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Número 399-400

Serie XL

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La globalización

LA GLOBALIZACIÓN
El fenómeno de la globalización
JJespués de la caída del sistema colectivi.sta en Europa central y
"oriental, con sus importantes consecuencias para el tercer mundo, la
"humanidad ha entrado en una nueva fase, en la que parece que la eco­
'nomía de mercado ha conquistado virtualmente el mundo entero. Esto
"no sólo ha_producido una creciente interdependenda de las economías
'y de los sistemas sociales, sino también una difusión de nuevas ideas
"filosóficas y éticas basadas en las nuevas condidones de trabajo y de
"vida, que están introdudéndase en casi todas las partes del mundo. La
"Iglesia examina cuidadosamente estos nuevos hechos a la luz de los
"principios de
su doctrina social. Para hacerlo, debe profundizar su co­
"nocimiento olyeti.vo de estos fenómenos emergentes. Por eso, la Iglesia se
"apoya en vuestro trabajo para lograr una comprensión que posibilite un
"mejor discernimiento de las cuestiones éticas que plantea el proceso de
"globalización».
JUAN PABLO 11: Discurso a la Academia pontificia de cien­
cias sociales, viernes 27 de abril. L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIII, núm. 19,
11 de mayo de 2001.
La ética y la glohalización
da afirmadón de la prioridad de la ética corresponde a una exigen­
"cia
esendal de la persona y de la comunidad humana. Pero no todas
"las formas de ética son dignas de este nombre. Están apareciendo mo­
"delos de pensamienlD ético que derivan de la globalizadón misma y
"llevan la marca del utilitarismo. Con todo, los valores éticos no pueden
"ser dictados por las innovadones tecnológicas, la técnica o la efidencia;
"se fundan en la naturaleza misma de la persona humana. La ética no
Verbo, núm. 399-400 (2001), 775-780. 775
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"puede ser la justificación o legitimación de un sistema; más bien, de~
"ser la defensa de todo lo que hay de humano en cualquier sistema. La
"ética exige que los sistemas se adecuen a las necesidades del hombre y
''no que el hombre se sacrifique en aras del sistema. Una consecuencia
"evidente de esto
es que los comités ,éticos, presentes ahora en casi todos
"los campos, deberían ser completamente independientes de los intereses
"financieros, de las ideologías
y de las visiones políticas partidistas.
,La Iglesia, por su parte, sigue afirmando que el discernimiento ético
"en el marco de la globalizadón debe basarse en dos principios insepa­
"rables.
,El primero es el valor inalienable de la persona humana, fuente de
"todos los derechos humanos y de todo orden social. El ser humano debe
"ser siempre un fin y nunca un medio, un sujeto y no un objeto, y tam­
poco un producto comercial.
,El segundo es el valor de las culturas humanas, que ningún poder
"externo tiene
el derecho de menoscabar y menos aún de destruir. La
"globalización no debe ser un nuevo tipo de colonialismo. Debe respetar
"la diversidad de las culturas que, en el ámbito de la armonía universal
"de los pueblos, son las claves de interpretadón de la vida. En particular
"no tiene que despojar a los pobres de lo que es más valioso para ellos,
''incluidas sus creendás y prácticas religiosas, puesto que las conviccio­
"nes religiosas auténticas son la manifestadón más clara de la libertad
"humana.
»La humanidad, al embarcarse en el procesp de globalización, no
"puede por menos de contar con un código ético común. Esto no signifi­
"ca un único sistema socioeconómico o una única cultura dominante,
"que impondria sus valores y sus criterios sobre cuestiones éticas. Las nor­
'ínas de la vida social deben buscarse en el hombre como tal, en la hu­
'ínanidad universal nacida de la mano del Creador. Esta búsqueda es
"indispensable para evitar que la globalizadón sea sólo un nuevo nom­
"bre de la relativizadón absoluta de los valores y de la homogeneización
"de los estilos de vida y de las culturas. En todas las diferentes formas
"culturales
existen valores humanos universales, los cuales deben mani­
'festarse y destacarse como la fuerza que guíe todo desarrollo y pro­
"greso».
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JUAN PABLO TI: Discurso a la Academia pontificia de cien­
cias sociales, viernes '27 de abril. L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIII, núm. 19,
11 de mayo de 2001.
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La globalización como (enómeno culmral
«Una de las preocupaciones de la Iglesia con respecto a la globaliza­
"ción es
que se ha convertido rápidamente en un fenómeno cultural El
"mercado como mecanismo de intercambio se ha transformado en el
instrumento de una nueva cultura. Muchos observadores han notado el
"carácter intruso, y hasta invasor, de la lógica-de mercado, que reduce
"cada vez
más el área disponible a la comunidad humana para la acti­
''vidad voluntaria
y pública en tod0$ los niveles. El mercado impone su
"modo de pensar
y actuar, e imprime su escala de valores en el compor­
"tamiento.
Los que están sometidos a él, a menudo ven la globalizadón
"como
r.in torrente destructor que amenaza las normas sociales que los
"han protegido
y los puntos de referencia culturales que les han dado
"una orientación
en la vida.
»Lo que está sucOOiendo es que los cambios en la tecnología y en las
"relaciones laborales
se están produciendo demasiado rápidamente para
"que las culturas puedan responder. Las garantías sociales, legales y cul­
"turales, que son el resultado de los esfueizos por defender el bien común,
"son muy necesarias para que las personas y los grupos intermedios man­
"tengan su centrabdad. Sin embargo, la globalizadón a menudo corre
"el riesgo de destruir las estructuras construidas con esmero, exigiendo la
