Índice de contenidos
Número 87-88
Serie IX
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Programa de la IX Reunión de Amigos de la Ciudad Católica: El municipio en la organización de la sociedad
-
Libertad y poder en la doctrina social de la Iglesia
-
Derecho, poder y libertad
-
Organización de la Universidad
-
Comercialización en la agricultura. Entre el liberalismo y la tecnocracia
-
Elites cívicas y vida política de las naciones
-
El Estado al servicio del bien común en la economía
-
El Estado y el dinamismo de la economía
-
- Estudios
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Documentos
![](https://fundacionspeiro.org/img/magazines/covers/266_serie-ix.jpg)
Autores
1970
III. ¿Qué es el socialismo?
incluso, que en determinados momentos históricos -pocos y cor
tos--esa tesis pueda haber encontrado
su justificación. Sin embar
go, parece
evidente que
todos
los grandes problemas económicos o
sociales que preocupan a la sociedad y a cuya solución los técnicos
pueden aportar
su muy
estimable ayuda, son, en última instancia,
problemas de
convivencia humana y, por lo tanto, problemas
esencialmente políticos •
No, no negaremos el pan
y la sal a los técnicos. Pero no nos
cansaremos de afirmar que para resolver
los problemas
de go
bierno de
nn país, la
Política
-sí, en mayúscula-y los políti
cos, son indispensables,
Permitamos, en buena hora, que los téc
nicos
establezcan un orden. Permitamos que los técnicos nos orien
ten hacia la proximidad visible y la necesidad inmediata pero
dejemos que sean
los-políticos quienes nos guíen hacia las gran•
des y lejanas metas. Permitamos o, mejor dicho, exijamos a los
técnicos que persigan la máxima
efic'acia pero
escojamos políti
cos que busquen incansablemente
la mayor juridicidad. Dejemos
que los técnicos experimenten en
sus laboratorios,' pero busque
mos políticos que tengan experiencia. Busquemos para nuestras
industrias técnicos audaces y con imaginación, pero confiemos
el
gobierno del país a políticos prudetites y que tengan memoria.
Busquemos
para
gobernar nuestra nación
políticos
que luchen in·
cansahlemente contra las quimeras y las utopías que incesante
mente surgen en nuestro mundo enloquecido
y dejemos que
-fuera del
gobierno- los técnicos trabajan para
convertir aquellas
quimeras
en realidad.
Dejemo~ en
fin. que
los técnicos se esfuer
cen
en hacer
habitable la luna pero permitamos que sean los
políticos los encargados de
hacer más
llevadera la vida
aquí en
la tierra.
111. ¿Qu:á. ES EL SOCIALISMO?
La otra via de redención terren.al que nos ofrece el mundo de hoy es
la
del
socialismo. Pero, ¿qué es e1. socialismo? Nuestro amigo Louis Salle..,
ron nos lo explica. can claridad y -real.ismo en un artículo titulado La
France va,.t..,elle au socialisme?, que ltineraires ha publi.cado en su nú,ne ..
ro 143 de mayo de 1970, y que, sin su:prknic más que su introducción. y
sus conclus~ones relsJlvas a la pregunta ()!anteada, traducimos a conti-
nuación.
784
El primer carácter es referente a la propiedad. El socialismo
es
el
régimen que suprime
la propiedad privada de los medios
Fundaci\363n Speiro
'º
de producción. Es una definición que Marx recoge para el comu
nismo,
del que dice
que w teoría puede resumirse «en esta ex
presión única:
abolición de la propiedad privada». Los comunis
tas no hallan otras cosas que decir cuando se sitúan en el terreno
del
dere«!ho.
El
segundo carácter
se refiere
al
poder. Aquí aparece la dis
tinción entre el comunismo y el socialismo contemporáneo.
