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Número 407-408

Serie XLI

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Raíces cristianas de Europa y ordenamiento institucional europeo

RAÍCES CRISTIANAS DE EUROPA
Y ORDENAMIENTO INSTITUCIONAL EUROPEO
Que Europa conserve y haga fructificar su herencia cristiana.
(Mi. mayor preocupadón con respecto a Europa es que conserve y
"haga fructificar su herencia cristiana. En efecto, es indudable que el
"continente no sólo hunde ·sus l'aices en el patrimonio grecorromano,
"sino también
en eljudeo-cri.sti.ano, que durante siglos ha constituido su
''alma más profunda. Gran parte de Jo que Europa ha producido en el
"campo jurídico, artisli.co, literario y filosófico tiene un carácter cristia­
"no, y difídlmente puede comprenderse y.valorarse si no se ve desde una
"perspectiva cristiana. También los modos de pensar y sentir, de expre­
"sarse y comportarse de los pueblos europeos llevan la huella de una pro­
"funda influencia cristiana.
,Por desgrada, a mediados del milenio pasado se inidó un proceso
"de secularízadón, que se desarrolló particularmente a partir del siglo
"XVIH, en el cual se pretendió exduir a Dios y al cristianismo de todas las
"expresiones de
la vida humana.
1El punto de llegada de ese proceso ha sido con frecuencia el laicis­
"mo y el secularismo agnóstico y ateo, o sea, la exclusión absoluta y total
"de Dios y de la ley moral natural de lodos los ámbitos de la vida huma­
"na. As! se relegó la religión cristiana a los confines de la vida privada
"de cada uno. Desde este punto de vista, ¿no es significativo que se haya
"excluido de la Carta de Europa toda mención explicita a las religiones
'y, por tanto, también al cristianismo? He expresado mi disgusto por este
'hecho, que considero antihistórico y ofensivo para los padres de la
"nueva Europa, entre los cuales ocupa
un Jugar destacado Alcide De
"Gasperi,
al que está dedicada la fundación que vosotros representáis
"aquí,.
JUAN PABLO 11: Discurso a los participantes en un foro
internacional,
sábado 23 de febrero. L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIV, núm. 10
(1732), 8
de marzo de 2002.
Verbo, núm. 407-408 '(2002), 547-552. 547
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La necesaria salvaguardia de la dimensión espiritual y moral de
Europa.
,Que el recuerdo de Adalberlo, Romualdo, Giqvannl y Benedetto, en
"esta celebración jubilar, impulse a esa comunidad diocesana y a todos
"los ciistianos a salvaguardar la dimensión espidtual y moral de Europa,
"ofreciendo
al proyecto de la unidad de los pueblos europeos un "mento trascendente, mediante un reconocimiento expUdto de los 1:dere­
"chos de Dios». Esta es la única garantía verdaderamente indiscutible de
"/a dignidad del hombre y de la libertad de los pueblos.
»Superando las normativas técnicas, administrativas, económicas y
"monetarias, por Jo demás necesarias, se debe recuperar la identidad
"auténtica y el patrimonio de dvilizadón que tienen en el cristianismo
"un componente fundamenta./, inspirador del sueño de un universalismo
"europeo que se
ha conservado durante tantas generaciones.
»Adalberto, Romualdo, Giovanni y Benedettn encontraron en la fe
"cristiana las motivaciones para superar la tentación de estrechas visio­
"nes existenciales y poUtlcas. Así, se preocuparon por el destino de pue­
"blns en gran parte desconoddos. También ahora la plena adhesión a
"valores de
matriz cdstiana, como la esp!Iitualidad, la solidaiidad, la
"subsidiariedad
y la centralidad de la persona, será lo que permitirá a
"Europa desarrollarse de
manera armoni.osa y desempeñar un papel
"significativo
en el concierto de las nadones,.
JUAN PABLO TI: Mensaje a Monseñor Giuseppe Verucchi,
Arzobispo de Rávena-Cervia Otalia). L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIV, núm. 20
(1742), 17 de mayo de 2002.
Es preciso inspirar en las raíces cristianas al ordenamiento insti­
tucional europeo.
