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Número 405-406

Serie XLI

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Jordi Canal: El carlisme català dins l'Espanya de la Restauració. Un assaig de modernització política (1888-1900)

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
blica (págs. 205-2o6), cuando la diócesis no se erigió hasta 1949.
Cita, entre los obispos intransigentes ante la República al de
Lérida (pág. 205), cuando
la diócesis careció de obispo residen­
cial de
1930 a 1935.
Y
si yo he encontrado estos gazapos, mejor dicho, estos nota­
bles errores, me imagino que habrá más. Pues, pese a todo ello,
que no es poco, es tanta la carencia de biografias episcopales,
que algo contribuirá ésta para conocer mejor a
uno de los obis­
pos de
la primera mitad del siglo xx que, si no fue una figura
egregia de nuestra Iglesia, fue testigo de
una época importante,
trágica y gloriosa.
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOJllA
]ardí Canal: EL CARLISME CATALÁ DINS
L'ESPANYA DE
LA RESTAURACIÓ. UN ASSAIG DE
MODERNITZACIÓ POLÍTICA (1888-1900)C'>
Jorge Canal (Olot, 1964), profesor de Historia contemporánea
en la Universidad de Gerona, ha escrito un interesante libro sobre
el carlismo catalán, que
en buena parte lo es también sobre el car­
lismo español,
en los últimos años del siglo XIX. Es una pena que
esté escrito
en catalán pues ello reducirá sin duda el círculo de sus
lectores.
Y, desde luego, se inscribe en esa serie de trabajos que
cuando los inició Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez
de
Valugera pareáa que se trataba de un capricho sin futuro del joven
historiador pero que los años han demostrado
que redescubrió un
filón al que después se han apuntado numerosos historiadores o
simplemente aficionados a la historia. Lástima que muchos de los
que siguieron aquella senda sólo tornaran el tema y
no la seriedad
investigadora del
aún hoy joven profesor. No es, afortunadamente,
el caso de Canal
que nos presenta un trabajo investigado, serio y
(*) Eumo Editorial, Vich, 1988, 315 págs.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
escrito desde una notable imparcialidad. No es un libro carlista
pero tampoco es anticarlista.
Es, simplemente, un libro de historia.
El primer capítulo, introductorio, nos narra las vicisitudes del
carlismo desde su tercera derrota
en el campo de batalla hasta la
escisión nocedalista.
Es lo menos original del libro pero constitu­
ye
una síntesis muy aceptable de aquellos difíciles años en los
que la notable figura de Cándido Nocedal lo llenó todo, hasta su
muerte
en 1885. Son hechos suficientemente conocidos pero
están bien narrados, aunque tal vez en alguna ocasión sólo apun­
tados,
con lo que muchos lectores que desconozcan la historia se
quedarán sin enterarse demasiado.
Los peores años de Don Carlos, bastante impresentables:
Paula de Samoggy, el asunto del Toisón, las relaciones
con la
reina destronada Isabel
II, Cabrera, la "conspiración carlorepu­
blicana" existente mucho más
en los temores de los diplomáti­
cos españoles
que en la realidad, los viajes del Pretendiente ...
son más apuntados que narrados. Cosa por otra parte compren­
sible pues no es ese el objeto del libro. La jefatura de Nocedal
está estudiada con más detenimiento. Sus constantes trifulcas
con La Fe de Vildósola y de la Hoz, hijo, sus discrepancias con
Don Carlos que nunca se atrevió a destituirlo aunque última­
mente se preocupaba de la marcha del partido, la figura emer­
gente del marqués de Cerralbo, la muerte del jefe carlista y
de
Alfonso XII en 1885, el frustrado intento de Navarro Villoslada,
el desentendimiento
con Ramón Nocedal y El Siglo Futuro hasta
llegar a la escisión integrista de 1888, las batallas entre leales e
integristas, hasta llegar a la nueva dirección del partido
ocupan
casi una cuarta parte del libro que, como hemos dicho es la
menos original.
Después entra
en lo que es aportación original y lo más inte­
resante del texto aunque, ciertamente, muy Iocalista sin que, por
supuesto, falten numerosas referencias a España. Mérito de Ce­
rralbo fue dar
un extraordinario impulso al partido que en Cata­
luña conoció un crecimiento espectacular. De forma que no se
notó demasiado la marcha de los íntegros. Salvo en la guerra a
muerte entre los
que se fueron y los que se quedaron. No ceda!
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
había querido articular el partido desde la prensa tradicionalista.
Cerralbo lo intentó con las bases. Directamente. Creando innu­
merables centros y
circulos, enrolando a las juventudes, partici­
pando
en las elecciones ... Y el resultado fue extraordinario. Y no
sólo en Cataluña aunque ciertamente en Cataluña. Llauder, antes
incondicional de Nocedal, fue
una de las figuras claves del la
rrueva situación, del "nuevo carlismo". Aunque el extraordinario
periodista no fuera precisamente un gran organizador de los
leales.
Se llegó, seguramente, al mejor momento del partido. Con
diputados
en las Cortes y sobre todo con una presencia notabili­
sima en muchos pueblos y ciudades. El odio africano del Rey por
Ramón Nocedal era explicable. Casi le había dejado sin prensa y
sin las grandes figuras
de aquella prensa. Aunque no sin masas.
Que ahora miraban a Loredán como los musuhnanes a La Meca.
