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Número 309-310

Serie XXXI

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Fray Ezequiel Moreno, santo y seña contra el liberalismo reinante

FRAY EZEQUIEL MORENO: SANTO Y SIDl,A FRENTE
AL LIBERALISMO REINANTE
POR
BALT-R PJíREZ .ARGOS, s. J.
El Papa Juan Pablo II acaba de canonizarlo el 11 de octubre
de 1992 en la isla de Santo Domingo, ante todo el episcopado
hispanoamericano y ante numerosísimos fieles, en una
acto so­
lemnísimo verdaderamente significativo, la conmemoración del
V Centenario del Descubrimiento de
América. Justo en esa. isla
La Española, donde primero puso sus pies Cristóbal Colón y plan­
tó por primera vez la Cruz salvadora de Cristo, y donde se cdebró
por primera vez el Santo Sacrificio de la Misa en el continente
americano.
La canonización de este fraile español, misionero en
Filipinas y Colombia, perteneciente a una de las grandes Ordenes
religiosas que llevaron la luz del Evangelio al Nuevo Mundo
des­
de la Península Ibérica, junto a franciscanos, dominicos y jesui­
tas, es todo un símbolo, un símbolo
sin duda buscado y preten­
dido por Su Santidad el Papa en un momento tan crucial, como
el que vive la Iglesia de Hispanoamérica. Con ese acto
abría la
IV Conferencia del Episcopado hispanoamericano, que se reúne
para estudiar y planificar la evangelización de ese continente tan
convulsionado actualmente en
el orden social, político y religioso.
Todo un símbolo la canonización de fray Ezequiel Moreno, un
humilde
frailecico agustino recoleto, que llegó por su virtud y
entrega a ser Obispo de Pasto (Colombia).
La canonización de un santo es, como todos sabemos, un acto
del magisterio infahble de los Papas, por el que afirman solem­
nemente, infaliblemente, que
el santo, en nuestro caso Fray Eze­
quiel Moreno, ha imitado heroicamente a Cristo nuestro Señor
y por lo tanto es digno de ser imitado por todos los fieles cató-
Verbo, núm. 309-310 (1992), 993-1007 993
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BALT ASAR PEREZ ARGOS, S. l.
licos. Su espíritu es ejemplo para todos y lleva a todos sin dudar
a Cristo.
En esto está la diferencia con la simple beatificaci6n.
La canonizaci6n es acto infalible
y propone al santo a toda la
Iglesia a su imitaci6n
y culto; mientras la beatificaci6n no es
actd 'infalible, da solo certeza · moral y no propone al beato a la
imitaci6n y culto de
toda la Iglesia. El Santo Padre para este mo­
mento solemne y tan transceden,tal para la historia de la Iglesia
hispanoamericana pudo
haber escogido a .otro siervo de Dios o
beato, si quería proponer un
modelo qu~ imitar de la nueva evan­
gelizaci6n. Pero la divina Providencia quiso
y el Santo Padre
libremente se inclin6 por
la canonizaci6n de .este humilde fraile,
que tal vez
podría parecer un modelo tan adecuado para el mo­
mento; cuando. el laicismo impera y los modos secularizantes se
abren camino cada vez con más fuerza en la pastoral de nuestras
días. La canonización de los santos trae siempre un mensaje a la
Iglesia, un · mensaje que sin duda la · divina · Providencia ha pre­
tendido
y Su Santidad el Papa también. ¿Cuál ·puede ser, o es,
ese mensaje especial, que nos trae, como signo de los
tiempos;
San Ezequiel Moreno?
1
Fray Ezequiel Moreno nace en Alfaro, en La Rioja, el 9 de
abril de 1848. Año importante
en la historia de Europa y de la
Iglesia. Nos recuerda el manifiesto comunista de Carlos Marx
y
el despligue, por todo ese siglo xrx, de tanta subversión, de tan­
tas
· convulsiones sociales, políticas y religiosas ; convulsiones que
las ideas y principios de la Revolución francesa iban provocando
por doquier, en particular en nuestra amada patria España, que
sufre la invasi6n napoleónica
y luego cuatro · guerras carlistas;
todo nacido de la venenosa
raíz de lo que se conoció y llam6 por
los Sumos Pontífices liberalismo.
