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Número 337-338

Serie XXXIV

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Augusto del Noce y el suicidio de la Revolución

AUGUSTO DEL NOCE Y EL. SIDCIDIO
DE LA REVOLUCION
POR
ROBERTO_ DE MATTEI
El suicidio de la Revolución no es sólo el dtulo de un cono­
cido libro
de Augusto Del Noce, sino que es, quizá, el tema. ceú­
ttal de toda su obra (1 ) .. «Revoluci6,:, _:_efectivamente afitma
Del Noce--(2) es la palabra clave para comprender nuestra épo­
ca»
y «el a,:,álisis de. la idea de Revolución (es) el primer problema
de
la filoso/la» (3 ).
Pero es preciso establecer una distinción -en mi opinión ca­
pital, para entender el pensamiento, de Del Noc~ entre la k<>:
volución entendida co.mo un concreto proceso histórico ( 4) y la
· (1) -No--hay prácti~te· obra:-d~ Del Nace eii la que no encontremos
páginas dedicadas al análisis de la idea de Revolución. Cfr. especialmente,
Il problema dell'aleismo, I1 Mulino, Bolonia, piígs. 149-156;. Lezioni sull
marxismo, Giuffré, Milán, 1970, passim. Tramonto o-eclissi dei valori tra­
dizionali, Rusconi, Milán, -1971, págs. 154-166; Il_ suicidio della Rivo_luzione,
Rusconi, Milán,-. 1978, págs . .5-17 .y.demás; ll cattolico comunista,,Rusconi,
Milán, piígs. 347-383. Cfr. también L'interpretu.ione transpolitica dello storia
contemporanea, Guida, -Nápoles, ·.19.91,. págs. 18-.21.
(2) A. DEL NoCE, Lezioni sull marxismo, cit., pág, 8.
(J)_ A. DEL NoCE, Tramonto o eclissi dei _valori tradizionali, cit., pág. 156.
(4) Acerca de la Revolución romo.fenómeno_ histórico -cfr. JEAN ÜUSSET,
Pour qu'Il rC.gne, Dominique Martín _Morin,. _París~ 1986, Loros DAMENIE,
La Révolution. PhénomCne divine, mécanisme social ou complot diabolique~
Dominique "Martín Morin, ·París, 1988 y; sobre todo, .la obra capital de
PLINIO CoRRREA DE ÜLIVEIRA, Rivoluzione e Cqntro-Rivoluzion.e, Cristianita,
Plasencia, 1977. Acerca de·Ia.idea de Revolución,_ vé!se entre otras; la voz
de GIANFRANCO PAS_QUINO, en el Dizionario di PoJitica dirigido. por N. Bobbio
y N. Matteucci, Utet, Turín, 1976, págs, 880-889 y l(ARL GRIEWANK, Il
concetto di rivoluzione nell' eta moderna. -Origini . e wiluppo,. tr. it., La
Nuova Italia, Flotencia, 19_79.
Verbo, núm. 337-338 (1995), 871-886 .871
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ROBERTO DE MATTEI
idea de Revolución, como «categoría ideal a la que se llega a tra­
vés de un proceso filosófico» (5); de hecho, es ésta última lci que
constituye propiamente el centro de los intereses del filósofo
turinés.
Del
Noce observa cómo las grandes filosofías de :la historia
del
siglci xrx -la hegeliana, la marxista, la sansimoniana-comtia­
ria-se han formado en relación con el problema histórico de la
comprensión
de la Revolución francesa, o sea el problema de una
civilización postcristiana, o «moderna» (
6). El rasgo común de
estas visiones de la historia
es atribuir valor axiológico a la mo­
dernidad (7), es decir, considerar Ia historia como un proceso
irreversible hacia el «reino de la libertad», o sea hacia la «auto­
liberación de la humanidad a través de la historia», o mejor, gra­
cias a la historia, porque «la humanidad, más que autorredimirse,
es, en realidad, redimida por la historia» (8).
Esta idea de la Revolución total realizada por la historia --se­
gún Del Noce-tiene su formulación más completa y coherente
en el giro total marxista desde la filosofía especulativa a la filo­
sofía de la praxis con la asunción, por ello mismo, de la política
como lenguaje de
la filosofía (9). La undécima tesis marxista
(5) A. DEL NoCE, Lezioni sull marxismo, cit., pág. 12.
(6) A. DEL NocE, Il problema ·Jelt'ateismo, cit., pág. LXXIX; Tramonto
o eclissi dei valori tradizionali, cit., págs. 154-155.
· · (7) El fin fundamental de la obra de Del Noce, como observó uno
de sus primeros y más agudos lectores, es precisamente «la disolución del
concepto de
moderno• {MARco M. ÜLIVETTI, Riforma cattolica e filosofia
moderna nel pensiero di A. del 'Noce, Istituto di Studi Filosofici, Roma,
1968, pág. 16). Acerca del -cepto de «modernidad» en Del Noce, véase
tainbién V1TTORIO PossÉNTI, MOdernita e metafisica in Augusto del Noce,
en Augusto del Noce. Il pensiero filosofico, Edizioni ·scientiñche Italiane,
Nápoles, 1992, el volumen que recoge las Actas de la reunión promovida
en
Udine por el prof. Danilo Castellano los días 12-13 de noviembre de
1990, págs. 44-72; cfr. también Rocco BuTIGLIONE, Augusto Del Noce,
Piemme, Casale Monferrato, 1991, págs. 68 y sigs.
