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Número 325-326

Serie XXXIII

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Discurso de Andrés Gambra [San Fernando 1994]

FESTIVIDAD DE SA'N FERNANDO 1994
perior la perfecta no-Cristiandad~ presente. Y, -«mientras tanto (en pala­
bras de
Federico Wilhelmsen) seamos rebeldes a la Ciudad Secular y así
gocemos de la dulzura de la rebelión .legitima». ·(La soberania de Cris,.
to ... o el caos, Círculo Familiar Virgen del Camino).
IllSCURSO DE ANDRES GAMBRA
Estimados amigos· de la Ciudad Católica:
Cuando Miguel Ayuso· me invitaba hace únos dias, en nombre de
Don_ ]'uan Vallet, a dirigirme a ustedes -con motivo de la festividad· del
santo
patroiio· ·de nuestra asociación, me Cbnmovierort_ ·dos sentimientbs de
naturaleza y signo
muy diferentes.
En primer térmi,w, 'la· satisfacción de poder manifestar j,úblicamente
-haCiéndome portador 'Sin duda-de una 'voluntad· compartida por todos
los
presentes-mi admiraci6n y gratitud a Don Juan, a Estpnfslao Can­
tero y

a Miguel
Ayuso, por la obra que llevan a · cabo con vacación -y
continuidad admil'ables, ·tanto l1Um -en estos tiempos adversos: una, em'pre­
sa magnífica de afirmación y difusión ·del pensamiento socia[. _católico,
realizada a t~avés de coloquios y reuniones, de tertulias- animadas, de la
publicación de libros
·-de -ínterés··excepcionat, de la··revista Verbo que es
instr,umento imprescindible para conocer el ·pensamiento -contratrevolucio­
narío contemporáneo; de una labor.· en fin,· entrai_íable y _Sin tregua de
captaci6n· de aficiones y de inco_rporación _de voluntades a -Ja .n:zeta, de la
que han hecho uno de los objetivos principales de su :vida. ·' · ·
Luego. cuando
·me incliné-SObre el cesto de-·m.is recursos en busca de
inspiración,
me invadió un estado de ánimo de 'Signo ·muy distinto: una
sensacióri ·de abatimiento, de des~zó,i y falta de ,impulso, que se me ·an­
tojó humillante, sobre todo al cotejarla con el recuerdo, que también
me asaltó, de ocasiones pretéritas similares a ésta, acaecidas hace _doce
o quince años~-cuando tuve·. también 'que pronunCUlr palabras de aliento
con motivo
de· o~tas festividades de San ·Fernan4,<;ro -de la celebración
de la
festividad", de Cristo Rey, Me agobió el dato de ·que entonces; al
margen·
del-·acierto o desacierto de su -discurso, estuv_ieron mis palabras
impregnadas, en · consonancia coii' -el tonó· que la o~asión réqueria, · dé im­
pulso
vital' e. ilusión_. Al indagat las :razones_ ·de tal mudanza me pregunté,_ ·primero, -si no
próc_ederia de la· edad, del · deterioro provocado en mi dnimo por ·tos años
transcurridos. Rechacé
la idea· al: considerar que en otros dmbitos·_·de mi
vida tio se -r"egistran signDs de ·similar decaimiento. No tardé en reconocer
