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Número 335-336

Serie XXXIV

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Presentación de la encíclica «Evangelium vitae»

PRESENTACION DE LA ENCICLICA
"EVANGELIUM VITAE"
POR
VrcToRmo Ro»RIGUEZ, o. P. (*)
I. Introducción.
Cuando Juan Pabio 'ii pensó en proclamar la ~cultura de la
vida» frente a la «cultura de la muerte», como en otras ocasio­
nes había proclamado con Pablo VI la «civilización del amor»
frente al imperio del odio, su apelación espontánea e inmediata
fue el testimonio del evangelista «teólogo» San Juan, cuyo tema
preferido
es la. vida en Dios y la muerte del pecado. Es el Evan­
gelio de San Juan
ló que resuena en la primera página de la Encí­
clica: «En El estaba la vida y la vida era la luz de los hombres»
(Jn.
1, 4). «La vida se .manifestó» (I Jn. 1, 2). «Vine para que
tengan vida y
la tengan abundante» (Jn. 10, 10). «Yo sóy el cami­
no, la verdad y la vida» (Jn. 14, 8). «Tú tienes :palabras de vida
eterna» (Jn. 6, 69). «Quien cree en El tiene vida eterna» (Jn. 3,
36; 6, 47). «Yo soy Ja.resurtección y.la vida» (Jn. 11, 25). «Esta
es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y
a
tu enviado Jesucristo» (Jn. 17, 3). San Juan se complace. en
(*) Publicamos con mucho gusto la polabras pronunciadas por el padre
Victorino Rodríguez en la Cátedra Juan Pablo II el día 4 de mayo de 1995,
durante el acto de presentaci6n de la encíclica Evangt:lium vitae. De los
cuatro aspectos que menciona al término del epígrafe introductorio desa­
rroll6 el primero, al que corresponden estas páginas, ocupándose del
tratamiento de los siguientes, respectivamente, los profesores Julio Gon·
zalo, José TodoU y monseñor Manuel Úreña, obispo de Alcalá de flenarea
(N. de la R.).
Verbo, nóm. 335-336 (1995), 447452 447
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VICTORINO RODRIGUEZ, O. P.
recordar que lo «contemplaron y palparon nuestras manos, to­
cando al Verbo de vida» (I Jn. 1, 1).
Cultura de la vida; civilización del amor; esplendor de la ver­
dad. Son
los mensajes de las últimas encíclicas de Juan Pablo II.
Para acercarnos tonscienteménte a ,ésta última, firlnada significa­
tivamente el
25 de marzo de 1995, Fiesta- de· la Encarnación del
Verbo, hemos seleccionado cuatro aspectos a subrayar especial­
mente: calificación teológica de la misma;
respuesta al aborto
desde la ciencia biológica; la implicación del derecho natural;
dignidad de
la persona.
II. Calificación teológica de la "Ev~gelium vitae".
En algunos medios de comunicación de los días anteriores
a
la promulgación de la Encíclica se exteriorizó una rara preocu­
pación por su intensidad magisterial: si sería un pronunciamiento
dogmático o una definición de
fe la condenación del aborto. No
deseaban pronunciamientos
ciertos e infalibles. Daban la impre­
sión de temer la verdad, no de «complacerse en la verdad» (I Cor.
13,
·6), sino de moverse libremente en la incertidumbre. No fal­
taron: quienes dijeron, con gran ignorancia de la teología del Ma­
gisterio Pontificio, que no se podían establecer dogmas o defini­
ciones de fe sobfe materias morales, o. que, . al "menos, nunca se
había dado tal caso. Una muestra más del «pensamiento débil»
del mundo moderno, también en este ámbito eclesial; de prefe­
rencia por actitudes dubitativas, mis aptas para
la libertad de
indeterminación.
