Índice de contenidos
Número 345-346
Serie XXXV
- Textos Pontificios
- Noticias
- In memoriam
- Monográficos
- Estudios
-
Crónicas
-
Festividad de San Fernando 1996
-
Homilía del P. Agustín Arredondo, S. J. [San Fernando 1996]
-
Discurso de Santiago Milans del Bosch [San Fernando 1996]
-
Discurso de Armando Marchante Gil [San Fernando 1996]
-
Sesión inaugural del Seminario de estudios jurídicos de la S.I.T.A.E. (Sección Española de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino)
-
-
Información bibliográfica
-
Francisco José Fernández de la Cigoña: El liberalismo y la Iglesia Española. Historia de una persecución. Volumen II: Las Cortes de Cádiz
-
AA.VV.: La historia religiosa en Europa. Siglos XIX-XX
-
Danilo Castellano et alt.: I diritti umani tra giustizia oggetiva e positivismo negli ordinamenti giuridici europei
-
Vittorio Messori: Leyendas negras de la Iglesia
-
Alain Minc: La máquina igualitaria; La borrachera democrática
-
José Miguel Serrano Ruiz-Calderón: Familia y tecnología
-
- Ilustraciones
Autores
1996
El pluralismo. Ante la XXXV Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
EL PLURALISMO
Ante la XXXV Reunión de amigos de la Ciudad Católica
De nuevo, un año más, volveremos a reunirnos los amigos de
la Ciudad Católica en nuestro Congreso anual.
Lo haremos, Dios
mediante, los días 1, 2
y 3
de noviembre en la Casa. de Ejercicios
de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey en Pozuelo de
Alatcón (Madrid).
Ante todo,
debemos dat gracias a Dios por permitirnos perse
vetat durante treinta y cinco años en una labor ininterrumpida a
su setvicio. Peto la perseverancia
es preciso alimentatla con fe
y con obras, pues de otro modo
se caaviette en mera rutina que,
languideciendo, conduce a
un· estúpido conformismo o
a un nar
cisismo aún
más necio. Por ello debemos redoblar nuestros es
fuerzos -los de todos nosotros-pata que la Reunión de este
año constituya un éxito sin precedentes: para que Él reine.
Con esta intención os convocamos a quienes reiteradamente
venís asistiendo, agradeciendo
de an1emano vuestra cordial dispo
sición; pero, de modo muy especial, queremos convocaros a aque
llos que, por diversas
drcunsrancias, habéis faltado los últimos
años y
a aquellos que,
fieles suscriptores de nuestra revista Verbo,
no habéis decidido aún conocer nuestras reuniones, que también
serán las vuestras.
Si de nuestra labor no puede predicatSe la autocomplacencia
eo nuestras propias obras, dado que núestra finalidad y aspiración
mayor
la constituye el podet set una ·labor asistencial, es porque
no
se precisa mi!itat especificameote en nuestras filas -entendido
en el sentido estricto de Verbo o de Speiro--, lo que es corro
borado por la asistencia de quienes milÍtan en otros grupos. Nues
tras reuniones constituyen un lugat de encuentro de
grupos di
versos y de personas que, sin pertenecer a ninguno, tierien in
quietudes espirituales y sociales enmarcadas en el deseo y la espe
ranza de
instaurar todo en Cristo.
* * *
El tema de este año es el pluralismo. Cuestión nada ajena a
nuestras reuniones y a nuestras publicaciones. Reiteradamente
m¡s
hemos ocupado de ello. Especialmente en la VI Reunión sobre
Los cuerpos intermedios, en la X sobre Cristiandad y sociedad
pluralista
laica y en la XVII sobre Armonio y dialéctica. También
al publicar algunas de las intervenciones del X Congreso del
Office sobre Pluralismo y unidad. Y directa o indirectamente, en
múltiples
attlculos de Verbo.
Porque el pluralismo en su sentido correcto es la realidad de
Verbo, núm. 345-346 (1996), 455-457 455
Fundaci\363n Speiro
l!.STANISLAO CANTERO
la vida social y política.e .1,os. ,Cllet¡X}S .internnedios, uno de los
elementos fundamentales
de la doctrina social d.e la Iglesia, son
expresión de ese pluralismo. Y los principios de subsidiariedad y
de
totalidad, armonizados en el del bien común, se asientan sobre
la realidad de la pluralidad social.
. .
