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Número 405-406

Serie XLI

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La globalización entre la ideología y la economía

LA GLOBALIZACIÓN
ENTRE LA IDEOLOGÍA Y LA ECONOMÍA
ASPECTOS POLÍTICOS DE LA GLOBALlZACIÓN
POR
Fllux-FERNANDO MuJsoz PÉREZ'"
l. Introducción
•No conozco a nadie que me haya convencido de que real­
mente sepa qué es este fenómeno•.
Así comenzaba su interven­
ción
en el cincuenta aniversario de la Acción Social Empresarial
(ASE) Michael Camdessus, ex Director General del FMI, celebra­
do a principios de este mes de abril en Madrid (1). La globaliza­
ctón,
o mejor, el proceso de globaltzación, se trata a su juicio de
una mezcla compleja de oportunidades y riesgos. En efecto, con­
tinúa
M. Camdessus, globaltzación implica oportunidades toda
vez que consiste -al menos es este uno de i,us aspectos princi­
pales-en el ensanchamiento del ámbito de la economía de mer­
cado, posibilitado (más
bien potenciado dinamos nosotros) por
(+) Buena parte de este trabajo, comunicación expuesta en el seminario de
Filosofía del Derecho de la ~eal Academia de Jurisprudencia y Legislación, es
un extracto de otro 1nucho mis amplio que tiene por título El 1:despliegue» de los
planes de acdón personales yla 1:dtnMJJJca sociab, del que es autora también la
doctora María Isabel Encinar. !A ella agradezco sus comentarios y sugerencias y,
por supuesto, todo error qu~ en el extracto se haya cometido es por nuestra
cuenta.
(1) MICHABL CAMDF.Ssus, Los retos del empresario en la era de la globalizaci6n,
conferencia pronunciada en Madrid, Hotel Palace, el 4 de abril de 2002, en el cin­
cuentenario
de la ASE.
Verbo, núm. 405-406 (2002), 397-415. 397
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F2LIX-FERNANDO MUNOZ P2REZ
las nuevas tecnología y la unificación mundial del mercado de
dinero. Todo esto supone
un aumento en las oportunidades de
crecilniento de las economías nacionales.
En cuanto a los riesgos que este proceso entraña, M. Cam­
dessus destaca cinco: 1) la rnarginalización creciente
de todos los
países (sociedades) que,
por cualquier razón, no son o no han
sido capaces de integrarse en esta corriente de integración mun­
dial de mercados;
2) el incremento de las desigualdades -se
puede discutir, afirma} y no está demostrado, que este incremen­
to de las desigualdades sea consecuencia de la globalización,
pero tampoco lo contrario
(2}-; 3) la inestabilidad financiera,
.con lo que trae consigo de sufrimiento para las victimas" -las
dos últimas crisis financieras mundiales son ejemplo de esto-;
4) la globalización entendida como homogeneización cultural por
los media -estos medios imponen nuevas escalas de valores,
por lo general arbitrarias-que ponen en riesgo la variedad
-fuente de riqueza-cultural; y por fin 5) sin respuesta satis­
factoria a esta
.cultura• se ven surgir -al menos en los últimos
quince
años-nuevos problemas globales que ignoran las fron­
teras
y a los que sólo se les oponen respuestas más coordinadas
del Estado-Nación, como
son el crimen, el terrorismo, la droga,
el medio ambiente, etc.
Termina
M. Camdessus su conferencia diciendo que sólo le
ha llamado su atención
en todos sus años al frente del FMI una
reflexión
de Vaclav Havel sobre la globalización en una inter­
vención ante la Asamblea General de la ONU,
y es que lo que se
está planeando,
en definitiva, es un •problema de civilización"
que sólo puede abordarse desde una "reestructuración de los
valores~.
Traemos a colación estas notas de esta conferencia por dos
motivos.
El primero es su autor; no puede negarse el protagonis­
mo del FMI, encarnado en la persona de su ex Director General,
en el proceso de globalización. Y, segundo, pero más importan­
te aún,
es que este es un discurso tipo de los defensores del pro-
(2) Véase MAURJCE Au.Ais, La mondiallsation. La destruction des emplois et de
la croissance, Ed. Clément Juglar, 1999.
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L.4 GLOBALIZACIÓN ENTRE LA IDEOLOG!A Y LA ECONOMIA
ceso de globalización. Discurso que, por basarse en los hechos
económicos incontrovertibles y estar afianzado
en un riguroso
análisis económico no deja sino planteados,
en un tono velada­
mente desafiante, los retos o
más bien los perjuicios a que todas
aquellas instituciones y fonnas
de vida social que no sean com­
patibles con
el proceso de g!obaJización quedan expuestas. Eso
si, no dejando de señalar por mor del rigor los inconvenientes
transitorios
que hasta una plena adaptación a las nuevas realida­
des
no queda más remedio que asumir.
Vamos a plantear desde
un punto de vista teórico económico
fundamental qué es lo que verdaderamente significan estos retos
para asi dejar desbrozado
el tema que da título a esta intervención.
Para esto procederemos del siguiente modo: plantearemos a con­
tinuación qué significado y
qué sentido tiene Jo económico en el
contexto de las ciencias sociales y de la propia acción humana
general y cómo se configura
la realidad económica y cómo ésta
contribuye a configurar la dinámica social. Ofreceremos después
una caracterización del proceso de globalización que, siendo com­
patible con las visiones
más extendidas del mismo -entre ellas la
del propio
M. Camdessus---- queda perfectamente iluminada desde
el análisis del lugar de
Jo económico en nuestras sociedades.
