisis
y crítica historiográfica, Muestra la evolu­
ción del catolicismo social a partir de la determinante y peculiar
presencia e iniciativa del clero .y de la patroquia. Dicha evolución
abarca
un amplio ·espacio de tiempo: desde las asociaciones mix­
tas e interclasistas hasta los sindicatos autónomos y modernos de
clase
•. Las formas más . relevantes durante esta época fueron la
mutualidad, la cooperativa
y el .sindicato. Hasta 1906 la dirección
del vasto movimiento social católico .,,-alejado de la política de­
bido a la decisión pontificia de. e'li'itar que los católicos cooperasen
con el .Estado italiano en cuanto usurpador de los Estados Pon­
tificios-correspondió a la «Opera dei congressi», sustituida
posteriormente
por diferentes . asociaci<:>nes lab<:>rales. Aunqm:; la
Rerum novarum no supuso una novedad absoluta, fue un «for­
midable instrumento de desarrollo del movimiento y una completa
guía pata la acción». Otro rasgo peculiar de Italia fue que la opo-
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INFORMA.CION BlBLlOGRAFICA
sición al liberalismo y al socialismo tenía como contrapartida el
lado positivo de las realizaciones, «extremadamente empírico» éste
y donde, debido
al «predominio de la acción sobre la teoría (los
católicos) actuaron con gran libertad»
(pág. 143). Trezzi desarrolla
el movimiento social católico hasta las actuaciones tanto de De
Gasperi, quien deseaba el «primado de la política sobre la
socie­
dad», como de Giulio Pastore, que aspiraba a reconducir el par­
tido de la democracia cristiana a
la sociedad, en pleno debate entre
el sindicato, la
democracia cristiana y el gobierno, efectuado pos­
teriormente a la segunda guerra mundial.
BÉLGICA.-El doctor Emmanuel Gerard (Katholieke Univer­
siteit Leuven) (págs. 155-194), destaca, como aspectos peculiares
del catolicismo social en Bélgica, los notables
frutos de este movi­
miento, el compromiso de innumerables laicos y eclesiásticos, la
vasta red de las organizaciones
y su . desarrollo, ininterrumpido
hasta
la actualidad.
Tras la explicación de los
términos «catolicismo social», «de­
mocracia cristiana» y la identidad
.--en Bélgica-entre «católico»
y «cristiano»,
se situa al movimiento social en el peculiar contexto
belga referente a las relaciones entre Iglesia-Estado y a la indus­
trialización.
El estudio de la evolución del movimiento belga se
efectúa de manera diacrónica. En la primera etapa (1830-1886),
relativa a las obras de patronatos y caridad, el denominado ultra­
montanismo influyó de una
forma singular. En Ia segunda (1886-
1914),
se manifiestan las diversas orientaciones del movimiento
social y cómo
el «esfuerzo en el terreno práctico es apoyado por
una renovación intelectual» ; también se muestra el floreciente y
complejo entramado de las instituciones sociales así como la inci­
piente prolongación· política de las obras sociales. Tras 1918,
el
movimiento social católico, floteciente, experimenta importantes
cambios internos y, en consecuencia, de actuación (págs. 172-181 ).
Este aspecto es llamativo y adquiere una singular importancia en
la· evolución del movimiento social católico. Con este motivo la
división entre
los católicos se agudiza. A este respecto, uno de
los temas en discusión se concluye cuando «los obispos deciden
que hay incompatibilidad entre Acción católica
y política» (pág.
180).
La última etapa diferenciada por el doctor Gerard es la
posterior a 1944, cuando el movimiento social católico, potente,
sobrepasó en número de miembros
al obrerismo socialista (1950),
se desconfesionaliza, y organiza con un gran éxito los sindicatos
y las mutualidades. En resumen: pragmatismo y flexibilidad
fue­
ron las características dominantes del movimiento social católico
-que tuvo un carácter integral-en Bélgica. A su vez, este mo-
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iNFORMACION BIBLIOGRAFIC.A
vimiento fue un punto de apoyo para el partido católico. Creemos
que estos aspectos, entre otros muchos, causarán cierta sorpresa
a los lectores que reducen· el movimiento obrero al obrerismo re­
volucionario.
ALEMANIA.-El doctor Konrad Repgen (Universidad de Bonn)
(págs. 195-253) justificó ampliamente un elemento de la
especi­
ficidad del catolicismo social en Alemania: el hochd de que sus
realizaciones hayan sido
muy tempranas y haya pervivido durante
150 largos años.