Nuestro Ezequiel Moreno entra en la Orden Agustiniana re­
coleta, en el convento de Monteagudo (Navarra). Hace su profe­
si6n religiosa
el 22 de septiembre de 1865. Tenía 18 años apenas
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FRAY EZEQUIEL MORENO: FRENTE AL LIBERALISMO REINANTE
cumplidos. Cinco años después, el 10 de febrero de 1870 es des,
tinado a la misión que los PP. Agustinos recoletos tenían en
Filipinas, donde
comienza una intensa actividad ·misionera de más
de ·15 años. Su juventud y .sobre todo su. fervor religioso.Je lan­
zan por muy distintos lugares y a enormes distancias, sembrando
por todas partes la palabra
de Dios, confortando a los cat6licos
convirtiendo
infieles, Su trabajo y entrega es enorme. Véase este
dato: durante el c6lera de 1882,
de 3.200 personas adultas que
murieron durante la epidemia, s6lo tres murieron sin confesión.
Algd que parece milagroso. Es tal su. ascendiente de religioso
santo, que en el Capítulo Provincial de la Orden
de 1885 le eli­
gen Rector del Convento de Monteagudo (Navarra), cargo de
gran
responsabilidad, pues tenía que ocuparse de la formación
de los religiosos.
De nuevo resplandece su santidad, celo apostó­
lico
y su entereza de excelente religioso en el gobierno, en la
dirección de las almas y en la edificación de propios y extraños.
La Orden Agustiniana desde
los primeros albores del descu­
brimiento había siempre desarrollado una gran labor misionera
en América. En aquellos años la Santa Sede les había encomen­
dado
un vasto campo de misión en Colombia. En un escrito ín­
timo fray Ezequiel escribe: «Hace tiempo que me
parece que el
Señor me llama a esa misi6n. Pueden contar conmigo». Efectiva­
mente,
el 2 de enero de 1889 llega a Colombia al frente de un
grupo
de religiosos agustinos recoletos. Comienza la última y de­
finitiva etapa de su vida. Lo primero que le encomiendan es
el
gobierno de su orden, en ese momento necesitado de una autén­
tica rendvación espiritual y rdigiosa. Nadie mejor que él. Solo
un Superior de su santidad, de su temple, de su modestia y man­
sedumbre podía enderezar
el navío de la vida conventual a buen
puerto. Y
lo consiguió. Lleva a cabo esa renovación en medio de
dificultades sin cuento, como se deja suponer: críticas, calumnias,
mal entendidos. Pero con su humildad
y mansedumbre y su cla­
rividencia espiritual lo supera todo. Su santidad y dotes de go­
bierno resplandecen de manera que es promovido al Episcopado;
Primero regenta el Vicariato Apostólico de
Los Llanos de Casa­
nare durante ocho años y después
es nombrado Obispo de Pasto
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QALT ASAR PEREZ ARGOS, S; J;
( Colombia). Fue consagrado obispo el 1 de mayo de 1894.
«¿Cómo
-se preguntaba-puede un pobre fraile como yo llegar
a ser obispo ... ? ». La respuesta se la daba él mismo escribiendo
de esta manera en su primera carta pastoral el día de su consa­
gración:
«Y esto, ¿cómo? ¿Con qué medios? ¿Quién me ayuda­
rá? ¡Divino Corazón de mi Jesús, a Ti me acojo! Tú eres
toda mi
esperanza y Tú serás mi ayuda, mi tesoro, mi sa­
biduría, mi fortaleza y mi refugio: Fortitudo mea et refu­
gium meum es Tu. He aquí las palabras que rodearán la
imagen del Sagrado
Corazón de Jesús, que declaramos será
el sello de nuestro oficio. Ellas nos recodarán de continuo
que, desconfiando
de nosotros mismos, todo lo hemos con­
fiado a ese Corazón divino ... ».
Cuando hizo su entrada en la capital del Vicariato, su primer
acto público fue
la solemne consagración de Casanare al Cora­
zón de Jesús.
Lo mismo hizo cuando tomó posesión de la diócesis
de Pasto. Consagró la diócesis y renovó anualmente la consagra­
ción
al Corazón de Jesús. Fue sin duda el secreto de su espiri­
tualidad, de su fortaleza de ánimo, verdaderamente heroica
en
medio de la lucha que tuvo que sostener contra un liberalismo
feroz que le acosaba. Compuso esta oración que recitaba continua­
mente y no nos resistimos a transcribir por su honda espiritua­
lidad:
«Contando, oh Jesús mío, con vuestra gracia, que
os
pido humildemente, mandadme dolores, enfermedades, po­
breza, desgracias, amarguras, angustias, desolaciones, lo que
queráis. ¡Soy, Amor mío, vuestra víctima! Hacer de mí lo
que queráis en el tiempo y en
la eternidad, con tal de que
se salven almas, os dé alguna gloria y proporcione algún
consuelo a vuestro amantísimo Corazón».
