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Número 345-346

Serie XXXV

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Discurso de Santiago Milans del Bosch [San Fernando 1996]

FESTIVIDAD DE SAN FE,f precedieron en este puesto nuestro, nos orientaron por este camino; y
confiamos hayan oido de la única ,lengua que no e.ngaña nunca las paM
labras que nos cuenta San_ Lucas (22,. 28M30): «vosotros :sois lo:s que
habéis perseverado conmigo en mis pruebas». Ellos y nosotros oigamos
en nuestro
dfa: «yo dispongo a favor vuestro, como dispuso a mi favor
mi
Padre, un Reino, para que comáis y bebáis a mi mesa», en la CIUDAD
CATÓLICA
del Cielo. A:si sea. .
DISCURSO DE SANTIAGO MILANS DEL BOSCH
Amigos de la CIUDAD CATÓLICA:
Un año más nos reunimos en torno a nuestro Patrón San Fernando,
Rey, lo cual se viene haciend_o_ desde hace más de veintinco años, que
a una media de
dos o. tres oradores por -año supone alrededor de más
de medio centenar de pláti~, según los casos, sobre y en torno a
lo que el Santo represent6 y representa
para nuestra querida España,
a la que tanto contribuY6 a · foriar y SU11iir en el Reino de Dios en la
tierra, al menos la por él domiruula. P-oco nuevo se -puede decir. Por
eso, para empezar, ahí les suf]lto estos pareados:
De la muerte de Enrique enjugó el llanto
Su sucesor Femando el Grande, el Santo;
El que .(mientras el nombre
De Jaime
de Aragón y su. renombre,
Su valor, su prudencia
Se eten;rlza en Mallorca y -en Valencia)
A Baeza quitó_ a los africanos,
A Córdoba y a Murcia con sus llanos;
Y Sevilla tomada,
Vasallo hizo· al rey moro de Granada.
Ahora bien, San Fernando es para _ nosotros. algo más que divo
para una rima. "111 ·es una gula. -y punto de referencia esencial y de
plena-actualidad, que no por-muy sabida es· ocioso repetir, más en
estos tiempos que
corren én los que los valoreB .es¡jirituales,. religiosos
y de amor a la Patria, han pasado de «estar amenazados» a ·ser pro-­
gresiva y constantemente atacados.
La elevación a los altares de _San Fernando _no fue la propüi de la
mayorla de santos y santas que profesan religiosamente; la de nuestro
Patrón
gira en tomo a un individuo, Rey de Castilla y de León, que
hizo de
su vida una entrega por completo a su misión de Rey y a la
empresa de la Recon'quista, qu_e para él teniar sin duda; un auténtico
significado religioso.
Hoy, el gran fracaso de nuestra sociedad es, por
contra,
lá renuncia constante a Dios que se hace en todos los órdenes
de nuestra vida. Desde la propia Constitución se le ignora y -a partir
de ella el resto del ordenamiento -
juridico positivo se ha fraguado .Con
el más absoluto desprecio a las «cosas divinas» y a las· -que de valores
espirituales y de orden natural existen ( divorcio, aborto, .enseñanza
laica
y materialista, eutanasia, adopción por homosexuales, etc.).
La Reconquista de la España Católica es tarea en la que hemos
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de embarcarnos, como 'lo hizo San Fernando, sin respetos humanos que
nos .impidan trabaiar
-cada uno en su propia profesión-en pos de
los.
ideales que representa CIUDAD CATÓLICA y, como él, ser S_antos
otorgando sentido espiritual a todos nuestros actos en la lucha diaria
que dicha Reconquista implica.
