Índice de contenidos
Número 337-338
Serie XXXIV
- Textos Pontificios
- Noticias
-
Aniversarios
-
La formación doctrinal. La Ciudad Católica. Su introducción entre nosotros por Eugenio Vegas Latapie
-
Eugenio Vegas Latapie, apóstol del Derecho Público Cristiano
-
Eugenio Vegas Latapie, dignificador de la política
-
El Eugenio Vegas que conocí
-
Eugenio Vegas Latapie y Francisco Elías de Tejada y Spínola: dos pensamientos coincidentes a la sombra de Menéndez Pelayo
-
Ley y democracia (A los diez años de la muerte de Eugenio Vegas Latapie)
-
- In memoriam
- Estudios
- Crónicas
- Información bibliográfica
Autores
1995
George Uscatescu
IN MEMORIAM:
GEORGE USCATESCU
Hace
ya más de treinta años tuve la fortuna de conocer per
sonalmente a George Uscatescn. Del encnentro nació una amistad
que
se ha mantenido hasta su reciente fallecimiento. Ella me in
duce a ofrecer a los lectores de Verbo -revista en la que tanto
colaboró ( 1
)-una semblanza, siquiera sea apresurada e incom
pleta, del escritor fallecido, a cnya obra, extensa y profunda,
se
han de dedicar en el futuro, seguramente, estudios rigurosos.
(1) Artículos publicados por Uscatescu en Verbo han sido: «De la
libertad rousseauniana a
la desalienación marxista y al descondícionamiento
marcusista», núm. 81-82, págs. 85-102; <>, núm. 153-154,
págs. 373·394; «Los nuevos fil6sofos en la política», núm. 163-164, págs. 413-
417; «Política, sociedad y cultura», núm. 225-226, págs. 707-721; «Revo
lución del 68: veinte años», núm. 265-266, págs. 631-633; «En la muerte
de Constantin Noica», núm. 267-268, págs. 1053-1067; «Cómo nacen los
revolucionarios», núm. 277-278,
págs. 977-980; «En torno a la perestroika
'Soltanto Stalin'», núm. 279-280, págs. 1441-1443; «Inteligencia de la poe
sía», núm. 299-300, págs. 779-783; «Cristóbal Colón, según Le6n Bloy»,
núm.
311-312, págs. 181-184; «Revistas europeas», núm. 321-322, págs. 207-
209, y «Rumanía, 75 aiios», núm. 323-324, págs. 315-328. Publicó también
comentarios de libros de Sciacca, Raschini, Ottonello, Alain Guy, Bonessio
y Montaldo, y Jean
Brun. Libros de Uscatescu comentados en Verbo han
sido: «Europa, nuestra. utopía», por José M.ª Nin de Cardona; «Prospecttive
estetíche europee», por Fernando Ponce; y «Avanguardia e
liberta», por
Giorgio Giannini.
Verbo, núm. 337·338 (1995), 777-783
777
Fundaci\363n Speiro
JOSE MARIA CASTAN VAZQUHZ
I. Los avatares de un exiliado.
Uscatescu nació en Curteana (Rumania) el 5 de mayo de
1919 (2). Cursó
sus estudios de bachillerato en Craiova y los de
las licenciaturas de Filosofía
y Derecho en Bucares!. A los veintiún
años
se trasladó en misión cultural a Roma, ciudad que influiría
profundamente en
. su formación y en la que obtendría los grados
de doctor en Filosofía (1941) y Derecho (1943), teniendo entre
sus maestros a figuras como Scialoja, Vasalli y Gentile.
En 1944 vino Uscatescu a España como exiliado y comenzó
su integración en
la vida y la cultura de nuestro país, al que lle
garía a tener por su segunda
y muy querida patria. Pronto co
menzó en ella a participar en la vida cultural, colaborando en
revistas como
Escorial, Arbor, Revista de Estudios Políticos,
Punta Europa
y otras, viéndose, como dijo Sáinz de Robles, que
Uscatescu
se había «adaptado a España». Pronto también se in
tegró en la vida universitaria, comenzando por impartir clases en
la Facultad de
Filosof(a y Letras de Barcelona (más tarde alcan
zaría una cátedra en la Universidad Complutense de Madtid).
