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Número 87-88

Serie IX

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Elites cívicas y vida política de las naciones

PLAN:
ELITES CIVICAS Y VIDA POLlTIGA
DE
LAS NACIONES
COMUNICACION DE
JEAN BEAUOOUDRAY
Introducción,-l. Diversos aspectos de la vida política de las nacioneJ,' 2.
Papel de
las élites
naturales en la vida de
lar naciones; 3. Ni doctrinarios
fuera

de la realidad
ni técnicos
sin principios,· 4. Pluralidad de las
iniciativas
y unidad de método1,· 5. Cómo anudar relaciones cívicas, eficaces y durables:
-5.I.
Fo,-marse y adiestrarse personalmente; 5.2. Empezar por una acción de per­
rona a persona; 5.3. Entrenarse en equipo,-5,4. Concertar los equipos y las
redes,

los trabajos
y las iniciativas. Conclusión.
«. . • no deja de ser evidente que nunca se
podrá hacer algo sin unión.
Lo que todos reconocen. . . en
princ1p10.
Lo que es más difícil de realizar de hecho.»
J&N OussET: «La acción», pág. 42.
INTRODUCCION
"Patrias, Naciones, Estados" es el tema de las comunicaciones
de este Congreso, en el cual la exposición de esta noche, "Elites
cívicas y vida política de las naciones", no encontraría un lugar
si no fuera para resaltar nuestra preocupación de suscitar la ac­
ción

eficaz y necesaria
para la salvación de nuestra sociedad.
La comprensión de los valores políticos a promover nos es
ampliamente dada por los conferenciantes de estas jornadas. Por
nuestra parte, quisiéramos exponer algunas proposiciones acer­
ca de

los medios a poner en obra. En una exposición de cuarenta
minutos sólo
podrán ser

esbozadas las
modalidades que supone
la acción cívica hoy día. A mayor abundamiento, conviene que
nos introduzcamos en los trabajos -de los stands y de los forum:s.
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Fundaci\363n Speiro

JEAN BEAUCOUDRAY
Nuestra exposición habrá alcanzado su meta si despierta suficiente
curiosidad en cada uno para que vayan a consultar a los anirna­
dorés de los
stands generales o especializados.
No queremos que la acción cívica según el derecho natural
y cristiano se quede en 1a fase de las intenciones piadosas.
"No hay tiempo que perder -exclamaba Pío XII-. El tiem­
po de la reflexión y de los proyectos ha pasado; i es la hora de
la acción ! ¿ Estáis dispuestos ? ·
l. Diversos aspectos de la vida política de las naciones.
Hacer vivir a los hombres en sociedad ha sido siempre el arte_
más difícil porque la acción pol ica es la más compleja. La mul­
tiplicidad
de los elementos, la diversidad de las relaciones que in­
tervienen en el arte de la política exigen una percepción ancha y
profunda respaldada por una larga experiencia. Más que las otras
artes, su ejercicio reclama responsables en todos los niveles, una
lenta preparación mora;!, intelectual y práctica. Es ese duro apren­
dizaje, esa sabiduría, fruto _de una larga maduración, lo que el
orgullo de los ciudadanos modernos ya no quiere admitir.
No es nada extraño que tan pocos hombres tengan hoy el
sentido de la acción política. Sin embargo, los
más seguros

destructores del orden social
parecen tener un cierto genio en el terna que les permite movili­
zar, no sin éxito, numerosos servidores.
Si --como se repite insistentemente y con complacencia------esto
se
basa en el hecho de que
ªlos hijos

de las tinieblas" han sido
siempre más hábiles que "los
hijos de la luz", sin embargo, no lo
explica todo. Ciertamente, el curso de los acontecimientos tempo­
rales depende en lo esencial del orden espiritual, pero, con todo,
no puede explicarse únicamente
por las

causas espirituales, por­
que si no la mera apelación a lo espiritual bastaría para
arreglar
todo

lo que constituye
lo temporal. Lo único necesario en todas
las circunstancias sería fa intervención de santos religiosos con la
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ELITES CIVICAS Y VIDA POUTICA DE LAS NACIONES
exclusión de los medios naturales. El cuidado de la ciudad debería
confiarse exclusivamente a los clérigos, con tal de que fueran bue­
nos ... Pero sabemos que hace falta más:
"A¡yúdate y

el cielo te
ayudará." Unicam-ente Dios da la victoria, pero es necesario que
los
guer.reros se molesten en guer,rear ...
El rey San Luis, que era santr, vivía antes que nada de la
gracia de Dios, pero empuñaba las armas, administraba justicia
y gobernaba su reino también de la manera más temporal. La
ermita de Tamanrasset, hecha totalmente para el amor de Dios,
no por ello servía menos a su país hasta la misma víspera de
su muerte sangrienta.
* * *
_De una manera confusa, n,uestros contemporáneos quieren re­
medios inmediatos, curaciones sociales casi milagrosas, transfor­
maciones grandiosas, como si el poder de su palabra fuera el del
propio Dios y pudiera engendrar directamente las obras con su
anhelo.
¿ Quién no se ha sorprendido soñando con un orden ideal
en el que el baremo de los diplomas, conforme con los
conoci­
mientos adquiridos, correspondiese a la escala de las posiciones
sociales, en el que las reformas más justas siguieran de cerca a
los discursos y a los mejores planes, en el que la vociferación de
verdades impresionantes bastaría para restablecer, con todos sus
derechos, lo bello, el bien y lo bueno ... El viejo idealismo intelectual
y político no se hizo nnnca tan
multiforme ni estuvo a punto de infiltrar incluso a los mismos
que quisieron combatirle ...
* * *
La realización de los mayores bienes políticos ha exigido siem­
pre, humana y sobrenaturalmente, que se defendieran las obras
comunes contra los agentes de destrucción, en el exterior y en el
interior.
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JEAN BEAUCOUDRAY
Las comunidades nacionales han sido siempre atacadas des­
de el interioT y, el exiterior. Mudhas veces hain sido más vulne­
rables en el interior que en el exterior. A veces han sucumbido
ante los esfuerws conjugados de sus enemigos del exetrior y de los enemigos del interior. Desde este punto de vista el comunismo
es doblemente temible, porque_ es una organización que socava al
país desde el interior con el apoyo de su aparato mundial...
Las
naóones y
sus Gobiernos han sido
clebilit"das constante­
mente