De todos es sabido
la importancia de la Familia en la sociedad. Su
ataque
es el desmoronamiento, como se está viendo, de la misma s~
ciedad. La educación cristiana, en la familia, es un elemento funda­
mental de un camino virtuoso
en la vida. San Fernando, padre de
familia numerosa (trece hijos, tres de ellos fallecidos a temprana edad)
tuvo en su madre,
Doña Berenguela (:una señora «de bigotes»), la
maestra de su formaci6n religiosa y politica. De ella aprendió a rezar
y
a reinar cristianamente,
lo que tanto bien le supuso durante la
Reconquista. ·
Pero San Femando, además de ser un Santo, fue también un Hom­
bre y un
Rey excepcional. Su andadura en la construcción de España
es pieza· fundamental, debiéndose su éxito, sin duda, además de a la
ayuda del Cielo, que siempre solicitaba- antes de emprender cualquier
campaña ( a
las que acudia acompañado siempre de una imagen de
Nuestra
_"Señora), a que no perdió tiempo ni energías en peleas con
los demás Reinos
cristianos -que conformaban la Peninsula; antes bten,
una vez acabadas las disputas con el sector nobiliario que se opuso a
su
Cororza. dedic6 todo su empeño en someter al enemigo musulmán,
enemigo coman a todos ellos
y contra el que todos participaron, cons­
cientes de
la empresa común que leS aguardaba por esencia, por histo­
ria y por destino, en armonía con
las peculiaridades propias, innegables,
de
lo que representaba cada Reino de· las Españas, que hoy se nos
desgarra. Recordemos
·c6mo las repoblaciones dé· las recién conquis­
tadas Extremadura, La Mancha, parte de
.Andalucia y ·Murcia se hizo
con astures, cántabros, vascongados
y castellanos1 en lcts que colabora­
ron destacadamente
los Reinos, de Portugal y Aragón ·y Cataluña, con
Jaime
l, su consuegro,-con las fuerzas_· castellano--leonesas para atacar
unidos a los musulmanes y restablecer . ta Religión Católica en los terri­
torios conquistados,· erigiendo obispos . en
las ciudades importantes y
mostrando su reconocimiento al Dios de los ejércitos en los magnificas
monumentos
y Catedrales (las de.-Burgos y -Toledo son buena prueba de
ello) que_ deió fundados su piedad. Fueron las raíces cristíana$ las -que
formaron
cada Reino y las que, unidas, con/armaron España, de la
que. como decía Menéndez y Pe/ayo, fue «la -filiaci6n religiosa la que
sirvió para delimitar la figura nacional y gentilicia de todo un pueblo,
hecho nuevo en Occidente»,
antes de ser leoneses, castellanos o ara­
goneses.
España es inexplicable si no se atiende a esas rafees cristianas a las
que me acabo de referir, de· las que sus siglos de historia son su fiel
reflejo. Hoy que con tanta ligereza y frialdad se habla de España
y de
lo· español, a lo que se relega sólo como calificativo de un Estado, que
no coinciden en tildar *de las autonomías, federal. confederado, de na­
ciones, de nacionalidades, unitario», no podemos olvidar que desde que
San · Pablo y
Salitiago· arribaran a las costas de nuestro litoral medite­
rráneo. han existido grandes hitos. -definidores de estas raíces-que
la hicieron -y la hicieron grande-; y todo ello bajo la Cruz de
nuestro Señor. ·
Hitos significativos de estas rafees son los siguientes:
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1. En el año 380 el español Teodosio el Grande, Emperador roma­
no, de acuerdo _con el español San Dámaso, pontifice Romano,
decret6 «que es su voluntad que todos los pueblos sometidos a
su cetro abracen
la fe que la Iglesia romana había recibido de
San
Pedro, declarando a .las sectas heterodoxas fuera de la ley».
2. El Rey Recaiedo, en el 589, decret6 que «Presente está aquí
toda la ínclita raza de los Godos, la cual, puesta de acuerdo
conmigo, entra en Comunión con
la Iglesia Católica, siendo re­
cibida por ella con cariiio maternal y entrañas de misericordia.
Es mi deseo que así como estos pueblos_ han abrazado la fe por
nuestros cuidados, así permanezcan firmes
y constantes en la
rrúsma». Bajo el cetro de Recaredo estaba toda Hispania, de
Cataluña a
Galicia, de Vascongadas a Andalucia, de Portugal
a Levante.
3. San Fernando, Rey, nuestro PatTón.
4. La grandiosa Isabel la. Católica, que dejó grabado en-su tes_ta­
mento: «Por cuanto al tiempo __ que nos fueron concedidos por la
santa Sede Apostólica las Islas
y Tierra Firme del mar Océano,
descubiertas y por descubrir, nuestra principal intención fue,
al
__ tiempo que lo suplicamos al Papa Alejandro VI, de buena
memoria, que nos hizo. la concesión, de .procurar inducir
.y traer
los pueblos
de. ellas a nuestra Santa Fe Católica y enviar .pre,
lados y religiosos y clérigos y otras personas doctas y temerosas
de Dios les enseñar e doctrinar buenas costumbres»
a.rde114ndo
a sus herederOs el cumplimiento de la continuidad evangeliza­
dora que considera como su principal última voluntad.