Fray Ezequiel tomó muy en serio su misión de pastor de
almas, tan en serio que ni
los más cercanos llegaron a compren­
derlo. Con humildad y paciencia verdaderamente heroicas acepta
y vive
casi hasta el fin de sus días esta incomprensión. El error
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FRAY EZEQUIEL MORENO: FRENTE AL LIBERALISMO REINANTE
liberal causaba grandes estragos entre sus fieles. Y él, el Obispo
tan dulce y tan
manso de suyo, se ve forzado, obligado a luchar
en defensa de
la verdad. Y esta intransigencia no se comprendía:
«¿Para qué
soy Obispo? Si veo que los lobos me arre­
batan las
almas que Dios me confió, ¿no he de clamar ... ?
¿No he de luchar ... ? ¿Por qué soy pastor ... ? Me repugna
batallar,
me repugna batallar cuando puedo ceder sin faltar
a
mi conciencia. Sólo lucho cuando un deber de justicia o
de caridad
me obliga».
Después de nuevo años al frente de la
di6cesis de Pasto, le
hacen volver a España enfermo de cáncer para
ser curado mejor.
Él se resistía. El 19 de agosto de 1906, después de sufrir inten­
sos dolores el último año de su vida, murió santamente en Mon­
teagudo, donde
había entrado de novicio. Hoy brilla su luz sobre
todo el
continente americano y sobre toda la Iglesia al ser cano­
nizado para guía de las almas en este momento crucial en que el
Papa nos convoca o todos, especialniente a los hispanoamerica­
nos, a una nueva evangdizaci6n.
II
Si hay algo que brille con especial luz en la vida y enseñanza
de este nuevo santo obispo, algo que «cuasi» santamente le ob­
sesiona, es su oposición, d proclamación del mensaje evangélico,
contra el espíritu, cada vez más secularizante, que se iba infil.
trando en la vida cristiana, no sólo individual, sino sobre todo
social y comunitaria. Desde los tiempos de la ilustración se in~
tenta desmoronar el espíritu cristiano, desmontarlo con falsas filo­
sofías que excluyen a Dios de la sociedad: Dios estorba, hay que
arrinconarlo;
«Dios ha muerto» (Niestzche) o hay que darle por
muerto. Este espíritu secularizante, que avanza, sobre todo des­
pués de la Revolución francesa, y llevado en sus alas penetra en
el continente hispanoamericano a partir de su independencia, se
hace cada vez más ateo y materialista con el marxismo, que se
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·BÁLT ASAR PEREZ· ARGOS, S. 1.
incuba a mediados del siglo XIX. Todo esto lo presiente el santo
obispo
y con gran clarividencia comprende que el canal de pe­
netración de ese mal, de ese espíritu seéularizante y ateo, es el
liberalismo, que
a:lcanza su momento de esplendor en esos años,
dando
lugar a la gran encíclica Libertas de Le6n XIII ( 1888 ). El
liberalismo, en efecto, proclama la libertad,
pero una libertad in­
controlada, en la enseñanza, en la prensa,
en la expresión, en la
religión -libertad de expresión, libertad de prensa, libertad de
cátedra, libertad de religión, de conciencia,
etc.-oponiendo liber­
tad a ley y, sobre todo, a ley divina, porque si hay libertad, no
pued~ haber ley, no se puede estar obligado por ley ninguna he­
terónoma, sería un contrasentido; rio cabe más que el autonomisR
o/O, tan ponderado por la filosofía kantiana. Con lo que eviden­
~ente se abre la puerta a i:oda clase de opiniones. No hay, por
consiguiente, certezas
-certezas objetivas-; todo es opinable,
la verdad varía,
es múltiple ; cada cual tiene derecho a tener su
verdad. Nadie, ni la Iglesia, puede tener la exclusiva de la ver­
dad. Relativismo de
la verdad .. Con el relativismo de la verdad,
la verdad de la Iglesia
católica se viene abajo. Todo, consecuencia
lé,gica del rechazo de Dios: o porque no lo hay y, por consiguien­
te, no hay que contar con
él; o porque si lo hay, no hay por qué
contar con él. Es el rechazo de Dios del ateísmo o del teísmo.