desde el
;nterior por
agentes enemigos
de todas
clases :
-ausencia de ciertas virtudes en sus propios hijos.
-conjuraciones de intereses (coaliciones de ciertos señores
de la Edad Media o del Renacimiento y de ciertos banqueros
más tarde).
-
subversiones intelectuales

o religiosas (
recuérdese el papel
nefasto, tanto para el ireino de F,rancia como para la Iglesia, de
los sonbonardos en tiem¡pos de J nana de Arco.
-las traiciones de los grandes ·y sus complots, etc ...
Cuesta creer que Carlos I de Inglaterra, Luis XVI y Nico­
lás II hubieran podido terminar de distint.a manera de como ter­
minaron. La marea roja que les anegó nos es presentada siempre
como irresistible; pero, ¿ se repara suficientemente en la débil vo­
luntad de defensa de las élites responsables que precedió a la des­
integración de esos países? A la vista de
la experiencia, podemos
afirmar que
el poder material tiene poca importancia cuando la
voluntad de luchar contra los agentes enemigos es débil. El
po­
derío

financiero, económico y militar de los Estados U nidos
ten­
drá poco peso si los fenómenos de decadencia cívica observados
en
cíertos medios continúan propagándose·. El· resurgir económico
francés carecerá de interés si las élites
y organizaciones del país
siguen siendo cada vez más infiltradas por los principios de la
revolución marxista.
El factor nuevo, que hace cada vez aún más ardua la acción
política, no es tanto una tecnología de efectos múltiples como el
de la Revolución Universal.
Las luchas endémicas nacidas del espíritu humano
han tomado
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EUTES CIVICAS Y VIDA POUTICA DE LAS NACIONES
un sesgo nuevo con Ja ex¡plotación sistemática de sus fermentos.
Al liberarse las tendencias totalmente de las constricciones de todo
orden, la Revolución ha exacerbado los antagonismos latentes.
Esta no cesa de provocar en ellos una ex.aicerbación hasta el paro­
xismo para encerrar a los hombres en unos dilemas en términos
irreductibles para sus posibilidades.
Su fuerza de desintegración política, moral y religiosa estriba
en primer lugar en la paradoja sin descanso; pero este contagio no
acertaría a extenderse y a hacer su obra de muerte si no se hubiera
organizado todo un sistema "científico" de inoculación y pToli­
feración del mal.
Hombres bien formados, entrenados y organizados son los
hábiles ¡prqp;.gadores de su germen. Ninguna cuestión esca¡pa a la
iniciativa de sus redes. Todas las formas y todas las maneras de
propagación son buscadas, mantenidas, desarrolladas ... , de tal ma­
nera que J ean Madiran ha podido decir: la Revolución actúa como
un nivel de agua que sube e, insensiblemente, socava y ahoga
2
la vez.
Esto
explica cómo tantas instituciones excelentes o vulnera­
bles han podido ser desviadas de sus fines.
La despreocupación, la
ig¡nomocia del !hecho revolucionario, de su naturaleza y de su
táctica,
la falta de voluntad de organizar ,la locha, incluso en los
que debieran combatirla, explica mejor aún sus éxitos ..
2. Papel de las élites naturales en la vida de las naciones.
En renovadas ocasiones de la historia reciente, las élites res­
ponsables han sido encontradas
<:amo el
centinela dormido al
amanecer, mientras que el enemigo acampaba en el corazón de la
ciudad ...
Sin reparar en ello, los verdaderos responsables de
la vida so­
cial se han dejado desposeer de sus atribuciones normales y, cuan­ do se han quedado en su sitio, unos revolucionarios hábiles han
sabido envolverlos ...
Hoy en día los resultados están
ahí.
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JEAN BEAUCOUDRAY
Las costumbres, la inteligencia, la voluntad, se disocian tanto
que auu los hombres más conscientes del mal acaban por dudar
de

que sea aún posible detener la carrera fatal. Ante el escándalo,
muchos de "los buenos",
estupefactos, se

quedan en casa y ya no
se atreven a protestar. Ya no interesan las derrotas mientras uno
mismo no esté envuelto en
la catástrofe.
Pero aún ciertas minorías, a pesar de advertir la crisis, no lle­
gan a abstraerse de sus preferencias particulares o de sus como­
didades personales y llegan hasta a favorecer la confusión en las
filas de los combatientes.
C..da vez

que la crisis
enipeora en
un punto pr,eciso se ve
a un gran número abandonar su puesto para colocarse en el nuevo
frente abierto por el enemigo. La generalización y aceleración de
los fenómenos de la Revolución hacen enloquecer a los espíritus
hasta el punto de que cada uno intenta evadirse de su papel or­
dinario para irse siempre a otra parte... Así, las urgencias de
cada día se adelantan a la importancia de los deberes ordinarios,
grupos enteros pierden lo mejor de su eficacia y se hacen erran­
tes
fuera del campo de su misión.
Esto nos

lleva a insistir en el deber que cada cual tiene de
mantenerse en su verdadero puesto cívico y social, de actuar en función de sus competencias y de llevar a
buen fin lo que ha ini­
ciado.
¿ Qué pensar de un ejército en el cu.al, en razón de las cir­
cunstancias de la guerra, sin tener en cuenta la misión recibida,
moti, propio, el jinete se hiciera aviador y el irnfante marino por­
que

