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Número 295-296

Serie XXX

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Discurso de Francisco José Fernández de la Cigoña [San Fernando 1991]

FE8TJV1DAD·DE, SAN FERNANDO J~J.
----de modo· no · del tódo-dife'rente-al que se encúentra en algunas. pá-­
ginas· de· Ratzinger:,· · ·n,f -Lubac ·o-' Guitto·n-,- ·quizás fuimos, demasiado
_co.nfqrm,istas. Aunque la e'Oolución de la Iglesia, en este punto, es
·siempre ·delicada, y si et criticismo · hipefSensible y · desbocada consti­
tuye unci · patologia, la · retorsión de .los argumentos Y· la. búsqueda de
interpretaciones favorablei a Roma contra todas -tas e'Oidencias-es· un engaño. · · --
· Además -de lo ·anterio1', ·telón de fondo que no --he querido -omitir~
_pues no me parece licito maquillar cuestiones·· tan t1'ascéndentales,
observo
dos grandes problemas que-·.nos -afectan -en cuanto grupo. El
{,rimero a·f.ecta ·a la -continuidiuf :Y et teclutamiento. El segundo- radica
propiamente en nuestra identidad.
·Es preocupante· ..;....y comienzo por el primero-'Der la descapitali­
zación ·intelectual_ y personaZ-·de nuestro grupo. Creo, con todo, y no
es por:·neutralizar la ·cal-con ta· arena, ·que no .. abun_dan equipos-in­
telectuales
de la entidad del de-Vel'bo. Pero. no creo menos que la
gráfica de nuestra efJdlución 'Oitál ·'Oa a ·la ba;a. ·Ya sé -que hemos su­
frido pérdidas inefables e insustituibles. Aunque lo más
gra'De sea
cotejarlas con el
catálógo de ·attas. -Ahi es donde encuentro más nece­
sario
conceni1'a1' los esfuérSOs, en eZ-,rectutamiento y apertura de hori­
zontes.
Encerrarse en ün ghetto;· ··contentándonos con lo que ya hace­
mos, no es la única alternati'Oa a la rendición. Cabe continuar la lucha
con afán de ·superación'· y huir· del ci1'ctdo fatal de la pobreza.
Por
aquí enlazo· con et .st!guttdo · problema, y. es p1'e'Deni1'-el ale;a­
mientó
progresi'Oo de ta orientacfón especifica de ·nuestro i1'abajo. Vi­
gila1' ·qué: :no· le produzca · es necesario-·stemp1'e, -pero más aún si se
pone
en maréha lti" 'recluta il· que· aéa11o · de aludir. -Ampliar ·ta. base, si,
pero sobre
todo elC'Otif la altura y /01'ta1ecer los· cimientos: En cambio,
un tanto insensiblemen.te, nos 'Damos deslizando a cuestion_e1 y t1'a­
tamienios :.de:---impécabl-e-·ortodaxt_a :pero ·.ajenos.-_a ,-veces-a nuestra. tra­
dición politica e intetectútil. Y sin-(JUe :se compense; ·lp :que podr_ia· ser
admisible, con ·ta 'contraparlida ''de-esas· nue'Oas incorporaciones.
·
Nos "hace falta~ y ·ta· goa_osa'--Celebración de :'Jos treinta ... años de
VetbO y de'' tas reuniones· anuales ·podrla .ser ·buena ocasión, meditar
sobre -nuest-;a:·obras.y plantear una :estrategia. -¿Es,'preciso· una tregua?
Maeztu
tiene una artículo durante "la-·Repúb-tica en·--el que, aplica· fin07
mente que ciertas retiradas momentdneas pueden quedar justifii:adas
cuandó· siroen ·al, fortaléoimiento>¿Nec'esitamoS inás apertura o.·.diálogo
intelectu_al -·con· ot1'os· grupos más cercanos que.· afines?-Eso ·en· cuat­
quie1' caso -abonaria una -·mayor 'solidez en nuestTos postulados. -Cada
uno, estoy seguro, podtía añadi1' .itn buen-número 'de interrogantes.