Perd
el pluralismo cabe entenderlo de diversos modos, lo que
da
lugár a diferentes maneras de <>rganización .social y política
y
a distintos comportamientos
políticos y sociales. Dt¡rante mu
ch,:is siglos la unidad espiritual y el reconocimiento de un orden
natural
~o por Dios, no sólo no fue obstáculo a la pluralidad
social, sino que fue uno
de sus fundamentos y de sus causas. Tal
pluralidad empezó a decaer, sobre todo, cuando comenzó a nacer
el absolutismo regio. sobre
las bases, especialmente, de la sepa
ración maquiavélica
de. la política de la moral y de la absolutiza
ción, divinización y política producida
por la soberanía bodiniana.
Así, el
«poder soberano» se desarrolló fuera de sus límites pro
pios, a ros.ta de los demás poderes sociales; y. el· permisivismo
moral y la libertad individualis~a, se han ido abriendo camino sal
tanto por encima de los
absolutos morales y del verdadero bien y
fin del hombre y de su libertad
.. ·
El pluralismo co11stituye. uno . de los principios intangibles del
mundo moderno, en la medida en que la mentalidad que
lo anima
permite hablar
de principios y de intangibilidad. Sin embargo, ese
pluralismo, doctrinalmente parte de.bases falsas y erróneas, y prác
ticamente
ha· demostradd hasta la saciedad, que se convierte en
diversos monismos
excluyentes del pluralismo auténtico. Porque
rechaza a Dios y al orden na.tura! creado por Él, en el que según
sus respectivas finalidades, se armoniza
la pluralidad. Porque
desborda la
diversidad fuera de sus cauces al no reconocer la ver
dad.
Pdrque al ignorar o despreciar la unidad y la verdad que
posibilitan la armoniosa diversidad en diferentes órdenes y planos,
equipara, en uha absoluta confusión, la multiplicidad basada en
la naturaleza de
las cosas con el pluralismo fruto del subjetivismo
ideológico. Porque las otrora naciones católicas rehúsan
-sus di
rigentes---, la unidad espiritual fundada en la ddctrina de Cristo,
aunque busquen en una
imposible.· ética cívica, relativista y for
zosamente con contenidos progresivamente más mínimos,
la solu
ción a las antinomias del pluralismo ideológico y moral. Así, las
sociedades se han deslizado desde
la comunidad a la coexistencia,
en donde ya no se comparte
un fin común que es bien común.
Al rechazar
la auténtica y verdadera unidad, la sociedad mo
derna, o postmoderna, pluralista laica, hace imposible la armonía,
que sustituye por el equilibrio entre pluralidades enfrentadas e
456
Fundaci\363n Speiro
EL PLURALISMO
irreductibles, que no son, en el fondo, más que auténticos mo
nismos que, si pudieran, se impondrían a costa de los demás,
como
la historia atestigua que ha ocurrido cuando han tenido la
fuerza suficiente para ello. En cualquier caso, la pretendida sín
tesis entre posturas antagónicas no ha mostrado hasta ahora más
que su capacidad como disolvente social. Cuando todo es posible;
cuando todo da igual ; cuando
cualquier cosa es admisible ; cuando
nada se
admite como intangible; . cuando nada queda ·fuerá del
ámbito de lo decidible, las sociedades acaban en su disolución, en
su absorción por otras,
en la anarquía o en el totalitarismo. Hoy
nos encontramos en un proceso de disolución en el que
se ha im
plantado el totalitarismo democrático. No es una opinión nostál
gica, sino el diagnóstico de Juan Pablo
II en la Centesimus annus
(n. 46) reiterado en la
Veritatis splendor (n. 101).
* * * Durante tres días, en conferencias, foros y coloquios, podre-
mos ver que los hombres y las sociedades que merecen este nom
bre,
viven conforme a sus respectivos fines, en el auténtico plu
ralismo, en la pluralidad;
y, por el contrario, que cuando aquél
desaparece sustituido por otro que no es más que su mera apa
riencia, se destruyen.
Para preparar con mayor fruto esta Reunión, podemos repasar
algunas de nuestras publicaciones. Además de las comunicaciones
correspondientes
a las renniones anteriormente señaladas, pode
mos consultar, con especial provecho, «Unidad espiritual y unidad
social», de Jean Ousset
(Verbo, núm. 89) y «Perspectivas parcia
les y acción uniformante total», de Juan Vallet de Goytisolo
(Verbo, núm. 143-144).
En múltiples ocasiones hemds reiterado la necesidad de tra
bajar sin desmayo, acudiendo al ejemplo de los macabeos (Una
manu sua
faciebat opus et altera tenebat gladium ), del monacato
creador
de Europa (Ora et labora) o del ignaciano consejo de
rezar, pidiéndoselo todo a Dios como
si fuéramos absolutamente
impotentes, y trabajar
comd si todo dependiera de nosotros. El
trabajo, en este momento, debe dirigirse a preparar la Reunión,
invitando a aquellos de nuestros
amigos que aún no nos conocen,
pero que sintonizarán con las tareas de la Reunión, y «empujando»
a aquellos otros que, la mayoría de las veces por pereza, se han
excusado en otras ocasiones.
