Índice de contenidos

Número 405-406

Serie XLI

Volver
  • Índice

Enrique Berzal De La Rosa: Remigio Gandásegui (1905-1937). Un obispo para una España en crisis

lNFORMACióN BIBLIOGRÁFICA
Enrique Berzal de la Rosa: REMIGIO GANDÁSEGUI
(1905-1937). UN OBISPO PARA UNA ESPAÑA
EN CRISIS
<'l
La Biblioteca de Autores Cristianos, benemérita por tantos
conceptos, aunque
no falten en ella concesiones que la desme­
recen,
ha optado últimamente por presentar a sus lectores una
serie de biografías de obispos españoles que vienen a intentar
empezar a llenar
un espectacular vaáo de nuestra bibliografía.
Además del libro que vamos a comentar, tengo a la espera la de
Fabián y Fuero
que escribió Rodríguez de Coro (1997); la de
Herrera Oria, de Garáa Escudero (1998), escritor, militar y políti­
co recientemente fallecido
en olor de alabanzas eclesiales y sobre
el que tengo más de una reserva;
la de aquel santo varón que fue
monseñor García Lahiguera, de Cárcel Ortí (1997), sacerdote real­
mente prolífico, y
la del cardenal Segura, de Francisco Gil Delga­
do (2001). Dios mediante, los lectores de Verbo tendrán cumpli­
da referencia de todas ellas.
Tenemos
que felicitar a la BAC por haberse decidido a dar­
nos a conocer a nuestros obispos y ojalá los mencionados sean
solamente la vanguardia de otros muchos más que están recla­
mando a gritos que se
ocupen de ellos. Por el bien de la histo­
ria y de la Iglesia. En algunos casos
ha sido solamente el inte­
rés histórico el
que ha llevado a los biógrafos a ocuparse de
estas figuras. En algún otro, además, la posibilidad de una bea­
tificación
ha movido la pluma de los autores. Es el caso, sin
duda, de monseñor García Lahiguera, que
en lo que cabe huma­
namente juzgar será próxima. Y, posiblemente, García Escudero
haya querido también llevar aguas a ese molino. No parece que
esa haya sido la intención de Berzal, Rodríguez de Coro y Gil
Delgado.
(') BAC, Madrid, 1999, 256 págs.
529
Fundaci\363n Speiro

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Berzal de la Rosa, historiador de algunas publicaciones, nos
presenta una obrita corta --es la de menos páginas de las que
hemos mencionado-y bastante endeble. La figura elegida no es
particularmente notable. Y de ello se resiente el libro. Además,
tampoco
es un modelo de estudio. Pero eso es lo que hay. Y
cada historiador tiene
todo el derecho de elegir la persona a la
que quiere dedicar su atención. Lástima que no le haya dedica­
do más atención.
Remigio Gandásegui y Gorrochátegui
es un vizcaíno nacido
en Galdácano -tiene Berzal el buen gusto de no escribir Galdá­
kano-, el 5 de enero de 1871. Llevado al seminario de niño,
apenas
el autor sabe nada de los primeros años de este perso­
naje.
Y, cuando decimos de los primeros años, nos referimos a
los treinta y cuatro
que transcurrieron hasta que, el 3 de enero
de 1905 fue nombrado, en jovencísma edad, obispo titular de
Dora, Prior de las órdenes Militares, con sede en Ciudad Real.
¿Lo fue, en verdad, el 3 de enero? Lamberto de Echeverria dice
que lo fue el 27 de marzo de ese año. Estamos acostumbrados a
numerosas imprecisiones
en las fechas de nombramientos de
obispos pues unos autores dan como tal la del nombramiento
pontificio y otros
la de la consagración episcopal. Después,
Berzal dice
que fue preconizado en la misma fecha que nos
suministró Echeverria por lo que cabe concluir que el 3 de enero
debió ser el día en el que Alfonso XIII, en virtud del Real
Patronato,
lo propuso a San Pío X. Pero la propuesta regia, aun­
que entonces imprescindible, no suponía ningún nombramiento
episcopal.
Fueron varios los que no consiguieron la aprobación
romana. Lo que sí es un puro error es hacerle sucesor de
Casirniro Peña, pues en el episcopologio priora! no hubo ningún
obispo de tal nombre. Berzal lo confunde con Casimiro Piñera,
obispo Prior fallecido
en 1904.
En 1914 fue trasladado a la diócesis de Segovia, que rigió
hasta 1920, fecha
en la que fue promocionado a la archidió­
cesis vallisoletana,
donde permanecerá hasta su muerte en
1937. Berzal, apoyándose en Cárcel, habla de la mediocri­
dad de los obispos de entonces. No creemos fueran tan me-
530
Fundaci\363n Speiro