II. La naturaleza y lugar de Jo económico (3)
Gran parte de los inicios que se hacen en cuestiones econó­
micas adquieren
un falso aspecto técnico o de indefectibilidad
que es el resultado de una deficiente concepción de lo que signi­
fica y el lugar
que ocupa la actividad económica en el seno de
nuestras sociedades. En efecto, desde el punto de vista de la con­
cepción moderna de Economía
Jo económico designa propia­
mente lo relativo a
un tipo especial de operación propio de la
acción personal y social: los procesos consistentes en la dispo-
(3) Véase RUBIO DE URQUiA, "Acerca de los fundamentos antropológicos de
la ciencia económica. Una introducción breve", Revista Empresa y Humanismo,
1/00. Instituto de Empresa y Humanismo. Universidad de Navarra, Pamplona,
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FÉLIX-FERNANDO MUNOZ PEREZ
sición de medios (recursos o acciones) a fines. Estos procesos
reciben el nombre de procesos
de asignación de recursos (o más
brevemente, procesos asignativos).
Lo asignadvo consiste en la
operación de ordenar los medios a los fines. Lo económico es,
propiamente, la operación asignativa
en sí misma, con entera
independencia
de la naturaleza espeáfica (concreta) de los ele­
mentos constitutivos del proceso asignativo.
Y, añadimos noso­
tros, como
tal ha de entenderse: como un tipo especial de ope­
ración,
no verdaderamente la única ni la más importante.
Esta concepción moderna de
Jo económico se ha revelado
sumamente fructífera
en el devenir de la teoña econótnica
moderna a
la hora de indagar la naturaleza y propiedades de las
operaciones asignativas. Pero esta concepción,
que se plasma en
la identificación de este tipo de proceso, adquiere plena signifi­
cación,
en términos científicos, cuando va acompañada de una
metodología
que permite extraer conclusiones lógicas (propieda­
des) de diversas caracterizaciones de procesos asignativos. Esta
metodologfa ha consistido (y consiste) principahnente en definir
procesos asignadvos analíticos_ Estas operaciones de definición
de procesos asignativos implican inexorablemente juicios sobre
la sociedad y la actividad humana; esto es, una visión del hom­
bre. Examinaremos muy brevemente la naturaleza de esta inves­
tigación. Podemos pensar
que la acción humana, en cuanto que es
racional, obedece a
un plan que la persona elabora conforme a
sus capacidades intelectuales, racionales y volitivas:
un plan de
acción personal
Una vez imaginados los diferentes cursos de
acción, pensados como posibles y queridos conforme a los valores
(y jerarquía de los mismos) la persona elige
uno de ellos y desen­
cadena, a continuación, actos tendenciales que teniendo
por fin la
2000; ·Amor de preferencia por los pobres y dinámica económica del cristiano,,,
eri AA.W., Estudios sobre el Catecismo de la lglesi.a Católica, Fernando Femández
(coord.), AEDOS-Unión Editorial, Madrid, 1996. También en •Estructura fundamen­
tal de la explicación de procesos de ºautoorganización" mediante modelos teóri­
cos-económicos,, en Procesos de d!utoorganfzadón,, Instituto de Investigaciones
Económicas
y Sociales ·Francisco de Vitoria•, Madrid, 2002 (en proceso de publi­
cación).
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LA GLOBALIZACIÓN ENTRE LA IDEOLOGÍA Y LA ECONOMÍA
ejecución del plan, transforman (o tratan al menos de transformar)
tanto
la realidad externa que le rodea como su realidad interna: el
plan de acción
«sale• de la persona para interactuar con el medio
fisico-natural y humano (con otras personas) y vuelve a ésta
en
forma de resultado, junto con la valoración que se hace del mismo.
Evidenteme11te, la acción personal real forma un todo indi­
soluble y dinámico susceptible, al menos por sus manifestaciones
externas, de observación. Y además, dicha dinámica
no se agota
en la selección e intento de ejecución de, por as! decirlo, planes:
son fundamentales para la explicación de la actividad real de la
persona humana las dinámicas éticas y cognitivas, ligadas
por lo
demás
al acarreo cultural, propias de ésta. Sin embargo, dichas
dinámicas
-que involucran múltiples actividades humanas­
cristalizan, por así expresarlo, en haces o conjuntos de planes de
acción que el
si'..jeto concibe como posibilidades. Valorar y elegir
entre planes y tratar de actualizarlos constituyen para el actor
otros momentos determinantes de su acción. Por esto nos
es líci­
to descomponer analíticamente la acción personal --en cuanto
fenómeno que explicar-para obtener un conocimiento más pre­
ciso de la estructura, contenido y significado de la misma.
Consideremos el caso más simple
de la acción humana per­
sonal: el (intento de) despliegue instantáneo de la misma. En
un
instante del tiempo dado podemos definir la siguiente secuencia
de momentos
analíticos: 1) la constitución del conjunto de pla­
nes de acción
que el agente piensa como posibles, es decir, la
construcción de
Jo que la persona cree que puede hacer, porqué
lo va a hacer y cómo lo va a hacer; 2) la selección del plan de
acción
que el agente desea llevar a efecto; 3) el (intento de) des­
pliegue
del plan seleccionado en el medio externo al agente con
el propósito de influir
en éste según el curso de acción previsto;
y
por fin, 4) la evaluadón y revisión del plan seleccionado. De­
tengátnonos brevemente en estos momentos analíticos.