De hecho en la Envangelium vitae hay tres definiciones ine­
quívocas de fe católica. sobre la grave ilicitud intrínseca de tres
actos humanos (más bien inhumanos): el homicidio,
el aborto y
la eutanasia. Transcribo . textualmente las tres definiciones:
a) Sobre el homicidio: «Por tantci, con la autoridad confe­
rida. por Cristo a Pedro y a sus, sucesores, en comunión con los
obispos de
la Iglesia católica, confirmo que la eliminación directa
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PRESENTA.CION DE LA BNCICLICA. «EVA.NGELIUM VITA.Eit
y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente
inmoral. Esta
doctrina fundamentada en aquellá ley no escrita
que cada hombre, a la luz de la razón, encuentra en el propio
corazón (Rom 2, 14-15), es corroborada por la Sagrada Escritura,
transmitida por la Tradición de
la Iglesia y enseñada por el Ma­
gisterio ordinario y. universal» ( n. 57 ).
b) Sobre el aborto: «Por tanto, con la autoridad que Cristo
confirió. a Pedro y a sus sucesores, en comunión con todos los
obispos
--- que en la oonsulta citada anteriormente, aunque dispersos por
el mundo,
han ooncordado unánimemente sobre esta. doctrina-,
declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como
medio, es siempre un desorden mo~al grave, en cuanto elimina­
ción· deliberada de un ser humand inocente. Esta doctrin~ se fun­
damenta. en la ley naturál y . en la palabra .de Dios escrita:, es
transmitida por la Tradición de la lglesia y enseñada por el Ma­
gisterio ordinario y universal» (n. 62).
c) Sobre la eutanasia: «De acuerdo con el Magisterio de
mis predecesores y en comunión oon los obispos de la Iglesia
católica, confirmo que
la et4tanasia es una grave violación de la
ley de Dios, en cuanto eliminaci6n deliberada y moralmente in,..
ceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta
en
la ley natural y en la palabra de Dios escrita; es transmitida
por la tradición
de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordi­
nario y universal» (n. 65).
Se trata indudablemente de proposiciones de fe divina y ca­
tólica, según la tabla de calificaciones tedlógicas, números 7, 8,
9, que establece Joaquín Salaverri, S. J. ( «Sacrae Theologiae
Summa»,
I, B.A.C., n. 905). Efectivamente, según el Concilio
Vaticano I, Ses. III, cap. 3, sobre el objeto de la fe, «deben
creerse con
fe divina y católica todas aquellas cosas que se con­
tienen en la palabra de Dios escrita o tradicional, y son propues­
tas por
· la Iglesia para· ser creídas como divinamente reveladas,
ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal magis-
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VICTORINO RODRIGUBZ, O. P.
terio» (DS 3011). Comd es bien fácil comprobar, las afirmacio­
nes
de Juan Pablo II, coinciden puntualmente con lo que el Va'
ticano I proclama como de fe divina y católica.
III. Mal supuesta incoherencia de la Encíclica.
En Espafia hubo algunos comentaristas, incluidos algunos clé­
rigos contestatarios, que acusaron a Juan Pablo II de incoherente,
por condenar tan tajantemente
el aborto provocado y no conde­
nando igualmente
la pena de muerte. El precepto de «No mata­
rás» vale para lo uno y pru,a lo otro.
Es un notable despiste de apreciación. Son dos casos esen,
cialmente diversos en el orden moral; no es lo mismo quitar la
vida a un ser humano inocente que a un ser humano que ha abdi­
cado de su dignidad natural cometiendo
«crímenes. abominables»,
como es el aborto según expresión del Concilio Vaticano
II
( Gaudium et spes, n. 51 ).
El mandamiento de «no. matarás» se refiere a la muerte. del
inocente, no del pecador abominable, tras justa sentencia.
La dis­
tinción está patente en el Antiguo Testamento, que a,la vez que
ampara la vida del inocente (Ex. 23, 7), sanciona con pena
capi­
tal a determinados delitos (Cf. Ex, 21,22; Lev. 24,17). De ahí
que el Papa explicite, no matar al inocente.
Cuando en este mismo
lugar hicimos la presentación del Ca­
tecismo de la Iglesia Católica, alguien del póblico preguntaba
por qué el Catecismo dejaba sin prohibir la pena de muerte,
ha­
ciendo excepción al quinto mandamiento. La respuesta que di
entonces, que para
mí era obvia, fue que el quinto mandamiento
se refería a la muerte del inocente solamente, no del pecador
vitando a excluir de
la sociedad en propia defensa o reivindica­
ción de
la justicia.