Ferd tas fespuestas., en Za p1'esencia 'de DiOs, con rectitud de· intención,
deberemos
buscarlas-·entr-e- todos:
DISCURSO DE FRANCISCO JOSE FERNANDEZ
DE LA CIGO~A·
Queridos amigos:
. Ya es dificil deci1' algo de :,san ·Fernando' que no· ··sea -repetir lo que
habéis oido en años _anteriores. Perdonad;_ pues,. las· inevitables repe­
ticiones
áe estas pillabra's · ·que· podrian titularse añoranza -de· un rey santo. · ·· ' -
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FE.ST1V1.0AD: J)E S.4N EER}(A,l'(l)O 19~1
. Año,anza· o nostatg,a de u~s ;diqs, tos del rer, ·t~ .disti,.Uos a· los
nuestrot que son irreconocibles . .si inte~tqmos verlos . en nuestra· Es­
paña de hoy, · . . . · . . .. · , ·
,su mildre, dona BereJÍ,guela, hija -d.e Alfonso ·VIII de Cas#tta, había
,casado.·con,su tío.Atfon_s.o .IX de León .. -E.ra un 11!,Qtrimonio ,que _to~
i,mpedimentos canQnicos de .. la época hacian i1'.'l?áU4o y .dé Roma ~
llegó ta 'Oatidación. Pero se impuso la conciencia al corazón :y la p.rin~
e.e$a .caste1tana aband.onó. et .p11,lacio de su .esposo. y los-. hijos ,habidós
por.
no . 'Oi'Dit en ·pecado. . · . . . · .. . .
Hoy:también.se abandonan esposas o .. e.s.pos.ps e·hijós, pero no poi'
la.,coiicíencia, sino
por-~l, f:Ofazón.-. y. tlama1tdo. i:Qrc,zó.n to que en ve,-
dad merecería otro nombre. .-..
,Fernando :niño cae, gra'Dem_ente-enfem,o·. ilabiá .. i_dp con sus her­
manos a pasar una temporada .. con su· madre .. y_ su qbuelo el rey cas::
teltano .. La muerte·parecia.próxima e .. tn,n,itable. 'y·za fll.ad.re se,vol'DiQ
a. ta. Virgen y llevó al niño moribundo a Santa Maria de Oña.
Ltegando_·at s.antuarlo se ·tes _uni6 todo .el_ pueblo.
«Gran piedad
.ende · iroian
e mui ·más po to meninp·
a que · todos ben querían»
Que. es también· una .. hermosa escena, .Cuand_o et dolor de lps .,e:,
yes· es. el-dolor ·de los pueblos ta monarquia -es una· instituci6n. potf..
tic
a mat'a'Dillosa, en ta que el monarca tiene algo . de Dios y de padre
y¡. por-· :tanto, no sólo es obedecido, sino lo que es más. importante,
amado y. ·respetado. ¡Pobres reyes cuando _sus penas no tas llora SU
pueblo! ¡Pobres. pueblos cuando no siefften como propios los dolores
de su reyes! . _... .
··Quiso
.Berenguela quedarse sota con. su, ht;o ante Santa Maria .de
Oña .y una 'D.Z que -se 'Daci.6 .. za Iglesia se dirigió asi a ta_ Virgen;. ,
«Señora del ·Cielo; membTate que eres Madre de .Misericordia. ¡Apar­
ta los tus ojos de mi pecado tle ·,:eina -et 'Dáleme con#go .al mi dolor
de madre! Yo-bien.-se·tas misericordias de.tu hijo; Yo bien se que non
'toma-a ·:demandar :lo que una -'D·e.z :perdon6,: Tú, mi madre, que, tales
penas pasaste, .. acó"eme en la ·mi· ·.cuita».
Y el hijo se curó. · ,_ -.· . -. _ . .. _
En estos días ·de
ol'Dido de la oración. ·¡.haúrá muchas madres_. qué
Qún recen por sus-· ht;os? Pidiendo milagros,. o simptementl! pidiendo
qUe Dios guíe sus pasas en esta 'Dida ,· enca~inánd_olos· Qt cielo. ~.
Et regreso a·· la Corte fue -tri un.tal-. La noticia de ta --curación corrió
como
la· p6lo-'Oa y los pueblos del .. camino ,satian al paso a al_egl'arse
con su infanta dando gracias a Dios por. t<,m -fausto s«cfso.
«E cuando el
rey don Alfonso
ou'D' este. miragr' ou'lJ~do
lago se foi -de' camino
para
Onna en· Romería».