Desde un punto de vista lógico, el momento analítico funda­
mental y anterior a todos los demás es la
constitución del plan de
acción personal instantáneo. Un
plan de acción instantáneo de una
persona se define como un sistema de acciones y objetivos orde­
nados
en un instante del tiempo. La constitución específica de cada
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F2LIX-FERNANDO MUÑOZ P2REZ
plan de acción personal depende del ensamblaje personal caracte­
ristico de la persona. Dicho ensamblaje personal es «propio· del
sujeto
en un instante del tiempo, y consiste en una compleja estruc­
tura de creencias, actitudes, valores y representaciones teórico-téc­
nicas de la realidad que configuran
un conjunto de elementos que
definen
en un momento histórico lo que una persona -concibe,,
como ,siendo•, ,pudiendo ser,, y -debiendo ser,,; esto es, lo que sabe
y conoce, lo que siente y quiere.
Es importante señalar que el
ensamblaje
es de la persona, aunque no le constituye plenamente.
El ensamblaje personal es, a su vez, causado por las dinámi­
cas
de despliegue de la propia persona, especialmente por las
tres siguientes: la
dinámica ética, la dinámica cognitiva (ambas
personales) y la
dinámica cultural en que la persona desarrolla
su existencia (que
es una dinámica social ·de transporte• de infor­
mación hacia el sujeto) (4).
Es decir, los valores y creencias (diná­
mica ética) y las representaciones teórico-prácticas (incluyendo
la
experiencia) que tiene el individuo (dinámica cognitiva). Y estas
dos
en estrecha relación con la dinámica cultural, acervo de
experiencias, creencias, representaciones y valores del medio en
el que se desenvuelve en sociedad la persona. Las dinámicas
ética y cognitiva van generando, lo
que el sujeto percibe como
espacio de acción, el espacio de lo posible para sí, conteniendo
elementos objetivos
(en el sentido de lo real subjetivamente per­
cibido) y subjetivos (como proyecciones del sujeto, factibles o
no).
Es importante señalar que los conjuntos de fines y medios
del proceso asignativo existen sólo
dentro de un ensamblaje y
quedan constituidos
por los elementos presentes en él de tal
fonna
que las características formales del ensamblaje se transmi­
ten a las propiedades de los conjuntos de fines y medios.
Hasta
aqui quedaría explicada, sintéticamente, la morfología
constitutiva del plan de acción.
Una pregunta fundamental es,
¿qué puede decirse acerca
de la relación entre la operación asig­
nativa propiamente dicha y la constitución de los planes de
acción? Pues bien, antes se ha dicho
que un proceso asignativo,
( 4) Para una definición amplia de las mismas, véase Rue10 DE URQUfA (1996),
op. cit.
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LA GLOBALIZAGIÓN ENTRE LA IDEOLOGÍA Y LA EGONOM!A
da lugar como resultado a la selección de un plan de acción per­
sonal:
si dados los conjuntos de medios y fmes alternativos ocu­
rriese
que es posible definir al menos dos planes alternativos,
entonces quedaría especificado
un proceso asignativo a partir del
cual tendrá lugar
la operación asignativa. Y, por otro lado, como
resultado de aquella operación,
se seleccionaría el plan por la
persona (5), de manera que ésta lleva a cabo ( o al menos lo
intenta)
uno de los planes de modo efectivo (6).
Señalemos aquí que
un proceso asignativo, objeto de la teo­
ria económica moderna, no es sino un plan por el cual ,medios
escasos
son asignados a fines alternativos y mutuamente exclu­
yentes entre
sí, (]), si bien con la peculiaridad de que por lo gene­
ral ambos, medios y fines (pero fundamentalmente estos últimos)
están analíticamente dados.
Es este ,analiticamente dados• lo que
da la apariencia a la ciencia económica actual de una térnica de
asignación que selecciona
en cada caso la mejor (en el sentido de
más eficaz) asignación posible
de medios a fines (8).
Volviendo al tema que nos ocupa
en este apartado, ocurre
que hemos separado analíticamente la propia operación asignati­
va
por la que se seleccionaría el plan, de la constitución del plan
mismo. Esta distinción tiene
una importancia fundamental. A
saber,
la mera explicación de la operación asignativa -la expli-
(5) Nótese que, en este punto, opera una hipótesis implícita: el individuo,
de suyo, actúa y lo hace asignando. Sin esta hipótesis -que, nos parece, es efec­
tuada en todo el análisis económico-no seria posible desplegar el desarrollo
analítico que efectúa la teoría económica: hay garantía a priori de que las tran­
sacciones planeadas por el agente, de un modo u otro, se quieren llevar a efec­
to por el mismo, por lo que existe problema analítico a abordar desde una sede
a tal efecto, la teoría económica. Sin este supuesto implicito no tendría sentido
plantearse el estudio del comportamiento económico.
(6) Esta constitución analítica propuesta está hecha para dar cabida a la tea·
ría económica moderna en la que es característica esa forma de responder a la
pregunta acerca
de •la adopción del plan·; si se observa, se ha estructurado· la
cuestión analiticamente de manera que pueda tenerse información sobre: (a) el
espacio de ·lo posible-y -dado lo anterior-(b) cómo se adopta uno de los pla·
nes que pertenecen a dicho espacio,
(j) Según la definición más extendida de Economía.
(8) Pero, por otro lado, es la que hasta ahora, por su cerrazón en lo «analítica·
mente dado· ha impedido el .salto hacia una verdadera teolia de la acción humana.
