Índice de contenidos

Número 345-346

Serie XXXV

Volver
  • Índice

El pluralismo. Ante la XXXV Reunión de Amigos de la Ciudad Católica

EL PLURALISMO
Ante la XXXV Reunión de amigos de la Ciudad Católica
De nuevo, un año más, volveremos a reunirnos los amigos de
la Ciudad Católica en nuestro Congreso anual.
Lo haremos, Dios
mediante, los días 1, 2
y 3
de noviembre en la Casa. de Ejercicios
de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey en Pozuelo de
Alatcón (Madrid).
Ante todo,
debemos dat gracias a Dios por permitirnos perse­
vetat durante treinta y cinco años en una labor ininterrumpida a
su setvicio. Peto la perseverancia
es preciso alimentatla con fe
y con obras, pues de otro modo
se caaviette en mera rutina que,
languideciendo, conduce a
un· estúpido conformismo o

a un nar­
cisismo aún
más necio. Por ello debemos redoblar nuestros es­
fuerzos -los de todos nosotros-pata que la Reunión de este
año constituya un éxito sin precedentes: para que Él reine.
Con esta intención os convocamos a quienes reiteradamente
venís asistiendo, agradeciendo
de an1emano vuestra cordial dispo­
sición; pero, de modo muy especial, queremos convocaros a aque­
llos que, por diversas
drcunsrancias, habéis faltado los últimos
años y

a aquellos que,
fieles suscriptores de nuestra revista Verbo,
no habéis decidido aún conocer nuestras reuniones, que también
serán las vuestras.
Si de nuestra labor no puede predicatSe la autocomplacencia
eo nuestras propias obras, dado que núestra finalidad y aspiración
mayor
la constituye el podet set una ·labor asistencial, es porque
no
se precisa mi!itat especificameote en nuestras filas -entendido
en el sentido estricto de Verbo o de Speiro--, lo que es corro­
borado por la asistencia de quienes milÍtan en otros grupos. Nues­
tras reuniones constituyen un lugat de encuentro de
grupos di­
versos y de personas que, sin pertenecer a ninguno, tierien in­
quietudes espirituales y sociales enmarcadas en el deseo y la espe­
ranza de
instaurar todo en Cristo.
* * *
El tema de este año es el pluralismo. Cuestión nada ajena a
nuestras reuniones y a nuestras publicaciones. Reiteradamente
m¡s
hemos ocupado de ello. Especialmente en la VI Reunión sobre
Los cuerpos intermedios, en la X sobre Cristiandad y sociedad
pluralista
laica y en la XVII sobre Armonio y dialéctica. También
al publicar algunas de las intervenciones del X Congreso del
Office sobre Pluralismo y unidad. Y directa o indirectamente, en
múltiples
attlculos de Verbo.
Porque el pluralismo en su sentido correcto es la realidad de
Verbo, núm. 345-346 (1996), 455-457 455
Fundaci\363n Speiro

l!.STANISLAO CANTERO
la vida social y política.e .1,os. ,Cllet¡X}S .internnedios, uno de los
elementos fundamentales
de la doctrina social d.e la Iglesia, son
expresión de ese pluralismo. Y los principios de subsidiariedad y
de
totalidad, armonizados en el del bien común, se asientan sobre
la realidad de la pluralidad social.
. .
Perd
el pluralismo cabe entenderlo de diversos modos, lo que
da
lugár a diferentes maneras de <>rganización .social y política
y
a distintos comportamientos
políticos y sociales. Dt¡rante mu­
ch,:is siglos la unidad espiritual y el reconocimiento de un orden
natural
~o por Dios, no sólo no fue obstáculo a la pluralidad
social, sino que fue uno
de sus fundamentos y de sus causas. Tal
pluralidad empezó a decaer, sobre todo, cuando comenzó a nacer
el absolutismo regio. sobre
las bases, especialmente, de la sepa­
ración maquiavélica
de. la política de la moral y de la absolutiza­
ción, divinización y política producida
por la soberanía bodiniana.
Así, el
«poder soberano» se desarrolló fuera de sus límites pro­
pios, a ros.ta de los demás poderes sociales; y. el· permisivismo
moral y la libertad individualis~a, se han ido abriendo camino sal­
tanto por encima de los
absolutos morales y del verdadero bien y
fin del hombre y de su libertad
.. ·
El pluralismo co11stituye. uno . de los principios intangibles del
mundo moderno, en la medida en que la mentalidad que
lo anima
permite hablar
de principios y de intangibilidad. Sin embargo, ese
pluralismo, doctrinalmente parte de.bases falsas y erróneas, y prác­
ticamente
ha· demostradd hasta la saciedad, que se convierte en
diversos monismos
excluyentes del pluralismo auténtico. Porque
rechaza a Dios y al orden na.tura! creado por Él, en el que según
sus respectivas finalidades, se armoniza
la pluralidad. Porque
desborda la
diversidad fuera de sus cauces al no reconocer la ver­
dad.
Pdrque al ignorar o despreciar la unidad y la verdad que
posibilitan la armoniosa diversidad en diferentes órdenes y planos,
equipara, en uha absoluta confusión, la multiplicidad basada en
la naturaleza de
las cosas con el pluralismo fruto del subjetivismo
ideológico. Porque las otrora naciones católicas rehúsan
-sus di­
rigentes---, la unidad espiritual fundada en la ddctrina de Cristo,
aunque busquen en una
imposible.· ética cívica, relativista y for­
zosamente con contenidos progresivamente más mínimos,
la solu­
ción a las antinomias del pluralismo ideológico y moral. Así, las
sociedades se han deslizado desde
la comunidad a la coexistencia,
en donde ya no se comparte
un fin común que es bien común.
Al rechazar
la auténtica y verdadera unidad, la sociedad mo­
derna, o postmoderna, pluralista laica, hace imposible la armonía,
que sustituye por el equilibrio entre pluralidades enfrentadas e
456
Fundaci\363n Speiro