,:, .. este nuevo ordenamiento europeo, para ser verdaderamente ade­
"cuado a la promoción del auténtico bien común, debe reconocer
y
"tutelar los valores que constituyen el patrimonio más valioso del huma­
"nismo europeo, que ha asegurado y sigue asegurando a Europa una
"irradiación singular en la historia de la civilización. Estos valores re­
"presentan la aportación intelectual y espiritual más característica que
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"ha forjado la identidad europea a Jo largo de los siglos y pertenecen al
"tesoro cultural propio de este continente. Como he recordado otras veces,
"afE.ñen a la dignidad de la persona; el carácter sagrado de la vida hu­
"mana; el papel central de la familia fundada en el matrimonio; la
"importancia de la educación; la
libertad de pensamiento, de palabras y
"de profesión de las propias convicciones y de la propia religión; la tute­
"la legal de las personas y de los grupa;; la colaboración de todos con
"vistas al bien común; el trab¡¡yo considerado como bien personal y so­
"cial; y el poder polftí.co entendido como servicio, sometido a la ley y a la
"razón, y :1En particular, será necesario reconocer y salvaguardar en toda
"situación la dignidad de la persona humana y el derecho de libertad
"religiosa entendido en su triple dimensión: individual, colectiva e insti­
"tucional.
Además, se deberá dar espacio al principio de subsidiariedad
"en sus dimensiones horizontal y vertical, así como a una Visión de las
"reladones sociales y comunitarias fundada en una auténtica cultura y
"ética de la solidaridad,.
óon múltiples las [afees culturales que han contribuido a la afirma­
"ción de las valores recordados hasta ahora: el espíritu de Greda y el de
"Roma; las aportaciones de los pueblas latinos, celtas, germánicos, esla­
"vos y ugroflneses; así como las de la cultura judía y del mundo islámi­
"co. Estos diversos factores han encontrado en la tradidónjudeo-cristi.ana
"una fuerza capaz de armonizarlos, consolidarlos y promoverlos. Al
"reconocer este dato histórico en el proceso acáJal hacia un nuevo orde­
"namiento institudonal, Europa
no podrá ignorar su herenda cristiana,
"puesto que gran parte de Jo que ha producido en los campos jurídico,
"artistico, literario
y filosófico ha sido influido por el mensaje evagélico.
,Por tanto, sin ceder a ninguna tentadón de nostalgia, y sin conten­
"tarse con una duplicadón mecánica de los modelos del pasado, sino
"abriéndose a los nuevos desafíos emergentes, será
predso inspirarse, con
"fidelidad
creativa, en las raíces cristianas que han marcado la historia
"europea. Lo exige la memoria histórica, pero también, y sobre todo, la
"misión de Europa, llamada, también hoy, a ser maestra de verdadero
"progreso, a promover una globalización en la solidaridad y sin margí­
"nadones, a contribuir a la coiistrucción de una paz Justa y duradera
"en su seno y en el mundo entero, y a acoger tradidones culturales di­
"versas para dar vida a un humanismo en el que el respeto de los dere-
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"chas, la solidaridad y la creativi.dad permitan a todo hombre realizar
"sus aspiraciones más nobles.
,Realmente
no es fácil la terea que han de cwnpllr los poUticos euro­
"peos. Para afrontarla de modo adecuado, será preciso que, aun respe­
"tando
una correcta concepción de la laiddad de las instituciones polí­
"ticas, den a los valores antes mendónados un profundo arraigo de tipo
'trascen,dente, que se expresa en la apertura a la dimensión religiosa.
,F,sto permitirá, entre otras cosas, reafirmar que las Jnstitudones po­
"líticas y los poderes públicos no tienen un carácter absoluto, precisamen­
"te a causa de la ,pertenencia, prioritaria e innata de la persona huma­
"na a Dios, cuya imagen está impresa indeleblemente en la naturaleza
"misma de todo hombre
y de toda m4fer. Si no se hiciera asl se correría
"el peligro de legitimar las tendencias de laicismo y secularismo agnós­
"tico y ateo que llevan a la exclusión de Dios y de la ley moral natural
"de los diversos ámbitos de la vida humana. Como ha demostrado la
"misma historia europea,
la que pagarla trágicamente las consecuendas
''sería, en primer lugar, toda la convivencia civi.l en el continente.
,En todo este proceso, también es necesario reconocer y salvaguardar
1a identidad específica y el papel social de las Iglesias y de las confesio­
"nes religiosas.
En efecto, han desempeñado siempre y siguen desempe­
"ñando
un papel en muchos casos determinante para educar en los
"valores básicos de la convivencia, para proponer respuestas a los inte­
"rrogantes fundamentales sobre el sentido
de la vida, para promover la
"cultura y la
identidad de /ns pueblos, y para ofrecer a Europa lo que
"concurre a darle un deseado y necesario fundamento espiritual. Por lo
"demás,
no pueden redudrse a meras entidades privadas, sino que ac­
"túan con
una especffica dimensión institucional, que merece ser apre­
"ciada y valorizada jurídicamente, respetando y
no perjudicando la
"condición de la
que gozan en los ordenamientos de los diversos Estados
"miembros de
la Unión.
