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Número 337-338

Serie XXXIV

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Cristián Garay Vera y Cristián Medina Valverde: Chile y la guerra civil española (1936-1939)

INFORMA CION BIBLIOGRAFJCA
es, pues, la de «comunidad de profesores y estudiantes reunidos
en forma estable en un lugar adecuado, que tiene por finalidad
la búsqueda, transmisión y contemplación de la verdad bajo modo
de saber». Un primoroso repaso y comentario de las «reglas para
estudiar» de San Bernardino de Siena, completa
el contenido del
primer capítulo.
El segundo,
se ocupa de la inserción de la universidad ----<:uya
naturaleza ya nos es conocida~ en la historia. En efecto, la uni­
versidad
es una «realidad histórica», plenamente desenvuelta en
el tiempo,
lo que hace que ~ palabras del maestro Alvaro
d'Ors que reproduce
Montejan~ no podamos encontrar una
imagen de universidad sin más reproducible hoy. De
ahí que la
la historia de la universidad
-n la que el autor no se entretiene,
limitándose a ofrecer unas pinceladas
expresiva-nos permita
distinguir lo que en ella hay de permanente y de cambiante.
Aparece, pues, el tema eterno de la tradición y la innovación,
que. el profesor Montejano aborda muy adecuadamente: «La uni­
versidad debe integrarse en una tradición
cultural auténtica y
viva». Esto quiere decir que
la universidad, como institución
humana, debe mantenerse fiel al medio cultural especifico, al
tiempo que mostrarse viva y abierta a la época y a sus exigencias.
En este punto, no pueden resultar
más acertadas las considera­
ciones críticas de la
situación universitaria actual que desgrana el
autor: la universidad
debe recuperar su vida interior, para bien
asentada en sus fundamentos proyectarse al exterior.
El tercero y último de los capítulos se vuelca sobre el futu­
ro: es «la universidad del mañana» la que aparece en el punto
de mira de su pluma. Con sus problemas: la fragmentación de
las carreras, la
· multplicaci6n de los universitarios, la insubordi­
nación
de la técnica y los límites de la ciencia, etc. Y con la es­
peranza .de que la «interminable fila» de que habló Camelutti
continúe en el mañana.
MIGUEL AYUSO.
Cristián Caray V era. y Cristián Medina V al verde: CHILE
Y LA GUERRA CIVIL ESPAJ'Q"OLA (1936-1939) (*)
Cristián Garay, colaborador de Verbo desde hace años, y por
tanto
conocido de sus lectores, es un prolífico historiador chileno
que ha prestado atención a la historia reciente
de España, desta-
(*) Fundación Mario Góll!!Ora del Campo, Santiago de Chile, 1994, 80 págs.
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INFORMACION BIBUOGRAFICA.
cando en esta linea su libro El tradicionalismo y los orlgenes de
la
guerra civil española (1987). Publicista también, colabora. re­
gularmente en las páginas de artes y letras de El Mercurio. En esta
ocasión, en colaboración con el historiador Cristián Medina, nos
ofrece un breve estudio
-creo que adelanto de futuros desatro­
llos-en que se abordan las· «relaciones diplomáticas» y los
«paradigmas
políticos» entre Chile y España durante nuestra gue­
rra civil. Trabajo que ha merecido el premio de investigación de
la Fundación Mario Góngora del Campo, que lo publica ahora en
su serie «Avances».
Destacan los autores en el prólogo, explicando sometamente
el subtítulo, que su libro «es fronterizo entre la historia de las
ideas y la política, aplicada sobre una materia como las relaciones
internacionales». Enfoque adecuado
al centro de interés de los
autores, a saber, «el de la relación modélica entre el hecho ex­
terno y el interno». Porque «el impacto o influjo de los paradig­
mas supone la reinterpretación de los hechos de la relación»,
que son vistos como «políticas de Estado» en
el nivel diplomá­
tico y como «lecturas ideológicas o culturales» en un -nivel más