la última ofensiva hubiera mostrado el papel capital de la ma­
rina o de la aviación?
Algunos objetarán: el barullo ha llegado a tal punto de con­
fusión que estamos obligados a hacer todo
al mismo tiempo. Lo
cual tiende a ser verdad en cierto sentido, nO solamerute para el
conjunto, sino también para cada uno, allá donde se encuentra,
a condición, sin "embargo, de que se encuentre efectivamente, que
se encuentre allí, y que en ese caso límite todo no sea hecho por
él mismo, al m1ismo tiempo ni desde el mismo purito de vista.
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EUTES CIVICAS Y VIDA POUTICA DE LAS NACIONES
Sigue siendo una realidad que la continuidad en el esfuerw de
cada uno en su puesto, en algunos puntos
determinados, es
la
que otorga
todas las

posibilidades de éxito a la complementarie­
dad de las
acciones y

no
fa amable algarabía de las voluntades
indistintas.
Si es, pues, necesario que cada uno se resuelva a ser de al­
guna utilidad, conviene, sin embargo, que la voluntad no se par­
ticularice hasta el punto de ignorar 1~ otras acciones necesarias.
El cuidado
.de proceder bien, sin aibordar más que una cuestión
cada vez y una de;,pués de otra, no debe afrontarse exclu¡yendo
lo

demás. Unos
prqpósitos perfectamente fundados,

tales como
los que vamos a evocar, no deben ser tomados como exclusivos.
La familia es la célula hásica de la sociedad ; así, pues, dad
prioridad a la familia.
Lo social en primer lugar ... , o ,sea, política en primer lugar ...
La defensa de la fe es el primer deber de estado ... ; organizad
la fonnación en tomo al catecismo romano ...
Los sindicatos son muy poderosos;
es, pues,
necesario que ac­
tuéis a través de los sindicatos, etc ...
Estas "prioridades" y estos "en primer lugar" ¡presu¡ponen,
para poder ejercer su primacía en el espacio y en el tiempo, mu­
chos otros requisitos
y, por lo tanto, no pueden ser enarbolados
como excluyentes de todos los otros compromisos necesarios. Si
los vizcondes cuentan historias .de vizcondes, es necesario que los
padres se preocupen en primer lugar de sus deberes de padres,
que los ciudadanos no dejen en último lugar la preocupación por
sn patria, que los católicos lo intenten todo por vivir
y difunclir
la verdadera fe, que los sindicatos se ocupen de organizar sana­
mente sus intereses profesionales, etc ...
Todos los elementos que componen la sociedad son necesarios
en su orden
y en su sitio. Se trata, pues, de poner todo en marcha
y en orden_ La revitalización de la sociedad presupone el conve­
niente funcionamiento de todos sus miembros, de todos los ór­
ganos,
por pequeños que

sean.
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JEAN BEAUCOUDRAY
En su discurso de 10 de diciembre de 1952, Pío XII reco­
mendaba:
"Proceder de manera que las necesidades estén bien defini­
das,
las metas bien claras, las fuerzas disponibles bien dominadas,
de manera que, desdre el principio, no se descuiden los recursos
actuales por no conocerfos, ni sean empleados de manera des­
ordenada ni malgastados en actividades secundarias."
Es decir, que las
circoostaocias, determinadas la

mayoría de
las veces por los repetidos asaltos de la Revolución, no puede ser
lo
único tenido
en cuenta. Es decir, que los medios aplastantes del
adversario no pueden hacernos olvidar el examen y la organi­
zación metódica de los instrwnentos, de valor desigual, que que~
dan a nuestro alcance.
En un últímo esfuerzo, la movilización de todos los hombres
formados y decididos verdaderamente disponibles es el !actor de­
cisivo de nuestra causa. Por un lado, porque la explotación de los
acontecimientos y de los medios depende antes que nada de la
decisión y de la calidad de los utilizadores, y por otro, porque siendo la
sailvación del

mayor
número posible
la última
meta de
la acción política, es importante que sean los más numerosos
posibles los que traoo.jen en la obra salvadora.
En su libro La Affión, J ean Ousset distingue precisamente
los tres elementos básicos que componen esta acción:
'1Los hombres, los instrumentos, las circunstancias."
Dice, y con razón, que
de los tres términos el primordial es
el de
los hombres
y, más particularmente, el de un pequeño nú­
mero de hombres resueltos, metódicos, capaces de formar a otros
hombres
y de arrastrarlos hacia las formas de acción más nece­
saria.s.
Ese pequeño número de hombres voluntariosos, sufridos, expe­
rimentados, debe constituir una especial élite de responsables na­
turales de la ciudad. No solamente una élite por el rango social
únicamente, o solamente por su saber, sino una élite diversa se­
gún
sus aptitudes
cívicas, una por su
comprensión más elevada
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ELITES CIVICAS Y VIDA POLITICA DE LAS NACIONES
y más práctica de las condiciones necesarias para la salvación
temporal y espiritual de las naciones.
Las élites naturales de las naciones las constituyen esos res­ponsables
de
las diversas actividades humanas que saben movi­
lizar

toda las energías para asegurar el triunfo de las virtudes
natwaJes y cristianas, tanto en el orden privado como en el pú­blico,
Ed pa¡pel bienhechor de las