Sin
Dios-como decia Dostoyevski-cualquier cosa: ni verdad
absoluta, ni orden inmutable de las cosas, ni ley natural, ni autén­
tica autoridad, pura Jibertad, pura anarquía. Todo efecto y
con­
secuencia lógica de la negación práctica de Dios, es decir, del
liberalismo. Todo esto
lo presentía nuestro santo Obispo. De ahí
su oposición «cuasi» obsesiva contra el liberalismo. Y se enfrenta
a él con
valentía de mártir, con tranquila entereza, con intrepidez
de ánimo y gran inteligencia. Con qué lógica, sencilla, clara, con­
tundente, habla en sus cartas. pastorales. Todo un Pastor que mira
únicamente el bien de sus ovejas, que
es el bien de Cristo.
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FRAY EZEQUIEL MORENO: FRENTE AL, LIBERALISMO REINANTE.
III
Sus Cartas Pastoralés. En ellas se refleja y se vuelca su espí­
ritu y
es obligado conocerlas. «Estoy muy seguro -nos dice su
biógrafo P. Eugenio Ayape-de que los escritos pastorales de
este
hijo de San Agustín, que tanto amaba a los hombres y tanto
aborrecía los vicios, van a lograr cuando sean bien presentados
y bien conocidos una muy alta resonancia,. una actu@dad muy
bienhechora. Porque
los tiempos se repiten. Porque hoy hacen
falta como antes,
como siempre, evangelizadores, predkadores del
auténtico Evangelio de nuestro Señor Jesucristo» (Semblanza del
Bto. Ezequiel Moreno, 1975,
pág. 83). Existe una colección de
sus Cartas pastorales y circulares que editó el P. Minguella en
1908, de muy difícil
acceso. Por lo cual se prepara para su pró­
xima publicación, una edición crítica y completa de todas
sus
obras, que deseamos salga cuanto antes. Entretanto y dada la ca­
lidad de estos escritos no podetnos resistirnos a ofrecer al lector
alguna antología, siquiera brevísima, que debemos
al conocido
escritor Manuel de Santa
Cruz, publicada con ocasión de su beati­
ficación en
El Pensamiento Navarro. Todos agradecerán conocer­
la
y'j¡¡ue la demos a conocer. El libro del P. Minguella consta de
560 folios y se abre con la primera carta pastoral dirigida a los
fieles del
Vdcariato Apostólico de Casanare y lleva fecha del 1 de
mayo de 1895, y se cierra con el precioso testamento o últimas
disposiones, que dictó el
6 de octubre de 1905.
En la carta pastoral del 12 de diciembre de 1895, define per­
fectamente lo que
es el liberalismo y alerta a los fieles a preca­
verse de
tal peligro y permanecer firmes enla fe:
«Nunca como en nuestro tiempo se había visto esa mul­
ritud de hombres animados de un odio
sistemátiro contra
ella (la
fe cat6lica), que no pueden disimular; y decididos
a prescindir
de sns enseñanzas en el gobierno de. ·los pue­
blos, a regir las sociedades sin sus dogmas y preceptos y a
relegarla, de poder ser, a un completo olvido
...
En el siglo pasado nos dieron una prueba . tan evidente
como temble. Ellos aclamaron didsa a la razón ; le levan-
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BALTASAR PEREZ ARGOS, S, l.
taron altares; le tributaron culto público, paseándola en
triunfo
... La Razón o por la Razón, se legisló, se obró y se
gobetnó, prescindiendo en absoluto de Dios y de las doc­
trinas que se dignó revelar a los hombres para conducirlos
a
sus destinos inmortales. Si la razón hubiera podido hacer
la felicidad
de los pueblos, nunca como entonces la pudiera
habet
hecho, puesto que ella mandaba sin traba alguna, ella
gobernaba sin
el menor obstáculo, ella reinaba con plenitud
de poderes. ¿Proporcionó, a pesar de eso, esa felicidad tan
cacareada?
... Las mismas espantosas escenas se han veni­
do reproduciendo, en mayor o menor escala, donde quiera
que en el gobierno de los pueblos se ha querido relegar al
olvido la fe católica y prescindir de sus doctrinas salvado­
ras: no puede ser otra cosa».
