Índice de contenidos
Número 399-400
Serie XL
- Textos Pontificios
- In memoriam
- Notas
- Monográficos
- Estudios
- Actas
- Crónicas
-
Información bibliográfica
-
Pedro Miguel Lamet: Hombre y Papa
-
Amadeo de Fuenmayor: Revisar el divorcio (tutela de la indisolubilidad matrimonial en un Estado pluralista)
-
Juan Félix Bellido: Del silencio a la palabra. La vida de Juan N. Zegrí
-
Miguel Ayuso Torres: Chesterton, caballero andante
-
Ignacio Echániz, S. J.: Pasión y gloria. La historia de la Compañía de Jesús en sus protagonistas. Otoño invierno. Segunda primavera
-
Jean de Viguerie: Itinéraire d'un historien
-
Maurilio Guasco: El modernismo. Los hechos, las ideas, los personajes
-
Rafael Breide: Política y sentido de la historia
-
Antonio Fernández Ferrero: Guerra Campos. Apuntes para una biografía
-
Enrique Zuleta Álvarez: España en América
-
Miguel Ayuso Torres (ed.): El derecho natural hispánico: pasado y presente
-
- Verbo
Autores
2001
Miguel Ayuso Torres: Chesterton, caballero andante
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
que les esa"ibe en 1896 para justificar su conducta y que ha sido
el hilo conductor del relato de Bellido.
Algunos errores, como considerar a Bonel y Orbe arzobispo
de Granada (36)
-no pasó de presentado, pues Roma nunca lo
aceptó-o llamar al, éste sí arzobispo granadino Moreno Mazón,
Moreno Monzón
(120), en una extraña unión de los apellidos de
dos prelados granatenses, Bienvenido Monzón Martín (1866-
1885) y José Moreno Mazón (1885-1905) no desmerecen más este
libro bastante desmerecido.
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA C!GOÑA
Miguel Ayuso: CHESTERTON, CABALLERO
ANDANTE<·,
A la lista de riquezas enterradas en el alma de nuestro home
najeado Gilbert Keith Cheste1ton, podemos agregarle
al1ora la
perla que destaca Miguel Ayuso en este lúcido ensayo: el Caba
llero Andante.
Oportuno este convite,
si viene de un español, de medir la
figura
de Chesterton con una de las cifras de lo hispánico: la
Caballería. Habrá
de mostrar aquí Miguel Ayuso que estamos frente a
otra nota universal del escritor inglés.
Las menciones y los anhelos caballerescos de este aventure
ro inmortal
que fue Chesterton aparecen sembradas y muchas
veces transfiguradas en su vastísima obra. En una visión sintética,
el Autor que con estas líneas breves presentamos, recoge los frn
tos de la siembra chestertoniana y los pone por junto.
Más que para arrear citas eruditas, que demuestran una lec
tura extensa, Ayuso ha leído con intensidad y para nosotros, con
el aval de sus propios saberes literarios, políticos, históricos, de
(*) Ediciones Nueva Hispanidad, Buenos Aires, 2001, 72 págs.
952
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
los que ya conocemos muestras en varias publicaciones españo-
las
y argentinas. ·
Y el resultado es la tesis que nos recuerda y nos pide un
nuevo y diverso Renacimiento, que deberla llegar y que espera
mos, como la noche espera la aurora.
Bien puede encabezar la lid contra las sombras de hoy este
rotundo Caballero
-quizás el más español de los ingleses-que
. abrazó la fe de la Iglesia y la defendió como a una Dama, tam
bién
por amor a la Dama de la Iglesia, Nuestra Señora.
Es oportuna la aparición de estas páginas atinadas. Los hom
bres que transitamos estos tiempos, buscamos
una posada, rien
te
de amigos. Buscamos el calor de una mano viril y fiel, inequi
voca. Buscamos la bonhomía,
un talante grave y festivo fundado
en la Caridad. Buscamos camaradas llenos de Esperanza, seguros
en su ruta, de Fe sólida.
Pero más que otras cualesquiera, la lucidez, la mirada clara,
el corazón limpio, el coraje manso, son las virtudes inmediatas
que, como medicina para los ojos y el alma, mejor atienden la
enfermedad y la locura de estos nuestros días
milenario_s.
Ha hecho bien Miguel Ayuso, con sus raices hincadas en tie
rras quijotescas, mostrándonos de nuevo a Chersterton, ahora
con su redescubierta figura, ceñidos peto y espaldar, con yelmo
y
con adarga, figuradas si, pero más contundentes que las mate
riales.
