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Número 333-334

Serie XXXIV

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Alexandra Wilhelmsen: La formación de la doctrina política del carlismo (1810-1875)

INFORMACION BIBLIOGR_A.FICA
de su lectura unidos a los recuerdos de otras lecturas sobre el tema
más importante
de la filosofía política en su debate actual, la fun­
damentación de la Etica y la Política, los problemas que la etapa
de
la modernidad, que se da por cerrada y que no han podido ni
sabido resolver a
partir de los ilusorios principios de la. Ilustra­
ción que dio por cancelada, por
obsoleta, la «philosophia perennis»
a cuyos principios ahora se vuelve, declarada o subpreticiamente,
como esperanza
de este «tiempo indigente» (K. Lliwith).
ANTONIO SEGURA FERNS.
Alexandra Wühelmsen: LA FORMACION DE LA
DOCTRINA POLITICA DEL CARLISMO
(1810-1875) (*)
La Fundación Remando de Larramendi, que otorgó en 1994
a la profesora de la Universidad de Dallas,
Alei,andra Wilhelmsen,
el prestigioso premio
de historia del carlismo que lleva el nom­
bre del secretario político de don Jaime, don Luis
Remando de
Larramendi, tan dignamente prolongado en su estirpe de hidalgos,
da a las prensas ahora el trabajo galardonado en una edición ptÍ·
morosa de la editorial Actas, cuidada por Luis Valíente. El con­
tenido, esperado por quienes seguimos con atención
·y muchas
veces con preocupación
-sobre todo en los últimos· tiempos-­
la historiografía de temática carlista, como no podía ser menos,
no desmerece del continente. Se trata
de un estudio macizo, es­
crito en un castellano correcto ~lo que, habida cuenta de la
nacionalidad estadounidense
de la autora, es admitable, y no por­
que quienes la conozcamos desde antiguo
estema,; acostumbrados
a
tal prodigio debe dejar de causarnos sorpresa permanente--y
presentado ordenada y escrupulosamente. Nos encontramos, pues,
ante
un notable trabajo científico, de envergadura no despreciable
y que viene a coronar, ·por el momento, una trayectoria intelectual
e investigadora impecable consagrada al estudio de carlismo. Algo
ha de tener este movimiento proteico para concitar tal suerte de
pasiones y de adhesiones
--científicas, políticas y sentimentales-,
bien es verdad que no menos odios y aversiones, a lo largo de
los tiempos, de manera siempre incesantemente renovada.
La res­
puesta me parece sencilla: legitimismo,
foralismo e integrismo
católico, combinados en dosis diversas, agitados por
un cierto
halo romántico
--en general del romanticismo bueno, esto es, del
(*) Ed. Actas, Madrid, 1995, 630 págs.
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no-romanticismo del sentimiento rectamente entramado con la
inteligencia y la' voluntad-y servidos en una copa siempre es·
pañolísima. Como no resulta practicable tratar de resumir el contenido
de una obra tan dilatada
en su extensión como en el período a
que se contrae, me limitaré a desentrañar los ejes por donde
discurre y
a destacar los aspectos que
más me han interesado,
añadiendo
unas observaciones finales.
Comienza el estudio
-según es, por otra parte, obligado-­
con una cuidadosa referencia al realismo, como antecedente inme­
diato de lo que babia de desembocar en el carlismo. Y continúa
introduciéndose en éste, desde el punto de vista de la historia de
las ideas, aunque, eso sí, encarnadas en los propios acontecimien­
tos históricos. De ahí que se pueda seguir el curso lógico a través
del cual
se adivina la maduración del ideario carlista al paso de
los grandes acontecimientos políticos y bélicos que marcan no
sólo su historia sino cabalmente la de España. Eu este sentido,
de los distintos períodos que recorre en su escrito la profesora
Wilhelmsen
-la guerra de los siete años, el período de profun·