No hay que dejarse vencer por nin
gún tipo de «conformismo», ni contentarnos con lo ya hecho. Los
lamentos carecen de sentidd cuando no hemos agotado nuestro
esfuerzo; y éste, como cristianos conscientes, no puede desapa
recer sino con nuestra muerte. Pongamos, pues. manos a la obra.
EsTANISLAo CANTERO
Fundaci\363n Speiro
Ante la XXXV Reunión de amigos de la Ciudad Católica
De nuevo, un año más, volveremos a reunirnos los amigos de
la Ciudad Católica en nuestro Congreso anual.
Lo haremos, Dios
mediante, los días 1, 2
y 3
de noviembre en la Casa. de Ejercicios
de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey en Pozuelo de
Alatcón (Madrid).
Ante todo,
debemos dat gracias a Dios por permitirnos perse
vetat durante treinta y cinco años en una labor ininterrumpida a
su setvicio. Peto la perseverancia
es preciso alimentatla con fe
y con obras, pues de otro modo
se caaviette en mera rutina que,
languideciendo, conduce a
un· estúpido conformismo o
a un nar
cisismo aún
más necio. Por ello debemos redoblar nuestros es
fuerzos -los de todos nosotros-pata que la Reunión de este
año constituya un éxito sin precedentes: para que Él reine.
Con esta intención os convocamos a quienes reiteradamente
venís asistiendo, agradeciendo
de an1emano vuestra cordial dispo
sición; pero, de modo muy especial, queremos convocaros a aque
llos que, por diversas
drcunsrancias, habéis faltado los últimos
años y
a aquellos que,
fieles suscriptores de nuestra revista Verbo,
no habéis decidido aún conocer nuestras reuniones, que también
serán las vuestras.
Si de nuestra labor no puede predicatSe la autocomplacencia
eo nuestras propias obras, dado que núestra finalidad y aspiración
mayor
la constituye el podet set una ·labor asistencial, es porque
no
se precisa mi!itat especificameote en nuestras filas -entendido
en el sentido estricto de Verbo o de Speiro--, lo que es corro
borado por la asistencia de quienes milÍtan en otros grupos. Nues
tras reuniones constituyen un lugat de encuentro de
grupos di
versos y de personas que, sin pertenecer a ninguno, tierien in
quietudes espirituales y sociales enmarcadas en el deseo y la espe
ranza de
instaurar todo en Cristo.
* * *
El tema de este año es el pluralismo. Cuestión nada ajena a
nuestras reuniones y a nuestras publicaciones. Reiteradamente
m¡s
hemos ocupado de ello. Especialmente en la VI Reunión sobre
Los cuerpos intermedios, en la X sobre Cristiandad y sociedad
pluralista
laica y en la XVII sobre Armonio y dialéctica. También
al publicar algunas de las intervenciones del X Congreso del
Office sobre Pluralismo y unidad. Y directa o indirectamente, en
múltiples
attlculos de Verbo.
Porque el pluralismo en su sentido correcto es la realidad de
Verbo, núm. 345-346 (1996), 455-457 455
Fundaci\363n Speiro
l!.STANISLAO CANTERO
la vida social y política.e .1,os. ,Cllet¡X}S .internnedios, uno de los
elementos fundamentales
de la doctrina social d.e la Iglesia, son
expresión de ese pluralismo. Y los principios de subsidiariedad y
de
totalidad, armonizados en el del bien común, se asientan sobre
la realidad de la pluralidad social.
. .
Perd
el pluralismo cabe entenderlo de diversos modos, lo que
da
lugár a diferentes maneras de <>rganización .social y política
y
a distintos comportamientos
políticos y sociales. Dt¡rante mu
ch,:is siglos la unidad espiritual y el reconocimiento de un orden
natural
~o por Dios, no sólo no fue obstáculo a la pluralidad
social, sino que fue uno
de sus fundamentos y de sus causas. Tal
pluralidad empezó a decaer, sobre todo, cuando comenzó a nacer
el absolutismo regio. sobre
las bases, especialmente, de la sepa
ración maquiavélica
de. la política de la moral y de la absolutiza
ción, divinización y política producida
por la soberanía bodiniana.