Nos dará valor la lectura de estas páginas. Nos darán coraje.
Pero serán
un valor y un coraje de medida humana; pues, en últi
mo término, sobrevuela la gran misericordia de Chesterton
que
nunca se apartó del hombre histórico real. -Y así como lo enten
dió, lo instó a elevarse a
su altura verdadera; así como lo conmi
seró, lo inflamó de amor a la verdad de las cosas; asi como echó
el ungüento
en las heridas, así se quedó a la cabecera de nues
tro lecho hasta
que ellas curasen, haciendo más soportables nues
tros dolores.
Por virtud
de caballero, Chesterton en más de un aspecto es
nuestro Buen Samaritano. Chesterton, que como se dijera de
Garcilaso es diverso entre contrarios, está por encima -no
fuera-de este mundo en este tiempo. Y una de las notas de su
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
caballe1ia andante es el Bien mismo y propio de cada cosa y de
cada hombre, pues correponde y no por especulación o mezqui
na conveniencia.
El caballero no ha de ser hombre de partidos y de facciones,
que tantas veces adjetivan la Verdad hasta desfigurarla, hasta el
desprecio, hasta
el manoseo y el escarnio, tomándola de rehén.
En estas páginas que Ayuso enhebra y que es de justicia agra
decerle, queda felizmente claro
que todavía podemos tener en
Chesterton un peregrino desinteresado y jovial, amigo de la ver
dad y de los hombres, caminando con nosotros, instándonos al
combate sufrido, denodado y riente, puesto él mismo a la cabeza.
Si Don Quijote dejó al fin sus empecinadas caballerías -y
esto corre por nuestra cuenta-quizás ya entrevió que su tiem
po había acabado y que un nuevo tiempo venía a tratar de barrer
el heroismo generoso. Tal vez no sea fantasioso pensar que
Quijote sabía que no habría él mismo de poder con ese tiempo.
Siglos más tarde, menos enjuto
que él pero cristianísimo como
él,
bien podria nuestro inglés ser un Sancho redivivo, el apóstol
rotundo del hombre común, como heredero
de su señor Don Qui
jote, ahora su hermano y vuelto él mismo
un Caballero Andante.
EDUARDO B. M. ALLEGRI
Ignacio Echániz, S.].: PASIÓN Y GLORIA.
LA HISTORIA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN SUS
PROTAGONISTAS. OTOÑO INVIERNO.
SEGUNDA PRIMAVERA
c•i
El jesuita Echániz completa, en este segundo volumen, la
serie de semblanzas
de sus hermanos de Orden que eligió como
más apropiados para darnos una imagen de la Compañía de
Jesús, verdadera gloria de la Iglesia católica durante muchos
años. Toda selección
es discutible y podñan incluirse muchos
e) Mensajero, Bilbao, 2000, 450 págs.
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Fundaci\363n Speiro
que les esa"ibe en 1896 para justificar su conducta y que ha sido
el hilo conductor del relato de Bellido.
Algunos errores, como considerar a Bonel y Orbe arzobispo
de Granada (36)
-no pasó de presentado, pues Roma nunca lo
aceptó-o llamar al, éste sí arzobispo granadino Moreno Mazón,
Moreno Monzón
(120), en una extraña unión de los apellidos de
dos prelados granatenses, Bienvenido Monzón Martín (1866-
1885) y José Moreno Mazón (1885-1905) no desmerecen más este
libro bastante desmerecido.
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA C!GOÑA
Miguel Ayuso: CHESTERTON, CABALLERO
ANDANTE<·,
A la lista de riquezas enterradas en el alma de nuestro home
najeado Gilbert Keith Cheste1ton, podemos agregarle
al1ora la
perla que destaca Miguel Ayuso en este lúcido ensayo: el Caba
llero Andante.
Oportuno este convite,
si viene de un español, de medir la
figura
de Chesterton con una de las cifras de lo hispánico: la
Caballería. Habrá
de mostrar aquí Miguel Ayuso que estamos frente a
otra nota universal del escritor inglés.
Las menciones y los anhelos caballerescos de este aventure
ro inmortal
que fue Chesterton aparecen sembradas y muchas
veces transfiguradas en su vastísima obra. En una visión sintética,
el Autor que con estas líneas breves presentamos, recoge los frn
tos de la siembra chestertoniana y los pone por junto.