5. Felipe JI, respecto del que el 9 de _.octubre de 1598, en el con­
sistorio de
los Cardenales~ el .Papa (;lemente VIII comunicaba
su muerte diciendo
«que por defender la fe -católica, no solamen­
te en
_España y en sus Estados, sinQ en otros reinos, que no
eran suyos, empeñó
todo su patri.monio real, con grandísimo
"dafío de sus bienes y rentas; y que .toda su vida .. fue. una conti­
nua pelea contra los enemigos de la fe y de la Iglesia Romana,
desde el día en que comenzó a reinar
haSta el punto en que
murió».
6. La Cruzada de 1936, con sus héroes y mártires, ast como la le­
gislación del nuévo Estado, que con sus errores o aciertos, su­
puso un acrecentamiento espiritual y material de España, ya
desde el mismo Fuero del Trabajo, cuyo preámbulo empezaba
así: «Renovando la tradición católica, de justicia social y alto
sentido humano que infonnó nuestra législación del Imperio ... »;
y continuando con el Fuero de los Españ_oles, en .donde se re­
_cogia que «La profesión. y práctica de la religión Católica, que
es la del Estado Español, gozará de protección oficial».
Frente a estos hitos, hoy nuestra Patria, en todos los sentidos, se
resquebraja porque los dirigentes y la sociedad se apartan y -olvidan de
los pilares c-atólicos que la sostienen. Urge, pues, la recuperaci6n para
Cristo de la España que desde siglos ·se ha ido haciendo y · que en San
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Fernando tuvo un baluarte importante. Y urge hacerlo antes de que,
apóstata de
~u fe y su pasado, en suma, de sus raices cristianas, se
diluya por mor de
los polfticos y las ideas revolucionarias que inspiran
los gobiernos que con
mayor o menor gusto soportamos.
Para -ello, con San Fernando, es precisa la acción; y que ésta sea
eficaz, para lo que se necesita primeramente saber UJ que queremos a
través de
la · formación, pero sin quedarse sólo en ello, pues sin negar
que ésta· es la base de aquélla, todo puede quedar estéril si no se
actúa a todos los niveles a través de
la participación en grupos, asocia­
ciones o. partidos auténticamente católicos, con programas · definidos,
dirigidos para conquistar el Estado.-y edificar· la CIUDAD en la que triun­
fe la Verdad; .por tanto, es obligada la coordinación en esta lucha, que
fue
la clave del éxito que tuvo el Santo que conmemoramos.
¿Cuál
-es el -panorama. español hoy? Lamentable. Porque lamentable
es ver cómo los católicos se hallan acobardados sino desperdigados, sin
agruparse
-excepto honrosas ocasiones, como la presente en torno a
VERBO-en asociaciones o _grupos auténticamente -católicos, fieles a la
ortodoxia, o se hallan militando o colaborando con los «menos malos»,
aceptando, con ellos, posturas, situaciones y-doctrinas profundamente
anticatólicas,
lo · que impide avanzar en la lucha del enemigo de nues­
tros
dias, que no sólo es nuevamente real como el de· San Fernando,
sino,
sobre-todo, el enemigo interior, el «lobo con piel de oveja» que
vive entre
nosotros, al que a veces hasta desconocemos o con quien
«cuqueteamos» simplemente -porque se dicen «anticomunistas» o «de­
fensores del orden y de las libertades», «cristianos (con religión a la
carta)» que nos importan las ideas revolucionarias del ihternacionalismo
liberal,
europeo, americano o coreano, en stima, el mundialismo.
Y
es-que no se puede olvidar que el mundo no está dividido en
fascistas
y antifascistas, comunistas o anticomunistas, conservadores y
progresistas. El mundo está dividido entre los que siguen la bandera de
Cristo y" los que siguen la bandera · de Satanás ( en las diversas formas
que él y sus huestes se presentan); Aqui radica la actualidad del men­
saje que extraemos de San Fernando.
Por
eso hemos df!! resistirnos a seT simples testigos de cuanto acon­
tece; la comodidad materialista «que no es incompatible con ·ir a misa»
--como nos recordaba ]ean Ousset-...., en suma~ la pasividad nos hace
muchas veces
-y hay que decirlo con toda rotundidad-culpables a
titulo de «comisión por omisión». Contra
la clase politica imperante
levantamos, hoy día de
San Fernando, nuestro Patrón, nuestra voz en
defensa de
la Santa Madre Iglesia y de los sacramentos derechos de
la Sociedad cristiana en el Orbe y lo hacemos en la atmósfera. que nos
rodea,
cargada de ideas revolucionarias, pero convencidos de su triunfo
final.
