Índice de contenidos
Número 365-366
Serie XXXVII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
La conversión de Carnelutti al iusnaturalismo realista sin salir del normativismo
-
El orden de los órdenes. El concepto de orden en San Alberto y en Santo Tomás de Aquino. Su actualidad en el contexto de la filosofía política y jurídica
-
Identidad e integración: un apunte desde el derecho constitucional actual
-
De los adivinos, sus objetivos, métodos y conexiones
-
La legítima defensa en el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica
-
El derrumbe de las ideologías: la política y el retorno a lo real
-
La política y el arte del ceremonial
-
-
Crónicas
-
Festividad de San Fernando 1998
-
Homilía del P. Agustín Arredondo, S. J. [San Fernando 1998]
-
Discurso de Gustavo Blanco [San Fernando 1998]
-
Discurso de Antonio Segura Ferns [San Fernando 1998]
-
Francisco Elías de Tejada: Realismo jurídico e instituciones hispano-napolitanas
-
Siete días de lucha social
-
Una tesis parisina sobre el foralismo español
-
Integración e identidad
-
-
Información bibliográfica
-
Álvaro d'Ors: La posesión del espacio
-
Bernardino Montejano: Aproximación al principito
-
Bruno Lima: La guerra civile spagnola (1936-1938). Aspetti politico-religiosi
-
José Antonio Vaca de Osma: Los vascos en la historia de España
-
Abel Paz: Durruti en la revolución española
-
Aleix Vidal-Quadras: Amarás a tu tribu
-
Mauro Ronco: Il problema della pena
-
José Orlandis: Estudios de historia eclesiástica visigoda
-

Autores
1998
José Antonio Vaca de Osma: Los vascos en la historia de España
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
o Maritain (podña añadirse Ángel Herrera), dan el tono de una
obra que ha de hacer bien a quienes la lean en el querido país
trasalpino.
Es este sentido, ha de destacarse igualmente la inclu
sión, en apéndice, de una versión italiana de la Oda a los márti
res españoles de Paul Claudel, o del Concordato entre la Santa
Sede y el Estado español
de 1953. Quedan luego, en cambio, y
no me callo nada, unos juicios, ciertamente bienintencionados,
pero
un tanto superficiales, y desde mi punto de vista en extre
mo discutibles, sobre la figura del general Franco y el régimen
nacido
de la victoria.
La guerra de España sigue constituyendo una referencia inex
cusable
de la historia contemporánea. La bibliografia sobre la
misma,
por consiguiente, no deja de fluir. Pero lo importante es
que la literatura no ahogue el verdadero sentido de los hechos
que se cuentan, al contrario, que ayude a exhumar su espíritu.
Para ello, libros como el
de don Bruno Lima son Siempre nece
sarios.
M.A.
José Antonio Vaca de Osma: LOS VASCOS EN LA
HISTORIA DE ESPAÑA ('l
Creo que fuera de Vascongadas el problema del separatismo
vasco apenas tiene otra imagen
que el terrorismo de ETA, y el
separatismo vasco sin duda es algo más, y ese algo más
en lo que
tiene
de ideologías, actitudes, reacciones, información, deforma
ción
y formación en las escuelas, presiones sociales, etc., se per
cibirán más claramente
-a semejanza de lo que ocurre en
Cataluña-por los que viven en esa españolísima región vas
congada, pero
no se ven a distancia. Viene esto a cuento porque
siendo yo catalana
de nacimiento y de origen, y viviendo en
Cataluña, tengo esa visión incompleta de Vascongadas. Pero aun
(') Eclitorial RWp, Marnid, 1996.
517
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
así creo que la óptica del libro que voy a aportar es muy válida,
porque
la problemática que vivo en mi terruño, siendo distinta a
la
de Vascongadas, tiene paralelismos con ella, y ese factor tal vez
le de un valor que otras versiones no tendrían.
Entrando
en materia, definiría este libro como una "Historia
del pueblo vasco en el contexto de la historia de España". El autor
hace un somero recorrido desde la Prehistoria hasta nuestros días,
incidiendo con mayor detalle en aquellos aspectos de la misma en
que los vascos, como pueblo, como parte integrante del reino de
Navarra, o como individuos, tuvieron un papel relevante. Toma en
lo posible como fuentes a los propios historiadores vascos, tanto
si sus conclusiones son favorables a la españolidad de aquella
región, como si lo son a un criterio nacionalista-separatista. Y los
interpreta sin apasionamiento,
con evidente admiración hacia los
protagonistas y los hechos que describe, contrastando unos con
otros, para concluir de manera categórica que Vascongadas es y ha
sido siempre -mal que les pese a algunos políticos y románticos
de hoy-una tierra muy española. Y más aún, que en toda la his
toria no se puede hallar una intención secesionista o independen
tista
en los vascos, excepto en algunos clérigos o religiosos vasco
franceses de los siglos XVIll y XIX, hasta Sabino Arana; y salvo rarí
simas excepciones tampoco hasta
1975.