Qqé aplicación tienen esas palabras en nuestros días donde
tanto
se habla y se escribe y se lamenta la crisis económica, social,
familiar y política que reina por doquier. En la carta pastoral
del
10 de agosto de 1896 apunta muy bien a una de las. principa­
les causas de tanto desastre:
«Mucho pueden hacer
las autoridades seculares en este
sentido, prohibiendo
la introducción y circulación de todo
impreso contrario a
la Religión de la República y a la fe de
nuestros pueblos, porque hay motivos y muy graves para
hacerlo.
Si se prohibieron ciertos periódicos que se publica­
ban dentro
de la nación porque se creyeron peligrosos para
la
paz pública y bienestar de los pueblos, mucha mayor ra­
zón :hay para prohibir las publicaciones extranjeras que en­
sefiando doctrinas contrarias a la fe de los pueblos y a la
Religión católica
... ».
«El libetalismo deja a la Prensa facultad libérrima para
decir y publicar cuanto le plazca. He ahí, hijos míos, una
de las libertades proclamadas por los sectarios, calificadas
por
el Papa Gregorio XVI de libertades de perdición, y
como
. tales, condenadas por él; he ahí uno de los frutos
. funest!simos del liberalismo .

. . que
es la rebelión de la
libertad hun:tana contra la voluntad divina en el orden re­
ligioso, político y social».
Perfecta
la definición que da del libetalismo en las últimas
líneas, que hemos transcrito. Eso
es, y eso es lo que debemos
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FRAY EZEQUIEL MORENO: FRENTE AL LIBERALISMO REINANTE
saber con toda exactitud para poder sacar las consecuen<;ias prác­
ticas de tan pernióosa realidad. Y que la ·primera consecuenóa
práctica para un obispo es hablar claro a sus fieles lo que es el
liberalismo, perversión de· todo orden, individual, social y polí­
tico. Es lo que apunta en
.la carta pastoral del 28 de agosto de
1896, pocos días después:
«Si no pudi~amos de<;ir que el liberalismo es malo,
para no desagradar a los liberales, tampoco podríamos deru
que el robo es malo para no desagradar a los ladrones ; ni
que el asesinato es malo, para no desagradar a los asesinos;
ni condenar,
ni <;}amar contra otros vióos y errores para
no desagradar a los que lo tienen. Obligados estamos a
clamar contra otra
doctrina cualquiera, condenada por la
Santa Iglesia.
Si a esto llaman meterse en· política, hay que
saber que nos tenemos que meter forzosamente, porque
forzosamente tenemos que condenar lo que la Iglesia
con­
dena so pena de faltar a nuestro deber y no cumplir con la
misión que
el óelo nos ha confiado ...
Siendo el liberalismo como es una rebelión contra la
voluntad divina y una cosa mala, es claro que no se falta
a la caridad llamando rebeldes y malos a los liberales, como
no faltó a la caridad el Bautista llamando a los fariseos raza
de víboras,
ni faltó Jesucristo -¡qué horror!-cuando los
llamó hijos del diablo, ni San Pablo, cuando llamó malas
bestias a los disidentes de Creta; ni el Apóstol de la cari­
dad cuando dijo que eran anticristos y aconsejó a los
fieles
que ni saludasen á los que no pensaran con Jesucristo».
Con gran sentido pastoral sabe apreciar el peligro que
su­
pone para los verdaderos católicos los as! llamados católicos-libe­
rales, que quieren encender, como vulgarmente
se dice, una luz
a Cristo y otra
al diablo. As! los califica y descubre en una carta
pastoral del
año 1897:
«Hay que huir del trato no sólo de
esos liberales que
se declaran ateos, materialistas, racionalistas, masones etc.,
sino también y mucho más de los católicos-liberales que son
los más peligrosos y los que más daño hacen a la Iglesia y
a
las almas ... los que se empeñan en conciliar el catolicismo
con el liberalismo, o sea a los católicos liberales; porque
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BALT ASAR PEREZ ARGOS, S. l.
hay que decir a éstos, con Pío IX, que no es posible servir
a dos señores».
