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Número 231-232

Serie XXIV

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El profesor Michele Federico Sciacca, visto por Josep Plá

EN EL DECIMO ANIVERSAlllO DE SU MUERTE
EL PROFESOR MICBELE FEDERICO SCIACCA,
VISTO POR JOSEP PLA
Este año, el día 24 de febrero, se cumplen los diez años del
fa!lecimiento de nuestro añorado maestro y

amigo, profesor
Mi­
chele Federico Sciacca. En nuestra XXIV Reunión, que Dios
mediante celebraremos el próximo otoño en
el Tibidabo (Bar­
celona),

le rendiremos cumplido homenaje en colaboración
con
la Sociétá di amici del profesare Michele Federico Sciacca. Sin
embargo, no queremos dejar pasar este número sin un recuerdo
suyo, que en este caso. nos
lo brindan los últimos escritos de
quien ha sido calificado como «el mayor prosista de la Catalu­
ña contemporánea y uno de los más grandes de la plurilingüe li­
teratura española», el ampurdanés Josep Pla, fallecido el
23
de abril de 1981.
En sus
Darrers Escrits, volumen XLIV de su obra comple­
ta (ed. Destino, Barcelona, 1984), Josep Pla habla varias ve­
ces del profesor Sciacca. Creemos de verdadero interés conocer el
impacto, producido por el maestro, en este escritor dotado de ex­
traordinaria avidez de conocer y de aguda penetración e inte­
lección.
En el capítulo
Amh Josep Carner a Genova, dialogando Pla
con este notable personaje, jurista y político, que llegaría a ser
Ministro, y que a la sazón era Cónsul de España en Génova, le
decía ( traducimos del

catalán}:
-« ... En Génova he hecho un descubrimiento sensacional.
- »¡C6mo es

posible!
-»Se

lo diré enseguida. En Génova vivo en un
hotel si-
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Fundaci\363n Speiro

EL PROFESOR MICHELE FEDERICO SCIACCA
tuado en Ja calle que sale de la antigua estación ferroviaria de .
esta

ciudad
y se
proyecta hacia el sur.
Muy cerca
de
este hotel
está

la Universidad de Génova, ba¡ando por la indicada calle.
Un d!a entré en la Universidad para pasar el rato. Le/ en
un pa­
pel

que en aquella
hora comenzaba
una lección de filoso/la cri­
tica en
un aula

del establecimiento
y que la darla el profesor
Michele Federico Sciacca. Entré por
simple curiosidad.
Un hom­
bre más o menos uniformado, seguramente para hacer honor a
un extran¡et'o inconcrehJJ me acómpañó. Me senté. Nadie me
· dijo nada. Al despedirse .mi acompañante me diio: "E un pro­
fessore cattolico,

apostolico e romano".
Sentl un principio de
curiosidad. ¡Esos profesores de la
escolástica de
nuestro
p~ls
son

tan latosos! Apareció el profesor. Habla bastante gente,
alumnos
y personas

curiosas."
¿Cosa faremo oggi?, preguntó el
profesor. Un grupo de estudiantes pidió que hablara de Vico.
Otros le pidieron que hablase de Berkeley. Se
produio un

gran
,silencio y el profesor se puso a hablar. A los diez minutos de
,escuchar al profesor me quedé asombrado. Impresionado. Su cla­
,ridad, su imparcialidad, el

conocimiento de
su lectura,
su pre­
.cisión, Me de¡& perpleio, Vico, autor arcaico, tan

poco
leido, pa­
ree/a existente. Cuando hizo el

gran elogio del libro de Bene­
.áetto Croce

sobre Vico, todos los asistentes quedaron impresio­
.nados, Después

de haber hablado de Vico, habló de Berkeley,
filósofo mucho más
complicodo, católico,

obispo de una sede de
Irlanda. Berkeley negó la
existencia del

mundo exterior
y puso
de

manifiesto que
todo lo
que
ocu"e en
la naturaleza, como un
.todo, es obra de Dios. Sciacca se mostró insuperable.
»Después de esta primera lección asist/ a tantas lecciones
.cuantas dio

el profesor Sciacca. Siempre se mantuvo en
una su­
perioridad

inigualable,
y dada la imposibilidad del catalán para la
filoso/la,

me pareció inapreciable. He de hacer constar una cosa:
·
me

negué a ser presentado al profesor, a
su ayudante· y a sus
disclpulos.
Sentado en un

rincón escuché
al profesor

de
filoso/la
critica ... ».
Páginas más adelante, en el mismo libro de J osep Pla, ha-
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Fundaci\363n Speiro

VISTO .POR JOSEP PLA
llrunos un capítulo entero dedicado a nuestro maestro, .El pro­
fesor Michele Federico. Sciacca. Se sitúa años más tarde, también
en Génova,
y en. él .dialoga Pla con el canciller del mismo Con­
sulado general,
Maria Ganiguer, hijo de Palafrugell. Este capí­
lo narra ese diálogo
y termina eh sus tres últimas páginas reme­
morando
cómo Pla llegó a

conocer
la filosofía de Sciacca, en los
siguientes párrafos que también
tradu_cimos del
catalán.
-
-«Un día, encontrán_dome -en-Italia, exactamente. en Bari,
compré, O' no precisamente en la magnifica librer/a de Laterza
(

que me record6 tantas veces a Croce
y al .Gentile de LA CRÍTI­
CA),
sino en una librer/a vulgar, un libro titulado LA FILOSOFÍA~
OGGI, del que era autor el profesor Sciacca. Lo le! y quedé im­
presionado. Un
azar total.
Le/ que
ScIACCA babia sido profesor
en la Universidad de
Pavía y

después en la de Génova. Me pro­
meti a mi mismo pasar

algún día por Génova e
ir a escucharlo
a la Universidad. Me pareció,
por su libro, un }mmbre que
es­
crib!a con la preocupación de la claridad,
y que su considerable
adjetivaci6n filosófica .nunca fallaba.