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
diocres. Aunque ciertamente los había, como en todas las
épocas.
Lo que no parecia ser Gandásegui era humilde. Y su diócesis
segoviana le
pareda de segunda división por lo que pedía al nun­
cio
una más propia a su valía. Valencia preferiblemente. Sólo le
dieron Valladolid.
En vez de seguir
un orden cronológico, que es lo más reco­
mendable, Berzal opta
por uno conceptual. Nos lo presenta
como metafísico, aunque no lo considera a la altura de un Castro
Alonso o de un Cámara. Más bien le parece sin "extraordinarias
cualidades intelectuales". Antiliberal
y, sobre todo, antimodernis­
ta, fue un obispo "nacionalcatólico", como lo eran entonces
todos. Pese a lo que algunos creen que ese apellido es propio del
franquismo.
Obispo "social", siempre le preocupó la desgraciada situación
de las clases más desfavorecidas
pero ello caracterizó a casÚodos
los obispos de la época. Aunque en ello fuera de los más distin­
guidos. Contó con la colaboración y
la amistad del jesuita Neva­
res, auténtica autoridad en la materia, y sus realizaciones fueron
notables.
Su pontificado manchego fue sumamente conflictivo. Auto­
ritario, cuasi despótico, se enfrentó
con el Cabildo, impuso a su
protegido Irastoza como penitenciario
-le sucederia en la
mitra priora!
y luego fue discutidísimo obispo Orihuela-, se
implicó
en una confusa testamentaria y comprometió los bie­
nes
de la diócesis en un negocio desgraciado que terminó en
los tribunales en un abierto descrédito del obispo. Pienso que
de entonces le viene aquel juego de palabras con sus apelli­
dos
con el que pasó a ser conocido por los maledicentes:
Gastásegui y Derrochátegui. Aunque de ello
no se hace eco
Berzal.
Sus buenas cualidades
como brillantísmo orador, preocu­
pado catequista, potenciador de brillantes actos eclesiásticos,
sobre todo como arzobispo de Valladolid, defensor de la preca­
ria economía de los sacerdotes, impulsor de Semanas
y Con­
gresos, hombre próximo a todos, incluso "populista", desmere-
531
Fundaci\363n Speiro

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
cieron en sus dos primeras diócesis por ese pronto autoritario e
imprudente
que oscurecieron su imagen manchega y segoviana.
El intento de intervenir en la politica vasca cuando era obispo
de Segovia, otro
nuevo fracaso de Gandásegui que le enemistó
con el obispo vitoriano, Eijo, le supuso el marcaje del nuncio, y
dejó perplejos a sus fieles de Segovia,
no contribuyó a realzar
su figura.
En Valladolid, seguramente escarmentado
por las experien­
cias anteriores, fue ya
un obispo mucho menos discutido. E in­
cluso querido
por un pueblo que le veía próximo y accesible.
Monárquico declarado y muy
poco propicio al nacionalismo
vasco fue, sin embargo, de los obispos conciliadores
con la
República,
en la órbita del nuncio Tedeschini y del arzobispo de
Tarragona, Vida! y Barraquer. Aunque terminó viendo
que la con-
' ciliación no conduela a nada y sus escritos y pastorales se fueron
radicalizando.
En 1932 su salud
comenzó a resentirse y, como parecía ser
habitual,
el 17 de julio de 1936, partió hacia su país natal para
reponerse. Escogió mal el dia y el lugar. Prisionero, se creyó
incluso
que había sido asesinado, gracias al canónigo naciona­
lista Onaindia,
que lo era de Valladolid, y al PNV, consigue ser
entregado a los nacionales en el San Sebastián recién liberado.
A partir de entonces su alineamiento
con la "Cruzada" fue total.
Aunque los más extremistas achacaran su liberación a simpa­
tías nacionalistas
que nunca tuvo. Murió el 16 de mayo de 1937
por lo que no pudo firmar la Pastoral Colectiva del 1 de julio
de
ese año. De no haber fallecido su firma era segura y en­
tusiasta.
Libro bastante elemental e insatisfactorio -el pontificado
segoviano prácticamente
no existe y el manchego precisarla
más estudio-escrito, además, desde una sorprendente supe­
rioridad manifestada
en un "Pórtico" -¡vaya cursilada!-im­
presentable. Toda nuestra historia eclesiástica es malísima,
de
"interpretaciones fuertemente politizadas, apologéticas y polé­
micas, e incluso maniqueas" (pág.
XXIX). Qué se podía esperar,
por otra parte, si aquellos historiadores eran "eclesiásticos casi
532
Fundaci\363n Speiro

