Índice de contenidos
Número 87-88
Serie IX
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Programa de la IX Reunión de Amigos de la Ciudad Católica: El municipio en la organización de la sociedad
-
Libertad y poder en la doctrina social de la Iglesia
-
Derecho, poder y libertad
-
Organización de la Universidad
-
Comercialización en la agricultura. Entre el liberalismo y la tecnocracia
-
Elites cívicas y vida política de las naciones
-
El Estado al servicio del bien común en la economía
-
El Estado y el dinamismo de la economía
-
- Estudios
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Documentos
Autores
1970
IV. El dominio de los bienes en los países comunistas
IV. EL DOMINIO DE LOS BIENES EN LOS PAÍSES COMUNISTAS,
Pero veamos cómo pttede distribuirse la riqueza y la útil dispo~ nibilidad de los 'bienes materiales mediante el comunismo. Esta cuestión ha sido recientemente estudiada en Cristiandad, núm. 468, febrero 1970 par Eisa H. de Carbonell, en unos comenta.ríos titulados "La cuestión del do~ minio", de los que repi-oducimos su núcleo centeel,:
Los hechos han demostrado que en todos los países comunis-
•
tas, aunque la riqueza sea de
to-dos, el
dominio se halla concen
trado en manos
del número más exiguo conocido: de los jefes del
partido comunista.
Este
desarrollo, de
ninguna
manera previsto por Marx, se ha
efectuado
en todos los países
en los que ae han colectivizado todos
los medios de producción.
De los catorce países comunistas, ca
torce son dictaduras. Por tanto, soñar con poder realizar
una revolución a la vista-de los hechos, y aflojar posteriormente -es
decir
20 o más años después de la colectivización- el dominio
del partido sobre la economía parece sumamente difícil, como
lo demuestra la experiencia checoslovaca.
Sin
embargo,
y solamente desde el punto de vista teórico, qui
siera reflexionar sobre un hecho nunca ocurrido: el que los bie
nes de producción colectivizados de toda la nación
fueran adminis.trados democráticamente,
lo que
correspondería al
deseo de ob
tener el
más amplio
dominio posible
sobre esta
parte de la
riqueza de un país.
En
ese caso,
encontraríamos-, de
un lado, la totalidad de los
medios de producción, y, de otro, como copropietarios, cada uno
de los ciudadanos
mayores de edad
y con derecho al voto.
¿ Qué clase de dominio resultaría de ello?
l. Cada uno :se_ podría considerar como propiet.ario, por ejemplo
de una
20 millonésima parte de todas las empresas de su país.
2. Pero, este dominio
sería solamente
efectivo para
los afiliados del partido
político, o
la coalición de partidos, que están en
el poder, es decir, algo más que el 50 por
100,
3.
¿ Cómo puede ejercer cada uno este dominio?
Desde luego no inmediatamente
--como en
una
asamblea
de cooperativistas o accionistas--, sino mediatizado por su Par
tido,
los representantes
en el Parlamento, el Gobierno, el
Mi• nisterio de cartera,
por ejemplo comunicaciones.
La responsabilidad
dé: la administración. ante
cada votante,
también pasa por los mismos intermediarios.
787
Fundaci\363n Speiro
Además, no ea un secreto para nadie, que, incluso en las
democracias
mejor organizadas,
el dominio efectivo no lo tiene
el Ministro,
sino la
administración técnica inamovible. La in
fluencia de los cambiantes Ministros -hombres políticos cu
yos conocimientos técnicos no llegan a la altura de los de la
administración-, queda reducida.
Sin
embargo, queda una responsabilidad de la administra
ción ante el Ministro,
de éste ante el Gobierno, del Gobierno
ante la mayoría del Parlamento, de los parlamentos ante
su
Partido
político,
y del Partido político ante sus afiliados.
Me parece
que, dominio desde abajo y responsabilidad
desde arriba,
quedan extraordinariamente mediatizados.
4. Pero existe otro problema: Para podec decidir, tengo que co
nocer. ¿Cuántas empresas conozco
personalmente?
-
La
empresa, en la
eual trabajo. (La conozco desde el punto
de vista del asalariado o del director, según el puesto que
ocupo.)
Las tiendas, donde compro. (Desde la perspectiva del con
sumidor.)
-Los transportes en los cuales viajo.
-La
casa de
pisos, en
]a cual ocupo
una vivienda. (Conozco
los problemas
desde e,l punto de
vista del inquilino, si vivo
en alquiler,
si soy copl'opietario conozco los problemas
tanto del punto
de vista del inquilino como del propie,
tario.)
Si
echamos la cuenta de las
empresas que
conozco por expe
riencia personal, llego, quizás, a unas veinte empresas. Puedo
afiadir que,
de
nomhr~ conozco
unas ochenta más.
Pero, en un
país tan
poco
importante, como la comunista
Polonia,. existen,
ya solamente en la
ind'ustria 50.000 empresas, si
añadimos
las de
Jos demás
sectores, llegamos-, por lo menos, a
unas 100.000,
sobre las
cuales ---como copropietario-
tengo que
decidir. Es decir, tengo que decidir sobre unas 99.900
einpresas-, de
las
cuales
desconozco incluso
la existencia.
Quizás no
sea mera coincidencia,
que todos los
países con
los
medios de producción eolectivizados, se rijan por dictaduras.