Este último,
sintiendo repugnancia por la imagen del régimen so
viético muestra
indiferencia 1!0D respecto a los aspectos ju
rídicos de la propiedad. En
'Bad-Godesherg en
1959, el parti
do social-demócrata
dec-Iaró expresamente, «la propiedad
priva
da de los mediOs de producción merece protección y estímufo,
en
la
medida en que no entorpezca
la instauración de un orden
social
equitativo» será
pues
Un «orden
social equitativo» lo que
constituye el signo, sino
la definición del socialismo. ¿Pero cuál
es
éste orden? No puede ser sfoo aquel que es asegurado por el
poder de quienes &e llaman socialistas. Esto es vago. La vaguedad
de
la fórmula queda más patente cuando son considerados los
hechos. Ya que los socialistas se hallan en el poder en Alemania,
y Alemania es considerada como el
país más capitalista de Eu
ropa. Los socialistas están en el poder en Suecia
y Suecia es un
país en
el cual los medios de producción son propiedad privada
en un noventa y cinco por ciento lo cua
1l tal vez sea el record del
mundo.
Los socialistas están
en el poder en Gran Bretaña y Gran
Bretaña continúa siendo, después de los Estados Unidos, la imagen
del
país capitalista
por excelencia. Si los socialistas objetaran que
«el poder
de los
:socialistas» no
es sino una etapa hacia
«el poder
socialista»,
sería
preciso definir
este último
y no se
percibe cómo
se
evitaría volver a caer en la
de.finición: abolición de la propiedad
privada de los medios de producción.
El
tercer carácter se refiere
a la
igualdad. Cuando se escarba
un
poco en las bellas
exposiciones de
los
socialistas, pronto se des
cubre
que el fondo común de los diversos socialismos
lo consti
tuye la reivindicación contra
la desigualdad.
Esta reivindicación
se hace en nombre de la justicia y tiene buen cuidado de
hacerlo
así,
hallándose la
injmticia por todas partes. El
problema con'.
siste totalmente en saber en qué medida
se identifican la justicia
y la igualdad, la
injusticia y la desigualdad, cuestión sobre
la que
el socialismo no se
arriesga a
profundizar ni siquiera a estudiar.
En todo caso, el problema que se plantea consiste en resolver
cómo puede
ser suprimida la desigualdad en el terreno económico
y más concretamente en materia de la distribución de
la riqueza.
785
Fundaci\363n Speiro
786
La primera vía es la del impuesto y de la redistribución que
con éste se alcanza. La
segunda vía, má.;, radical. es
la de la
abolición de
la propiedad privada en la cual se vuelve a d~sem
hocar
siempre
que se va hasta el final de la cuestión. Para evitar
el comunismo,
que se, tem.e,
generalmente se emplean los medios
fiscales. Pero
se cOmprueba
que éstos no pueden exceder de cierto
grado
so pena
de matar la gallina de los huevos de oro. Se
comprneba también que no
evita el fraude en tanto los beneficios
son
fruto de una actividad independiente prácticamente no fis
calizable.
Entonces se recurre a
la modalidad suprema de la
so
cialización:
La supresión de las actividades independientes y su
conversión
en actividades a.salQTiadas, fácilmente
fiscalizables
y
por consiguiente igualables.
Es en el régimen salarial donde se produce la confluencia del
capitalismo y del socialismo. El asalariado
se generaliza
por la concentración en el capita
lismo.
Se generaliza por la estatización en el socialismo.
Hoy, las tres
cuartas partes en la población activa
están asala
riadas.
No se puede apenas dar un
paso más
sin abolir la
pro-pie•
dad
privada, pues lo
que continúa
independiente corresponde a
actividades que no es fácil integrar en las sociedades anónimas. El socialismo tiene
el recurso de nacionalizar las sociedades ca
pitalistas.
Pero
más allá
de un determinado porcentaje, son los
mismos asalariados los que sienten
repugnancia por
la nacionali
zación. En resumen,
hemOs llegado
a un punto tal en
que el socialis
mo
debe definirse
para saber qué
es lo
que haría fuera de la
abolición de la propiedad privada, a
fin de realizarse a sí mismo:
Se observará
qne los países que
tienen el mayor porcentaje
de asalariados
son los
más evolucionados
a causa de una mayor.
concentración y de una actividad societaria más desarrollada.
Estos mismos países
son también
aquellos en que
el abanico
de los
salarios es menos amplio, es decir aquellos en que la igual
dad es mayor para la masa
más numerosa
de
la población.