Como ejemplo de esa españolidad los historiadores naciona
listas
de nuestro tiempo han criticado duramente a los reyes vas
cones
de Navarra por -y reproduzco literalmente del libro
"... no haber poseído una conciencia genuinamente vasca. Por
ello perdieron las tierras montañosas basta Cataluña; permitie
ron la decadencia del elemento euskaldun
en La Rioja, se desen
tendieron
de la unión de Navarra con lo que ellos llaman ·los
otros Estados vascos». Dicen que ,,Jos intereses de la raza reclaman
esta unión. Los reyes navarros, por su prestigio y su fuerza, po
dían haberla realizado;
pero no lo hicieron. . . Desoyendo la voz
de la nacionalidad unieron a sus hijas a los reyes castellanos, por
cuyos intereses trabajaron desde entonces con demasiada activi
dad, considerándolos como propios ... , se dieron mucha prisa en
adoptar la lengua castellana
para redactar sus documentos, ade
lantándose unos sesenta años a
los mismos reyes de Castilla,.
518
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
No cabe un más completo reconocimiento de la españolidad
de
los vascos, y, concretamente, de la única entidad política vas
cona en la historia que
pueda considerarse como un Estado"
(págs. 78 y 79).
Hoy, que se interpreta la historia a gusto y según los intere
ses particulares, y
con criterios actuales en lugar de situarla en su
contexto, un libro que centra los hechos donde deben situarse es
de gran ayuda. Y éste tiene la ventaja de que el autor no preten
de
-ni hace-otra cosa que escribir la historia como fue, con
datos contrastados, y tratando de extraer de ella
en cada momen
to la lección
que el pasado nos va dando.
Los hombres, cuando no tenemos un misterio en qué creer,
lo inventamos. Los
que no creen en Dios creen en la astrología,
o dedican largas horas al estudio de los "misterios esotéricos" y
"ciencias ocultas", ovnis y otras luces, o elevan un altar a la
"diosa democracia". Dejando aparte razones más trascendentes
a este fenómeno --<¡ue las hay-, sucede que sobre la eviden
cia no es divertido discutir, poque ¿qué interés tiene elucubrar
acerca de si el sol da o no da luz, si todos estamos de acuerdo
que la da, y además es muy fácil probarlo? Traigo esto a cuen
to porque el primer capítulo, que se adentra en las diversas teo
rias -ninguna probada fehacientemente-y leyendas -algu
nas muy divertidas-sobre el origen de los vascos, resulta
entretenido y aleccionador. Entretenido por la habilidad con
que el autor recorre a diversos autores espigando. lo más apro
vechable, y sacando conclusiones más o menos arriesgadas,
pero siempre lógicas.
El autor constata un hecho, y es la poca llamémosla "tradi
ción historiadora" del pueblo vasco.
El autor la atribuye a lo
reciente y escaso de su literatura. Lo cierto es que para indagar
en los origenes inciertos del reino de Pamplona primero, más
tarde
de Navarra, hay que recurrir a las crónicas de los árabes y
algunos códices. Todo lo
que vaya más allá es pura leyenda o
afán de proyección de
la política actúa! en una interpretación ten
denciosa de lo
que en realidad se desconoce con certeza.
Un dato curioso y digno
de tenerse en cuenta. La Junta Gene
ral
de Guipúzcoa de 1468, ejerciendo su soberanía, hizo jurar a
519
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Enrique IV de Castilla que "jamás enajenaría de su corona las
villas, pueblos, etc
.... , ni Guipúzcoa entera". Este juramento no
podía incmnplirlo el rey -y, por ende, sus sucesores-ni aun
con la dispensa del Papa.
Otro dato curioso. Dice el autor que en 1300 se funda
Bilbao, y
añade que en las crónicas y documentos antiguos, lo
mismo
en castellano que en euskera, aparece siempre Bilbao,
y no Bilbo. Termina diciendo que la terminación "ao" es típica
de la toponimia vasca. Da la impresión de
que los separatistas
vascos preconizan el uso del vocablo artificial Bilbo como "ori
ginal euskera" para diferenciarlo del castellano Bilbao, cayen
do en un error histórico, de la misma manera que los separa
tistas catalanes abogan por el uso del afrancesado "Girona"
aduciendo razones históricas, frente al original "Gerona" -de
Gerunda-, que a su gusto es demasiado idéntico al nombre
castellano.