motivos· de
·naturaleza exógena:· · lo_ que· me· oprimia .era sencillamente la
cOnciencia de la trdnsforrnaci6n eir.orme que sé . ha producido en nr1:estra
patria a lo largo precisamente del .periodo citado, los últimos diez o quin­
ce años.-En las ·ocasiones remembradas; cuando Yo Pronunciaba lcis. pa­
labras que. ahora· dan -pie a mi-nos.talgia.,. _E-spaña _era un pats amenazado
pero
,Vivo todavta, con -esa vitalidad' a la .que se refería Menéndez y Pe­
la-yo: un· 'pais .donde--subsistian. exfensos páñós ·deZ._edifiéio de la antigua
Cristiandad~ '.donde quedaba un poso · de decencia compartida; oo·. Sen_túlo
y aprecio de la unidad patria y de su historia, de capacidad par guit entre el biert y el mal, la -mentira y la verdad, de santo temor.·a Dios
operativo.·. aún
entre muchos de· sus habitantes.
Hoy.
-en cambio se halla España Sumida en una situación abismática,
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de la que huelga. el comentario de los pormenores, presentes en la mente
de_ todos ustedes.
Han sabido hacerlo bien: con esa inteligencia a/ilada
qué Dios per­
mite a veces en los hijos de
las tinieblas. En un lapso de tiempo prodi­
giosamente corto, de
Jorma incruenta y sin apenas tropiezos, han realizado
una empresa que sus predecesores, los debeladores ilustrados de
la socie­
dad cristiana, los liberales decimonónicos,
la izquierda revolucionaria del
primer tercio de esta
centuria, intentaron culminar en vano, y eso que no
escatimaron
medios, tesón y violencia.
¡Que habilidad la suya! Han seleccionado _con habilidad maestra en
el bagaje de las ideologias conte,nporáneas el utillaje preciso para el fin
apetecido: el triunjo
de. un materialismQ tosco y manipulable, el adveni­
miento de una
sociedad individualista, laica y desvertebrada, apta para el
despliegue sin
freno_ de sus ambiciones, hechas -de la conmixtión de su
voluntad ilimitada de poder
y de resabios, los anticristianos sobretodo, de
las viejas utopías. !)el capitalismo han escogido el desarrollo ilimit"ado
de la mentalidad consumista, la corrupción de costumbres, el horizonte
ético hecho sólo de
la voluntad de disfrutar sin cortapisas de las ventajas
de
la sociedad posindustrial, la alianza. ejicaz entre el poder politico y el
poder económico. De
.,los supuestos de la social-democracia y del comu­
nismo, han adoptado el desarrollo . de
la máquina estatal y burocrática,
con aptitud para manipular
todos-los resortes de la vida social, ha8ta la
amputación de cualquier veleidad de. autonomía, y .el designio .gramsciano
de apoderarse de la conciencia socü¡l, para sustituirla por una seudocul­
tura
tópica y jetichista, necesariamente sujeta a las compulsiones emitidas
a través de los
medio~ de comunicación ojiciales