(8) A. DEL NocE, Lezioni sul marxismo, cit., pág. 24.
(9) A. DEL NoCE, Il problema dell'ateismo, cit., pág. CXXIX, 39. •El
primer carácter dé: la hístoria contemporánea es que es historia filosófica,
que no puede ser interpretada sino por aquel carácter por el éual el mar-
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AUGUSTO DEL HOCE Y EL SUICIDIO DE LA REVOLUCJO}:{
sobre Feuerbach según la cual hasta ahora «los filósofos única­
mente
han interpretado el mundo de diversas formas; en cambio
ahora se trata de cambiarlo» (10) expresa nna relación nueva
entre el pensamiento revolucionario y
la realidad. Después del
marxismo,
es en la praxis, es decir en el resultado histórico de
la acción política, en donde
se medirá la verdad de las ideas. Por
tanto, las
filosofías no serán más que hipótesis de trabajo histó­
ricas comprobadas experimentalmente por las actuaciones reales
a que
dan lugar ( 11).
De aquí, una crítica de la idea de Revolución dentro del mis­
mo pensamiento revolucionario. La conclusión de este pensa­
miento, para
Del Noce, es inevitablemente el suicidio, como con­
secuencia de su insuperable contradicción interna. Efectivamente,
la idea revolucionaria comporta la unidad de dos momentos: el
negativo, como disolución del orden de valores tradicionales,
y
el positivo como intento de instauración de un orden radical­
mente nuevo. Llega el suicidio si, en el proceso de su realización,
los dos momentos
se escinden y, según Del Noce, necesariamente
tienen que hacerlo (12).
Efectivamente, la filosofía del devenir,
para hacerse revolu­
cionaria, debe
llegar a su propia autonegación como filosofía, es
decir a disolver el momento de verdad que tiene en sí; y, con
ello, a renunciar a su momento constructivo, para convertirSe en
un nihilismo absoluto que constituiría el hundimiento de la idea
.de Revolución ( 13). El suicidio de la Revolución -desde esta
perspectiva-es en realidad el . suicidio de .la idea de Revolución,
es decir la descomposición obligada del pensamiento revolucioc
nario.
xismo se presenta frente al hegelismo como filosofía ante_ factum, en lugar
de como filosofía post factum». L'interpretazione traspolitica, cit., pág. 20.
(10) KAru. MARx, Thesen über Feuerbach (1845), trad. it. LUDWIG
FEUERBACH, KARL MAR:x, FRIEDRICH ENGELS, Material,ismo dialettico e
materia/,ismo $lorico, por C. Fe:bro, La Scuola~ Brescia, .1973, pág. 84.
(11) A. DEL NoCE, Il problema dell'ateismo, cit., pág. 71.
(12) A. DEL NoCE, Il suicidio della rivo/uzione, cit., pág. 6.
(13) A. DEL NoCE, Il suicidio della rivoluzione, cit., págs. 305-306 .
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ROBERTO DE MA.TTEl
A la idea de Revolución y al «espíritu de modernidad», fun­
dado sobre el mito de la irreversibilidad del progreso, Del
No<:e
contrapone la idea de Tradición, fundada en la filosofía del pri­
mado del Ser
o de la contemplación (14) e inevitablemente des­
tinada, en su opinión, a reencontrar a Platón
(15), igual que la
filosofía revolucionaria de la primacía del devenir tiene su con­
clusión coherente
en Marx. «Los últimos términos en los que se
configura en nuestros dias el contraste entre posiciones pollticas
opuestas
-escribe Del Noce--no son los de 'progreso' y 'reac­
ción', sino más bien los de 'revolución' y 'tradición'» (16).
En este punto. es importante preguntarse si el explícito lla­
mamiento de Del Noce a la tradición
y a los valores tradiciona­
les, repetido en sus páginas,
es suficiente para adscribirlo. al pen­
samiento tradicionalista, o sea a aquel filón cultural que en su
expresión más coherente
es el catolicismo contra-revolucionario
y que cuenta entre sus más conocidos exponentes en el siglo XIX
a autores como Maistre, Bonald, Haller, Donoso Cortés (17) y,
(14) El primado del Ser sobre el devenir «es el fundamento de la idea
de tradici6n, en cuanto que su admisión coincide con la de las verdades
eternas· y metahistóricas, que ·permiten vivir lo eterno en el tiempo, y ,que,
en cuanto· eternas, pueden Ser t1'asmitidas (tradición de 11tradere•) de gene­
raci6n en. generaci6n». ( «Tradizione e Rivoluzione>, en Actas-de la XXVII
Reuni6n del C,entro. di Studi Füos6fici de Gallarate [1972], Morcelliana,
Brescia¡
1973, pág. 27). . .
( 15) «Si con Marx Se iniciá la filosofia del primado 'de la acción, la
crítt.ca del marxismo no puede sino redescubrir a ·Platón como filósofo del pri­
maio de la· contemplación» ( «Simóne Weil, -interprete del mondo· di oggi»,
introducción a S1MO! Del Noce define el platonismo como «la filosofia de la Verdad en si y del
bien en si, entendidos como absolutos y a los que el hombre está subordi­
nado» (Tramonto o eclissi dei valori tradizionali?, cit., pág. 133).
(-16)-A. DÉL NocH, Lezioni' sul marxismo, cit., pág. 23.