"En otros términos, se trata de reaccionar ante la tentadón de cons­
"truir la convivencia europea excluyendo la a¡xJrtadón de las comuni­
"dades religiosas con la riqueza de su memaje, de su acción y de su tes­
"timonio: eso sustraerla
al proceso de construcdón europea, entre otras
"cosas, importan~ energías para la fundamentación ético-cultural de
"la convivencia civil. Por tanto, espero que, según la lógica de la ,sana
"colaboración,
entre la comunidad eclesial y la comunidad polltica (et
"Gaudium et spes, 76), las instituciones europeas, a lo largo de este
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"camino, entren en diálogo con las Iglesias y las confesiones religiosas
"según formas reguladas oportunamente, acogiendo la aportación que
"ciertamente pueden dar
en virtud de su espiritualidad y de su compro­
"miso de
hwnanización de la sociedad.
:»Por último, deseo dirigirme a las mismas comunidades cristianas y
"a todos los creyentes en Cristo, pidiéndoles que pongan en marcha una
'Vasta y articulada acción cultural. En efecto, es urgente y necesario mas­
"trar, con la fuerza de las argumentadones convincentes y de (jemplos
"estimulantes, que construir la nueva Europa fundándola en los valores
"que la
han forjado a Jo largo de toda su historia y que hunden sus
"raíces
en la tradidón cristiana es beneficioso para todos, sea cual sea la
"tradición filosófica o espiritual a
la que pertenezcan, y constituye el só­
"Jido fundamento para una convivencia más humana y pacifica, porque
"es respetuosa de todos y cada uno.
'Basándose
en esos valores compartidos, será posible lograr las for­
"mas de consenso democrático necesarias para delinear, también en el
"ámbito
institudonal el proyecto de una Europa que sea verdaderamen­
"te la casa de todos, en la que ninguna persona y ningún pueblo se sien­
"tan excluidos, sino que todos se sientan llamados a participar
en la pro­
"moción del bien
común en el continente y en el mundo entero,.
JUAN PABw Il: Mensaje a los participantes en un con­
greso .sobre la nueva constitución europea. L 'Osservatore
Romano, edición .semanal en lengua española, año 26
(1748), 28 de junio de 2002.
El mal sutil de la indiferencia y el secularismo amenazan Europa
Occidental.
dos pueblos de Europa oriental, primeros beneficiarios de los acon­
"tedmientos
que este año se celebran en Rávena, darán, sin duda, por
"su parte, una aportación eficaz al proyecto de alzamiento de la Jdenti­
"dad europea. Desde
hace algunos años se han liberado de dictaduras
"ateas
y comunistas, que intentaron desarraigar de su cultura y de su
"vida los valores religiosos
y morales que estaban profundamente inserí"'
"tos en su historia nadonal. Afortunadamente, con la libertad recupera­
"da, se ha constatado que ese patrimonio, lejos de haber sido eliminado,
"ha adquirido en algunos casosl precisamente gradas a las persecucio-
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"nes, nuevo ·v1gor, y puede ofrecerse ·como principal contribución a los
"pueblos de Europa
occidenl:El, a menudo victimas del mal suül de la
"indiferencia
y del seculartsmo.
,¡Ojalá que este intercambio de dones enriquezca a
IJJdos! Para que
"esto suceda es importante que, al adentrarnos en el tercer milenio, nues­
"tra mirada permanezca flja en Cristo, Redentor del hombre ayer, hoy y
"siempre. Él
es la roca firme sobre la que se puede construir un mundo
"más justo y solidario,,
JuAN PABLO 11: Mensaje a Monseñor Giuseppe Verucchi,
Arzobispo
de Rávena-cervia (Italia). L 'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXXIV, núm. 20
(1742), 17 de mayo de 2002.
Europa para afrontar su fuhlro debe sacar de sus raíces cristianas
los grandes principios de respeto a la vida, respeto al otro, ser­
vicio mutuo y fraternidad sin exclusiones que debe inscribir
entre sus ideales.
,Ojalá que la Unión Europea experimente un nuevo impulso de hu­
"mantdad. Ojalá obtenga el consenso necesario para inscribir entre sus
"ideales
más elevados la protecdón de la vida, el respeto al otro, el servi­
"cio mutuo y una fraternidad sin exclusiones. Cada vez que Europa saca
"de sus rafees cristianas los grandes principios de su visión del mundo,
"sabe que puede afrontar su futuro con serenidad».
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JUAN PABLO II: Discurso a los presidentes de los Parla­
mentos
de la Unión Europea, 23 de septiembre. L 'Osserva­
tore Romano, edición semanal en lengua española, año
XXXII, núm. 40 (1658), 6 de octubre de 2000.
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