¿No se puede pensar que cuando los reyes de;an de agrade'-c"er tos
faoores,,que de Dios-reciben,.-.-el ci~lo _dejtf de-dárselos?
No era ese el caso de_ A1fptJ,s-o -el Noble. : Pero es que entonces lo!
,_eyes cr.eian que todo pod~r 'Deni4 de Dios. Y -por __ .ello tiit'nbién _lq
creían los pueblos. Cuando pasaron a creer· que el poder éra prop~ó
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y podian disponer de él cual de una finca, los pueblos también cre­
yeron
que el poder era de ellos y que podian de"ocar a los reyes.
Femando era un niño que rezaba .. ¿Siguen rezando hoy los niños?
Y las madres, ¿les siguen enseñando a rezar? Y no era la oración
del
heredero de León e infante de Castilla ñoña y mo¡igata.
«Madre -decia a Berenguela-de que yo seya ome granado, /aré
en los mis estados una muy grand Eglesia, et la llamaré Sancta Maria;
et cuando tome de. facer la guerra a los moros, et de ganalles muy
grandes batallas, et de tomalles las sus cibdades, colgaré antét altar
de la mi Señora todos tos sus pendones».
Lejos de nosotros el sostener
una idilica Edad Media en la que
florecian
todas las 'Dirtudes y el vicio estaba deste"ado. Evidentemente
no era así. Aunque bien sabían todos qué era virtud y qué 'Dicio. Y
no se intentaba pasar la
una por el otro. La Corte leonesa de Alfon­
so Nono, seguramente a
causa de aquetla 'Oerdad que tan bien expresó
creo recordar que Pedro Mártir de
Anglería -juega et rey, todos ta­
húres, estudia la reina, todos estudiantes-, no era precisamente un
dechado de costumbres. Dos matrimonios in'Dalidados por Roma con
el rey aún en plena ju'Oentud no hacia de ella precisamente un claus­
tro. Y a
ella fue llamado Femando por su padre. Vióse obligado, pues,
a
de¡ar a la madre que adoraba y las tierras de su abuelo castellano
que acababa de morir
y a cuyo lado tan feliz fue. Cuando su madre
le comunicó la noticia parece
que dijo estas o parecidas palabras:
«Non en los dulces
bfazos de ta su madre, mas en tos duros de
ta Cruz nos redimió Cristo. et non de otra manera ha de servirle el
su caballero».
Y hacia tie"as de León partió y llamó en ellas la atención no
sólo por sus caridades con los
pobres* sino, sobre todo, por sus cos­
tumbres que contrastaban con las de los demás cortesanos
y con las
del rey. No era ello consecuencia del temperamento del mozo, sino
'Dictoria conseguida por la ascesis sobre la naturaleza. Cuando poco
después
'OOl'Dió al lado de su madre, con'Dertido ya en heredero de
Castilla por
el fallecimiento de su tio Enrique IJ acercóse esa primera
noche la madre
feliz al cuarto del hijo-recobrado y 'Dio que do.rmía con
una pequeña imagen de ta Virgen
'OUelta hacia su .lecho y que a su
lado había
una disciplina manchada de sangre. Rondaba el príncipe
los 19 años.
Yo bien ct'eo que hay já'Oenes en la España de hoy que antes de
acostarse
vuelven su mirada y aun su oración -a alguna imagen de la
Virgen que tengan
en su cuarto. Muchos o pocos no lo sé, pero algu­
no habrá. ¿Pero que mortifiquen su cuerpo ... ?
Ya tenemos a Fernando rey de Castilla, pues su madre le cedió
inmediatamente la corona. Rey
'Doliente y noble. Rey justo y mag­
nánimo.
Y, sobre todo, rey cristiano. Y pronto seria también rey de
León. No hablaré
de sus conquistas. El sólo ganó más España que cual­
quier otro rey: Jaén,
Córdoba, Seoilta. Murcia, Cádiz ... Antes había
paci.ficado sus
reinos, que tampoco fue tarea fácil. Generoso con los
'Dencidos hizo del perdón un insttumento de gobierno. Pero no con
miras
politicas sino porque perdonando Nuestro Señor Jesucristo, ¿cómo
no iba a perdonar él?