La dureza inicial de
la vida de todo exiliado, que Marañón
ha descrito bien,
se fue suavizando en el caso de Uscatescu por
su creciente éxito profesional en España
y por sn boda con una
española de pro: la
mezzosoprano Consuele, Rubio, cantante de
ópera de prestigio internacional y profesora de la Escuela de
Canto de Madrid, con la que formó un hogar que sólo la prema
tura muerte de Consuelo deshizo; hogar madrileño abierto
siem
pre no sólo a los amigos españoles, sino a todos los rumanos de
cualquier ideología que por Madrid pasaran.
El conocimiento de España
se. refleja en toda la obra de
Uscatescu y especialmente en libros como
Ideas maestras de la
cultura española (Ed. Reus, Madrid, 1977), en el que estudia
figuras de españoles ilustres, de Quevedo a Unamuno, y moví-
(2) Algunos datos biográficos de Uscatescu hasta el año 1964 pueden
verse en Esplandián, George Uscatescu (Perfil inteleétual y humano), Punta
Europa Madrid, 1964.
778
Fundaci\363n Speiro
IN MEMORIAM: GEORGE USCA.TESCU
mientos importantes, del barroco a la modernidad. Otto libro,
Profilo della cultura spagnola (Ed. Rizzoli, Milano, 1982), cons
tituye un esfuerzo por divulgar en Italia, interpretándola, la
cul
tura española.
La integración de Uscatescu en España no le llevó empero
nunca a renegar de su patria de origen. A ella dedicó un libro,
Rumania (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951)
que ofrece una visión completa y entrañable de la historia, vida
y cultura rumanas. Desde Madrid seguía Uscatescu con preocu
pación los acontecimientos de su país y no
perdía ocasión de
ensalzar a sus figuras eminentes a través de estudios como
Due
centenari nella cultura romena del
sec. XX: Bacovia ed Enescu,
o como los dedicados a Mircea Eliade, a Brancusi, al latinista
Herescu, o a Constanrin Noica (a quien en el libro
Tiempo de
Ulises
califica como uno de los hombres que simboliza el amor
a la libertad y la dignidad de los hombres). Tuvo además
amis
tad, y me hizo compartirla, con otros escritores del exilio rumano
como Vintila Horia y Cirilo Popovici.
Amor a Rumania reflejan
también, en un ámbito
ya jurídico, las páginas de su libro Del
Derecho romano
al Derecho soviético (Instituto de Estudios Pd
l!ticos,
1968), en el que expone las concepciones jurídicas de su
país y ofrece un resumen de su historia legislativa desde la época
de Trajano hasta la República Popular, con especial referencia a
la Justicia y
con singular atención al pensamiento de Eminescu.
Amor a su lengua natal revela, por último, el poemario
Nou itine
rari (Madrid, 1968), que recoge parte de su obra poética en ru
mano.
Los ftutos de ese perenne amor a Rumania los recogió cuando,
ttas medio siglo de exilio y extinguido
el régimen de Ceaucescu,
pudo viajar a ese país, donde recibió honores académicos y
uui
versitarios. Tras ese emotivo viaje, empero, regresó a España,
donde quería terminar su vida y donde efectivamente ha entre
gado a Dios su alma el pasado
11 de junio de 1995.
779
Fundaci\363n Speiro
JOSE MARIA CAST AN YAZQUE7.
II. El humanismo de Uscatescu.
Alguno de los discípulos de Uscatescu le ha calificado como
«el último humanista». Si
es atriesgado decir «el último» (pues
cabe confiat que habrá humanistas mientras sobre la Tierra exista
el hombre), es ciertamente exacto definirlo como «humanista»,
ya que alcanzó como pocos esa noble condición.
Su atención
hacia todos los temas que afectan
al hombre, recuerda la de los
humanistas renacentistas; las figuras de Vives y Erasmo, tan co
nocidas por él ( al segundo dedicó un libro), ofrecen no pocas
semejanzas con la suya.
Atraído desde su juventud por las Humanidades, Uscatescu
poseía en ese ámbito una base muy sólida. Ella le permitía leer
constantemente en
latín a los clásicos romanos ; tenía predilección
por Horacio, muchas de cuyas odas y sátiras sabía de memoria.
Su base en lenguas vivas era,
por otra parte, muy amplia: además
del rumano y
el español, hablaba un italiano f!nido y se expresaba
correctamente en francés, inglés y
alemán. Este dominio de idio
mas le petrnitía estar
al día en la producción cultural europea.