élites naturales no solamente es
indispensable, sino que cualquier retorno a la vida normal
ea nuestras

sociedades ha de llegar a través del trabajo de esas élites
cerca de las autoridades reales, hasta aquí aisladas, adormecidas,
temerosas
o desorganizadas. Así, pues, busquemos una acción
primordial de las élites naturales en contacto de las realidades con­
cretas.
Acción para todo lo bueno, ciertamente, pero también para combatir todas las formas del mal. Combatir el error es lo que
destaca al
servidor de

la verdad.
El Padre Vallet recomendaba siempre buscar "lo más" y, al
mismo tiempo, actuar "contra" todo lo tj_ue se opone al bien. "Lo más'" no podría alcanzarse sin que se realicen las exigencias doc­
trinales y prácticas del derecho natural y cristiano. El agere contra
de San Ignacio no podría concebirse sin un conocimiento suficiente
de las formas más actuales de las malas artes que hay que vencer.
Esas exigencias de "lo más" y del "contra" deben, por consi­
gttiente, alejarnos

de la tentación de imitar a los revolucionarios
en lo que su acción pueda tener de perverso. Actuar como
lo&
revolucionarios

sería ser ya revdlucionario, aunque se quiera
luchar contra la Revolución. "No se cura el mal por el mal, pcr Ia intensificación y universalización del mal", recordaba aquí mis­
mo el profesor Marce! de Corte en 1%7. Con
Joseph de
Maistre, podemos afirmar que la acción
con" trarrevolucionaria "debe ser lo contrario de la Revolución. No una
revolución contraria. Es decir, que hay que reanudar los fazos
sociales

en vez de quebrarlos ... ; ejercer una acción coordinadora
en sentido inverso de
1a acción desorganizadora de la Revolución~'.
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JEAN BEAUCOUDRAY
3. Ni doctrinarios fuera de la realidad, ni técnicos sin prin­
cipfos.
No puede, pues, tratarse de restablecer artificialmente un sis­
tmna palítko que

sea
la victoria de u,n clan sabre los otros parti­
dos. Se
trata de

devolver a
la sociedad su salud, in¡;luso su vida,
natural
y verdadera. Esto supone un conocitlUento suficiente de
las leyes y de las condiciones de la vida en sociedad.
Este verdadero

conocimiento de los elementos de
la vida so­
cial se adquiere por la doctrina y por la experiencia que da un
largo ejercicio de responsabilidad.
Sin el conocimiento previo de la doctrina 'verdadera, las me­
jores intenciones no dejan de· conducir a untis esquemas de los
cuales en seguida la dialéctica revolucionaria sacará partido.
La formación doctrinal, -por indispensable que sea, no :lo es
todo. Necesita el peso de la exiperiencia. Aislado de la práctica
y

sin
relación eon

la voluntad de un método
c001probado, el
es­
tudio lleva al academicismo y, por tanto, a lo contrario de una
eficacia real.
En muc:lhos ;países, .los medios más próximos a las mej01res tra­
diciones de la vida palítica y religiosa se han resentido grave­
mente de estar apartados de las responsabilidades más impor­
tantes. Por atenerse
ex:ce5-ivam·ente a

las formulaciones
exclusi­
vas

del
derecho, algunas

élites han perdido, al mismo tiempo que
los poderes
normales de

su propia competencia, la esperanza
de volver a controlar
las instituciones. Por mantenerse únicamente
en la cima de los principios, ciertos hombres y ciertas organiza­
ciones están condenados
a limitarse a hacer la crítica oportuna,
ciertamente, pero sin ningún efecto
en los acontecimientos y en
las situaciones. Por coherente
y salvador que sea su pen·samiento,
una escuela política
que no ofrezca ya a sus principíos un campo
de aplicación práctica está abocada a la impatencia.
En

algunos lejanos países, nuestros propios amigos han ex­
perimentado,
con detrimento

de su patria y de
la Cristiandad,
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EUTES ClVICAS Y VIDA POLITICA DE LAS NACIONES
cuánto cuesta en fracasos, estrepitosos o sangrientos, que las cir­
cunstancias obJ;guen a pasar, más

de prisa de lo que se
es¡pernba,
de

una acción demasiado especulativamente doctrinal a las reali­
zaciones políticas inmediatas. Estas experiencias recientes han
recordado --por si fuera necesario-----: cuántas competencias reales,
numerosas y de diversos niveles son indispensables para hacer
frente
a las exigencias de la vida política.
No Solamente a las exigencias de los ministros, sino de los fun­
cionarios de todos los niveles, de los publicistas, de los alcaldes,
de los gobernadores, de los
responsables de
innumerables
organis-
mos

económicos, sociales
y culturales. ____________ ,
De

otra manera, podríamos
c]eci,,·-como Mictíeide Penfen­
ten~ítorial d~~ces,
número .2-}: "Todo parece
---~mesurado y ~;1nera de _ _9:u~stro alca:tiée, f11Pr_::i. competencia, en cuanto se considera la mist6~ a reali~
nera global y abstracta." Hay, pues, que desCOllfiarrte--las con-
cepciones demasiado generales, · demasiado globales y demasiado
abstractas de la acción política. Hay que rendirse a
la evidencia. Por no adecuar nuestras am­
biciones a los medios de que disponemos, vamos con frecuencia a
buscar muy lejos o muy arriba lo que, precisamente, se
encuen­
tra en nuestra puerta, es decir, a la medida de nuestra misión más
inmediata, de nuestros talentos más experimentados, según el si­
tio

que realmente ocupemos en
la vida social.
La eficacia exige la acción de cada cual en, por y dentro, de
su medio natural en lo que tiene .más cerca. Acción de cada uno
dentro de los límites de su verdadero puesto, lo cual es mucho
más
concreto y exigente que nutrir las filas, siempre las mismas, de
las asambleas de protesta, de los movimitntos de defensa ...
, cuya
suerte