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FÉLIX·FERNANDO MUÑOZ PÉREZ
cadón puramente económica si se quiere-no es susceptible de
acomodar una explicación de la génesis constitutiva del plan
mismo, puesto
que los medios y los fines tienen que estar dados
analíticamente cuando tiene lugar la selección del plan. Ninguna
explicación teórico-económica puede informar de
la generación
del plan; el plan es causado antes de la operación asignativa. En
consecuencia, la teoría económica moderna sólo puede expresar
la naturaleza de la operación asignativa -genérica o particulari­
zada
en un cierto plan-. Y a esto es a lo que se refiere el prin­
cipio de comportamiento económico, principio
que puede defi­
nirse del modo siguiente: •considérese
el conjunto jerárquica­
mente ordenado
de todos los planes de acción concebidos en un
instante del tiempo t como posibles para sí por una persona;
entonces,
por el principio de comportamiento económico la per­
sona, invariablemente, adopta e intenta ejecutar el plan
de mayor
rango jerárquico de
entte los pertenecientes al conjunto de pla­
nes posibles•. Nótese que
el principio toma sentido una vez que
el conjunto jerárquicamente ordenado de todos los planes está
«analiticamente,
dado,,.
Resumiendo, una vez constituido el haz de planes de ac­
ción
(9), el agente selecciona aquél que ocupa en su orden jerár­
quico el lugar preeminente.
Es este plan el que tratará de des­
plegar
en su entorno. La constitución del plan suministra el
-material• sobre el que opera este principio, que debe entender­
se como principio de
adopción (selección) (10).
Tras la selección del plan de acción,
el agente !rata de ejecu­
tarlo
en la realidad externa con objeto de lograr los fines con­
templados
en el mismo. En este proceso de despliegue y para
controlar
en qué medida está obteniendo o logrando sus fines, el
agente va evaluando simulráneamente el plan
en términos de
(9) Esto es, a partir de una teoría constitutiva de la acción humana, que se
interpeJa por el origen de los medios y los fines, y que es anterior a toda teoría
económica.
(10) Identificar el prindpio de comportamiento econdmico con un principio
de decisión constituye craso error de la teoria económica más convencional. En
rigor, no hay dedsfón, sólo selecd6n.
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LA GLOBALIZACIÓN ENTRE LA IDEOLOGÍA Y LA ECONOMfA
logro. En el intento de despliegue y la evaluación del logro incor­
poran, necesariamente, los efectos que el agente va captando de
algún modo de la interacción de los planes.
Es en el momento (analítico) del despliegue simultáneo de
planes
de acción personales, y según la estructura formal y el
contenido de los mismos,
en el que se va configurando la ·diná­
mica social•. Dinámica que depende de, y a la vez influye en, la
constitución de los conjuntos
de planes de acción de los agentes
que cotnponen la sodedadi esto es, de las dinámicas éticas, cog­
nitivas y culturales. De estas interacciones resultan nuevos fenó­
menos y nuevas propiedades
que afectan a los haces de planes
de acción personal de los agentes tanto individual como colecti­
vamente considerados, y es sobre
la base del análisis de estas
propiedades sobre la
que se pueden clasificar diferentes •dinámi­
cas de interacción social».
Así, la ·dinámica social· tiene su fundamento en las dinámi­
cas personales: es la interacción de estas dinámicas personales lo
que configura,
en función de su estructura y contenido, la reali­
dad social. Por esto, el punto de partida de la investigación es
necesariamente el análisis
de la estructura de la acción personal.
Es más, puede identificarse la ·dinámica social· con el resultado
de la interacción del
(intento de) despliegue de los planes de
acción personales seleccionados por los agentes que for1nan esa
sociedad. De la interacción de estos planes de acción personales
pueden resultar múltiples situaciones que determinan el grado en
que los agentes ven cumplidos sus planes individuales; estas
situaciones las evalúan los agentes
en ténninos de logro de los
fines que perseguían
al desencadenar su acción. Esta evaluación
puede afectar ( o no) a sus planes de acción personal en momen­
tos posteriores provocando su revisión
(o no) total o parcial. Así,
a partir del intento de despliegue de los planes de acción -pre­
via1nente constituidos y seleccionados-de los agentes, en inte­
racción unos
con otros, se induce un proceso que, a través del
mecanismo de (re-)evaluación, se retroalimenta generándose la
·dinámica social•. Esta retroalimentación del proceso se produce,
precisamente,
por el reflejo de la evaluación que hacen los agen­
tes
-en términos de logro del plan que se intentó desplegar en
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FÉLIX-FERNANDO MUÑOZ PÉREZ
interacción con los otros-en el plano de sus (sucesivas) consti­
tuciones y selecciones de planes.
De
la investigación sistemática de estos procesos podemos
extraer numerosas propiedades que son fundamentales para
la inte­
lección de las dinámicas económicas (y sociales).
Las principales
son: realizabilidad, consistencia, reflexividad y coordinación; pro­
piedades que se manifiestan
en la constitución y despliegue de los
planes de acción y que pueden revertir (o no) sobre los mismos.
Por
realizabilidad de un plan de acción personal se entien­
de la
posibilidad de realización del mismo, y esta propiedad se
expresa
en términos de grado. Así, realizabilidad es el grado en
que
el plan posibilita lograr los flnes. Asimismo, la realizabilidad
puede referirse a cómo está constituido internamente desde un
punto de vista lógico y material el plan de acción personal, reall­
zabilidad intrínseca;
y/o a la posibilidad de que dicho plan se
dé (salga adelante), al interactuar con los planes de otros agen­
tes,
realizabilidad extrínseca.