Trabajando sobre ella, su propia producción
se extendió a varia
dos campos del saber.
La Filosofía fue
el primero de aquellos. Su pensamiento en
ese ámbito
se refleja en el libro Proceso al humanismo (Ed. Gua
darrama, 1968), donde estudia «la crisis de la Metafísica» y
expone «los perfiles de
un nuevo humanismo» y sus posibles
vatiedades. Al «humanismo del trabajo»
se había referido poco
antes en El tiempo de Ulises (Editora Nacional, 1963
).
El bagaje filosófico de Uscatescu se advierte también en su
libro Agustin, Nietzsche, Kierkegaard (Nuevas lecturas de
Filo0
sofla y Filologla) (Ed. Forja, 1983), en el que coteja la obra de
San Agustín con las de Vico y Hegel, describe
el «encuentro» de
Kierkegaatd con Unamuno y señala los ecos de Duns Escoto en
Heidegger. La vocación filosófica de Uscatescu
es además visible
en su libro Aporlas del estructura/.ismo (Instituto de Estudios
Políticos, 1971)
-escrito en los días de la corriente estructura-
78-0
Fundaci\363n Speiro
IN MEMORIAM: GEORGE · USCATESCU
lista, que le preocupaba y de la que le oí discutir con Antonio
Hernández Gil, a la sazón también interesado en el esrructura
lismo desde el punto de vista jurídico--, y en sus estudios sobre
Heidegger, a quien consideraba «el filósofo
más grande del siglo
actual». De esa vocación se derivaba
la presencia de U scatescu en
asociaciones y foros relacionados con la Filosofía pura o con la
Filosofía jurídica. Fue Vicepresidente del Instituto Europeo de
Bolzano, a cuyos congresos acudió siempre, desde los primeros
años con Luis Legaz Lacambra y Adolfo Muñoz Alonso basta los
más recientes con Miguel Ayuso; presidió la Asociación Ibero
americana y promovió buen número de actividades en colabora
ción
con hombres como Manuel Fernáodez Galiano, Jesús Fueyo,
Angel Sánchez de la Torre, Jesús Gay, Ignacio Sanuy, José
An
tonio Merino, Eugenio Mariñas, Fernando Ponce, Jose María Nin
de Cardona
...
La inquietud de Uscatescu por todos los temas humanos se
manifestó también en estos campos:
-la música, conociendo desde la clásica hasta la contempo
ránea y habiendo publicado estudios sobre Falla y Bela Bartok,
-la pintura, con conocimientos que reveló en sus ensayos
sobre Picasso, Brahcusi y Goya, en los que señala «la función
libertadora del arte»,
-la poesía, que cultivó no sólo como lector, sino como
poeta de alta sensibilidad,
-el teatro, que le apasionaba y del que trató en ensayos
como
Séneca y la tradición del teatro de sangre o como Pirandello
e la reinvenzione del teatro,
-el cine, al que otorgó importancia y dedicó varios estudios,
-e incluso el fútbol, que no desdeñaba y presenciaba fre-
cuentemente a través de la televisión.
La obra de Uscatescu abarca muchos libros (en rumano, es
pañol, italiano, francés, alemán y griego), pero se proyectó tam-
781
Fundaci\363n Speiro
IOSE,.MARlA CASTAN VAZQUBZ
bién por elcauce del periodismo: él se sentía periodista y de hecho
colaboró desde su juventud en buen número de periódicos euro
peos. e iberoamericanos.
En España mantuvo largo tiempo una
columna, «Ventana abierta», en
ABC, de gran altura cultural.
Fue, por arra parte, amigo de destacados periodistas, desde Víctor
de la Serna hasra Jaime Campmany, y de numerosos profesores
de Ciencias de la Información.
111. La muerte de Uscatescu, testimonio cristiano.
La obra de Uscatescu tiene, ciertamente, una base· cristiana.
Su pensamiento está condicionado e iluminado por su compro
miso
con la fe; esa fe que recibió de niño en Rumania y en la
que profundizó en España. Ella le impidió adherirse a determi
nadas corrientes políticas e intelectuales.
Si rechazó, por ejemplo,
la tentación del marxismo y la del fascismo ( conociendo
él a
fondo ambas ideologías), creo que fue por dos razones: por su
amor a la libertad ( que
se refleja no sólo en el libro La aventura
de la libertad sino en toda su obra) y por su adhesión fime a la
Iglesia.