El Cardenal J. Ratzinger, en la presentación de la Encíclica,
hizo justicia del· empleo del adjetivo
inocente en los textos del
Papa. Decía así: «Con respecto a las palabras esenciales del quin­
td mandamiento -no matarás-, el Papa introduce dos precisio-
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PRESENTACION DE LA ENCICLICA «EV.ANGELIUM VITAE»
nes. .La primera se refiere .al acto moral o inmoral . como tal.
Inmoral es matar
de forma directa y voluntaria. La segunda pre­
cisión se refiere al objeto: quien mata a un ser humano inocente
es culpable.
Por lo demás, esta precisión se halla indirectamente
contenida en el texto veterotestamentario, puesto que para el
matar, excluido por el mandamiento, se utiliza aquí un verbo
diferente
con respecto a los pasajes en que se trata de la legítima
defensa o de la pena.
de muerre» ( «L'O. R»., ed. española, n. 14,
7
de abril de 1995, pág. 9).
IV. Otras verdades de inferior calilicación teológica.
Además de las tres declaraciones de fe divina y cat6lica, de
reprobación del homicidio, del abortd y de la eutanasia, en la
Et1angelium vitae hay otras afirmaciones magisteriales que, si
bien no se
presentan con la intensidad de declaraciones de fe, sí
revisten la condición de calificaciones teológicas próximas, como
son
las verdades próximas a la fe, equivalentemente reveladas,
implícitas en
la fe como presupuestos o como conclusiones cier­
tas, o, finalmente, como opiniones probables y revisables.
Entre estos pronunciamientos están, en primer plano, los re­
ferentes
a la bioética: anticonceptivos, fecundación «in vitto»,
eliminación de embriones «supemumerarids» (nn. 13-14). Este
tema
lo había tratado ya ampliamente, a través de la Congrega­
ción para
la Doctrina de la Fe, en la Instrucción Donum vitae,
de 1988. En doctrina católica es clara la inmoralidad de estos
procedimientos complejos,
en los que incide también el manda­
miento de no matar al inocente, desde
el primer momento de su
concepción, sea
en el útero o en la probeta. Pablo VI había se­
ñalado una pauta definitiva al respecto, que algunos teólogos
interpretaron como documento
de fe divina. Pienso que es, por
lo menos, próxima a la fe. Aparte del proceso «inhumano» o de
generación sin unión íntima matrimonial, se ha llamado la aten­
ción sobre
el origen inmoral de los espermatozoides por mastur·
bación.
La Encíclica también menciona la inmoralidad de la vio-
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VICTORINO-RODRIGUBZ, O, P.
lencia entre individuos y sociedades, del abuso sexual y de la
droga,
y de la desatención a enfetri,os y ancianos (n. 10).
Como opinión probable, sujeta a revisión, según las condi­
ciones jurídicas · y sociales de los pueblos en sus diversas circuns0
tancias, merece sefialarse el· criterio minimista de la aplicación
de
la pena de muerte (Cf. nn. 27; 55-56). También alude a una
hipotética probabilidad que quisiera conceder a la condición de
no-pet5ona del embrión en las primeras semanas ; peto ello no
justificaría su eliminación, puesto que, en
todo caso, está en vías
de llegat naturalmente a ser petsona.
Debemos tener en cuenta, finalmente, que estas declaraciones
de
fe .católica .. resefiadas, por . referirse· .a preceptos negativos,
obligan «semper ad semper», siempre y en cualquier circunstan­
cia,
como había· expuesto ampliamente en la encíclica anterior
Veritatis sple,zdor, y repite en ésta. (n. 75);
Estas conculcaciones tan graves del quinto mandamiento del
Decálogo est,ín muy en función del quebrantamiento del primer
mandamiento; «Perdiendo el sentido de
Dios, se tiende· a petder
también
el sentido del hombre, de su dignidad y de su vida»
(n. 21).
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