Índice de contenidos

Número 335-336

Serie XXXIV

Volver
  • Índice

Festividad de San Fernando 1995

FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1995
El martes 30 de mayo nos reunimos un grupo de amigos de
la Ciudad Católica de Madrid, para celebrar la festividad de
nuestro 'Patrón, San Fernando.
En primer lugar, acudimos a Ja iglesia ,de Santa Bárbata para
asistir a la misa que, a las 20,30, ofició el padre jesuita Agustín
Arredondo, fiel asistente a
nuestras reuniones de los martes. Des­
pués, fuimos a cenar a Manila, dc,n,de tras una agradable cena
de hermandad, nos hablaron José Miguel Serrano y Luis María
Sandoval. Tanto la homilía como los discursos, se publican a con­
tinuaci6n.
Cada vez que conmemoramos la festividad de San Fernando,
hacemos un acto público de
acción, de gracias a Dios, y lo hace­
mos del modo más agradable a Nuestro Señor, con una Misa. En
ella le damos gracias por su continuo auxilio y le rogamos,
me­
diante la intercesión de San Fernando, que continúe ayudándonos
en la
específü;a tarea que vocacionalmente hemos emprendido.
Por ello, fieles a esa labor, no es ni
debería ser para ninguno,
un simple acto rutinario que, tradicionalmente ya, nos sirve para
ver a algunos amigos y pasar entre correligionarios unas horas agra­
dables. El ora et labora fue lo que hizo posible la Europa cristiana,
la Cristiandad y la España católica, caracterizada por ver una
sociedad en la que
el centro de unos afanes estaba volcado hacia
Dios. Por eso, teniendo en cuenta
el ejemplo de Cristo Nuestro
Señor y
el de cuantos nos precedieron en el empeño de forjar
sociedades católicas, hemos de hacer examen de conciencia y
sa­
cudirnos la pereza y todas aquellas ataduras innecesarias que per­
judican nuestra disponibilidad, exigiéndonos una dedicación
más
completa -en todos ámbitos, incluido el económico--a nuestra
tarea. Si nos exigimos poco, muy poco o nada haremos; si nos
exigimos mucho, multiplicaremos el propio esfuerzo. ¡Qué no se
diga que quienes tomamos a San Fern,ando por ejemplo e inter­
cesor ante Dios Nues.tro Señor, nos contentamos con un~ cena
y unos bonitos discursos! No dejemos que nuestros buenos deseos
e intenciones se enfríen.
Ahora mismo, es urgente -también por una necesidad de
pervivencia-difundir nuestra revista Verbo. Tomemos la deci­
sión -y cumplámosla-de hacer, cada uno de nosotros, diez
nuevos suscriptores
antes de fin de año. No es tarea imposible;
sobre todo, no es de buenos combatientes, rendirse antes de co­
menzarla.
E. C.
Verbo, núm. 335·336 (1995), 645-656
645
Fundaci\363n Speiro