o paraoficiales.
Una
combinación e/icaz de. liberalismo mediatizado, de plutocracia sin con­
ciencia, de elitismo roussoniano. Dueños de
las conciencias, encarnan la
voluntad general in/alible; dueños del dinero,· se presentan como los be­
nejactores
un_iversales. Han destruido la vida familiar, la dignidad indi­
vidual y
colectiva arrasada por un hedoni$mo hortera-(no le Jaltaba ra­
zón a Alfonso Guerra al decir aquello de que él ent.,ndió ,que -la demo­
cracia triunfaba
en España cuando se generalizó el bikini). Han aniquilado
los
_«poderes Jácticos»_ que otrora representaban instrµmentos eficaces de
moderación polttica. Han creado
un gigantesco neocaciquismo sin paran­
gón con el que pudo existir en tiempos pretéritos ( en este sentido puedo
señalar. por
_experiencia, lo ·fácil que resulta actualmente explicarle a los
alumnos en que consiste eso del «caciquismo»: hace unos años les
cos­
taba entenderlo y hoy bastµ con insinuar el tema). Aún .la unidad de la
patria ha quedado a merced de equilibrios inverosímiles, de-cabildeos
desvergonzados donde imperan sin anttdoto los
intere~s m4s me.zquinos:
el ansia_ de perpetuarse en el poder y el resentimiento localista. Sin otra
referencia o /reno que «nuestra Carta Magna» que
es, precisamente, un
tra;e hecho a su medida, el resultado de la voluntad de encauzar de modo
viable los disignios partidistas
y sólo·· eso.
¿Y el recambio? ¡Ah, que recambio! En busca de disjrazar su inania
han ido a parar a Azaña. Signi/icativa majadería: el_ personaje más vi­
triólico, pedantesco
y frivolo de la historia politica de nuestro siglo XX,
el responsable directo o mediato, s6lo-_ Dios lo sabe, de cudntas de nuestras
calamidades en una hora decisiva de la historia
española .. De M6laga a
Ma/ag6n.
Coincidirán ustedes conmigo en que no Jaltan motivos para el desa­
liento. Al contemplar el decurso de nuestra historia reciente, los · quince
años mentados, se impone el· sentimiento de melancolía al que aludía
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Hegel refiriéndose a las ruinas de E/eso o de Palmira: el que genera el
espectáculo del ocaso inapelable de las grandes civilizaciones, victimas
augustas de procesos irreversibles. ¡Que Dios nos ampare!
¡Ah!
¡Y qué complicidades! No es ese el aspecto men.os turbio e in­
quietante
del drama. ¿Qué proyectos podría albergar nuestro San Fer­
nando si hoy le tocase descender desde los riscos oscuros de Sierra Morena
hacia las verdes campiñas del valle del Betis? Dejen fluir su imaginación.
Podemos suponer que prestaría
oídos a los componentes de su Curia o
Corte, de la que formarían parte, según antañona tradición, buen número
de obispos, los principales del reino. ¿Qué consejo
le darian sus asesores
eclesiásticos? Entre ellos figuararía sin duda aquel a quien el rey santo
destinaba a ocupar
la mitra de Granada: es sabido que San Fernando
consideraba viable
la reconquista de toda la peninsula y aun del norte
de A/rica. Tal personaje le recomendarla encarecidamente que no derri­
base la mezquita de la ciudad nazarita porque asi evitaría afanes a sus
mitrados
sucesores. Y tal vez se encontrarian en el en.torno del rey ecle­
siásticos mozárabes procedentes de Valencia, de esos que Alfonso VI
trajo consigo tras la muerte del Cid y el abandono por los cristianos de
la ciudad del Turia: ellos le invitarían a renunciar a la guerra y, parti­
cularmente impertinentes, osarían incluso incitar a las mesnadas castella­
nas a la insumisión por cuestión de conciencia. Pondrían la guinda el
conjunto
de los prelados del vieio reino: nada de triunfalismo reconquis­
tador ya desfasado. Lo que se imponía, llegado el momento, era un acto
ecuménico en
la cima del Mulhacén, cota emblemática pues no en vano
venta siendo España el escenario privilegiado de una fecunda colabora·
ción entre las tres grandes religiories monoteístas.
¿Prestarla atención San Fernando a semejante caterva aúlica? Afor·
tunadamente aquellos no eran estos tiempos y las extravagancias que
hemos imaginado
no eran entonces concebibles. Por fortuna, pues en caso
contrario seguirla España inmersa en la 6rbita maghrebi e ismaelftica.
Tiempo agónico el nuestro en que el enemigo parece haberse intro­
ducido en el corazón
de la ciudadela asediada. Me dirijo a San Fernando, nuestro santo Patrono, para solicitar su
auxilio e impetrar su protección especialisima con un triple ruego:
Que dé ánimos y esperanza a quienes, como yo, se sienten abatidos en
una edad difícil, sin precedentes en la historia de la Cristiandad.
Que nos ilumine
para escoger, en tiempos de zozobra, el recto ca­
mino en nuestro afán de restaurar los fundamentos de la Ciudad Católica.
Le suplico, por fin, que él, que se halla en la presencia del Altisimo,
sea nuestro mediador, para que, si tal pudiera ser su voluntad, permita
que nuestra patria recupere cuanto antes
la vitalidad perdida, el espíritu
cristiano que vivificó sus origenes y
dio sentido a su historia toda.
Muchas gracias.
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