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Número 333-334

Serie XXXIV

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Manuel Fernández de Escalante: Los imperantes y su séquito

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Manuel Femández de Escalante: LOS IMPERANTES
Y SU SEQUITO
(*)
El desaparecido Leo Strauss, profesor, que fue de la Universi­
dad de Chicago y uno de los más influyentes filósofos de la políti­
ca de la segunda mitad del siglo, en su Persecution and the art of
writing, indagó las razones que alimentán la irrefrenable tenden­
cia a la criptografía a que
es tan dada la intelligentzia. La agudeza
de la captación -ilustrada con ejemplos notables que exhuma
de
la historia del pensamiento político-aparece potenciada sin
duda por la significación biográfica que porta el escrito, pues
en­
tre los intersticios despunta con ironía amarga la propia expe­
riencia del autor,
y no sólo en la Alemania de entreguerras, sino
incluso en la
América de posguerra.
,E] origen de esta escritura
secreta ha podido radicarse en el temor a los poderosos o en la
postura agnóstica en su fondo respecto de la ortodoxia pública
vigente en
la sociedad y aparentemente adherida y aun entusiásti­
camente profesada. Nada de esto ha de buscarse en el estilo que
el profesor Feruández de Escalante viene cultivando desde sus
primeras escaramuzas en las lides intelctnales y más ,llamativa­
mente en las últimas de
sus obras. No moja su pluma en el temor,
el resentimiento o el disimulo, sino que, antes al contrario, en­
cuentra la savia para sus escritos en la hidalgnía, el contemptus
mundi
y la fidelidad. Así, si la criptogra{ía de Leo Strauss es la
del judío alemán, exiliado
y naturalizado americano, el barroquis­
mo
y la ironía que acompañan todas las tomas de posición inte­
lectuales de Fernández de Escalante, tienen el sello de
las fides
hispanica. Los imperantes
y su séquito -en realidad lleva por título
completo
Los imperantes (y su séquito) y el imperio de la -«su»­
ley (Con un discurso de circunstancias
«sopra il Goberno Misto»)­
constituye una muestra admirable de cuanto se acaba de decir. La
que llama «desencantada y eterna perífrasis de Estado», genial
creación de Jakob Burckardt, le sirve para enhebrar un discurso
demoledor contra
las tendencias histórico-sociológicas del poder
político en su epifanía contemporánea.
He ah! el resumen, en la
particular grafía de que se sirve el autor: «El increíble :ansia de
mandar de los imperantes, loádos por
el sékito, y el ovil placer,
ó resignación, de obedecer en "la mayoría" (de los imperados)
continúa intacto produciendo, inalterable, la conocida "relación
(•) Ed. Adhara, Granada, 1991, 118 págs.
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lNFORMACION BlBLIOGRAFIC.A
política" entre imperantes e imperados en cuyo desarrollo unos
cobran un tributo por mandar y otros lo pagan
por obedecer».
Son páginas que agavillan crudamente, envueltos eso
si en
fino humor
-a menudo guiños s6lo perceptibles por los iniciados
en los lares culturales o universitarios que enfoca bajo su lente,
lo que los anglosajones llaman inside ¡olees-, toda suerte de
embates contra los procesos sociales y culturales que
han conno­
tado la contemporaneidad, dejando
al aite de modo inmisericorde
sus desnudeces.
De ahi que, transitar por ellas en tiempos satu­
rados de conformismo, en tiempos
pr6digos en actitudes pastue­
ñas, alivia y reconforta a
la vez. Cuando una espesa cortina de
t6picos impide orear las entendederas odiernas, instaladas en su
repetición
hipóctita y aprovechada, el realismo descarnado del
hoy catedrático vallisoletano, entre chanzas, extravagancias e in­
geniosidades, nos devuelve a la seriedad, a la cordura, a la reali­
dad. ¿Qué son
la dynamis -verdadera hyb?is-estatal, la «auto­
poiesis» que anida en su sediciente derecho devorador e invasor,
la sociedad urnifacturada que imperantes y séquito
-semper
ídem-han urdido para hacer perenne su escisi6n respecto de los
imperados,
más que, bien miradas, sal gruesa y delitio?
No sólo frente a las apoteosis de la doctrina idealista
alema­
na, sino también contra las sacralizaciones democráticas del nú­
mero, el profesor Fernández de Escalante se mueve por momentos
entre la reactualizaci6n del anarquismo y una personal y aut6noma
aproximación al minimalismo estatal. De un lado reconoce que
el Estado, por su propio dinamismo, es «segura fuente de opre­
sión», «miente en
todas las lenguas del bien y del mal, y posea
lo que posea lo
ha robado». De otro, adviene a considerar como
el menos indeseable el modelo mixto en
el que haya «menos po­
liticos, es decit, menor imperantes, y por último y sobre todo,
menos séquito». No es tanto, sin embargo, una afirmación lo
que hay que buscar en sus páginas ; lo más importante es el cho­
que frontal con muchas convenciones que los planteamientos sim­
plemente sesudos o ponderados, por más que verdaderos, no
aciertan a veces a horadar.
Gonzalo Fernández de la Mora, siempre
ctitico agudo, ha es­
crito a propósito de este mismo libro que comento, que su autor
es el jurista más anticonsensual de su promoción y qui2ás de toda
la Universidad española. Asombra -concluimos con él-que en
tiempos patrios de docilidad orgánica v plumas prebendadas,
apa­
rezca, como especie de extinción, un intelectual en pura rebeldía.
MIGUEL Aruso.
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