La propiedad de consistencia está íntimamente ligada a la de
realizabilidad en el sentido siguiente: un plan es consistente si no
presenta ninguna fuente de irrealizabilidad; esto es, la represen­
tación de
,Jo que es posible· para el sujeto es susceptible de con­
ducirle efectivamente a lo
que se proponía cuando el plan se pro­
puso como futuro imaginado. Y esto,
en dos sentidos: uno pri­
mero,
físico, por el cual el sujeto se plantea planes conformes a
una cierta legalidad
ffsica; y otro, segundo, lógico, por ejemplo,
cuando
un objetivo no cancela otro o cuando una acción no con­
tradice
un objetivo. Por esto, la consistencia en la acción puede
ser de dos tipos: según se refiera a la relación consecuente de
modo permanente de los medios
con relación a los fines; o a que
el individuo no se proponga fines contradictorios que le hagan
incurrir
en •paradojas de objetivos• (11). Es evidente que la con­
sistencia de los planes es, habitualmente, parcial.
(11) Sobre paradojas de objetivos véase, por ejemplo, AMAft'IYA SEN (1993)
•lnternal Consistency of Choice-, EconometrJca, vol. 61, núm. 3, págs. 495-521. El
término •paradojas de objetivos• es nuestro, Sen apunta el conflicto de intereses
al que se enfrenta el agente cuando en el conjunto de elección se incorpora una
tercera alternativa que le lleva a modificar su elección.
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LA GLOBALIZACIÓN ENTRE LA lDEOLOG[A Y LA ECONOMfA
Asf definidas, la condición de ·ser realizable,, de un plan,
queda vinculada en nuestro análisis a la presencia y grado de
consistencia que tal plan presente, de
la siguiente forma. Por una
parte, la consistencia de un plan de acción personal se determi­
narla analfticamente en el momento de la constitución misma del
plan. Y
por otra parte, la realizabilidad estará analfticamente en
un momento posterior: se trata de la evaluación -tras el intento
de
realización-de la medida del grado en que el plan se cum­
ple. Este grado, depende de la condición de (in-)consistencia
(y
su grado) presente en la constitución del plan, que sólo se puede
manifestar a través de dicha realizabilidad.
En breve: la realizabilidad es la expresión observable de la con­
sistencia en la acción. No son propiedades simultáneas, sino suce­
sivas (una
en la constitución, otra en la evaluación) y, claro está,
coimplicadas. De este modo, una propuesta de acción consistente,
garantizaría
la realizabilidad intrínseca e individual del plan.
Sin embargo, la realizabilidad como coordinación de planes
de diferentes agentes
en interacción no está garantizada a priori
porque un plan sea en su constitución consistente en términos
físicos o lógicos. Es decir, para que se de coordinación de planes
-realizabilidad extrínseca-es necesaria la realizabilidad; pero
no es suficiente.
Otra propiedad de la acción personal y que se refiere a un
mecanismo de retroalimentación que opera (o no) entre la cons­
titución
y la evaluación de los planes de acción personales es la
reflexividad. Ésta consiste
en el reconocimiento de una conexión
bidireccional entre la constitución de los planes
y la evaluación
en términos de logro de su (intento de) despliegue en la reali­
dad-1no1nento en el que entra en interacción con los de otros
agentes. En efecto, en cada momento del tiempo el agente va
tomando decisiones (ejecutando acciones) que, siendo privativas
de la persona, le afectan a él
y al resto de los agentes con los que
interacciona y, en la medida que a través de esta interacción van
configurando la •realidad social· y obteniendo un •saldo,, en tér­
minos de logro de su acción, esta «realidad social» revierte sobre
la misma configuración de planes del agente, que va redefinien­
do (o creando
ex novo) planes de acción que contengan (consi-
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FÉLIX-FERNANDO MUÑOZ PÉREZ
deren) ese ·saldo,. Esta propiedad es fundamental para analizar
la conexión entre la dinámica personal y la social, pues constitu­
ye el
nexo dinámico entre ambas; de hecho introduce un ele­
mento dinámico fundamental
que se aprecia perfectamente en el
caso
de procesos analíticos en los que no está presente esta pro­
piedad (12).
Por último, podemos definir
coordinación en sentido relativo
como
ganancia de realizabilidad; o, definido en un sentido
negativo, como disminución del grado de irrealizabilidad de los
planes
de los agentes.
¿Cómo podemos referir coordinación a las categorias anterio­
res? Para esto es preciso delimitar muy claramente
que la realiza­
ción
intrrnseca de los planes es un tipo de realizabilidad relativa
a la evaluación individual
que el sujeto efectúa de sus planes de
acción --dependiente de la ordenación consistente o no de su
acción-; mientras que la realizabilidad extrínseca corresponde a
un examen de la realizabilidad resultante de la concurrencia
ínter-agentes. Pues bien, es precisamente
al no observar un grado
de realizabilidad intrinseca satisfactorio cuando la vista del actor
dirige su atención, simultáneamente, hacia las propiedades de
consistencia y realizabilidad extrínseca (dependiente de la inte­
racción con otros agentes y con el medio); esto es, examina las
propiedades ,hacia dentro, y •hacia fuera,
(fmto de la interacción)
del plan desplegado.
La clave es la evaluación que hace el agen­
te del plan y que se centra
en el logro expresado en términos de
realizabilidad
intrinseca. A partir de ahí, el ,saldo, de realizabili­
dad (logro) revierte
(o no) en la constitución (que implica una
revisión más o menos sustantiva) de los planes de acción, según
goce (o no) de la propiedad de reflexividad. Este es exactamen­
te el sentido de la dinámica personal y ,social•: es
un proceso que
actúa (interactúa) en las dos direcciones, hacia dentro del sujeto
y hacia fuera simultáneamente.