(17) A JuAN DONOSO CORTÉS se debe una· sintética pero inigualada
expOsici6n -de ,este pensamiento en la «Carta -al Cardenal· Fomari» del 19 de
junio de 1852, incluida en las Obras Completas bájo Já dirección de C. Val­
verde, BAC, Madrid, 1970, págs, 744-762. Para una clpida panorámka sobre
esta línea de pensamiento en el siglo XIX, cfr. Lu1G1 MARmo, La filosofía
della
Restaurazione, Loescher, Turín, 197-8; ¡·contra· ;ivoluzionari. Antología
de escritos políticos .por CARLo' GALLI, I1 Mulino, -Bolonia, 1981. Pata una
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AUGUSTO DEL NOCE Y EL SUICIDIO DE LA REVOLUCION
en nuestro siglo, una línea de pensamiento que desde Monseñor
Delassus llega a Plinio Correa
de Oliveira (18). ·
Análogamente, nos podemos preguntar cual es la relaci6n de
Del Noce con aquel pensamiento tomista· o neotomista que en
nombre de la filosofía del Ser
ha realizado, y realiza, una cerrada
crítica teorética de la filosofía moderna
y que después de la en­
ciclica Aeterni patris de
León XIII ha conocido en nuestro siglo
una floraci6n abundante (19).
Pues bien, en lo que respecta
al pensamiento contra-revolu­
cionario
(a veces definido como «reaccionario») Del Noce con­
sidera que su límite es proponer una filosofía de la historia que
hace propio, dándole
la vuelta, el postulado ideal del enemigo
que combate: la idea de un proceso itreversible de la Civiliza­
ci6n moderna hacia la inmanencia, para
sofütt un retomo impo­
sible a la Cristiandad medieval.
Distancia
análoga toma Del Noce respecto del tomismo, al
que
ie acercó en los años de juventud (20), a través de la wedia-
reflexión· ~obre loo problemas de fondo STEPHAN RIALS, Révolution et Con-
tre-Révolution au XIX siec/e, DUG/Albatros, París, 1987. ·
( 18) Además de la obra citada de PLINIO CORREA DE ÜLIVEIRA, punto
de llegada de la ~peculación oontra-revolucionaria del siglo xx, cfr. también
J. OussET, op. cit., FRANcxsco ELÍAS DE TEJADA, -La Monárquía tradicional,
Madrid, 1954; RAFAEL' GAMBRA, La Monar4aía. social y representati11a en
el pensamiento tradicional, Rialp, Madrid, 1954 y el número especial de. la
revista Verbo, llúm. 317~318, sep.~., 1993 dedicado a La Contrartevo­
luci6n.
(19) Una expDSici6n Sintética-de estas-pcisiciones en A. LIVI; C. ·F.AlJRO,
F. OCARIZ, C. M. J. VANSTEENKISTE, Le ragioni del tomismo. Dopo il cen­
tenario del «Aeterni: Pu-ris», Ares, Miktn, 1979.
(20) Esta atención al tomismo es cotlStante, desde los años juveniles
en los que estudiaba
la filosofía de le. acción --«movido por la idea de 'una
conciliaci6n entre Blondel :v el tomismo» {Il problema dell1ateismo..,-. cit.,
pág. cx:cv)-hasta los de la madurez cuando sostuvo que.«la verdad del to­
mismo aparece después· de las filosofías de Descartes o de Kant, de Hegel
o de
Marx y de Heidegger, no en el sentido de que incluya sus vei'dades
sino en el de--que resultt1 verific-ada e iluminada después de la derrota de
aquellas» ( «La riscoperta· del tomismo in Etienne Gilson e il suo significativo
presente»,
-en VV .AA., Studi di filosofía - in onore di-·Gust.r.zvo Bóntandini,
vol. II, Vita e Pensiero, Milrui, 1975, pág. 455); Cfr. también «Fede e filo-
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ROBERTO DE MATTEI
ción de Gilson y de Maritain, más que llegando a la fuente di­
recta del aquinate. El tomismo al que Del Noce reconoce el mé­
rito de ser la única filosofía que no ha tenido continuación ni
desarrollo en el pensamiento moderno después de Descartes (21),
renunciaría a
la utopía del pasado, pero limitaría su propia pre­
sencia al plano especulativo, abandonando a los adversarios el
terreno de la política,
es decir de la realidad presente.
Más exactamente:
el pensamiento contra-revolucionario sería
coherente en su riguroso antimodernismo filosófico
y político,
pero,
tenieQdo como meta una imposible restauración de la 0-
vilizacióll cristiana, se situaría fuera de la historia, El pensamien­
to tomista contemporáneo que renuncia a la idea de una restau­
ración de la Cristiandad (22), limitándose al antimodernismo
filosófico, acepta, en cambio, de hecho
si no por principio, el
mundo moderno pero
col! ello manifiesta su propia falta de co­
herencia.
En ambos casos, la acusación velada es de infecundidad his­
tórica, de incapacidad de incidir en el presente
y, por tanto de
comprenderlo realmente (23): ello basta para comprender la dis-
sofia secondo Etienne Gilson», _ en San Tommaso nella storia del pensiero,
Actas del VIII Congreso Tomista Internacional (Roma, 8-13 de septiembre,
1980), volumen
VIII, Ciudad del Vaticano 1982. lln .partícula<, con Gilson,
como observa Vittorio Possenti, además del conpclmiento personal estaba
unido por la .afinidad de ser ambos filósofos a través de la historia de la
filosofía más que metafísicos puros (Modernit6 e metafísica, cit., pág. 61 ).
(21) JI problema dell'ateismo, cit., p,!gs. 188, 193; Riforma cattolica,
cit., págs. 501-502 y sigs.