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
todos" (pág. XXIX). Aunque puesto a citar sólo menciona a dos
seglares, Vicente de la Fuente y Marcelino Menéndez Pelayo
(pág.
XXX). ¿Los creería clérigos? Después vino el nacionalcato­
licismo franquista
que fue aún peor. Menos mal que llegaron "el
análisis marxista" (pág.
XXXIII), los "historiadores laicos" (pág.
XXXIV) y Berzal de la Rosa. Que, entre otras cosas se inventó
un obispo Peña para Ciudad Real (pág. 7) y un extrañísimo
municipalismo
en la política de nombramientos eclesiales, del
que hasta el momento no tema yo el menor conocimiento. Sin
duda el análisis marxista, que por otra parte él no utiliza, lleva
a descubrimientos memorables. Vean si no esta perla: "Como
ocurre con Gandásegui, era normal que las altas dignidades
eclesiásticas dirigiesen a los municipios nombres
de sujetos cua­
lificados para
el gobierno diocesano" (pág. 8). ¡Qué pito tocarí­
an
en esto los alcaldes?
Dice también que Gandásegui tomó posesión de Ciudad Real
"por medio del
P. Javier Irastorza" (pág. 10), que no era padre
sino simple sacerdote secular, asegura que "los nombramientos
episcopales efectuados
en 1913-1914 dieron numerosos proble­
mas. Muchos de los obispos elegidos,
por lo general bastante
mediocres
... (pág. 10). En ese bienio se nombraron trece obispos,
sin
duda debido al parón que supuso el gobierno de Canalejas.
Y realmente de
una notable mediocridad. Entre ellos estaban,
nada menos
que los futuros cardenales Reig y Casanova y Vida!
y Barraquer, el Patriarca de las Indias
Eijo y Garay, el arzobispo
de Burgos Castro Alonso
...
· Hace a Juan Maura Gelabert obispo de Badajoz (pág. 33),
cuando lo fue de Orihuela. Llama a Antolín López Peláez, figura
insigne de nuestro episcopado, obispo de Jaca y arzobispo de
Tarragona, Agustín (pág. 56).
El arcediano de Valladolid Antonio
González San Román (pág. 256), que
asi se llamaba, es páginas
antes
Garda San Román (pág. 143). Hace a Múgica Urrestarazu
en 1924, obispo de Vitoria, cuando lo era de Pamplona y a Pla y
Deniel de Salamanca, cuando lo era de
Ávila (pág. 189). Hace a
Basulto arzobispo de
Jaén (pág. 205), cuando no pasó de obis­
po.
Se inventa una diócesis de Bilbao, en los años de la Repú-
533
Fundaci\363n Speiro

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
blica (págs. 205-206), cuando la diócesis no se erigió hasta 1949.
Cita, entre los obispos intransigentes ante la República al de
Lérida (pág.
205), cuando la diócesis careció de obispo residen­
cial de
1930 a 1935.
Y si yo he encontrado estos gazapos, mejor dicho, estos nota­
bles errores, me imagino
que habrá más. Pues, pese a todo ello,
que
no es poco, es tanta la carencia de biografías episcopales,
que algo contribuirá ésta para conocer mejor a
uno de los obis­
pos de
la primera mitad del siglo XX que, si no fue una figura
egregia de nuestra Iglesia, fue testigo de
una época importante,
trágica y gloriosa.
FRANCISCO Jos~ FERNÁNDEZ DE LA CIGOl'1A
Jordi Canal: EL CARLISME CATALÁ DINS
L'ESPANYA DE LA RESTAURACIÓ. UN ASSAIG DE
MODERNITZACIÓ POLÍTICA (1888-1900)'')
Jorge Canal (Olo~ 1964), profesor de Historia contemporánea
en la Universidad de Gerona, ha escrito un interesante libro sobre
el carlismo catalán, que
en buena parte lo es también sobre el car­
lismo español,
en los últimos años del siglo XIX. Es una pena que
esté escrito en catalán pues ello reducirá sin duda el circulo de sus
lectores.
Y, desde luego, se inscribe en esa serie de trabajos que
cuando los inició Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de
Valugera
pareáa que se trataba de un capricho sin futuro del joven
historiador pero que los años han demostrado que redescubrió
un
filón al que después se han apuntado numerosos historiadores o
simplemente aficionados a la historia. Lástima que muchos de los
que siguieron aquella senda sólo tomaran
el tema y no la seriedad
investigadora del
aún hoy joven profesor. No es, afortunadamente,
el caso de Canal que nos presenta
un trabajo investigado, serio y
(•) Eumo Editorial, Vich, 1988, 315 págs.
534
Fundaci\363n Speiro