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Número 365-366

Serie XXXVII

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Siete días de lucha social

CRÓNICAS
Jorge, al historiador napolitano afincado en Bolonia Mauricio di
Giovinne,
al periodista y profesor Maurizio Dente, a la profesora
Mariolina Spadaro,
al propagandista católico Guido Vignelli, a
Gianni Fomicola
-dirigente de Alleanza Cattolica----, a la periodis­
ta Daniela Quaranta, a Vinzenzo Esposito, Paola D'Alconzo, etc.
Pero
no concluyó con este acto la actividad del profesor
Miguel Ayuso
en su estancia napolitana, pues -<:orno se ha
dicho--se entrevistó con distintos periodistas y participó tam­
bién
en distintas reuniones de la Fratemita Cattolica, la Sociedad
Cooperativa
Il Giglio y el movimiento Neoborbónico. Para los
miembros
de este último precisamente pronunció, la víspera de
su partida, una conferencia sobre la historia y la doctrina del car­
lismo,
que dio lugar a un vivo coloquio.
MARINA CARRESE
SIETE DÍAS DE LUCHA SOCIAL
En la semana del 25 al 31 de mayo 0998) se han celebrado
en Madrid distintos actos públicos y colectivos bajo la común
rúbrica
de "Siete Días de Lucha Social". Su exigüidad se ha dilui­
do en la inmensidad de la capital y han pasado desapercibidos
para la mayoría de sus habitantes; mas esto también se ha debi­
do a la pereza y a la desidia de muchos y a su desinterés por el
valor doctrinal y simbólico
de las cosas; toman a broma o como
pintoresca amenidad, que minimizan, cosas más graves de lo que
parece. Una visión superficial de esos actos puede generar la
creencia de que son sólo políticos y sociales; pero una observa­
ción más atenta descubre unos entramados ideológicos y casuís­
ticos morales, religiosos, y
por eso los traemos aquí. Porque
como tantas veces se repite, con razón, la moral cristiana no se
reduce, solamente, al sexto mandamiento.
Transcribimos de un cartel de la Ciudad Universitaria: "Todas
las actividades se realizarán
en la nueva casa okupada si la situa­
ción
lo permite, si no es así, se realizarán en la Parroquia de
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CRÓNICAS
Entrevías". Efectivamente, el párroco de Entrevías, y el de
Moratalaz
han funcionado en la calle, en la prensa y en la TV
como dirigentes y agitadores de todo esto. El de Moratalaz salió
en TV excusando el intento de asalto del Hotel Palace que fue
contenido
por la fuerza pública.
Otros ingredientes de esta "lucha social"
han sido el movi­
miento de
los okupas y los anarquistas o libertarios.
Pero digamos antes cuáles han sido esas actividades: han sido
ocupaciones de casas, pintadas, carteles y pegatinas con los logo­
tipos de los okupas
y de los anarquistas; asaltos de comercios,
sentadas
en la calle; insultos a la policía; calumnias a los funcio­
narios de prisiones; asambleas
y debates sobre okupación y repar­
to de la riqueza; contra el lujo
y el reparto de la riqueza (bis); la
insumisión; la situación de las cárceles; la droga; el paro; la pros­
titución y la huelga del metro. Todos los temas han sido tratados
con doctrina y mentalidad revolucionarias. El carácter revolucio­
nario de esas actividades
se confirma con la presencia de un rasgo
típico de la Revolución, que es la globalidad; es decir, que abor­
da cuestiones heterogéneas, dispersas
y distantes, como la insu­
misión militar
y la solidaridad con la huelga del Metro, o con
cualquiera otra huelga que hubiera estado en curso esos días. Y
tiende a articular y a unificar todad esas cuestiones y a hacer con
ellas una alternativa global a todo el orden constituido; alternati­
va de rasgos opuestos al Derecho Público Cristiano.
Es interesante que pocos meses antes de estos "Siete días de
lucha social" una asociación revolucionaria de la periferia de
Madrid lanzó la consigna de politizar el problema del paro e ins­
trumentalizarlo al servicio
de la Revolución echando los parados
a la calle.
Los okupas, que vienen desplegando en los últimos meses
más actividad
de la habitual, ocuparon un edificio de la Gran Vía
en obras de acondicionamiento para hotel y permanec~eron en él
cuatro horas armando jaleo hasta que, finalmente, fueron expul­
sados por la Fuerza Pública. Mucho tiempo parece, mucho ... Más