Resulta muy interesante el análisis que Vaca de Osma hace
de la Constitución de Cádiz -la famosa Pepa-y su repercusión
posterior. Ésta, mientras alude en su preámbulo a las Provincias
Vascongadas y a sus seculares Fueros, los anula
en su articulado
-junto a todos los demás de otras regiones y provincias
sometiendo a toda España a la misma "unidad constitucional" (¿o
habremos de decir uniformidad constitucional?). Lo cierto es que
hasta las liberales Cortes de Cádiz ningún rey había sido menos
respetuoso con las peculiaridades regionales. Además importa
ron el concepto liberal
de nación -que se concibe como el con
junto
de individuos-que hacía irreconciliables a la tradición
foralista
-provincialista-y al constitucionalismo liberal, siendo
éste el germen de los enfrentamientos posteriores entre ambas
facciones.
También resulta muy aleccionador
ver cómo el autor, con
todo respeto, pero con toda contundencia también, enfrenta la
lógica
de Sabino Arana y sus corifeos -fundada en una pseu
do-épico-romántico-tergiversada historia
de Vascongadas-a la
de otros tribunos de la época de Arana y posteriores; cómo evo
luciona el separatismo vasco por derroteros a veces ridículos, y
todo ello argumentando sin pasiones y
con mucha ecuanimi-
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
dad. Porque la mentira, enfrentada a la verdad, cae por su pro
pio peso.
A medida
que se lee este libro se tiene la difusa -y falsa
impresión de que la historia de España es eminentemente una
historia vascongada, pues vascos fueron todos sus protagonistas.
Análoga impresión se tiene
si se lee el libro del mismo autor Los
catalanes en la historia de España, respecto a una historia hispa
no-catalana, plagada de protagonistas catalanes. Pienso
que
podría escribirse otros tantos Hbros como regiones tiene nuestra
Patria, resaltando lo que cada una de ellas ha aportado a la his
toria común, y de
la lectura desapasionada de todos ellos, se
desprenderla sin atisbo de
duda que España es todas ellas, sin ser
en concreto ninguna en particular. Dicho de otro modo, España
no es Cataluña, ni Vascongadas, ni Castilla, ni Galicia, ni ... pero
todas ellas
en conjunto son España.
La historia -decía don Gregorio Marañón-no se hace sólo
con datos, sino también con interpretaciones. Este libro está
hecho con datos, pero también con interpretaciones.
Los datos
son incontrovertibles, las fuentes citadas de toda solvencia, y las
interpretaciones, aunque opinables,
en muchos casos tan bien
razonadas y corroboradas por datos históricos que parecen irre
batibles. Tal vez sólo en el último capítulo, dedicado a este siglo,
las pasiones aún vivas y las interpretaciones
en boga den tantas
opiniones como personas que opinan. De todos modos, centra
muy acertadamente la historia del pueblo vasco en el contexto de
España, y uno se siente más cercano, más hermano de ellos, pese
a las diferencias innegables con todos los otros pueblos de
España.
PILAR FRIGOLA
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o Maritain (podña añadirse Ángel Herrera), dan el tono de una
obra que ha de hacer bien a quienes la lean en el querido país
trasalpino.
Es este sentido, ha de destacarse igualmente la inclu
sión, en apéndice, de una versión italiana de la Oda a los márti
res españoles de Paul Claudel, o del Concordato entre la Santa
Sede y el Estado español
de 1953. Quedan luego, en cambio, y
no me callo nada, unos juicios, ciertamente bienintencionados,
pero
un tanto superficiales, y desde mi punto de vista en extre
mo discutibles, sobre la figura del general Franco y el régimen
nacido
de la victoria.
La guerra de España sigue constituyendo una referencia inex
cusable
de la historia contemporánea. La bibliografia sobre la
misma,
por consiguiente, no deja de fluir. Pero lo importante es
que la literatura no ahogue el verdadero sentido de los hechos
que se cuentan, al contrario, que ayude a exhumar su espíritu.
Para ello, libros como el
de don Bruno Lima son Siempre nece
sarios.
M.A.