general. Por ello, concluyen, «no basta efectuar la prosopografía
de los adherentes a los bandos, sino que
es preciso evaluar las
líneas de continuidad o ruptura que subyacen bajo
el discurso
ideológico». Una buena parte de los estudios existentes hasta el momento
sugerían la hipótesis de que
la. opinión pública y los intelectua­
les chilenos se habrían pronunciado en favor de la República. Los
autores del libro que presento, sin embargo, vienen a cuestionar
tal aproximación. Con datos valorados justa y acribiosamente
que ponen de relieve la dificultad del quehacer
historiográfico.
Así, por ejemplo, recuerdan cómo la izquierda chilena, ante las
noticias de
los horrores de la milicias rojas, hubo de hacer va­
rios pronuncianúentos para forzar su distinción del Frente Po­
pular español. Igualmente, escriben Garay y Medina, ha de
te­
nerse en cuenta cómo la guerra civil española supuso «un estímulo
intelectual para los diversos ámbitos del quehacer nacional», de
manera que «se reforzaron tendencias intelectuales tales como
el Hispanismo, la Democracia Cristiana, o empresas políticas tales
como la «unidad de la izquierda», en el modelo recurrente del
Frente Popular».
En cuanto a la actividad diplomática, finalmen­
te,
«se sometió al fragor de la discusión ideológica y se reinter­
pretó en función a las necesidades argumentales de los actores de
la sociedad».
Por todo ello,
se hace preciso desmontar la manipulación,
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INFORMACJON BlBLIOGRA.FlCA
que hizo fortuua, de los hechos de la guerra civil española sobre
la vida política chilena:
«En 1938 no se jugó la democracia chile;
na con la posibilidad de uua derecha golpista, ni menos fascista,
como tampoco se pretendió asumir una política calcada del Frente
Popular español. A su vez, en 1938, el 'Frente Popular chileno'
no
luchó contra el fascismo (más aún, venció con el apoyo del
'Nacional-Socialismo local' y la abstención de una 'Falange' que
apenas disimuló su genealogía e inspiración autoritaria), como
tampoco el Frente vino a
tener el carácter de 'avalancha roja' que
le atribuyeron las derechas con propósitos electorales. Parte de
la reiteración de estos tópicos se debió a la inveterada costumbre
del muudo local de recibir sin crítica los estímulos externos y
traducirlos a la coyuntura».
Tras uu
primer capítulo denominado «estado bibliográfico»,
en que introduce la discusión sobre las diferentes interpretaciones
de los
. sucesos bélicos, con orientación bibliográfica al respecto,
el núcleo central del libro viene determinado por los dos capítulos
siguientes: «Las complejas relaciones»
y «Las continuidades: uua
tradición humanitaria».
En ellos se expone con detenimiento la
«cuestión del asilo», de las más importantes, valorando la heroica
labor del embajador Núñez Margado frente a
la persecución roja,
pero refiriendo también las reticencias contrarias de Franco. A
continuación, un capítulo, el cuarto, para el «caso vasco», que
enlaza con el quinto -titulado «las rupturas»-, donde se anali­
za la posición de los actores políticos chilenos ante el conflicto.
La vinculación procede de la interferencia del caso vasco en la
posición del catolicismo chileno, que, condicionado por uua
po­
lémica universal y por sus propias simpatías, no fue original ni
autónoma. Al igual que tampoco lo fue
el posicionamiento de los
contrarios. En
·el capítulo sexto, «el ejemplo de España», es la
experiencia · española la que se vierte sobre Chile; al tiempo que
el último capítulo narra «lo que ocurrió tras la guerra civil espa­
ñola».
Dos anexos, sobre la teoría y práctica del asilo, completan
la obra de los historiadores chilenos. A quienes sólo podemos
agradecer· su empeño y felicitar por su logro.
MIGUEL AYUSO.
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