Es un proceso donde Jo externo es
causado y causa del proceso interno de constitución e intento de
(12) Además, no es nueva en Economía: considérese, por ejemplo, los
modelos macroeconómicos con expectativas (entendidas en un sentido esencial);
pues bien, las expectativas implican la propiedad de reflexividad.
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LA GLOBALIZACIÓN ENTRE LA IDEOLOG/A Y LA ECONOMIA
despliegue de la acción personal -proceso que va transforman­
do la realidad externa e interna del agente.
Como consecuencia de lo anterior, la ganancia de realizabili­
dad, la
coordinación, puede venir por dos lados: (a) (re-)consti­
tuyendo planes
en los que las relaciones de medios a objetivos y
de objetivos entre
sl sean de tal modo que disminuyan (desapa­
rezcan) las inconsistencias tanto en 1nedios como en fines -para­
dojas de objetivos-; (b) o bien (re-)constituyendo los planes de
los agentes de modo que se tenga
en cuenta los •saldos,, que en
ténninos de realizabilidad han tenido los despliegues previos de
planes
-que interactúan entre sl-.
El primer tipo de coordinación se refiere a la ganancia de
realizabilidad intrínseca de los planes de los agentes; mientras
que el segundo a la extrínseca. Sin embargo, la coordinación
exige
en cualquier caso la reflexividad. Esta propiedad, que se
puede manifestar de diversos modos según la naturaleza de los
mecanismos de retroalimentación
en los. planes que manejen los
individuos, es esencial para
que se active de forma efectiva la
revisión del plan
(en su constitución). Sin embargo, hay que
tomar noticia de que reflexividad no implica, de suyo, coordi­
nación, sino
que puede perfectamente darse un tipo de revisión
que suponga descoordinaclón del proceso personal y social,
pues el mecanismo de reflexividad puede reforzar detenninados
•sesgos• en la acción. De nuevo se trata de una propiedad (con­
dición) necesaria,
pero no suficiente, para generar coordinación
-hacia dentro o hacia fuera-.
La coordinadón es una propiedad esencial desde el punto
de vista social. Hasta qué punto, en qué grado y de qué modo
se logra la coordinación de la acción humana personal ha sido
y es
un tema central para la investigación teórico-económica.
Hay teorías (modelos)
que incorporan a priori dicha compatibi­
lidad de los planes de acción personal: tal es el caso de los
modelos de Equilibrio General Walrasianos y
de la mayoría de
los modelos de la escuela neoclásica (también de la austríaca).
Pero
no necesariamente es así: la gran aportación de Keynes
desde el
punto de vista teórico fue la de formular planes de
409
Fundaci\363n Speiro

FELIX-FERNANDO MUÑOZ PEREZ
acción especiales que implicaban una incompatibilidad de fines
entre agentes
que interactuaban entre sí, generando un tipo
especial de coordinación económica (-social): equilibrios
con
racionamientos.
Pues bien, la moderna investigación teórico-económica ha
consistido y consiste actualmente
en la definición (caracteriza­
ción) de planes de acción personales
(,grupales• en el caso de la
macroeconomía) analíticos y en la caracterización de modos de
interacción de los planes de los agentes entre sí, dando lugar a
leyes económicas que son propiamente propiedades o conse­
cuencias lógicas de los resultados de las dinámicas
de interacción
de dichos planes.
Es por esto que podemos afirmar que el con­
tenido de las leyes económicas depende de una antropología_
fundamental: la subyacente al tipo de proceso asignativo al cual
está ligado el proceso asignativo analítico objeto de estudio: esto
es, a los juicios «extraeconómicos» que, necesariamente, implica
cualquier caracterización de conjunto de planes alternativos
(medios, fines y jerarquías de fines), esquemas de sociabilidad
(interacción) y de aprendizaje (reflexividad).
Es sobre todo este
material sobre el
que opera la ,racionalidad económica• de la cual
se deducen las leyes (propiedades)
que rigen semejantes proce­
sos.
Así, bien entendido, la validez de las leyes económicas mis­
mas hay
que juzgarla: (a) desde un punto de vista lógico, en el
seno del
tipo de proceso asignativo (que estén bien deducidas)
del cual se predican; y
(b) desde el punto de vista de la validez
de la antropología fundamental subyacente y
que se refiere a la
constitución, etc., de los planes de acción de los agentes. Por
esto, las leyes dependientes de una antropología fundamental
no
tienen porqué darse con otra antropología diferente. (Y por esto
hay diferentes
,escuelas• de economía.) Todo esto redunda en la
adecuación de las leyes obtenidas para explicar
la realidad: sus
,déficit explicativos• están ligados, pues, a déficit procedentes
de
estas dos vías (principalmente la segunda).
Tener claro lo anterior nos sitúa en una posición sumamente
adecuada para juzgar la naturaleza del discurso acerca de globa­
lización.
410
Fundaci\363n Speiro

LA GLOBALIZACIÓN ENTRE LA IDEOLOG!A Y LA ECONOM!A
m. La globali7ación entre la economía y la ideología
¿Qué relación hay entre el discurso anterior acerca de la natu­
raleza y lugar de
Jo económico y qué tiene esto que ver con glo­
balización?
¿Y por qué puede afirmarse, al menos en un cierto
sentido, que
el discurso habitual sobre el tema limita con, si no
traspasa, las fronteras de la ideología?