habitual es efímera. Avance de la
acción y de cada uno
que no depende de las facultades para la declamación, sino de
las realizaciones obtenidas, de las experiencias adquiridas.
Hoy en día es motivo de gran sorpresa ver hasta qué punto
los responsables de
la vida económica y social, hombres de ex­
periencia como los -jefes y mandos de las empresas, los alcaldes,
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JEAN BEAUCOUDRAY
lc¡s profesores, los médicos, generalmente profesionales avispados,
pueden ser maniobrados por unos puñados de ideólogos. Llama
la
atención ver que innumerables organismos sindicales, agríco­
las, escolares, familiares o culturales están cada vez más orien­
tados en la práctica por unos pretendidos especialistas volcados
hacia cua1lquier otra cosa que no .sea :la e:x¡periencia, la competen­
cia

o las responsabilidades.
Poco a poco se instaura el reino de los ideólogos irresponsa­
bles. Mientras que los
re,u:,onsa,l:Jles se dejan abSO!'ber por

misio­
nes técnicas alta-mente es,pecializadas; los idéologos, por su parte,
~rol de _ __l_~s sincronizaciones

fundamentales.
.
Este nuevo tipo de llieólegos se manifiesta de manera proh-
fe:ante
a partir de ttn horm~ue:;:;;-.re~~~de gr~ensa-__ . ~~ dP ~:nt:os d~ _y_ forrµac1011, ~o de orga~ _
___,.,. dones ecles1asttc~
Sus-~sº de infiltración, de captura oculta de poderes, pi­
den por parte de los verdaderos responsables de la vida social un
contrata-que enérgico por una formación doctrinal y táctica de los
núemhros de las perarquías naturales en todos los cuerpos de la
vida nacional. ·
Por ello es necesario que la
formación doctrinal
y táctica se
organice dentro mismo de la acción política y social, en contacto
con las verdaderas responsabilidades, de situaciones concretas, en
el seno de las redes naturales. La red así concebida debe de ser
esa parte de cada medio ambiente, compuesta por los elementos
más activos, que, como mallas, contienen el conjunto y evitan
que se disperse. Más que nunca hay que saber evitar dos formas de especiali­
zación mal iCCIII11!PI'endidas :
---. una
brillante formación doctrinal sin relación suficiente
con las referencias concretas de la vida económica
y social.
~ una experiencia técnica. demasiado limitada a las exigen­
cias teóricas y prácticas de la vida en sociedad.
Para que la formación doctrinal y táctica se organice dentro
de la misma acción política y social conviene subrayar la necesidad
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-----------~ ~
~--. /" -, . ,_-._ -~
~ES ewtCifi Y VIDA POLITICA DE LAS NACIONES '•.
de una gran divs d dre iniciaüvas y de fórmulas-- Para responder a nec · des diversas son precisa, actividades · diversas.
~ 4. Pl~ad de iniciativas y unidad de métodos.
~-El poderío y la exte ·' del juego del adversario y la debi-
lidad de los medios antirrevolucm muesttai1 cuán vano se-
ría esperar victoria alguna con unas filas apretadas. U na gran
agilidad táctica, una pluralidad de iniciativas es lo único que pue­
de compensar todo cuanto falte de fuerza material y numérica.
Fijado el principio táctico, queda por decir que
el valor, el
celo individual o microorgánico y las virtudes de una acción inte­
ligente y móvil no pueden resolver el problema capital de la uni­
dad que hay que dar al
combate. No
hay unidad
sin un
mínimo
de enlace, sin un elemento federador. No hay estrategia de hecho
sin estrategas,. sin un jefe.
¿ Cómo concebir ese jefe en el nivel donde se desarrolla en
conjunto el combate? ¿ Có~o encontrar un jefe capaz _de dirigir
un combate general de dimensión nacional e internacional de as­
pectos multiformes: filosófico
y campesino, teológico y económico,
cultural y obrero, moral y familiar, etc. ? Incluso, si un hombre
excepcional tuviera la ambición de desempeñar ese papel, serían
evidentes las imposibilidades en las que se estrellaría su mando,
aun dejando de lado las
esquematizaciones tem,b1es a

las que
arras.
traría una concentración de poderes así.
Hay pocas probabilidades de encontrar el secreto de la unión,
en UJ1a sola organización material y en da coordinación de ac­ciones ,tipo giran jefe,
Lo
más que razonablemente se puede imaginar es la posibilidad
de concertar un conjunto de jefes que, al menos en su conjunto,
salvaguarde la agilidad, la variedad y el realismo indispensables.
Desde el principio, ya
debe de

buscarse el elemento sincroni­
zador y en la unidad de un mismo espíritu, en la cohesión de una
657
••
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~---
/ JE/IN BEAUCOUDRAY --/~
~ educación, en la adhesión a un estilo Aé~ción, a un mé­
todo comtl-.., _ Porque de cualquier m , cualquiera que sea la
calidad_ __ c:J~e animan nunto, esa unidad es indispen-
sa~ -~----~
---~--:.....__--------Por tarffÓ, no puede haber cOOrélliiaCiün sin un cierto número
,_,.--unido en lo esencial y capaz de arrastrar a otros hombre,¡-¡-todas
,/ las concertaciones necesarias. No puede haber una acción de con­
junto sin

un
di.B¡¡x)siit~vo ági1l de ini~vas variadas conduddas
sobre las bases d~ica igualmente sólida en el
orden de los principios que en el de los métodos y la experien­
cia. Lo cual Supone, por parte de los animadores de esta acción,
unas competencias prácticas, unas competencias doctrinales
y tác­
ticas y, sobre todo, la voluntad de unir unos a otros en todas las
.ocasiones, en todos fos momentos. Con esta voluntad incansable,
unos hombres segnros y experimentados pueden delimitar y arras­
trar a
las élites

del combate político.
Al llegar a este punto de la exposición, conviene poner las car­
tas boca arriba. Esta volnntad de unión en lo esencial, este estilo
de acción, son la divisa y la razón de ser del "Office Internatio­
nal" que nos reúne esta noche ....
5. Cómo anudar
unas relaciones