Digamos claramente que son los Estados Unidos los que rea
lizan mejor el
modelo socialista
desde el instante
en que
este
mo
delo
excluye la abolición
de la.
propiedad privada.
En otras palabras, el _mantenrj,miento
del, poder económico (del
dinero) al lado del
~ político garantiza mejor la igualdad,
a la vez
qne salvaguarda
la libertad y favorece el desarrollo de
la riqueza,
Fundaci\363n Speiro
tos--esa tesis pueda haber encontrado
su justificación. Sin embar
go, parece
evidente que
todos
los grandes problemas económicos o
sociales que preocupan a la sociedad y a cuya solución los técnicos
pueden aportar
su muy
estimable ayuda, son, en última instancia,
problemas de
convivencia humana y, por lo tanto, problemas
esencialmente políticos •
No, no negaremos el pan
y la sal a los técnicos. Pero no nos
cansaremos de afirmar que para resolver
los problemas
de go
bierno de
nn país, la
Política
-sí, en mayúscula-y los políti
cos, son indispensables,
Permitamos, en buena hora, que los téc
nicos
establezcan un orden. Permitamos que los técnicos nos orien
ten hacia la proximidad visible y la necesidad inmediata pero
dejemos que sean
los-políticos quienes nos guíen hacia las gran•
des y lejanas metas. Permitamos o, mejor dicho, exijamos a los
técnicos que persigan la máxima
efic'acia pero
escojamos políti
cos que busquen incansablemente
la mayor juridicidad. Dejemos
que los técnicos experimenten en
sus laboratorios,' pero busque
mos políticos que tengan experiencia. Busquemos para nuestras
industrias técnicos audaces y con imaginación, pero confiemos
el
gobierno del país a políticos prudetites y que tengan memoria.
Busquemos
para
gobernar nuestra nación
políticos
que luchen in·
cansahlemente contra las quimeras y las utopías que incesante
mente surgen en nuestro mundo enloquecido
y dejemos que
-fuera del
gobierno- los técnicos trabajan para
convertir aquellas
quimeras
en realidad.
Dejemo~ en
fin. que
los técnicos se esfuer
cen
en hacer
habitable la luna pero permitamos que sean los
políticos los encargados de
hacer más
llevadera la vida
aquí en
la tierra.
111. ¿Qu:á. ES EL SOCIALISMO?
La otra via de redención terren.al que nos ofrece el mundo de hoy es
la
del
socialismo. Pero, ¿qué es e1. socialismo? Nuestro amigo Louis Salle..,
ron nos lo explica. can claridad y -real.ismo en un artículo titulado La
France va,.t..,elle au socialisme?, que ltineraires ha publi.cado en su nú,ne ..
ro 143 de mayo de 1970, y que, sin su:prknic más que su introducción. y
sus conclus~ones relsJlvas a la pregunta ()!anteada, traducimos a conti-
nuación.
784
El primer carácter es referente a la propiedad. El socialismo
es
el
régimen que suprime
la propiedad privada de los medios
Fundaci\363n Speiro
'º
de producción. Es una definición que Marx recoge para el comu
nismo,
del que dice
que w teoría puede resumirse «en esta ex
presión única:
abolición de la propiedad privada». Los comunis
tas no hallan otras cosas que decir cuando se sitúan en el terreno
del
dere«!ho.
El
segundo carácter
se refiere
al
poder. Aquí aparece la dis
tinción entre el comunismo y el socialismo contemporáneo.
Este último,
sintiendo repugnancia por la imagen del régimen so
viético muestra
indiferencia 1!0D respecto a los aspectos ju
rídicos de la propiedad. En
'Bad-Godesherg en
1959, el parti
do social-demócrata
dec-Iaró expresamente, «la propiedad
priva
da de los mediOs de producción merece protección y estímufo,
en
la
medida en que no entorpezca
la instauración de un orden
social
equitativo» será
pues
Un «orden
social equitativo» lo que
constituye el signo, sino
la definición del socialismo. ¿Pero cuál
es
éste orden? No puede ser sfoo aquel que es asegurado por el
poder de quienes &e llaman socialistas. Esto es vago. La vaguedad
de
la fórmula queda más patente cuando son considerados los
hechos. Ya que los socialistas se hallan en el poder en Alemania,
y Alemania es considerada como el
país más capitalista de Eu
ropa. Los socialistas están en el poder en Suecia
y Suecia es un
país en
el cual los medios de producción son propiedad privada
en un noventa y cinco por ciento lo cua
1l tal vez sea el record del
mundo.