Para establecer esta relación partamos de
•una caracterización
que toma el proceso de globalizaci6n en forma ,positiva• y que
está fundada en una serie de juicios teóricos y técnicos. Por glo­
balizaci6n
entendemos un proceso complejo consistente en la
progresiva integración de las economías
y, en general, de las
sociedades (nacionales). Este proceso viene inducido
por los
siguientes factores:
por la intensificación y ampliación de des­
pliegues empresariales y financieros
en búsqueda del máximo
beneficio monetario definidos sobre horizontes estratégicos y
operativos mundiales, y
por la progresiva desnacionalización de
los ámbitos político institucionales nacionales, que se manifiesta
en la liberación y desregulación crecientes de toda actividad, lo
que va permitiendo, junto con el surgimiento y amplia difusión
de enormes progresos
en las tecnologías de tratamiento y difu­
sión de la información,
la paulatina constitución de una nueva
cultura y una nueva sociedad
globales, cuya organización institu­
cional puede y debe, a partir de ahora,
ir siendo definida. Se dice
que el proceso
de globalización es esencialmente fruto espontá­
neo del natural progreso de la libertad y de la técnica, manifes­
tando
en el (cada vez más) libre juego de los mercados, condu­
cente a más eficientes asignaciones de los recursos humanos y
naturales del mundo
-ya progresivamente liberados de restric­
ciones arbitrarias emanadas
de sórdidos intereses o de concep­
ciones
superadas--y, por lo tanto, a mayor productor de rique­
za y bienestar.
Este proceso tiene sus exigencias.
Su gobierno exige la coor­
dinación de amplias ámbitos de la econonúa, la sociedad
-inclu­
so de la personalidad de las agentes--hasta completar el des-
411
Fundaci\363n Speiro

FÉLIX-FERNANDO MUf/OZ PÉREZ
pliegue de toda su potencialidad de generación de riqueza y bie­
nestar
que el proceso de globalización lleva en su seno pues no
puede considerarse plenamente constituido en tanto subsistan
zonas del mundo
(y de la sociedad) no incorporadas al mismo.
Pero, entonces, y como condición de posibilidad para el armo­
nioso desenvolvimiento del mismo, deberán quedar definidas y
establecidas las formas de gobernabilidad globales• (13).
Examinaremos más de cerca esta definición que
no sólo no
es contradictoria sino que engloba la idea de globalización expre­
sada
por M. Camdessus supra. El fin del proceso, el objetivo que
en la jerarquía de los fines ocupa el lugar preeminente y que lo
estructura, es la consecución del mayor nivel de bienestar enten­
dido
en un sentido material especialísimo, ligado a la expansión
de los mercados
de bienes y servicios no sólo de consumo sino,
principalmente de factores productivos y de dinero. Este fin
as!
articulado supone una particular dinán!ica de estructuración de
los espacios de acción
-que en un sentido restringido podría
identificarse
con el llamado «consumismo--.
Por otra parte,
•este proceso viene inducido por la intensifi­
cación y ampliación de despliegues empresariales y financieros
en búsqueda del máximo beneficio monetario•, lo cual quiere
(13) Adaptación casi literal de la definición del proceso de globalización por
RAFAEL RUBIO DE URQufA RUBIO en ·Acerca de "globalizaciónn' Jlueva Revista,
Madrid, 2001. Obviamente se trata de un ejemplo de •caracterización positiva•.
Muchas de las definiciones •negativas· comparten de hecho concepciones de per­
sona y sociedad basados en gran parte en los presupuestos que llevan a este
enunciado. (Ejemplo: las así llamadas -terceras vías•. Véase AN'rHoNY BLAIR, La ter­
cera v.fa, Ediciones El País, Madrid, 1998, y AN'rHONY GIDDENS, The thlrd way
[Trad. española: La tercera vía. La renovadón de la socialdemocracia, Taurus,
Madrid, 1998D.
•La globalización es un proceso dinámico de creciente libertad e
integración mundial
de los mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y
capitales-(GUILLERMO DE LA DEHESA, Comprender la globalización, Alianza Edito­
rial, Madrid, 2000, pág. 17), En múltiples aspectos
no se trata de un proceso radi­
calmente nuevo: procesos
de integración de mercados se han observado a lo
largo de toda la historia, siendo uno de los más potentes el de 1870-1914. Sí es
nuevo, sin embargo, en (a) la intensidad en que alguno de sus elementos consti­
tutivos
se manifiesta, y (b) es el primer intento serio de control global y de impo­
ner una cultura materialista absoluta.
412
Fundaci\363n Speiro

LA GLOBALIZACIÓN ENTRE LA IDEOLOG!A Y LA ECONOMÍA
decir que, en realidad, no se trata de un fenómeno espontáneo,
sino
que viene impulsado por esta jerarquía de objetivos. La
novedad del proceso en su forma actual radica fundamentalmen­
te
en su protagonismo e intensidad, que se ven reforzados por el
ámbito mundial de planeación y favorecidos
por la eliminación
paulatina de trabas político institucionales nacionales, manifesta­
das
en la liberación y desregulación (y •privatización·) crecientes
de toda actividad. Todo se supedita a esto.
Las nuevas tecnolo­
gias no son el factor decisivo, sino la poderosísima palanca sobre
la
que el fenómeno puede desplegar toda su fuerza; es el medio
más poderoso
por el que circulan los productos de la globaliza­
ción (ideas, tópicos, flujos financieros, etc.).
Una idea central
de este discurso es que se termina identifi­
cando incluso el progreso
de la humanidad con el despliegue de
toda la lógica del proceso
de globalización: Lo económico, en esta
concepción manifestado
en el desarrollo e integración de los
mercados mundiales bajo la égida del máximo beneficio mone­
tario, deviene así elemento central del proceso, constituyendo el
fundamental (acaso único) factor del progreso de
la civilización
desde un punto de vista práctico, pues es causa del incremento
del bienestar de la población y, por tanto, elimina fuentes de con­
flicto. Como consecuencia de esta «idea fuerza», oponerse a la
lógica de este proceso irresistible (14) supone enfrentarse al ver­
dadero factor de civilización lo que es rechazable desde
un punto
de vista
,moral•.