diligente estuvo la Fuerza Pública dos dias después en defender
el Hotel Palace de
un asalto semejante; avisados por algún con­
fidente, llegaron antes
que los "presuntos" asaltantes y les disua-
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CRÓNICAS
dieron; entonces, éstos, con gran agilidad que delata una organi­
zación, se fueron a asaltar
un supermercado de alimentación en
el barrio de Aluche; consiguieron despistar a la policía, que llegó
tarde, después del saqueo; el final
de éste fue pactado con el
encargado del establecimiento. Dos días después, asaltaron y
saquearon, siempre
con absoluta impunidad, una droguería de la
calle
de Toledo, y repartieron sus productos a los transeuntes.
La existencia de una buena organización se puso en eviden­
cia
no solamente por la agilidad en los "saltos" de unos escena­
rios a otros, sino también
por la inmediata presencia de aboga­
dos y periodistas adictos a los detenidos (pocos e inmedia­
tamente después puestos
en libertad) que repitieron la cantinela
de siempre de que habían sido objeto de malos tratos.
El movimiento Okupa no es autónomo de España, sino inter­
nacional
y siempre en contacto con filiales extranjeras, con las
que intercambian rapidísimamente noticias. En esta ocasión han
difundido
una censura contra el cardenal de París, Lustiger, por
no haber interferido la acción de la policía que desalojó a unos
okupas
de la catedral de Notre Dame.
Lós anarquistas o libertarios constituyen otro entramado de
esta pequeña revolución experimental; también vienen desple­
gando
en los últimos meses más actividad de la acostumbrada.
Dejan como huella
de su paso una pintada con su logotipo, que
es una A mayúscula, inicial de "acracia", inscrita en un círculo.
Además, siembran
con profusión el mobiliario urbano con carte­
les, octavillas
y pegatinas en los que proclaman el ateismo, y
hacen pintadas con su viejo lema de "Ni Dios ni amo, ni marido
ni partido". Reeditan con jactancia su antiguo y anacrónico anti­
clericalismo militante. Este rasgo impío se encuentra también
en
algunas propagandas de algunos sindicatos próximos a ellos. En
cambio, los sindicatos
de abolengo marxista, Unión General de
Trabajadores y Comisiones Obreras han mitigado sus fervores
antirreligiosos
de antaño, por los menos aparentemente, hasta
que nuevas circunstancias fueran más propicias para su exhi­
bición. Detrás
de las vanguardias anarquistas, que forman la punta
de lanza de la revolución callejera actual, están a más o menos
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CRÓNICAS
distancia, con más o menos disimulo, pero siempre con eviden­
te simpatía, más operativa de lo que parece, importantes núcleos
de la izquierda.
Cuestiones religiosas y morales.-"La crónica precedente está
llena de cuestiones morales y religiosas que nadie delata ni reme­
dia; algunos, parece que
ni las sospechan. Es la obra de los
perros mudos. Veamos algunas
de ellas:
500
• El Derecho Público Cristiano no es opinable, sino precepti­
vo. Todos lo seglares católicos tienen la obligación, según
sus capacidades y circunstancias,
de promoverlo y defender­
lo. Bagatelizar, frivolizar, minimizar ante los avances
de la
Revolución, sin combatirlos, puede ser pecado grave.
• Colaborar con asociaciones y actuaciones revolucionarias,
aunque sólo sean en lo ideológico, también. Si asaltan
hoteles y supermercados y rompen escaparates, también,
y además, puede
haber obligación de restituir los daños
producidos y los productos saqueados.
• Pastelear con los delincuentes cuando se tiene a mano a la
policía, en vez de ayudarla a reprimir los delitos, es cola­
borar
con la subversión del orden establecido, que está
cargado
de defectos, pero que es mejor para la Fe que el
que implantarían los revolucionarios.
• Atribuir a la policía y a los fucionarios de prisiones tortu­
ras que no estén comprobadas es calumniarles y es pecado.
• Apoyar a unos huelguistas "porque
si" sin saber si su com­
plejo problema es moralmente lícito o no, es
en el más
benévolo
de los juicios, una frivolidad censurable.
• Encerrarse en los templos con fines de agitación social es
pecado, y consentirlo sin llamar a la policía para que los
desaloje, también.
MANuEL DE SANTA CRUZ
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