"adopdón de nuevos estilos de trabajo, de vida y de organizadón de las
"comunidades. Además, en otro nivel, el uso que
se hace de los descubri­
"mientos
en el campo biomédico tiende a coger desprevenidos a los legis­
"Jadores. Con frecuencia la investigación misma es financiada por gru­
pos privados, y sus resultados se comercializan incluso antes de que se
"pueda poner en
marcha el proceso de control social. Nos encontramos
"aquí ente
un aumento prometeico del poder sobre la naturaleza hwna­
"na, hasta el punto de que el mismo código genético humano se mide en
"términos de costes
y beneficios. Todas las sociedades reconocen la nece­
'Sidad de controlar este desarrollo y asegurar que las nuevas prácticas
"respeten
los valores humanos fundamentales y el bien común».
JUAN PABW II: Discurso a la Academia pontificia de cien­
cias sociales, viernes 27 de abril. L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIII, núm. 19,
11 de mayo de 2001.
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La glohalización debe estar al servicio de toda persona
y de todas las personas
da Iglesia seguirá colaborando con todas las personas de buena vo­
"luntad para asegurar que en este proceso triunfe la humanidad entera,
'y no sólo una élite rica que controla la denda, la tecnología, la comu­
"nicación y los
recursos del planeta en detrimento de la gran mayoría de
"sus habitantes. La Iglesia espera ardientemente que todos los elementos
"creativos de
la sociedad contribuyan a promover una globalización que
"esté al servicio de toda la persona y de todas las personas».
JUAN PABLO II: Discurso a la Academia pontificia de cien­
cias sociales, viernes 27 de abril. L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIII, núm. 19,
11
de mayo de 2001.
Glohalización ele la solidaridad
Jll hecho de que aumente esta nueva conciencia en la sociedad
"brinda
al s!stema de las Naciones Unidas una oportunidad única para
"contribuir a la globalización de la solidaridad, sirviendo de Jugar de
"encuentro para
los Estados y para la sociedad civil, y de punto de con­
"vergenda de los diversos intereses y necesidades, regionales y particu­
"lares, de todo el mundo.
»La cooperadón entre los organismos internacionales y las organi­
"zaciones
no gubernamentales contribuirá a garantizar que los intere­
"ses de los Estados, por más legítimos que sean, y de los diversos grupos
"q1.1e existen dentro de ellos, no sean invocados o defendidos en perjuicio
"de los intereses o de los derechos de otros pueblos, especialmente de los
"menos prósperos.
»La actividad polltica y económica realizada con espíritu de solida­
"ridad
internadonal puede y debe llevar a la limitación voluntaria de
'Ventajas unilaterales, de forma que otros países y pueblos puedan com­
'partir esos beneficios. De este modo se contribuye al bienestar econó­
"mico
y social de todos.
,En el alba del siglo XXI el desafio consiste en edificar un mundo en
"el que las personas y los pueblos acepten de forma plena e inequívoca su
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"responsabilidad con. respecto a los demás seres humanos, a todos los ha­
"bitantes de la tierra. Con vuestra labor podéis hacer mucho pará forta­
"lecer el sistema multilateral encaminado a crear esta -solidaridad inter­
"nadonal.
La premisa de todos estos esfuerzos es el reconocimiento de la
"dignidad y de la centralidad de
Indo ser humano como miembro de la
"familia
humana y, para los creyentes, como hijo de Dios, La tarea con­
"siste, por tanto, en asegurar que, en todos los niveles de la sociedad, se
"acepten las consecuendas lógicas de nuestra
común dignidad humana,
'y en garantizar el respeto de esa dignidad en toda situación».
JUAN PABLO 11: Discurso al Comité admini.5trativo de
coordinación de la ONU, viernes 7 de abril. L 'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española, año XXXII,
núm. 15 (1633), 14 de abril de 2000.
La globalización del mercado y su control preciso
para el bien común
da globallzadón del comercio es un fenómeno complejo y en rápi­
"da evolución. Su característica principal es la credente eliminación de
"/as barreras que dificultan el movimiento de las personas, del capital y
"de los bienes. Representa una especie de triunfo del mercado y de su ló­
"gica que, a su vez, produce rápidos cambios en los sitemas sociales y en
"las culturas. Muchas personas, espedalmente las más pobres, la viven
"como
una imposidón, más que como un proceso en el que pueden par­
"ticipar activamente.
»En mi carta endclica Centesimus annus observé que la economía de
"mercado
es un medio para responder adecuadamente a las necesidades
" económicas de los pueblos en
la medida en que respete su libre inicia­
"tiva, pero tiene que ser controlada por la comunidad, por el cuerpo so­
"dal, con vistas al bien común (cfr. núms. 34 y 58). Ahora que el comer­
"cio y las comunicaciones ya no están limitados por las fronteras, el bien
"común universal exige que la lógica inherente
al mercado vaya acom­
"pañada de mecanismos de control.
Esto es esendal para evitar redudr
"todas las re/adanes sociales a factores económicos y para proteger a las
"víctimas de nuevas formas de exclusión o marginación.
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,La g/obalizadón no es, a priori, ni buena ni mala. Será Jo que la
"gente haga de ella. Ningún sistema es un fin en si mismo, y es necesa­
"rio insistir en que la globalización, como cualquier otro sistema, debe
"estar al servido de la persona humana, de la solidaridad y del bien
"común,.
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JuAN PABLO 11: Discurso a la .Academia pontificia de cien­
cias sociales, viernes 27 de abril. L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIII, núm. 19,
11 de mayo de 2001.
Fundaci\363n Speiro