V. CRÍTICAS DEL RÉGIMEN SOVIÉTICO DESDE LA FE MARXISTA.
En "Ventana abierta" de ABC del 11 de junio, nuestt'o amigo Jorge
Uscatescu,
se hace eco de esta cuestión:
788
Fundaci\363n Speiro
Pero veamos cómo pttede distribuirse la riqueza y la útil dispo~ nibilidad de los 'bienes materiales mediante el comunismo. Esta cuestión ha sido recientemente estudiada en Cristiandad, núm. 468, febrero 1970 par Eisa H. de Carbonell, en unos comenta.ríos titulados "La cuestión del do~ minio", de los que repi-oducimos su núcleo centeel,:
Los hechos han demostrado que en todos los países comunis-
•
tas, aunque la riqueza sea de
to-dos, el
dominio se halla concen
trado en manos
del número más exiguo conocido: de los jefes del
partido comunista.
Este
desarrollo, de
ninguna
manera previsto por Marx, se ha
efectuado
en todos los países
en los que ae han colectivizado todos
los medios de producción.
De los catorce países comunistas, ca
torce son dictaduras. Por tanto, soñar con poder realizar
una revolución a la vista-de los hechos, y aflojar posteriormente -es
decir
20 o más años después de la colectivización- el dominio
del partido sobre la economía parece sumamente difícil, como
lo demuestra la experiencia checoslovaca.
Sin
embargo,
y solamente desde el punto de vista teórico, qui
siera reflexionar sobre un hecho nunca ocurrido: el que los bie
nes de producción colectivizados de toda la nación
fueran adminis.trados democráticamente,
lo que
correspondería al
deseo de ob
tener el
más amplio
dominio posible
sobre esta
parte de la
riqueza de un país.
En
ese caso,
encontraríamos-, de
un lado, la totalidad de los
medios de producción, y, de otro, como copropietarios, cada uno
de los ciudadanos
mayores de edad
y con derecho al voto.
¿ Qué clase de dominio resultaría de ello?
l. Cada uno :se_ podría considerar como propiet.ario, por ejemplo
de una
20 millonésima parte de todas las empresas de su país.
2. Pero, este dominio
sería solamente
efectivo para
los afiliados del partido
político, o
la coalición de partidos, que están en
el poder, es decir, algo más que el 50 por
100,
3.
¿ Cómo puede ejercer cada uno este dominio?
Desde luego no inmediatamente
--como en
una
asamblea
de cooperativistas o accionistas--, sino mediatizado por su Par
tido,
los representantes
en el Parlamento, el Gobierno, el
Mi• nisterio de cartera,
por ejemplo comunicaciones.
La responsabilidad
dé: la administración. ante
cada votante,
también pasa por los mismos intermediarios.
787
Fundaci\363n Speiro
Además, no ea un secreto para nadie, que, incluso en las
democracias
mejor organizadas,
el dominio efectivo no lo tiene
el Ministro,
sino la
administración técnica inamovible. La in
fluencia de los cambiantes Ministros -hombres políticos cu
yos conocimientos técnicos no llegan a la altura de los de la
administración-, queda reducida.
Sin
embargo, queda una responsabilidad de la administra
ción ante el Ministro,
de éste ante el Gobierno, del Gobierno
ante la mayoría del Parlamento, de los parlamentos ante
su
Partido
político,
y del Partido político ante sus afiliados.
Me parece
que, dominio desde abajo y responsabilidad
desde arriba,
quedan extraordinariamente mediatizados.
4. Pero existe otro problema: Para podec decidir, tengo que co
nocer. ¿Cuántas empresas conozco
personalmente?
-
La
empresa, en la
eual trabajo. (La conozco desde el punto
de vista del asalariado o del director, según el puesto que
ocupo.)
Las tiendas, donde compro. (Desde la perspectiva del con
sumidor.)
-Los transportes en los cuales viajo.
-La
casa de
pisos, en
]a cual ocupo
una vivienda. (Conozco
los problemas
desde e,l punto de
vista del inquilino, si vivo
en alquiler,
si soy copl'opietario conozco los problemas
tanto del punto
de vista del inquilino como del propie,
tario.)
Si
echamos la cuenta de las
empresas que
conozco por expe
riencia personal, llego, quizás, a unas veinte empresas. Puedo
afiadir que,
de
nomhr~ conozco
unas ochenta más.
Pero, en un
país tan
poco
importante, como la comunista
Polonia,. existen,
ya solamente en la
ind'ustria 50.000 empresas, si
añadimos
las de
Jos demás
sectores, llegamos-, por lo menos, a
unas 100.000,
sobre las
cuales ---como copropietario-
tengo que
decidir. Es decir, tengo que decidir sobre unas 99.900
einpresas-, de
las
cuales
desconozco incluso
la existencia.
Quizás no
sea mera coincidencia,
que todos los
países con
los
medios de producción eolectivizados, se rijan por dictaduras.
V. CRÍTICAS DEL RÉGIMEN SOVIÉTICO DESDE LA FE MARXISTA.
En "Ventana abierta" de ABC del 11 de junio, nuestt'o amigo Jorge
Uscatescu,
se hace eco de esta cuestión:
788
Fundaci\363n Speiro