cívicas
eficaces y durables.
Nunca repetiremos bastante que el valor de las obras depende
en primer Jugar de
la calidad
de los hombres. Para convencerse
de ello basta imaginar Jo que ciertos eclesiásticos hacen hoy con
la
doctrina sagrada y las instituciones más venerables. Sucede lo
mismo en toda la vida socíal. ¡ Cuántas escuelas en otro tiempo
admirables se han transformado en focos de pestilencia!
¡ Cuán­
tas fábricas prósperas están hoy día desorganizadas !
¿ Cuánto\i
sindicatos

que fueron cristianos son
hoy la proa de la Revolu­
ción!... Debido a que algnnos hombres han hecho todo lo
nece­
sario para ello-...
* * *
658
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ELITES CIVICAS Y VIDA POUTICA DE LAS NACIONES
Por consiguiente, el porvenir es de los grupos que, estando
en desventaja por· el a¡pamto de las instituciones ,contrarias, cuen­
tan

en sus
filas con fos hombres
mejor formados, los más decididos
a la acción. En
primer lugar,

unos hombres que saben resolverlo
todo para
tal tarea,

en tales circunstancias, en tal sitio ...
La deci­
sión de un solo hombre puede resulta un acontecimiento capital de
alcance nacional o internacional. Se suele pensar en Mao -Tse Tung o en Fidel de Castro, pero para nuestro combate se puede pensar
igualmente en tal oficinista en su provincia, en tal hombre de em­
presa o en ta1 sindicalista de irradiación nacional, en tal especia­ lista en el plan europeo, en
tal organización para tal país, etc ...
Comprenderéis fácilmente por qué somos discretos en los ejem­
plos de nuestra acción. Basta vuestra participación en las activi­
dades de este Congreso, como en sus manifestaciones a lo largo
de todo el año, para que descubráis la calidad y la irradiación de
ciertos hombres a poco que vuestra acción personal os ponga en relación continua con ellos. Los que se quedan en zapatillas o no
hacen más que nutrir lass
filas de los seguidores platónicos tie­
nen pocas probabilidades de saber gran cosa de este capítulo
y
aún menos de hacer algo pcr él.
5~1. Formarse y ejercitarse personalmente.
Antes de toda otra consideración, ha de tener uno mismo de
pcr sí

el gusto de formarse y de
adiestrarse personalmente
a
par,tir de lo que tiene a su prqpio alcance.
Hay que preocuparse no solamente de adquirir los conoci­
mientos esenciales de la vida en sociedad y de los combates cí­
vicos más actuales, sino también esmerarse en el examen de los
métodos de acción y de las posibilidades inmediatas que se pue­
dan tener.
Esta formación empieza
pcr el
estudio. Hay, pues, que consi­
derar cuáles son las primeras obras básicas sobre las que hay
que apoyarse. ¿ Adónde hay que acudir para pedir los primeros
659
Fundaci\363n Speiro

JEAN BEAUCOUDRAY
consejos indispensables? Al Club del Libro Cívico, por ejemplo,
que, además de su documentación sobre cada· tema ( catálogo a
petición), pone a disposición de sus visitantes unos animadores
competentes. También "PERMANENCllS", que, por su boletín men­
sual, proporciona una constante puesta al día sobre los diversos
problemas actuales ...
Una reflexión individual aplicada a unos referencias actuales,
así como una acción continua en un sentido preciso, piden el so­
porte de un equipo competente. No iia¡y, pues, que estar aislado,
aun cuando en un principio se actúe solo. Es necesario ponerse en
contacto con el grupo especializado para que os pueda dar las in­
formaciones y
el apoyo indispensables; por ejemplo, durante el
congreso:
- stwmis de acción familiar para todos los problemas de la
educación, del derecho de las familias, del catecismo, etc ...
-los

problemas de la enseñanza para las escuelas libres o
públicas.
la enseñanza superior libre para conocer las Facultades recien­
temente creadas.
-lecturas

de jóvenes para la documentación o la organiza­
ción de círculos
de jóvenes acerca de los libros.
- los stands de estudiantes para luchar contra el marxismo,
sacar
el mejor partido posible de las organizaciones existentes y
preparar la vida profesional.
-los

dirigentes y mandos de la vida económica para los pro­
blemas en las empresas y las organizaciones profesionales.
- los stands soibre ed sindicalismo, etc ....
No dejéis de consultar el cuadro general de los stands o el
despacho de las actividades del Congreso en el gran hall a partir
de mañana por la mañana y, sobre todo, tomad .contacto con el
equipo que puede responder a vuestras preocupaciones.
Nunca se terminan de adquirir ni .la formación ni la ex¡perien­
cia. Hay qne tener el valor de perfeccionar incesantemente el pro­
pio
saber, de

precisar los
¡propios conocimientos para evitar las
concepciones

demasiado superficiales, para evitar también el ac-
660
Fundaci\363n Speiro

ELITES CIVICAS Y VIDA POLITICA DE LAS NACIONES
tivismo que en seguida deja sin recursos a las mejores virtudes
maniobreras. El desarrollo de las misiones, de la acción, lejos de
apartar del

estudio y del perfeccionamiento, debe, por el contra­
rio, volver a llevar constantemente a la reflexión fundamental. So­
lamente a condición de tener esta disciplina personal puede
cada
uno jugar un

