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Número 427-428

Serie XLII

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El Papa y España hoy

EL PAPA Y ESPAÑA HOY
Iglesia y Estado: es manifiesta la incoherencia de ciertas tenden­
cias, que, mientras poi· un lado magnifican el bienestar de las
personas, de otro cercenan de raíz su dignidad y sus derechos
más fundamentales, como ocurre cuando se limita o instru­
mentaliza el derecho fundamental de la vida, como es el caso
del ah orto, y lo 1nismo sucede si se adultera el verdadero ser
del matrimonio y de la familia.
"familia Real, de la nación española y de su Gobierno, rogándole se
"haga
intérprete ante ellos del afecto entrañable del Papa por todos los
"españoles.
»AJ constatar con satisfacción el estado de las relaciones diplomáti­
"cas entre España y la Santa Sede, basadas en la estima y el respeto, no
"puedo olvidar mis dnco viajes a ese país. Recuerdo sobre todo el más
"redente, el ano pasado, cuando a la expresividad de los testimonios se
"unió una vivacidad y fervor desbordantes. Me encontré una vez más
"con una multitud de todos los seétores sociales, vibrante, de una fe pro­
"funda
y un afecto entrañable al Sucesor de Pedro. Fue un signo muy
"claro de esperanza para la Iglesia y también para la sociedad española,
' ''pues los elevados valores vividos intensamente son como el alma que da
"cohesión a toda actividad hwnana e infunde creatividad y entereza en
"los momentos de decaimiento o de adversidad, de la que España ha te­
"nido también
muy recienternente trágicas experiendas, sobre todo a
"causa de la plaga del terrorismo.
»Consdente
de ello, me despedí dirigiendo una invitadón encareci­
"da a los españoles:
~o descuidéis nunca esa misión que hizo noble a
"vuestro
país en el pasado y es el reto intrépido para el futuro, {Regina
Verbo, núm. 427-428 (2004), 555-560. 555
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"caeli, Madrid, 4 de mayo de 2003). Es una misión que perdura incluso
"tuera de las fronteras patrias, donde muchos miles de religiosos y reli­
"[posas, voluntarios y cooperadores laicos, con su dedicadón y esfuerzo
"abnegado, son tantas veces portadores de la mejor imagen de ·su patria.
"España ha dado una pléyade de sanlDs y está. sembrada de monumen­
"tos, centros de asistenda, de cultura y obras de arte inspirados por la fe.
"Son muestras patentes de su identidad y de la fuerza vital que ha guia­
"do su gloriosa historia y ha sabido llevar con generosidad a muchos
"otios pueblos. En el momento en que en la vieja Europa nace también
"un nuevo orden, na puede faltar entre sus aportaciones la manifesta­
"ción expresa de las raJCes cristianas, de las que, como en los otros-paf­
"ses europeos, ha ido brotando durante siglos un alto concepto de -perso­
"na abierta a la trascendencia, que es también un factor decisivo de
"integración y universalidad.
,En el ejerciclo de su propia misión, la Iglesia busca el bien integral
"de cada pueblo, actuando en el ámbito de sus competendas y respetan­
"do plenamente la autonomía de las .autoridades el viles, a las que apre­
"ciay por las que pide a Dios para que ejerzan con generosidad, aderto
"y justida su servicio a toclos los ciudadanos.
,En efecto, se trata de dos ámbitos autónomos que no pueden igno­
"rarse, pues ambos se benefidan de un diálogo leal y constructivo, ya
"que el bien común requiere _con frecuencia diversas formas de colabo­
"ración entre ambos, sin
t;liscrlminación o exclusión alguna. listo es Jo
"que plasman los Acuerdos parctales entre la Iglesia y el Estado, estable­
"ddos inmediatamente después de la aprobadón de la actual Consttu­
"dón española. Los frutos alcanzados y el desarrollo adquirido en su
"aplicación concreta son resultado l:ambién de una constante comu­
''nicación abierta, establecida sobre una base firme y dw-adera preci­
"samente para evitar
el riesgo de alteraciones bruscas o alternancias
"pasajeras, que en muchos casos producen inseguridad y desconcierto
"respecto a los derechos propios de las instituciones, de la familia y de los
"ciudadanos.