EL PLURALISMO
irreductibles, que no son, en el fondo, más que auténticos mo­
nismos que, si pudieran, se impondrían a costa de los demás,
como
la historia atestigua que ha ocurrido cuando han tenido la
fuerza suficiente para ello. En cualquier caso, la pretendida sín­
tesis entre posturas antagónicas no ha mostrado hasta ahora más
que su capacidad como disolvente social. Cuando todo es posible;
cuando todo da igual ; cuando
cualquier cosa es admisible ; cuando
nada se
admite como intangible; . cuando nada queda ·fuerá del
ámbito de lo decidible, las sociedades acaban en su disolución, en
su absorción por otras,
en la anarquía o en el totalitarismo. Hoy
nos encontramos en un proceso de disolución en el que
se ha im­
plantado el totalitarismo democrático. No es una opinión nostál­
gica, sino el diagnóstico de Juan Pablo
II en la Centesimus annus
(n. 46) reiterado en la
Veritatis splendor (n. 101).
* * * Durante tres días, en conferencias, foros y coloquios, podre-
mos ver que los hombres y las sociedades que merecen este nom­
bre,
viven conforme a sus respectivos fines, en el auténtico plu­
ralismo, en la pluralidad;
y, por el contrario, que cuando aquél
desaparece sustituido por otro que no es más que su mera apa­
riencia, se destruyen.
Para preparar con mayor fruto esta Reunión, podemos repasar
algunas de nuestras publicaciones. Además de las comunicaciones
correspondientes
a las renniones anteriormente señaladas, pode­
mos consultar, con especial provecho, «Unidad espiritual y unidad
social», de Jean Ousset
(Verbo, núm. 89) y «Perspectivas parcia­
les y acción uniformante total», de Juan Vallet de Goytisolo
(Verbo, núm. 143-144).
En múltiples ocasiones hemds reiterado la necesidad de tra­
bajar sin desmayo, acudiendo al ejemplo de los macabeos (Una
manu sua
faciebat opus et altera tenebat gladium ), del monacato
creador
de Europa (Ora et labora) o del ignaciano consejo de
rezar, pidiéndoselo todo a Dios como
si fuéramos absolutamente
impotentes, y trabajar
comd si todo dependiera de nosotros. El
trabajo, en este momento, debe dirigirse a preparar la Reunión,
invitando a aquellos de nuestros
amigos que aún no nos conocen,
pero que sintonizarán con las tareas de la Reunión, y «empujando»
a aquellos otros que, la mayoría de las veces por pereza, se han
excusado en otras ocasiones.
No hay que dejarse vencer por nin­
gún tipo de «conformismo», ni contentarnos con lo ya hecho. Los
lamentos carecen de sentidd cuando no hemos agotado nuestro
esfuerzo; y éste, como cristianos conscientes, no puede desapa­
recer sino con nuestra muerte. Pongamos, pues. manos a la obra.
EsTANISLAo CANTERO
Fundaci\363n Speiro