papel de efectividad y duración crecientes.
5-2. Empezar por una acción de persona a persona.
La acción comienza por la resolución de comunicar a sus pró­
ximos (parientes, colegas, amigos, relaciones diarias ... ) los fun­
damentos del orden de las cosas, la preocupación por los medios
más seguros y adecuados para represar el torrente revolucionario.
Es un hecho que son muclios quienes se inquietan por los pro­
gresos
del mal en los diversos aspectos de la vida social, pero
que muy pocos encuentran respuestas a las cuestiones planteadas.
Hace algunos años, Henri Boissonet hacía notar precisamente que
)a prensa, las situaciones encontradas cada día, no dejan de levan­
vantar cascadas de problemá.s, y :no pequeños: divorcio, eutana­
nasia, objeción de conciencia, control de la natalidad, hambre en el
mundo, alza de precios, jubilaciones, fiscalidad, eté ... Los ser­
vidores de la Revolución se ingenian para plantear los problemas
sin resolverlos corr,ectamente, de manera que los espíritus se agi­
ten y les puedan llevar a su dialéctica por deslizamientos, suges­
tiones, imágenes... Importa, pues, que aquellos que quieran tra­
bajar por la salvación temporal de la ciudad sepan incansable­
mente volver sobre esos temas que, alimentando las conver­
saciones y aportando las luces indispensables, capten el interés de
sus interlocutores. Saber contestar correctamente a una pregunta,
saber convenecr, es el secreto de esa comunicación
¡x>r la
que se
puede establecer un juego de relaciones más continuas entre una
persona y otra.
No hay combate cívico ni político sin combatientes. La acción
comienza, pues, por una movilización doctrinal
y táctica de hom-
661
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JEAN BEAUCOUDRAY
bre a hombre. _¡;:s lo que algunos amigos llaman una acción pun­
tual.
No puede haber acción orgánica sobre un cierto número de
instituciones sin una acción puntual repetida, sistematizada.
La sistematización de los encuentros y contactos continuos
debe conducir a la constitución de pequeños equipos de trabajo
a tenor de las afinidades y prreocupaciones comunes: células loca­
les, urbanas o rurales, grupos de trabajo entre profesionales, re­
uniones ,de animadores ,de diversas organizaciones, círculos de jó­
venes, etc.
5-3. Entrenarse en equipo.
Cada equipo debe trabajar en la adquisición teórica y práctica
de los elementos indispensables a su acción. No solamente de su
acción particular, inmediata, sino también de todo lo que consti­
tuye el contexto más ampliamente necesario para su realización.
Ninguna acción, por preciosa que sea,
se puede
concebir aisla­
da de otros elementos de la lucha. Los profesiouales no pueden
resolver correctamente sus problemas sin preocuparse de los as­
pectos hoy temibles de la formación, de la enseñanza general y
técnica, del civismo, etc.,
por ejemplo. De donde se desprende que
el
traba jo

en
equipo debe

ser todo lo más
compleito posible para
que

cada uno adquiera el pleno dominio de sus responsabilidades.
Nada de trabajo altamente especializado. Nada de trabajo so­
lamente teórico. Más bien un trabajo regular que, empezando por
un objetivo u otro, permita contemplar lo esencial y lo particular
de la acción a realizar.
Todos aquellos a qui,enes
falta una cierta práctica en este te­
rreno

tendrán mucho interés en visitar
el sta,nd número 3, "Acción
capilar-Acción en equipos", y estudiar atentamente el artículo de
Permanences, número 53, titulado "La célula", páginas 73 a 80.
El poder de estos pequeños equipos es infinitamente mayor
de [o que generainnente se cree. La utilización de colabomcione:s
nuevas y aisladas no es posible cuando no existe la posibilidad de
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ELITES CIVICAS Y VIDA POLITICA DE LAS NACIONES
insertarlos en uti equipo que ya funciona. Con motivo de ciertos
acontecimientos, no fue de ninguna manera posible suscitar una
acción urgente o de alguna envergadura cuando no existían en la
localidad uno o varios equipos de esa clase. Estas
pequeñas reuniones

dan a
cada uno la disciplina ne­
cesaria
para un juego en equipo como en una partida de rugby.
Los talentos

y las complementariedades de los individuos se
di­
------buiª'~-en -ellas con mayor nitidez. Así la acción se hace más con-
------.C~!a, y precisa.
Memás, este

entrenamiento en equipo prepara la organiza-
----------------ción de un juego más amplio enredes es¡pecía1es-,-i,omplementa- --
rias_perel
desarrollo
de
relaciones áigiles y continuas entre los di­
versos
gruJX)S implantados

sobre el terreno.
La salida

normal de esta implantación de equipos conduce a
la articulación de pequeñas redes naturales, económicas, sociales,
culturales, locales o nacionales, en contacto con las realidades tác­
ticas y estratégicas y formando
la armadura ligera de una acción
antirrevolucionaria.
La progresión de la acción se encuentra a partir de ahí mejor
proporcionada a
la influencia real puesta en obra por un trabajo
metódico. Lo que decide el curso de los acontecimientos ya no es tanto la propensión a las teorías como el
'1saber hacer" efectivo
de los hombres.
5-4. Concertar los equipos, las redes, los trabajos y las ini­
ciativas.
La cohesión de esas iniciativas múltiples depende entonces de
la concertación periódica de los trabajos y de los recursos. Con­
certación empírica que debe
desp~enderse de
las exigencias de la
propia acción. Ningún plan previo de concertación sería conve•
niente
para hacer frente a

unas
necesidades extremadamente di­
versas
y a unas situaciones cam hiantes.
Conviene, pues,
tener. preparadas múltiples ocasiones de in­
formaci6n recíproca de todo lo que se hace, de todo lo que hay
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JEAN BEAUCOUDRAY
que prever en los diferentes sectores de la vida social. En esto
se emplean, a lo largo de todo el año, los equipos animadores del
"Office International
".
Esa es, precisamente, su razón de ser.
E.!1 "Ofifi.ce l.nternational" no es, ¡por ,tanto, una central de di­
rección, sino un conjunto de servicios auxiliares que suscitan lo que hace falta y
refuerzan ,Jo que necesita ayuda

