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Número 377-378

Serie XXXVIII

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La solidaridad

LA SOLIDARIDAD
La globalizaci6n de la solidaridad
Wn este contexto está implicado el mundo entero, que se está trans­
"formando
cada vez más en una «aldea global». No por casualidad hoy
"muchos expertos, que se ocupan del desarrollo económico de grandes
"dimensiones, hablan de globalfzadón. El hecho de que las regiones de
"la tierra se están relacionando económicamente entre sí no debe signi­
"ficar automáticamente una globalfzadón en la pobreza y en la miseria,
"sino ante todo una globalización en la solidaridad, .
.. ......... ... ..... ....... ... " ............................................................. .
"debéis afrontar un problema que aflige cada vez más el corazón de las
"personas, de enteras familias y clases sociales. Me refiero a la creciente
"exclusión de muchos jóvenes y personas maduras, del derecho al trabajo.
~El mercado laboral, condicionado por la competencia económica,
"incluso con balances positivos,
no progresa. Por eso, considero deber
"mío hacerme porta.voz de los más débiles, subrayando: el hombre como
"persona es el sujeto del trabajo. También en el actual mundo del tra­
"bajo debe hacerse espado a los débiles, los menos dotados, los andanas
'y los minusválidos, así como a tantos jóvenes que no tienen la posibili­
"dad de acceder a una formadón adecuada. En la época de la técnica
"sofisticada no hay que olvidar nunca al hombre. En la valoración y la
"retribución de su trabajo deben influir además del producto evaluacl_o
"objetivamente, también el esfueTZo y el empeño, la fidelidad y la hon­
"radez,.
JUAN PABLO 11: Discurso a las autoridades y al Cuerpo
diplomático, sábado 20 de junio. L 'Dsservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXX, núm. 26
(1539), 26 de junio de 1998.
Verbo, núm. 377-378 (1999), 569-573. 569
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La más pequeña de las buenas acciones de 1U1a persona ejerce Wla
influencia nústeriosa en la transformación social y en la con­
versión colectiva.
das personas tienen a veces la impresión de que sus decisiones indi­
"viduales carecen de efecto en el ámbito de un pats, del planeta o del
"cosmos, Jo que amenaza con producir en ellos cierta indiferencia, en
"virtud del comportamiento irresponsable de algunas personas. Sin em­
"bargo, debemos recordar que el Creador ha puesto al hombre en la crea­
"dón, ordenándole que la administre con vistas al bien de todos, gradas
"a su inte/Jgenda y su razón. Por eso, podemos estar seguros de que la
"~ás pequeña de las buenas acciones de una persona ejerce una
"influencia misteriosa en la transformadón social y parti.dpa en el cre­
"cimiento de todos. A partir de fa alianza con el Creador, al que el hom­
"bre está llamado a dirigirse incesantemente, cada uno está invitado a
"una profunda conversión personal en su relación con los demás y con
'1a naturaleza. Esto permitirá una conversión colectiva y una vida ar­
"moniosa con la creación. Gestos proféticos, incluso modestos, represen­
"tan para un gran número de personas una ocasión para interrogarse y
"comprometerse en caminos nuevos. Por eso, es necesario proporcionar
"a todos, en particular a los jóvenes que aspiran a una vida social mejor
"en
el seno de la creación, una eductl.ción en los valores hwnanos y mo­
"rales; es necesario igualmente desaiiollar su sentido dvico y su atenddn
"a '/os demás, para que todos tomen conciencia de que con sus actitudes
"diarias pueden poner
en peligro el futuro de sus países y del planeta,.
Juan Pablo 11: Discurso a la .Academia Pontificia de
Ciencias, viernes 12 de marzo. L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal
en lengua española, año XXXI, núm. 13
(1578), 26 de marzo de 1999.
Solidaridad entre generaciones
"dón, mediante una atendón particular al medio ambiente, lnterven­
"dones apropiadas
y sistemas de protección ordenados ante todo al bien
"común y no sólo a la rentabilidad o al provecho particular. El desarro­
'1lo duradero de los pueblos exige que todos se pongan ,al servicio de los
"hombres, para ayudarles a captar todas las dimensiones de este grave
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"problema y convencer/os de la urgencia de una acdón solidaria>
"(l'opulorum progressio, 1). Desgradadamente, las consideradones y
"las razones económicas y pollticas prevalecen con mucha frecuencia
"sobre el respeto del ambiente, imposibilitando o poniendo en peligro la
vida de las pobladones en algunas zonas del mundo. Para que en el
"futuro el planeta
sea habitable y todos tengan un lugar en él, invito a
"las autoridades públicas y a todos los hombres de buena voluntad a in­
"terrogarse sobre sus actitudes diarias y las decisiones que hay que tomar,
"que no pueden ser una búsqueda ilimitada y desenfrenada de bienes
"materiales, sin tener en cuenta el ambiente en que vivimos, y que debe
"ser capaz de satisfacer las necesidades fundamentales de las generado­
"nes presentes y futuras. Esta atendón constituye un aspecto esendal de
"la solidaridad entre las generadones,.
JUAN PABLO 11: Discurso a la Academia Pontificia de