Más que para arrear citas eruditas, que demuestran una lec
tura extensa, Ayuso ha leído con intensidad y para nosotros, con
el aval de sus propios saberes literarios, políticos, históricos, de
(*) Ediciones Nueva Hispanidad, Buenos Aires, 2001, 72 págs.
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los que ya conocemos muestras en varias publicaciones españo-
las
y argentinas. ·
Y el resultado es la tesis que nos recuerda y nos pide un
nuevo y diverso Renacimiento, que deberla llegar y que espera
mos, como la noche espera la aurora.
Bien puede encabezar la lid contra las sombras de hoy este
rotundo Caballero
-quizás el más español de los ingleses-que
. abrazó la fe de la Iglesia y la defendió como a una Dama, tam
bién
por amor a la Dama de la Iglesia, Nuestra Señora.
Es oportuna la aparición de estas páginas atinadas. Los hom
bres que transitamos estos tiempos, buscamos
una posada, rien
te
de amigos. Buscamos el calor de una mano viril y fiel, inequi
voca. Buscamos la bonhomía,
un talante grave y festivo fundado
en la Caridad. Buscamos camaradas llenos de Esperanza, seguros
en su ruta, de Fe sólida.
Pero más que otras cualesquiera, la lucidez, la mirada clara,
el corazón limpio, el coraje manso, son las virtudes inmediatas
que, como medicina para los ojos y el alma, mejor atienden la
enfermedad y la locura de estos nuestros días
milenario_s.
Ha hecho bien Miguel Ayuso, con sus raices hincadas en tie
rras quijotescas, mostrándonos de nuevo a Chersterton, ahora
con su redescubierta figura, ceñidos peto y espaldar, con yelmo
y
con adarga, figuradas si, pero más contundentes que las mate
riales.
Nos dará valor la lectura de estas páginas. Nos darán coraje.
Pero serán
un valor y un coraje de medida humana; pues, en últi
mo término, sobrevuela la gran misericordia de Chesterton
que
nunca se apartó del hombre histórico real. -Y así como lo enten
dió, lo instó a elevarse a
su altura verdadera; así como lo conmi
seró, lo inflamó de amor a la verdad de las cosas; asi como echó
el ungüento
en las heridas, así se quedó a la cabecera de nues
tro lecho hasta
que ellas curasen, haciendo más soportables nues
tros dolores.
Por virtud
de caballero, Chesterton en más de un aspecto es
nuestro Buen Samaritano. Chesterton, que como se dijera de
Garcilaso es diverso entre contrarios, está por encima -no
fuera-de este mundo en este tiempo. Y una de las notas de su
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
caballe1ia andante es el Bien mismo y propio de cada cosa y de
cada hombre, pues correponde y no por especulación o mezqui
na conveniencia.
El caballero no ha de ser hombre de partidos y de facciones,
que tantas veces adjetivan la Verdad hasta desfigurarla, hasta el
desprecio, hasta
el manoseo y el escarnio, tomándola de rehén.
En estas páginas que Ayuso enhebra y que es de justicia agra
decerle, queda felizmente claro
que todavía podemos tener en
Chesterton un peregrino desinteresado y jovial, amigo de la ver
dad y de los hombres, caminando con nosotros, instándonos al
combate sufrido, denodado y riente, puesto él mismo a la cabeza.
Si Don Quijote dejó al fin sus empecinadas caballerías -y
esto corre por nuestra cuenta-quizás ya entrevió que su tiem
po había acabado y que un nuevo tiempo venía a tratar de barrer
el heroismo generoso. Tal vez no sea fantasioso pensar que
Quijote sabía que no habría él mismo de poder con ese tiempo.
Siglos más tarde, menos enjuto
que él pero cristianísimo como
él,
bien podria nuestro inglés ser un Sancho redivivo, el apóstol
rotundo del hombre común, como heredero
de su señor Don Qui
jote, ahora su hermano y vuelto él mismo
un Caballero Andante.
EDUARDO B. M. ALLEGRI
Ignacio Echániz, S.].: PASIÓN Y GLORIA.
LA HISTORIA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN SUS
PROTAGONISTAS. OTOÑO INVIERNO.
SEGUNDA PRIMAVERA
c•i
El jesuita Echániz completa, en este segundo volumen, la
serie de semblanzas
de sus hermanos de Orden que eligió como
más apropiados para darnos una imagen de la Compañía de
Jesús, verdadera gloria de la Iglesia católica durante muchos
años. Toda selección
es discutible y podñan incluirse muchos
e) Mensajero, Bilbao, 2000, 450 págs.
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Fundaci\363n Speiro