Recibió siempre a sus súbditos que acudían al rey con penas y
agravios y
se esforzó en impartir fusticia. Y todo con un talante hu­
mano que le aleja absolutamente de ese arquetipo de santos que pa­
recen totalmente desasidos del
mundo.
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Buen esposo, buen pa4re, buen hi;o, buen hemuzno, buen amigo,
buen hijo de ta Iglesia, espléndido rey. Sus relaciones con su madre
doña
Berenguela, mujer extraordinaria en quien halló excelente con­
sejera
'.Y colaboradora, son un modelo de amor recíproco. De su pri­
mera
mujer, Beatriz de Su(l'l)ia, estu'Oo tan enamorado hasta su muer­
te que ésta te sumió en un profundo dolor. Gozaba con sus hi¡os
como padre amantisimo. Fue un gue"ero 'Oaliente y en ocasiones has­
ta temerario.
Si como santo fue un modelo, no to fue menos como
hombre. Cuando
doña Berenguela le había entregado ta corona de Castilla
le dijo «Non para
sí han de 'Di'Dif' los reyes, ni les es dado facer gus­
tosa su
'Dida». Y Femando siguió el conse;o materno hasta el final.
No
'Di'Dió para él sino para Dios y para su reino. Y no fue gustosa su
vida sino entregada a mil arduos trabajos. Dios le recompensó con
creces.
Y a España con él.
Y
si ejemplar fue su 'Dida no to fue menos su muerte.
Hoy cuando nuestros contemporáneos
no saben vi'oir como Dios
manda, tampoco saben morir como Dios quiere.
No
asi el rey. Su muerte fue casi repentina. En seguida ad'Dirtió
que et mal que te llegaba era et definiti'DO y conforme siempre con
la
voluntad de Dios ta acept6 una vez más de buen grado, con toda
naturalidad.
Pidi6 el Viático, mand6 le 'Distieran con su traje más
suntuoso, et que
reser'Oaba para las más solemnes ceremonias. y se
sumió en profunda oración de la que no le interrumpieron las suce,.
si'Das llegadas de la esposa, los hijos, tos caballeros de su intimidad.
Había
pre'Diamente mandado que desaparecieran de ta alcoba todos
tos símbolos de su realeza porque el 'Oetdadero rey era quien iba a
llegar a ella.
Cuando la solemne procesión de clérigos anunció con sus
cirios la
llegada del Santísimo, abrió los o/os et rey, descendió del lecho y se
ª"odilló trabajosamente sobre el suelo, pidió una soga de esparto y
mandó se ta anudaran al cuello como reo que se sentía de sus peca­
dos. Reclamó un crucifijo y mirandolo amorosamente, con lágrimas
rodándole por tas
me¡itlas, comenzó a recitar sus pecados. Que aun~
que fueran solo tas ine'Ditables flaquezas de ta condición humana de
ta que sólo fue
·tibre ta Santísima Virgen Maria, a ta que Femando
tanto amó, le
pareclan delitos horribles pues por ellos había muerto
su Señor Jesucristo.
,
Recibida la absolución proclamó su fe en tas 'Oerdades de ta Igle­
sia
y recibió deootamente el Cuerpo de Cristo, Perman'eció largo rato
en recogida acción de
gracias hasta que al fin abrió los ojos.
Se despidió de su mujer y de sus hijos haciéndoles _la señal de ta
Cruz sobre la frente. A Alfonso, el heredero, le recomendó que gober~
nara según ta 'Ooluntad de Dios, y quedándose sólo con et clero de
Se'Oilla, después de pedirles perdón si en algo tes había faltado, re­
clamó una 'Dela, la · levantó en atto y pid_ió a Pios que recibiera su
alma. Pareció sumirse en

la agonía hasta que en
un momento abrió
tos o/os y con
un rostro cuasi transfigurado por ta alegria pidió que
se cantara el Te Deum. Y apenas iniciada por los sacerdotes la
s"at-­
modia, que con esfuerzo de sus labios parecía acompañar, expiró.
Comprendéis que
os hable de añoranza de días y de reyes. De
nostalgia de héroes y de santos.
Que San Femando
rey interceda por España e interceda. por noso­
tros. Tenemos
gran 'Daledor. Tal 'Dez sólo faltan nuestras hazañas.
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