Contra el indiferentismd del Estado, a lo que hoy se entiende
por algunos como libertad religiosa de parte del Estado, tiene
unas
palabras clarividentes en una carta pastoral del 29 de octu­
bre de 1897:
«Hace
lo mismo un gobierno que ve y observa los daños
que se hacen a la Religión de Jesucristo y dice coma aquel
hijo:
"Ahí se las haya la Religión como pueda. Si se blasfe­
ma de Dios, que se blasfeme; si se propagan errores con­
trarios a sus doctrinas, que se propaguen; si se
la borra de
los
corazones por la seducción, que se la ·borre ; si desapa­
rece totalmente de los pueblos, que
desaparezCeJ; si Jesu­
cristo es olvidado
por completo, me da lo mismo; no tengo
que ver
en eso. Yo he de permanecer neutral". ¿Quién
puede dudar
-preguntamos de nuevo--que ese Gobierno
está contra Jesucristo?».
En una carta pastoral del 19 de septiembre de 1900 tiene un
párrafo muy luminoso sobre la importancia de la política, terreno
donde
el liberalismo procura que no se metan los católicos para
quedar ellos dueños. del campo. Dice así entre otras cosas:
«Insistid en enseñarles que no
sean católicos a medias
y en que tienen que admitir la verdad católica en toda su
integridad.
No está prohibido y podemos hacer guerra al
mal, aunque éste se presente en el
terreno politico y nos di­
gan ciertas gentes que no nos metamos en política. No ha­
gamos caso a
los que exigen que se les deje el paso franco
y libre
en este terreno para que triunfen con más facilidad.
El mayor mal de todos para nosotros sería perder la fe y
ese mal nos lo quieren
ha= en el terreno politico. El libe­
ralismo es un sistema esencialmente politico-religioso y, por
eso, nuestro Santo Padre León XIII ha dicho en su encí­
clica
Libertas ... ».
En la cuaresma de 1901 publica una pastoral en que aclara
la confusión que se produce actualmen_te al hablar de tolerancia
cdntraponiéndola a
la intolerancia e intransigencia de la Iglesia.
Es importante:
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FRAY EZEQUIEL MORENO: FRENTE AL LIBERALISMO REINA.NT~
«La herejía no es ya un crimen para muchos católicos
ni el error contra la fe es un pecado. Proclaman la toleran­
cia universal y consideran como conquistas de la civilización
moderna el que no se huya del hereje, como antes se hacía,
el que anden
del brazo ca.tólicos y disidentes y el que se
transija con tQdos y con todo. .
Así hablan ciertos católicos y miran. de mala manera y
critican a los que no piensan como ellos. Aprecian
y alaban
a los
"espíritus moderados"; a los· que ponen en·-primer
término la "tranquilidad
pµblica", aunque los pueblos va­
yan perdiendo la fe ; a los que se conforman gustosos con
los «hechos consumados», con tal de no sacrificar las
co­
modidades y bienes materiales, aunque los espirituales se
pierdan. Estos son los "hombres prudentes" que saben apre­
ciar las circunstancias; los "sabios" que comprenden la' épo·
ca en que viven, los "hábiles diplomáticos" que de todo·
sacan partido en provecho de la Iglesia. .
. ·
Esos mismos católicos tienen escrúpulos al parecer de
pedir a los gobiernos que tapen la boca a los blasfemos y
hagan callar a los propagadores de herejías ;
peto en cambio
quisieran que Roma impusiera silencio a los
más decididos
defensores de la verdad. No
han temido desalentar con
inoportunas lamentaciones a los que llevan el peso del com­
bate por hacer reinar a Jesucristo y han dado aliento y brío
a los adversarios con
sus escritos y conducta».
Como sabio y prudente
Pastor explica y exige que para ha­
blar sobre el liberalismo y contra el liberalismo es necesario pri­
mero estudiarlo y prepararse. Qué bien si hiciéramos eso en ma­
teria política y .social. No cumplimos nuestras graves obligaciones
en estas materias porque ignoramos su importancia. Veamos
lo
que dice nuestro santo en una pastoral del 8 de diciembre de
1902:
«Hemos dicho que es un deber predicar contra el libera­
lismo, porque así
nos lo manda la santa Iglesia para que los
fieles estén advertidos
y no se dejen seducir de los propagan­
distas de sus errores ; pero ese deber no
se puede cumplir
provechosamente, si
se predica sin preparación. Como prepa­
ración remota para
predi.car. CQntra ,el liberalismo hay que
estudiar con detención
el Syllabus, · 1as famosas encíclicas
de nuestro Santo Padre León
XIII y los autores netamente
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BAL1'ASAR PEREZ ARGOS, S. 1,
católicos que han explicado esos documentos, para así co­
nocer el liberalismo en su esencia, en sus grados, las liber­
tades
de perdición con el grado · de maldad . que cada una
encierra y
la forma en que las ha condenado la Iglesia.