Así, el
«poder soberano» se desarrolló fuera de sus límites pro
pios, a ros.ta de los demás poderes sociales; y. el· permisivismo
moral y la libertad individualis~a, se han ido abriendo camino sal
tanto por encima de los
absolutos morales y del verdadero bien y
fin del hombre y de su libertad
.. ·
El pluralismo co11stituye. uno . de los principios intangibles del
mundo moderno, en la medida en que la mentalidad que
lo anima
permite hablar
de principios y de intangibilidad. Sin embargo, ese
pluralismo, doctrinalmente parte de.bases falsas y erróneas, y prác
ticamente
ha· demostradd hasta la saciedad, que se convierte en
diversos monismos
excluyentes del pluralismo auténtico. Porque
rechaza a Dios y al orden na.tura! creado por Él, en el que según
sus respectivas finalidades, se armoniza
la pluralidad. Porque
desborda la
diversidad fuera de sus cauces al no reconocer la ver
dad.
Pdrque al ignorar o despreciar la unidad y la verdad que
posibilitan la armoniosa diversidad en diferentes órdenes y planos,
equipara, en uha absoluta confusión, la multiplicidad basada en
la naturaleza de
las cosas con el pluralismo fruto del subjetivismo
ideológico. Porque las otrora naciones católicas rehúsan
-sus di
rigentes---, la unidad espiritual fundada en la ddctrina de Cristo,
aunque busquen en una
imposible.· ética cívica, relativista y for
zosamente con contenidos progresivamente más mínimos,
la solu
ción a las antinomias del pluralismo ideológico y moral. Así, las
sociedades se han deslizado desde
la comunidad a la coexistencia,
en donde ya no se comparte
un fin común que es bien común.
Al rechazar
la auténtica y verdadera unidad, la sociedad mo
derna, o postmoderna, pluralista laica, hace imposible la armonía,
que sustituye por el equilibrio entre pluralidades enfrentadas e
456
Fundaci\363n Speiro
EL PLURALISMO
irreductibles, que no son, en el fondo, más que auténticos mo
nismos que, si pudieran, se impondrían a costa de los demás,
como
la historia atestigua que ha ocurrido cuando han tenido la
fuerza suficiente para ello. En cualquier caso, la pretendida sín
tesis entre posturas antagónicas no ha mostrado hasta ahora más
que su capacidad como disolvente social. Cuando todo es posible;
cuando todo da igual ; cuando
cualquier cosa es admisible ; cuando
nada se
admite como intangible; . cuando nada queda ·fuerá del
ámbito de lo decidible, las sociedades acaban en su disolución, en
su absorción por otras,
en la anarquía o en el totalitarismo. Hoy
nos encontramos en un proceso de disolución en el que
se ha im
plantado el totalitarismo democrático. No es una opinión nostál
gica, sino el diagnóstico de Juan Pablo
II en la Centesimus annus
(n. 46) reiterado en la
Veritatis splendor (n. 101).
* * * Durante tres días, en conferencias, foros y coloquios, podre-
mos ver que los hombres y las sociedades que merecen este nom
bre,
viven conforme a sus respectivos fines, en el auténtico plu
ralismo, en la pluralidad;
y, por el contrario, que cuando aquél
desaparece sustituido por otro que no es más que su mera apa
riencia, se destruyen.
Para preparar con mayor fruto esta Reunión, podemos repasar
algunas de nuestras publicaciones. Además de las comunicaciones
correspondientes
a las renniones anteriormente señaladas, pode
mos consultar, con especial provecho, «Unidad espiritual y unidad
social», de Jean Ousset
(Verbo, núm. 89) y «Perspectivas parcia
les y acción uniformante total», de Juan Vallet de Goytisolo
(Verbo, núm. 143-144).
En múltiples ocasiones hemds reiterado la necesidad de tra
bajar sin desmayo, acudiendo al ejemplo de los macabeos (Una
manu sua
faciebat opus et altera tenebat gladium ), del monacato
creador
de Europa (Ora et labora) o del ignaciano consejo de
rezar, pidiéndoselo todo a Dios como
si fuéramos absolutamente
impotentes, y trabajar
comd si todo dependiera de nosotros. El
trabajo, en este momento, debe dirigirse a preparar la Reunión,
invitando a aquellos de nuestros
amigos que aún no nos conocen,
pero que sintonizarán con las tareas de la Reunión, y «empujando»
a aquellos otros que, la mayoría de las veces por pereza, se han
excusado en otras ocasiones.
No hay que dejarse vencer por nin
gún tipo de «conformismo», ni contentarnos con lo ya hecho. Los
lamentos carecen de sentidd cuando no hemos agotado nuestro
esfuerzo; y éste, como cristianos conscientes, no puede desapa
recer sino con nuestra muerte. Pongamos, pues. manos a la obra.
EsTANISLAo CANTERO
Fundaci\363n Speiro