AA. AA., Anales de la Fundación Francisco Elías de Tejada, año XVII (2011)

Anales de la Fundación Francisco Elías de Tejada, año XVII (2011), 250 págs.

Que los Anales de la Fundación Elías de Tejada están asentados después de diecisiete volúmenes, a uno por año, como indica su nombre, parece evidente. Dirigidos por Miguel Ayuso, se observa siempre una cuidada selección de temas y autores, insertos por lo general de lleno en el pensamiento tradicional y sólo excepcionalmente vinculados colateralmente con éste.

En la presentación se nos informa en primer lugar de las actividades que la Fundación ha organizado o que han contado con su concurso (a veces decisivo) durante el año al que se contrae la entrega, que es siempre vencido. Así pues, en este volumen se deja constancia de los quehaceres correspondientes al año 2011 y por eso aparece en los primeros meses del año siguiente, esto es, del corriente de 2012. Que en este caso son nutridas, calificadas y de relieve internacional.

Pero también se revolotea en torno al contenido del tomo. En este caso no puede comenzarse sin evocar la figura de Juan Vallet de Goytisolo, fallecido durante el año al que se refiere, y que corre a cargo –como era obligado– del profesor Miguel Ayuso. Sin Vallet no puede pensarse en la supervivencia de la Fundación Elías de Tejada (como tampoco, en otro orden de cosas, de la Fundación Speiro). También se encuentran este año las notas necrológicas del presidente Bordaberry, de la Banda Oriental del Río de la Plata, y del ilustre escritor, historiador y –como se decía en otros tiempos y a él le hubiera gustado– «charlista» Manolo González, que nos distinguieron con su amistad, y que encuentran un apunte conmovido también en la pluma del director de la publicación.

Notas que, aunque comparecen al final del número, no pueden sino ser referidas al inicio. En cuanto al resto del contenido, hallamos un conjunto bien interesante de contribuciones de derecho público (en clave problemática) e historia y filosofía de la política: «Así, el ensayo de Juan Manuel Rozas, abogado madrileño, sobre el impío designio historiográfico del sacerdote del Opus Dei, ya fallecido, Gonzalo Redondo, que nuestro colaborador desnuda con razones. También a la historia política pertenece el texto del abogado italiano Daniele Matthiusi sobre los 150 años de la unidad italiana, donde muestra los equívocos de la cultural clerical (de entonces y aún más de hoy). Al campo del derecho público se adscriben las colaboraciones de Ricardo Dip sobre el nihilismo del derecho público posmoderno y de Juan Fernando Segovia sobre el derecho político del profesor argentino Faustino Legón. Mención aparte, fuera de los contenidos habituales de estas páginas, merece la reflexión literaria, pero no sólo, de Elena Calderón sobre Milton. Y encontramos finalmente dos ensayos de filosofía jurídica, ambos de autores italianos: uno de Anzalone sobre el no muy ortodoxo amigo de Elías de Tejada Felice Battaglia; y otro de Mini sobre el jurista catalán del siglo XV Tomás Mieres. Este último es la primera parte de una trilogía, que con la ayuda de Dios completaremos con los dos números siguientes, que trae causa de la tesis doctoral del autor».

Por la cercanía de nuestros horizontes y de nuestros equipos, dejamos nota, por apretada que fuere, con gran satisfacción, de esta aparición que enriquece el horizonte del pensamiento tradicional.

José DÍAZ NIEVA