das transformaciones que sigue a la derrota en ésta, la transición
hasta el montemolinismo, la incorporación de
los neocatólicos, la
fragua que supone la personalidad de Carlos VII-, me ha inte·
resado especialmente el estudio de algunos pensadores de los años
cuarenta del siglo pasado y que, aunque van dejando de modo
creciente de ser desconocidos, distan todavía de alcanzar el reco·
nocimiento que mereoen. El profesor Francisco Canals hace casi
treinta años que
destacó la figura de Vicente Pou, que si cedía
en
brillantez ante el Balmes moderado, le rebasaba ampliamente
en cuanto a vigor y contundencia en
la exposición del purísimo
pensamiento
tradicional en un período harto confuso. Y el llora·
do profesor Elías de Tejada gustaba de insistir en el valor del
fraile mercedario
Magín Ferrer, autor de unas importantísimas
Leyes fundamentales de la monarquia española. La profesora Wil­
helmsen ha transitado por esa senda -en otros trabajos anterio·
res
ya había exhibido una aguda captación de su transcendencia-,
y nos ofrece así una páginas muy bien cortadas sobre Pou, Ferrer,
Mariano Roquer y Pedro de
la Hoz. Sirva lo anterior de ejemplo,
ya que en modo alguno constituye una excepción al tono que
preside el libro,
y ante la imposibilidad de un análisis más por fo
menudo.
Me parece que estamos en presencia de un gran libro ameri·
cano sobre carlismo. Un libro académico, con una factura y una
metodología universitarias, pero al mismo tiempo un libro que
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lNFORM.A.CION BIBUOGRA.FICA.
rezuma cariño y comprensión hacia el fenómeno estudiado. Sine
ira et studio, no excluye en cambio una cierta pasión por la ver­
dad, en ningún caso incompatible con la ciencia, y que aletea aquí
y allá por entre los intersticios
del aparato crítico y de la asepsia
narrativa.
Es un libro, también, sereno y reflexivo. Al leerlo se
adivina que ha sido madurado a lo largo no de meses, sino de
años, y que ha
ganado con su paso por la barrica. Con todo, no
deja de
sorprender a veces la ausencia de alguna bibliografía, no
en las fuentes primarias, pero si en las secundarias, así como
-tal
es la frescura que traspira-alguna ingenuidad expositiva.
Quienes apreciamos desde
hace años a la doctora Wilhelmsen,
perteneciente a una familia de intelectuales hondamente arraigada
en España, que
ha venido a constituir para ellos una suerte de
patria espiritual
-me resulta imposible no mencionar a su padre
mi gran y admirado amigd el filósofo Frederick D. Wilhelmsen-,
sólo podemos desear a su libro una rápida difusión y continuación.
MIGUEL AYUSO.
Roma,w Amerio: IOTA UNUM. ESTUDIO SOBRE LAS
TRANSFORMACIONES
DE LA IGLESIA CATOLICA
EN EL SIGLO XX (*)
Veinte años de labor - se edita-se condensan en esta monumental obra de Romano
Arnerio. Hoy disponemos de
ella en castellano, gracias a los des­
velos y a la cuidadosa traducción de Carmelo López-Arias Mon­
tenegrd.
El libro, con sus más de 500 páginas, constituye, en su con­
junto, un impresionante diagnóstico de la evidente crisis por la
que atraviesa
la Iglesia actual. Es tanto más impresionante y
desazonador por cuanto rehúye casi meticulosamente cualquier
género de lamentación, de reconvención
d interpelación retórica,
para ofrecer sólo un frío análisis de un enorme acopio de textos,
principalmente postconciliares, y contrastarlos con la enseñanza
tradicional de la Iglesia. No favorece explícitamente ninguna
c0-
rriente, ni tiene por finalidad destruir en especial alguna tendencia
particular. No juzga
ni critica a personas, sino doctrinas y actos.
Las conclusiones parecen dejarse para
el lector desolado que no
puede dejar de exclamar a solas: ¡cómo
es posible!
(*) L6pez-Arias C. (trad.), Salamanca, 1995.
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