,En su acción evangelizadora, la Iglesia se esfuerza en invitar a
"todos los hombres y mujeres de buena voluntad a construir 1.UJa socie­
"dad basada en valores fundamentales e irrenunciables.para
un orden
"nacional e internacional
justa y digna del ser humano. Esto va unido a
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"su misión religiosa y tiene un carácter ético de alcance universal, tun­
"dado en la tnlgual.al;le dignidad de la persona humana, creada a irna­
"gen de Dios, de la que nacen sus derechos inalienables, que precisamen­
"te las instituciones públicas han de servir y promover, segtin el clásico
"principio de subsidiariedad. Asl la conl1vencia humana, en vez de
"obedecer únicamente a intereses
parciales ·o pasajeios, se debe r'égir por
'1os ideales de libertad, justida y solidaridad
,Desde esta. perspectiva, es conveniente poner de manifiesto la inco­
"herencia de ciertas
te'ndencias de· nuestro tiempo que, mientras por un
"lado magnifican el bienestar.de las personas, por otro cercenan de.raíz
"su dignidad jr sus derechos más fundainentales, como ocurre cuando
"se limita o instrumentaliza el derecho fúndamental a la vida, como es
"el caso del aborto. Proteger la vida humana es un deber de todos, pues
"la cuestión de la vida y de su promoción no es prerrogativa solamente
"de los cristianos, sino que pertenece a toda conciencia .humana que
"aspira a la verdad y se preocupa por la suerte de la humanidad. J,os
"responsables públicos, en cuanto garantes de las derechos de .todos, ti.e­
"nen la obligadón de defender la vida, en parttcular la de los más dé­
"biles e indefensos. Las veidaderas cconquistas sociales, son las que pro­
''mueven
y tutelan la vida de cada uno y, al mismo tiempo, el bien
"común de la sociedad.
,En este campo, se dan algunas mal llamadas ~onquistas sociale~,
"que lo son en realidad sólo para algunos a costa del sacrificio de otros,
'y que los responsables públicos, garantes y no origen de los derechos
"innatos de todos, deberían considerar más bien con preocupación
y
"alarma.
»Algo similar sucede en ocasiones con la familia, núcleo central y
"fundamental de toda sodedad, ámbito inigualable de solidaridad y
"escuela natural de convivencia padfica, que merece la máxima tutela
Y ayuda. para cumplir sus cometidos. Sus derechos son primarios res­
"pecto a cuerpos sociales más amplios. Entre tal.es der:echos no se ha de
"olvidar el de nacer
y crecer en un hogar estable, donde las palabras
"padre
y madre puedan decirse con gozo y sin engaño. Así se prepara
"también a
los más pequeños a abrirse confiadamente a la vi.da y a la
"sociedad, ·que se benefidará en su conjunto si no cede a dertas voces
"que parecen confundir el matrimonio con otras formas de unión del
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"todo diversas, cuando no contrarias al mismo, o que parecen conside­
"rar a los hijos como meros objetos para la propia satisfacción.
,Entre
otros, la familia tiene el derecho y el deber de educar a los
"hijos, haciéndolo de acuerdo con sus propias convicdones morales y
"religiosas, pues
la formación integral no puede eludir la dimensión
"trascendente
y espiritual del ser humano. En este contexto se plantea el
"papel de las instituciones educativas vinculadas a la Iglesia,
que con­
"tribuyen
al bien común, así cama tantas otras que en diversos ámbitos
''prestan también
un servicio a los ciudadanos, a menudo a los menos
"favoreddos. Tampoco se debe infravalorar la enseñanza de la religión
''católica
en las institucione:, estatales, basada precisamente en el de­
"recho de las familias que
Jo solicitan, sin discriminadones ni impo­
"siciones.