No sólo los escritos de Uscatescu, sino toda su vida responden
a la fe cristiana. Practicaba la religión, amaba las ceremonias del
rito oriental
y la comunión en las. dos especies, gustaba de los
iconos
y admiraba a las grandes figuras del Cristianismo. Entre
éstas, tenía predilección por la de San Francisco: conocía bien
las
Floredllas y apreció la película de Zefirelli Fratello Sole, so
rella Luna,
en la que nos entra por los ojos -y por el corazón
la grandeza del santo de Asís.
Su fe llevó a Uscatescu a participar en muchos foros católi
cos. En el Congreso Internacional de Escritores Cristianos cele
brado en Venecia en 1966, al que asistió encabezando una de
legación española con Francisco Ellas de Tejada y Adolfo Muñoz
Alonso, tuvo una actuación brillante de la que doy testimonio.
Pocas semanas antes de su muerte, enfermo ya de gravedad,
782
Fundaci\363n Speiro
IN MEMORIAM: GEORGE USCATESCU
asistió en Roma al Congreso de homenaje a Sciacca. Y era nor
mal su presencia en las Jornadas de Ciudad Católica (3).
Sus últimos días los vivió Uscatescu en la línea cristiana en
la que había vivido. Amigos como Juan Vallet de Goytisolo,
Angel Sánchez de la Torre o
el Dr. Fernández Criado le visitá
bamos y pudimos comprobar su entereza y serenidad. Dos días
antes del final
se confesó y recibió, muy consciente, la unción de
los enfermos, que le administró
el sacerdote -amigo suyo y tam
bién de origen
rumano-don Teófilo Maldovan. Si Uscatescu
había conocido en vida la tristeza
y la melancolía ( a ésta se re
fiere en su poema Evocare), en sus últimos momentOs mosrró
conformidad e incluso alegría, movido sin duda, ante la proximi
dad de Dios, por la esperanza.
Descanse en paz
el buen humanista George Uscatescu, que
fue un valor de la cultura rumana
y de la española, y, sobre todo,
un valor del pensamiento cristiano contemporáneo.
JOSÉ MARÍA CASTÁN VÁZQUEZ.
(3') Ponencias expuestas alli _por Uscatescu fueron: De la libertad
rousseauniana a
la desalienación marxista y al descondicionamiento marcusis~
ta1 en la Vil Reuinón (1968), que versaba sobre el tema «Poder '$ liber~
tad.», e Historia y utopía, en la XV Reunión (1976), que versaba'. sobre d
tema «Qué nos enseña la Historia».
783
Fundaci\363n Speiro
GEORGE USCATESCU
Hace
ya más de treinta años tuve la fortuna de conocer per
sonalmente a George Uscatescn. Del encnentro nació una amistad
que
se ha mantenido hasta su reciente fallecimiento. Ella me in
duce a ofrecer a los lectores de Verbo -revista en la que tanto
colaboró ( 1
)-una semblanza, siquiera sea apresurada e incom
pleta, del escritor fallecido, a cnya obra, extensa y profunda,
se
han de dedicar en el futuro, seguramente, estudios rigurosos.
(1) Artículos publicados por Uscatescu en Verbo han sido: «De la
libertad rousseauniana a
la desalienación marxista y al descondícionamiento
marcusista», núm. 81-82, págs. 85-102; <
págs. 373·394; «Los nuevos fil6sofos en la política», núm. 163-164, págs. 413-
417; «Política, sociedad y cultura», núm. 225-226, págs. 707-721; «Revo
lución del 68: veinte años», núm. 265-266, págs. 631-633; «En la muerte
de Constantin Noica», núm. 267-268, págs. 1053-1067; «Cómo nacen los
revolucionarios», núm. 277-278,
págs. 977-980; «En torno a la perestroika
'Soltanto Stalin'», núm. 279-280, págs. 1441-1443; «Inteligencia de la poe
sía», núm. 299-300, págs. 779-783; «Cristóbal Colón, según Le6n Bloy»,
núm.
