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Número 87-88

Serie IX

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Louis Bouyer, La descomposición del catolicismo

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Louis Bouyer: LA DESCOMPOSICION
DEL
CATOLICISMO(*).
Los libros polémitos y de controversia no suel'en ser hoy bien
recibidos, máxime si la
polémica y 'la controversia recaen sobre
modos
de pensar

o
de actuar que

,se
ufanan de polemizar y
lan­
zar invectivas contra
todo lo

tradicional
y estatuido. Es decir, que mientras se ve con buenos ojos el que los de 1a propia casa,
los católicos, para entendernos de una vez,
sean t-eó1ogos
o
¡pe­riodistas

de la teología, se metan
con el cafolicismo y la Iglesia
establecida, sacando a relucir sus defectos y cebándose en una
crítica o autocrítica, que tiene poco de filial y eficiente y sí mu­
cho de
impía y escandalosa, 11-0 se tolera, en cambio, que haya
quienes salgan al paso de esta crítica y estos autocrítico.s, que se
ceban en los defectos de la propia madre, parándoles 'los pies y
haciéndoles ver que en la mayoría de los casos su autocrítica
no
.ttene nada

de
imparcial y obj-etirva, no
contribuye a
edificar, sino

a destruir.
A los que esto, hacen se les tadha de alarmistas y reacciona­
rios, de hacer obra negativa y ,retardataria, de que polemizan pero no saben dialogar. Y por 'este camino ocurren cosas la mar
de curiosas. Pensadores y teólogos que hasta ayer eran sah.tda­dos como los más altos representantes del ¡pensamiento nuevo y promotores de una teología y una Iglesia puestas al día, desde
el momento ,en que dan el :6renazo y chocan contra esa 'literatura
dialogapte
y criticante, que sólo ve virtudes en los de fuera y de­fectos en los de dentro, que sólo diai]oga para ceder y claudicar y no para convencer y conquistar, son puestos en la [Picota o,
por lo menos, se inicia y se monta -contra :ellos, por 'la gran pren­sa y los grandes medios de difusión (que todo el mundo swbe en
qué manos hoy
están y
por 'lo que de ordinario sienten gusto) la que podríamos llamar "conjura de silencio". Baste citar como ejemplo a Maritain, saludado padre y patriarca de tantas ideas
hoy en
bnga, y
la reacción subsiguiente, en
el campo progresista, desde que con su Hhro El campesiono del Garona metió los pies
(*) Barcelona, 1970, ed. Herder, col. Controversia, Vol. I, 113 págs,
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en el plato y puso en solfa y al descubierto la falta ·de sentido ca­
tólico

y
hasta filosófico de tantos como hoy, singularmente dé­
rigos y sedicentes teólogos, se erigen en deibeladores de la Igle­
sia y adoradores del mundo. Afgo parecido acontece con Danielou,
Urs Von Balthasar, De Lubac,
Sciacca y
hasta casi Rahner,
A Louis Bouyer le va a
¡,asar algo p,;recido con

este su libro,
a pesar de su sólida afirmación teológica y de todos los méritos
contraídos como

profesor y escritor de vanguardia. El
'libro es
un alegato vibrante, anecdótico e incisivo, donde alterna la sá­
tira y la reflexión amarga frente a Oo que sucede hoy en ,Ja Igle­
sia por cul¡pa no del
Concilio, sino de los

deformadores del Con­
cilio, periodistas y teólogos ávidos" de sensacionalismo y hasta de
escándalo, Los que han sustituido con slogans los sólidos princi­
pios de teología, desmitizando con nuevos "mitos" y hadendo 1a
más ¡perversa interpret~ón y aplicación de tantas nobles y fe­
cundas ideas conciliares, tales como las de servicio, ¡pobreza, cole­
gialidad, ecumenismo, diálogo~ apertura

a·l mundo, aggiornamento.
El libro, aunque pretende queda,r equidistante entre el "pro­
gresismo" y el "integrismo", es, sobre todo, una acerada sátira
y
una requisitoria llena de hum01" e intención cootra 'las defor­
maciones ,conci!liares .por parte de los progresistas y los daños
por ellos causados a la auténtica renovación de la Iglesia. Digo
esto teniendo bien presente que el autor arremete duramente tam­
bién ,contra los "integristas". Porque es el caso que, en su l~bro,
el integrismo queda en una postura prefabricada, cuyos hechos
tangihles apenas ,si asoman por ninguna parte, mientras que del
progresismo son los heohos 'los que cantan, y es a cargo de ellos
como corre esta grave crisis que atraviesa actualmente la Iglesia
y que origina· ,el título chocante de este libro. "·El aggiornamento"
soñado por Juan XXIII y promovido por el Concilio, viendo lo
que V1emos, dice el autor, hay que decir francamente qU'e se ¡parece
mucho menos a fa regeneración con que se ihabía contado que a
una descomposición acelerada del catolicismo (pág. 7), A un
triunfaiJ.ismo ha sucedido otro n•eotriunfalismo, que no es mejor,
sino mucho peor que aquéL Y de la catadura de la renovación
con la que los
neotriund'a'listas sueñan, hablan anécdotas

como
ésta: Un semanario francés puso como prueba de que la reno­
vación conciliar no había penetrado en España el hecho de que
en esta nación todavía no
se notaba mudho la
disminución de 'las
vocaciones sacerdota'les y religiosas { !). "Este pequeño rasgo,
que podría parecer sencB!amente ohusco, es revelador de uno de
los aspectos más significativos de la crisis que estamos atrave­
sa,ndo, Yo no sé si ---como se dice--el Concilio nos ha 'liberado
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de la tiranía de la Curia romana, pero lo cierto es que volens
nolens, nos iha entregado, despnés de haJberse entregado él mis­
mo, a la dictadura de los ¡periodistas,. y, sobre todo, de los más
incompetentes y de los más irresponsables" (pág. 9).
El "sentimiento de 'los fieles" se ha invocado para justificar
una qpinión ,pública manipulada, y hasta prefabricada, por una
prensa venal, a la búsqueda de lo sensacíonal. Y, a la hora
del
Concilio, hay que confosar, con