En la materia que tratamos, ordinariamente más
se falta
por
exigir poco que por exigir mucho. ¡Ah! Si se exigiese
lo que la justicia pide a gritos que se exija, esa horrenda
y escandalosa mezcla de catolicismo y liberalismo, verdade­
ra calamidad y causa principal de esa confusión espantosa
que todos lamentamos, peligros!sima
para los buenos y efi­
caz auxiliadora de los proyectos y obras de Lucifer y sus
secuaces».
En la cuaresma de 190 3 tiene una pastoral en que explica qué
es
la_ paz, fa auténtica paz y c6mo esta paz no la pueden propor­
cionar
las modernas libertades. Interesante la cita, aunque sea
larga:
1004
«La paz es la tranquilidad del orden; y el drden consiste
en la
sujeción de todo nuestro set a la voluntad divina,
fuente y origen del poder.
Ahora. bien, las modernas liber­
tades no s6lo no nos someten a
la voluntad divina, origen
del orden, sino que tienden a emanciparnos de ella, y, por
consiguiente, a colocarnos en
el desorden y a quitarnos la
paz. Acaso dicen algunos: ¿cómo es, pues, que ha resulta­
do
la paz de tratados que acaban de celebrarse entre cató­
licos y liberales? Esa pregunta quedará contestada distin­
guiendo con
Santd Tomás (II, II, q. 29, a. 1) entre paz y
concordia ; y
· diciendo que si bien donde hay paz hay con­
cordia, no siempre donde hay concordia hay paz. Y concor­
dar pueden y concuerdan a veces hasta los mismos
malva­
dos para realizar sus planes infernales, como se comprueba
con la misma Sagrada Escritura, que dice:
"Se mancomu­
naron los primeros contra el Sefior
y contra su Cristo"
(Ps.,
II, 2). ¿Se puede, acaso, decir, que esos malvados tie­
ne paz? No, porque donde hay impiedad no hay orden y
donde
no hay orden no hay paz. "No hay paz para los im­
píos" dice el Señor (lsaías, 58,22) .
. Las .autoridades deben hacer que reine la paz de Jesu­
cristo mediante
fa observancia de la Ley de Dios ·y procu­
rando que las leyes, decretos órdenes, mandatos y disposi­
ciones que den,
se funden siempre en la Ley divina, en el
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FRAY EZEQUIEL MORENO: FRENTE .AL LIBERALISMO REINANTE
querer de Dios ... Pero es preciso mantener ese orden y
para mantenerlo es también necesario remover o reprimir
si es
preciso los agentes que lo pueden pertubar, como la
mala enseñanza, la mala prensa, la mitlas lecturas ... porque
todo eso es desorden y negación
.de paz».
Con qué precisión responde en el siguiente párrafo, de una
carta pastoral del
30 de abril de 1904, a una pregunta y objeción
que está
hoy muy en la mente de muchos. Dice así:
«¡Amor, caridad! ¡Mucha caridad
para con todos! Cier­
tos hombres
nd piden ya verdad ; piden en vez de verdad,
caridad
... Caridad tiene el padte que castiga a su hijo cuan­
do obra mal, para que se cuide en adelante. Caridad tiene
el que hiere y el que mata en guerra justa. Caridad hay en
aislar a los leprosos de los sanos,
por duro que sea el aisla­
miento de los primeros.
Un conocido
escritor católico había puesto ya en la boca
de los enemigos de la religión esta otra pregunta: "¿Mere­
cerían set tolerados los
católicos cuando se hallen en mi­
noría,
si no toleran cuando se hallan en mayoría"? Y .con­
testa diciendo: "Este lenguaje es el del los convenios, no
el de los principios. La verdad no puede tratar con la he­
rejía, como
un soberano con otro soberano, y la verdad
es la sola soberana y la herejía no es sino una rebelde. La
verdad
nd puede pactar con el error; la verdad contradice,
combate, excluye
el error; y dejaría de creer en sí misma,
si reconociera
en el error el derecho de ocupar un sitio al
lado de ella"».