Antes de estudiar
la vía católica específica de la industrializa,
ción, Repgen efectúa varias precisiones conceptuales, muestra
el
rápido desatiollo industrial de Alemania desde 1800 a 1990, así
como los consiguientes
cambids estructurales, y deja claro que «si
hablamos de Alemania no podemos
cons.iderar el año 1891 como
el momento crucial del catolicismo
scicial». No en vano, el teólogo
católico Franz Von Baader (1775-1841)
se adelantó a Marx diez
años en el estudio de
la cuestión obrera (pág. 221). Las asociacio­
nes de obreros
se configuraron como fuertes organizaciones de
masas y llegaron a
la cima de su coherencia desde 1875 a 1930,
de manera que, a
coti:lienzos del siglo XX, ascendieron a 805.000
socios frente
al 1,1 millones de socios del Partido Socialdemócrata
Alemán. El movimiento social católico
abarcó todos los aspectos
como el laboral, social, político, espiritual y cultural.
Todo ello fue posible gracias a importantes y tempranas
figu­
ras de la acción social católica, Kolping (t 1865), Ketteler (t 1877),
Hitze
(t 1921), Brandts (t 1914), Harmel, Müller, etc. Este ca­
tolicismo social no fue «sinónimo de la Iglesia de configuración
jerárquica, sino que designa
la configuración social de aquellos
católicos que
-normalmente por su propia responsabilidad y sin
su encargo
directo o inditecto de la Jerarquía-, por su propia
vinculaci6n interior a la lglesia1 actuaron en su entorno y en·-su
tiempo» para mantener su especifidad católica, para frenar la om­
nicompetencia del Estado liberal y para eliminar la miseria y abu­
sos sociales (págs. 201-202). Puede destacarse también que el
obrero. y minero católicos «no se pierden para la Iglesia y para
el ambiente católico, a diferencia de sus . colegas protestantes»
(~g. 219), y que el: movimiento social católico no fue un movi­
miento de clase. ·
Repgen, en la última parte de su exposición central, narra los
diferentes puntos de vista
y debates internos en el seno del Epis­
copado alemán. Personalmente discrepo de ciertas interpretaciones
y calificativos otorgados á la posició)l de los obispos Korum y
Krópp, que tomaron parte activa en dicho debate. Por otia parte,
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INFORMACIOJ+l BIBLIOGRAFICA.
me pregunto, las patentes diferencias entre el movimiento social
católico actual
y el catolicismo social del pasado: .¿ no suponen
una verdadera transformación de la naturaleza de este movimiento
más que, tal
y como mantiene el autor, una discontinuidad aguda?
El lector de Un siglo de catolicismo social en Europa adver­
tirá, sin duda, estas y .otras, muchas sug~ciss y .aportaciones
contenidas
en Ul!a obra densa y amena, breve y profunda, y que
ofrece simultáneamente
una perspectiva general y especializada.
Este libro y el coloquio que le dio origen eran necesarios para
superar tanto los
silenc;ios de ciertas escuelas historiográficas
acerca del
movimiento social católico ---,silencios . originados por
diferentes
razones o .sinrazoner-, como las,. cons~entes igno­
rancias generalizadas entre, los estudiantes pr~universitarios y uni­
versitarios, los postuniversitarios (
transmiso~es,de múltiples ma­
neras,
de cultura y ciencia) y bµena part,; de los ámbitos cultura­
les y sobre
la cuestió;isocial católica, impulsadqs en 1991,han roto el
hielo del silencio, e incluso el silencio del ostracismo,
y han abierto
nuevas perspectivas
µo sólo historiográficas .sino también huma­
nísticas en cuanto
conocilniento y formación,· para la vi,da.
JOSÉ }:ERMÍN GAIUtALDA Aiuz<;UN.
G; Kepel: LA REVANCHA DE DIOS(*)
Coi¡ 'este sugestivo título, el autor -investigador· de. CNRS y
profesor del Iristitutó de Estudios políticos de París, especializado
en sociología del Oriente · Medio--, aborda un problema capital
hoy
en el mundo,. la situación del hombre moderno· ante el hecho
religioso que no
sólo ·afecta a lo cultural sino niás. aún a lo e:xís­
tencial.
. Antes de· seguir, y para el lector católico, conviene recordar
lo que dice
la Redemptor hominis al respecto: «La Iglesia, como
sociedad humana, puede
sin duda también ser examinada según
las categorías de las que se sirven las· cienciss en .sus relaciones
hacis cualquier tipo de sociedad. Pero esas· categorías .. no son 'su­
ficientes ... No se trata solo de una específica pertenencia social,
sino que es más bien esencial, para cada uno y para todos, una
cóncreta vocaci6n~ (IV; 21). Es decir,,un .llamamiento divino que
.·(*) _Gr~Eif KBPEL: «La revaficha ·Je .. Dios :_(Gristi'anos, jucUos y musul~
manes a la reconquista, del mundo)», Anaya & Mario Muchnik, 1991, 28.3
páginas más índice y bibliografía. '
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