Para
mi fue
un gran hallaz­
go. Después leí su
SAN · AGUSTÍN, que me pareció literalm.ente
extraordinario.
En este
libro constaté
que
ScIACCA era católico.
Me paracei6 muy bien. Volvlamos a la
tradición. ScIACCA pre­
senta a
SAN AGUSTÍN como la personalidad más grande que
ha tenido la Iglesia cat6lica

y
lo demuestra. Este libro pro­
duce gran efecto, y, si pudiese,
lo reconmendaría. Después cayó
en mis manos su
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. He leido muchos
libros
que tienen esta finalidad,
· pero

como el
del profesor
de
Génova
quizá ninguna.

Tiene un conocimiento tal de la materia
que las

explicaciones que da son de una
claridad prodigiosa
y
de una inteligibilidad difícil de comparar.

Es un hombre que
sabe leer, que. escribe muy bien y que habla con un dominio total. Leyendo el
primer libró

que me. cayó en las manos, ya
lo
sospechaba. Lo constaté en muchas lecturas posteriores. Ahora
lo puedo confirmar. Ha escrito un libro sobre
RosMINI. · Ha és­
crito

un
libro sobre PASCAL. Ha escrito innumerables libros sobre
filoso/la y su historia. Su método
de presentación
.no es nunca
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Fundaci\363n Speiro

EL PROFESOR MICHELE FEDERICO SCIACCA
escolástico. No he encontrado nunca silogismo alguno. Ha traba­
¡ado.
enormemente.
Si
tuviese que dar

ahora una lista de lo que:
ha
editado, este

capitulo
seria enormemente
largo y desbarata­
r/a el

sentido
.de estas
vulgares memorias
.. El

número
de edita:
res;
inicialmente italianos, que

ha tenido es enorme.
Dé¡enme·
ahora

decir una cosa que
.me ha gustado mucho:
es la
impor­
tancia

que da a
. la filoso/la italiana.
»Algunos

libros de
ScIACCA han sido traducidos al castellano,
hace
algunos

.años. El editor ha sido
Lurs MrRACLE, editor de:
Barcelona.

El hecho es considerable.
El profesor

de
Génova es::
católico} pero es un católico muy amplio, siempre tolerante, eK-
-pone el pensamiento contrario con absoluta ecuanimidad ... per<»
después

lo combate con su poderosa
inteligibilidad. La ad¡etiva,­
ción filosófica de ScrAcCA es increlble y no le ha fallado nunco,
-a mi modesto entender-, es claro.
»Entre las obras que ha anunciado el profesor de Génova fii
gura

una filosofía
personal, que
ha calificado como
"Filosofía;
interpetativa".

Esta obra
anunciada en
diversos volúmenes,
ig:-­
noro

si se ha publicado. Mi ignorancia, en este punto,
és total­
El

ob¡eto proyectado es inteligible: la integración de la materia,.
del hombre y de
Dios. Nada más conozco

un preámbulo de
esta:
obra,

que se titula:
L'uoMO, QUESTO SQUILIBRATO. SAGGIO SULLA.
CONDIZIONE úMANA. Lo he leído con el máximo interés y, coma,
siempre

que leo a este autor, he
quedado impresionado.
He
leí­
do

este libro a
los 82
años. Y he encontrado tantas cosas
des­
conocidas,

a mi edad, que
· he quedado estupefacto.
Ahora,
las;·
cosas

han
ido asi, y

no ha habido otras.
»Cuando pienso en las horas pasadas, hace ahora 30
años,.
en

Génova, escuchando al profesor de filosofia critica
-ahorrr
'la
filosofía

ha de ser crítica-, me sabe muy
nral no
haberme·
quedado allí.

Aquellas
horas las
he recordado toda la vida

dudo que cualquier otra se la pueda comparar.· Quizá ninguna,
sobrepasárlas. En esta
penínSula, que
es tan pobre en
filosof!a­
~y
Cataluña aún más-,

el profesor
de Génova,
hablando
y-­
escribiendo me descubrió un mundo nuevo ( esto no quiere de­
cir que tenga un gran respeto por
JAUME BALMES, escritor pro--
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VISTO POR JOSEP PLA
fuso, pero autor de EL CRITERIO, que es una nimiedad tipica­
mente

catalana). Fui
materialista y cientificísta en mi ¡uventud;
ya tarde, en la
vida, el :profeso~ ScrACCA me descubri6 otro
mundo. Aquellas
horas de

Génova han sido, para
mi, siempre
inolvidables».
¡ Qué más vamos a añadir!. ..
Después de estas confidencias de Pla, s6lo
reiterar nuestra
inmensa

gratitud
al maestro, nuestro amigo el profesor Michele
Federico
Scíacca, que descansa en la paz del Señor, pero sigue
presente y docente entre nosotros.
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