Índice de contenidos
Número 335-336
Serie XXXIV
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Presentación de la encíclica «Evangelium vitae»
-
Para que Cristo reine socialmente
-
Iglesia y contrarrevolución
-
Ser, persona y libertad
-
¿Nueva moral o moral de siempre? (A propósito de la encíclica Veritatis splendor de Juan Pablo II y de la obra de Dario Composta, La nuova morale e i suoi problemi)
-
Razón y mito
-
Ecumenismo y judaísmo
-
Un navarro insigne, artífice de España
-
Plinio Corrêa de Oliveira, pensador contrarrevolucionario y teólogo de las diferencias sociales
-
Proyección sociopolítica de los Congresos Católicos en España (1889-1908) (II)
-
- Crónicas
- In memoriam
- Información bibliográfica
Autores
1995
Festividad de San Fernando 1995
FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO 1995
El martes 30 de mayo nos reunimos un grupo de amigos de
la Ciudad Católica de Madrid, para celebrar la festividad de
nuestro 'Patrón, San Fernando.
En primer lugar, acudimos a Ja iglesia ,de Santa Bárbata para
asistir a la misa que, a las 20,30, ofició el padre jesuita Agustín
Arredondo, fiel asistente a
nuestras reuniones de los martes. Des
pués, fuimos a cenar a Manila, dc,n,de tras una agradable cena
de hermandad, nos hablaron José Miguel Serrano y Luis María
Sandoval. Tanto la homilía como los discursos, se publican a con
tinuaci6n.
Cada vez que conmemoramos la festividad de San Fernando,
hacemos un acto público de
acción, de gracias a Dios, y lo hace
mos del modo más agradable a Nuestro Señor, con una Misa. En
ella le damos gracias por su continuo auxilio y le rogamos,
me
diante la intercesión de San Fernando, que continúe ayudándonos
en la
específü;a tarea que vocacionalmente hemos emprendido.
Por ello, fieles a esa labor, no es ni
debería ser para ninguno,
un simple acto rutinario que, tradicionalmente ya, nos sirve para
ver a algunos amigos y pasar entre correligionarios unas horas agra
dables. El ora et labora fue lo que hizo posible la Europa cristiana,
la Cristiandad y la España católica, caracterizada por ver una
sociedad en la que
el centro de unos afanes estaba volcado hacia
Dios. Por eso, teniendo en cuenta
el ejemplo de Cristo Nuestro
Señor y
el de cuantos nos precedieron en el empeño de forjar
sociedades católicas, hemos de hacer examen de conciencia y
sa
cudirnos la pereza y todas aquellas ataduras innecesarias que per
judican nuestra disponibilidad, exigiéndonos una dedicación
más
completa -en todos ámbitos, incluido el económico--a nuestra
tarea. Si nos exigimos poco, muy poco o nada haremos; si nos
exigimos mucho, multiplicaremos el propio esfuerzo. ¡Qué no se
diga que quienes tomamos a San Fern,ando por ejemplo e inter
cesor ante Dios Nues.tro Señor, nos contentamos con un~ cena
y unos bonitos discursos! No dejemos que nuestros buenos deseos
e intenciones se enfríen.
Ahora mismo, es urgente -también por una necesidad de
pervivencia-difundir nuestra revista Verbo. Tomemos la deci
sión -y cumplámosla-de hacer, cada uno de nosotros, diez
nuevos suscriptores
antes de fin de año. No es tarea imposible;
sobre todo, no es de buenos combatientes, rendirse antes de co
menzarla.
E. C.
Verbo, núm. 335·336 (1995), 645-656
645
Fundaci\363n Speiro
El martes 30 de mayo nos reunimos un grupo de amigos de
la Ciudad Católica de Madrid, para celebrar la festividad de
nuestro 'Patrón, San Fernando.
En primer lugar, acudimos a Ja iglesia ,de Santa Bárbata para
asistir a la misa que, a las 20,30, ofició el padre jesuita Agustín
Arredondo, fiel asistente a
nuestras reuniones de los martes. Des
pués, fuimos a cenar a Manila, dc,n,de tras una agradable cena
de hermandad, nos hablaron José Miguel Serrano y Luis María
Sandoval. Tanto la homilía como los discursos, se publican a con
tinuaci6n.
Cada vez que conmemoramos la festividad de San Fernando,
hacemos un acto público de
acción, de gracias a Dios, y lo hace
mos del modo más agradable a Nuestro Señor, con una Misa. En
ella le damos gracias por su continuo auxilio y le rogamos,
me
diante la intercesión de San Fernando, que continúe ayudándonos
en la
específü;a tarea que vocacionalmente hemos emprendido.
Por ello, fieles a esa labor, no es ni
debería ser para ninguno,
un simple acto rutinario que, tradicionalmente ya, nos sirve para
ver a algunos amigos y pasar entre correligionarios unas horas agra
dables. El ora et labora fue lo que hizo posible la Europa cristiana,
la Cristiandad y la España católica, caracterizada por ver una
sociedad en la que
el centro de unos afanes estaba volcado hacia
Dios. Por eso, teniendo en cuenta
el ejemplo de Cristo Nuestro
Señor y
el de cuantos nos precedieron en el empeño de forjar
sociedades católicas, hemos de hacer examen de conciencia y
sa
cudirnos la pereza y todas aquellas ataduras innecesarias que per
judican nuestra disponibilidad, exigiéndonos una dedicación
más
completa -en todos ámbitos, incluido el económico--a nuestra
tarea. Si nos exigimos poco, muy poco o nada haremos; si nos
exigimos mucho, multiplicaremos el propio esfuerzo. ¡Qué no se
diga que quienes tomamos a San Fern,ando por ejemplo e inter
cesor ante Dios Nues.tro Señor, nos contentamos con un~ cena
y unos bonitos discursos! No dejemos que nuestros buenos deseos
e intenciones se enfríen.
Ahora mismo, es urgente -también por una necesidad de
pervivencia-difundir nuestra revista Verbo. Tomemos la deci
sión -y cumplámosla-de hacer, cada uno de nosotros, diez
nuevos suscriptores
antes de fin de año. No es tarea imposible;
sobre todo, no es de buenos combatientes, rendirse antes de co
menzarla.
E. C.
Verbo, núm. 335·336 (1995), 645-656
645
Fundaci\363n Speiro