311-312, págs. 181-184; «Revistas europeas», núm. 321-322, págs. 207-
209, y «Rumanía, 75 aiios», núm. 323-324, págs. 315-328. Publicó también
comentarios de libros de Sciacca, Raschini, Ottonello, Alain Guy, Bonessio
y Montaldo, y Jean
Brun. Libros de Uscatescu comentados en Verbo han
sido: «Europa, nuestra. utopía», por José M.ª Nin de Cardona; «Prospecttive
estetíche europee», por Fernando Ponce; y «Avanguardia e
liberta», por
Giorgio Giannini.
Verbo, núm. 337·338 (1995), 777-783
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Fundaci\363n Speiro
JOSE MARIA CASTAN VAZQUHZ
I. Los avatares de un exiliado.
Uscatescu nació en Curteana (Rumania) el 5 de mayo de
1919 (2). Cursó
sus estudios de bachillerato en Craiova y los de
las licenciaturas de Filosofía
y Derecho en Bucares!. A los veintiún
años
se trasladó en misión cultural a Roma, ciudad que influiría
profundamente en
. su formación y en la que obtendría los grados
de doctor en Filosofía (1941) y Derecho (1943), teniendo entre
sus maestros a figuras como Scialoja, Vasalli y Gentile.
En 1944 vino Uscatescu a España como exiliado y comenzó
su integración en
la vida y la cultura de nuestro país, al que lle
garía a tener por su segunda
y muy querida patria. Pronto co
menzó en ella a participar en la vida cultural, colaborando en
revistas como
Escorial, Arbor, Revista de Estudios Políticos,
Punta Europa
y otras, viéndose, como dijo Sáinz de Robles, que
Uscatescu
se había «adaptado a España». Pronto también se in
tegró en la vida universitaria, comenzando por impartir clases en
la Facultad de
Filosof(a y Letras de Barcelona (más tarde alcan
zaría una cátedra en la Universidad Complutense de Madtid).
La dureza inicial de
la vida de todo exiliado, que Marañón
ha descrito bien,
se fue suavizando en el caso de Uscatescu por
su creciente éxito profesional en España
y por sn boda con una
española de pro: la
mezzosoprano Consuele, Rubio, cantante de
ópera de prestigio internacional y profesora de la Escuela de
Canto de Madrid, con la que formó un hogar que sólo la prema
tura muerte de Consuelo deshizo; hogar madrileño abierto
siem
pre no sólo a los amigos españoles, sino a todos los rumanos de
cualquier ideología que por Madrid pasaran.
El conocimiento de España
se. refleja en toda la obra de
Uscatescu y especialmente en libros como
Ideas maestras de la
cultura española (Ed. Reus, Madrid, 1977), en el que estudia
figuras de españoles ilustres, de Quevedo a Unamuno, y moví-
(2) Algunos datos biográficos de Uscatescu hasta el año 1964 pueden
verse en Esplandián, George Uscatescu (Perfil inteleétual y humano), Punta
Europa Madrid, 1964.
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Fundaci\363n Speiro
IN MEMORIAM: GEORGE USCA.TESCU
mientos importantes, del barroco a la modernidad. Otto libro,
Profilo della cultura spagnola (Ed. Rizzoli, Milano, 1982), cons
tituye un esfuerzo por divulgar en Italia, interpretándola, la
cul
tura española.
La integración de Uscatescu en España no le llevó empero
nunca a renegar de su patria de origen. A ella dedicó un libro,
Rumania (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951)
que ofrece una visión completa y entrañable de la historia, vida
y cultura rumanas. Desde Madrid seguía Uscatescu con preocu
pación los acontecimientos de su país y no
perdía ocasión de
ensalzar a sus figuras eminentes a través de estudios como
Due
centenari nella cultura romena del
sec. XX: Bacovia ed Enescu,
o como los dedicados a Mircea Eliade, a Brancusi, al latinista
Herescu, o a Constanrin Noica (a quien en el libro
Tiempo de
Ulises
califica como uno de los hombres que simboliza el amor
a la libertad y la dignidad de los hombres). Tuvo además
amis
tad, y me hizo compartirla, con otros escritores del exilio rumano
como Vintila Horia y Cirilo Popovici.
Amor a Rumania reflejan
también, en un ámbito
ya jurídico, las páginas de su libro Del
Derecho romano
al Derecho soviético (Instituto de Estudios Pd
l!ticos,
1968), en el que expone las concepciones jurídicas de su
país y ofrece un resumen de su historia legislativa desde la época
de Trajano hasta la República Popular, con especial referencia a
la Justicia y
con singular atención al pensamiento de Eminescu.