(22) Una manifestación de esta renuncia al idoal de Cristiandad está
representado por la conocida,·obra de JACQUES MAruTAIN, Humanisme int~
gral, Aubier.Montaigne,-París, 1936 (ahora en Oeuvres completes, Éditions
Universiteires-llditions Saint Paul, Friburgo, 1984, vol. VI, págs. 292 y sigs.),
destinada a tener un notable influjo sobre el pensamiento católico moderno.
Del Noce escribe que está «entre los poquísimos católicos italianos que se
han formado en el Humanisme intégral en los años entre 1935 y 1938»
(I cattolici -e il progressismo, Leonardo, Milán, 1~94, pág. 22). Acerca de
su
relación con Maritain, cfr. entre otros, Il problema dell' ateismo, cit.,
págs. 335-342, y «Maritein messo in congedo», Ji Tempo, 8-1,1987.
(23) Esta_ acusación· afecta tanto a Maritain como a Gilson. De. forma
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A UGUS'I'O DEL NOCB Y EL SUICIDIO DE LA RBVOLUCION
tancia entre Del Noce y el tradicionalismo, al menos en la acep­
ción clásica del término y para rechazar lo que se ha definido
justamente como
un lugar común: la definición de Del Noce
como
el «De Maistre italiano» (24). Igualmente impreciso, por
otra parte, sería
definir a Del Noce como el «Maritain italiano»,
dadas las diferencias que le separan tanto del tradicionalismo
como del neotomismo. Falta, pues, comprender cuál es la idea
de tradición que Del Noce trata de contraponer a
la idea de Re­
volución cuya naturaleza suicida describe magistralmente.
Se trata de una idea de Tradición que para probar su fecun­
didad histórica, es decir su nexo con el tiempo presente, está
obligada a desenraizarse de toda concreta tradición histórica del
pasado
y a buscar su fundamento filosófico en el presente y, por
tanto, en aquella misma filosofía de la modernidad que también
quiere negar. Paradójicamente, es en Descartes, filósofo por
ex­
celencia de la modernidad, donde Del Noce quiere fundar la idea
de Tradición (25).
análoga, a pesar de su recíproca estima, una substancial incomprensi.6n se­
para a Del Noce del mayor filósofo italiano contemporáneo del Ser, Comelio
Fabro, autor de una obra capital,-Introduzione all'ateismo moderno, Studium,
Roma, 1969, 2 volúmenes, aparecida en loa· mismos afios en los que del
Noce afrontaba Il problema dell' ateísmo citado. A la relación entre los
dos autores ha dedicado -algunas interesantes observaciones DANILO CAs­
TELLANO, en La liherta µ,ggetiva. C. Fabro oltre moderno e antimoderno,
Edizioni Scientifiche Italiane, Nápoles, 1984. Una alusión de Del Noce im­
plícitamente polémica hacia; Fabto en Riforma cattolica e filosofía moderna,
págs. 684-685.
(24) A NORBERTO BoBIO se debe la definición de Del Noce ·como
«De Maisttc rediviw» (La Stmnpa, 2-I-1990). Lucrn Cou.ETI lo define como
«reaccionario en el sentido técnico de la palabra, así como es reaccionario
Joseph de Maistre» ( «Un equivoco sulla secolarizacione», Mond'Operaío, 4
(1992), pág. 129. En su entrevista a Il Sabato del 16-XI-1991, TITO PER­
LINI define como un «lugar común» .llamar a Del Noce «el De Maistre
italiano»,
subrayando que en el filósofo turinés «hay una critica muy fuerte
del tradicionalismo».
(25) Sobre el origen cartesiano «de toda construcción ·de la historia
de ·la filosofía moderna», cfr. Il problema dell'ateismo», cit., págs. 190
y sigs. «Antes de Descartes no hay historia de la filosofía porque faltan los
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ROBERTO DE MATTEI
Si el pensamiento tradicionalista ve . en Descartes el inicio
inmanentista de
.la. filosofía moderna (26).,. Del Noce, que dedica
un Importante volumen al pensador francé,; (27), sostiene, en
cambio, la ambigüedad de su pensamiento, es decir la posibilidad
de desarrollar en él, junto a una .línea inmanentista,
una línea
religiosa
(28) que define como «ontologfa de la intetioridad» (29)
y que. enlazaría al filósofo francés, por una parte con Platón y
San Agustín y, por. otra, a .través de Pascal y Malebranche, con
Vico (30) y Rosm.ini (31).
t¿rminos de· la ·periodificaci6n. Lii filosofía está agotada en sus f6rmulas an­
tiguas .... » -(R.iforma· cattolica, cit., pág. 366).
(26) Acerco del inmanentismo cartesiano, cfr. en particular C. FABRO,
Int1"0dtaioµ'e .aÍl''ateismo modertlo, cit., !)ágs. -9-Í78; 1001-1100, ·que hace
brotar del Cógito' --cartesiano los orígénes del· id.iieiariO ··nihilista de la filo­
sofía ·moderna:. Cfr. ·ratllbién· ·CARtos CAR.n.ONA; Rtllé · De~artes .. Discorso sul
metodo, tr: it. Japadre; L'Aqulla, 1975; ANDRl!A DALI.EDÓNNE, Problematica
metafisica del tomismo essenziale, Edit. Elia, Roma, 1~80 ...
(27) Riforma cattolica e filosofía moderna. Cartesio, II Mulino, Bolo­
nia, 1965.