todo el
re,;peto que
se merecen
nuestros obispos, que muchos de
ellos se ,encontraron impre¡pa­
rados para su quehacer, y más para ejercitarlo bajo ias ráfagas
de una publicidad ruidosa, orientada por preocupaciones tan aje­
nas a
las que
debían ser las suyas. Se dejaron
,prender en ,las
redes de la prqpaganda, sus intervenciones condlia,res ~han con­
dicionadas, más de lo que ellos creían, por 1a preoctl!Pación de
agradar a sus nuevos amos, y como novicios se dejaron manejar
por

los hilos de una prensa interesada y sensacionalista. Hubo
presiones sob11e los padres, como hubo intrigas y facciones ; y ha y
que confesar que
este nuevo gén-ero de presiones, seguramente
por

ser nuevo,
se ·reveló no menos .pernicioso de lo que habían
podido serlo en el pasado las intervenciones embrollonas de los
em¡peradores y
demás poderes
políticos {10-11).
Y no sófo los obi~s pOOecieron esta perniciosa influencia,
sino, sobre todo, los
Hsupuestos expertos", que jugaron más a
peniodistas, tomando del periodismo todos los vicios, recurriendo
a todos los medios, sin arredrarse ante infamaciones
y ohantajes,
que a cumplir honestamente su cometido. "Desde entonces .este
fenómeno ha ido creciendo y cobrando pujanza. La mayoría de
los teólogos que han pretendido la consagración de
la gran ,prensa
han contraído, con un extremismo a veces caricaturesco, esos vi­
cios
flagrantes, con

un desenfado que da que
¡pensar acerca de las
rakes de su adhesión a Ia verdad. Cuando se 'los ve hoy, en ba­
tallones compactos, enviar a la prensa condenas tajantes clicas pontifida:s cuando han tenido escasamente el tiempo de
leerlas, con el fin de no quedar atrás, y hasta, si es posible, de
superar
1a audacia de los mismos comentaristas laicos o acatóli­
cos, comenzamos a darnos cuenta de la .gravedad del rna'l" (pá­
gina 12).
Del
Concilio se
ihace bandera y
tapujo pa~a todo.

"Pero el
Concilio tiene mucho aguante: ,cuando se evoca su nombre, las
tres cuartas partes de las veces no se apela
precisamente a
sus
decisiones y

a
su·s exhortaciones,
sino a
,tal o cual declaración epis­
coipal individual

que
'la asamblea no había en modo alguno rati­
ficado, si no es a lo que tal o cua:l teólogo o tal o cual chu¡patin-
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tas sin mandato ha·bría querido ver canonizado rpor el Conci­
lio" (pág. 37).
Todo el libro se lee de un -tirón, y mientras surge a cada paso
lo
anecdóüco, surge

también
la reflexión
serena
y severa y .se dan
lec.ciones de auténtica renovación conciliar. Nada extraño que
Pablo

VI haya
sacado de
él alguna cita, para diagnosticar el mal
que hoy padece la Iglesia. Apenas hay
tema de aggi01'namento, de nueva

teología o de
adaptación a 1as nuevas filosofías
y a los nuevos gustos que Bou­
yer no toque, y sobre cada uno dice
-cosas que
son una tentación
para el que quiere ihaieer la reseña de ,su libro. Pero como una re­
seña

tiene su
medida, nos despedimos aquí
del libro, invitando
a los
'loctores a

que
recorran todas y ·cada una de sus ,páginas.
Se pondrán muy al tanto de lo que hoy pasa en la Iglesia y ten­
drán un

buen guía
para salir

de este
-laberinto de ideologías se­
dicentes

cristianas y
cat.ólicas, 1pero que a menudo se quedan con
el
dicho, porque

en realidad
son una herejía y una apostasía in­
manentes.
B. MoNSEGÚ, C. P.
Cluirks J. Me. Fadden: LA FILOSOFIA
DEL
COMUNISMO
(*)
J. Me. Fadden intenta darnos en esta obra, y lo consigue con
mucho acierto, una
simtésis de
los principios básicos de la doctri­
na marxista y del fondo histórico que le sirvió de clima. Después de exponer en el capítulo I este fondo histórico, pasa
a damos una visión breve y clara de. la concepción filosófica
mar­
xista

en los ocho capítulos siguientes: Filosofía de
la Naturaleza,
Filosofía de la Inteligencia, Filosofía de la Historia, Filosofía
del Estado,
Filosofía de

la Religión, Filosofía de la Moralidad,
Filosofía de
la Revolución, Filosofía de la Sociedad. A refutar
estas
filoso.fías dedica
los ocho últimos capítulos de su obra.
Nos hace
ver en el capítulo II, "Filosofía de la Naturaleza",
cómo la dialéctica hegeliana es el alma y el corazón del materia­
lismo marxista. La
"1ley de contrarios" -todo ·s1er tiene en sí dos
elementos que se excluyen y se
oponen~; la

"ley de negación"
-todo ser
se desarolla buscando su propia destrucción-; 1a
"ley de transformación" - .el desarrollo produce con frecuencia
saltos que nos dan nuevas especies-, le sirven al marxismo de
base para afirmar que el movimiento, el progreso y todo lo que
(*) Ed. 9ever-Cuesta, 413 págs., VaJla..dolid, 1961.
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