Por · supuesto, este proceso tiene sus exigencias. Su éxito
depende o mejor exige la coordinación (alineamiento) de am­
plias ámbitos de la
economia, la sociedad ¡incluso de la

persona­
lidad de
las gentes! hasta completar el despliegue de toda su
potencialidad de generación de riqueza y bienestar que el pro­
ceso de globalización lleva
en su seno. Vemos cómo aparece aquí
la idea antes expresada en el apartado anterior de la coordina­
ción
de la acción humana personal y social. La base de la misma
es la acción personal: la consistencia y realizabilidad de los pla-
(14) Irresistible por ser un proceso (a) espontáneo; y (b) surgido de la lógi­
ca interna de la historia.
413
Fundaci\363n Speiro

FÉLIX-FERNANDO MUÑOZ PÉREZ
nes de acción personales y la convergencia de los mismos en la
determinación de los medios y ¡sobre todo! en la jerarquización
de los objetivos es estrictamente necesaria para el
buen fin del
proceso. Y la mayor coordinación ha de obtenerse trabajando
en
dos frentes: la eliminación o institución en su caso de formas de
sociabilidad (de relación o interacción entre los agentes)
que eli­
minen o reduzcan las fricciones a las que el proceso necesaria­
mente ha de dar lugar; y otro frente interno dirigido al convenci­
miento (persuasión) de las bondades del proceso de las propias
personas, para reducir o eliminar inconsistencias de 1nedios,
¡pero sobre todo de objetivos! (inconsistencias éticas).
Así, la dinámica cognitiva desempeña un papel importantísi­
mo: cada persona
ha de descubrir y, en el fondo asimilar, que el
proceso es inexorable y
que opera para su bien (al menos para
el bien de la especie); pero, y esto es mucho más fundamental,
ha de adaptar sus jerarquías de valores para trabajar en la direc­
ción de la globalización, ¡lo cual es
una exigencia ética! que
requiere la remoción de valores y su substitución por otros ( o por
otras jerarquías). Y el proceso no podrá considerarse plenamen­
te constituido
-y no se podrá disfrutar de sus frutos--en tanto
subsistan zonas del mundo
(y de la sociedad) no incorporadas al
mismo
en estas dos direcciones.
Consistencia, realizabilidad, aprendizaje, coordinación, dinámi­
cas cognitivas y dinámicas éticas, etc., todas categoñas de
una teo­
ña económica o de una teoña de la acción humana que se reve­
lan como frutos de una comprensión más profunda de los proce­
sos económicos y de la relación de éstos con los procesos socia­
les. Pretender entronizar
Jo económico como valor supremo del
devenir de los pueblos
en el momento histórico presente no es
sino una auténtica manipulación o subversión de la realidad resul­
tado
-en el mejor de los casos--de una errónea comprensión de
Jo económico y de su lugar en la configuración de las dinámicas
sociales. Error este muy extendido
en la medida en que se toman
los fines y las jerarquías de valores como datos irreductibles más
allá de la investigación teórico-económica, lo que convierte a los
problemas económicos en cuestiones meramente técnicas -no
morales---donde no cabe discusión sino en términos de eficacia.
414
Fundaci\363n Speiro

LA GLOBALIZACIÓN ENTRE LA /DEOLOG!A Y LA ECONOM[A
No es que de nuestra posición teórica digamos que los valo­
res y las jerarquias de estos sean Oos) objetos de estudio de la
econonúa, sino más bien que sin un examen de los mismos y de
sus jerarquías
no puede operarse una teoría económica substan­
tiva, toda vez que de la interacción social de los planes de acción
de las personas afloran los contenidos de estos. A la economía le
interesa las consecuencias que se derivan de las relaciones for­
males,
no de los contenidos especificas, en cuanto ciencia espe­
culativa. Pero
en cuanto estos toman corporeidad es capaz de
pronosticar, al menos cualitativamente, el
sentido de la acción
persona/y social.
Por esto la Economía es el previo para una ver­
dadera teotia de la acción
humana general.
En otros lugares hemos escrito sobre las
criticas que desde
esta concepción de
Jo económico e incluso desde la te01fa eco­
nómica más convencional cabe hacer de determinados
-Y cen­
trales-tópicos que defienden los partidarios de (esta) globaliza­
ción. No nos parece que este sea el lugar indicado para repetir­
nos (15).
Más bien lo que hemos querido sacar a la luz es una
serie de ideas desarrolladas
en otros trabajos que nos permitan
identificar el verdadero lugar
en el que se desarrolla la batalla
intelectual sobre la globalización
y que no es otro que el que
señalaba M. Camdessus parafraseando a Havel: se trata de un
•problema de civilización, que sólo puede abordarse desde una
-reestructuración de los valores-.
(15) Puede encontrarse material en nuestro trabajo ·El mito de la globaliza­
cíón•, comunicación presentada en el XI Simposio Internacional de Éti.ca, Empre­
sa y Sociedad d?etos dttcos en la era de la globalizacidn. El mensaje de la encícli­
ca "Centeslmus annus" en su 10.º aniversario-. IESE, Barcelona, 4-6 de julio de
2001. Y en nuestra recensión La mundializaddn, la destruccJdn del crecfmiento
y del empleo de Maurice Allais, D. T. Instituto de Investigaciones Econ6rnicas y
Sociales ,Francisco de Vitoria•.
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