·, (28)-Rifómia cattOlica e filosofitt moderna, cit;, pág. 93; Giovanni Gen­
tilé, · págs, 96-97. 'El objetivo de Del Noce «no es ·oponer a la filosofía de
la· subjetividad uruHilosofía de la .objetividad, ~ino depurar a .Ja · filosofía
cartesiana: ·de ·la suhjeti\Tidad ·-de· su· molinismo. presupuesto y sustituirlo por
una éomprensi6n realista de la escisión del corazón humano» (R. BuTTI­
GLIONE, Augusto Dél Nóce, cit,, pág. 66). Buttiglione sobraya «una pro­
funda .. analogía con··-tas· posiciones teoréticas 'e ·historiográficas de H. de
Lubac» (ibídem, pág. 67).
(29)
Il problema dell'dteismo, cit:, pág. 246. Este ontologismo coinci­
diría -según Del Nace-con «la reafirmaci6n del humanismo después de
la crítica pascfliana y·. con la reconqÚista de la metaftsica después del criti~
cismo Visto tfn la forma pizscaliatlfl, no ·'en la ktltJtiana» (ibídem, pág. cm).
La exacta interpretación del ontologismo· de Del Noce, no suficientemente
aclarada én -la voz _«ontologismo» redactada por él para L'Enciclopedia filo­
sofia, sigue apareciendo adn enigmática.
(30) Acerca de Vico, cfr. Il ºproblema dell'ateismo, cit., págs. 269-295.
Acerca de la-relación .de Del Noce eón la ·tradición filosófica italiana,
cfr. también FRANCESco PERFBTTI, «11 N:oventa di Del Noce», · in Storia
contemporanea, 2 (1975), págs. 281·30L
(31) En Rosmini, Del Noce ve el restaurador de b filosofía agostiniana
de la interioridad después de Descartes. De Signo contrario, y 'ciertamente
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AUGUSTO DEL NOCE Y EL SUICIDIO DE LA. REVOLUCION
¿Qué postulado subyace en este intento de fundar en Des­
cartes la idea de tradición? El
de la irreversibilidad de la moder­
nidad, o sea la imposibilidad histórica de restaurar la
Civilización
cristiana
medieval, y, por lo tanto, la imposibilidad de proponer
un retomo a la Tradición en términos de antimodernismo polí­
tico, postulado que conduce a Del Noce,
por coherencia íntima,
a atribuir el mismo carácter de irreversibilidad a la filosofía de
Descartes, precisamente por el nexo indisoluble que liga al filó­
sofo francés con la génesis de la civilización moderna. El rechazo
del antimodernisn:io político
d paralelo al rechazo del antimo­
dernismo filosófico,
para buscar, en cambio, en la conciliación
entre Descartes
y Platón. una difícil conciliación entre. la tradi­
ción
y la modernidad .. En este sentido Del Noce no puede (y no
quiere) ser considerado
un pensador antimodemo1 porque no se
sitúa,
y no se quiere situar, íiJera o contra la modernidad, pero,
en cambio, se sitúa dentro de la filosofía moderna para intentar
salvarla de su salida inmanentista (32). ·
Del Noce jamás · ha confutado, y no habría podido. hacerlo,
incluso porque
es teóricamente inopugnable, el· antimodernismo
filosófico del
pensamiento tradicional y contrarrevolucionario; en
cambio,
ha criticado, como se ha dicho, la imposibilidad que tiene
este pensamiento de
realizar su modelo histórico, la Cristiandad,
denunciando su presunta infecundidad en el plano
de la praxis.
Efectivamente,
es a través de la ·praxis, por el nexo indisoluble
que liga
la filosofía y la historia; como Del Noce confuta la idea
revolucionaria;
y, en nombre de esa misma realidad histórica
«moderna»,
que parece haber cortado toda relación con la Cris­
tiandad, propone una recuperación de la
misma idea· de Revolu-
más convincente, es el juicio de C. FABRO, L'enigma_ Ro.wnini, Edizioni
Scientifiche Italiane, Nápoles, 1988.
(32)
Este aspecto ha sido bien puesto de relieve por Gumo VIGNELLI,
«Augusto Del Noce critico della modernitb; II Secolo, 29'1-1995. Entre
los enemigos de· 1a modernidad lo colocan · impropiamente SERGIO QUINZio
(«Del Noce filosofo dell'antinroderno•, Lá Stampa, 2-I-1990), G1ANNI: VÁTTI·
"º ( «Gentile e moderno», Lá Stampa, 24-XI-1990), LUCIANO PELUCANI
( «Il rifiuto della modernitil», Mond'Operaio, 4 (1992), págs. 124-127). '
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ROBERTO DE MATTEI
ción, concebida de la misma manera que la idea medieval de
«reformarlo», como «retomo» a los valores tradicionales después
de su eclipse temporal. Cree en una «nueva cristiandad» (33)
que se distingue, sin embargo, de la mariteniana, fundada sobre
el tomismo
y, por tanto, contradictoriamente, sobre un pensa­
miento «antimoderno»,
allí donde Del Nace considera que el
fundamento filosófico
de una modernidad de signo positivo debe
ser buscado en el ontologismo
y, en particular, en el desarrollo
del ontologismo que
culmina en la filosofía católica del Risorgi­
mento italiano que, desde Rosmini, llega al mismo
Del Noce. «Los
ténninos implicados en la lucha presente son, por tanto, el secu­
larismo ( que comprende el marxismo y el laicismo) y la idea de
la "nueva cristiandad"; y poco importa si, cuantitativamente, los
que profesan este ideal y piensan que venga exigido por la con­
creta situación histórica, estén hoy en minoría» (34),
Se trata de una visión filosófica inmanente a la modernidad
que plantea una seria cuestión de fondo acerca de la naturaleza
del paralelismo establecido por Del Nace entre filosofía e histo­
ria, o mejor, entre
la historia del pensamiento y la historia de
los hechos,
en el cual esta última corre el riesgo de ser no solo
convertida en lógica, como justamente
ha observado el padre
Cottier
(35), sino de ser absorbida por la primera. En la perspec­
tiva
de Del Noce, la filosofía se convierte en sujeto de la historia
y
la historia de la filosofía se convierte en sujeto de la filosofía,
o
sea la relación entre los pensadores estudiados en sus relacio­
nes dialécticas.