Ciencias, viernes 12 de marzo. L 'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua española, año XXXI, núm. 13
(1578), 26 de marzo de 1999.
Los sindicatos y la culmra de la solidaridad.
,E/ sindicato autónomo e independiente "Solidaridad" nadó de una
"profunda solidtud por el hombre y por sus necesidades espirituales y
"materiales, así como de un sentido de gran responsabilidad por el bien
"común
de toda la nadón. Vuestra tarea, como sindicato, consiste en
"contribuir a la solución de los problemas de los trabajadores. Estos pro,
"blemas deben resolverse con el espíritu de la solidaridad humana que
"tiene su fuente en el amor auténtico. Por tanto, son necesarias una co­
"laboradón valiente y fructuosa y una voluntad de diálogo por parte de
"todos los que se interesan por el bien del pais y de la sociedad. Hoy en
'Polonia hace falta una gran solidaridad de las mentes, los corazones y
"las manos, capaz de superar las divergendas y las divisiones, para
"poder construir con coherenda y abnegadón una sociedad más justa,
"libre y fraterna. Asf pues, es necesaria una formación profunda de
"todos los miembros de ,Solidaridad,, abierta a los nuevos fenómenos que
"se producen en la sociedad y, al mismo tiempo, fiel a los valores que
"dieron origen a este sindicato. Aquí no sólo se trata de adquirir el cono­
"cim/ento y la capaddad indispensables para asumir tareas de respon­
"sabilidad, sino también de la voluntad de actuar con coherenda y espi-
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"ritu de sacrifido por el bien comtin, a la luz de la doctrina social de la
"Iglesia. Se trata de una nueva cultura del trabajo que tenga en cuenta
1as necesidades espirituales y materiales del hombre y respete sus de­
"rechos fundamentales.
»De este modo, el trabajo esmerado, perseverante y honrado se con­
"vertirá en el camino que lleva a un progreso auténtico: el camino de la
"esperanza. Se transformará
en elemento ·de cohesión, en signo de uni­
"dad y solidaridad entre las hombres. Será capaz de acercar las menll!s
'y unir los corazones, y ayudará a descubrir que los hombres son her­
"manos. El hombre debería entender
su propio trabajo "como incremen­
"to del bien común eleborado Juntamente con sus compatriotas, dándo­
"se así cuenta de que por este camino el trabéijo sitve para multi.pllcar el
"patrimonio de toda la familia
humana, de todos los hombres que viven
"en el mundo, (Laborera exercens, 10) "».
JUAN PABLO 11: Discurso a un grupo de ocho mil traba­
jadores del sindicato polaco independiente "Solidaridad",
11
de noviembre. L 'Osservatore Romano, edición semanal
en lengua española, año XXVIII, núm. 47 (1456), 22 de
noviembre de 1996.
Los sindicatos han-de ser instnnnentos efectivos de la solidaridad
que sólo puede obtenerse con el diálogo y la convergencia en
aras del bien común.
,.vuestras organizadones fueron instituidas con el propósito de afir­
"mar
el valor del trabajo y la dignidad de las trab,yadores. Hoy, ese
"mismo propósito requiere que emprendáis nuevas iniciati.vas para ayu­
"dar a construir una sociedad cuyo faro sea el bien integral de todas sus
"miembros.
Los nuevos problemas que están surgiendo a causa de la
"mundializadón de la economía y de la introducdón de nuevas tecno­
"logfas requieren un replanll!amiento del papel de los sindicatos y una
"renovación del modo como representan la fuerza de trabajo en las dt­
"ferentes situaciones. F.sta renovación no debería poner en peligro el
"derecho que tienen los trabajadores a reunirse
libremente en asociado­
"nes, para proteger sus derechos y los de los demás. Desde esll! punto de
"vista, los sindicatos continuarán desempañando un papel importanll!
"en el futuro, representando los intereses de las trabajadores.
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,EJ camino que hay que recorrer es, indudablemente, el camino de
"la solidaridad, una solidaridad que contrarrestre· la peligrosa tenden­
"cia a fa fragmentadón social. Un compromiso común en favor de la vir­
"tud de la solidaridad es condición necesaria para establecer pollticas
"que, en resumidas cuentas, se orienten hada un nuevo tipo de econo­
"mfa, que no deye de recordar que "el principal recurso del hombre es
't. .. ) el hombre mismo" {Centesimus annus, 32}. Los sindicatos han de
· "ser intrumentvs efectivos de esta solidaridad, que sólo puede alcanzarse
''mediante el diálogo, la cooperación j una correcta. y amplia conver­
"gencia entre los diferentes sectores de la sociedad. Junto con las demás
"corporadones sociales, los sindicatos tienen que desempeñar un papel
"directo en la construcción de un mundo verdaderamente justo y demo­
"crático, un mundo enrlqueddo con la participación responsable yac­
"tiva de todos en la economía y en otras lmJXJrtantes Meas de la vida
"{cf. Laborem exercens, 8 y 14). Todos tienen el deber de trabajar por
"el bien común de la comunidad entera, tanto nacional como internB.­
"cionab.
JuAN PABLO TI: Discurso a un simposio intet11acional
para representantes sindicales, lunes 2 de diciembre. L 'Os­
seivatore Romano, año XXVIII, nl'.i.m. 51 (1460), 20 de
diciembre de 1996.
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