José Antonio Vaca de Osma: LOS VASCOS EN LA
HISTORIA DE ESPAÑA ('l
Creo que fuera de Vascongadas el problema del separatismo
vasco apenas tiene otra imagen
que el terrorismo de ETA, y el
separatismo vasco sin duda es algo más, y ese algo más
en lo que
tiene
de ideologías, actitudes, reacciones, información, deforma
ción
y formación en las escuelas, presiones sociales, etc., se per
cibirán más claramente
-a semejanza de lo que ocurre en
Cataluña-por los que viven en esa españolísima región vas
congada, pero
no se ven a distancia. Viene esto a cuento porque
siendo yo catalana
de nacimiento y de origen, y viviendo en
Cataluña, tengo esa visión incompleta de Vascongadas. Pero aun
(') Eclitorial RWp, Marnid, 1996.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
así creo que la óptica del libro que voy a aportar es muy válida,
porque
la problemática que vivo en mi terruño, siendo distinta a
la
de Vascongadas, tiene paralelismos con ella, y ese factor tal vez
le de un valor que otras versiones no tendrían.
Entrando
en materia, definiría este libro como una "Historia
del pueblo vasco en el contexto de la historia de España". El autor
hace un somero recorrido desde la Prehistoria hasta nuestros días,
incidiendo con mayor detalle en aquellos aspectos de la misma en
que los vascos, como pueblo, como parte integrante del reino de
Navarra, o como individuos, tuvieron un papel relevante. Toma en
lo posible como fuentes a los propios historiadores vascos, tanto
si sus conclusiones son favorables a la españolidad de aquella
región, como si lo son a un criterio nacionalista-separatista. Y los
interpreta sin apasionamiento,
con evidente admiración hacia los
protagonistas y los hechos que describe, contrastando unos con
otros, para concluir de manera categórica que Vascongadas es y ha
sido siempre -mal que les pese a algunos políticos y románticos
de hoy-una tierra muy española. Y más aún, que en toda la his
toria no se puede hallar una intención secesionista o independen
tista
en los vascos, excepto en algunos clérigos o religiosos vasco
franceses de los siglos XVIll y XIX, hasta Sabino Arana; y salvo rarí
simas excepciones tampoco hasta
1975.
Como ejemplo de esa españolidad los historiadores naciona
listas
de nuestro tiempo han criticado duramente a los reyes vas
cones
de Navarra por -y reproduzco literalmente del libro
"... no haber poseído una conciencia genuinamente vasca. Por
ello perdieron las tierras montañosas basta Cataluña; permitie
ron la decadencia del elemento euskaldun
en La Rioja, se desen
tendieron
de la unión de Navarra con lo que ellos llaman ·los
otros Estados vascos». Dicen que ,,Jos intereses de la raza reclaman
esta unión. Los reyes navarros, por su prestigio y su fuerza, po
dían haberla realizado;
pero no lo hicieron. . . Desoyendo la voz
de la nacionalidad unieron a sus hijas a los reyes castellanos, por
cuyos intereses trabajaron desde entonces con demasiada activi
dad, considerándolos como propios ... , se dieron mucha prisa en
adoptar la lengua castellana
para redactar sus documentos, ade
lantándose unos sesenta años a
los mismos reyes de Castilla,.
518
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
No cabe un más completo reconocimiento de la españolidad
de
los vascos, y, concretamente, de la única entidad política vas
cona en la historia que
pueda considerarse como un Estado"
(págs. 78 y 79).
Hoy, que se interpreta la historia a gusto y según los intere
ses particulares, y
con criterios actuales en lugar de situarla en su
contexto, un libro que centra los hechos donde deben situarse es
de gran ayuda. Y éste tiene la ventaja de que el autor no preten
de
-ni hace-otra cosa que escribir la historia como fue, con
datos contrastados, y tratando de extraer de ella
en cada momen
to la lección
que el pasado nos va dando.
Los hombres, cuando no tenemos un misterio en qué creer,
lo inventamos. Los
que no creen en Dios creen en la astrología,
o dedican largas horas al estudio de los "misterios esotéricos" y
"ciencias ocultas", ovnis y otras luces, o elevan un altar a la
"diosa democracia". Dejando aparte razones más trascendentes
a este fenómeno --<¡ue las hay-, sucede que sobre la eviden
cia no es divertido discutir, poque ¿qué interés tiene elucubrar
acerca de si el sol da o no da luz, si todos estamos de acuerdo
que la da, y además es muy fácil probarlo? Traigo esto a cuen
to porque el primer capítulo, que se adentra en las diversas teo
rias -ninguna probada fehacientemente-y leyendas -algu
nas muy divertidas-sobre el origen de los vascos, resulta
entretenido y aleccionador. Entretenido por la habilidad con
que el autor recorre a diversos autores espigando. lo más apro
vechable, y sacando conclusiones más o menos arriesgadas,
pero siempre lógicas.
El autor constata un hecho, y es la poca llamémosla "tradi
ción historiadora" del pueblo vasco.