El riesgo es no salir del idealismo, del cual se puede
ver en
Del Noce una aceptación católica después de Gentile. Sin
entrar en
el fondo de este problema, queremos limitarnos a
(33) ;Este programa de «nueva cristiandad» ha sido vuelto a proponer
por su discípulo R. Buttiglione en «La nuova cristianita perduta ma da rltto­
vare», Il Sabato, 8 a 14.VI,1984. y,· más ampliamente, en II problema polí­
tico dei cattolici, Piemm.e, Casal.e Monferrato, 1994.
(34) «Cristianitá o precipizio», el II Sabata, 26/VII-1/VIII-1986.
(35) P.
GEORGES CoTTIER, O. P., «Per un'inte,pretazione .filosofica
della storia conternporanea», Studium, 4, 90 (julio-agosto 1994), págs. 532-
545.
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AUGUSTO DEL NOCE Y EL SUICIDIO-DE LA REVOLUCION
subrayar el hecho de que el postulado de fondo de Del Noce el
de la «irreversibilidad» de la modernidad ha sido deshecho pre­
cisamente por aquel tribunal
de la praxis, al que se refiere, para
condenar
la infecundidad del tradicionalismo.
El hundimiento del denominado socialismo real a partir de
1989 ha confirmado ciertamente el
análisis de Del Noce, cuya
voz solitaria había previsto con precisión la necesidad de la des­
composición del marxismo: en este sentido el bienio 1989-1991
puede ser visto como un acontecimiento
filosófico de alcance no
inferior a
la Revolución leninista de 1917. De hecho, señala la
derrota definiriva y sin apelación del marxismo en el plano de
la praxis, es decir en aquel terreno en el que, según Marx, habría
debido comprobar
su verdad (36).
Pero
lo· que queda abierto y exige una respuesta en términos
de comprensión histórica y filosófica, es el problema de la inter­
pretación del tiempo presente, es decir de la época que
se delinea
mientras
la consrrucción marxista se deshace: la praxis, el tribu­
nal de la historia, parece indicar en este caso una dirección no
prevista por el mismo Del Noce.
La civilización moderna, como realización histórica de. los mi­
tos de los
siglos XIX y xx de la Ciencia, de la Razón y del Pro­
greso,
¿podrá sobrevivir efectivamente al marxismo, es decir, a
la disolución de aquella filosofía que había representado el desa­
rrollo más coherente de la idea de Revolución y de la idea de
modernidad? O, por el contrario, ¿el hundimiento histórico del
marxismo comporta como consecuencia necesaria, el hundimien­
to, con el socialismo real, de la misma civilización moderna que
en él hubiese debido encontrar su cumplimiento?
Del Noce había encontrado la existencia de una línea filosó­
fica postmarxista localizándola en una veintena de autores que
(36) De esta descomposición histórica por él prevista, Augusto Del
Noce, que murió en la noche entre el 29 y el 30 de diciembre de 1989,
pudo ver sólo el inicio. Sin embargo, era cuanto le bastsba pata poder decir
que habla realizado la «misión» en la cual habla creído firmeménte desde
los afíos de juventud, la de un «testimonio· intelectual». critico inexorable
de la idea de Revolución desde dentro del pensamiento revolucionarlo.
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ROBERTO DE MATTEI
van desde Heidegger (37) hasta Bataille (38), pero había negado
un,carácter revolucionario a esta línea porque en ella veía desa­
rrollarse solamente el momento nihilista de la Revolución, sepa­
rado de la tensión utópica del proyecto de un mundo nuevo. No
es
posible no estar de acuerdo con este análisis si, como hace
Del
Noce, situándose en el plano de una crítica interna de la
misma idea de Revolución, se sitúa la esencia de este fenómeno
en su momento positivo o constructiyo, más q:ue en aquel nega­
tivo o de disolución. Pero, en cambio, se debe discrepar de él,
reconociendo una radical coherencia revolucionaria a esta línea ni­
hilista, si se examina, no ya la idea de Revolución en su desarro­
llo_ filosófico, sino la realidad de la Revolución en su proceso
histórico
y, por tanto, en su metamorfosis (39). Esta es la posi­
ción del pensamiento contrarrevolucionario substancialmente
in­
comprendido por Del Noce, En esta perspe<;tiva, la esencia de
la Revolución no está en las variaciones de los momentos positi­
vos ·o de proyectos, sioo en el hilo conductor que la recorre, que
(37) Heidegger representa para Del Noce la extensión máxima de la
critica 'al mundo moderno de Nietzsche, cuya o¡,osi6n serla la única abso­
lutamente irreducible a la del marxismo y que no es superada por éste
(ll problema deU'atei.smo, cit., págs. cvu, cxxv1,. cfr. también págs. cLXXVn­
cLXXXVu, 13&-140). Para una interpretáción de la crisis de 4 modernidad
en clave heideggeriana, cfr. GIANNI VATTIMO, La fin della modemita, Gar­
zanti, Milán, 1985.
