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Número 399-400

Serie XL

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Miguel Ayuso Torres (ed.): El derecho natural hispánico: pasado y presente

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
comienzos del siglo XX, la aproximación prospectiva a las
relaciones España-Hispanoamélica tras la conmemoración del
Quinto Centenario, los ensayos
sobre Maeztu, Gálvez y Julio
Irazusta, o sobre el llamado "nacíonalismo" argentino. Quien
firma esta nota no siempre está de acuerdo con todos sus jui­
cios, en ocasiones tamizados de un cierto conservatismo a lo
estadounidense bien lejano de la tradición hispánica. Pero el
interés del contenido y el conocimiento oceánico del autor se
sobreponen a todo. Enrique Zuleta, por todo ello, se ha hecho,
una vez más, acreedor de nuestro reconocimiento y agradeci-
1niento.
MIGUEL AYUSO
Miguel Ayuso (ed.): EL DERECHO NATURAL
HISPÁNICO: PASADO Y PRESENTE,.,
Sólo una plimera y breve nota de urgencia para señalar a
nuestros lectores la
apalición de un cumplido volumen de 774
páginas donde se recogen las actas
de las "II Jornadas Hispánicas
de Derecho Natural", celebradas
en Córdoba en septiembre de
1998. La reunión, que tuvo un interés notable, debía dar paso a
un volumen e,-traordinalio. Y creemos que así ha sido. La lista de
los autores, en este punto, resulta impresionante, tal es el núme­
ro y la calidad de los participantes, Valle! de Goytisolo, Negro,
Lamas, Widow, Serrano, Palomar, Castellano, Bénéton, Bastit,
Ferreira da Cunha, Dip, Gentile, García Cantero, Castán, Ayuso,
Grasso, Pérez del
Valle, Ronco, Waldstein, Seidl, Molnar, Ewbank,
Sériaux, Vallani;on, Giurovich, Bigotte Chora.o, Lema García,
Montejano, I-Iernández, Ibáñez, Cantero, Martínez-Sicluna y Soaje.
Se trata de un libro donde, de un lado, se pasa revista al valor
del derecho natural
en las distintas culturas jurídicas, y donde, de
otro, se discuten diversos aspectos relativos al estatuto ontológi-
(•) Publicaciones de la Obra SÓCial y Cultural CajaSur, Córdoba, 2001, 774 pl¡Ígs.
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co, criteriológico, histórico y metodológico del derecho natural,
del mejor derecho natural, del calificado de hispánico, pero que
podría serlo de clásico o
de católico -cada terminología pre­
senta sus dificultades, pero también sus
aciertos-, según la con­
vención terminológica
en la que tanto insistió el profesor Elías de
Tejada,
en cuya estela se sitúa decididamente la empresa, aunque
sólo sea porque las I Jornadas se celebraron bajo su dirección
veintinco años antes de éstas cuyas actas hoy se presentan.
De algún modo es difícil sustraerse a la comparación, y aun­
que
no cabe duda de la agudeza de los textos en aquéllas pro­
ducidos, el carácter monumental de los de éstas y su interés,
desde luego no menor, parecen indicar que incluso se ha supe­
rado el modelo inicial.
Es cierto que faltan hoy personalidades
como las de los profesores Federico Wilhelmsen, José Pedro
Galvao de Sousa o el Barón Von der Heydte. Por no hablar del
propio Elías de Tejada. Pero
no se puede sino celebrar con júbi­
lo la inc01poración de los profesores Gentile, Castellano y Bastit,
por poner algún ejemplo. O la multiplicación del sector hispano­
americano.
La idea de asignar cada ponencia a dos autores, ade­
más, me parece del mayor acierto. Pues
no busca la dialéctica
moderna, destructiva, sino la clásica, armonizadora. Y de la doble
visión resulta un notable enriquecimiento. Como ocurrió en las
jornadas,
y como se percibe en las actas. El conjunto, reiteramos,
es del mayor interés, y en buena medida, de la mayor coheren­
cia.
Se trata de un equipo que, con sus legítimas diferencias, pues
no llega a formar una escuela, apunta en una misma dirección.
Algunas excepciones menores se aprecian en algún punto, pero
creo que no debe dárseles más importancia. Tengo la impresión
incluso, y les ruego disculpen mi osadía, que la sequía creciente
del pensamiento tradicional, despobladas como están sus hues­
tes, obliga a aperturas siempre útiles y enriquecedoras, como no
podía resultar de otro modo, pero que rompen la férrea unidad
de los planteamientos fundantes.
No quiero destacar los aspectos que me parecen de
la mayor
importancia, ni los más endebles. Insisto
que se trata simple­
mente de una nota de urgencia. Co1no insisto en que seria una
pena que este volumen quedase sin discusión, sea
en el interior
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de la cultura iusnaturalista, como desde fuera, en polémica con
el positivis1no. Nada peor para esfuerzos como el que presenta­
mos que el silencio o la nota de circunstancias. De ahí que urja­
mos aquellos de nuestros lectores con competencia en el asunto,
y estoy seguro, tal es la calidad de nuestros suscriptores, que no
son pocos, para que en las revistas en que colaboren o a las que
tengan acceso, que ofrezcan contribuciones criticas del volumen
de estas actas. Realmente, las bien conocidas tenacidad y perse­
verancia del profesor Ayuso, también su probada generosidad
-no echemos en saco roto los cientos de horas que habrá
empleado
en la programación de las jornadas y luego en la edi­
ción de las
actas-, han vuelto a quedar acreditadas. Merece por
ello nuestro agradecimiento, ¡)ues no es frecuente en nuestra vida
académica presente una tal magnanimidad, encerrados como
estamos tantas veces en nuestros intereses o en nuestras carreras1
olvidando que la academia se hace en el diálogo y en el trabajo
en equipo. Confío en que la iniciativa no ha de detenerse aquí.
Gracias
por tanto a la Fundación Elías de Tejada, con Juan Vallet
a
la cabeza, que planteó la iniciativa. A la Obra Social y Cultura
de Caja
Sur; que la acogió y financió. A los participantes y asis­
tentes. Doy desde aquí igualmente las gracias a quienes la lean y
difundan, para que la luz
no quede debajo del celemín, sino en
el candelero, y alumbre así a los moradores de la que hoy es
oscura casa de nuestra civilización decadente.
JUAN GAYÓN
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