Amor a su lengua natal revela, por último, el poemario
Nou itine
rari (Madrid, 1968), que recoge parte de su obra poética en ru
mano.
Los ftutos de ese perenne amor a Rumania los recogió cuando,
ttas medio siglo de exilio y extinguido
el régimen de Ceaucescu,
pudo viajar a ese país, donde recibió honores académicos y
uui
versitarios. Tras ese emotivo viaje, empero, regresó a España,
donde quería terminar su vida y donde efectivamente ha entre
gado a Dios su alma el pasado
11 de junio de 1995.
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JOSE MARIA CAST AN YAZQUE7.
II. El humanismo de Uscatescu.
Alguno de los discípulos de Uscatescu le ha calificado como
«el último humanista». Si
es atriesgado decir «el último» (pues
cabe confiat que habrá humanistas mientras sobre la Tierra exista
el hombre), es ciertamente exacto definirlo como «humanista»,
ya que alcanzó como pocos esa noble condición.
Su atención
hacia todos los temas que afectan
al hombre, recuerda la de los
humanistas renacentistas; las figuras de Vives y Erasmo, tan co
nocidas por él ( al segundo dedicó un libro), ofrecen no pocas
semejanzas con la suya.
Atraído desde su juventud por las Humanidades, Uscatescu
poseía en ese ámbito una base muy sólida. Ella le permitía leer
constantemente en
latín a los clásicos romanos ; tenía predilección
por Horacio, muchas de cuyas odas y sátiras sabía de memoria.
Su base en lenguas vivas era,
por otra parte, muy amplia: además
del rumano y
el español, hablaba un italiano f!nido y se expresaba
correctamente en francés, inglés y
alemán. Este dominio de idio
mas le petrnitía estar
al día en la producción cultural europea.
Trabajando sobre ella, su propia producción
se extendió a varia
dos campos del saber.
La Filosofía fue
el primero de aquellos. Su pensamiento en
ese ámbito
se refleja en el libro Proceso al humanismo (Ed. Gua
darrama, 1968), donde estudia «la crisis de la Metafísica» y
expone «los perfiles de
un nuevo humanismo» y sus posibles
vatiedades. Al «humanismo del trabajo»
se había referido poco
antes en El tiempo de Ulises (Editora Nacional, 1963
).
El bagaje filosófico de Uscatescu se advierte también en su
libro Agustin, Nietzsche, Kierkegaard (Nuevas lecturas de
Filo0
sofla y Filologla) (Ed. Forja, 1983), en el que coteja la obra de
San Agustín con las de Vico y Hegel, describe
el «encuentro» de
Kierkegaatd con Unamuno y señala los ecos de Duns Escoto en
Heidegger. La vocación filosófica de Uscatescu
es además visible
en su libro Aporlas del estructura/.ismo (Instituto de Estudios
Políticos, 1971)
-escrito en los días de la corriente estructura-
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IN MEMORIAM: GEORGE · USCATESCU
lista, que le preocupaba y de la que le oí discutir con Antonio
Hernández Gil, a la sazón también interesado en el esrructura
lismo desde el punto de vista jurídico--, y en sus estudios sobre
Heidegger, a quien consideraba «el filósofo
más grande del siglo
actual». De esa vocación se derivaba
la presencia de U scatescu en
asociaciones y foros relacionados con la Filosofía pura o con la
Filosofía jurídica. Fue Vicepresidente del Instituto Europeo de
Bolzano, a cuyos congresos acudió siempre, desde los primeros
años con Luis Legaz Lacambra y Adolfo Muñoz Alonso basta los
más recientes con Miguel Ayuso; presidió la Asociación Ibero
americana y promovió buen número de actividades en colabora
ción
con hombres como Manuel Fernáodez Galiano, Jesús Fueyo,
Angel Sánchez de la Torre, Jesús Gay, Ignacio Sanuy, José
An
tonio Merino, Eugenio Mariñas, Fernando Ponce, Jose María Nin
de Cardona
...