y sostén, infor­
mando, provocando una verdadera bolsa de intercambios cívicos
y sociales. El "Office International" actúa como una catali?_ª-dor---­
múltiple,
----En este · orden de la concertación nada se podría hacer sin el
-concu~mu:tieroSos animaOOfes.---- ~,.,
Lo

cual
su¡x:me, por
parte la preocupa­
ción de las sincronizaciones indispensables, un mayor desinterés
y una entrega incansable.
Lo cual presupone que éstos no se de­
diquen a profesar bellos

pensamientos, sino que acepten
po­
ner .de su tiempo lo superfluo y a menudo, de lo necesario. Si,
como
creemos,
"la defensa

de los valores naturales
y sobrenatura­
les de la vida social es urgente, es una causa sagrada e impres­
cindible, el
esfuerzo de
cada uno debe llegar
hasta un
verdadero
espíritu de sacrificio.
Como no es posible
examinar a

fondo los diversos aspectos
prácticos del deber de cada uno, recomendamos a las personas in­
teresadas en las prioridades que hay que dar que consulten a los
responsables del stand número 4, "Papel de los animadores".
Conclusión: "No hay élites cívicas operantes sin un
m1mmo de hombres
desinteresados; prudentes, que impulsan a un mayor número de
otros ...
" Jean
Ousset, al final de su libro sobre la acción, insiste:
"Es necesaria una élite die hombres no solamente instruidos,
hábiles, resueltos, tenaces, sino también extraordinariamente di­
versos, dispersados por todas partes y por todos los ambientes.
Laicos animosos y conscientes de sus responsabilidades. Porque
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ELITES CIVICAS Y VIDA POLITICA DE LAS NACIONES
nada se ha hecho en la historia eficaz y verdaderamente profundo
sin esa formación previa e intensa _de algunos."
Es importante comprender que la constitución de una élite cí­vica especializada en la estrategia política y social es indispensa­
ble. Lo mismo que Lenin pudo dci:ir: "no hay movimiento revo­
lucionario sin organización de los revolucionarios", nosotros de­
be,nos afirmar: no hay orden político _y sociaJI conforme al derecho natural y cristiano sin wi método y un estilo de acción que per­
mita la organización de los responsables reales de la ciudad. La marea revolucionaria sube por todas partes. ¿ No hay cier­
tas prioridades
? ¿ Acaso no estamos constreñidos a hacerlo todo
al mismo .tiem¡po ?, dirán· allgunos. La única..r.ee,puesta que se puede . rfar es.;.. si se hubiera dado prioridad al prefeccionamiento del hom·
bre indi0auary
sodaI;-ii el pecado hubiera sido combatido, aun-
que no fuera sino ~o victoriosamente, ,tatt1to eri cada uno como en las instituciones, no estaríamos como estamos; ¡ pero estamos ! No puede hacerse otra cosa que volver a tomar valerosamente
desde
la base lo que se debería haber hecho y por cuya falta su­frimos graves consecuencias.
-.La mejor manera que tenemos de contestar a esta pregunta es .volver a la conclusión que aquí misrno_nos_rl,ilia Marce! de Cor­
te en
1%7 (*) :
"A mi modo de ver, no hay más que· una. actitud viable: vol­
ver a
empezar cada

uno por nuestra cuenta,
para nosotros y para
nuestros hijos, en las comunidades naturales en que vivimos
y que aún subsisten a pesar de los pesares, por nuestro esfuerzo
personal, a pesar de todas las
amenazas, las
heridas y los odios
que padecen; volver a empezar ahí, a pie de obra, la inmensa la­
bor de la verdadera educación política que la naturaleza nos im­
pone y que no se ,esboza más que con nues,tra colaboración. La salvación de la humanidad depende de la iniciativa privada de
algunos l:tombres que, con
la práctica de

sus
deberes de
Estado,
mantendrán vivas las ·virtudes que la ciudad necesita para no ser
(*) Cfr. Marcel de Corte, "La. educación ¡política", en VnRBO, núme­
ro 59, págs 658 y sig.
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ni una feria ni un hormiguero y las transmitirán a sus hijos y a
las generaciones futuras. Nuestra acción engendrará una comu­
nidad política que no será una trampa ni una decepción mediante
el retomo a las humildes realidades reguladoras depositadas en
nuestras comunidades naturales.''
''Ningún ser en
el mundo nos puede arrasar esta libertad con
taJ/ de que la ejer-,ios. Y podemos ejercerla siempre, cualesquiera
que
sean los

obstáculos.
Todo está

al alcance de nuestra mano, o
de nuestro corazón, a cada in_stante: familia, amistades, empresa,
oficio,
profesión,. patria chica,. patria

grande ...
"
"Para

ese trabajo paciente,
lento, oscuro,

del que no se entrevé
el final, estamos
conv:idados. Pero sabemos por

el Evangelio que
las grandes cosas siempre empiezan por ser pequeñas." ______.----------------~
PATRIA -NACION -ESTADO
por JMN ÜUSSET.
l. ESTA CO:M:UNII)i\IJ_SOCIAL DE LA QUE SOMOS HIJOS
11. DEFINICIONES PROPUESTAS
Ill. LA EDUCACION DEL PATRIOTISMO
IV. EL INTERNACIONALISMO V:. LA NACION CONSIDERADA COMO ABSOLUTO
VI. UNIDAD DE RAZA Y UNIDAD DE LENGUA
VII. ERROR DE UNA CONCEPCION DEMASIADO
DESENCAR­
NADA

DE LA NACION
VIII. ERROR DE UNA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA PATRIA O DE LA NACION
IX. MAQUIAVELISMO O TOTALITARISMO ESTATAL
144 págs, 75 ptas.
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