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Número 397-398

Serie XL

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José Esparza Tolosa: Don Vicente. El amigo de todos

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
José Esparza Tolosa: DON VICENTE.
EL AMIGO DE TODOS
,.,
El donúnico José Esparza, anúgo y colaborador de don Vi­
cente Castelló Palanca, párroco de Nuestra Señora de la Buena
Guía (Cabañal-Malvarrosa)
de Valencia, nos ha dejado un sim­
pático relato
de la vida de este sacerdote pintoresco, al que tan
bien conoció,
que desborda caridad por todos los poros de su
cuerpo. En su legitima opción
ha preferido medio novelar el
relato biográfico
-ya he dicho en alguna ocasión lo que me fas­
tidia este género
literario-, sin duda pensando que así llegarla
mejor el público o

a más público.
La segunda parte del librito
(págs. 123-183) recoge
una serie de relatos autobiográficos real­
mente pintorescos
en los que el sacerdote valenciano reflejó
algunas de sus aventuras apostólicas. Verdaderas aventuras algu­
nas de ellas (como cuando
se inventó.la llegada del maquis para
impedir
un baile que se iba a celebrar), casi todas divertidas Oos
bigotes que amenazó con poner a las mujeres que se sentaran
en los bancos reservados a los hombres), y todas el reflejo de su
enorme celo sacerdotal. Sus relaciones con los maquis, desde
una radical discrepancia ideológica pero con una inmensa cari­
dad resultan casi inverosímiles si no fuera porque don Vicente
no sabía mentir. El sí que fue un verdadero ministro. de reconci­
liación sin que en ningún momento se le ocurriera pedir absur­
dos perdones.
El fue el verdadero padre de su pueblo y, sobre todo, de los
pobres de su pueblo. Y más
que de nadie, de los niños pobres
de su pueblo. Grande, bruto, bueno. Sobre todo,
bueno. Si algún
día el genio le amenazaba, y vaya si lo tenía, el remedio era fácil.
Cogía
una azada y al campo. Una hora cavando, dos horas
cavando ... Y como nuevo.
El genio se había quedado entre los
terrones.
(') Edibe,a, Madrid, 1998, 303 págs.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Un sacerdote. Raro, atípico y bueno. Sobre todo, bueno.
Su paso dejó honda huella entre los que le conocieron. Y
este pequeño libro permitirá que le conozcan más. Da gusto
saber de sacerdotes asi.
FRANCISCO Jost FERNÁNDEZ DE LA CIGol Arturo Ciiment Bonafé: RICARDO PLÁ ESPÍ.
TRABAJADOR DEL EVANGELIO Y MÁRTIR DE CRISTO r)
Los numerosísimos mártires de la persecución religiosa de
1936 están siendo objeto de numerosos estudios, de desigual
valor y
que corresponden a dos momentos distintos de la evoca­
ción y del propósito. Unos, los más responden
al deseo de dar a
conocer
la figura de algún mártir, o de varios de ellos si murie­
ron juntos o pertenecían a
una misma congregación religiosa o a
una misma diócesis o archidiócesis, con vistas a su deseada bea­
tificación. Algunos otros se escriben ya desde la alegria de ver en
los altares al mártir de Cristo. Y fueron tantos los obispos, sacer­
dotes, religiosos, religiosas
y seglares que vieron sus vidas sega­
das en aquel holocausto que sufrió Espafia en 1936 que no es
extraño
que estas obras se multipliquen como las flores en la
primavera.
El que ahora comentamos nos presenta la vida y la muerte de
un joven sacerdote, de rostro simpático, hijo de la población
valenciana de Agullent que sufrió el martirio
en Toledo cuando
tenía treinta
y siete años. Lo escribe un sacerdote de la archidió­
cesis valentina que durante diez afias fue párroco de Agullent, lo
que le pennitió conocer muy
de cerca el magnífico recuerdo que
alli
se tenía del mártir y tratar a la hermana del sacerdote que
durante toda su vida vivió del y para el recuerdo de aquel ser que­
rido arrancando de su lado para que volara al cielo el 30 de julio
de 1936.
Al autor le ha encantado la vida y la muerte del biogra-
(•) Edicep, Valencia, 1992, 183 págs.
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