Si no hubiera sido por la defección de Llauder, o por la lealtad
de Llauder, según se mire, con su
Correo Catalán y después con
su El Correo Español, quizá la suerte del carlismo hubiera sido
muy otra. Y peor. No faltaron rencillas, divisiones y enfrenta­
mientos -no serían carlistas-, pero las catalanas fueron de esca­
sa entidad. Se echa de menos, en cambio, más tratamiento del
tema integrista
que en Cataluña contaba con la importantísima
figura de Sardá y Salvany, además de otros de menos categoría.
La mención a los hechos del Olimpo nos parece insuficiente. Y
el empeño de
Don Carlos porque Nocedal no saliera diputado
por Azpeitia. Con su enfado cuando obtenía el escaño y su ale­
gria cuando lo perdía.
Si la prensa había sido el objetivo de Cándido Nocedal, tam­
poco la descuidó Cerralbo. Y bajo su mandato, habiéndola reci­
bido tan mermada después de la escisión integrista, le dio
un
notable impulso. En ello fue figura clave Luis María de Llauder.
La fusión de La Fe con el El Correo Español, cerró una herida·
nunca cicatrizada.
La descripción de la prensa carlista catalana
nos parece completísima aunque tal vez demasiado somera. Y
volvemos a echar de menos su parangón con la integrista aunque
alguna referencia aparece inevitablemente.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
El esfuerzo propagandístico del carlismo, sobre todo en Cata­
luña, está excelentemente estudiado. Hemos hablado ya de la
prensa
pero Canal refleja también libros, opúsculos, folletos, edi­
toriales, carteles, retratos, postales, sellos, etiquetas de bebidas
... ,
en un trabajo original y completísimo. Muy interesante también
la mención a los viajes realizados para revitalizar el carlismo
en
las diversas regiones españolas. Tanto los de los jefes carlistas
-los de Cerralbo le merecen especial atención, con expresa
referencia a los incidentes
que tuvieron lugar en la Valencia blas­
quista-, como los de simples militantes, sobre todo jóvenes,
que visitaban, generalmente
con notable éxito, pueblos más o
menos perdidos.
Lo de Ramoncito Murgía, niño de siete años
que lograba notables éxitos arengando a sus correligionarios, he
de reconocer que para mi fue un descubrimiento. O si ya me lo
había tropezado
en alguna lectura, se me había olvidado por
completo.
El estudio de los Círculos tradicionalistas, "espacios privile­
giados
de sociabilidad poli ti ca", es también excelente. Queda de
relieve la importancia que tuvieron para el partido y la gran idea
de Cerralbo al potenciarlos y multiplicarlos.
Los tropiezos de los
mismos, en ocasiones, con los Círculos Católicos de Obreros, en
concreto con los del jesuita Vicent, constituyen un tema del
mayor interés. Asi como el estudio de las bases carlistas en el que
queda de relieve el carácter eminentemente popular de las mis­
mas y
la más que notable ausencia de lucha de clases y de
enfrentamiento generacional. Verdaderamente aquello era como
una gran familia. Cosa que el autor estudia con acierto.
El papel de la juventud, importante papel, el de los soldados
veteranos, las funciones asistenciales de los Círculos, con cajas de
socorros mutuos y montes
de piedad, los actos de caridad y
beneficencia, las escuelas para los más necesitados... serán para
no pocos lectores un asombroso descubrimiento.
Concluye tan interesante trabajo con
un estudio pormenori­
zado de la gran figura carlista
que fue Luis Maña de Llauder,
sobre todo
de su pensamiento expresado en sus numerosos artí­
culos. Echamos también de menos una mayor atención a sus
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
enfrentamientos con los integristas, que siempre le considerarán
un traidor, con los católicos liberales, sobre todo con Mañé y
Flaquer,
con su obispo Urquinaona, con los catalanistas emer­
gentes
...
Pero todo esto ocurre con los buenos trabajos. Que nos gus­
tarla trataran más cuestiones o lo hicieran más extensamente. En
los malos no se echa nada de menos. Sobra el libro. Y siempre
la limitación espacial. Lástima que se refiera sólo, o sobre todo,
a Cataluña. Ojalá tenga imitadores.
Que amplíen la época y el
espacio. No necesito decir más para señalar
mi favorabilísima
impresión y la recomendación de su lectura.
i'RANCISOO Jos~ FERNÁNDEZ DE LA C!G01'1A
Giancarlo Giurovich: FILOSOFIA, POLITICA,
RELIGIONE<'l
Giancarlo Giurovich (1943-2000), era profesor titular de His­
toria de la Filosofia Polftica de la Universidad de Udine al térmi­
no de su peregrinación en este mundo; antes habla sido profesor
de Historia de la Filosofia
en la misma Universidad y en la déca­
da de los años noventa, durante cinco años, compatibilizó ese
magisterio con la enseñanza de Historia de las Doctrinas Políticas
en la Acade1nia Militar de Módena. Era, también, socio del Instí­
tut Internatíonal d'Études Européennes "Antonio Rosmini".
El presente volumen, promovido por el Departamento de
Ciencias Filosóficas e Histórico-Sociales de
la mencionada uni­
versidad fruilana, y cuidado por Danilo Castellano y Brunello
Lotti, reúne la obra del autor dispersa por revistas y volúmenes
colectivos, a excepción
de aquellos que constituyeron libros.
Incluye, pues, desde las meras reseñas de libros a las recensio­
nes críticas,
en su mayoría de autores italianos; desde los ensa-
(') Forum, Udine, 2002 (17 x 24 cm.), 495 págs.
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