(38¡' ~. de la intetprctacl6n del surrealismo por parte de Del Noce,
d.r .. Tramonto o eclissi dei valori tradizionali, cit., págs, 238-241; «Interpre­
tazione filosofica del surrealismo», en Rivista di Estetica, 1 (1965), págs. 22-
54; «11 momento artistico nel surréalismo», en Arte e cultura n'ellá CiviltO­
conte.mporanea, Sansoni, Florencia,· págs. 273-300. Para Del Noce, el surrea­
Iismb · debe ser considerado no como Un simple fenómeno -artísti~, sino
sobre todo como un fen.6meno · revolucionario. Su análisis coincide con el
de un conocido historiador tradicionalista del arte, HANs SEDLMAYR (cfr.
por
ejemplo, La morte de la luce, tt. it. Rustoni, Milán, 1970, pág. 56).
(39) Se situan explícitamente en esta línea anarco-nihilista autores
conio ·RAoUL VANBIGEM (Traité du savoir vivre a l'usage des ;eunes géné­
ratronr, Gallimard, París, 1978), GUY Th!BoRil (La sociela dello spettacolo,
Valletchi, Florencia, 1979), HAKIM BEY (T. A. Z. Zone temporaneatnente
autonOme, Shake Edizioni, Milán, 1993).
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AUGUSTO DEL NOCE Y EL SUICIDIO DE LA REVOLUCION
es la negación de la Civilización cristiana como única posible
tealización histórica de
la única y absoluta Ley natural y divina,
por
lo tanto la «disociedad», como ha sido definida: la anarquía
política
y social (40). En la transgresión radical de esta ley, en
la transposición del pecado al plano político
y social está, como
afirma Donoso Cortés, la verdadera esencia de la Revolución (41).
El ocaso de la idea de Revolución, arrastrada en el hundi­
miento de la ideología marxista, no es, por tanto, necesariamente
el fin de la Revolución como fenómeno de época y, en nuestro
caso,
como desorden de una época que sigue a la desintegración
del marxismo. De hecho, la idea de
Marx de la Revolución no
constituye
la esencia de la Revolución, sino únicamente una jus­
tificación conceptual del proceso revolucionario. Este proceso
avanza mediante continuas metamorfosis conservando
su continui­
dad en su propio impulso destructivo ( 42). El ocaso no
es el de
la Revolución sino el del sueño de
la construcción de la moder­
nidad que había abierto el siglo
y al que hoy sucede una nueva
utopía revolucionaria, un «sueño de destrucción» que arremete
contra el edificio de la modernidad para derribarlo desde sus ci­
mientos ( 4 3). Y la crítica de la modernidad del peosamiento
(40) Cfr. MAR.CEL DE CORTE, Una societrJ cóntro ·l'uomo. Linea di una
difesa, Actas de la Fundación Giocchino Volpe, Volpe, Roma, 1975, págs.11-
58; JuAN VALLET DE GoYTISOL(;),. Sociedad de masas y Derecho, Tauros,
Madrid, 1969.
(41) J. DoNOSO CoRTÉS, op. cit., vol. I, pág. 935. Cfr. también la
célebre página de MGR. GAUME acerca· de la esencia nihilista de la Revolu­
ción, en
La Révolution. Recherches historiques, Societé Saint Paul, Lille,
1877, págs. 18-19.
(42) Acerca de este carácter procesual de la Revolucióri, dr. P. Co­
RRRA DB ÜLIVEtRA, op. cit., págs. 79.91.
(43) Cfr. ROBERTO DE MATTEI, .1900-2000, Du~ sogni sí succedono.
La costruzione, la distruzione, Fiducia, Roma, 1990; ttadución francesa
puesta al día De ziutopie du progres au regne du -chaos, L'Age d'Homme,
Lausana,-1993. Para una divulgación apologética de la «teoría del caos»,
cfr. , CARLo FoRMENTI, 1-mmagini del vuoto, Liguoii~ Nápciles, 1989; ]EAN
Luc MÉLANCHON,, A la conquCte du chaos, Derioel, París, 1991, pág. 41;
H. P. PRANDSTALLER, L'uomo senza cf!Ttezze e la sue qualita, Laterza, Roma­
Bari, 1991; MrcHEL MAFFESOLI, La transfiguration du politique, Grasset,
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ROBERTO DE MA'ITBI
postmarxista, ¿ se puede desarrollar de forma distinta que en tér­
minos
de «filosofía del caos», de asunción de la autodescomposi­
ción (a la que está condenada la Revolución) como principio
hermenéutico
de la realidad, es decir como puro nihilismo? Si se
quiere. dar un nuevo fundamento conceptual postmarxista al nuevo
desorden mundial que se delinea, hay que admitir que este fun­
damento no puede ser
encontrado más que en una posición ni­
hilista que asuma como programa propio la auto-disolución, en­
contrando en ello la propia coherencia revolucionaria. En el ban­
quillo de los acusados, con
Marx está hoy precisamente Descartes,
el filósofo en quien Del Noce
veía la posibilidad de un nuevo
resurgir filosófico y civil. Por lo tanto, los ideólogos
postmarxis­
tas recorren hacia attás el camino de la filosofía moderna, encon­
trando sucesivamente . a Schelling, Toland, Spinoza, Bruno y,
finalmente, el nihilismo gnóstico, puesto al día a la luz de la re­
ciente «teoría del caos», presentada como filtro obligado para
leer la «complejidad» del mundo
{ 44).