Los socialistas están
en el poder en Gran Bretaña y Gran
Bretaña continúa siendo, después de los Estados Unidos, la imagen
del
país capitalista
por excelencia. Si los socialistas objetaran que
«el poder
de los
:socialistas» no
es sino una etapa hacia
«el poder
socialista»,
sería
preciso definir
este último
y no se
percibe cómo
se
evitaría volver a caer en la
de.finición: abolición de la propiedad
privada de los medios de producción.
El
tercer carácter se refiere
a la
igualdad. Cuando se escarba
un
poco en las bellas
exposiciones de
los
socialistas, pronto se des
cubre
que el fondo común de los diversos socialismos
lo consti
tuye la reivindicación contra
la desigualdad.
Esta reivindicación
se hace en nombre de la justicia y tiene buen cuidado de
hacerlo
así,
hallándose la
injmticia por todas partes. El
problema con'.
siste totalmente en saber en qué medida
se identifican la justicia
y la igualdad, la
injusticia y la desigualdad, cuestión sobre
la que
el socialismo no se
arriesga a
profundizar ni siquiera a estudiar.
En todo caso, el problema que se plantea consiste en resolver
cómo puede
ser suprimida la desigualdad en el terreno económico
y más concretamente en materia de la distribución de
la riqueza.
785
Fundaci\363n Speiro
786
La primera vía es la del impuesto y de la redistribución que
con éste se alcanza. La
segunda vía, má.;, radical. es
la de la
abolición de
la propiedad privada en la cual se vuelve a d~sem
hocar
siempre
que se va hasta el final de la cuestión. Para evitar
el comunismo,
que se, tem.e,
generalmente se emplean los medios
fiscales. Pero
se cOmprueba
que éstos no pueden exceder de cierto
grado
so pena
de matar la gallina de los huevos de oro. Se
comprneba también que no
evita el fraude en tanto los beneficios
son
fruto de una actividad independiente prácticamente no fis
calizable.
Entonces se recurre a
la modalidad suprema de la
so
cialización:
La supresión de las actividades independientes y su
conversión
en actividades a.salQTiadas, fácilmente
fiscalizables
y
por consiguiente igualables.
Es en el régimen salarial donde se produce la confluencia del
capitalismo y del socialismo. El asalariado
se generaliza
por la concentración en el capita
lismo.
Se generaliza por la estatización en el socialismo.
Hoy, las tres
cuartas partes en la población activa
están asala
riadas.
No se puede apenas dar un
paso más
sin abolir la
pro-pie•
dad
privada, pues lo
que continúa
independiente corresponde a
actividades que no es fácil integrar en las sociedades anónimas. El socialismo tiene
el recurso de nacionalizar las sociedades ca
pitalistas.
Pero
más allá
de un determinado porcentaje, son los
mismos asalariados los que sienten
repugnancia por
la nacionali
zación. En resumen,
hemOs llegado
a un punto tal en
que el socialis
mo
debe definirse
para saber qué
es lo
que haría fuera de la
abolición de la propiedad privada, a
fin de realizarse a sí mismo:
Se observará
qne los países que
tienen el mayor porcentaje
de asalariados
son los
más evolucionados
a causa de una mayor.
concentración y de una actividad societaria más desarrollada.
Estos mismos países
son también
aquellos en que
el abanico
de los
salarios es menos amplio, es decir aquellos en que la igual
dad es mayor para la masa
más numerosa
de
la población.
Digamos claramente que son los Estados Unidos los que rea
lizan mejor el
modelo socialista
desde el instante
en que
este
mo
delo
excluye la abolición
de la.
propiedad privada.
En otras palabras, el _mantenrj,miento
del, poder económico (del
dinero) al lado del
~ político garantiza mejor la igualdad,
a la vez
qne salvaguarda
la libertad y favorece el desarrollo de
la riqueza,
Fundaci\363n Speiro