El autor la atribuye a lo
reciente y escaso de su literatura. Lo cierto es que para indagar
en los origenes inciertos del reino de Pamplona primero, más
tarde
de Navarra, hay que recurrir a las crónicas de los árabes y
algunos códices. Todo lo
que vaya más allá es pura leyenda o
afán de proyección de
la política actúa! en una interpretación ten
denciosa de lo
que en realidad se desconoce con certeza.
Un dato curioso y digno
de tenerse en cuenta. La Junta Gene
ral
de Guipúzcoa de 1468, ejerciendo su soberanía, hizo jurar a
519
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Enrique IV de Castilla que "jamás enajenaría de su corona las
villas, pueblos, etc
.... , ni Guipúzcoa entera". Este juramento no
podía incmnplirlo el rey -y, por ende, sus sucesores-ni aun
con la dispensa del Papa.
Otro dato curioso. Dice el autor que en 1300 se funda
Bilbao, y
añade que en las crónicas y documentos antiguos, lo
mismo
en castellano que en euskera, aparece siempre Bilbao,
y no Bilbo. Termina diciendo que la terminación "ao" es típica
de la toponimia vasca. Da la impresión de
que los separatistas
vascos preconizan el uso del vocablo artificial Bilbo como "ori
ginal euskera" para diferenciarlo del castellano Bilbao, cayen
do en un error histórico, de la misma manera que los separa
tistas catalanes abogan por el uso del afrancesado "Girona"
aduciendo razones históricas, frente al original "Gerona" -de
Gerunda-, que a su gusto es demasiado idéntico al nombre
castellano.
Resulta muy interesante el análisis que Vaca de Osma hace
de la Constitución de Cádiz -la famosa Pepa-y su repercusión
posterior. Ésta, mientras alude en su preámbulo a las Provincias
Vascongadas y a sus seculares Fueros, los anula
en su articulado
-junto a todos los demás de otras regiones y provincias
sometiendo a toda España a la misma "unidad constitucional" (¿o
habremos de decir uniformidad constitucional?). Lo cierto es que
hasta las liberales Cortes de Cádiz ningún rey había sido menos
respetuoso con las peculiaridades regionales. Además importa
ron el concepto liberal
de nación -que se concibe como el con
junto
de individuos-que hacía irreconciliables a la tradición
foralista
-provincialista-y al constitucionalismo liberal, siendo
éste el germen de los enfrentamientos posteriores entre ambas
facciones.
También resulta muy aleccionador
ver cómo el autor, con
todo respeto, pero con toda contundencia también, enfrenta la
lógica
de Sabino Arana y sus corifeos -fundada en una pseu
do-épico-romántico-tergiversada historia
de Vascongadas-a la
de otros tribunos de la época de Arana y posteriores; cómo evo
luciona el separatismo vasco por derroteros a veces ridículos, y
todo ello argumentando sin pasiones y
con mucha ecuanimi-
520
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
dad. Porque la mentira, enfrentada a la verdad, cae por su pro
pio peso.
A medida
que se lee este libro se tiene la difusa -y falsa
impresión de que la historia de España es eminentemente una
historia vascongada, pues vascos fueron todos sus protagonistas.
Análoga impresión se tiene
si se lee el libro del mismo autor Los
catalanes en la historia de España, respecto a una historia hispa
no-catalana, plagada de protagonistas catalanes. Pienso
que
podría escribirse otros tantos Hbros como regiones tiene nuestra
Patria, resaltando lo que cada una de ellas ha aportado a la his
toria común, y de
la lectura desapasionada de todos ellos, se
desprenderla sin atisbo de
duda que España es todas ellas, sin ser
en concreto ninguna en particular. Dicho de otro modo, España
no es Cataluña, ni Vascongadas, ni Castilla, ni Galicia, ni ... pero
todas ellas
en conjunto son España.
La historia -decía don Gregorio Marañón-no se hace sólo
con datos, sino también con interpretaciones. Este libro está
hecho con datos, pero también con interpretaciones.
Los datos
son incontrovertibles, las fuentes citadas de toda solvencia, y las
interpretaciones, aunque opinables,
en muchos casos tan bien
razonadas y corroboradas por datos históricos que parecen irre
batibles. Tal vez sólo en el último capítulo, dedicado a este siglo,
las pasiones aún vivas y las interpretaciones
en boga den tantas
opiniones como personas que opinan. De todos modos, centra
muy acertadamente la historia del pueblo vasco en el contexto de
España, y uno se siente más cercano, más hermano de ellos, pese
a las diferencias innegables con todos los otros pueblos de
España.
PILAR FRIGOLA
521
Fundaci\363n Speiro