El nombre de «postmoderno» es tan exagerado que llega
á ser escasamente agradable a los mismos filósofos postmode­
nos;-por otra parte, es difícil enc;ontrar otra acepción para
indicar el intento de superar la modernidad, sin negarla radical­
mente en
sus principios; igual que es difícil encontrar un apela­
tivo diferente de «antimoderno» para indicar
la negación radical
de la civilización moderna (y, por
lo tanto, de lo mismo postmo­
derno) en nombre de aquella
Civilización cristiana que continúa
constituyendo
el modelo y la meta del pensamiento católico con­
trarrevolucionario (45).
París, 1992. Para una eficaz panorámica del nibUis_mn contempqráneo, de
signo opuesto,· cfr. }EAN MARC BBRTHOULD, «L'idole de notre temps»,
Résister et construire, núm. 32-33 (marzo.julio 1995), págs. 3-13.
( 44) Cfr. R. DE MATTEI, op. cit., págs. 85-108.
(45) Según SAN Pío, X, la historia demuestra que «la civilizaci6n del
mundo es la civilización cristiana, tanto ·más verdadera, tanto más dura~
dera, tanto más fectmda de frutos preciosos en cuanto más es netamente
cristiana» (Carta Apostólica Notre Charge Aposto/ique del 25 de agosto de
1910, en Acta Apostolicae Sedis, vol. 2 (1910); pág. 625;
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AUGUSTO DEL NOCE Y EL SUICIDIO .J)(S LA. REVOLUCJON
Esto es lo que. AUgustd Del. Noce no había previsto. La di­
solución, con el marxismo, de la civiJización. moderna, hija de
Descartes y de la Revolución francesa y, por tanto, la imposibili­
dad
·.de recorrer un itinerario .. hacia o desde' Descartes, cuyo hori­
zonte filosófico llega
al ocaso definitivamente con la moderni­
dad (46).
Precisamente
es en la praxis, en el terreno de la «búsqueda
de la filosofía a través de la historia» ( 47), al que da prioridad
Del Noce, donde
se disuelve la modernidad, y es en la praxis
donde
el cartesianismo, en todas sus formas, comprendido su
desarrolld ontológico, revela su esterilidad. En cambio, es preci­
samente en
la realidad histórica donde la filosofía del Ser parece
destinada a revelar toda fecundidad, la fecundidad del
verum, del
bonum y del pulchrum que es fecundidad, también y eminente­
mente, política
y social y que, en el plano político y social, toma
el nombre de Civilización cristiana.
El magisterio de Del Noce no fue solo intelectual, sino tam­
bién
y, acaso sobre todo, moral: el sufrido itinerario intelectual de
un hombre que frente a los errores modernos buscó apasionada­
mente
la verdad. Este magisterio moral nos invita también a
nosotros a
la coherencia intelectual y, desde este punto de vista,
la época confusa que atravesamos
no parece dejar otra posibili­
dad de itinerarios coherentes
fuera de los que se están delineando
en
la descomposición del marxismo: el nihilismo postmoderno,
en
el que la Revolución encuentra su· cumplimiento y su defini­
tiva desembocadura en
el caos; y, por otra parte, la fí!osofía del
Ser antimoderna que surge en
el punto en el que la Revolución
se suicida y que, parafraseando a De Maistre, está destinada a
resolverse, por su irreversible fecundidad, no en una modernidad
de signo contrario como es el sueño postmoderno d.e la destruc-
( 46) En el mismo círculo vicioso se encuentra R. BUTTIGLIONE, quien
define
el cristianismo como «el .r;nodo. de .reencontrar en la modernidad el
momento cristiano» (Il problema politico dei cattolici, .cit., pág. 299).
(47) Il problema dell'ateismo, cit., pág. cxcrx.
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ROBERTO DE MATTEI
ción, sino en lo contrario de la modernidad que es la Civilización
tradicional
y cristiana ( 48).
(Traducción de ARMANDO MARCHANTE).
(48) Este artículo reproduce, con ligeros retoques y puestas al día, el
te:xto presentado durante una r~6n· dedicada a· Augusto Del Noce en
el Instituto de Suor Orsola Benincasa de Nápoles, el 12 de diciembre de
1991. En el debate que siguió a las intervenciones, el profesor Massimo
Ca:cciari observó, en polémica con el ponente, que, si el término tradición
es utilizado versus Revolución, participaría de alguna manera. en el devenir
que quiere negar; Tradición y Rev<>lución serían términos correlativos des­
tinados ·a desenvolverse simultáneamente en un itinerario dialéctico hacia
la nada para resolverse: en una «filosofía de la totalidad» que es el nombre del
panteísmo postmoderno
que ha _sucedido al ateísmo m.odemo. Como sintética­
mente respondí
a Cacciari, en realidad no es el término Tradición el que
es utilizado
versus el de Revolución sino que, al revés, es el de Revolución
el que pretende negar dialéctlcamente el de Tradición. Ahora bien, de los
dOS términos un.o es estable y permanente, el otro' se presenta como nega­
ción del Ser, sin que por ello pueda ,ei definido en términos de radical
nada, porque la nada absoluta no existe, sino que se define en relación
con
el Ser al que niega.
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