·Y aqui es donde interviene la CIUDAD CATÓLICA, que tomando como
referencia
la moral politica y social derivada -del Evangelio y hecha ex­
'plicita por el Magisterio de la Iglesia, asume la misión de planificar y
edificar la Ciudad o,_ mejor dicho, de «reconstruirla no de modo distinto
a como Dios
-punto obligado de referencia-la ha edificado» -como
nos indic6 San Pio X-. No se trata más que de instaurarla y restaurarla
sin cesar sobre sus fundamentos naturales
y divinos y nombrando para
su mantenimiento.corregidores y gobernantes católicos.
¿Dónde
se ubicará la CIUDAD CATÓLICA? ¿Dónde está hoy?, ¿aqui?.
¿alli? ·No. La CIUDAD CATÓLICA somos todos nosotros en la perseverancia
de estos principios y objetivos expuestos. La
CIUDAD CATÓLICA no ocupa
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lugar. Está en el corazón y en la acción de todGs los hombres y muieres
que, mirando hacia el futuro, mirando hacia eJ pasado, mirando haciá
el presente, con el ,corazón puesto en Cristo-Jesús y en Maria, Madre de
Dios
y Madre nuestra, cuya protecci6n por. intercesión de San· Fernando,
que reinó sabiendo que tenia un Rey Superior, solicitamos.
DISCURSO DE ARMANDO MARCHANTE GIL
Sras., Sres .• estimados AMIGOS DE LA CIUDAD CATÓLICA:
Francisco José Fernández de la Cigoña acaba de dar a la luz un
importante libro continuador
de una serie -que· deseamos vivamente
llegue hasta nuestros
dias-titulada «El liberalismo y la Iglesia espa·
ñola. Historia de una persecución»._ La amplia y documentadisima
obra
contiene muchos y muy interesantes datos · relativos a las CorJes
de Cádiz, especialmente en lo concerniente a 'la persecuci6n, entonces
iniciada
y que se prolonga hasta nuestros dias, en particular contra la
Iglesia Católica como institución, y contra el catolicismo en. general
como transmisor de un mensaje divino que sus perseguidores· rechazan.
Me ha llamado mucho
la atención una noticia que, ·. tomada de la
primera carta· de «El Filósofo .Rancio» -,-seudónimo del dominico· P.
Al varado-, reproduce dicho. libro~· Es el caso que la Regencia -publicó
en .1810 una·-proclama con ocasión del dia de San .Fernando-en la que,
ni
fK}r asomo, se aludta para. nada.a DioS-y a la Religión católica. El
P. A/varado se pregunta «¿C6,no puede hablar.e de San Femanáo sin
hacerse
mención del Djos de quien San Fernando nunca se olvidaba ni
de
la -religi6n que inspiraba sus. expediciones y a quien el santo· con­
sagraba sus victorias?».
Claro es que el mismo autor de la pregunta encuentra la .respuesta
al
estimar que el .desconocido autor de la proclama era el mismisimo
Manuel fosé Quintana, constituido en lo que ahora llamaríamos' iefe
de relaciones
p'f1blicas o portavoz- de la Regencia, puesto el menos ade­
cuado para un personaje tan sectario. como lo era Quintana. · De todas
formas, podemos apreciar que
-ya entonces, la ocupación de puestos de
influencia era un arte· bien conocido· por los_ enemigos de la religión y
que también to era tender-_ una Cortina de sü-encio o de tergiversación
sobre los personajes que ,w .eran. de su ·agrado, aunque se tratase ·de
un .rey tan egregio como Fernando 111 el _Santo. Nuestros progresistas
de hoy y sus manejos vienen de muy atrás y üenen una escuela ·de
siglos. Siempre los hijos de las tinieblas han sido más · astutos que los
hijos de la luz.
No silenciaremos
iwsotros ni a Dios· ni nuestra Religión ni a nuestro
Santo Patrono cuya
ayuda e intercesión necesitamos más que .riunca.
A él pido que nos tenga presentes desde la Gloria -que goza. Su· vida
terrenal fue·refleio
de cuanto habia·anunciado et salmista.
«En tu ¡,oder, ¡oh Señor!, se goza el rey
¡Cu4n jubiloso está de tu· socorro!
}Por-tu. protección es grande su gloria
le has revestido de esplendor,
y magnificencia»
Salmos 21, 2 y 6
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