Tocando ya al fin de su
gran labor de Pastor de almas, en la
cuaresma de 1905, alerta de nuevo a los católicos sobre el peligro
del catolicismo
liberal, que es imposible ser, al mismo tiempo,
de verdad católico y liberal auténtico en
el sentido del liberalis­
mo. Dice así:
« Vino Jesucristo al mundo y vino para unir a los hom­
bres, pero
no se le ocultaba que muchos no. habrían de que­
rer esa unión con las condiciones que El ponía
para que
existiera y
por eso en todo su Evangelio da como un hecho
que había dos bandos. Habla, en efecto, de los hijos de la
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BALTASAR PEREZ ARGOS', s;· l.
luz y de los hijos de las tinieblas ; hace mención de los
discípulos fieles que
consevarían su santo nombre y de
enemigos de ese nombre bendito, que maldecirían, calum­
niarían y perseguirían a los que lo confesaran. Asegura
además que no hay ni campo. neutral al
lanzar estas enér­
gicas palabras que son un rayo para los amigos de compo­
nendas: "El que no está conmigo, está contra mí".
Esa es la doctrina y es cierto, además, y nadie lo podrá
negar, que Jesucristo no trataba lo mismo a
sus amigos que
todo
lo habían dejado por El y le seguían y confesaban,
que a los fariesos, sus enemigos, a quienes llamaba hipó­
critas, sepulcros blanqueados, raza de víboras e hijos del
diabld.
Hay pues dos bandos y los habrá en la misma eternidad.
Todos en la misma eternidad. Todos. creemos y confesamos
como dogma de
fe que Jesucristo en el día del juicio no
dará
la misma sentencia a todos, sino que a unos: Venid ...
y a los otros: Apartaos de mi ... Nadie puede unir esos
dos bandos, porque no cabe concordia entre Cristo y Belial,
dice el Apóstol».
Terminemos este florilegio con las imponentes palabras de
su
testamento, que sintetizan todo su espíritu de Pastor del rebaño
de Cristo. Copiamos algunos párrafos. Lo firmó en Pasto a 6 de
octubre de 1905:
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«Confieso una vez más que el liberalismo es pecado,
enemigo fatal de la Iglesia y del reinado de Jesucristo y
tuina de los pueblos y naciones; y queriendo enseñar esto,
aún después de muerto, deseo que en el salón donde se
ex­
ponga mi cadáver, y aún en el templo durante las exequias,
se ponga a la vista de todos un cartel
grande que diga: EL
LIBERALISMO ES PECADO.
Yo he .gritado contra ese mal y aun he sufrido por gri­
tar. No me arrepiento de habet gritado. Si en este punto
tengo que arrepenrirme
será por no haber gritado más ...
Concluyo diciendo que bajo
al sepulcro con la gran pena
de ver que se trata de descatolizar a Pasto y que bastantes
de los que
se llaman católicos tienen ya mucho de libera­
les, siendo éstos
loi que más contribuyen a que el error
progrese
... La Concordia tal como se ha entendido y prac­
ticado hasta ahora,
ha sido una espantosa calamidad para
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FRAY EZEQUIEL MORENO: FRENTE AL LIBERALISMO REINANTE
Ja fe de estos pueblos ... No es posible que lobos y ovejas
anden revueltos sin que las ovejas reciban
algún daño, sin
un milagro de primer orden. Y creo que uno
de los vene­
nos más activos y eficaces con que cuenta el infierno, es la
mezcla de
la verdad y del error, de lo bueno y .de lo malo ...
No cabe tal concordia sin perjuicio del Catolicismo.
Llegará pronto el tiempo de que desaparezca esa· alianza
aparente, y para vergüenza y castigo de los católicos que ·.
se han dejado engañar, no serán ellos los que lancen de sí
a los liberales, sino que
serán los liberales los que lancen
a ellos». ·-
Palabras proféticas. Fue su testamento. Si miramos los signos
de los tiempos
y tenemos. obligación de hacerlo, qué mejor signo,
de
más brillante claridad y significación que éste, plantado en el
cielo de la Iglesia por Su Santidad el Papa Juan Pablo U, al
canonizarle el 11 de octubre del año del Señor de 1992, en una
de
las más difíciles y comprometidas encrucijadas de la historia
y en particular de la historia de Hispanoamérica. Que el espíri­
tu
y fortaleza de San Ezequiel Moreno, riojano, misionero agus­
tino, Obispo de Pasto (Colombia) nos guíe y nos proteja en esta
difícil encrucijada.
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