,Señor embajador, le reitero mis m(!}ores deseos al frente de la Em­
"bajada de
su país ante la Santa Sede y, en este Año Santo jacobeo, rue­
"go al Apóstol Santiago que, como Jo ha sido durante siglos, continúe
''siendo
un faro luminoso para los pueblos de España y haciendo de sus
"tierras un camino sembrado de esfuerzos y esperanzas para tantos
"peregrinos de toda Europa. Muchos de ellos han quedado fascinados
"por la acogida y la nobleza de quienes han encontrado a su paso; han
"sido testigos de su laboriosidad, constancia y fidelidad; han descubier­
"to una nación que sabe mirar alto. Estas son virtudes que han confor­
"mado
una gloriosa historia y que, con el empuje y la colaboración leal
"entre todos, hacen esperar también
en un futuro prometedor, en una
''sociedad más próspera, ecuánime y abierta a los valores del espíritu».
JUAN PABw 11: Discurso al nuevo embajador de España
ante la Santa Sede el 18 de junio. L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXVI, núm. 26
(1852), 25 de junio de 2004.
Deben tenerse debidamente en cuenta en la tarea del desarrollo de
España los valores éticos tan arraigados en nuestra tradición
religiosa.
"ñoles, a Sus Majestades los Reyes y a la Familia Real, que, juntamente
"con quienes en cada momento estaban en el Gobierno, me han acogí-
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"do tan bien en las cinco veces que he Visitado su pa/$. Yo correspondo a
"esas muestra.s de cariño renovando mi sincero apredo a la comunidad
"católica en España, que con sus obispos camina por las sendas de la fe
"en estrecha comunión con el Papa. Elevo asf mismo mi oradón para
''que esa querida
nadón marche siempre hada el progreso integral, se
"fortalezca
en ella la convivencia pacifica en la unidad entre las gentes
'y pueblos de esa gran tierra,· con la maravillosa y variada diversidad
"que la constituye, y
se conserven los vtµores morales y culturales, así
"como sus rafees cristianas.
»Hace pocos días, recibiendo a su nuevo embajador, he tenido opor­
"tunidad de referirme a algunos
a.spectos de la sociedad española. Rea­
''firmando cuanto
he dicha en tal ocasión, quiero renovarle mi sincero
"agradecimiento por esta amable visita. Espero vivamente
que su com­
''promiso personal,
así como el de su Gobierno, alcance los objetivos pre­
''fijados de fomentar el moderno desarrollo de España, y que en esa tarea
"se tengan en la debida cuenta los valores éticos, tan arraigados en la
"tradición religiosa
y cultural de la población. Sepa que puede contar
"con la colaboración de la Santa Sede para trabajar unidos en la gran
"causa de la
paz y en favor del progreso espiritual de los pueblos; para
"ayudar en Jo que se refiere a la erradicación del terrorismo y de la vio­
"lenda
en todas sus formas; para alcanzar el mayor logro de las legiti­
"mas exigendas de la persona hun1ana, con su dignidad, derechos y
"libertades,.
JUAN PABLO 11: Alocución al presidente del Gobierno
español, 21 de junio. L 'Osservatore Romano, edición sema­
nal
en lengua española, año 26 (1852), 25 de junio de 2004.
El nacimiento de una nueva familia es siempre un gran aconteci-
1niento para los esposos y para la sociedad que no caduca.
tEI nacimiento de una nueva familia es siempre un gran aconteci­
"miento.
Lo es para los esposos, cuyo amor mutuo se enriquece y afianza
"con la graciá divtna. Lo es también para las respectivas familias y para
Nla sociedad, pues una convivenda fiel que no caduca, conlleva nuevas
"esperanza
y promesas de vida.
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,Renuevo,. pues,-los votos ql!-e ya les envié para el día de la boda, y
"pido a Dios que les ayude en este nuevo estado de vida, para que for­
"men un hogar feliz, el cual, por el relieve que tiene en la sociedad espa­
"ñola, sea también punto de referencia eyemplar para tantas

familias
de
"esa querida nadóm.
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JÚAN PABW 11: _ Palabras a sus Altezas Reales los Princi­
pes Don Felipe y Doña Letizia de Barbón, el 28 de junio.
L 'Osservatore Romana, edición semanal en lengua españo­
la, aí\o XXXVI, núm. 27 (1853), 2 de julio de 2004.
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