La inquietud de Uscatescu por todos los temas humanos se
manifestó también en estos campos:
-la música, conociendo desde la clásica hasta la contempo
ránea y habiendo publicado estudios sobre Falla y Bela Bartok,
-la pintura, con conocimientos que reveló en sus ensayos
sobre Picasso, Brahcusi y Goya, en los que señala «la función
libertadora del arte»,
-la poesía, que cultivó no sólo como lector, sino como
poeta de alta sensibilidad,
-el teatro, que le apasionaba y del que trató en ensayos
como
Séneca y la tradición del teatro de sangre o como Pirandello
e la reinvenzione del teatro,
-el cine, al que otorgó importancia y dedicó varios estudios,
-e incluso el fútbol, que no desdeñaba y presenciaba fre-
cuentemente a través de la televisión.
La obra de Uscatescu abarca muchos libros (en rumano, es
pañol, italiano, francés, alemán y griego), pero se proyectó tam-
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IOSE,.MARlA CASTAN VAZQUBZ
bién por elcauce del periodismo: él se sentía periodista y de hecho
colaboró desde su juventud en buen número de periódicos euro
peos. e iberoamericanos.
En España mantuvo largo tiempo una
columna, «Ventana abierta», en
ABC, de gran altura cultural.
Fue, por arra parte, amigo de destacados periodistas, desde Víctor
de la Serna hasra Jaime Campmany, y de numerosos profesores
de Ciencias de la Información.
111. La muerte de Uscatescu, testimonio cristiano.
La obra de Uscatescu tiene, ciertamente, una base· cristiana.
Su pensamiento está condicionado e iluminado por su compro
miso
con la fe; esa fe que recibió de niño en Rumania y en la
que profundizó en España. Ella le impidió adherirse a determi
nadas corrientes políticas e intelectuales.
Si rechazó, por ejemplo,
la tentación del marxismo y la del fascismo ( conociendo
él a
fondo ambas ideologías), creo que fue por dos razones: por su
amor a la libertad ( que
se refleja no sólo en el libro La aventura
de la libertad sino en toda su obra) y por su adhesión fime a la
Iglesia.
No sólo los escritos de Uscatescu, sino toda su vida responden
a la fe cristiana. Practicaba la religión, amaba las ceremonias del
rito oriental
y la comunión en las. dos especies, gustaba de los
iconos
y admiraba a las grandes figuras del Cristianismo. Entre
éstas, tenía predilección por la de San Francisco: conocía bien
las
Floredllas y apreció la película de Zefirelli Fratello Sole, so
rella Luna,
en la que nos entra por los ojos -y por el corazón
la grandeza del santo de Asís.
Su fe llevó a Uscatescu a participar en muchos foros católi
cos. En el Congreso Internacional de Escritores Cristianos cele
brado en Venecia en 1966, al que asistió encabezando una de
legación española con Francisco Ellas de Tejada y Adolfo Muñoz
Alonso, tuvo una actuación brillante de la que doy testimonio.
Pocas semanas antes de su muerte, enfermo ya de gravedad,
782
Fundaci\363n Speiro
IN MEMORIAM: GEORGE USCATESCU
asistió en Roma al Congreso de homenaje a Sciacca. Y era nor
mal su presencia en las Jornadas de Ciudad Católica (3).
Sus últimos días los vivió Uscatescu en la línea cristiana en
la que había vivido. Amigos como Juan Vallet de Goytisolo,
Angel Sánchez de la Torre o
el Dr. Fernández Criado le visitá
bamos y pudimos comprobar su entereza y serenidad. Dos días
antes del final
se confesó y recibió, muy consciente, la unción de
los enfermos, que le administró
el sacerdote -amigo suyo y tam
bién de origen
rumano-don Teófilo Maldovan. Si Uscatescu
había conocido en vida la tristeza
y la melancolía ( a ésta se re
fiere en su poema Evocare), en sus últimos momentOs mosrró
conformidad e incluso alegría, movido sin duda, ante la proximi
dad de Dios, por la esperanza.
Descanse en paz
el buen humanista George Uscatescu, que
fue un valor de la cultura rumana
y de la española, y, sobre todo,
un valor del pensamiento cristiano contemporáneo.
JOSÉ MARÍA CASTÁN VÁZQUEZ.
(3') Ponencias expuestas alli _por Uscatescu fueron: De la libertad
rousseauniana a
la desalienación marxista y al descondicionamiento marcusis~
ta1 en la Vil Reuinón (1968), que versaba sobre el tema «Poder '$ liber~
tad.», e Historia y utopía, en la XV Reunión (1976), que versaba'. sobre d
tema «Qué nos enseña la Historia».
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